Capítulo 5.

Hamburgo.

Los dos hombres se miraron fijamente por espacio de algunos segundos, sin decir palabra, hasta que el alemán esbozó una sonrisa leve que denotaba el aprecio que tenía por su interlocutor.

- ¡Pero si eres Karl Heinz Schneider!.- exclamó Genzo, con sorpresa.- ¿Qué estás haciendo aquí?

- He venido a hablar contigo directamente.- contestó Karl.- Ya te habrá llegado la oferta del club: vente a Múnich, Wakabayashi.

Genzo no respondió; aunque había llegado a pensar que el Bayern Múnich podría intentar un tercer acercamiento (lo veía poco probable pero no imposible), el portero nunca se imaginó que el equipo mandaría a su capitán directamente hasta Hamburgo para hacerlo.

- ¡Juntos podremos ganar la Champions League, Wakabayashi!.- exclamó Schneider, al ver que su interlocutor no respondía.- ¿No es ése el sueño que tanto hemos perseguido estos años!

No fue sino hasta esos momentos en los que Genzo se dio cuenta de cuál iba a ser su respuesta. Quizás siempre lo supo, muy en el fondo, pero nunca la vio más clara que en ese preciso momento, en el que su más grande rival le pedía que unieran fuerzas para conquistar uno de los títulos más ambicionados por un futbolista que jugara en Europa.

- Schneider, no tengo ganas de irme del Hamburgo.- respondió él, tranquilamente.

- Wakabayashi… .- murmuró Karl, sorprendido, enarcando sus rubias cejas. Él de verdad creyó que podría convencer al japonés de irse al Bayern.

- Era de esperarse. Que tú ficharas por el Bayern, me refiero, puesto que además tu padre es ahora el entrenador.- continuó Genzo, muy seguro de lo que tenía qué decir.- La temporada pasada, la combinación que ustedes hicieron de padre e hijo logró la victoria en la Bundesliga.

Wakabayashi recordaba perfectamente los titulares de los periódicos de un año atrás: "EL BAYERN MÚNICH GANA LA BUNDESLIGA GRACIAS A LOS SCHNEIDER, PADRE E HIJO", encabezando las imágenes de Karl y Rudy Frank sosteniendo el trofeo de la Bundes. El portero estaba seguro de que, si él hubiese podido jugar esa temporada, habría plantado cara al tren que resultó ser el Bayern Múnich con la dupla de padre e hijo, pero debido a las lesiones de sus dos muñecas que había venido arrastrando desde antes del mundial sub-19 que acababa de jugar, Genzo se perdió prácticamente todo el torneo, dando al traste con cualquier esperanza que él pudiera albergar de enfrentarse a Schneider.

- En cambio, yo no pude jugar debido a las lesiones que tuve en ambas manos.- continuó el joven, y su rostro se oscureció levemente, quizás por el efecto que la sombra de su gorra marcaba sobre su cara, quizás por la nostalgia del mal recuerdo.- Y mi equipo, el Hamburgo, acabó en séptima posición. ¡Por eso es que esta temporada tengo que pagar mi deuda con ellos quedándome aquí! Porque ante todo, el Hamburgo es el equipo en el que he crecido. Aquí es en donde me he convertido en jugador profesional, tras marcharme, nada más acabar la primaria, de un país tan retrasado en fútbol como lo es Japón.

Schneider lució decepcionado y calló algunos instantes; a pesar de que estaba casi seguro de que podría convencer a Wakabayashi de irse al Bayern, no le sorprendió tanto el que éste se negara a aceptar la oferta del equipo. Sin embargo, sí que le decepcionaban sus motivos para quedarse, no era ése el Genzo al que creía conocer bien.

- ¿Se trata de gratitud hacia el equipo, Wakabayashi?.- preguntó Karl, muy serio.- ¡Pues déjame que te diga que si sigues con esa mentalidad tan mediocre, no vas a progresar más!

- ¿Cómo dices?.- exclamó Genzo, mitad sorprendido y mitad indignado.

- Dos jugadores que conoces bien, del mundial sub-19.- continuó Schneider, sin hacer mucho caso de la pregunta de su rival.- El alma de la Selección Sueca, Stefan Levin, y Sho Shun Ko, de China, van a venir a jugar al Bayern esta temporada.

- ¿Qué?.- Wakabayashi no salía de su asombro.

- Y no sólo esos dos, el equipo va a ser reforzado con todo un ejército de estrellas internacionales.- continuó Karl, algo molesto.- Corman, de Dinamarca, Minba, de Nigeria, Shiken, de Croacia y varios más. Sin duda alguna, esta temporada seremos también nosotros, el Bayern Múnich, los que conquistaremos la Bundesliga.

Schneider hizo una pausa; estaba muy consciente de que sus palabras habían sido un tanto dramáticas, pero en esos momentos, con alguien como Wakabayashi frente a él, era necesario serlo un poco, y lo cierto era que el truco funcionaba. El portero lo miraba fijamente con toda su atención, a la espera de sus siguientes palabras.

- Y para cubrir la retaguardia de este ejército de estrellas, y defender la meta del Bayern.- Karl suspiró.- No hay nadie más apropiado que tú, Wakabayashi. ¡Forma conmigo el equipo más fuerte de Europa! ¡No! ¡El más fuerte del mundo!

A pesar de los años que llevaban de conocerse, del tiempo que llevaban de practicar juntos y de las muchas veces que se habían enfrentado, Schneider todavía no aprendía que Wakabayashi podía llegar a ser un hombre muy, pero muy obstinado, ni tampoco se había dado cuenta de que sus palabras habían causado en el japonés el efecto contrario al que buscaba.

- Schneider, al escucharte hablar he reafirmado mi decisión.- la sonrisa de Genzo era puro desafío.- En esta temporada ni el tiro de Levin, ni los "Súper Cañonazos Destructivos" de Sho, ni tu Fire Shoot traspasarán mi meta ni una sola vez.

En esta ocasión fue el alemán el sorprendido; esperaba que con su discurso, el portero se hubiese convencido de unirse al Bayern, no al revés.

- ¿Ésa es tu respuesta, Wakabayashi?.- preguntó Schneider, frunciendo el ceño.

- Sí.- respondió Genzo, llanamente.

- Uhm, ya veo.- Karl esbozó una ligera sonrisa de resignación.- Entonces, sólo podré hacerte cambiar de opinión de una forma…

Schneider abrió la puerta de su automóvil y subió a él; le dio gusto comprobar, mientras se colocaba sus lentes oscuros, que ya no quedaba ningún rastro de dolor en el cuello.

- Sólo podré hacerte cambiar de opinión jugando contra ti y ganándote.- Schneider esbozó una sonrisa desafiante, a juego con la de su rival.

Genzo asintió, satisfecho. Al fin Schneider lo había entendido, que en ese torneo arreglarían de una buena vez la rivalidad que había habido entre ellos desde que se conocieron, y que él podría demostrar su verdadero poderío como portero deteniendo los tiros de los mejores jugadores que había reunido el Bayern. Karl ya había comprendido que, para conseguir que Wakabayashi jugara de su lado, primero tendría que derrotarlo en su propio juego, acabar con esa rivalidad y convencerlo de que juntos harían un equipo invencible, como ya lo habían hecho alguna vez en el pasado. El alemán hizo un movimiento de despedida con la mano y arrancó su Porsche (recién reparado), alejándose con rapidez por las calles de Hamburgo.

"Schneider, este año mi equipo y yo no dejaremos que ustedes se salgan con la suya", pensó Genzo, mientras veía al Porsche blanco desaparecer de su campo de visión. "Derrotaremos al Bayern, ganaremos la Bundesliga y participaremos en la Champions League… Ése es el escenario de mis sueños, en donde me enfrentaré a Hyuga y a Tsubasa. Nos volveremos a ver en el campo de juego, Schneider, es una promesa".

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Múnich.

- ¿QUÉ KARL HIZO QUÉ COSA?.- poco faltó para que el grito de Lily dejara sordo a Levin.

Éste miró a la chica con una expresión que decía "¿Qué querías que hiciera, que lo amarrara?", y ella lo miró a su vez con otra que decía: "SÍ".

- Repíteme otra vez lo que dijiste.- exigió Lily, enojada.- No puedo creer que Schneider haya sido tan estúpido como para hacer eso que dices que hizo.

- Que Schneider, hijo, se fue a Hamburgo en automóvil.- dijo Levin, despacio y claro, mientras un puñado de jugadores entrenaban a sus espaldas.- Y que por eso no ha venido al entrenamiento hoy. Ni tampoco creo que vaya a venir mañana, considerando que Hamburgo queda al otro lado del país…

- ¡Sé bien dónde queda Hamburgo!.- exclamó Lily, furiosa.- A 774 kilómetros de aquí, lo que hacen unas siete u ocho horas de viaje de ida en coche, y otras siete u ocho de regreso.

- Cuánta exactitud, señorita Guía de Carreteras.- musitó Stefan, con una sonrisa levemente burlona que se esfumó en cuanto Lily lo fulminó con la mirada.- Cálmate, es sólo una broma.

- No me causa gracia.- replicó la chica, gesticulando con las manos.- ¿En qué cuernos estaba pensando ese hombre? ¡No tiene ni una semana de que se le quitó el collarín, no puede realizar viajes tan pronto, y menos así de largos! ¡Y en coche! ¿Por qué demonios se fue en coche, pudiendo irse en avión?

- ¿Y yo por qué tengo por qué saberlo?.- Stefan se encogió de hombros.- Tal vez le tiene miedo a los aviones o le gusta mucho manejar, yo qué voy a saber.

- Quizás sólo quería volver a usar su Porsche, recién se lo acaban de entregar.- dijo Sho, en voz alta, añadiendo después con un susurro.- Para volverlo a chocar…

- Eso lo escuché, y más le vale a Schneider no volver a chocar.- Lily exhaló, exasperada, dándose la media vuelta para ir a buscar al entrenador.- ¿Cómo es posible que su padre le haya dado permiso de hacer semejante estupidez?

- No creo que el Schneider menor necesite permiso del Schneider mayor para ir a Hamburgo.- señaló Sho.- Ya está bastante grandecito como para tomar sus propias decisiones.

- Ustedes, los futbolistas, creen que pueden hacer siempre lo que se les viene en gana sin preguntarle nada a nadie.- gritó Lily, desde lejos.- ¡Hasta que no se maten van a quedar conformes!

- Sí que es dramática.- comentó Sho a Levin, quien simplemente asintió con la cabeza.

El entrenador Rudy Frank, si bien sabía que su hijo se había ido a Hamburgo, no tenía ni idea de que se hubiese marchado en coche. Es más, si no fuera porque Levin y Sho así lo aseguraron, él no había creído lo que Lily le decía.

- ¿Cómo fue que le dio permiso?.- quiso saber Lily, sin aclarar si se lo estaba preguntando al entrenador o al doctor Stein, el cual había sido urgentemente convocado al campo de entrenamiento por su más reciente adquisición médica.

- No me pidió permiso.- contestó el entrenador.- Karl-Heinz sugirió por sí solo el ir a Hamburgo a resolver algunos asuntos de vital importancia para el equipo, y yo acepté porque sé que si hay alguien que puede solucionar ese problema es mi hijo, pero no pensé que él se iría en automóvil.

Lily reprimió una sonrisa al notar que el entrenador era el único que llamaba "Karl-Heinz" a su hijo, ya que todos los demás, los que le tenían la suficiente confianza, le llamaban simplemente Karl.

- No le di permiso para atravesar medio país en coche.- replicó el doctor Stein, a su vez, perplejo.- Cuando Karl me preguntó si podía volver a usar su automóvil, yo le respondí que sí pero me refería a viajes cortos, no a conducir por siete horas seguidas, eso es una imprudencia de cabo a rabo. Si se vuelve a accidentar, podría perder toda la Bundesliga.

- Si eso sucede, lo desheredo, lo castigo de por vida y lo mato.- gruñó el entrenador Schneider, moviendo la cabeza de un lado a otro.- ¿Cómo se le ocurrió? ¿Por qué no se fue en avión?

- La pregunta de los sesenta y cuatro millones de pesos.- dijo Lily, haciendo alusión a un viejo programa de concursos mexicano que sólo ella recordaba.- De cualquier modo, ¿qué son esos "asuntos de vital importancia" que no podían esperar y que él debía hacer?

- Llamar a la última pieza de nuestro equipo.- contestó el entrenador, tocándose el puente de la nariz.- Se trata de un hombre realmente testarudo, no ha respondido a las dos ofertas que le hemos hecho directamente, y eso que los contratos son de los más elevados que ha hecho el club por cualquier jugador. Sea como fuere, ¿por qué nadie me dijo que Karl-Heinz había cometido esta locura?

- No sabía que ahora también ya somos sus niñeras.- protestó Levin, secundado por Sho, quien sólo hizo un movimiento positivo con la cabeza.- Cualquiera pensaría que a los veintiún años él ya es capaz de decidir qué puede y qué no puede hacer.

El entrenador Schneider le lanzó a Levin una mirada tan gélida que éste, instintivamente, dio un paso hacia atrás.

- Me voy a darle unas cuantas vueltas al campo.- se apresuró a decir el sueco, por lo bajo.- Unas cinco, al menos.

- Que sean diez.- replicó el entrenador.- Y si tú también lo sabías y lo ocultaste, Sho, da otras diez vueltas. Ya veremos qué hacer con Karl-Heinz cuando regrese.

Los dos jóvenes se alejaron en dirección al campo, dejando al entrenador hablando acaloradamente con el médico y con su asistente.

- Cualquiera pensaría que un equipo de profesionales como el Bayern sería diferente.- comentó Sho, refunfuñando.- Algo más profesional y serio, bien llevado, no un nepotismo muy mal disimulado.

- Cállate y ponte a correr, o nos harán dar otras veinte vueltas.- dijo Levin, quien a pesar de todo parecía estar de buen humor.

- ¿Por qué te causa gracia este asunto?.- quiso saber Sho, algo sorprendido por la actitud de su compañero.

- Porque si a nosotros nos fue mal, a Schneider le irá peor.- respondió Levin, con una amplia sonrisa de burla.- Quiero estar presente cuando el entrenador, el doctor, y la Señorita Dramática lo regañen.

- Eso será algo digno de ver.- se rió Sho.- Dicen que hay una chica que ya puso a Schneider en su sitio, si la Señorita Dramática no puede con él, bien podría mandarla llamar.

- Oigan ustedes dos.- Lily los alcanzó y los detuvo cuando apenas iban tomando impulso.- Aclárenme algo, por favor.

- Te aclaro todo lo que quieras, después de que me hayas pasado el teléfono de tu amiga Nela.- contestó Sho, con una sonrisa de oreja a oreja.

- Cómo molestas con eso, por Dios.- Lily puso los ojos en blanco.- Así menos te lo voy a dar.

- ¿Qué quieres saber?.- preguntó Levin, cortando los avances románticos de su amigo, que francamente comenzaban a exasperarle, quizás porque cuando Sho hablaba de Nela, Levin de inmediato pensaba en la joven doctora Débora, quien si no se lanzó sobre él en la ocasión en la que lo conoció fue porque Lily había intercedido en su favor.

- ¿Quién es el jugador al que Schneider fue a Hamburgo a tratar de convencer para que se una a este equipo?.- cuestionó Lily, aunque parecía ya saber cuál era la respuesta a su pregunta.

- Bueno, eso es simple: ¿Te has dado cuenta de que el Bayern está nutriéndose de grandes jugadores como nosotros?.- dijo Sho, con cierta vanidad.- Los Schneider han estado reuniendo a los mejores goleadores y defensas del mundo para hacer un equipo invencible de estrellas profesionales.

- Eso lo sé bien.- suspiró Lily.- He visto que no han escatimado en gastos para traer a los mejores… Y también a ustedes dos.

- Oye, somos los mejores.- protestó Levin, ceñudo.- Y si ya te has dado cuenta de eso, entonces podrás darte cuenta también de que sólo nos hace falta cubrir una posición en el equipo, la retaguardia.

- La portería.- concluyó Lily, con una enorme sonrisa.- ¡Karl ha ido a Hamburgo a convencer a Genzo Wakabayashi de que se una al Bayern!

- Buena chica.- Sho palmeó la cabeza de la muchacha, tal y como lo habría hecho con un perro.- Recuérdame darte después una galleta.

- Recuérdame inyectarte después de la manera más dolorosa posible.- gruñó ella, molesta.

- Eso no te funciona conmigo, soy chino y practico la acupuntura, una inyección no me asusta.- Sho se encogió de hombros.

- De acuerdo, pero entonces ya puedes irte olvidando del número de Nela.- sentenció Lily, con una sonrisa de triunfo.

- Touché.- suspiró Sho, con un gesto de derrota.- Pero sí, has atinado, Genzo Wakabayashi es la última pieza que le falta a nuestro equipo, pero hasta donde sé, él ha rechazado las dos ofertas que le ha hecho el Bayern para unirse a sus filas.

- ¿De verdad?.- Lily estaba sorprendida.- Cualquiera diría que él querría jugar con el mejor equipo de Alemania, y hay que admitir que, actualmente, el Bayern ostenta este título desde hace varios años.

- Es lo que Sho y yo hemos comentado.- Levin se encogió de hombros.- Si nosotros tenemos a los mejores jugadores de toda Europa, si estamos aquí los que realizamos los tiros más potentes e imparables, ¿por qué motivo querría Wakabayashi rechazar una oferta para jugar con nosotros?

- ¡Oh!.- Lily abrió los ojos como platos mientras la desilusión marcaba su rostro.- No, no va a aceptar, por mucho que Karl intente convencerlo.

Levin y Sho intercambiaron miradas; a ambos se les había olvidado que el entrenador los había puesto a dar diez vueltas al campo, y éste esperaba a que ellos comenzaran a correr, pero los jóvenes no estaban prestándole atención.

- ¿Qué te hace estar tan segura?.- quiso saber Stefan.- Wakabayashi no es tonto, no va a dejar escapar una buena oferta como ésta.

- No, no es tonto, pero es terco.- Lily se cubrió la boca con un puño, en una actitud pensativa.- Y le gustan los retos. Si le dices que existe un equipo que tiene a los mejores goleadores del mundo, su primera intención va a ser el querer enfrentarlos a todos, y eso no lo va a poder hacer si juega en el mismo club en donde están ellos.

- Estás loca.- negó Sho, riéndose a carcajadas.- Wakabayashi no es tan idiota. Es obvio que va a querer estar del lado de los ganadores. No va a dejar escapar una oportunidad como ésta.

- Es evidente que tú no conoces a Wakabayashi como nosotros.- Levin le dio una palmada condescendiente a Lily en el hombro.- Tanto Sho como yo (y el mismo Schneider), nos hemos enfrentado a él en otras ocasiones, sabemos cómo juega y cómo piensa.

- Pero ninguno de ustedes lo ha analizado como yo.- musitó Lily, en español y bastante enojada, pero los otros no le hicieron mucho caso porque ya habían recibido una llamada de atención del entrenador Schneider para que se pusieran a hacer lo que les ordenó que hicieran (además de que ni Levin ni Sho entienden el español, dicho sea de paso).

A pesar de todo, a pesar de que lo lógico sería que Genzo aceptara la oferta del Bayern, Lily tenía el presentimiento de que él no lo haría, quizás porque de verdad lo conocía a través de lo mucho que lo había analizado, quizás porque su intuición le decía otra cosa.

- De todos modos, si se viene para acá, al menos podré estar cerca de él.- suspiró Lily, aunque en el fondo sabía que eso no sucedería.

No esa temporada, al menos.

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Decir que Elieth no sufrió las consecuencias de la decepción que le llevó el conocer a Karl Heinz Schneider sería mentir; antes de chocar con él en el entrenamiento, literalmente hablando, ella creía que podría sacar un par de buenos artículos dedicados a los Schneider, padre e hijo, y su imparable racha de victorias, además de algunas otras cosas relacionadas al Bayern Múnich, pero ahora que ella había conocido a Karl, y que no había habido una buena relación entre ellos (no, eso no era atracción física mal disimulada, claro que no), esos proyectos se esfumaron más rápidamente que un cubo de hielo que ha caído a la acera en un día con cuarenta grados de temperatura ambiental.

No era el fin del mundo, por supuesto. Los Schneider no eran los únicos exitosos en Alemania, y el Bayern Múnich no era el único equipo de renombre en Europa, aunque sí era el más fuerte de su país; por mucho que Elieth quisiera considerar al Hamburgo como a un "equipo de peso", lo cierto era que la única estrella que realmente valía la pena ahí era Genzo Wakabayashi y, quizás, Hermann Kaltz, y las habilidades futbolísticas de ambos no superaban a las de la ristra de estrellas que el Bayern había conseguido traer para la nueva temporada de la Bundesliga, de acuerdo a lo que Elieth pudo ver en los entrenamientos del equipo. De hecho, el único club alemán que podría plantarle cara al Bayern era el Werder Bremen, equipo en donde juegan Franz Schester y Manfred Margus, otros dos seleccionados alemanes de mucho talento, y que recientemente había contratado a Ramón Victorino, uno de los jugadores estrella de Uruguay. Aparte del Werder, y quizás del Hamburgo (si Genzo conseguía levantar los ánimos del club con su reingreso), el otro muro que el Bayern podría encontrar en su camino a la victoria era el Stuttgart, club en donde milita el portero titular de la Selección Alemana, Dïeter Müller, considerado como uno de los mejores guardametas a nivel mundial. Haciendo balance de cuentas, Elieth consideraba que, a pesar de todo, el Bayern no tendría problema alguno para alzarse con el título de la Bundesliga, el de la Copa de Alemania* y la Champions League, si se lo proponía.

- Porque, por mucho que el Barcelona tenga a Rivaul y a ese jugador japonés que es tan amigo de Genzo, ese Tsubasa Ozhora, entre los dos no podrán con el Bayern.- sentenció Eli, aporreando el teclado de su computadora portátil.- ¿Por qué el capitán del Bayern tiene que ser un tarado? Me ha limitado mis posibilidades de escribir artículos sobre el campeón.

Lo más le molestaba a Elieth, sin embargo, no era esto sino que Bárbara, Nela y Débora hablaran maravillas sobre Schneider; las tres chicas aseguraban que el alemán había sido un encanto con ellas, e incluso Deb dijo que había sido gracias a Karl por quien ella conoció a su adorado Stefan. Por un instante, Elieth creyó que sus amigas le tomaban el pelo para fastidiarla, pero Lily le confirmó que ellas estaban diciendo la verdad.

- De hecho, conmigo también ha sido muy buena persona.- dijo la doctora, poniendo las palmas de las manos hacia arriba en una actitud de disculpa.- No sé por qué tú eres la única con la que no se lleva bien.

- Porque soy la única que puede ver que es un idiota, la única que no se deja engañar por ese falso encanto alemán que usa para engatusar a las demás.- gruñó Elieth.

Sea como fuere, el caso era que sus esperanzas de redactar un buen artículo que afianzara la plaza que tenía en Sport Heute habían bajado considerablemente, aunque no se habían reducido a cero; volviendo al punto previo, el Bayern no era el único equipo acerca del cual podría escribir.

Tratando de encontrar alguna inspiración (o más bien, tratando de evitar que su mente siguiera pensando en Karl), Elieth se conectó a Internet y navegó entre los artículos de algunos periódicos conocidos; no pasó mucho tiempo antes de que una ventanita azul saltara en la esquina inferior derecha de su pantalla para informarle que el S.G.G.K había iniciado sesión en Skype. No pasó mucho tiempo antes de que ella lo saludara para preguntarle cómo se encontraba, y se sorprendió mucho cuando Genzo le respondió que estaba excelentemente bien ahora que había rechazado una oferta del Bayern Múnich.

- ¿Cómo fue eso?.- escribió Elieth en la pantalla del chat.- ¿Rechazaste una oferta del Bayern Múnich para jugar en sus filas? ¿Cuándo te invitaron a moverte de equipo?

- Hace como dos meses me llegó la primera invitación.- respondió Wakabayashi.- Hace unos quince días llegó la segunda, y el día de hoy vino Karl Heinz Schneider a darme la tercera.

- ¿Cómo que Karl Heinz Schneider fue a darte la tercera?.- cuestionó ella.- ¿Fue a buscarte hasta Hamburgo?

- Así como lo lees, y yo también me sorprendí de verlo aquí.- escribió él.- Sobre todo, si consideras que la Bundesliga está próxima a empezar y que Schneider vive a muchos kilómetros de Hamburgo.

- Wow, eso es señal de que de verdad te quieren allá, si te hacen tres invitaciones y la última de ellas es entregada por el Capitán Patán en persona.- protestó Elieth, lo que ocasionó que Genzo se riera… En el teclado, al menos.

- Algo escuché, que tu primer encuentro con él no fue muy agradable que digamos.- comentó Genzo.

- ¿Ah, sí? ¿Quién te lo dijo?.- preguntó la reportera, aunque ya sospechaba quién había sido la chismosa.

- Lily lo mencionó, cuando hablé con ella hace un par de horas.- contestó el portero.

- Vaya, no sabía que ya se contactaban por chat.- se burló Elieth, con muchas ganas.- ¿También le llamas por teléfono? ¿Cuándo van a comenzar a intercambiarse cartitas de amor?

- Cuando tú dejes de pelear con Schneider.- replicó Genzo, apresurándose a cambiar el tema. Elieth casi podría asegurar que él se había puesto nervioso.- No te voy a negar que me siento honrado por el hecho de que el Bayern esté tan interesado en mí, pero como le comenté a Schneider, no tengo intenciones de dejar Hamburgo todavía. Aún me queda una deuda de honor por saldar.

- No tenía idea de que el Bayern hubiese hecho una oferta por ti, eso es algo que no se había hecho del dominio público.- comentó Elieth, poniendo emoticones de sorpresa.

- Eso es porque yo no he abierto la boca y el Bayern tampoco.- contestó Wakabayashi, impasible como siempre.- Es evidente que quieren mantener ocultas todas las contrataciones nuevas que han estado haciendo en estos meses, por lo menos hasta que comience la Bundesliga, y supongo que yo estaba contemplado entre ellas.

- ¿Y se puede saber por qué has decidido rechazar una oferta del Bayern Múnich?.- fue la siguiente pregunta obvia.- Pensé que cualquier jugador profesional estaría encantado de cambiarse a un equipo tan poderoso como ése. Cuando se haga público tu rechazo, no faltará quien diga que has perdido la cabeza por completo.

- No me importa.- replicó Wakabayashi, de inmediato.- No juego fútbol para darle gusto a los demás, sino por mí mismo. Para mí, el verdadero reto no será conquistar Alemania con el Bayern Múnich, sino conquistarla a pesar de ellos. Demostrar que no son imparables y que, por muy buenos goleadores que tenga un equipo, éste no puede hacer nada contra un portero imbatible. Y yo seré ese portero imbatible, el que le ponga un alto a la máquina que pretenden construir los Schneider.

Elieth tardó varios minutos en responder; una sonrisa comenzó a dibujarse en su rostro al tiempo que una idea iba cobrando forma en su mente.

- ¿Sabes? Sería interesante que tú dieras tu punto de vista a la prensa.- comentó Elieth, como quien no quiere la cosa.

- Lo haría si supiera que el reportero que me va a entrevistar no tergiversará mis palabras.- escribió Genzo, poco convencido.- Si no doy muchas entrevistas es porque no quiero darle a nadie la posibilidad de crear líos a base de mi carrera futbolística o de mi vida personal.

- Una vez más, hablas como si todos fuésemos unos buitres.- Elieth usó un emoticón de indignación, pero su rostro aún conservaba la sonrisa.- Como si no conocieras a alguna reportera que fuese amiga tuya desde siempre y que estaría más que dispuesta a entrevistarte sin cambiar ni una sola de tus palabras.

Esta vez fue Genzo el que tardó mucho en responder. Elieth esperó que eso se debiera a que él titubeaba entre aceptar o dejar pasar la oferta, en vez de estar buscando la manera de decirle que no sin hacerla enojar.

- Conozco a una amiga reportera.- escribió el portero, cautelosamente.- A la cual dudo que le venga bien mentir, no sólo porque es mi amiga sino porque sé que ella no es así. Sin embargo, mucho sospecho que, en vez de ayudarme, lo que busca es impulsar un poco su propia carrera.

- ¡Oye, me ofendes!.- se apresuró a decir Elieth, al tiempo que suspiraba.- Sí que busco ayudarte… Lo demás es un bono extra.

- ¡Lo sabía!.- era casi seguro que Genzo estaba riéndose al otro lado de la pantalla.

- ¿Y eso es algo tan malo?.- preguntó la chica.

- No dije que lo fuera.- cedió Wakabayashi.- Está bien. ¿Qué podría salir mal? Por lo menos a alguien le servirá el hecho de haber rechazado una buena oferta por seguir mis ideales.

- Lo haces ver como si fuera algo espantoso.- escribió la reportera, al tiempo que conectaba su webcam.- Espero que estés presentable, que aunque sólo estemos tú y yo debes cuidar tu apariencia. Enciende tu webcam y prepárate café, que esto va para largo.

Lo dicho, el Bayern Múnich podía tener muchas estrellas en su equipo, pero todavía quedaba una a la que no le interesaba formar parte de su constelación sino hacerles frente. Y eso, sin duda, era digno de un buen reportaje.

Notas:

- *La Copa de Alemania es una competición entre clubes de fútbol de Alemania, siendo la segunda liga más importante a nivel nacional, superada sólo por la Bundesliga.

- Las escenas entre Genzo y Karl fueron tomadas del primer tomo del manga Captain Tsubasa Road to 2002.