Capítulo 6.
Múnich.
Karl no se encontraba de un humor precisamente negativo cuando regresó a Múnich (sólo un poco frustrado por el hecho de que Wakabayashi hubiese rechazado su oferta), pero aun así no le agradó ver que su padre, el Dr. Stein y Lily estaban esperándolo en Säbener Straße, al comienzo del entrenamiento que tuvo lugar al día siguiente que él regresó de Hamburgo, para soltarle un sermón de grandes dimensiones. Una rápida mirada entre Karl y Rudy Frank fue todo lo que hizo falta para que éste supiera que se había quedado sin su portero estrella y que tendrían que conformarse con su segunda opción, al menos durante un tiempo. El entrenador frunció el ceño y se encogió de hombros, lo que le hizo pensar a Karl que él no pensaba regañarlo por no haber especificado en qué condiciones viajaría hasta Hamburgo.
Estaba equivocado, por supuesto; no sólo el doctor Stein se esforzó por hacerle ver a Karl lo mucho que se había arriesgado a perderse la Bundesliga (e incluso, su carrera profesional) por haber cometido la idiotez de largarse a recorrer todo el país en coche, sino que también su padre lo castigó por no haberle informado el medio de transporte que usaría. Podría creerse que ambos hombres estaban exagerando sus reacciones, pero tanto el Dr. Stein como el entrenador Schneider rara vez soltaban sermones así de pesados, mucho menos a Karl, de manera que éste comenzó a preguntarse si de verdad no se habría excedido un poco con su aventura. Por fortuna, sus compañeros ya estaban entrenando y parecían no escuchar las palabras del entrenador, pero Karl tenía la impresión de que ninguno de ellos se perdía detalle de los gestos de las cuatro personas que discutían a orillas del campo.
- Yo era uno de los más interesados en que fueras a Hamburgo a hablar con Genzo Wakabayashi en persona.- dijo Rudy Frank, severo.- Tenía la esperanza de que tú pudieras convencerlo, dado que eres uno de los jugadores que mejor lo conocen a nivel profesional y personal, pero está de más decir que no se me pasó por la cabeza la idea de que te irías en automóvil hasta allá. No sé de verdad en qué estabas pensando, ¿qué habríamos hecho si hubieses estado envuelto en un nuevo accidente?
- Algo que no sucedió.- repuso Karl, ofuscado porque, a pesar de todo, en los ojos de su entrenador se leía su preocupación, la angustia que todo padre siente cuando piensa en las cosas malas que pudieran ocurrirle a su hijo.- Soy muy cuidadoso al conducir.
- Aun así, fue muy irresponsable de tu parte.- añadió el Dr. Stein, moviendo la cabeza negativamente.- Jovencito, los deportistas deben tomar más en serio sus lesiones.
Karl había escuchado que el doctor Stein, el que fuera alguna vez el jefe del equipo médico del equipo Hamburgo, siempre empezaba sus regaños con esa tan famosa frase que dice que "los deportistas deben tomar más en serio sus lesiones". Se la había dicho a Genzo Wakabayashi, a Tsubasa Ozhora, se la acababa de decir a Karl Heinz Schneider y se la habría de decir a muchos más después de ellos.
El doctor Stein fue más preciso y directo que el entrenador: un nuevo esguince sacaría a Schneider de la Bundesliga, de la Copa de Alemania, de las clasificaciones para el Mundial y, por supuesto, de la Champions League, por no hablar de que comprometería gravemente su futuro profesional. Vagamente, Karl volvió a pensar que quizás ellos tenían razón y se había extralimitado (sobre todo al darse cuenta de que se pudo haber perdido los torneos para los que llevaba años entrenándose), pero al final no había pasado algo grave y él se encontraba perfectamente bien, ya ni siquiera le dolía el cuello. Aun así, Rudy Frank lo mandó a hacer ejercicios básicos de calentamiento y le dijo que permanecería en la banca, dando a entender que no lo incluiría en el entrenamiento de ese día.
Curiosamente, y a pesar de que estuvo presente, Lily no participó en el regaño a dueto que impartieron el entrenador Schneider y el doctor Stein, cosa que sorprendió mucho al futbolista alemán, ya que ella sólo escuchó todo sin decir palabra y con la impresión de no estar muy interesada en lo que se decía, pero Karl sospechaba que eso se debía a que la joven estaba reservándose lo peor para después. Ya él había notado que la doctora no era precisamente muy suave a la hora de regañar a sus pacientes, aunque no sabía si se debía a su personalidad en sí o al hecho de que, por encontrarse en un ambiente laboral en donde las mujeres escaseaban, Lily necesitaba mostrar firmeza de carácter ante un grupo de hombres que se sentían con el derecho a romper todas las reglas del mundo.
Sin embargo, fue cuando Karl ya había creído que el regaño había quedado atrás, en el momento en el que él y la doctora se quedaron a solas después de que Rudy Frank se fue a guiar el entrenamiento y el doctor Stein se marchó a su oficina, que la chica al fin se animó a hablar.
- ¿En qué estabas pensando cuando decidiste atravesar el país de lado a lado en auto?.- quiso saber Lily, mientras miraba a Karl hacer flexiones.- No es como si Hamburgo quedara a la vuelta de la esquina, precisamente.
- Bueno, ya empezaste.- Karl no se detuvo para hablar. Su cuerpo estaba tan bien entrenado que podía gritarle a sus compañeros en medio de un partido intenso, así que hablar mientras hacía flexiones no lo agotaba.- Ya se me hacía que estabas tardando demasiado en hacerlo. Anda, suelta todo lo que traigas para que ya dejen el tema por la paz. Ya me quedó en claro que para la próxima debo contratar un chófer para que me lleve a Hamburgo.
Lily le lanzó una mirada de enojo, que Schneider ignoró olímpicamente.
- Sabes perfectamente bien que el problema no es que hayas manejado tú o no, el problema fue recorrer tantos kilómetros por carretera.- replicó Lily, duramente.- Podría decirte que eres un irresponsable y descuidado idiota por haberte expuesto de esa manera; lo que te dijo el doctor es verdad, pudiste haber perdido tu carrera si la lesión empeoraba, incluso hasta podrías haber quedado parapléjico con un nuevo accidente y… ¿Qué fue lo que te dijo Genzo Wakabayashi? ¿Aceptó venir al Bayern?
El giro en la conversación fue tan drástico que Karl se quedó perplejo por algunos instantes y después se echó a reír.
- ¡Qué manera de cambiar el tema!.- dijo Schneider, de buen humor.- Se nota qué es lo que te preocupa en verdad, y no es mi salud, precisamente.
- Por supuesto que me preocupa tu salud, pero no tengo más por agregar al regaño que ya te dieron el entrenador y el médico jefe, ya quedó muy en claro que eres un idiota.- dijo Lily, suspirando.- ¿Tiene caso el seguir peleando por eso, señalando lo notoriamente idiota que eres, habiendo otras cosas interesantes por mencionar?
- Para no estar interesada en señalar mi idiotez, te estás esforzando bastante.- gruñó Karl, volviendo a hacer flexiones.- Me quedó claro que hice mal, ¿de acuerdo? No tiene caso que me insistan con eso, no lo volveré a hacer, a la próxima tomaré un avión. De cualquier modo, fue un viaje innecesario e infructífero, así que qué más da.
- Es decir, que él no va a venir, ¿cierto?.- la decepción en la voz de Lily fue tan notoria que Karl dejó de hacer flexiones una vez más para mirarla a la cara. No hacía falta que ella aclarara a quién se estaba refiriendo con ese "él".- Rechazó el ofrecimiento.
- Igual que lo haría una mula terca.- respondió Schneider, furibundo.- Bueno, no, siendo justos, una mula terca tendría más juicio que él. No comprendo del todo a qué viene esa obsesión suya por querer enfrentarse a media Europa para demostrar que es el mejor. ¿A quién pretender enseñárselo? Yo sé que Wakabayashi es el mejor guardameta de este continente, y si no lo es del mundo entero, pronto lo será, por eso lo quiero en el equipo. Yo lo sé, mi padre lo sabe, la mayoría de los jugadores europeos lo saben, por eso lo respetan como rival. ¿A qué viene esa idea de querer demostrarlo una y otra vez?
- No te lo está demostrando a ti, ni a tu padre, ni a los demás jugadores europeos, se lo está demostrando a sí mismo.- respondió Lily, sin percatarse de que Karl la miraba con curiosidad.- Más que querer enseñarles a todos que es el mejor, se está probando a sí mismo. Pensé que ya te habrías dado cuenta de eso.
- ¿De cuándo a acá eres experta en el funcionamiento de la mente de Genzo Wakabayashi?.- preguntó Karl, evidentemente divertido.- Pensé que era a tu amiga, esa pobre chica británica que es acosada por Sho, a la que se le daba la psicología.
- Genzo podrá ser un hombre cerrado con respecto a sus emociones, pero cuando aprendes a leer sus actos puede resultar más transparente que el agua.- respondió Lily, ignorando las últimas palabras de Schneider.- Él no es del tipo de personas que suele declarar a los cuatro vientos lo que piensa hacer, sólo lo hace. Como rechazar al Bayern, por ejemplo, es una manera de decir que no tiene ganas de ver qué le pueden ofrecer ustedes como equipo, sino que está interesado en enfrentarlos como rivales.
- Interesante.- la sonrisa de Karl se había convertido en una mueca burlona.- Muy interesante, casi diría que eres alguna amiga íntima suya. No lo eres, ¿verdad?
- No, por desgracia.- Lily sintió que estaba ruborizándose y desvió el rostro para que Schneider no lo notara.- Apenas lo acabo de conocer en persona, pero llevo años analizando su estilo de juego…
- Eso se nota. Aunque permíteme corregirte, porque debiste haber dicho que él no tiene ganas de ver lo que nosotros le podemos ofrecer como equipo, tú también formas parte del Bayern.- Schneider seguía teniendo esa sonrisa petulante que Lily comenzaba a alucinar.- ¿Sabes algo, Lily Del Valle? Te traje aquí por una razón específica, porque tengo en mente una idea que no sabía si iba a poder hacer realidad, por lo menos, no hasta antes de conocerte y saber qué eres capaz de hacer. Si tú puedes ayudarnos a estabilizar este plan, entonces Wakabayashi podrá comprender que lo mejor que puede hacer es unirse a nosotros, una vez que se dé cuenta de que puede probarse a sí mismo en nuestro equipo.
Lily no supo qué responder a eso; la mirada de Karl era fuego puro, un reflejo de la euforia que le corría por las venas, como si la idea de derrotar a Wakabayashi en su propio juego fuese lo más fascinante que pudiera ocurrirle. Y tal vez así era, no en vano Lily había escuchado y leído muchas veces que el único y auténtico rival que Karl Heinz Schneider tenía no era otro que Genzo Wakabayashi, el único portero que podía detener uno de cada dos de los Fire Shoot del alemán, un tiro tan potente que había sido bautizado con ese nombre gracias a que quedaba en el aire un olor a quemado cada vez que Karl lo ejecutaba.
- Eso me suena a que tienes pensado hacer algo grande.- fue todo lo que comentó ella.
- No algo grande: Algo excepcional.- respondió él.- El tiro más poderoso y perfecto que alguien pueda realizar, pero necesitamos tu ayuda. Hoy necesito que te quedes después del entrenamiento general, voy a explicarte lo que tengo planeado hacer para convencer a Wakabayashi de que se una a nosotros. No sé por qué presiento que tú también estás muy interesada en conseguirlo.
La chica habría mentido de haber respondido que no, pero prefirió no contestar y se despidió de él con una seña que daba a entender que lo vería más tarde. Quizás, pensó ella, Karl estaba fanfarroneando y sólo quería practicar sus tiros; probablemente él deseaba que Lily estuviera presente para ayudar en caso de que presentara calambres o algún desgarro. Por tanto, ella se sorprendió mucho cuando, horas más tarde, una vez finalizado el entrenamiento regular, Lily vio a Karl acompañado de Levin y de Sho en el campo. Al parecer, pensó ella, Karl pretendía acribillar a Genzo con disparos realizados por dos de los jugadores que habían conseguido derrotarlo en el pasado. Así mismo, la chica notó también que no había nadie más en los alrededores, ni otros compañeros que se hubieran retrasado ni miembros del cuerpo técnico que continuaran dando alguna última indicación, con excepción hecha del entrenador Rudy Frank, quien se encontraba parado en el extremo contrario del campo a aquél en donde Lily aguardaba.
- Ya era hora de que llegaras.- la amonestó Karl.- Por fin podemos comenzar.
- ¿De verdad vamos a hacerlo?.- preguntó Sho, incrédulo.- Cuando nos dijiste lo que planeas hacer pensé que habías perdido la razón, Schneider.
- Yo todavía lo pienso.- dijo Levin, a su vez, sin inmutarse.- Lo que pretendes es imposible, nadie resistiría la potencia de nuestros tiros, ni siquiera nosotros mismos.
- Eso podría haber sido antes, en aquellas épocas en las que ustedes dos estaban decididos a aniquilar a cuanto portero y jugador se les pusiera enfrente*, pero las cosas han cambiado mucho desde entonces.- replicó Schneider.- Sus disparos siguen teniendo potencia pero ya no van con la intención de lesionar al rival, eso hace que haya una posibilidad de que esta idea funcione. Además, para eso está ella aquí, para que nos diga si estoy loco o no.
- Bueno, eso te lo puedo decir ahora mismo.- Lily notó que el doctor Stein hacía acto de presencia.- Pero me gustaría saber primero qué se traen entre manos.
Karl miró a su padre, quien le respondió con un simple asentimiento de cabeza, y entonces el joven se dispuso a explicar lo que planeaba hacer. Era algo tan extraordinario y único, futbolísticamente hablando, que Lily se quedó boquiabierta, e incluso Stefan y Sho, que ya conocían la idea de los Schneider, volvieron a mostrarse sorprendidos. El doctor Sten miraba a Rudy Frank con perplejidad en su redondo rostro, pero el entrenador no hizo el intento de decir algo.
- El doctor Stein es el experto aquí, y estrictamente hablando tú sólo eres una pasante recién llegada, pero por lo que he visto en tu Archivo puede ser que tengas una idea más clara acerca de si esto es posible de realizar.- finalizó Schneider segundo, dirigiéndose a la doctora.- ¿Cuál es tu opinión al respecto?
- Ehm, bueno.- Lily escogió sus palabras con cautela.- Nunca he sabido de alguien que haya intentado hacer algo así. Sé que ha habido jugadores que han realizado disparos gemelos, es decir, tiros en donde dos jugadores patean el balón al mismo tiempo, lo que equilibra la fuerza de ambas piernas pero… Lo que pretendes hacer es algo diferente en contexto y en física. No digo que sea imposible pero antes de dar un veredicto necesito saber quién es el que tiene el disparo menos fuerte y quién tiene mayor condición física en las piernas, entre otras cosas.
- ¿Y qué es lo que te detiene?.- Karl, a pesar de todo, sonrió; Levin y Sho intercambiaron miradas entre ellos.
- Que necesito ayuda.- respondió ella.- Como te dije antes, el Archivo no lo hice sola, alguien me ayudó a hacer las fotos con cámaras especiales, que yo no poseo por cierto, y esas fotos me permitieron realizar análisis más exhaustivos.
A Karl se le esfumó la sonrisa del rostro cuando comprendió lo que Lily trataba de decirle; ella vio una variada gama de emociones en los ojos del alemán, emociones que eran difíciles de catalogar.
- No.- negó él, enérgicamente.- De ninguna manera voy a aceptar que ella venga a ayudarnos.
- Ella y yo trabajamos en equipo.- contestó Lily.- No esperarás que yo haga todo sola, ¿verdad?
- No, estoy consciente de que hay cosas que no podrás hacer por ti misma pero de ninguna manera voy a aceptar que sea ella quien te ayude.- replicó Schneider.- Puedes llamarle a alguien más.
- Podría, pero los resultados no serían los mismos.- Lily suspiró.
- De ninguna manera, ya dije que no.- repitió Karl, cruzándose de brazos.
- ¿Cuál es el problema?.- preguntó Sho, tan confundido como Stefan.- Lily necesita ayuda, ¿por qué no quieres que quien quiera que sea que ella recomienda nos eche una mano?
- Porque no voy a aceptar que esa mujer se meta en lo que no le importa.- respondió Schneider, enojado.- Es capaz de ir corriendo a contárselo a todos antes de que tengamos la más mínima oportunidad de hacer funcionar este plan.
- Oye, Elieth no es así.- protestó Lily, enojada.- La tratas como si no tuviera escrúpulos, o como si yo no tuviera juicio alguno, si la recomiendo es porque respondo plenamente por ella, no dirá nada si se lo pedimos.
- Con eso basta para mí.- señaló Stefan.- Hasta ahora, Lily ha demostrado tener buen juicio… Excepción hecha de una de sus amigas.
- Uno a la vez, ¿sí?.- Lily hizo un mohín de disgusto.- No puedo defender a todas mis amigas al mismo tiempo.
- Por lo que veo, no necesitas defenderlas a todas, sólo a dos.- señaló Sho, con una sonrisita de burla, mientras hacía fintas con el balón.- Yo no tengo nada en contra de Nela, es más, sólo quiero que le hables bien de mí.
- Oh, por favor, no otra vez.- Lily hizo un gesto de exasperación y puso los ojos en blanco.
El entrenador Schneider miraba a los jóvenes discutir, desde lejos; el Dr. Stein le comentaba algo que los demás no alcanzaban a escuchar, aunque de haberlo podido hacer no le habrían prestado atención de cualquier manera, concentrados como estaban en discrepar. Al ver que la discusión empeoraba en vez de mejorar, Rudy Frank Schneider perdió la paciencia y decidió poner fin a la situación.
- ¿Qué está pasando aquí?.- quiso saber el entrenador.- ¿Cuál es el problema?
- Que su hijo es muy terco.- respondió Lily, ofuscada.
- Claro, ahora yo soy el del problema.- Karl frunció el ceño.
Lily le explicó al señor Schneider que necesitaba apoyo para ayudar a los tres jugadores a realizar la estupenda técnica que Karl había ideado, aclarando que requería la ayuda de la otra autora del Archivo para poder sacar los cálculos que hacían falta; el joven alemán la interrumpió para asegurar que la chica a quien Lily quería traer era reportera y que por eso mismo no era alguien de confianza, porque podría sacar un reportaje sobre su técnica especial, la cual debía mantenerse en el más absoluto secretismo hasta que fuese momento de usarla. El entrenador vio a los dos jóvenes discutir por espacio de varios minutos, mientras Sho, Stefan y el doctor Stein se miraban entre sí sin saber exactamente qué hacer o decir. Al final, la cuestión quedó zanjada cuando Lily aseguró que ella respondía por la integridad de Elieth Shanks.
- Entrenador, lo único que necesito es que ella me ayude con las tomas de los disparos. Doy mi palabra de que Elieth no hablará de lo que vamos a hacer.- dijo la doctora.- No lo publicará, ni lo usará para su beneficio, respondo por eso.
- Entonces, el asunto queda solucionado.- sentenció el entrenador Schneider.- Si dices que es de confianza, mándala traer, Lily, y comiencen a trabajar ya. Espero que no tengas ninguna objeción al respecto, Karl Heinz.
Por supuesto que Karl tenía muchas objeciones, pero jamás se le ocurriría contrariar a Rudy Frank, ni como padre ni como entrenador (lo respetaba como lo primero y lo admiraba como lo segundo), mucho menos delante de otros jugadores y de dos miembros del cuerpo médico, por lo que tuvo que aceptar la orden a regañadientes.
En cuanto Elieth puso un pie en los campos de entrenamiento de Säbener Straße se dio cuenta de que Lily le había pedido que acudiera por un motivo muy importante, porque el que los tres jugadores más prometedores del Bayern, el entrenador y el jefe del cuerpo médico estuvieran esperando por ella indicaba que había algo grande en juego; sin embargo, cuando Lily le explicó qué era lo que Karl quería de ellas, Elieth no estuvo muy segura de comprender; es decir, la explicación le había quedado clara, pero dudaba que lo que los Schneider querían hacer fuera posible.
- Para eso contamos con la ayuda del doctor Stein y de Lily, además de la de mi padre.- dijo Karl, con una sonrisa petulante.- Si ellos dicen que es posible, lo es. Sólo queremos que ayudes con las fotos que Lily necesita.
- Por favor, señorita Shanks, agradeceríamos mucho su ayuda.- replicó Elieth, con sarcasmo.- Sí, también agradecemos que haya usted podido venir tan rápido, tanto, que no la voy a tratar de manera petulante y altanera por lo menos una vez en la vida.
- ¡Ah! ¿Así que estoy siendo petulante y altanero?.- Schneider volvió a cruzarse de brazos, cerrando los ojos en una actitud engreída; Elieth pensó que se veía en extremo atractivo, pero por supuesto que no lo diría en voz alta.- ¿Me lo dice la reportera que se la ha pasado insultándome desde que me conoció?
Lily se mordió el labio cuando Elieth se apresuró a responder, y Levin y Sho volvieron a intercambiar miradas mientras Karl replicaba a todo lo que Elieth decía. El entrenador y el doctor se habían alejado para darles libertad de acción a las jóvenes, de manera que no escuchaban lo que los demás decían y daban por hecho que discutían sobre detalles técnicos, por fortuna.
- ¿Soy el único que piensa que hay mucha tensión sexual entre esos dos?.- preguntó Sho, estirándose cuan largo era.
- Por desgracia, no.- contestaron Lily y Stefan al unísono, poniendo los ojos en blanco.
- ¿Podrían dejar de discutir y enfocarse en lo que importa?.- pidió Sho a Elieth y a Karl.- La Bundesliga comienza en quince días, y si queremos usar esta técnica en esta temporada, debemos empezar a prepararnos a la de ya.
- En eso tienes razón, Sho.- Karl miró fijamente Elieth antes de darse la vuelta y dirigirse a la zona de penales, frente a la portería.- Lo que sea que tengan que hacer, háganlo ya para que podamos comenzar, señoritas.
- Ja, mein Káiser!**.- respondió Lily, burlonamente, lo que hizo que Elieth frunciera el ceño.- Denos unos minutos para prepararnos y les avisaremos cuándo pueden comenzar a disparar.
- No estoy segura de que lo que quieren hacer sea físicamente posible, pero será interesante averiguarlo.- comentó Elieth, mientras sacaba su equipo de trabajo.- ¿Quién será el primero en tirar?
- Yo, por supuesto.- Karl esperó a que las dos jóvenes tomaran sus puestos.- Díganme cuando pueda hacerlo.
Tras unas dos horas de tiros continuos, Elieth y Lily habían recabado suficiente información como para decidir si la técnica de los Schneider era factible de realizar; Karl, Stefan, Sho y el entrenador Rudy Frank esperaron pacientemente a que las jóvenes analizaran los datos con el doctor Stein, y al final, cuando éste sonrió, los hombres se dieron cuenta de que la respuesta era positiva.
- Puede hacerse esta técnica, siempre y cuando Levin sea el primero en disparar y Schneider sea el último en hacerlo.- explicó Lily, a una seña del doctor Stein.- Por supuesto, tendremos que hacer algunas ligeras modificaciones en la forma en la que lanzan los pases, y requerirá de mucho esfuerzo y entrenamiento, pero sí, puede hacerse. Eso sí, no es una técnica que puedan realizar muy seguido, sus piernas no lo soportarían, el desgaste físico sería demasiado.
- No importa.- la mirada de Karl volvía a ser fuego puro, al igual que su sonrisa.- Sólo vamos a usarla contra un portero, con que podamos hacerla una vez será suficiente. Bien, comenzaremos mañana a practicar, que esto tiene que estar listo para antes del quinto partido que tendremos en la Bundesliga.
Elieth y Lily respingaron, porque sabían perfectamente bien de qué portero estaba hablando Schneider, ya que el Bayern Múnich se enfrentaría en su quinto partido al Hamburgo; la pregunta obligada era, ¿debían ellas ayudarlos a fabricar una técnica que derrotaría a Genzo Wakabayashi?
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
Hamburgo.
Dos semanas después.
Hacía mucho rato que el sol había pasado del cenit, y aun así el entrenamiento no tenía pintas de querer terminar pronto, a pesar de que los jugadores se encontraban en verdad extenuados; el culpable de que ellos no hubieran podido detenerse a descansar estaba incólume y tan lleno de energía como lo había estado cuando llegó por la mañana al campo de entrenamiento, a pesar de que llevaba muchas horas deteniendo los mejores tiros de sus compañeros.
- Detengámonos ya, Wakabayashi.- pidió Hermann Kaltz, francamente agotado.- Llevamos así toda la mañana.
Dos o tres compañeros más lo secundaron, respirando agitadamente mientras el sudor les escurría por los rostros. Casi todos morían de ganas de beber unos cuantos litros de agua y descansar en alguna sombra que los aliviara del cruel sol de la tarde.
- Aún no.- negó Genzo, con una sonrisa de desafío.- Un set de tiros más.
- ¡¿Qué?!.- exclamaron los demás jugadores, asombrados. ¿De dónde sacaba el guardameta tanta energía?
Mientras tanto, el entrenador del equipo Hamburgo y su asistente observaban todo con mucha atención, sin interferir en los sets de tiros que tenían Genzo y los demás jugadores.
- Últimamente Wakabayashi está con la moral muy alta y lleno de energía.- comentó el asistente.
- Así es.- respondió el entrenador; el sol se reflejaba en sus lentes oscuros.- Porque la temporada pasada se perdió la liga por culpa de las lesiones de sus manos, pero más que eso, porque la Bundesliga comienza un mes antes que la liga española y el Calcio italiano.
- Lo que significa que él desea estar a la altura de sus dos compatriotas, Tsubasa Ozhora y Kojiro Hyuga, quienes van a jugar en esas ligas.- completó el asistente.- Esta temporada está a punto de comenzar, y Wakabayashi tiene que estar ahí.
- Sí.- asintió el entrenador.- En este torneo, el campeón saliente, el Bayern Múnich, volverá a colocarse en los primeros puestos de la Bundesliga. Sin embargo, también es cierto que el resto de los equipos va a marcar muy estrechamente al Bayern. Y gracias a esto es que nosotros tendremos más oportunidades de ganar.
Los dos miraron al mismo tiempo al arquero, que continuaba deteniendo los disparos de sus agotados compañeros.
- Para Wakabayashi, ganar sin encajar un gol proveniente de la poderosa fila de atacantes del Bayern es la manera justa en la que puede demostrar cuál es el verdadero significado de su apodo.- continuó el entrenador.- El Súper Great Goal Keeper.
- Eso fue lo que dio a entender en esa entrevista que dio a Sport Heute.- señaló el asistente.
- Sí, lo sé.- el entrenador frunció el ceño. Era evidente que no le había caído muy en gracia el asunto del reportaje que ese periódico deportivo sacó sobre Genzo.- Quisiera saber en qué estaba pensando cuando aceptó dar esa entrevista.
- En que, como usted dijo, quiere dejarle bien en claro al mundo entero, pero sobre todo al Bayern Múnich, que esta temporada viene con todo.- contestó el asistente.
El entrenador no respondió; en vez de eso, optó por detener el entrenamiento y decirle a Genzo que el equipo, y también él, ya habían tenido suficiente por ese día y que era momento de descansar. Aunque el japonés aceptó de buena manera las indicaciones del entrenador, era obvio que aún tenía mucha energía, por lo que le sugirió a Kaltz que continuaran entrenando más tarde, cosa a la que el alemán se negó.
- Deberías guardar fuerzas para nuestro primer partido, que la Bundesliga se encuentra a la vuelta de la esquina.- puntualizó Katlz, mientras se dirigía hacia los vestidores.- Pero sobre todo, para el quinto partido, en donde nos enfrentaremos al campeón en su casa.
- Eso es verdad.- Genzo esbozó una media sonrisa de satisfacción.- Ardo en deseos de enfrentarme a Schneider.
- Lo cual quedó bastante claro en tu entrevista.- Kaltz rió y se detuvo un momento.- Ahora toda Alemania estará esperando el duelo entre ustedes dos.
- Espero que eso sea cierto.- el portero no perdió ni un ápice de su sonrisa. Sabía lo que estaba haciendo cuando decidió concederle una audiencia a Elieth, y supo exactamente cómo encaminar sus respuestas para hacer llegar su mensaje al mundo que pondría sus ojos sobre él: Soy el mejor portero del mundo.- Porque me esforcé mucho por hacer creer que todo fue meticulosamente planeado.
- Cualquiera que te conozca sabría que eres un hombre precavido, Genzo.- Kaltz esbozó una sonrisita antes de reanudar su marcha y desaparecer por el pasillo que llevaba a los vestidores.
La Bundesliga daría comienzo un par de días después, y el Hamburgo tenía el privilegio de jugar el partido inaugural del torneo, en el cual se enfrentaría al Werder Bremen, equipo en donde juegan Ramón Victorino, de Uruguay, y los dos seleccionados alemanes Manfred Margus y Franz Schester. A pesar de que los tres eran jugadores de clase mundial, Genzo tenía la firme intención de no permitir que ninguno anotara en su portería, pues su plan era llegar invicto al quinto partido, en donde Schneider y su séquito de estrellas lo estarían esperando.
Ya lo había declarado Genzo en la entrevista otorgada a Sport Heute: El Bayern Múnich no es imparable; para detener a un grupo de goleadores estupendos, basta con ser un portero excepcional, y yo seré ese portero. Era un claro desafío a Karl, a Levin y a Sho, y Wakabayashi estaba seguro de que ellos aceptarían el duelo.
Todo estaba saliendo a pedir de boca para el guardameta nipón, ese año nadie habría de detenerlo. Quizás, lo único que le causaba un cierto mal sabor de boca (aunque Genzo se esforzaba por negárselo a sí mismo) era que, en el mismo número en donde Elieth publicó la entrevista que le realizó, apareció un artículo pequeño que anunciaba que el Bayern Múnich, por primera vez en más de quince años, volvía a tener una practicante mujer dentro del cuerpo médico. No fue esto lo que más le sorprendió a Wakabayashi, por supuesto, sino el hecho de que reconoció a la chica de cabello castaño y ojos color chocolate que salía en la diminuta fotografía que acompañaba al reportaje. Tras pensarlo por un rato, Genzo se dio cuenta que, más que la sorpresa, lo que a él le pesaba era la desilusión de saber que el Bayern se le había vuelto a adelantar, pues una vez más se había llevado a alguien a quien él hubiera querido tener en Hamburgo.
Notas:
*Es conocido que tanto Levin como Sho eran famosos por lesionar a otros jugadores con sus potentes disparos durante sus épocas en el mundial juvenil sub-19. Sin embargo, ambos cambiaron de actitud al volverse profesionales.
** Significa "sí, mi emperador", en alemán, haciendo alusión al famoso apodo de Schneider.
- Una de las cosas que más me sorprendieron del manga fue que Schneider viajara en coche desde Múnich hasta Hamburgo para hablar con Genzo; no sé si al autor se le fue el detalle, si quería recalcar el hecho de que Karl tiene un Porsche o tal vez éste andaba en otro lado y pasó a Hamburgo aprovechando el viaje (en el manga no lo especifican), pero sin duda era más fácil que Schneider hubiera viajado en avión que en coche; da igual, yo sólo respeto la línea original que llevó el manga.
- A partir de ahora (de hecho, desde el capítulo previo) habrá muchas escenas del manga Road to 2002 y Golden 23 mezcladas con situaciones adaptadas por mí.
