Capítulo 20.

Múnich.

Por alguna razón que ni ella misma entendía (o tal vez sí), Bárbara decidió apuntarse al viaje que haría Lily a Augsburgo. Lily tenía toda la intención de viajar sola para no tener intrusos en su cita con Genzo pero Bárbara decidió que tenía ganas de volver a ver a Kaltz y pidió acompañarla, aprovechando que tenía disponibles un par de días; la doctora no estaba particularmente feliz pero supuso que la compañía de la chica no le causaría molestias siempre y cuando cada una se dedicara a lo suyo. Además, no le vendría mal a Lily regresar acompañada; claro, estaban en Alemania, un país mucho más seguro que su natal México, y Augsburgo quedaba a menos de una hora de distancia de Múnich, pero aun así no estaba de más regresar con compañía, sobre todo si iba a hacerlo de madrugada. Así pues, Bárbara se dispuso a trazar un plan para comentárselo después a Kaltz cuando ya lo tuviera listo, mientras disfrutaba de su hora de almuerzo en el hospital; ya después se pondría de acuerdo con Lily para afinar los detalles.

- ¿De verdad vas a ir a ver a ese muchacho?.- cuestionó Gwen, sorprendida.

- ¿Por qué te sorprende tanto?.- la pelirroja contestó con otra pregunta.- Kaltz y yo nos hemos estado comunicando por chat y conforme más lo conozco mejor me cae, pero no nos vamos a pasar toda la vida platicando a través de una vía tan impersonal, por eso quiero ir a verlo, además de que me gusta verlo jugar.

- Es que estás demostrando mucho interés por él, eso es lo que me asombra.- replicó Gwen, mientras comía un plato con melón, aprovechando uno de los pocos descansos que solía tener en sus labores hospitalarias.

- Bueno, como te dije, me cae muy bien.- Bárbara se encogió de hombros.

- ¿De qué hablan?.- Nela apareció y dejó caer un montón de papeles sobre la mesa, los cuales se desparramaron por toda la superficie; la joven soltó un suspiro de frustración y se dispuso a recogerlos, ayudada por sus amigas.- Lo siento, estos papeles ya me tienen harta y quisiera deshacerme de ellos, aunque no puedo.

- ¿Qué son, la biografía de Sho?.- se burló Bárbara.- ¿O los papeles de matrimonio? ¿O la carta de aceptación de su abuelo? ¿O todo lo anterior?

- Muy graciosa.- Nela enrojeció ligeramente.- Nada de eso. ¡Ojalá lo fueran! Pero no, son cosas que necesito para mi tesis, y la causa de que la joven promesa del fútbol chino me haya dejado en paz por unos días.

- Ustedes realmente van en serio, ¿eh?.- Gwen sonrió ampliamente.- Me da gusto en verdad, hacen una buena pareja aunque no lo creas.

- No, por supuesto que no.- Nela botó los papeles en un costado de la mesa.- Aún es pronto para decir que somos una pareja. ¡Primero debe ganar la Bundesliga y la Copa de Alemania, quedar mínimo como semifinalista de la Champions League y anotar un gol en cada partido que juegue con el Bayern!

- ¿De verdad le pediste todo eso.- Bárbara se echó a reír.- ¡Pobre hombre!

- Oye, fue la única manera en la que pude conseguir que se enfocara en su carrera.- Nela puso los ojos en blanco.- ¿Qué les pasa a ésos del Bayern? ¡Se creen que no necesitan entrenar ni concentrarse al máximo para ganar! La otra vez le escuché a Lily decir que Schneider no acostumbraba a entrenar antes de un partido, cuando era más joven, y ahora pareciera que Sho quiere seguir sus pasos. Está bien que confíe en sus habilidades pero hasta los mejores jugadores necesitan practicar.

- Es un mal común.- Gwen se encogió de hombros.- Los del Bayern Múnich tienen el ego inflado, al igual que muchos alemanes de la Baviera. No por nada tienen su lema de "Mia san mia". Hay una razón por la cual muchos alemanes odian al equipo, porque creen que son superiores y lo presumen a donde quiera que van.

- ¡Pero Sho es chino, caramba!.- replicó Nela, mientras abría un botecito de yogur natural.

- Sí, pero está viviendo en Múnich y juega para el Bayern, con eso es suficiente.- sentenció Gwen, dándole una última mordida a su melón.

- Sí, puede que tengas razón.- bufó la inglesa.- Y por cierto que me sorprende que tú, que eres berlinesa, no le tengas la misma aberración al Bayern Múnich.

- Porque hay que admitir que es un buen equipo.- respondió Gwen.- No por nada ha ganado más Bundeligas y Copas de Alemania que cualquier otro, y es el único alemán que puede presumir de tener en sus vitrinas un trofeo auténtico de la Copa de Europa, ahora conocida como Champions League*.

- Ya veo.- Nela sonrió.- Bueno, pues por eso es que condicioné a Sho para que pudiéramos seguir viéndonos, le pedí que se mantenga concentrado en su juego. Y entonces, ¿de qué estaban hablando antes de que llegara?

- De que voy a ir a Augsburgo a ver a Kaltz.- contestó Bárbara.- Y de que Gwen está sorprendida del interés que muestro hacia él.

- Pues no es la única asombrada.- replicó Nela.- De unos días a acá te muestras muy interesada por él. ¿Qué es lo que le ves?

- Me hace reír.- Bárbara sonrió.- Pocos hombres han conseguido hacer eso, y realmente no me interesa mucho que no sea guapo.

- Sobre todo porque los guapos que has conocido han sido unos patanes de primera.- intervino Gwen, frunciendo el ceño.- ¿Recuerdan a ese norteamericano de ojos verdes que decía ser actor? Me agarró desprevenida en una ocasión y me tocó el trasero, el muy imbécil.

- Y Leo le rompió la cara por eso.- en los ojos de Nela chispeó un brillo maligno.- Fue tan satisfactorio.

- Josh sólo quería ser actor, no lo era realmente.- Bárbara frunció el ceño.- Un auténtico patán, eso es lo que era, muy guapo y toda la cosa pero también un completo imbécil, como bien has dicho. ¿No quería acostarse contigo, Nela?

- Y con Elieth, y con Lily, y con cualquiera que se dejara.- Nela bufó, frustrada.- Por eso me dio tanto gusto que Leo le partiera la cara y lo mandara de regreso a Estados Unidos con una patada en el trasero, maldito yanqui.

- Por eso es que me cansé de los guapos.- sentenció Bárbara.- Pero eso no significa que quiero tener algo serio con Kaltz, simplemente me cae bien, me hace reír y ya. No se vayan más lejos con esto.

- Como digas.- se burló Nela.- Pero si me lo preguntas, creo que tu interés por él es bastante notorio.

- Amigos y ya, no hay bases, no aún, para construir algo más formal.- insistió la pelirroja.

- Tú lo dijiste: no aún.- Nela bajó la voz y cambió el tema al ver que otra de sus amigas salía por la puerta accesoria del hospital.- Aquí viene Deb, hay que hacer algo para levantarle el ánimo.

La joven residente de ginecología se dirigía hacia la mesa en donde se encontraban sentadas las otras tres, con la mirada perdida y la cabeza baja; su cabello negro y ondulado estaba recogido en un chongo hecho a toda prisa, de manera que mechones teñidos de color miel escapaban de él, dándole un cierto aire de descuido general a su aspecto que acentuaban las ojeras que llevaba bajo los ojos y que las chicas no sabían si eran por no dormir o de tanto llorar. La chica a duras penas levantó la mirada cuando pasaron dos compañeras obstetras a su lado y la saludaron.

- ¿Sigue sin comunicarse con Levin?.- quiso saber Bárbara, preocupada.

- Más bien, sigue sin responder las llamadas de Levin.- fue Gwen quien hizo la aclaración.- Al parecer él la ha estado buscando pero Deb se niega a verlo. Ya ven que le dijo que no la molestara mientras no se olvidara de su prometida muerta.

Las muchachas ya estaban enteradas de la última plática que Stefan y Débora habían tenido días atrás pues ella no era mujer que ocultara las cosas a sus amigas, y aunque todas se esforzaron por apoyarla y darle ánimos, tanto Bárbara como Gwen creían que Débora se había ido al extremo.

- ¿Realmente habrá hecho lo correcto al ponerle esa especie de ultimátum a Levin?.- cuestionó Bárbara.- No eran ni siquiera amigos con derechos como para hacerle eso.

- Yo tampoco creo que estuviera bien lo que hizo, pero fue su decisión.- replicó Gwen, quitándose de la cara un mechón de pelo rubio.- Ella tiene sus motivos.

- Yo creo que hizo lo correcto.- negó Nela, muy seria.- Débora tiene razón al no querer que alguien que ya falleció se esté interponiendo entre lo que sea que hayan podido tener ella y Levin. No hablemos de un noviazgo sino de una simple amistad; si él no confiaba en ella por no querer perturbar el recuerdo de su ex, su relación no iba a llegar muy lejos.

- ¿Pero qué tal si Levin sólo teme ser lastimado otra vez?.- sugirió Gwen.

- En ese caso, es mucho peor.- sentenció la pelinegra.- Tiene que superar lo que sucedió y seguir adelante, si la muerte de tu ex novia impide que tengas otras amigas por temor a perderlas, estás verdaderamente mal.

- Bueno, cambiemos el tema que ya viene.- las interrumpió Bárbara, alzando una mano.- ¡Hola, Deb, aquí estamos!

- ¡Ah!.- Débora se sorprendió.- No las había visto, chicas.

Su voz sonaba muy apagada y ella se veía muy distraída, lo que contrastaba notoriamente con su personalidad habitual, más despierta, fresca y vivaracha, pero aunque las otras tres muchachas querían ayudarla a cualquier costa, sólo el tiempo (o la misma Débora) podría hacer algo al respecto. Débora se sentó junto a Bárbara, llevando un yogur y una barrita energética en las manos; la pelirroja la miró de forma desaprobatoria y le acercó la ensalada que estaba comiendo.

- Necesitas alimentarte mejor o te marearás en el próximo parto que vayas a atender.- la regañó.- Aunque estés deprimida no debes dejar de comer.

- No estoy deprimida.- negó Débora, aunque se corrigió al ver las expresiones de las otras.- No tanto. Okey, sí, lo estoy un poco pero no es para que pongan esas caras.

- ¿Segura?.- Nela enarcó una ceja.- Sabes que puedes desahogarte con nosotras si lo necesitas, y si me preguntas creo que sí lo necesitas.

- No lo sé, supongo que me dejé llevar.- Deb se encogió de hombros.- ¿Qué puedo decir? Stefan Levin me estaba invitando a salir, un futbolista profesional y no de un equipo cualquiera, sino de uno de los más fuertes de Alemania y del resto del mundo. Confieso que inicialmente sólo me sentía emocionada por el hecho de salir con alguien famoso y guapo, tengo que admitir que no quería nada más que una probada del sabor de la fama. Sí, Levin me gustaba pero nada más, ¿qué te puede atraer de alguien a quien no conoces en persona? No sabes si tendrán las mismas cosas en común, ni siquiera si tolerarás su verdadera personalidad, y aunque Lily tuvo suerte con Wakabayashi, yo no creía tener la misma con Stefan y realmente no la buscaba. Sólo quería mi cita con un jugador famoso, para presumirlo después con alguna enfermera en el hospital, o tener mis quince minutos de fama, y resultó que al final el tipo sí me terminó gustando porque realmente es simpático, honesto y caballeroso. Mi castigo por ser tan superficial fue que él me mandara de paseo por culpa de su ex novia muerta, creo que me merezco lo que me sucedió.

- Estás siendo muy cruel contigo misma.- dijo Bárbara, pasándole un brazo por los hombros.

- No, sólo estoy siendo sincera.- Débora comió la mitad de la ensalada que le ofreció la pelirroja.- Me siento mal conmigo misma no sólo por él, porque de verdad que no será feliz mientras cargue con el peso de la muerte de su ex, sino porque con mis estúpidas ansias de fama pude haberlo lastimado sin haberlo pretendido. Me siento ruin y miserable, además de muy idiota.

- Bueno, el primer paso es admitir el error y el segundo es tratar de corregirlo.- dijo Gwen, con una sonrisa.- ¿Le has dicho a Levin algo sobre esto?

- No.- negó la mexicana, enfáticamente.- No me siento capaz, creo que me haría más miserable. Creo que voy a dejarlo en paz, que esto se me quede de experiencia. Sufriré, sí, porque de verdad que él me empezó a gustar como hombre, pero me lo tengo bien merecido.

- Y realmente no tiene caso decirle algo si has decidido no buscarlo más.- Nela apretó la mano de su amiga como gesto de apoyo.- Y no seas tan dura contigo misma; como dijo Babs, al menos te diste cuenta de lo que sentías y no lastimaste a Levin, aunque si me lo preguntas no es justo que hayas salido herida tú. Él tampoco hace bien al seguir tan aferrado a su ex novia, pero es asunto suyo, realmente.

- Cosas que pasan.- Débora volvió a encogerse de hombros.- Alguien tenía que salir herido y me alegra haber sido yo en vez de él. Bueno, me siento un poco mejor, ¿estará mal que me pida una hamburguesa con queso y una ración doble de papas? Me estoy muriendo de hambre, esta ensalada es lo primero decente que como en 24 horas.

Tal vez Débora había hecho una declaración que parecía no tener importancia, pero que no quisiera que Levin resultara lastimado hablaba mucho de los nuevos sentimientos que se estaban formando en ella. Sus amigas lo notaron e intercambiaron miradas preocupadas entre ellas, pero decidieron respetar la decisión de la muchacha aunque con la posibilidad de convencerla de lo contrario si se daban cuenta de que su decisión la afectaba más que ayudarla.

Para la noche de ese día había otra apuntada al viaje que harían Lily y Bárbara a Augsburgo el siguiente sábado, Elieth. La joven decía que quería hacer una crónica del próximo partido de Genzo para tratar de disminuir un poco la porquería que seguía cayendo sobre él a raíz de lo sucedido en el juego entre el Hamburgo y el Bayern, y Augsburgo era un buen lugar para hacerlo debido a su cercanía con Múnich ya que así no perdería mucho tiempo en el traslado. Aunque Lily quería mucho a su mejor amiga y gustaba de viajar con ella, no le cayó muy en gracia el que Elieth fuese a hacer el viaje a Augsburgo porque creía que acapararía a Genzo para su entrevista, pero la rubia se apresuró a explicarle que no pensaba meterse con su cita, consciente de lo importante que ésta sería.

- Además, dudo mucho que el encuentro entre el Hamburgo y el Augsburgo deje algo de provecho, ninguno de los dos equipos es particularmente fuerte, así que no espero jugadas espectaculares ni lluvia de goles.- dijo Elieth, conciliadora.- Y sé bien que es tu gran noche, no voy a quitártela.

- Vamos, que el Hamburgo no es tan mal equipo.- Lily intentó defender al club en donde jugaba su amor.- No está haciendo un mal papel en la Bundesliga, con excepción del partido contra el Bayern, todos los encuentros los ha ganado o empatado.

- Pero sabes bien que va en decadencia.- insistió la rubia.- Vamos, que hace años que no gana un torneo importante y, sacando a Genzo y a Kaltz, no tienen a un jugador de calidad en su plantilla actual.

- Porque los de calidad los tiene el Bayern.- Lily soltó una risita.- ¿Puedo contar entonces con que no abordarás a Genzo si hay poco tiempo para que él y yo podamos vernos?

- Pero por supuesto que sí.- asintió Elieth, abrazándola.- Estoy muy consciente de que ustedes tendrán ocasiones contadas para verse, mientras que yo podré hablar con él cuando quiera. Además, si bien mi idea es quitar un poco de la tierra que le ha caído a Genzo en estos días, no puedo basar todos mis artículos en entrevistas hechas a él, se supone que en el Hamburgo hay otros veintitantos jugadores aparte de Wakabayashi.

- Sí, uno de ellos es Hermann Kaltz.- señaló Lily, esbozando una sonrisa maliciosa.- ¿Sí sabes que es a él a quien Bárbara va a ver a Augsburgo, verdad?

- Algo de eso escuché.- asintió Elieth.- ¿Es que eso va en serio o cómo está la cosa?

- No lo sé realmente, tendrías que preguntárselo a ella.- negó Lily, encogiéndose de hombros.- Creo que ni la misma Bárbara sabe lo que quiere. Y por cierto que me gustaría mucho que también Deb viniera con nosotras para despejarse (y para que vea jugar a otros equipos que no sean el Bayern), pero me dijo que hará guardias hospitalarias todo el fin de semana.

- ¿Es idea mía o está excediéndose un poco con el trabajo?.- preguntó Elieth, ciertamente preocupada.- Desde el problema que tuvo con Levin no ha parado de trabajar.

- No es idea tuya, lo está haciendo para evitar pensar en eso.- suspiró Lily, apesadumbrada.- Dice que el trabajo la distrae y por eso se está ofreciendo a tomar las guardias que nadie quiere hacer. Yo no considero que esto sea una idea tan buena pero mientras no se mate de agotamiento supongo que le servirá para distraerse.

- Me dan ganas de jalarle las orejas a Levin pero no lo conozco lo suficiente como para hacerlo.- replicó Elieth, haciendo una mueca.- Además, por lo que Débora nos ha dicho, no es como si toda la culpa haya sido sólo de uno de los dos.

- Éste es uno de esos casos en los que debemos dejar que los dos protagonistas arreglen el problema por ellos mismos sin meternos, porque creo que sólo complicaremos más las cosas si lo hacemos.- sentenció Lily, muy seria.- Deb es mi amiga y la quiero mucho, pero siempre he pensado que en cuestiones de pareja, los demás salimos sobrando. Sólo puedo apoyarla en cualquier decisión que tome y evitar que se corte las venas con una galleta, aunque ganas no me faltan de ir a mentarle la progenitora a Stefan.

- Sí, estoy de acuerdo en eso.- Elieth suspiró.- Pero buena suerte con eso de evitar que se corte las venas con una galleta, ya sabes lo dramática que es. Y no creo que sea mala idea lo de ir a mentarle la progenitora a Levin, se lo merecería ya que, aunque fue Débora quien lo anduvo acosando, fue él quien la invitó a salir después de haberla rechazado.

- ¡Por eso mismo lo digo!.- exclamó Lily, exasperada.- Se merece que mínimo lo golpee porque bien que le dije que tuviera cuidado con no emocionarla y no me hizo ni el más mínimo caso.

- Pobre Deb, sólo espero que no le tome mucho tiempo superar este problema.- concluyó Elieth.

- Sí, yo también lo espero.- Lily se jaló un mechón de pelo.- Volviendo al tema anterior: ¿Me prometes entonces que vas a dejar que Genzo sea sólo mío?

- No creo que eso dependa de mí, pero sabes que no intentaré quitártelo.- respondió Elieth, tras soltar una risita de complicidad.- No creo que él ponga mucha resistencia, de cualquier manera.

El día del partido en Augsburgo, por la mañana, alguien tocó al timbre del departamento que Lily y Elieth compartían; las chicas, creyendo que se trataba de Bárbara, no dudaron en abrir la puerta y se sorprendieron mucho cuando se dieron cuenta de que se trataba de Karl, quien iba vestido con unos deslavados pantalones vaqueros, una playera negra de manga corta y tenis azul marino, además de llevar sus inseparables lentes oscuros. El joven se veía tan atractivo y desvalido sin su uniforme deportivo que para Elieth fue muy difícil dejar que fuera Lily quien hablara primero.

- ¿Y tú qué haces aquí?.- preguntó Lily, perpleja, mirando al joven de arriba abajo.- ¿No deberías estar en el entrenamiento previo al partido de mañana?

- Al igual que tú, me parece.- contestó Karl, con una sonrisa.- Pero al igual que tú, me tomé un día libre.

- Bueno, no es como si tuviera mucho qué hacer hoy.- refunfuñó Lily, frustrada.- Con los reajustes que hizo tu padre el entrenador en mis horarios, hoy sólo me tocaba asistir dos horas al club y le pedí que me dejara cubrirlas otro día.

- Lamento escuchar eso.- a Karl se le borró la sonrisa.- Diría que podría encargarme de eso pero prometí no entrometerme más en tus decisiones laborales.

- Y te lo agradezco.- ella sonrió a medias.- Pero mejor responde lo que te pregunté: ¿Qué haces aquí?

- Bueno, me enteré de que van a hacer un pequeño viaje a Augsburgo y quería pedirles que me dejen acompañarlas.- dijo Karl, quitándose los lentes.

- ¿Qué? ¿Quién te dijo que voy a ir a Augsburgo?.- protestó Lily, sorprendida.- ¡Se supone que nadie del club debería de saberlo, y eso te incluye!

- Elieth me lo dijo ayer, cuando entregó el artículo semanal para el periódico en línea del equipo.- Schneider saludó a la rubia.- Supuse que no habría problema si pedía ir con ustedes.

- ¿Tú se lo dijiste?.- Lily miró a su amiga con cierta molestia.- ¡Se suponía que era un secreto! ¡Traidora!

- ¡Ay! ¡Fue sin querer!.- se defendió Elieth, poniéndose colorada al instante.- ¡Me preguntó qué iba a hacer hoy y yo sólo le dije que te acompañaría a un viaje fuera de la ciudad! Fue él quien adivinó que sería a Augsburgo a donde iríamos. ¡Yo sólo quería quitármelo de encima!

Así que era eso; Karl había intentado hacer su primer acercamiento tras el beso que se dio con Elieth, y ésta lo había mandado de paseo sacando a colación el viaje que tenía programado hacer con Lily y Bárbara, era el pretexto perfecto. Lily sabía que debía apoyar a su amiga pero por otro lado también tenía deseos de darle un jalón a uno de sus rizos dorados.

- Tan fácil como sumar dos más dos.- sonrió Schneider, mientras se agachaba para acariciar a Káiser.- Y ella tiene razón, estrictamente hablando no dijo el lugar a donde irían, eso lo adiviné yo. Supongo que la idea es que te reúnas con Wakabayashi en ese lugar, aprovechando el partido que tendrá el Hamburgo contra el equipo local.

- Eso no disminuye su pecado.- Lily frunció el ceño.- Bueno, ya lo sabes, y esperaría que, en nombre de nuestra recientemente reformada amistad, no se lo digas a tu padre el entrenador.

- Palabra de alemán.- Schneider se puso serio, a pesar de que el gato se paseó entre sus piernas.- No es mi intención delatarlos ni crearles problemas, Lily, sólo quiero que me dejes acompañarlas porque deseo ver ese partido en vivo.

- Dos preguntas nada más: ¿Por qué quieres ir, y cómo es que puedes ir?.- cuestionó la castaña, cruzándose de brazos.- Se supone que tienes que estar con el equipo en el partido de mañana.

- La segunda pregunta es fácil de responder.- el alemán se arremangó la manga derecha y dejó al descubierto un parche de gasa.- Como recordarás, la herida que me hice en el juego contra el Hamburgo se volvió a abrir, lo que automáticamente me envió a la banca para este encuentro. Vamos, que ni siquiera estoy en la lista de suplentes, así que realmente no tengo nada qué hacer ahí.

- ¿Se te abrió la herida?.- cuestionó Elieth, preocupada.- ¿Y eso?

- Pues que el joven no se cuida, se cree que está hecho de acero.- fue Lily quien respondió.- ¿Cómo ves? Se esforzó de más en el último partido y en los entrenamientos posteriores, de manera que se le soltaron dos puntos de la sutura. Lo había olvidado, que el doctor Stein ordenó una semana de reposo.

- Sí, eso fue.- Schneider lucía avergonzado.- Ahora entiendo la importancia de cuidarse.

Él le dedicó una amplia sonrisa a Elieth, quien le devolvió el gesto en un intercambio que resultó muy sospechoso para Lily. Ella de buena gana los hubiera dejado solos de no ser porque ya casi era hora de partir para Augsburgo.

- Pero eso no responde la pregunta número 1.- insistió Lily.- ¿Para qué quieres acompañarnos?

- Quiero ver en persona el partido del Hamburgo porque se han escuchado muchos rumores.- respondió Karl, poniéndose serio otra vez.- Se dice que la situación entre Wakabayashi y Zeeman se está haciendo insostenible, lo cual se ve reflejado en el resto del equipo. Quiero saber si es verdad y, de ser así, insistirle a Wakabayashi que venga al Bayern. Vamos, que ya demostramos que somos su mejor opción para triunfar en Europa.

- ¿Y el modesto no vino?.- musitó Elieth para sí misma, aunque los otros la alcanzaron a escuchar.

- ¿De verdad está tan mal la cosa?.- Lily se mordió el labio.- Genzo me había comentado algo al respecto pero minimizó el asunto diciendo que no era algo serio.

- Él te va a decir eso porque no quiere que te preocupes, ya que en cierto modo el beso entre ustedes es uno de los causantes de los problemas que tiene con su entrenador.- replicó Karl.- Pero es muy probable que la cuestión sea mayor de lo que crees.

- Ya se me hacía que Genzo estaba evitando hablarme sobre eso.- suspiró Lily, decaída.- ¿Estará bien entonces que vaya a verlo si el asunto está tan mal entre Zeeman y él?

- Sí, porque necesitará todo el apoyo posible.- asintió Schneider.- No te preocupes por eso, le hará bien verte y yo honestamente creo que ni sus entrenadores ni los tuyos pueden prohibirles verse, por eso los apoyo en sus citas clandestinas.

- A cambio de que te dejemos acompañarnos, ¿no?.- intervino Elieth, mordaz.

- No, en serio que no.- Karl puso expresión de desamparo.- Sólo quiero que me dejen ir con ustedes porque, independientemente de lo que me respondan, pienso viajar a Augsburgo, la diferencia es que si no me aceptan tendré que irme solo.

- Está bien.- Lily acabó cediendo.- Puedes venir con nosotros, nos hará bien viajar con un hombre.

- ¿Qué?.- protestó Elieth en español, un idioma que sabía que Karl no manejaba.- ¡No puedes aceptarlo, Lapinette! ¿Recuerdas que me besó de sorpresa y que sigo enojada por eso?

- En eso debiste pensar cuando le dijiste que iríamos a Augsburgo.- replicó Lily, en el mismo idioma.- Y si de cualquier modo él va para allá, mejor que nos acompañe a exponernos inútilmente, sirve que tendrás mucho tiempo para hacer las paces con él. O para que te vuelva a besar, también.

Elieth le lanzó un cojín a Lily, abochornada, ante la sorprendida mirada de Karl. Qué suerte que él no había entendido ni una palabra de lo último que Lily dijo. Ésta, por respuesta, sonrió con una expresión que dejaba en claro que ésa era su venganza contra su amiga por haberle revelado sus planes al alemán.

Así que al final resultaron ser cuatro los que irían a ver el partido del Hamburgo contra el Augsburgo. La recién llegada Bárbara y Lily, al ver que Elieth y Karl empezaban a discutir por una cuestión sin importancia (tal parecía que se peleaban por puro placer), decidieron subir a los asientos traseros del automóvil de Elieth, en el cual iban a viajar, y dejar que los otros dos se pelearan por los puestos de piloto y copiloto. Elieth, por supuesto, no tardó en protestar al ver a sus amigas bien acomodadas en la parte posterior del vehículo.

- ¿Qué creen que están haciendo?.- cuestionó, enojada.- ¿Por qué tan campechanamente se suben a los asientos de atrás?

- Porque es tu coche.- respondió Bárbara, sin inmutarse, mientras Lily asentía con la cabeza.- Ninguna de las dos va a manejarlo para que no estés diciendo que le hicimos tal o cual abolladura.

- Pero Lily debería ir conmigo adelante.- insistió Elieth.- Ella habitualmente es mi copiloto.

- ¿Qué? ¿Eso significa que yo no voy a conducir?.- cuestionó Karl, incrédulo.

- ¿Por qué habrías de hacerlo?.- rebatió Elieth.- Ya lo dijo Babs, es mi coche y yo seré quien lo conduzca.

- Bueno, no espero que me lleves de pasajero en el asiento trasero.- protestó Schneider.

- No es como si tú supieras manejar tan bien, un esguince cervical es prueba de ello.- replicó Elieth, ante las risillas de las otras dos.

- Oye, ese accidente no fue mi culpa.- Karl frunció el ceño.- Y me niego a ir de copiloto, prefiero ser yo quien conduzca.

- Miren, dejen ya de discutir, se nos hace tarde.- terció Lily, salomónicamente.- ¿Qué les parece si Kitty maneja de ida y Karl lo hace de regreso? De madrugada sería mejor que lo hiciera él, de cualquier modo.

- No voy a dejar que él conduzca, tiene un hombro lastimado.- negó Elieth, cruzándose de brazos.

- Puedo hacerlo bien a pesar de la herida, lo que no puedo hacer es cargar objetos pesados o jugar fútbol, al parecer.- replicó Karl, mirándola por curiosidad.- Es la segunda vez que te preocupas por mi lesión.

- Sólo lo hago porque no quiero que sangres y me manches el tapiz del asiento.- Elieth desvió la mirada para que él no notara que en verdad estaba inquieta por él.- Yo puedo conducir de ida y de regreso, no es tanta la distancia.

- Como quieras.- Lily se encogió de hombros.- Pero si tú manejas Karl será tu copiloto, porque Bárbara y yo no nos movemos de aquí.

Elieth sabía que Lily estaba dejando que Schneider fuera su copiloto para obligarlos a convivir; al parecer la doctora era lo suficientemente malévola para forzar a su amiga a entablar conversación con el joven para que no siguiera evitándolo. Por supuesto, un viaje en carretera no era el mejor escenario para que ella arreglara sus líos amorosos con el Káiser, ¿por qué Lily no era capaz de entenderlo?

- ¿Qué problema tienes con que él sea tu copiloto?.- preguntó Bárbara, curiosa.- Según me dijiste ya habías hecho las paces con él, ¿qué fue lo que pasó que te orilla a querer evitarlo otra vez?

- Nada.- Elieth no le había contado a Bárbara acerca del beso que le dio Karl, y no pensaba hacerlo pronto, al menos no en ese momento, por lo que tendría que dejar de ponerle peros al hecho de que Karl fuera su copiloto o de lo contrario Bárbara insistiría en saber la razón de su rechazo.- Simplemente me gustaría que fuese Lily quien me acompañara, pero como quieran, me da igual. ¿Se sube, Emperador, o lo dejo?

- ¿Emperador?.- cuestionó Karl, mientras se sentaba en el asiento del copiloto y se abrochaba el cinturón de seguridad.- Esa palabra me suena.

- Es lo mismo que Káiser, pero en español.- señaló Lily.

- Algo me dice que con ustedes tendré que aprender pronto a hablar ese idioma.- refunfuñó Schneider mientras Elieth arrancaba el automóvil, un tanto ofuscada. Al menos, se dijo, tendría suficiente pretexto para ignorar a Karl, al estar concentrada en la carretera.

Por supuesto, más tardó ella en prometer que no hablaría con Schneider que en tener que retractarse puesto que él comenzó a hablar de temas de fútbol que le interesaban, entre ellos, un partido amistoso entre las selecciones mayores de Alemania y Japón, próximo a realizarse como una especie de entrenamiento previo al Mundial** que se encontraba en puerta. Karl decía que había muchas probabilidades de ser convocado para la Selección Mayor, situación que lo tenía muy emocionado pues tras hacer su debut en ésta a los 19 años, después del Mundial sub-19 realizado en Japón, las participaciones del joven Káiser de Alemania habían ayudado a que ésta obtuviera la victoria en todos los encuentros que él disputó.

- He hecho un buen trabajo en partidos previos, así que estoy esperando a que me llamen.- dijo Karl.- Aunque sólo sea un amistoso, realmente quiero jugar.

- Bueno, no se trata de un simple amistoso, es un amistoso con "la Mayor".- replicó Lily, haciendo gestos con los dedos índices y medios de sus manos.- Cualquier partido es importante cuando se trata de "la Mayor", es comprensible que estés emocionado.

- ¿Y serías el único convocado de nuestros conocidos?.- preguntó Bárbara, como quien no quería la cosa.- ¿O crees que llamen a alguien más?

- Es probable que también llamen a Kaltz y a Müller, ambos serían muy buenos soportes.- contestó Schneider, indiferente a la situación que vivía Bárbara con el primero.- Kaltz es un excelente jugador tanto en el medio campo como en la defensa, ya lo vieron en el partido que tuvimos contra el Hamburgo, y Müller es un gran guardameta, será un buen sustituto para Oliver Han ahora que éste está por retirarse de la Selección.

- ¿Y en dónde va a realizarse el partido?.- preguntó Elieth, sin poder evitarlo.- Ya había escuchado que estaba programado para llevarse a cabo en una ciudad alemana, pero no he averiguado en dónde.

- En Múnich, en el Allianz Arena, por supuesto.- respondió Karl, dedicándole una sonrisa.- Jugaremos en casa, en uno de nuestros estadios más representativos, en la cuna del fútbol alemán. ¿Qué mejor escenario que ése?

- Para ustedes sí, para los japoneses no tanto.- Lily sonrió, y tras pensar en Genzo, añadió.- ¿Sabes algo sobre "la Mayor" japonesa? ¿Si convocarán a alguien nuevo para este partido?

- Si te refieres a si piensan llamar a Wakabayashi, la respuesta es que no lo sé, él no ha sido convocado antes a la Selección Mayor de su país así que nada asegura que lo llamen para este partido.- contestó Karl, mirándola a través del retrovisor.- Pero ya que vas a verlo hoy bien podrías preguntarle.

- Seguro que lo haré.- replicó la chica.- Será muy emocionante asistir a ese juego, pero será mucho mejor si Wakabayashi vuelve a ser tu rival.

- Sólo esperemos que en esta ocasión Genzo no regrese a sus viejas mañas y tenga la prudencia de no meterse en líos con su seleccionador japonés.- añadió Elieth.

Augsburgo.

Aún era temprano cuando los jóvenes llegaron a Augsburgo; la idea era encontrar un buen lugar en dónde Elieth y Karl pudieran esperar para que Lily y Bárbara fueran a buscar el hotel en el que se encontraba hospedado el Hamburgo, regresar pronto, entrar temprano al estadio y así evitar líos con la ocupación de las tribunas. Cuando las chicas se marcharon, Elieth le preguntó a Schneider si no era arriesgado que él se mezclara con la multitud, con el riesgo que había de que alguien lo reconociera, pero Karl estaba seguro de que sus lentes oscuros bastarían para hacerlo pasar desapercibido. Curiosamente, y para sorpresa de la joven, así ocurrió efectivamente y el alemán pudo disfrutar de una tarde libre sin que alguien se percatara de que el Káiser de Alemania se encontraba en la ciudad.

A las afueras del hotel en el que reposaba el Hamburgo, Lily repitió el acto del cartel para que Genzo pudiera verlo desde la ventana de su habitación, pero a diferencia de lo sucedido en Múnich, él no bajó a buscarla para evitar llamar la atención, así lo habían acordado. Ambos esperarían a que finalizara el partido para que Genzo buscara a Lily en un punto previamente convenido, en donde estuvieran alejados de cualquier mirada indiscreta. Cuando Genzo visualizó a Lily desde la ventana de su cuarto de hotel hizo un saludo que, si bien parecía general, iba dirigido sólo a ella, y aunque un par de reporteros buscaron con insistencia entre la multitud de fans para ver si veían a alguien "sospechoso", Lily fue lo suficientemente rápida como para evitar que la detectaran. Bárbara, por el contrario, sí había acordado ver a Kaltz en el hotel ya que ninguno tenía prohibido ver al otro; los jóvenes se reunieron en el restaurante del edificio y conversaron largamente, en medio de las miradas sorprendidas de muchas personas que no se podían creer que semejante tipo se hubiese enganchado a una chica tan preciosa. Esto, por supuesto, no le importaba a Bárbara en lo más mínimo, disfrutaba de la compañía y de los chistes de Kaltz y estaba de más decir que éste estaba encantado con ella.

- Espero que hoy hagas un gran papel, que vine a verte jugar.- le dijo Bárbara, cuando estaban a punto de despedirse.

- Te prometo que así será.- Kaltz esbozó una sonrisa chueca.- Es más, si lo deseas puedo anotar un gol en tu honor.

- ¿Lo harías?.- ella le sonrió de forma seductora.- Eso me gustaría en verdad.

- Al menos anotaré uno por ti, ya verás.- asintió el alemán, confiado.- Tú sólo disfruta del partido que yo haré el resto.

Mientras Lily y Bárbara se escabullían para acercarse a sus respectivos intereses, Elieth no tuvo más remedio que pasar un rato a solas con Karl; si bien ella había decidido ignorarlo el mayor tiempo posible, él comenzó a hablarle de cosas relacionadas al trabajo tales como futuros reportajes, estadísticas y partidos por venir, de manera que Elieth no pudo continuar haciéndose la tonta y entabló una plática muy interesante sobre cuestiones deportivas, una que no tocó ningún aspecto personal. A la joven le daba la impresión de que él buscaba la manera de abordar otro tema más íntimo pero que no encontraba la forma de hacerlo, así que se quedó en el terreno impersonal del fútbol para no cometer errores. Algo le decía a Elieth que el viaje de regreso sería de lo más interesante, si es que él volvía a ser su copiloto. Por fortuna, antes de que ambos se quedaran sin temas para hablar, Lily y Bárbara volvieron y los cuatro ingresaron al estadio antes de que comenzara la aglutinación de aficionados.

El juego, tal y como lo había pronosticado Elieth, no fue un gran espectáculo ni tuvo lluvia de goles, como sí solían tener los del Bayern Múnich. El Augsburgo a duras penas hacía jugadas de riesgo, las cuales eran detenidas por los defensas contrarios o por Wakabayashi. El Hamburgo intentaba contraatacar y meter por lo menos un gol pero, con excepción de Kaltz, nadie parecía querer ponerle mucho empeño al ataque.

- Ahí están, otra vez.- dijo Karl, evidentemente desilusionado.- El peso del partido recae en Wakabayashi y en Kaltz, pareciera que son los únicos que están jugando. ¿Por qué Zeeman está tan conforme con ese estilo tan mediocre de juego?

- Seguramente pretende reservar fuerzas para equipos más peligrosos, como el Borussia Dortmund.- sugirió Elieth.- No ha de querer que alguien se lesione en un partido tan sencillo como éste.

- Nosotros meteríamos 7 goles y nos importarían muy poco las lesiones.- replicó Schneider, frunciendo el ceño.

- Y por eso es que estás aquí, porque no pudiste jugar tu partido gracias a una lesión mal cuidada.- terció Lily, mordaz.

- Ahí sí te agarró.- dijo Bárbara, mientras Elieth se echaba a reír a carcajadas; Karl bufó, por respuesta, mientras jalaba la cola de caballo que Lily se había hecho en el pelo ese día.

En el minuto 38 del primer tiempo, Kaltz tomó un pase realizado por Genzo, en una jugada casi calcada de la que les había dado el único tanto anotado al Bayern jornadas atrás, evadió a los defensas, se combinó con Ëkdal y burló al guardameta del Augsburgo, anotando un gol precioso que arrancó gritos a Bárbara. Él había cumplido su promesa, y dirigió la mirada hacia el sitio en donde la joven le había dicho que lo estaría observando. Bárbara agitó la bandera del Hamburgo que le había quitado a Lily y se atrevió incluso a lanzarle un beso, ante el asombro de sus tres compañeros.

- ¿Ella conoce a Kaltz?.- Schneider enarcó mucho las cejas.- ¿Es su familiar o algo?

- No, aunque no lo creas, no son familia.- respondió Lily, risueña.- Se conocen, se suponen que sólo son amigos pero ya ves, al parecer a los amigos también se les pueden mandar besos.

- ¿Es en serio?.- Karl no salía de su asombro.- ¿De verdad el viejo Kaltz es amigo de esta chica? ¿Qué hizo, la amenazó, secuestró a alguien de su familia o qué cosa?

- No seas cruel.- Lily le dio un codazo.- Kaltz es un buen muchacho y Bárbara no es superficial, luego te contaremos su historia pero confórmate con saber que de verdad son amigos y que no hay coacción por ninguna de las dos partes para eso.

- Será un cuento muy interesante de escuchar.- Schneider esbozó una sonrisa de incredulidad.

Era bastante evidente que, durante el medio tiempo, Zeeman les dio indicaciones a sus jugadores para que no se esforzaran demasiado en lo que quedaba del partido, pues el gol anotado por Kaltz alcanzaba y sobraba para llevarse a casa los tres puntos ya que el Augsburgo no era un equipo de riesgo, no había posibilidad de que intentara empatar. Sin embargo, fue evidente también que Wakabayashi otra vez estuvo en desacuerdo con las instrucciones dadas por el entrenador, haciendo jugadas arriesgadas sin otro motivo más que el querer darle emoción a un partido que estaba resultando ser muy flojo. Genzo se veía frustrado, y en todos los tiros libres que tuvieron los del Augsburgo mandó quitar la barrera para que no hubiera ningún obstáculo entre el tirador y él, ante la sorpresa de Zeeman quien no podía creer que el portero estuviera retándolo tan sutilmente, otra vez. El entrenador perdió la paciencia en una jugada en la que uno de los delanteros del Augsburgo se hizo con el balón y Wakabayashi salió para detenerlo, cuando aquél estaba apenas a medio campo. Genzo le quitó la pelota a su rival con los pies, cuidando bien de pasarla a Ëkdal quien, debido a que perdió la concentración o bien porque lo hizo con mala intención, descuidó a los oponentes y dejó que éstos le robaran el esférico. Wakabayashi regresó corriendo a su portería para evitar repetir el error cometido en el Allianz Arena pero Kaltz ya se había vuelto a robar el balón y se dirigía al arco rival, alejando así cualquier posibilidad de peligro para la meta del Hamburgo.

- Ay no.- musitó Lily, mordiéndose un labio.- No creo que esto le vaya a gustar al entrenador Zeeman. Esa jugada se pareció mucho a la que hizo contra nosotros, no le va a caer en gracia al hombre.

- Quizás se la perdone por esta ocasión.- sugirió Elieth, aunque no se escuchaba convencida.- Después de todo no hubo gol en contra.

- Pues todo parece indicar que no.- negó Schneider, desalentado, mirando hacia la banca del Hamburgo.

Las tres chicas siguieron la dirección de la mirada del alemán y se quedaron sin palabras. La gente se quedó boquiabierta cuando se dieron cuenta de lo que Zeeman iba a hacer. Junto a la línea de banda, ajustándose sus guantes, se encontraba Schwaizer, el segundo portero del Hamburgo. El asistente levantó el letrero luminoso que indicaba que el jugador entraría en lugar del número 1, es decir, de Genzo Wakabayashi. Era la primera vez, desde que consiguió la titularidad, que el japonés sería sustituido de su puesto, y más impresión causaba el ver que sería en pleno partido.

La relación entre Wakabayashi y Zeeman al fin se había roto; era obvio que el entrenador del Hamburgo jamás volvería a confiar en su hasta ese entonces incondicional portero titular. ¿Qué pasaría con Genzo Wakabayashi después de esto?

Notas:

- *Del periodo comprendido entre la temporada 1968-69 a la 2007-08 de la Copa de Europa/Champions League, hubo una regla que decía que todo equipo que se proclamara campeón del torneo tres veces seguidas o cinco alternas se quedaría con el trofeo original de la competencia. El Bayern Múnich consiguió el suyo ganando las ediciones consecutivas de 1974, 1975, 1976.

- **En el manga Golden 23, el partido amistoso entre Alemania y Japón se realiza previo al Mundial de Alemania 2006 pero dado que no he detallado el año en el que estoy llevando mi historia, no voy a especificar de qué Mundial están hablando aquí. No hay una necesidad real de establecer un periodo determinado pues así puedo ir acoplando las fechas y temporadas ya que el final del Road to 2002 está situado antes del Mundial de Corea-Japón 2002 y el inicio del Golden 23 está antes del Mundial de Alemania 2006, lo que hace que haya un periodo de 4 años entre el partido previamente narrado del Bayern Múnich vs. Hamburgo y lo que sucede en el Golden 23, cuando se supone que todo ocurre en la misma temporada de la Bundesliga (esto es lo que pasa cuando Takahashi se tarda tanto en terminar una historia, que las fechas no le cuadran).

- La herida que Schneider se hizo en el partido contra el Hamburgo no vuelve a ser mencionada en el manga, lo cual me parece ilógico porque no fue algo leve, así que le di la evolución que debió haber tenido.

- Estoy casi segura de que no se ha dicho en el manga a qué edad Karl Heinz Schneider fue convocado para jugar con la Selección Mayor, por lo que yo he decidido que se le mande llamar a los 19 años, considerando el alto nivel futbolístico que tiene.

- En el Golden 23, el portero titular de la selección mayor de Alemania es Oliver Han, que supongo yo que está inspirado y basado en Oliver Kahn. Como quiero ser lo más leal posible al manga, me resistiré a la tentación de incluir a mi versión de mi portero alemán favorito, Manuel Neuer.

- Si bien dije que a partir de este capítulo la historia se basaría en los hechos del manga Captain Tsubasa Golden 23, lo sucedido en el partido del Hamburgo contra el Augsburgo es invento mío en su totalidad ya que, como dije en las notas del capítulo anterior, el Augsburgo no era un equipo de la Bundes cuando Takahashi escribió este manga, así que este encuentro no ocurrió en su trama. Me vi en la necesidad de inventar este encuentro, más adelante lo explicaré con detalle, para hacer conexión con dos sucesos que Takahashi dejó sueltos en su historia.