Capítulo 15.

Hermann Kaltz, sin ponerse en pie, levantó su pierna y golpeó a Schneider en la parte posterior de sus piernas; Karl se tambaleó pero consiguió mantener el equilibrio. ¿Qué rayos acababa de pasar? El acto desconcertó al capitán del Bayern pero mucho más al portero del Hamburgo que había observado la escena. El mundo pareció detenerse durante unos segundos eternos, en donde los tres protagonistas de ese acto parecían no tener una conciencia real de lo que estaba sucediendo. ¿Tan lejos habían quedado ya esos días en los cuales los tres eran un equipo muy unido?

- ¿Qué sucede?.- exclamó Karl, mirando de reojo, y muy sorprendido, a su rival.

- ¡Kaltz!.- gritó Genzo, impactado por lo que acababa de ver.- ¿Qué es lo que te ocurre?

- ¡Schneider, hoy tú estás hablando demasiado!.- bramó Kaltz, enfurecido, poniéndose rápidamente en pie. El muchacho había llegado al límite de su frustración y descargó todo su enojo contra su antiguo amigo.- ¡Fuiste tú el que cambió de equipo, el que se transfirió al Bayern Múnich! ¡El entrenador es tu padre y te has rodeado de jugadores viciosos de otros países, lo tienes todo a tu antojo! ¡Tú, que nos abandonaste por tu asquerosa ambición, no voy a permitir que nos digas qué es lo que debemos hacer! ¡No se te ocurra volverlo a hacer, Schneider!

- ¡Tranquilízate, Kaltz, contrólate ya!.- Wakabayashi se apresuró a sujetar a su amigo por detrás, sujetando bien sus brazos para evitar que golpeara a Karl.

Schneider miró a sus dos antiguos amigos sin responder; estaba sorprendido de la reacción tan visceral que había mostrado Kaltz pero también le habían calado muy hondo sus palabras. ¿De verdad él pensaba eso de su persona? ¡Ellos se conocían desde niños, Kaltz debería saber mejor que nadie lo que realmente había pensado Schneider al hacer su traspaso al Bayern! ¿Asquerosa ambición? ¿Realmente Kaltz lo había acusado de eso? Por supuesto, la respuesta del árbitro no se hizo esperar, y haciendo sonar su silbato se acercó a toda velocidad al área de penales en donde sacó la tarjeta roja y se la mostró a Kaltz. Nadie en el campo se veía sorprendido o enojado, pues era más que obvio que el joven sería expulsado por su comportamiento antideportivo. Por el contrario, muchos de los jugadores del Hamburgo mostraron consternación en sus rostros.

- ¡Hay una pelea dentro del área del Hamburgo y el árbitro interviene rápidamente!.- anunció el comentarista.- ¡Es tarjeta roja para Kaltz, y el Hamburgo se queda con diez jugadores!

Genzo tuvo que llegar al extremo de arrastrar a Kaltz para alejarlo de Schneider, ya que el joven estaba tan furioso que no conseguía contenerse. Por suerte para todos, el portero era más grande y pesado que su compañero, de lo contrario el asunto probablemente hubiera llegado a mayores con un final por lo demás pésimo.

- ¡Entiendo lo que estás diciendo Kaltz, pero trata de calmarte!.- pidió Wakabayashi.- ¡No vas a ganar nada golpeando a Schneider ni reclamándole!

Lágrimas de rabia se mezclaron con la sangre que brotaba de la nariz de Kaltz, herida por el golpe que accidentalmente le había dado Schneider en la jugada aérea; por sobre el sabor metálico y salado predominaba el regusto a fracaso, esa horrible sensación que se tiene cuando se sabe que todo ha acabado mal. Era por seguro que ahí concluiría esa historia para Kaltz, a pesar de sus esfuerzos. ¿Realmente había valido la pena dejarse llevar por el enojo? Parecía ser que no. Por fin la razón se impuso a la rabia y el joven consiguió controlar su enojo, aunque ya era demasiado tarde.

- Maldición… .- murmuró Kaltz, al darse cuenta cabal de lo que había hecho.- Perdóname, Wakabayashi…

Ni siquiera se atrevió a llamarlo "Gen". No después de lo que había hecho, no después de haber arruinado lo que con tanto trabajo habían construido juntos. Tantos minutos de juego y de esfuerzo arruinados por cinco segundos de estupidez y rabia descontrolada. Un buen partido echado a perder por no haber sabido separar el juego profesional de la amistad traicionada.

"Antes del inicio de la temporada nosotros soñábamos con este juego. Sabíamos que nos enfrentaríamos al Bayern en la quinta fecha, que visitaríamos a Schneider en el Allianz Arena; los dos nos moríamos por llegar a este partido, moríamos por enfrentarnos a nuestro viejo amigo y demostrarle que seguimos siendo los mejores, aún sin su presencia…".

Recuerdos de los encuentros previos, de Dïeter Müller diciéndoles que confiaba en ellos para vencer al Bayern, del mismo Kaltz pidiéndole a Genzo que le dejara todo a él, que asustaría al emperador del equipo muniqués, acudieron en tropel a la mente del alemán.

No había vuelta atrás, el daño estaba hecho y no había forma de corregirlo. La amistad que unía a Kaltz, Schneider y Wakabayashi parecía haberse perdido, llevándose consigo los buenos recuerdos y las victorias del pasado. Era obvio que a partir de ese momento cada uno de los tres amigos seguiría un camino diferente, un camino que en algún momento los convertiría en rivales. La vida daba muchas vueltas y todo parecía indicar que separarse era su destino.

Aun así, las cosas no tenían por qué haber acabado de esa manera. Kaltz estaba consciente de que se había excedido en sus palabras, acusando a Schneider de ser algo que probablemente no era. ¿Era justo juzgarlo por querer superarse futbolísticamente hablando? ¿Realmente había estado tan mal que Schneider quisiera jugar en el mejor equipo de Alemania? Porque había qué admitirlo, el Bayern Múnich era en esos momentos el mejor equipo de Alemania, por más historia y glorias pasadas que tuviese el Hamburgo. Con una enorme sensación de derrota pesando sobre sus hombros, Kaltz le pidió a Genzo que lo soltara; era hora de dejar el terreno de juego.

- Ya déjame, ya estoy tranquilo.- dijo el alemán. Wakabayashi, con un suspiro de pesar, lo dejó ir.

- La expulsión de Kaltz deja al Hamburgo con un hombre menos.- repitió el narrador.- La tarjeta roja está más que justificada ante la reacción que ha presentado este jugador, el árbitro ha actuado bien.

En la tribuna del Hamburgo se escuchó un grito de consternación general. ¡Además del empate, ahora debían enfrentarse a tener la desventaja de contar con un jugador menos! ¡El asunto no pintaba nada bien para el Hamburgo, un giro drástico con respecto a lo ocurrido en la primera mitad del encuentro! Bárbara, afligida, vio el desarrollo de la pelea en el campo y se preguntó qué habría llevado a ese buen muchacho a actuar de la manera en la que lo hizo, porque estaba segura que Kaltz no era un mal deportista, lo presentía.

- Perdió la cabeza.- murmuró Leo, haciendo un gesto negativo.- No se puede hacer eso a pleno partido.

- Tal vez sucumbió a la presión.- opinó Nela, crítica.- Son seres humanos, al fin y al cabo, y el acoso por parte del Bayern fue intenso.

- Pobrecito.- murmuró Bárbara.- Habías estado haciendo tan buen trabajo, Kaltz. Es una verdadera lástima…

A la chica le entró el impulso de dirigirse al área de vestidores para tratar de hablar con el joven y darle algunas palabras de apoyo, pero aunque ella hubiese conseguido que la dejaran pasar, no creía poder decir algo que consolara a Kaltz. El muchacho había perdido mucho más que la cabeza en ese partido, y ella lo sabía. Además, ¿qué podría decirle a él una joven desconocida, a la que sólo había visto una vez, que pudiera hacerlo sentir mejor? De cualquier modo, Bárbara tuvo deseos de hablar con Kaltz, aunque sólo fuese para decirle que a pesar de lo sucedido hizo un gran partido.

La figura solitaria del desterrado se abrió paso hasta el túnel que llevaba a los vestidores. Vilipendiado y derrotado, Kaltz no atinaba ni a levantar la cabeza ni a mirar hacia atrás, en donde sus dos amigos y compañeros de triunfos de la adolescencia lo veían marcharse hacia el momentáneo exilio al que ha sido expulsado.

"Aquél tiempo de gloria ha pasado… Ahora ya no podemos jugar al fútbol sólo por diversión", pensó Wakabayashi, mientras veía cómo Kaltz abandonaba el terreno de juego. "¡Sin embargo, como jugadores profesionales que somos, debemos combatir hasta el final, sin importar lo que pase!".

El entrenador Zeeman maldijo cuando Kaltz salió del campo y se metió al túnel; por el momento el joven se escaparía de su regaño, pero cuando el partido acabara le daría un castigo ejemplar. Arriesgar así el resultado por una niñería no tenía cabida en un equipo profesional. Sin embargo, su portero estaba muy lejos de sentirse deprimido o enojado por la expulsión.

- ¡Muchachos!.- gritó Wakabayashi, a todo pulmón.- ¡Mostremos la moral del Hamburgo! ¡Por Kaltz no podemos permitirnos perder este partido!

- ¡Sí!.- el ánimo regresó a los jugadores del Hamburgo, momentáneamente decaídos. Contagiados por el espíritu imbatible de su portero, los restantes nueve futbolistas estaban dispuestos a no dejarse vencer en honor a su compañero caído.

- ¡Wakabayashi está rugiendo!.- exclamó Sho, asombrado.

- Wakabayashi, no cambiarás nunca.- musitó Schneider, sin dejar de pensar en las últimas palabras de su antiguo amigo.

En la banca del Bayern también hubo exaltación por la expulsión de Kaltz; Rudy Frank se preguntó qué habría ocurrido entre su hijo y sus dos antiguos compañeros para que uno de ellos acabara agrediéndolo así. Había sido obvio que Karl se hizo de palabras con Wakabayashi y con Kaltz, y que éste no había soportado los reclamos; en el fútbol eso era de lo más común, pero no podía dejar de sentirse optimista por el hecho de que el viento había cambiado a su favor. Sin el jugador que había anotado el único gol del Hamburgo en ese partido, y el consecuente desequilibrio en la formación, había más probabilidades de que el Bayern consiguiera darle la vuelta al marcador.

"Ni siquiera tú, Wakabayashi, podrás evitar que tu equipo se desmorone", pensó Rudy Frank. "Es habitual que la moral de un equipo se venga cuando uno de sus jugadores es expulsado. Es cuestión de tiempo para que el segundo gol de mis muchachos caiga. No necesitábamos de esto para vencerlos, pero realmente nos han puesto las cosas más fáciles con su manera de jugar. Mi hijo tiene razón de estar molesto, él esperaba mucho más de ustedes".

Lily caminaba de un lado a otro de la banca, sin interponerse en el camino de los jugadores que calentaban, aunque ella dudaba que Rudy Frank fuese a hacer algún cambio faltando tan poco para el final del partido, con la balanza a favor del Bayern. Ahora que la situación había llegado a su punto crítico, la chica no estaba segura de cómo iba a concluir el encuentro a pesar de la expulsión de Kaltz, pues Wakabayashi era del tipo de hombre que sacaba fuerzas de flaqueza, y lo acababa de demostrar al darles ánimos a sus compañeros.

"¡Ése es el Genzo que yo admiro!", pensó Lily, contemplando maravillada la reacción que tuvo el guardameta ante la expulsión de su amigo. No sólo había sabido conservar la calma y actuar rápidamente para evitar que Kaltz llegara a los golpes, sino que ahora se había convertido en el pilar fundamental de ánimo de su equipo, lo cual sería muy importante ya que se habían quedado sin un jugador. "Estoy segura de que lucharás con todas tus fuerzas hasta el final, no me queda duda. Sin embargo, hay que reconocer que lo tienes todo en contra. ¿Podrás revertir el resultado y detener a nuestros jugadores? Si de ti dependiera, incluso intentarías anotar el gol que tanto te hace falta".

Elieth, al igual que el resto de los reporteros, estaba volviéndose loca con tantos eventos ocurridos en un solo partido. No cabía la menor duda: Ésa sería la jornada más polémica de la Bundesliga de ese año, con el partido más emocionante y comentado. Ningún otro encuentro llamaría tanto la atención como el que estaban presenciando, a pesar de que el torneo apenas iba comenzando.

- Kaltz se perderá el próximo partido del Hamburgo y le ha quitado a su equipo toda probabilidad de ganar.- murmuró Elieth.- Aunque nada está escrito y puede ser que el visitante nos dé a todos una sorpresa. Ya lo hizo una vez al comienzo del partido, podría repetir la hazaña al final del mismo…

La mirada de la chica se desvió hacia el capitán del Bayern Múnich, quien ya había recuperado su posición habitual, esta vez sin la sombra que lo había estado acompañando durante casi todo el partido. El joven se veía ligeramente abatido, a juzgar por sus hombros caídos, y Elieth se preguntó si eso se debería al intercambio de palabras que Karl había mantenido con Genzo previo a la expulsión de Kaltz. ¿Qué tanto se habían dicho esos tres para que las cosas acabaran como lo habían hecho?

Schneider, mientras tanto, no podía dejar de pensar en los reclamos que Kaltz le había hecho. ¿De verdad él pensaba eso de su persona? ¿Qué los había abandonado a él y a Wakabayashi por el dinero y la fama, como si fuera lo único importante? ¿No se suponía que ellos eran amigos desde niños? ¿Cómo podía entonces Kaltz hacerle un reclamo semejante, como si no lo conociera, como si fuese igual a todos esos futbolistas de plástico que sólo estaban ahí por el dinero?

"¿Kaltz habló de 'asquerosa ambición'", pensó Karl, indignado. "Yo sólo me vine al Bayern para poder jugar todos los días un fútbol de nivel alto. ¡Y se lo demostré con mi pierna derecha! ¿Cómo puede acusarme de ser un ambicioso?".

El Káiser se sentía herido en su orgullo de jugador y muy irritado. Apretando los puños, miró hacia la portería contraria y clavó los ojos en el guardameta que la custodiaba.

"¡Wakabayashi, en el poco tiempo que resta te anotaré el gol de la victoria! ¡Demostraré de lo que soy capaz y ganaré el título de mejor delantero del mundo!".

- En el desafío entre el ataque del Bayern y la defensa del Hamburgo quedan cinco minutos.- anunció el cronista.- ¡La expulsión de Kaltz no le deja otra opción al Hamburgo que el empate, pero el portero Wakabayashi sostiene vigorosamente a sus compañeros!

- ¡Muchachos, recuerden que debemos proteger el resultado por Kaltz!.- gritó Genzo. Sus compañeros respondieron con un sonoro "¡Sí!", dicho al unísono.

- ¡Maldición!.- exclamó Corman, al ver la forma tan aguerrida en la que los defensas del Hamburgo les bloqueaban el paso.- ¡Es imposible derribar el resultado!

- ¿Conseguirán impedirnos ganar?.- cuestionó Shiken.- ¿Cómo es posible que con un hombre menos estén mostrando tanta determinación?

Desde el túnel Kaltz escuchaba las acciones del partido mientras curaba sus heridas físicas y espirituales. Ahora que la cabeza se le había enfriado se daba cuenta de que había actuado como un verdadero idiota.

- ¡Maldición! ¿Por qué hice una cosa así?.- musitó, mientras se limpiaba la nariz con una toalla. No había querido que alguien del cuerpo médico lo revisara.- Siempre les causo problemas a todos. Bien que la hice, ya me imagino lo que los periódicos dirán de mí: "¡Hermann Kaltz pierde la cabeza y se hace echar en el momento crucial del partido!".

- ¡El cuarto hombre da a conocer el tiempo adicional!.- exclama el comentarista.- ¡Quedan tan sólo dos minutos de juego, y el Hamburgo rechaza todos los ataques adversarios!

- ¡Buena intervención!.- dijo Genzo al defensa de su equipo que cortó el avance del Bayern.- ¡Sigamos así!

- ¡Pero el balón rechazado por el Hamburgo rebota hasta los pies de Schneider!.- añadió el narrador.

- ¡Vamos!.- gritó Karl, dejando a todos en suspenso.

- ¡Schneider la tiene en la mira!.- exclamó Levin.

- Cualquier atacante en su situación avanzaría hasta dentro del área.- añadió Sho, mirando la escena.- Pero Schneider piensa diferente… ¡Querrá vencer al rival marcando desde fuera del área de penales, luchará desde atrás para obtener la victoria perfecta!

- ¡La expulsión de Kaltz ha dejado a Karl Heinz Schneider, el hombre más peligroso del Bayern Múnich, sin marca!.- exclamó Elieth, al ver la jugada.

Un breve flashback acudió a la mente de los dos eternos rivales, Wakabayashi y Schneider, cuando ambos eran un par de adolescentes jugando en las ligas juveniles del Hamburgo, cuando cada uno trataba de demostrar que era más fuerte que el otro.

- ¡Pararé cualquier remate que se haga desde fuera del área de penales!.- exclamó un joven Genzo recién llegado a Alemania desde Japón.

- ¡Y yo puedo anotar desde casi cualquier posición!.- replicó Karl, aceptando el reto que el otro le imponía.

- ¡Oh, oh, oh, qué interesante situación!.- Kaltz se reía de lo lindo con la escena.- ¿Cuál de los dos ganará este duelo!

Pero ahora no se trataba de un juego de niños sino de un partido profesional, en donde se arriesgaba el honor y el resultado del encuentro. Aunque parecía la misma situación de siempre, las circunstancias eran muy distintas.

"Wakabayashi, cuando éramos niños te anoté siempre el cincuenta por ciento de los tiros realizados desde fuera del área. ¡Éste es el segundo disparo que hago desde esta posición en el partido, y habiendo parado tú el primero, es seguro que anotaré en esta ocasión!".

Lily contuvo el aliento al ver que, una vez más, Genzo Wakabayashi y Karl Heinz Schneider tendrían su eterno duelo. ¡El juego estaba por concluir y aun así las emociones seguían fluyendo al por mayor!

- ¡Wakabayashi y Schneider!.- exclamó la chica.- ¿Quién de los dos ganará en esta ocasión? ¡El partido comenzó con un disparo de Schneider hecho desde fuera del área, y concluirá con otro desde la misma posición!

- ¡Termínalo, Karl-Heinz!.- exclamó Rudy Frank.

- ¡Detenlo, Wakabayashi!.- bramó Zeeman.

- ¡Va, Fire Shoot!.- gritó Schneider, ejecutando su tiro maestro.

"Esos días despreocupados en los cuales perseguíamos inocentemente el balón no volverán más", pensó Genzo, mientras se lanzaba para tratar de detener el cañonazo del alemán. "Ya no podemos jugar al fútbol sólo por diversión, pero a pesar de eso, en una situación como ésta, yo…".

Dejando boquiabiertos a todos los presentes, Wakabayashi realizó una parada magistral, quedándose con el balón en las manos y evitando que Schneider consiguiera robarle la victoria. ¡La afición del Hamburgo gritó eufórica por el magnífico desempeño de su arquero!

"¡Yo amo el fútbol!".

Schneider, Sho y Levin estaban atónitos. ¡Genzo había conseguido bloquear el 100% de los tiros de Schneider realizados desde fuera del área!

- ¡Wakabayashi no se limitó a rechazar el balón con una sola mano, lo atrapó totalmente con éxito!.- exclamó Sho.- ¡Así de perfecta es su defensa!

Mientras tanto, en el túnel Kaltz sonreía con ligera burla; arriesgándose a ser descubierto se había acercado a la entrada para poder seguir la jugada, y supo de antemano que Schneider fallaría el disparo.

"El viejo Schneider seguramente pensó en la media del 50% por ciento de los tiros realizados desde fuera del área", pensó Kaltz. "Eso fue verdad cuando éramos adolescentes, pero ahora la excepcional preparación de Genzo le permite detener el 100% de los disparos hechos por Schneider desde lejos".

- ¡Ha quedado claro para todos que ahora el SGGK Genzo Wakabayashi no permitirá que alguien le anote un gol desde afuera del área de penales, ni siquiera Karl Heinz Schneider!.- bramó el comentarista.

- Si hay alguien que puede detener a Schneider eres tú, Genzo.- murmuró Lily.- Si hay alguien que pueda conservar el espíritu en alto a pesar de tenerlo todo en contra, eres tú. Esta noche nos has dado un espectáculo magnífico, no sólo de tus habilidades sino también de tu fuerte personalidad… No necesitas estar en un equipo de estrellas, en cualquier lugar en donde juegues vas a brillar.

Wakabayashi se puso en pie, y corriendo hasta el límite del área chica realizó un largo despeje; el balón voló velozmente hacia el único jugador del Hamburgo que estaba en situación de atacar, Boisler. Los integrantes del Bayern no tardaron en darse cuenta de que con una jugada idéntica el Hamburgo pudo ponerse adelante en el marcador al inicio del partido. Kaltz, desde su escondite, y Sho y Levin desde el campo, contemplaron con sorpresa la maniobra realizada por el portero.

- ¡Buscan dejarnos a contrapierna como al inicio del partido!.- exclamó Nimba.

- ¿Intentan hacer dos veces la misma táctica?.- cuestionó Corman, cuando el balón rebotó en el pasto y se dirigió veloz hacia Boisler.

- ¡De nuevo es el Top Spin con el que anotaron el primer gol!.- gritó Sho.

- ¡Están entrando al área!.- añadió Levin.

- ¡Saquen ese balón, es peligroso!.- gritó Rudy Frank a sus jugadores.

Lily ahogó un grito. ¿Sería que el Hamburgo conseguiría llevarse la victoria en el último momento? ¡Si Boisler lograba anotar seguramente así sería! ¡Y a pesar de los esfuerzos realizados, de tantas semanas de entrenamiento, el Bayern perdería el duelo! Sin embargo, Boisler fue derribado por un defensa rival en una jugada un tanto violenta.

- ¡Momento decisivo del partido, a menos de dos minutos de que concluya!.- exclamó el comentarista.- ¡El delantero Boisler es derribado! ¿Le será concedido un penal al Hamburgo?

El entrenador Rudy Frank soltó un bufido de exasperación. Si les marcaban un penal era prácticamente seguro que el Hamburgo ganaría, pues en esas circunstancias y bajo ese nivel de presión ningún portero habría podido detener el disparo. O casi ninguno, pero el que podría hacerlo se encontraba jugando en el equipo contrario en esos momentos.

- ¡Les dije que lo detuvieran, pero no marcando falta!.- gritó, enojado.

Lily y el Dr. Stein no pudieron hacer menos que darle la razón. Sin embargo, al Bayern Múnich le quedaba aún un poco de suerte porque el árbitro no marcó penal, sino tiro libre.

- El larguísimo envío realizado por el portero Wakabayashi fue aceptado por Boisler, quien fue derribado apenas afuera del área chica del Bayern Múnich, lo que los ha salvado de un penal.- dijo el narrador.- Se cobrará un tiro libre, que aunque no sea penal, puede ser peligrosísimo debido a la posición. ¡Es una ocasión de oro para el Hamburgo!

Schneider permaneció en su puesto, a media cancha, sin hacer el intento de moverse; parecía que lo había impactado la posibilidad de perder en el último minuto. Sho y Levin lo miraron esperando alguna indicación, pero Karl parecía haberse quedado sin ideas. Wakabayashi, por el contrario, estaba eufórico. ¡Tenían una oportunidad muy buena de llevarse la victoria! ¡Había que darlo el todo por el todo en los últimos momentos, debían ganar por Kaltz!

- Si anotan con ese tiro libre, podríamos perder no obstante la ventaja numérica.- señaló un aficionado del Bayern entre las gradas, sentado junto a Nela.

- ¡No debemos pensar en la derrota!.- exclamó Gwen, quitándole a su amiga la molestia de tener que responder.

A Nela no le preocupaba tanto si ganaba el Bayern o el Hamburgo, lo que a ella le estresaba era pensar en el efecto que una derrota podría tener en Sho. Aunque, por supuesto, ella no lo iba a admitir en voz alta.

- El Bayern Múnich es forzado a poner a todos sus hombres a defender su área.- dijo el cronista.- ¡Una falta en esta posición es muy peligrosa!

Karl se movió al fin de su puesto para ir a completar la barrera del Bayern que estaba levantando el portero, en la cual también se encontraban Sho y Levin; algunos jugadores del Hamburgo se quejaron de que la barrera estaba muy cerca, a lo que el árbitro estuvo de acuerdo y los del equipo de muniqués tuvieron que moverse un poco. El portero del Bayern se esforzaba por acomodar a su defensa y darle indicaciones a su equipo, aunque parecía no tenerlas todas consigo. Era un buen arquero, no cabía duda (o no estaría jugando para el Bayern), pero no al nivel necesario para soportar la presión de los últimos minutos de un partido de fútbol en donde las emociones habían sido llevadas al extremo.

- ¡Vamos, debemos defender!.- exclamó el guardameta muniqués.

De pronto, los jugadores del Bayern, los del Hamburgo y los entrenadores de ambos equipos se quedaron de una pieza al ver lo que ocurría en el otro extremo de la cancha. ¡Genzo dejaba su portería para lanzarse al ataque!

- ¿Qué está haciendo?.- gritó Lily, estupefacta.

- ¿Qué pretende?.- cuestionó Elieth a su vez.

"¡Voy a hacerlo, Kaltz", pensó Wakabayashi, sin detenerse. "¡Venceremos! Desde el inicio de la temporada estamos preparándonos para este partido. ¡Acordamos darle una paliza al campeón en su casa, esto no puede quedar así! ¡Buscamos vencer al emperador del Bayern Múnich! ¡Voy a conseguir el gol de la victoria yo mismo, Kaltz!".

Desde la banca del Hamburgo, el entrenador Zeeman seguía la jugada con sorpresa y enojo. ¿En qué demonios estaba pensando Wakabayashi para dejar así descubierta su portería? ¡Estaban enfrentándose al campeón de la liga, al equipo que sabía aprovechar cualquier oportunidad! ¿Cómo se atrevía a arriesgarse de esa manera?

- ¡Wakabayashi, vuelve a tu posición inmediatamente!.- gritó el entrenador, a pesar de saber que Genzo no lo escucharía.

Kaltz, aunque sabía que ese acto era muy propio de Genzo, no dejaba de estar sorprendido por su audacia. ¡Si cualquiera de los jugadores rivales conseguía el balón sería el fin del Hamburgo! A pesar de eso, no podía evitar apoyarlo.

- ¡Vamos, Wakabayashi!.- gritó, arriesgándose a ser visto por los jueces de línea y/o el árbitro.

- Ay, Dios mío.- exclamó Lily, jalándose un mechón de pelo.- ¡No pensé que Genzo de verdad que llegaría al extremo de tratar de buscar el gol por su cuenta!

- Seguro que a Zeeman esto no le va a caer muy en gracia.- comentó el Dr. Stein.

El portero estaba por llegar al área chica defendida por el Bayern Múnich. Aunque su jugada era arriesgada, nada le garantizaba que sus compañeros le cederían el balón. Era verdad que había habido porteros en la historia del fútbol que abandonaban sus cabañas para conseguir un gol, como el paraguayo José Chilavert, el colombiano René Higuita, el brasileño Rogério Ceni, el mexicano Jorge Campos o el alemán Manuel Neuer, famosos por marcar goles que en muchas ocasiones les dieron la victoria a sus equipos, pero no era común que el guardameta dejara descubierto su arco para buscar el gol, ya que era su única responsabilidad el protegerlo. Sin embargo, era tal el deseo de Genzo de ganar que nada de eso le importó. Además, no era ésa la primera ocasión en la que él dejaba su portería para buscar una anotación, y las veces anteriores había tenido éxito. ¿Por qué tendría que ser diferente en esta ocasión?

- ¡No vinimos aquí para buscar el empate!.- gritó, cuando llegó al lugar en donde sería cobrado el tiro libre.- ¡Vinimos aquí para vencer al Bayern Múnich!

Boisler lo vio llegar y supo de inmediato lo que tenía qué hacer. "Wakabayashi, hoy estuviste magnífico", pensó el delantero. "Si tú no hubieses sido nuestro portero, no hubiésemos podido combatir al Bayern Múnich hasta este punto, por eso es que confío en ti. ¡Como capitán te confío este balón! ¡Anota el gol de la victoria, Wakabayashi, aunque tu puesto no sea para hacer estas cosas!".

- ¡Confiamos en ti, Wakabayashi!.- exclamó Boisler.

- ¡Te dejaremos hacerlo!.- dijo Amaruso, haciendo eco a su capitán.

- ¡Con este tiro venceremos al emperador del Bayern Múnich!.- gritó Emanilson, expresando en voz alta lo que sus compañeros estaban pensando.

- ¡La falta no es cobrada por Boisler!.- contó el narrador.- ¡El balón es tocado para el portero Wakabayashi que viene corriendo a toda velocidad!

- ¡Toma esto, Bayern Múnich!.- gritó Genzo, lanzando un fuerte disparo de pierna derecha.- ¡El tiro de la victoria!

- ¡No, Wakabayashi!.- rugió Schneider cuando vio que la posición del portero era muy buena.

¡Wakabayashi tenía el hueco justo para anotar! Hacia su izquierda desde su posición, a la derecha del portero del Bayern, había un espacio en donde el guardameta japonés podía encajar un gol con éxito. El balón salió disparado hacia dicho hueco, dejando a casi todos los jugadores de la barrera perplejos, incluyendo al mismo Schneider.

- ¡Ésta es una ocasión clave para el Hamburgo, conseguida por Wakabayashi!.- exclamó Elieth, dando un salto.- ¡Drenner, el portero del Bayern, está tan sorprendido que no atina a reaccionar! ¡Éste va a ser un golazo!

Todo parecía indicar que Elieth tenía razón y que Genzo lograría anotar el gol que le daría la victoria a su equipo; sin embargo, no todos los jugadores del Bayern Múnich se habían quedado atónitos ante la jugada de Wakabayashi: Sho adivinó muy rápidamente las intenciones de Genzo y salió de la barrera para ejecutar su Cañón con Retroceso, con el que pudo detener el tiro de Wakabayashi y regresarlo al campo de juego eliminando así el peligro para el Bayern.

- ¡Increíble!.- bramó el comentarista.- ¡Sho sale de la barrera a tiempo para rechazar el disparo de Wakabayashi! ¡La intervención de Shunko salva al Bayern Múnich de una situación peligrosa!

"Mi intervención ha sido principalmente defensiva", pensó Sho con satisfacción, al ver que había conseguido evitar que Genzo pusiera al Hamburgo a la delantera. "No pude disparar desde esta posición y el dragón no apareció, pero aun así mi Cañón con Retroceso puede causar peligro si es bien aprovechado".

Wakabayashi pasó del asombro al estrés cuando vio que Schneider dejó su puesto en la barrera para lanzarse a correr a toda velocidad tras la pelota despejada. ¡Y la portería del Hamburgo estaba vacía!

- ¿Qué?.- exclamó el portero, sin poder creer que el Cañón con Retroceso pudiera utilizarse como defensa en una situación desesperada.

- ¡Wakabayashi, tienes que regresar!.- gritó Kaltz, a voz en cuello.- ¡Schneider no va a perdonarte esta oportunidad!

- ¡No puede ser, maldita sea!.- bramó Zeeman, al borde de la histeria.

- ¿Qué cosa?.- exclamaron los demás jugadores del Hamburgo.- ¡No, Schneider pretende anotar! ¡Deténlo, Wakabayashi!

Genzo salió corriendo detrás de Karl para tratar de llegar a su portería antes de que éste alcanzara el balón. ¿Quién de los dos lograría llegar primero a su objetivo? ¿Conseguiría el Bayern contraatacar, o el Hamburgo alcanzaría a rescatar el empate? ¡Era el último duelo entre Schneider y Wakabayashi, algo totalmente imperdible!

Notas:

- Rogério Ceni es el portero que ostenta el título del guardameta que mayor cantidad de goles ha anotado a nivel profesional, con 132 goles a lo largo de su carrera futbolística. Antes de él, el título lo tenía José Luis Chilavert, con 62 goles. René Higuita marcó 41 goles y Jorge Campos 40. Manuel Neuer no lleva tantos goles anotados como para que lo considere dentro de la lista, pero su trabajo como libero (y el hecho de que me fascina) lo hizo aparecer, jeje.