Capítulo 8.
Friburgo.
El Hamburgo había conseguido salir victorioso de su segundo encuentro en la Bundesliga, el primer partido jugado en casa, contra el FC Köln por una diferencia de 2 goles a 0. Wakabayashi se mantuvo imbatible, siendo una pieza clave para la victoria de su equipo y demostrando que sus declaraciones no habían sido sólo palabras huecas. Por su parte, el Bayern Múnich continuaba ganando con golizas, estableciendo una mínima de 5 tantos anotados por partido ya que habitualmente Schneider hacía su hat-trick, y Levin y Sho aportaban con otros dos goles, como mínimo. De esta manera, ya desde la segunda jornada se perfilaba que el equipo de la Baviera sería el líder indiscutible de la tabla general, y si las cosas seguían llevando este ritmo, también se quedaría con el récord de mayor cantidad de goles anotados en una temporada, aunque aún era pronto para asegurarlo. A Genzo, sin embargo, no le importaba mucho el récord de goleo sino el de defensa.
"Es cierto que nosotros no tenemos un goleador estrella, o varios, como el Bayern, pero también es cierto que no tienen a un portero como yo", pensó el arquero. "Mi meta no sólo es ganar y detener a Schneider, sino mantener mi portería en ceros durante toda la Bundesliga".
El tercer encuentro del Hamburgo sería contra el Friburgo, el cual se jugaría en el Mage Solar Stadium, sede de este equipo; la ciudad de Friburgo se encuentra al sur del país, al otro extremo de donde está Hamburgo, y muy cerca de las fronteras de Alemania con Francia y Suiza. Aunque era una ciudad hermosa, Genzo no creía tener tiempo para visitarla, obsesionado como estaba con el entrenamiento; el portero insistía en mantener a sus compañeros enfocados en el juego, pero el entrenador le puso un alto al darse cuenta de que su guardameta titular amenazaba con sobrepasar el límite.
- Cálmate ya, Wakabayashi.- dijo el entrenador Zeeman.- Creo que sigo siendo yo el que elige hasta dónde llegar, y he decidido que ya es suficiente.
Genzo siempre había sido muy respetuoso de las indicaciones de sus entrenadores; la última vez que él se había atrevido a contrariar a uno de sus superiores estaba estudiando la primaria, y se había llevado un golpe en pleno rostro por su osada insolencia. En Alemania, Wakabayashi había soportado estoicamente cada dura indicación dada por alguno de sus entrenadores, y Zeeman no era la excepción. Sin embargo, a últimas fechas había habido ciertos roces entre el portero y el entrenador, más que nada surgidos del hecho de que Genzo tenía la impresión de que Zeeman jugaba demasiado a la defensiva (algo que podría considerarse irónico porque este estilo de juego se apoyaba casi totalmente en el mismo Genzo); para el joven estaba claro que Zeeman planeaba sus estrategias así debido a que no contaba con un goleador de peso, pero eso no evitaba que Wakabayashi creyera que ésta era una manera mediocre de jugar.
- Tómense un descanso prolongado.- continuó el entrenador, dando fin a las actividades de ese día.- Mañana tenemos un partido importante.
La mirada que Zeeman le lanzó a Genzo fue retadora, como si estuviera invitándolo a contrariarlo, pero el japonés no respondió. Más tarde, uno de sus compañeros le dio una palmada en el hombro a Genzo y le sonrió. "Cálmate, que mañana no vamos contra el Bayern", dijo. "Guarda tus impulsos para el quinto partido". A regañadientes, Wakabayashi tuvo qué seguir las indicaciones del entrenador y el consejo de su amigo.
"No veo por qué el querer dar lo mejor de uno mismo en cualquier partido es un problema", pensó el joven, mientras se dirigía a las regaderas. "Todos los partidos son importantes, todos cuentan".
Cuarenta y cinco minutos más tarde, Genzo se dirigía hacia la salida del área de entrenamiento destinada al Hamburgo, sin saber si debía salir a pasear por la ciudad o encerrarse en su habitación. Lo que verdaderamente ansiaba era pasar la tarde deteniendo una tanda de penalties, pero el jugador que habitualmente le seguía la corriente con esta idea, es decir, Hermann Kaltz, no se encontraba ahí, y el resto de sus compañeros no aceptarían ayudarlo debido a que no se atreverían a contradecir las indicaciones del entrenador.
- ¿Y ahora qué?.- masculló, en voz alta. Si tan sólo Kaltz estuviera ahí las cosas serían diferentes, pero el joven no se había presentado aún en la concentración y probablemente no lo haría para ese partido, ya que no estaba dentro de la plantilla de los titulares que jugarían contra el Friburgo.
- Y ahora, nada, posarás para la cámara.- dijo una voz, a sus espaldas.
Al girarse, Genzo vio que dos chicas que ya conocía avanzaban rápidamente hacia él; una de ellas llevaba una cámara en la mano y su larga cabellera rizada como una bandera rubia a su espalda. La otra joven venía detrás y constantemente se llevaba una mano a la sien para detener un mechón de pelo castaño que se escapaba de su peinado, en un gesto que revelaba un intenso nerviosismo. Wakabayashi sonrió al ver a ambas mujeres, pero no pudo evitar notar que su sonrisa se ensanchó al ver a la segunda.
- ¿Qué hacen ustedes aquí?.- preguntó el arquero a la primera chica.
- ¿Sabías que Múnich sólo queda a 412 kilómetros de Friburgo?.- respondió Elieth con otra pregunta, al llegar junto a él.- Bastante cerca, si te pones a pensarlo, y esos kilómetros se vuelven nada cuando tienes un buen auto.
- Cosa que ella, por ser niña mimada, posee.- dijo Lily, al acercarse a los otros dos.- Que los pobres viajen en tren, ella no, qué va a ser.
- Justo estaba por decir algo similar.- Genzo soltó una carcajada.- Me robaste las palabras de la boca. Me da gusto verte, doctora.
- A mí también.- Lily sonrió, avergonzada pero sin lugar a dudas emocionada.
- Sí, a mí también me da gusto verte, Genzo, y sobre todo, ver que ambos se ríen a mis costillas.- Elieth le propinó un codazo al portero en sus propias costillas.- De nada por venir a verte.
- Ah, ¿vienes a verme?.- Genzo puso cara de inocencia.- Pensé que venías a perseguir a algún pobre jugador del Friburgo.
- Por supuesto que vengo a verte, tarado.- suspiró Elieth, fingiéndose ofendida.- Tú siempre serás noticia, sobre todo ahora que…
- ¿Sobre todo ahora que qué?.- Wakabayashi notó la auténtica expresión decaída de su amiga.
- Sobre todo que ahora los entrenamientos del Bayern Múnich se están haciendo a puerta cerrada.- fue Lily quien contestó. Ella se notaba incómoda por el asunto.
- ¿De verdad?.- Genzo alzó las cejas.- ¿Y eso a qué se debe?
- No estoy muy segura.- Lily dijo una verdad a medias. No entendía completamente por qué Rudy Frank Schneider había decidido entrenar a puerta cerrada, pero aunque sospechaba que la técnica nueva de Karl, Sho y Levin tenía algo que ver, ella no quería comentarlo con Genzo porque habría sido traicionar al equipo que le estaba dando de comer, situación que se complicaba más por el hecho de que Lily se sentía muy atraída por el portero.- Supongo que quieren darle más suspenso al asunto.
- Viniendo de Schneider, no me sorprendería.- admitió Wakabayashi.- Qué ganas tengo de enfrentarlo ya.
- No comas ansias.- dijo Elieth, sintiéndose culpable por no poder revelarle a su amigo lo que sabía.- Ya tendrás tu momento, mejor concéntrate en entrenar.
- Eso quisiera, pero mi entrenador ha dicho que me tomo las cosas demasiado en serio.- protestó Genzo, ceñudo.- Así que ahora estoy obligado a relajarme.
- ¿De verdad?.- Lily se sorprendió.- Eso sí que es un tanto… eh, conformista.
- Mediocre es la palabra que mejor lo define.- Genzo se encogió de hombros.- Pero preferiría no hablar de eso. De verdad, ¿qué hacen ustedes aquí?
- De verdad, vinimos a verte.- otra vez Lily tenía esa sonrisita de mujer deslumbrada, y Elieth puso los ojos en blanco.- Aprovechando que tengo algunos días libres y que Friburgo no queda muy lejos de Múnich, quise acompañar a Elieth para verte jugar en vivo. Pero parece ser que ya te ibas, tal vez te estamos entreteniendo.
- Nada de eso, justo estaba pensando en qué podría ocupar la tarde ya que debo "relajarme un poco".- Wakabayashi correspondió a la mirada fascinada de Lily.- Tal vez quieran acompañarme un rato.
- Yo encantada.- Lily casi saltó.- No creo que haya problema, ¿verdad, Gatita?
- Pues en realidad sí, yo vine aquí a trabajar, no como tú, Lapinette.- replicó Elieth, con una sonrisita burlona.- Pero pueden ir ustedes dos a pasear y divertirse por ahí mientras yo me quedo como esclava trabajando.
- No creo que sea buena idea.- Lily de inmediato se puso nerviosa.- ¿Por qué mejor no te esperamos y…?
- No, no, de ninguna manera.- la rubia se apresuró a empujar a sus amigos, uno con cada mano.- Yo aquí me quedo a entrevistar al capitán del Friburgo para mi reportaje, mientras Genzo y tú aprovechan para conocerse mejor. No me lo digan, yo sé que la idea los entusiasma.
- ¡No! Es decir, ¿y en dónde te voy a ver después?.- Lily, ruborizada al máximo, se resistía.
- Fácil: te veo en el hotel, ¿de acuerdo? O te llamo por teléfono cuando me desocupe.- Elieth se alejó de ellos, sin mirar atrás.- Genzo, cuida de mi amiga por favor, aunque no sé quién te va a cuidar a ti de ella.
- Babosa.- murmuró Lily, en español, con la cara al rojo vivo.
Tal vez la chica estaba nerviosa, pero Genzo en ese momento ya sabía bien lo que quería.
- Me he dado cuenta de que estoy hambriento.- manifestó el portero.- ¿Te apetece comer algo? Yo invito.
Lily podría actuar tímida ante el hombre que le gustaba, pero no era tan estúpida; media hora más tarde, ella y Genzo se encontraban en un restaurante que se especializaba en comida suiza, compartiendo un fondué. Ella no sabía a qué hado debía agradecerle ese golpe de buena suerte, pero sin duda lo disfrutaba. Si bien Wakabayashi ya le atraía desde antes, su personalidad magnética estaba comenzando a cautivarla, y mientras más lo conocía más le gustaba. Elieth había asegurado enfáticamente que era seguro que en cuanto lo conociera, Genzo dejaría de gustarle, pero a Lily le estaba dando gusto comprobar que su amiga se equivocaba. A su vez, Wakabayashi no sabía definir exactamente cuál era el sentimiento que la amiga de Elieth le despertaba, pero sí estaba seguro de que le agradaba estar con ella, sentía tener con Lily una afinidad como pocas veces había experimentado, si es que alguna vez lo había hecho.
- Muchas felicidades por tu nuevo trabajo como miembro del cuerpo médico del Bayern.- dijo Genzo, en una pausa en la que pidió otra bebida.- No tuve tiempo de felicitarte, aunque me enteré recientemente gracias a un artículo.
- Todo fue muy repentino.- respondió Lily, sintiéndose incómoda.- Aún no me creo que sea real.
- ¿Cómo que fue encontraste esa vacante?.- Wakabayashi estaba intrigado.- ¿Por algún anuncio en el periódico, tal vez?
- Sí, sobre todo porque el Bayern Múnich va a poner un anuncio en el periódico para anunciar un empleo así.- Lily rió y se relajó, aunque sólo un poco.- No, recibí una llamada telefónica del jefe del cuerpo médico para una entrevista y así comenzó todo.
- ¿Así de la nada?.- Genzo se sorprendió.- ¿El médico jefe te llamó, o dejaste algún currículo previamente?
Lily volvió a sentir cierta desazón pero supo que no le quedaba más remedio que contar la verdad, comenzando desde su encuentro con Karl en la sala de urgencias después de su accidente; Genzo frunció el ceño al saber que Schneider había sido el responsable de que Lily hubiese sido "convocada" al Bayern, pero no entendió por qué le molestó enterarse del hecho.
- ¿Así que simplemente Schneider se encargó de pedir que te dieran la vacante libre, y ya?.- el joven creía que algo no cuadraba en el asunto, pues sabía que el alemán nunca se movía al azar.- ¿Así nada más?
- No fue tan simple.- Lily suspiró.- Karl hizo pasar como mi currículo un Archivo que Elieth y yo llevamos armando desde hace años, y me parece que el jefe del cuerpo médico quedó impresionado con él.
- Debió ser un documento muy bueno si el Dr. Stein se impresionó.- comentó Genzo, como quien no quiere la cosa.- Conozco muy bien a ese doctor, antes de irse al Bayern fue jefe del cuerpo médico del Hamburgo.
- ¡Oh! No lo sabía.- sin saber por qué, Lily se ruborizó.- Y no sé si el documento sea bueno o no, es un Archivo en donde Elieth y yo nos hemos dedicado a recabar información sobre algunos jugadores de las ligas europeas.
- ¿Qué tipo de información?.- Wakabayashi sentía cada vez más curiosidad.
Por respuesta, Lily sacó su Tablet y le mostró a Genzo el Archivo, al cual, para su fortuna, ya le había removido los corazones y comentarios tontos que Elieth había puesto en la parte dedicada a él. El portero se quedó callado mientras analizaba cada detalle, sorprendiéndose de lo increíblemente completa que estaba la información expuesta ahí, sobre todo lo relacionado a sus propias lesiones. Él frunció el ceño al darse cuenta de por qué Schneider había querido llevarse a Lily a su cuerpo médico, con toda la información recabada y las habilidades de médica que la chica estaba demostrando tener, sería una buena pieza para un equipo tan expuesto a lesiones.
- ¿Todo esto lo han hecho Elieth y tú?.- preguntó Genzo, mientras miraba la parte del Archivo que correspondía a Stefan Levin.
- Así es. Ella recabó las fotos y los datos sobre los tiros.- contestó ella, notando cómo algunas personas se giraban a verlos al reconocer al portero.- Yo me enfoqué en las lesiones y las cuestiones médicas.
- Honestamente, cuando mencionaste este Archivo pensé que sería algo más parecido a una recopilación de datos personales, algo que sería del interés de un fan más que de un cuerpo técnico.- Genzo esbozó una media sonrisa.
- ¿Imaginaste que nos dedicábamos a perder el tiempo con esas tonterías?.- Lily puso los ojos en blanco.- ¿Qué clase de chica crees que soy? Digo, no me conoces aún pero sí debes conocer bien a Elieth, y por tanto debes saber que ella no haría algo así.
- De ella no lo hubiera imaginado, de ti no podía asegurarlo debido a que apenas te conozco, como bien lo has dicho.- la sonrisa de Wakabayashi se amplió aún más.- Pero empiezo a darme cuenta de que no eres precisamente una chica convencional. Estoy impresionado por las aptitudes que estás mostrando tener, doctora Del Valle, ahora comprendo por qué el Dr. Stein decidió tenerte en su equipo de trabajo.
- No es para tanto.- Lily se ruborizó una vez más y soltó una risilla nerviosa.- Pero en fin, el caso es que Schneider vio este Archivo, lo envió al Dr. Stein y ahora estoy en el Bayern. Todo sucedió tan rápido que aún no me lo creo.
- ¿Sabes? Yo había tenido la idea de sugerir al nuevo jefe del cuerpo médico del Hamburgo que te diera la oportunidad de ingresar, pero Schneider se me adelantó.- comentó Genzo, ignorando los cuchicheos de las personas que los rodeaban.- De verdad lamento haber sido tan lento, pero no esperaba siquiera que conocieras a Schneider desde antes de entrar a su equipo.
- Fue una cuestión de suerte, supongo.- Lily se encogió de hombros, aunque se veía algo desanimada.- A mí también me hubiera gustado estar en el cuerpo médico del Hamburgo, pero no podía desaprovechar la oportunidad que me estaba ofreciendo el Bayern.
- Concuerdo con eso.- asintió Genzo, pero no aclaró a cuál de las dos cosas se refería.
Después el guardameta llevó la plática hacia terrenos más neutrales, haciendo preguntas a Lily sobre su trabajo y lo que planeaba hacer con el Archivo. Ella le contó que su idea general es evitar que los jugadores de fútbol sufran lesiones por culpa de malas prácticas y posiciones, a lo que Genzo pidió que le diera una demostración. Con una vergüenza que parecía ser menor de la que realmente era, Lily tomó una de las manos del portero y comenzó a moverla con mero interés profesional, o eso aparentaba.
- Por ejemplo, una de las cosas que he notado sobre ti es que tiendes a usar la muñeca en esta dirección cuando haces un desvío.- Lily manipuló la mano del joven, y Genzo la dejó hacer.- Al hacerlo así, distiendes excesivamente los ligamentos y eso puede ocasionar una lesión seria, como la que tuviste antes del World Youth. Evitas esa mala postura con tus técnicas del Upper Defense y Straight Defense, pero si mueves la mano de esta manera al atajar, podrías tener mejor control del balón sin la necesidad de arriesgar tus músculos.
La joven hizo varios movimientos, concentrándose únicamente en las manos del portero; sin embargo, en algún momento levantó la vista y se dio cuenta de que Genzo la estaba mirando fijamente y con mucha intensidad, lo que hizo que ella se avergonzara y lo soltara.
- Perdón, creo que me excedí un poco.- se disculpó la joven doctora, abochornada.- Me emocioné hablando.
- Está bien, nunca dije que me molestara.- él volvió a sonreír.- ¿Podrías seguirme mostrando cómo debo mover mis manos para evitar lesionarme? Por lo que vi en ese Archivo, concluyo que ya debes saber que soy propenso a lastimarme.
Lily reprimió una sonrisa al recordar que Elieth llamaba a Genzo en broma "manos de alfeñique" debido a las varias lesiones que el portero había sufrido en los últimos años; Lily siempre rebatía a su amiga diciendo que las lesiones de Genzo se las causaba él mismo por tener ese espíritu kamikaze, tan propio de un japonés, que hacía que sacrificara partes de su cuerpo con tal de detener un disparo a gol y conseguir así la victoria de su equipo.
- Lo que pasa es que eres de los que llevan hasta sus últimas consecuencias esa frase de "El fin justifica los medios".- murmuró Lily, sin darse cuenta de que había hablado en voz alta. Genzo soltó un bufido que más parecía una risa de vergüenza que otra cosa.
La doctora pasó los siguientes veinte minutos mostrándole al guardameta cómo mover sus manos para evitar lesiones frecuentes; él la miraba con atención, haciendo dos o tres preguntas en el proceso, sorprendido de la seguridad con la que ella daba sus explicaciones.
- Y bueno, supongo que ya debes saber que esa tendencia de tus dedos medios a curvarse hacia atrás es la consecuencia de estar desviando balones durante tantos años.- finalizó Lily, tocando las puntas de los dedos medios de Genzo.- La potencia de los disparos tenía que afectarte de alguna manera.
- Mientras más te escucho hablar, más me convenzo de que llevas mucho tiempo dedicándote a esto.- comentó Genzo, cuando ella lo soltó.
- Algo hay de eso.- Lily se encogió de hombros.- Pero no quisiera aburrirte con detalles sobre mi vida.
- De hecho, me gustaría saber más sobre ti.- él se removió inquieto en su asiento.- Acabo de descubrir que tú sabes mucho sobre mí, y eso me incomoda porque me deja en franca desventaja. Lo justo es que tú me cuentes de tu vida para estar parejos.
Lily soltó una carcajada al pensar que él estaba bromeando, pero se dio cuenta de que el joven hablaba muy en serio, así que, mientras los dos saboreaban una buena taza de café, ella le platicó los datos básicos de su vida: su amor por el fútbol, su decisión de ser médico especialista en medicina deportiva, la oportunidad que tuvo de dejar México para irse a Alemania a estudiar medicina, todo gracias a Elieth quien metió sus papeles en la misma universidad a la que ella asistiría, sus esperanzas de entrar a un equipo de fútbol en donde le permitieran desarrollarse en el área que deseaba, e incluso el pequeño accidente que llevó como consecuencia el conocer a los Schneider. Wakabayashi oía a Lily sin interrumpirla, y conforme más la escuchaba más le gustaba. La chica tenía una personalidad más extrovertida que la suya, pero aun así era seria cuando de cuestiones importantes se trataba, y se notaba que se tomaba su trabajo con mucha responsabilidad. Además, estaba ese innegable amor que ella le tenía al fútbol, algo no tan común en una mujer; las féminas con las que él había salido parecían estar más interesadas en el fútbol como tema de moda o de fama que por el deporte en sí, pero Lily estaba mostrando tener una auténtica pasión por el sóccer. Y además de todo, también era linda, había que decirlo; habitualmente, a Genzo solían gustarle las mujeres que usaban el cabello corto, pero tenía que admitir que le gustaba que Lily lo tuviese largo.
- ¿Alguna vez se te pasó por la cabeza la posibilidad de ser futbolista?.- preguntó Genzo, recordando que era común en Europa que hubiese equipos femeninos de sóccer, algo que definitivamente no era lo habitual en su natal Japón.
- ¿La verdad? No.- negó Lily, recordando que Schneider le había preguntado algo similar.- Me veo más como médico que como jugadora.
- Yo también.- aseguró el joven, sonriendo.- Podría apostar a que te queda mejor la bata que un uniforme de fútbol.
- Ni me has visto con una bata puesta, no lo puedes asegurar.- Lily soltó una risilla nerviosa y se acomodó un mechón de pelo detrás de la oreja, un tic que Genzo ya había notado que era común en ella.
Ambos se miraron a los ojos y después ella desvió la mirada, más por vergüenza que por otra cosa; era notoria la atracción que había entre los dos, pero él era demasiado reservado y ella demasiado tímida como para dejarse llevar con tan poco tiempo de haberse conocido, aunque eso no significaba que él iba a dejar el asunto ahí.
- Ojalá pudiera verte más seguido.- comentó Genzo, en voz baja.- Me gustaría llegar a conocerte mejor.
- Cuando juegues cerca de Múnich, ten por seguro que iré a verte.- le respondió Lily, jugueteando con una servilleta a la que casi había hecho trizas. "Es una lástima que hayas rechazado la oferta para jugar en el Bayern…".- Mañana estaré apoyándote con todo en las tribunas.
- Eso me agradará en verdad.- respondió él, con su peculiar media sonrisa.
El celular de Lily repiqueteó con fuerza, anunciando que había recibido un mensaje, y ella con cierto desencanto lo leyó para darse cuenta de que Elieth estaba buscándola; Genzo, a su vez, notó que era hora de regresar a la concentración del equipo Hamburgo, así que pidió la cuenta. Él quiso llevar a la chica a su hotel, pero Lily se negó enérgicamente asegurando que estaría mucho más segura andando sola que con su compañía.
- ¿Te imaginas lo que pasaría si te ven dando vueltas por ahí?.- rio Lily.- No quiero ni imaginarlo, sería un caos. Puedo irme sola, no pasa nada, además, Elieth está en una tienda de ropa a dos cuadras de aquí.
- De acuerdo.- Genzo accedió, aunque no muy convencido.
- Te veré mañana, aunque tal vez tú no me vayas a ver a mí.- dijo Lily, a manera de despedida.- Mucho éxito.
- Aunque no te vea, de todos modos sabré que ahí estarás tú.- respondió él.- Gracias por el apoyo. Saluda a Elieth de mi parte.
- Gracias a ti por la comida y la agradable velada.- sonrió ella.- Le contaré a Elieth de lo que se perdió por andar haciendo no sé qué cosa.
La chica agitó la mano en el clásico ademán universal de "hasta pronto", y se alejó a paso rápido, esquivando a los peatones que se encontraba en su camino; Genzo la miró irse hasta que se perdió de vista, dándose cuenta de que esa chica en verdad le gustaba.
Al día siguiente, Elieth y Lily esperaban muy temprano a las afueras del Mage Solar Stadium a que llegara Bárbara, quien había acordado acompañarlas al partido del Hamburgo por mera curiosidad; debido a sus labores en el hospital, Bárbara no había podido viajar con ellas el día previo, por lo cual ahora las dos jóvenes esperaban a su amiga. Bárbara no era precisamente fan del fútbol, aunque alguna que otra vez había visto alguno que otro partido de la Selección Alemana por televisión, así que el ir a Friburgo lo hacía más por distracción que por pasión, aunque estuvo a punto de arrepentirse al notar lo abarrotadas que estaban las calles de la ciudad. Miles de aficionados de ambos equipos caminaban de aquí para allá, llevando banderas, peinados estrafalarios y sombreros llamativos, e incluso algunos portaban enormes pancartas, consiguiendo que Bárbara se sintiera fuera de lugar en medio de tanta alegoría.
- Al menos agradezco no llevar la camiseta de un equipo en específico.- murmuró, al ver a dos hinchas del Hamburgo discutir con tres del Friburgo.- Esto es un verdadero caos.
Faltando dos cuadras para llegar al estadio, Bárbara se perdió en una desviación al querer evitar a un grupo de hinchas, topándose con algunas vallas y policías que le dijeron que regresara por donde había venido. Tratando de buscar otra ruta alterna, la joven chocó de frente con tres muchachos vestidos con camisetas del Friburgo, con aspecto de estar algo bebidos. El que iba al frente, el líder seguramente, era bastante atractivo pero su mirada fastidió a Bárbara de inmediato, ya que conocía perfectamente esa expresión de "me gustaste y vas a ser mía".
"Y aquí tenemos a Papanatas, Tarado e Idiota", pensó la joven, ofuscada. "Algo me dice que no vienen con buenas intenciones".
- Hola, preciosa, ¿te perdiste?.- dijo Papanatas, esbozando una sonrisita beoda.- ¿O buscas con quién mirar el partido?
- Ninguna de las dos cosas, gracias.- Bárbara intentó marcharse pero Tarado le cerró el paso.
- Ey, que sólo estamos tratando de ser corteses contigo, nena.- dijo el compinche de Papanatas.- Nos gustaría que nos acompañaras a ver el juego.
- No, gracias.- volvió a decir Bárbara, enérgica.- Ya tengo con quién verlo, mis amigas me están esperando.
- ¿Y son tan lindas como tú?.- preguntó Papanatas.- Podrías llamarlas para que nos acompañen también, la pasaremos muy bien.
La joven pelirroja soltó un suspiro de fastidio; siendo hermosa como era, con un cuerpo que podía considerarse como escultural, era común que muchos hombres la acosaran para tratar de acostarse con ella, algo que había hecho que Bárbara tendiera a rechazar al primer tipo que se le acercara con frases como las que acaban de pronunciar los tres idiotas que tenía enfrente. A lo largo de su vida había ido aprendiendo a rechazar a sus acosadores, con diferentes técnicas de acuerdo a la situación, pero se dio cuenta de que le iba a costar trabajo esta vez el deshacerse de la indeseable compañía.
- ¿Pueden dejarme en paz, por favor?.- Bárbara se cruzó de brazos, en una actitud agresiva.- Sólo quiero ver el partido sin problemas, no estoy interesada en socializar con nadie.
- No seas tan esquiva.- Papanatas se acercó a ella, ensanchando su sonrisa y mostrando sus dientes de tiburón.- Vamos, preciosa, no seas tan frígida.
Tarado e Idiota soltaron risas de hiena, y Bárbara tuvo ganas de golpearlos a los tres, más por la última palabra que dijo Papanatas que por otra cosa, pero justo cuando ya había hecho de su mano un puño para estamparlo en la cara del líder de los idiotas, una sombra cruzó por detrás de ella y se interpuso entre los tres sujetos y la chica.
- Creo que la señorita pidió que la dejaran en paz, ¿no hablan alemán?.- dijo un hombre ataviado con un traje deportivo del equipo Hamburgo.
La muchacha parpadeó sorprendida al ver a su inesperado defensor; el hombre era ligeramente regordete (o de huesos anchos, quizás), de cabello rubio pajizo y de baja estatura (incluso Bárbara era más alta que él por varios centímetros), algo muy raro en un alemán; no era particularmente guapo pero tenía un aire bonachón que inspiraba confianza, mucho más de la que podían inspirar sus tres competidores. Él no volteó a ver a Bárbara ni una sola vez aunque era evidente que estaba al pendiente de ella.
- ¿Y tú por qué te metes, enano?.- reclamó Papanatas.- Vete a molestar a otro lado.
- Si la señorita quiere que la dejen en paz, deben respetar eso y no tratar de obligarla a que los acompañe.- el muchacho masticaba con parsimonia un palillo de madera.- El que sea bonita no les da derecho a acosarla.
- Deja de meterte en donde no te llaman, payaso.- Papanatas comenzó a mostrarse muy agresivo.- Esta preciosura se viene con nosotros y tú no lo vas a impedir.
Tarado e Idiota se pusieron en pose de ataque, y Bárbara tuvo ganas de soltar una carcajada, porque su inesperado defensor se veía pequeño en comparación con los otros tres; sin embargo, el joven se movió con destreza esquivando los ataques de Papanatas, y antes de que éste pudiera darse cuenta de lo que estaba sucediendo, su contrincante ya había lanzado una patada a sus piernas, haciéndole perder el equilibrio y tumbándolo al suelo. Tarado e Idiota se lanzaron a ayudar a su compinche caído; el muchacho, sonriendo burlonamente, le propinó a Tarado un rodillazo en el estómago y a Idiota le hizo una barrida que lo mandó a morder el polvo. Bárbara se quedó boquiabierta al ver que en un abrir y cerrar de ojos sus tres acosadores estaban besando el suelo; Papanatas, sin embargo, tenía deseos de vengarse, pero en cuanto se puso en pie el joven rubio le dio una patada en sus genitales, dejándolo sin aliento.
- Lo siento pero fue tu culpa, tú te moviste.- dijo el muchacho, a manera de burlona disculpa.- Yo pensaba pegarte más arriba.
Tarado e Idiota se pusieron en pie y ayudaron a Papanatas a alejarse de ahí; al parecer, los tres habían decidido que Bárbara no valía tanto la pena como para seguir peleando contra un tipejo que sabía cómo utilizar bien sus piernas.
- ¿Estás bien?.- preguntó el muchacho, quien en ningún momento había soltado el palillo que estaba masticando.
- Sí, gracias a ti.- reconoció Bárbara, agradecida.- Muchas gracias.
- No tienes nada qué agradecer.- el joven ensanchó su sonrisa.- Pero debes tener cuidado, alguien tan hermosa como tú no puede darse el lujo de descuidarse con tipos como ésos. Y no creas que todos los hombres somos así, la mayoría esperamos a que la chica nos sonría antes de caerle encima.
Bárbara soltó una carcajada, y su acompañante la imitó; ella le sonrió de manera genuina al joven, pero éste, a pesar de sus palabras, sólo se limitó a devolverle el gesto.
- Me gustaría poder acompañarte al estadio, pero tengo que irme.- señaló el muchacho.- Ha sido un placer.
Antes de que Bárbara pudiera responder, su inesperado defensor salió corriendo a toda velocidad, esquivando con facilidad a la gente que caminaba por las calles. Tardíamente ella se dio cuenta de que no le preguntó su nombre, pero sí recordó que el joven llevaba puesto el uniforme deportivo del equipo Hamburgo.
- ¿Será un jugador, acaso?.- se preguntó, en voz alta.- No, no lo creo probable, todos los jugadores deben estar ya dentro del estadio. Tal vez se trata de un fan acérrimo, de ésos que van a los partidos usando el uniforme del equipo, o tal vez sea un integrante de las fuerzas básicas…
Mientras cavilaba en lo sucedido, la chica al fin llegó al estadio, en donde Lily y Elieth ya la estaban esperando. Con cierta impaciencia, Elieth se adelantó al verla llegar, abriendo los brazos en un gesto teatral.
- ¡Por fin!.- exclamó la rubia.- ¿Te viniste de rodillas o qué?
La pelirroja sólo sonrió.
Dentro del estadio, en los vestidores del equipo visitante, Genzo acababa de ajustar las cintas de sus tacos cuando vio a Hermann Kaltz entrar a toda prisa; el joven llevaba puesto el traje deportivo de entrenamiento, dando a entender que en ese juego tampoco tendría participación.
- Pensé que no vendrías, Kaltz.- dijo Wakabayashi, a manera de saludo.- ¿En dónde estabas y qué tanto hacías?
- Es curioso, el entrenador acaba de hacerme las mismas preguntas.- Kaltz sonrió, sin dejar de masticar su inseparable palillo de madera, aunque le costara trabajo hacer ambas cosas a la vez.- No veo cuál es el problema de que llegue tarde si de cualquier manera no voy a jugar este partido.
- Creo que se trata de un problema de disciplina.- respondió Genzo, con un cierto tinte de sarcasmo en la voz.- ¿No te suena?
- Tal vez.- Kaltz se encogió de hombros.- Estuve ocupado ayudando a una persona en aprietos.
- Ya veo.- el portero sacó sus guantes de su maletín deportivo.- ¿Ya te dedicas a salvar personas?
- Sólo cuando se trata de chicas lindas.- replicó Kaltz, y soltó una carcajada.- No seas tan estricto, Genzo. Te prometo, además, que en el juego contra el Bayern anotaré el gol de la victoria.
- Más te vale que así sea.- Genzo se acercó a su amigo y le dio una palmada en el hombro.
El partido entre el Friburgo y el Hamburgo fue un duelo bastante cerrado; aunque los delanteros de ambos equipos buscaban oportunidades a gol, las defensas contrarias se esmeraban en cerrar espacios y no permitir que el rival encontrara una manera de perforar sus respectivas porterías. Quien tuvo el mayor problema para encontrar el gol fue el Friburgo ya que, aunque encontraron varios huecos en la defensa que les permitió llegar hasta el arco del Hamburgo, Genzo hizo varias atajadas espectaculares que causaron gritos de sorpresa entre la gente, y murmullos de que tal vez él era el mejor portero del torneo. Lily festejaba entusiasmada cada acción que realizaba el portero, con todo y que ella sabía que era probable que él no notara su presencia.
- Es el mejor portero de Alemania, ¿no es así?.- comentó Bárbara, tras una jugada de riesgo para el Hamburgo que Wakabayashi detuvo sin mucho problema, realizando una maniobra aérea que pocos porteros habrían podido llevar a cabo con éxito.
- De Alemania y del mundo entero.- Lily aplaudió, emocionada.- Él es el mejor.
- Vaya que te gusta el muchacho.- Bárbara soltó una risita.
La castaña le guiñó un ojo, antes de enfocar nuevamente toda su atención en el famoso guardameta. La pelirroja escrutó a los jugadores que estaban en la cancha, pero no logró encontrar a aquél que la había salvado momentos antes.
"Tal vez no es jugador de esta liga, o quizás sólo se trataba de un fan", volvió a pensar Bárbara. "Ni modo".
Cuando faltaban menos de veinte minutos para que acabara el juego, una atajada de Genzo se convirtió en un pase largo que acabó a los pies del capitán del Hamburgo. El jugador no perdió la oportunidad que se le estaba ofreciendo y, tras vencer a los dos defensas que trataron de cortarle el paso, realizó un potente disparo de pierna derecha que acabó siendo el primer y único gol del partido. El Friburgo trató de responder para conseguir el empate, pero Wakabayashi no le dejó ni una sola oportunidad, manteniendo la tranquilidad y la calma para su equipo y asegurando así la victoria.
- Quizás el Hamburgo no sea tan espectacular en sus victorias como el Bayern, pero mientras consiga ganar es lo importante, ¿no?.- comentó Bárbara, cuando el árbitro pitaba el final del encuentro.
- Genzo Wakabayashi es espectacular por sí solo, ¿qué más da si el resto de su equipo no lo es?.- replicó Lily, aplaudiendo emocionada.
- Bueno, yo nada más digo que la diferencia de goleo es importante para el lugar en la tabla general.- Bárbara se encogió de hombros.- Pero supongo que si quien te gusta es un portero, poco te van a importar los goles que se hagan, lo que te interesa son los que él evita.
- Algo hay de eso.- asintió Lily caminando hacia Elieth, quien se dirigía hacia ellas.
"Aunque tienes razón al decir que al Hamburgo le hace falta alguien que anote goles, ganando con la diferencia mínima la va a tener difícil contra el Bayern".
La reportera llegó para ofrecerles a sus amigas el acercarse a los jugadores del Hamburgo antes de que éstos se marcharan por el túnel que los llevaría hacia los vestidores; Bárbara declinó el ofrecimiento, asegurando que prefería esperar sentada en las tribunas, pero Lily no dudó en aceptar la oferta. Genzo sonrió al ver a las dos chicas que se acercaban a él, y alentó el paso para permitir que ambas le dieran alcance.
- Felicidades, mi buen amigo, otra victoria más a tu récord.- dijo Elieth, saludándolo con la mano.
- Estuviste increíble, como siempre.- dijo a su vez Lily, sonriéndole al muchacho.- Esa última atajada fue espectacular.
- Gracias.- el portero se dirigió a las dos, pero su mirada fue más intensa al mirar a Lily.- Estoy empleándome a fondo para ser el mejor.
- Pues estás cumpliendo bien tu objetivo.- respondió Elieth, jugueteando con su cámara.- Has llamado la atención de todos los periódicos, aunque eso no es algo nuevo y también ya lo sabías.
- Sólo un partido más y nos enfrentaremos al Bayern.- añadió Genzo, apretando su puño derecho.- Ardo en ansias de enfrentarme a Schneider.
- Ten por seguro que él siente lo mismo.- comentó Lily, riendo por lo bajo.- Será un partido épico.
Genzo y Lily se miraron a los ojos sin decir palabra; Elieth decidió alejarse un poco para darles algo de intimidad, poniendo un pretexto cualquiera.
- Bueno, voy a hacer mi trabajo.- dijo la rubia.- Te veré después, Genzo, pórtate bien. Lily, espérame en las tribunas con Bárbara cuando termines de hablar con él.
- Hasta luego, Peque.- se despidió Wakabayashi.
- De acuerdo.- Lily agradeció interiormente a su amiga, una vez más, por la última oportunidad que le había dado para estar con el portero a solas.
Una vez que Elieth se hubo marchado, Wakabayashi se acercó a Lily lo suficiente para que se notara que quería hablar con ella sin que nadie lo molestara. Sus compañeros rezagados lo miraron con extrañeza, pero ninguno de ellos hizo el intento por preguntar qué sucedía ni quién era la chica que lo acompañaba (ni como había llegado hasta ahí).
- Gracias por tu apoyo.- dijo Genzo, en voz baja para evitar que alguien de sus compañeros lo escuchara.
- Seguramente ni te diste cuenta de mi presencia.- replicó Lily, ruborizándose ligeramente.
- Sabía que estabas aquí, y eso era más que suficiente.- insistió Genzo, con sinceridad.- Me agrada que hayas venido a verme jugar.
- Cuando juegues cerca de Múnich, o si tengo la oportunidad de ir a Hamburgo, estaré presente en tus partidos.- dijo ella, con picardía.- No podré acudir a tu próximo juego pero ten por seguro que sí estaré presente cuando te enfrentes al Bayern.
- Lo sé.- Genzo súbitamente dejó de sonreír.
Lily había pretendido sonar atrevida, pero demasiado tarde se dio cuenta de la realidad de las cosas: para el partido del Bayern contra el Hamburgo, ella definitivamente no podría apoyar a Genzo, por más que quisiera. Aunque el portero le gustaba mucho, Lily le debía lealtad al equipo que le estaba dando la oportunidad de crecer profesionalmente.
- En fin, te veré entonces en un par de semanas.- se apresuró a decir Wakabayashi.- Daré lo mejor de mí para derrotarlos.
- Me gustará ver eso.- Lily esbozó una sonrisa tímida.- Mantente invicto hasta entonces.
- Tenlo por seguro.- Genzo volvió a sonreír de manera genuina.
Sin embargo, al despedirse ambos sintieron una ligera desazón al darse cuenta de que para la próxima vez que se vieran estarían en equipos contrarios.
"Mientras juegues para el Hamburgo y yo trabaje para el Bayern, nunca podré apoyarte completamente", pensó Lily, desanimada.
Antes de marcharse del campo, Lily volteó a ver a Genzo para saber si él la estaba observando o si por el contrario se había marchado ya. La emoción bulló en su pecho cuando se dio cuenta de que él había estado mirándola, a la espera de que ella volteara una vez más antes de irse. La chica le hizo un gesto de despedida con la mano, que el portero correspondió. Quizás estaban en equipos rivales, pero era evidente que estaba naciendo un sentimiento especial entre ellos.
Notas:
- En la versión traducida al español del manga Captain Tsubasa Road to 2002, se dice que el Hamburgo tuvo su segundo partido contra un equipo llamado "Kern". Quiero suponer que esto fue, o bien una mala traducción o bien la forma japonesa de pronunciar "Köln", el cual es el nombre en alemán del equipo FC Colonia.
- Straight Defense y Upper Defense son dos técnicas que Genzo Wakabayashi utilizó por primera vez en el partido de Japón contra Suecia, en el manga Captain Tsubasa World Youth, para detener los tiros de Stefan Levin.
- Admito que veo muy poco probable que un entrenador le de la tarde libre a sus jugadores un día antes de un partido, pero necesitaba hacerlo para que me cuadraran las ideas.
