Capítulo 18.

Múnich.

Reportaje publicado en Sport Heute al día siguiente del encuentro entre el Bayern Múnich y el Hamburgo:

"RIVALIDAD Y AMISTAD A PARTES IGUALES: CRÓNICA DE UN ENCUENTRO EXCEPCIONAL".

"Considerando que esperábamos ver acción, rivalidad y fútbol de calidad, puedo afirmar que el partido entre el Bayern Múnich y el Hamburgo no fue una decepción. Ambos equipos salieron con sus mejores jugadores al campo, y a pesar de que el primero tiene una clara ventaja con respecto al segundo en cuestión de estrellas, de inicio el balance se dio en favor del equipo del norte; si bien el local se lanzó con todo al ataque desde los primeros minutos, fue el Hamburgo quien abrió el marcador gracias a un pase bien combinado entre el portero Wakabayashi y el mediocampista Hermann Kaltz, complicando las cosas para el Bayern. El Káiser de Alemania, goleador del equipo, intentó desde ese momento igualar la situación, al igual que las dos estrellas extranjeras más jóvenes del plantel, Shunko Sho y Stefan Levin, pero ninguno de los tres consiguió perforar la portería de Genzo Wakabayashi durante la primera mitad del encuentro, justificando el apodo con el que fue bautizado el arquero en las semanas previas al partido, 'El Último Muro'. Fue en la segunda mitad cuando el Bayern, usando una técnica nunca antes vista y realizada en conjunto con Schneider, Levin y Sho, pudo anotar su primer tanto, deleitándonos con uno de los más espectaculares 'efectos especiales' que se han visto en un campo de fútbol, la ilusión de un dragón en llamas que atravesó la cancha y fue a perforar las redes que tan bien había estado defendiendo Wakabayashi. Sin duda alguna el 'Rugido del Dragón' será una técnica que pasará a la historia del fútbol sóccer como una de las más espectaculares y mejor creadas de todos los tiempos".

"Con respecto al Hamburgo, si bien Zeeman había conseguido que su equipo dominara el primer tiempo, desde el gol recibido en contra las cosas se le fueron de las manos. Su decisión de meter a dos jugadores para bloquear a Levin y a Sho, manteniendo la marca que ya tenía Kaltz sobre Schneider después de que anotó el único tanto del Hamburgo, demuestra su inconsistencia como entrenador. La falta de aspirar a algo más que a un empate no deja bien parado al hombre, quien parece conformarse con lo mínimo sin intentar romper sus propios límites. Es verdad que el Bayern Múnich es un equipo que suele arrasar con casi todos sus rivales alemanes en cada temporada (siendo clubes como el Wolfsburgo y el Borussia Dortmund los únicos que le suelen dar pelea), pero también es cierto que el Hamburgo no conquista una Bundesliga desde el torneo de 1982-1983 ni una Copa de Alemania desde 1987, lo que nos hace preguntarnos si mantener esa actitud tan poco ambiciosa podrá sacar al equipo de su mala racha, siendo aquí en donde el guardameta Genzo Wakabayashi sale a relucir. Los medios alemanes, y algunos internacionales, no han dejado de 'hacer leña con el árbol caído' a raíz del fatal error que el japonés realizó al final del encuentro, favoreciendo que el Bayern anotara el gol decisivo, afirmando que fue uno de sus peores errores el haber perdido la cabeza y decidir salir al ataque dejando descuidada su portería. Sin embargo, a dichos medios se les olvida que este deporte es un juego de equipo de 11 personas y, como diría el mismo Wakabayashi, 'la esencia del fútbol son los goles'. ¿Por qué criticar y juzgar tan severamente al único jugador que sacó la casta por un equipo en decadencia? ¿Por qué echarle en cara su último y lamentable error cuando fue su impecable actuación la que evitó que el Hamburgo cayera por goleada ante un Bayern Múnich arrasador? ¿Por qué cuestionar si la acción de Wakabayashi fue una afrenta a su entrenador, cuando muchos de nosotros disfrutamos viendo a un jugador que se arriesga para dejarlo todo en los últimos instantes de un partido emocionante? ¿No es ésa la verdadera esencia del fútbol, lo que a todos nos apasiona? Lo cierto es que es difícil darnos gusto a los reporteros en un tema como el sóccer, en donde todos se sienten expertos conocedores en el tema, pero sólo el mismo jugador puede saber cómo se sentía en ese momento y el por qué tomó sus decisiones, así que, lejos de criticar a Genzo y proclamar que cometió un 'hara-kiri profesional', aplaudo su valor y su tenacidad, porque pocos futbolistas tendrían la sangre fría para afrontar la derrota como lo hizo él, con ayuda o sin ella".

"Y a pesar de que las cosas durante el juego se calentaron al extremo de que Hermann Kaltz le propinara una patada al Káiser de Alemania, lo que traería como consecuencia su expulsión más que justificada, la relación de amistad que siempre ha habido entre ambos jugadores no se vio afectada. En contra de lo que muchos medios se han esforzado por declarar, el enojo entre los futbolistas no se mantuvo después del partido ya que tuve la fortuna de presenciar el momento en el que Kaltz se acerca a ofrecerle una disculpa a Schneider por su comportamiento, justo cuando éste era llevado a la enfermería para tratarlo de la lesión que se hizo en el hombro tras anotar el segundo gol del Bayern. En ese momento, alejados de la tensión del campo, de los reflectores y de la mayoría de los reporteros, ambos futbolistas volvieron a ser los dos amigos que han sido desde siempre, dejando atrás rencores y rencillas ocasionadas por el estresante partido que acababan de disputar. Son este tipo de situaciones las que debemos tener en mente después de un partido, las que nos recuerdan que el fútbol es un deporte que debe mantenernos unidos, no los errores de un hombre ni las frustraciones de otros, ya que el deportivismo siempre deberá estar por encima de los rumores, chismes y murmuraciones malintencionadas, que acaban por empañar lo bello del fútbol sóccer...".

Con información y fotografías de Elieth Shanks.

A pesar de la bienintencionada escritura de Elieth, que ponía las cosas en claro y no se dejaba llevar por el morbo de la mayoría de los reporteros, su artículo no sirvió del todo para contrarrestar los efectos negativos de las otras reseñas que hablaban de la mala actuación de Wakabayashi ni de aquéllas que lo tachaban de traidor por haberse besado con una doctora del Bayern Múnich, con todo y que esa tirada de Sport Heute fue de las más vendidas del año (no se podía negar que la calidad del reportaje era soberbia, por no olvidar que las fotografías a color del "Rugido del Dragón" eran excepcionales). Además, ningún artículo sería lo suficientemente bueno para opacar el rumor que se estaba extendiendo como pólvora por Alemania y que pronto lo haría por el resto de Europa.

Los días de Genzo Wakabayashi en el Hamburgo estaban contados.

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Cuarenta y ocho horas antes del partido, Lily Del Valle tenía la confianza de que su futuro en el Bayern Múnich sería brillante, pero guardaba incertidumbre por los sentimientos que le causaba Genzo Wakabayashi (y los que probablemente despertaba ella en él). Ahora, tras el partido del Bayern contra el Hamburgo, no seguía teniendo confianza de que su carrera médica en el Bayern sería un éxito, y la incertidumbre que le ocasionaban los sentimientos que Genzo pudiera tener por ella habían incrementado al doble, si era posible. Se preguntaba cómo era posible que un simple beso pudiera crear semejante caos y arruinar en sólo un segundo las cosas que le había tomado años construir, y si a ella le estaba yendo mal, a Genzo seguramente le estaba yendo mucho peor.

La prensa había triturado a Wakabayashi, acusándolo de traidor, de confiado, de hipócrita, de doble cara, lo criticó por haberse arriesgado tan estúpidamente en los últimos minutos del partido, y hubo algunos (pocos, afortunadamente) que comentaron que hubiera sido mejor que Zeeman hubiera cambiado de guardameta en vez de defensas en la segunda mitad del encuentro. Lily estaba realmente indignada, no sólo porque se trataba de Genzo sino porque él había hecho una actuación estupenda y casi impecable, la cual fue borrada de un plumazo por su última acción, al menos ante los ojos de los medios. ¡Y además estaba el artículo de ese maldito reportero al que empujó en el túnel! Lo único que Lily lamentaba era no haberle roto la cámara con el golpe, así habría evitado que ese desgraciado infeliz bueno para nada los hubiera captado a ella y a Genzo en un momento tan privado como lo fue su primer beso; de no haberse filtrado esa imagen, mucha gente no trataría a Wakabayashi de hipócrita ni de traidor, pero aún con fotografía existente la joven creía que no tenía por qué haber una cacería de brujas, no se podía explicar por qué un acto de amor tan simple podía ser considerado como algo maligno. Ella se sentía agradecida con Elieth por su artículo, duro y sin tapujos, en el cual señalaba al verdadero culpable de la mala actuación del Hamburgo, y también por no mencionar ni de pasada lo del famoso beso (aunque Lily creía que hubo una parte en donde Elieth hizo una mención muy indirecta), pero le deprimía saber que ese reportaje no estaba logrando callar por completo los rumores. La doctora, sin embargo, sabía que Genzo podría levantarse sin problemas de esta eventualidad, un error como ése no sería suficiente para acabar con su brillante carrera futbolística.

Ella, por supuesto, era otro cantar.

No le sorprendió mucho cuando Rudy Frank la llamó el primer día en el que los jugadores regresaron a entrenar; no le sorprendió pero no evitó que el alma se le fuera a los pies. Lily no creía que el mánager se hubiese tragado el cuento de que ella podría ser una traidora, pero sin duda la amonestaría por estarse besando con uno de los jugadores rivales después del partido; en cuanto vio el infame reportaje publicado se preparó mentalmente para un regaño, pero lo que recibió fue mucho más que eso.

Sho se encontraba con ella cuando el Dr. Stein le informó que el entrenador Schneider quería verla a solas; el chino había sentido un tirón muscular en la pantorrilla mientras calentaba, y Lily le estaba dando un masaje para tratar de aliviarlo, mientras el resto de los jugadores daban vueltas alrededor del campo. La joven le respondió a su médico jefe que iría en cuanto acabara de atender a Sho, y aunque la chica trató de sonreír despreocupadamente, el joven notó de inmediato su tensión.

- Relájate, no es como si te fuera a expulsar.- dijo él, tratando de tranquilizarla.- Seguramente querrá saber si podrás convencer a Wakabayashi de que se venga al Bayern a base de besos.

- ¡No me hace gracia!.- Lily se ruborizó, pero sonrió.

- Oye, seguramente a Wakabayashi tampoco le haría.- Sho le guiñó el ojo.- Pero apuesto a que te mueres por averiguarlo.

- ¡Ya basta!.- Lily se rió con tantas ganas que por un momento se le olvidó su situación.- Déjame trabajar.

- O quizás quiera ofrecerte un puesto en el equipo de las animadoras.- el chino se encogió de hombros.- La verdad es que no lo hiciste nada mal en el espectáculo del medio tiempo.

- En serio, ya cálmate o le hablaré mal de ti a Nela.- bufó Lily, avergonzada al máximo.- Y mejor que no vuelvas a mencionar ese acto del medio tiempo si no quieres que tumbe todas tus esperanzas con ella.

- Para tu desgracia, señorita doctora, mi adorada Nela ya está más allá del bien y del mal.- replicó Sho, con cierta pedantería.- Pero buena suerte con eso.

La chica puso en blanco los ojos; en cuanto Sho sintió mejoría (ella le dio tanta pena que estaba tentado a seguirse lamentando aunque no fuera verdad, para que no tuviera que acudir con el señor Schneider), la doctora se apresuró a presentarse ante el entrenador, llevando aún en sus manos el frasco de relajante muscular en aerosol que le había estado aplicando al chino. En cuanto ella se hubo marchado, Sho se dirigió presto y sin dilaciones hacia el sitio en donde Schneider les gritaba a los jugadores que corrieran más rápido, ya que debido a su lesión no podría participar del entrenamiento de ese día.

- ¿Qué sucede?.- preguntó Karl al ver acercarse a su compañero.- ¿Te lastimaste?

- No, yo estoy bien, pero no puedo decir lo mismo de Lily.- negó el otro.- Tu padre el entrenador la ha mandado llamar, y los dos sabemos que no es para algo bueno.

En otras circunstancias Karl se habría molestado por la frase "tu padre, el entrenador" (les había prohibido estrictamente a sus compañeros que no mencionaran que Rudy Frank era su padre, al menos no en el estadio ni en las instalaciones del equipo), pero el alemán captó de inmediato cuál era el problema. Sin responder, Schneider le hizo una seña a Sho y abandonó el calentamiento, desapareciendo por el rumbo que había tomado Lily momentos antes. Sho se encogió de hombros y se incorporó al grupo que corría, pensando en que ya había hecho lo que estaba en sus manos por ayudar.

Lily, mientras tanto, permanecía de pie frente al escritorio que el entrenador ocupaba en las oficinas administrativas; Rudy Frank le había pedido que se sentara, pero la joven prefirió mantenerse parada (tenía la costumbre de "pelear sus batallas" de pie, ante la creencia de que así se veía menos vulnerable que estando sentada), de manera que el hombre la imitó.

- De verdad, estoy muy decepcionado de ti.- fue lo que dijo Rudy Frank.

- ¿Por qué?.- Lily respingó y apretó con fuerza la lata de aerosol. De todas las frases que podría haber usado él, ésa era la que podría lastimarla más que cualquier otra.- ¿Qué fue lo que hice mal, entrenador?

- Me parece que los dos sabemos bien qué ha sido.- replicó el señor Schneider, muy serio.- No creo que te haya pasado desapercibido el reportaje sobre tu beso con Genzo Wakabayashi que se publicó recientemente en Blind.

Blind era el periódico de tercera al que pertenecía el maldito reportero que les tomó la fotografía. Lily creía que el nombre le iba muy bien al tabloide, puesto que la mayoría de sus corresponsales estaban más ciegos que un árbitro vendido*.

- No, entrenador, pero no entiendo por qué eso habría de hacer que se decepcione de mí.- Lily enrojeció nuevamente, no sabía si por la vergüenza o por el enojo.- Si es por el hecho de que estaba con Wakabayashi a la misma hora que Karl estaba siendo revisado por su herida, puedo asegurarle que eso no dilató el tratamiento, él fue atendido en tiempo y en forma, no descuidé mi trabajo de alguna forma.

- No se trata de eso.- Rudy Frank la miró con cierta severidad.- ¿Te has dado cuenta de que el reportaje de Blind ha hecho acusaciones graves? De traición y de manipulación, no sólo para ti sino también para mí. Nos ha acusado a ambos de convencer a Wakabayashi de dejarse ganar, quedando en entredicho tu reputación y la mía, por no mencionar que pone en duda un resultado que nos causó mucho trabajo el conseguir. No sé qué tanto te haya costado labrar tu nombre, Lily, pero a mí me costó trabajo limpiar el mío.

La joven recordaba claramente el hecho (y no porque ella lo hubiese vivido sino porque Karl se lo había contado), la famosa pelea del en ese entonces entrenador del Hamburgo, Rudy Frank Schneider, y el jugador estrella del equipo, Schmidt, a quien sacó de un partido importante por mal comportamiento, ganándose el odio generalizado de la afición. Al señor Schneider le fue tan mal después de eso que con un pretexto u otro lo suspendieron como entrenador y acabó cargando bultos en el puerto de Hamburgo, debido a que fue rechazado y vilipendiado por el resto de los equipos del país, y si no fuera porque alguien de la directiva del Bayern Múnich decidió seguir creyendo en él y darle una oportunidad cuando su hijo Karl fue contratado en dicho equipo, seguramente Rudy Frank estaría aún como cargador en el puerto, a muchos kilómetros de ahí.

- Usted sabe que lo que publicó ese periódico no es verdad.- Lily trató de defenderse.- Genzo Wakabayashi no es de la clase de hombre que se dejaría manipular así por ninguna persona, sea hombre o sea mujer, y yo no traicionaría mi trabajo por culpa de un hombre, jamás. Y además usted no me…

- Yo sé que yo no te manipulé, doctora, eso me queda claro.- la interrumpió el entrenador, sin contemplaciones.- Sobre si Wakabayashi se dejó convencer por ti o no, es cosa de él, aunque me sorprendería que fuera verdad. A mí lo único que me importa al respecto es: ¿Tú nos has sido fiel? No creas que no vi cómo te comportaste en el partido; aunque parecías seguir las jugadas de los nuestros, no dejabas de mirar la portería contraria. Podría pensar que lo hacías de manera meramente profesional, que estabas interesada en detectar puntos débiles en el rival, pero pude notar que Wakabayashi te devolvía las miradas, casi como si hubiera alguna especie de conexión entre ustedes. ¿Cómo voy a confiar en ti después de esto? ¿Qué me asegura que no estuviste pasándole información antes del partido, que eso hizo que él se confiara y que le saliera el tiro por la culata?

- ¡No he traicionado al equipo en ningún momento!.- protestó Lily, indignada, sin saber que estaba teniendo su versión de la plática que mantuvo Genzo con su propio entrenador.- ¡Le soy leal al Bayern Múnich al cien por ciento! ¡Es insultante que crea que sería capaz de revelarle información a nuestros oponentes!

- ¿Y cómo puedo saber si eso es verdad?.- replicó Rudy Frank.- Wakabayashi supo cómo detener la mayoría de nuestros tiros, ¿quién me asegura que eso no fue porque tú le dijiste cuál iba a ser nuestra técnica? Hay muchas cosas que me hacen dudar, Lily, y creo que… Creo que me precipité contigo, no debí darte tanta libertad y confianza, no tienes ni un año con nosotros y no has demostrado ser de fiar.

- ¿No crees que estás siendo muy rudo con ella?.- interrumpió Karl en esos momentos, entrando sin avisar. Tanto Lily como el entrenador se giraron para verlo, y ambos se veían molestos por la intromisión.- ¿Y no crees también que estás menospreciando a Wakabayashi? Él es perfectamente capaz de detener todos nuestros disparos sin la necesidad de que alguien lo ponga sobre aviso.

- Schneider, espera afuera.- pidió Rudy Frank, con el ceño fruncido.- En estos momentos estoy ocupado.

- Lo siento, entrenador, pero creo que este asunto también me atañe.- replicó Karl, muy serio.- Siendo yo quien recomendó a la doctora Del Valle para el puesto vacante en el cuerpo médico, soy responsable por los actos que ella cometa dentro del club.

- Schneider, en realidad creo que debes dejar que haga esto yo sola.- pidió Lily; sus nudillos estaban blancos debido a lo mucho que apretaba la lata de aerosol.- No necesito que alguien hable a mi favor ante acusaciones tan graves.

- Entrenador, yo puedo asegurarle que la doctora Del Valle no nos ha traicionado en ningún momento.- Karl ignoró a la chica.- Ella ha demostrado ser muy profesional, tanto en los entrenamientos como en los partidos, no la creo capaz de cometer una bajeza semejante.

- Eso no quita que pueda traicionarnos fuera de ellos.- insistió Rudy Frank, molesto por la intervención de su hijo.- ¿Cómo voy a saber que ella no ha estado pasando información a Wakabayashi sobre nosotros a través de conversaciones telefónicas o correos electrónicos?

- Si eso fuera verdad, él habría sabido cómo detener el Rugido del Dragón.- Lily los miró con rabia a los dos.- De haber querido traicionar al equipo, no le habría dicho a Wakabayashi cuál iba a ser la técnica empleada por el entrenador, le habría contado cómo parar el Rugido del Dragón, o por lo menos desviarlo sin lastimarse. No me habría ido por lo sencillo, los habría traicionado a lo grande de haberlo querido.

- ¿Acaso sabes cómo detener ese tiro combinado?.- el entrenador enarcó las cejas.

- Yo ayudé a crearlo, no habría sido imposible encontrar la manera de detenerlo.- replicó Lily, sin inmutarse.- Si me lo hubiera propuesto, ustedes no hubieran podido anotarle a Wakabayashi con ese tiro.

- En eso tiene razón.- Karl asintió.- El hecho de que el Rugido del Dragón haya sido todo un éxito se debe a que se mantuvo en secreto hasta su ejecución. Si Wakabayashi hubiera sabido lo que teníamos preparado para él, habría buscado la manera de detenerlo o le hubiera pedido ayuda a ella.

Rudy Frank se quedó callado, sopesando la cuestión; la rabia de Lily era real, ella en serio estaba enojada por el hecho de que se dudara de su honestidad, y en sus ojos se veía que estaba diciendo la verdad, teniendo además un punto irrebatible a su favor. Sin embargo, el artículo de Blind había causado mucho revuelo entre los directivos del Bayern, y muchos de ellos querían sacar a Lily del cuerpo médico del equipo, por seguridad. Por una parte, Rudy Frank estaba de acuerdo con ellos, pero por otra sabía que si la dejaba ir perderían a alguien que a la larga podría convertirse en un médico excepcional, bastaba ver el gran papel que desempeñó al ayudar a crear el Rugido del Dragón para darse cuenta de eso. Cuando Rudy Frank explicó esta cuestión a los directivos, éstos aseguraron que respetarían la decisión que él tomara; haciendo balance de cuentas, el hombre estaba más inclinado a apoyar a Lily que a dejarla partir, pero no pensaba decírselo.

- Bien, he llegado a una decisión con respecto a tu permanencia en el equipo, doctora.- Rudy Frank la miró con severidad.- La directiva me ha pedido que tome cartas en el asunto con respecto a este escándalo; dudé en si debía pedirte que abandonaras el equipo, pero quería darte el derecho de réplica. Aunque creo en tus palabras, me parece que tenemos una situación que puede salirse de control si no tomamos las medidas necesarias. A partir de hoy entregarás un reporte de todo lo que hagas y digas al Dr. Stein, ya sea de actividades realizadas aquí o en el Allianz, aun así sean entrenamientos simples o los actos de las porristas. Y estarás vigilada por alguien del cuerpo médico que ya esté de base, por supuesto. Yo no estoy en contra de que tengas algún romance con alguien del equipo, ni con alguien de un club rival por supuesto; la Selección Alemana es de las pocas que no tiene el veto de abstinencia sexual con sus jugadores, somos muy comprensivos y abiertos en ese sentido, pero dadas las actuales circunstancias, te pediré que si vuelves a reunirte con Wakabayashi seas más discreta.

- Está bien, señor.- fue lo que Lily respondió, apretando tanto los dientes que apenas se le entendió.

- Y está de más decirte que ante cualquier duda de traición por parte tuya, quedarás fuera del equipo.- remató el entrenador.- No toleraré ninguna falla en ese aspecto.

- ¿No crees que estás siendo demasiado severo?.- cuestionó Karl, frunciendo el ceño.

- ¿Puedo irme ya?.- preguntó Lily, temblando de rabia e ignorando al alemán. Tenía unas ganas enormes de llorar del enojo, pero no iba a hacerlo delante de ellos.- Hay actividades en las que tenía programado participar, a menos que usted lo considere como algo de riesgo y prefiera que me mantenga al margen.

- No, por supuesto que no.- Rudy Frank entendió que eso era una provocación pero decidió dejarlo pasar.- Puedes retirarte.

- Gracias.- Lily salió sin voltear a ver a Karl. Poco le faltó para azotar la puerta pero logró contenerse a tiempo.

La joven se apresuró a llegar al baño destinado al personal femenino, ignorando en su camino a las dos o tres personas con las que se cruzó, se encerró en uno de los cubículos y dejó que sus lágrimas de rabia fluyeran libremente. ¿Cómo podía ser posible que hubiese perdido la confianza del entrenador por culpa de una foto, de una maldita foto? ¡Y una foto de un beso! ¡Ni que la hubiera encontrado robando documentos de su oficina, caramba! Ella había sido leal y honesta desde su llegada al Bayern, sabía que ésa era la oportunidad de su vida y que no podía dejarla escapar, no se atrevería a cometer un acto que pudiera poner en riesgo ese puesto, no era así de estúpida, pero al parecer hasta enamorarse estaba mal visto en esos días.

- Y todo por culpa de ese maldito reportero.- masculló en español, entre sollozos.- ¡Ni siquiera sé si Wakabayashi va a querer seguirme hablando después de esto!

Pero como no era persona que gustara lamentarse eternamente de sus desgracias, en algún momento el llanto cedió y Lily creyó que era momento de volver, antes de que alguien comenzara a preguntar por ella, así que salió del cubículo y se lavó la cara lo mejor que pudo. Claro está, con la nariz y los ojos rojos era difícil ocultar que había estado llorando, pero al menos el agua fresca la revitalizó. Cuando volvió a presentarse en el campo, una mirada del Dr. Stein le hizo saber a la chica que él estaba enterado de las órdenes del entrenador, pero no hizo comentarios al respecto.

Cuando Lily abandonó la oficina, Rudy Frank y Karl intercambiaron palabras; el entrenador sentía que debía llamarle la atención a su hijo por haberse inmiscuido en un asunto que no le atañía, pero creía que lo había hecho por apoyar a un compañero. Además, en cierto modo Karl tenía razón, la doctora Del Valle estaba ahí por recomendación suya y era algo normal que quisiera involucrarse cuando ella comenzaba a presentar problemas, era una manera de hacerse responsable por sus decisiones.

- Está enojada.- comentó el señor Schneider, cuando Lily se hubo ido.

- Cualquiera lo estaría si se le acusa de algo que no hizo.- replicó Karl.- No creerás en verdad que ella nos traicionó.

- No realmente.- admitió el entrenador, suspirando.- Pero los directivos sí y me presionan a mí para que la mantenga controlada. Les he convencido de que sería peor dejarla marchar, pero debo tenerla vigilada para evitar otro problema como éste.

- Entiendo.- Karl se molestó al saber que el asunto había llegado a oídos de los directivos.- No entiendo por qué a mi tocayo le importa tanto lo que un integrante del cuerpo médico haga con su vida amorosa.

- Me parece que el problema fue el reportaje de Blind, no tanto el romance.- replicó Rudy Frank.- No tenía idea de que la doctora Del Valle fuese novia de Genzo Wakabayashi. ¿Tú lo sabías?

- Yo sabía que a ella le gustaba él, desconocía que el sentimiento fuera correspondido, pero dudo que sean novios.- reconoció Karl.- Supongo que podría preguntárselo después.

Media hora más tarde, cuando los Schneider regresaron al campo para empezar el entrenamiento, Karl quiso acercarse a Lily para hablar con ella, pero él no tuvo ni la oportunidad de decir dos palabras completas porque la joven de inmediato lo paró en seco.

- No quiero hablar contigo, estoy enojada.- dijo, fríamente.

- ¿Qué? ¿Por qué?.- el alemán se sorprendió.

- ¿Qué carajos fuiste a hacer a la oficina del entrenador?.- lo increpó Lily, furiosa, intercalando el español con el alemán.

- ¿Cómo? ¿No resulta obvio?.- Karl lo comprendió de inmediato.- Fui a apoyarte, me pareció que lo necesitabas.

- ¿Y quién te pidió que lo hicieras?.- replicó Lily, apretando los puños.- ¡Yo no te pedí que me defendieras, puedo hacerlo perfectamente bien sola! ¡No necesito de tu ayuda!

- Pero no podía dejarte sola.- Schneider trató de defenderse.- Después del lío que se ha creado por culpa de ese periódico era evidente que el entrenador iba a castigarte por algo que no fue culpa tuya y no me pareció justo. ¿Por qué estás tan enojada? Sólo quería darte un poco de ayuda…

- ¡No necesito apoyo de ti! ¿Qué no lo entiendes?.- la doctora trató de no levantar demasiado la voz.- ¡No quiero que los demás piensen que estoy aquí por ser recomendada tuya, que el entrenador no me va a hacer nada sólo porque tú me defiendes! Quiero que se me reconozca por mi trabajo, no por ser la amiga del Káiser, a quien no pueden hacerle algo porque viene protegida por él. ¿Acaso eres tan tonto que no puedes entenderlo? ¡Quiero que me dejes destacar por lo que soy, no por estar bajo tu amparo!

Karl se quedó sin palabras; Lily, dándose cuenta de que estaba perdiendo el control, se alejó sin despedirse. El alemán la miró irse, preguntándose en dónde rayos había estado su error.

- Por algo ella y Elieth son tan amigas.- suspiró Schneider.- Demasiado orgullosas, las dos.

Ese día la joven le avisó a su jefe que se retiraría temprano porque tenía un dolor de cabeza terrible. No le importó saber si el Dr. Stein estaba de acuerdo o no, de cualquier modo su incipiente carrera en el Bayern ya pendía de un hilo, pero el galeno no le reprochó nada y la dejó marchar, ya que de cualquier manera el entrenador le había pedido que retirara a Lily de momento de las prácticas de las porristas. Fue en ese instante cuando ella recibió el primer mensaje de Genzo en donde se disculpaba por lo ocurrido, lo que la hizo creer que el joven estaba arrepentido del beso ahora que la bomba le había estallado también a él, y eso la deprimió aún más, por lo que no contestó el mensaje. En cuanto llegó a su departamento, la chica se sentó en uno de los sillones tapizados de cuero que había comprado el padre de Elieth y se puso a arrojar una pelota de goma hacia la pared, con toda la fuerza de la que fue capaz, una y otra vez, sin detenerse ni siquiera cuando los vecinos aporrearon la pared y le gritaron que se estuviera quieta. En esa situación la encontró Elieth cuando llegó, y se apresuró a quitarle la pelota a Lily para evitar que rompiera la televisión o el marco de alguno de las bellas reproducciones de cuadros famosos que adornaban la sala.

- ¿Qué te ha pasado, Lapinette, por Dios?.- Elieth se sentó frente a ella, preocupada por verla tan deprimida.

Elieth, por supuesto, sabía por boca de Lily lo que había sucedido con Genzo en el túnel, y había leído el artículo de Blind con la misma indignación con la que lo hubiera hecho si hubiese estado dirigido a ella, pero no se le pasó por la mente que pudiera traer alguna repercusión a nivel laboral, de manera que se asombró mucho cuando Lily le contó lo ocurrido.

- ¿Pero qué se piensa ese hombre?.- exclamó Elieth cuando Lily hizo una pausa para limpiar las lágrimas de rabia que comenzaron a fluir de sus ojos.- ¿Qué no eres humana o qué? ¿Desde cuándo un beso es causa de despido?

- No me han despedido, y el problema no es el despido si no la acusación de traición, Gatita.- replicó Lily, arrugando el pañuelo con el que secó sus ojos.

- Pero el reportaje acusa a Genzo de hacer traición, no a ti.- Elieth le acarició el largo y enmarañado cabello castaño.

- Pero aun así sospechan de mí.- Lily se encogió de hombros.- Es una mentada de progenitora tan grande que no sé cómo reaccionar a eso.

El celular de la doctora pitó otra vez, anunciando que había recibido un nuevo mensaje de Genzo; esta vez el guardameta se disculpaba por haberla besado sin su consentimiento, y Lily, al leerlo, hizo un puchero y arrojó el aparato a los pies de Elieth, cayendo sobre la suave alfombra con un sonido seco.

- ¿Qué pasa?.- preguntó Elieth, recogiendo el teléfono.- ¿Quién es?

- Es Wakabayashi, ahora cree que debe disculparse por haberme besado porque "actuó mal al hacerlo sin permiso".- respondió Lily, enfurruñada.

- ¿Qué? ¿Es en serio?.- Elieth soltó una carcajada y se dispuso a leer el mensaje.- ¡No es cierto! ¿Qué le pasó a mi amigo? ¡Él no es así!

- Yo que sé, pero ahora le ha dado por ser político y correcto, por lo que veo.- bufó Lily.

- Tal vez sólo está tan desconcertado como tú.- sugirió Elieth, más seria.- Digo, no es un experto en tratar con mujeres y no es del tipo de hombres que saltan rápidamente de una relación a otra; además, considera también que el ataque va predominantemente dirigido a él. Quizás sólo trata de disculparse por el mal rato que cree que te está haciendo pasar.

- Pues sí, pero que no se disculpe por haberme besado, que no sea idiota.- replicó la castaña, mesándose el cabello.- Que se disculpe si está arrepentido porque no le gusto, nada más.

- Díselo entonces.- Elieth le extendió el teléfono.- Genzo no es adivino.

- Ahora resulta que robar un beso está mal.- Lily tomó el aparato y lo miró con cierto enojo.- La tendencia actual feminista convierte a un hombre que toma la iniciativa y te besa sin preguntar en un machista opresor y abusivo. ¿Es en serio? ¿Ya no está permitido disfrutar de la magia que te da el recibir un beso sorpresa de parte del hombre que te gusta?

- No lo sé.- Elieth suspiró.- La verdad es que a mí nunca me han robado un beso, siempre los he provocado.

- Uy sí, presumida.- Lily le mostró la lengua a su amiga, quien volvió a reír a carcajadas.

- Pero entiendo lo que quieres decir.- Elieth se encogió de hombros.- Eso que dices es lo que marca la tendencia actual, pero tú nunca has seguido las tendencias, explícaselo a Genzo.

De tal manera que Lily envió el segundo mensaje y, para su sorpresa, Wakabayashi contestó que no estaba arrepentido de haberla besado; por el contrario, le preguntó si podía hablar con ella a través de vídeo llamada en una hora, más o menos, pues había un par de cosas importantes que quería tratar con ella. La joven se negó a mantener una conversación por vídeo pero aceptó platicar por chat para que fuese más fluido el intercambio de impresiones, ya que efectivamente había mucho por aclarar. Elieth le pidió que saludara a Genzo de su parte, y que no dejara que sus emociones influyeran demasiado en sus palabras, pero en el tiempo en el que él tardó en llegar a su departamento y entrar al chat, Lily ya había vuelto a recordar el regaño del entrenador Schneider y su ánimo recientemente levantado por Elieth terminó yéndose en picada. Así pues, cuando a pesar de su condición de no activar el vídeo Genzo insistió en que conectara la webcam, Lily se negó cuanto pudo pero él fue tan insistente que al final acabó cediendo, y lo primero que el portero notó fueron las huellas del llanto que seguían presentes en el rostro de la chica.

- Por eso no quería conectar la webcam.- refunfuñó Lily, jugando nerviosamente con su cabello.- Me siento y me veo como Rodolfo, el reno de la nariz roja.

- Lo único que me preocupa es saber que has estado llorando.- replicó Genzo, en voz baja.- ¿Qué ha sucedido, Lily?

- La verdad no creo que sea buena idea que lo sepas.- suspiró ella, apesadumbrada.- No después de los mensajes de disculpa que me enviaste.

- En realidad los mandé por seguir el consejo de un amigo que es tan idiota como yo en cuestiones de romance.- Genzo se veía avergonzado.- No volveré a hacerlo.

Ella soltó una risa involuntaria y se relajó un poco; él sonrió aliviado al notar que la chica estaba más dispuesta a hablar, así que volvió a preguntar qué había sucedido, y Lily acabó contándole la plática que tuvo con el entrenador Schneider, omitiendo la no deseada intervención de Karl. Genzo escuchó todo sin decir palabra, pero era evidente que no le caía en gracia el asunto, y conforme iba pasando el tiempo se veía cada vez más molesto.

- Bueno, pues está de más decir que el hecho de que cuestionen tu lealtad y la mía es algo que me parece insultante y denigrante.- dijo Wakabayashi, cuando Lily terminó.- A mí me hicieron algo similar mi entrenador y el presidente del club, excepto porque no está bajo amenaza mi puesto dentro del equipo, sólo se limitaron a hacerme una advertencia. ¡Cualquiera pensaría que un club como el Bayern Múnich tendría directivos con más inteligencia! ¡Qué manera tan estúpida de cuestionar la calidad de un médico con tanto potencial sólo por una estúpida fotografía!

- Tan estúpido como cuestionar la lealtad de un hombre que rechazó un jugoso contrato para jugar con el mejor equipo de Alemania por no abandonar el club que lo vio nacer.- Lily se ruborizó ligeramente ante el halago.- Supongo que los que están arriba no quieren exponerse a líos o sabotajes.

- Tal vez.- Wakabayashi no estaba convencido.- Pero ya me lo veía venir, y precisamente por eso he querido hablar contigo por vídeo llamada, porque me parece que por un tiempo será la única manera en la que podamos comunicarnos, doctora.

- Desgraciadamente creo que tienes razón.- Lily volvió a suspirar.- Supongo que también a ti te dijeron que "hay que ser discretos".

- Sí, lo hicieron. No creí, sin embargo, que las consecuencias para ti serían tan graves.- Genzo adoptó un tono serio y preocupado.- De verdad que no lo pensé cuando te besé (de hecho no estaba pensando en algo en concreto, sólo tuve el impulso de hacerlo), pero algo tengo que hacer al respecto. Yo te metí en ese lío y te voy a sacar de él.

- ¿Qué? ¿A qué te refieres?.- Lily se sorprendió.- ¿Qué quieres decir con que "algo tienes que hacer al respecto"?

- A que yo fui el que te besó, no al revés, ni tampoco fue algo consensuado.- explicó el joven.- Si no hubiera cedido a mis impulsos tú no estarías metida en este lío.

- ¿Estás hablándome en serio?.- exclamó Lily, enfadada.- ¿Te has vuelto loco?

- Por supuesto que no.- Genzo se desconcertó y se pasó una mano por la cabeza descubierta.- Lo digo muy en serio, tengo pensado pedirle a Elieth que me otorgue el derecho a réplica que no pienso pedirle a Blind, para aclarar que no estamos confabulados y que besarte fue idea mía.

- ¿Está tu amigo el poco conocedor de relaciones amorosas detrás de ti apuntándote en tarjetas lo que tienes qué decirme?.- cuestionó la chica.- ¿O de dónde has sacado esa idea tan… tonta?

- Eh, sólo busco cómo poder protegerte… .- Genzo bajó la voz, un tanto cohibido.- ¿Qué hay de malo en eso?

- Que no necesito que me protejas, Wakabayashi.- Lily trató de modular el tono de su voz. Primero Karl, ahora Genzo. ¿Cuándo iban a confiar en ella?.- Puedo defenderme bien yo sola. ¿A quién le importa lo que un reportero de cuarta tenga que decir? Lo que hablará de nosotros será nuestro desempeño, no lo que cuente un vulgar tabloide de chismes, con mi trabajo haré que el entrenador Schneider recupere una confianza que no debió perder. Y lo mismo harás tú, estoy segura. Además, esto no es propio de ti, ¿desde cuándo tienes que dar explicaciones por tus actos? No deberías de hacerlo ni siquiera para defenderme.

- Cuando creo que no puedes sorprenderme más consigues hacerlo, doctora Del Valle.- Genzo soltó una carcajada auténtica.- Eres una fiera, ¿no es así? Te gusta causar alboroto. No esperaba que me respondieras así.

- ¿Y qué esperabas que hiciera entonces?.- ella gruñó, ofuscada.- ¿Qué me soltara a llorar y te pidiera que me defendieras? Si eso es lo que esperabas, te equivocaste de persona.

- No he conocido a mucha gente como tú, en definitiva.- Wakabayashi esbozó una media sonrisa.- Está bien, veo que mi primer punto a tratar contigo es una mala idea.

- Malísima, más mala que tu compañero de selección, Ryo Ishizaki.- refunfuñó Lily, cruzándose de brazos.

- Está bien, ya lo capté.- Genzo volvió a reír con muchas ganas, y en algún lugar del mundo Ryo Ishizaki estornudó en tres ocasiones.- Me queda claro que no deseas que diga algo al respecto y no lo haré, respetaré tu decisión. Pero si en algún momento cambias de opinión, házmelo saber.

- Gracias, pero eso no sucederá.- Lily suspiró.

- Bien, ahora, con respecto al segundo asunto que quiero hablar contigo… .- el joven hizo una pausa; se veía incómodo y avergonzado, dos expresiones que Lily nunca le había visto al jugar.- No es tan fácil de tratar pero quiero hacerlo. No quería decirte esto así, a través de vídeo llamada cuando ambos nos encontramos en extremos opuestos del país, preferiría decírtelo en persona pero creo que no podremos vernos en un tiempo, y no puedo esperar tanto para decírtelo.

- ¿Qué es?.- Lily se contagió de su incomodidad.

- No es algo malo. No creo que lo sea, al menos.- el muchacho se rascó una oreja.- Es sólo que puede resultarte sorpresivo, pero es la verdad. Sé que debes estarte preguntando por qué te besé; no quiero que pienses que fue producto de la emoción del momento, sino que ese impulso obedeció a algo más fuerte. Lo hice porque de verdad me gustas, doctora Del Valle, y quisiera seguir conociéndote más.

- Todo hubiera estado perfecto si no me hubieras llamado "doctora Del Valle".- Lily enrojeció, otra vez, hasta la punta de las orejas.- Qué manera de hacer tan formal una declaración.

- Lo siento, es que me cuesta trabajo pronunciar tu nombre.- ahora Genzo fue el que se ruborizó, pero apenas se le notó.- A los japoneses no nos va muy bien con la letra L, pero podría intentar llamarte con algún sobrenombre.

- Podrías hacerlo.- Lily se mordió el labio inferior y soltó una risita. ¿De verdad Genzo Wakabayashi acababa de decirle que le gustaba?

- Veremos eso después, por el momento no quiero que nos desviemos de lo que acabo de decirte.- replicó Wakabayashi; ese día el joven llevaba puesta una sencilla camiseta blanca que remarcaba sus músculos y en su cabeza la gorra brillaba por su ausencia, dejando ver su cabello negro y muy corto.- Quiero saber qué sientes tú por mí y si también deseas que sigamos conociéndonos mejor.

- Tú también me gustas.- soltó Lily, un tanto atropelladamente a causa de su timidez.- Es decir, siempre me has gustado, creo que Elieth ya te dijo que fuiste una especie de amor platónico para mí, pero ahora que te he conocido como persona, me gustas aún más, no como futbolista sino como hombre. No quiero que esto suene muy cursi o tonto, pero es la verdad.

- Bien.- él se veía muy complacido.- Me lo suponía ya, pero quería confirmarlo. No me importa lo que me haya dicho mi entrenador o lo que te haya dicho a ti el tuyo, yo quiero volver a verte. En persona. Quiero que salgas conmigo, conocernos mejor y ver a dónde nos puede llevar esta atracción que hay entre los dos.

- A ti también te gusta causar alboroto, ¿verdad?.- Lily sonrió ampliamente.- Claro que a mí me encantaría hacer eso, me importa un rábano lo que digan los directivos.

- No creo que podamos vernos pronto, ambos estaremos muy ocupados rebatiendo los rumores.- continuó Genzo, mirando fijamente a la cámara; ella casi podía sentir que no existían los más de 700 kilómetros que los separaban en esos momentos.- Pero quiero mantener contacto contigo, aunque sea a través de aquí.

- Claro.- ella aceptó, emocionada.- Y también por teléfono, si te parece bien.

- Por supuesto, Yuri.- él sonrió.- Pronto te veré en persona y te repetiré lo que acabo de decirte.

- ¿Yuri?.- cuestionó ella, enarcando una ceja.

- Es el equivalente japonés de tu nombre.- Genzo se encogió de hombros.- Eso sí lo puedo pronunciar sin problemas. A menos que no te guste.

Por supuesto que le gustaba, tanto que Lily soltó una carcajada, limpia y sincera, demostrando que todo eso le parecía muy bien. Y aunque apenas una hora antes había estado derramando lágrimas amargas, en esos momentos no podía dejar de sonreír. De repente había empezado a sentirse muy, muy feliz.

Notas:

- *Juego de palabras, "blind" significa "ciego" en inglés. En cierto modo, Blind es una parodia del periódico Bild, el cual es muy popular en Alemania, pero mientras Blind es un periódico con tintes amarillistas, Bild es bastante respetado y tiene una gran influencia en la opinión pública del país.

- Cuando Karl dice que no entiende por qué a su "tocayo" le importan las relaciones amorosas de los miembros del cuerpo médico, se refiere a Karl-Heinz Rummenigge, uno de los mejores futbolistas alemanes de todos los tiempos y actual director de la FC Bayern München AG. Se sospecha que Rummenigge es uno de los dos jugadores en los que Yoichi Takahashi podría haberse basado para crear a Karl Heinz Schneider (siendo el otro el Káiser Franz Beckenbauer).