Capítulo 22.
Hamburgo.
En Alemania, uno de los países más futboleros de Europa y del mundo entero, es difícil que un rumor proveniente de la Bundesliga pase desapercibido así que al día siguiente al partido entre el Augsburgo y el Hamburgo ya todo el país sabía que Genzo Wakabayashi había perdido su titularidad sin motivo aparente. Lo que más desconcertaba a la mayoría era que, en realidad, no había habido motivo razonable para que Genzo se ganara el ser sustituido a medio encuentro, o al menos no la había habido en ese partido. Si Wakabayashi había obtenido el dudoso honor de no ser considerado dentro de los planes futuros de Zeeman lo había hecho en el partido contra el Bayern Múnich por haber desobedecido abiertamente al entrenador pero después de dicho partido, a pesar de las críticas y los rumores que se suscitaron, Zeeman reafirmó la confianza en su jugador dejándolo en el equipo titular para encuentros posteriores, lo que hizo que se llegara a pensar que las acciones del portero quedarían sin castigo aparente. ¿Por qué Zeeman esperó a que pasaran varias jornadas para hacer un cambio que se suponía que debería de haber hecho antes? ¿Cuál era la razón de "olvidar" lo ocurrido en el juego contra el Bayern para después "castigar" a Wakabayashi por una nimiedad en el partido contra el Augsburgo? Los comentaristas deportivos analizaron a detalle este asunto en radio, en televisión y en los periódicos sin llegar a una conclusión real. La mayoría concordaba en que parecía ser que el entrenador no tenía muy en claro hacia a dónde debía dirigirse y a esas alturas muchos comenzaban a darle la razón a Genzo por no querer conformarse con lo poco a lo que Zeeman aspiraba. Elieth, por supuesto, pulverizó al entrenador en su artículo de Sport Heute usando sus propias palabras en su contra, en un movimiento arriesgado que le agradó a Küefer pero que sacó a Zeeman de sus casillas. Todos opinaban que la ruptura entre Genzo Wakabayashi y su equipo estaba próxima, aunque también creían que era demasiado pronto para hacer conjeturas basados en una decisión tomada en un único partido. Habría que esperar a encuentros posteriores para definir cuál era la postura oficial de Zeeman con respecto a su otrora guardameta titular.
Por su parte, el protagonista de todo el drama no sabía ni qué pensar; él mejor que nadie sabía que la relación con Zeeman estaba rota y sin posibilidad de reparación pero no sabía qué tanto iba a afectar esto a su carrera. Su plan al comienzo de la temporada era conseguir lo que no pudo en la previa por sus lesiones, es decir, ganar la Bundesliga y batir al Bayern Múnich pero no iba ni a la mitad de la temporada y Genzo dudaba ya que esto pudiera hacerse realidad. Hacía menos de 4 meses que él le había asegurado a Schneider que no dejaría al Hamburgo por la lealtad que le tenía y en esos momentos dudaba que pudiera mantener esa promesa.
Sin embargo, debido a que por el momento no podía solucionar ese problema, Wakabayashi decidió enfocarse en otra cuestión mucho más agradable: el director técnico de la Selección Mayor de Japón, Zico, había decidido convocar para un partido amistoso contra Alemania a cuatro de los integrantes de la selección que ganó el Mundial Sub-19, a los cuatro que hubieran desempeñado el mejor papel en los campos de juego de todo el mundo, es decir, a Tsubasa Ozhora, Taro Misaki, Kojiro Hyuga y él, Genzo Wakabayashi. Ser convocado a la Selección Mayor era uno de los máximos logros a los que un futbolista profesional podía aspirar y aunque se tratase de un partido amistoso, sin duda Wakabayashi ardía en deseos de jugar en ese encuentro, sobre todo porque ya sabía que Karl Heinz Schneider había sido convocado también y que sería altamente probable que iniciara el encuentro como titular. Sería una buena ocasión para obtener la revancha de la última vez que ellos se enfrentaron en la cancha aunque Genzo estaba consciente de que tendría que actuar de una forma más prudente pues nunca había trabajado como tal con el entrenador Zico y tendría que acatar todas sus órdenes, le gustaran o no.
Lily se emocionó mucho cuando Genzo le contó que había sido convocado a la Selección Mayor, lo felicitó y manifestó sentirse muy orgullosa de él (ganándose el portero además algunos besos extra por parte de la joven doctora); ella fue quien le confirmó que Schneider también había sido llamado a su propia Selección, al igual que Kaltz y Müller, pues lo había escuchado de boca del propio Karl. Wakabayashi dijo sentirse emocionado por la idea de volver a enfrentarse a su gran rival y Lily le aseguró que haría hasta lo imposible por asistir pues deseaba poder apoyarlo abiertamente sin problemas. Cuando Genzo le dijo que podía meterse en aprietos si lo hacía, Lily le guiñó el ojo y le hizo ver que, estrictamente hablando, ella no podría apoyarlo cuando jugara con el Hamburgo pero que sí podría hacerlo cuando lo hiciera con Japón, los directivos del Bayern no podían ofenderse si ella decidía animar a la Selección de un país cualquiera. A Genzo le gustaba la determinación de la doctora así como su facilidad para salirse con la suya a través de las "zonas grises de la ley", como Lily las llamaba, pero de cualquier modo esperaba que a ella no le fuesen a dar un castigo por haber sobrepasado el límite de la paciencia del entrenador Schneider.
Otra cuestión que a Wakabayashi le preocupaba era que Tsubasa le llamase para preguntarle acerca de su sustitución pero para su suerte no fue así. Probablemente el prodigio japonés estaba muy ocupado con su propio camino en Europa (o probablemente le importaba un carajo lo que sucediera con su amigo), quizás estaba esperando a que el mismo Genzo le llamara pero éste prefirió no comentar con ninguno de sus amigos japoneses la situación tan tensa por la que estaba pasando con su equipo alemán. No tendría sentido alertar a sus compañeros de Selección con nimiedades y tal vez, sólo tal vez, la situación se arreglaría si él tenía un buen desempeño en el partido amistoso entre Japón y Alemania. Sólo era cuestión de esforzarse y esperar el resultado, después de todo, y de acuerdo a lo dicho por los especialistas deportivos, la afición comenzaba a darse cuenta de que quien tenía la razón no era Zeeman sino él.
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Múnich.
Las noticias de que Genzo Wakabayashi había sido sustituido a mitad del último partido disputado por el Hamburgo y que también había sido convocado por la Selección Mayor de Japón fueron muy comentadas en Säbener Straße; los jugadores opinaban que era cuestión de tiempo para que el guardameta japonés abandonara el equipo y Karl era uno de los que más optimistas se mostraban al respecto. Quizás ahora Genzo sí consideraría el aceptar la oferta que le hiciera el Bayern pues, sin dudarlo, el equipo se la volvería a hacer en cuanto se supiera que aquél había abandonado el Hamburgo.
- ¿No crees que estás haciendo castillos en el aire, Schneider?.- cuestionó Sho.- Todavía no se ha confirmado que Wakabayashi vaya a dejar a su equipo.
- No se ha confirmado, es verdad, pero los rumores son muy fuertes y ya sabes que en el fútbol, como en la vida misma, los rumores suelen ser la mejor fuente de información.- replicó Schneider, confiado.- Además, yo mismo vi cuán tensa es la situación entre Wakabayashi y Zeeman, hasta alguien tan terco como el primero debe darse cuenta de que lo mejor que puede hacer es irse antes de que el asunto acabe peor de lo que ya está. Es cierto también que ya hay otros equipos que están interesados en él porque saben que si no es Wakabayashi quien renuncie será Zeeman quien lo saque.
- En eso tienes toda la razón.- Sho puso las palmas de las manos hacia arriba y se encogió de hombros.- Ya veremos quién de los dos tira la toalla primero.
- Podría asegurarte que no será Wakabayashi, ya lo conoces.- Schneider esbozó una sonrisa irónica. Y cambiando drásticamente de tema, ¿qué rayos es lo que le está ocurriendo a Levin? No lo veo tan concentrado como antes.
- No estoy muy seguro pero casi podría asegurar que es por causa de una mujer.- respondió Sho, suspirando.
Karl enarcó las cejas en gesto de sorpresa y Sho movió la cabeza en un gesto negativo como respuesta. En el entrenamiento de ese día (al cual Schneider ya había podido presentarse debido a que su herida estaba completamente sanada), Levin había perdido la concentración en un par de ocasiones, algo que no resultaría anormal tratándose de otro jugador pero no de él. Durante las pausas el sueco miraba insistentemente su celular, tal y como lo hacía en esos momentos, como si esperara alguna llamada o mensaje de alguien importante.
- ¿Es en serio?.- cuestionó Schneider, sin creerlo.- ¿Está deprimido por lo de su novia otra vez? Creí que ya lo había superado.
- Pues no, esta vez no es por su novia muerta.- negó Sho.- Quisiera poder decirte bien qué es lo que le pasa pero él no ha querido hablarlo, al menos no conmigo, y sabes que a mí no me gusta meterme en la vida de los demás por lo que tampoco se lo he preguntado. Sin embargo, sé que no andaba haciendo bien las cosas con la amiga de Lily y Nela y creo, por algunos comentarios al azar que ésta me dijo, que la chica lo mandó de paseo.
- Esto parece más una reunión de amigas que un entrenamiento profesional.- dijo detrás de ellos Rudy Frank, con gesto grave.- ¿No quieren hablar del último tono de lápiz labial que salió a la venta? ¡A trabajar, señores! ¡Cincuenta vueltas al campo ahora mismo! ¡Si tienen tanto tiempo para hablar seguramente también lo tendrán para correr!
El entrenador Schneider obligó a todo el equipo a moverse, decidido a terminar el descanso antes de lo acostumbrado, se venían partidos difíciles y era necesario estar en buena forma. Levin, sin embargo, se quedó rezagado tras hacer una llamada rápida, una que al parecer nadie contestó. Schneider y Sho intercambiaron miradas pero esperaron a llevar al menos unas veinte vueltas recorridas para atreverse a hablar de nuevo.
- ¿Lo viste? Los últimos días se la ha pasado pegado al celular, marcándole insistentemente a alguien que no le contesta.- susurró Sho.- Y él se muestra cada vez más ansioso por eso.
- ¿Y crees que la doctora Cortés tenga algo que ver?.- preguntó Karl, mirando a Levin de reojo.
- Ella es la única mujer que ha podido acercarse a Levin desde la muerte de su novia, así que podría asegurar que sí.- contestó Sho.- Como te dije, no sé bien que pasó entre ellos pero al parecer no fue algo bueno.
- Esa muchacha no se ha dejado ver por aquí en mucho tiempo.- replicó Schneider, pensativo.- Puede ser que tengas razón. De cualquier modo, concuerdo contigo en que si Levin quiere hablarnos sobre ello lo hará, de lo contrario haremos mejor no metiéndonos en donde no nos llaman.
- Aunque tampoco es como si él tuviera muchos amigos en quiénes confiar.- señaló el chino, en voz baja.
- Pues nos tiene a nosotros pero debe ser él quien dé el primer paso.- puntualizó Karl.- Enfoquémonos ahora en el entrenamiento antes de que el entrenador nos llame la atención de nuevo.
Parecía que el resto del día transcurriría sin otras novedades no relacionadas al fútbol pero cuando Schneider y Sho se dirigían a los vestidores, al final de los entrenamientos, vieron a Lily discutiendo con Levin, o mejor dicho, a Lily reclamando airadamente a un acongojado Stefan que no hacía más que mover la cabeza de un lado a otro en actitud de disculpa. El chino y el alemán intercambiaron miradas entre sí y se apresuraron a acercarse a la pareja que discutía, más para tratar de calmar los ánimos que por querer enterarse de lo que sucedía.
- Te pedí, de la mejor manera posible, que si no estabas interesado en ella no le dieras falsas esperanzas.- decía Lily, enojada.- ¿Es que de verdad te interesó tan poco lo que te pedí?
- Ya te dije que no pretendí que las cosas pasaran así.- se defendía Stefan.- Sé que no me vas a creer pero una cosa llevó a la otra y el asunto terminó mal, de verdad que nunca fue mi intención lastimarla.
- Supongo que el hecho de que te hayas acostado con ella también fue accidental, ¿no?.- espetó Lily, sin darse cuenta de que tenía visitantes.- ¿Se cayeron los dos en la cama sin ropa por accidente?
- ¿Qué? ¿Cómo es que…?.- empezó a decir Levin tras lo cual se calló antes de cambiar la pregunta.- ¿Te lo ha contado todo?
- Bueno, no es como si una chica se guardara esa clase de cosas cuando un hombre le rompe el corazón.- respondió Lily.- Mira, los dos están bastante grandecitos ya como para estarte reclamando este asunto pero si al final sólo la querías para eso, ¿por qué no se lo dijiste? Le diste la ilusión de que estarías con ella y al final se la quitaste. ¿Por qué, Levin?
- ¿Ella te dijo eso, que le di una falsa ilusión?.- preguntó Stefan, un tanto ansioso.
- No con esas palabras pero me lo dejó en claro.- suspiró Lily, apesadumbrada.- Nunca le dijiste que lo suyo era algo pasajero, ¿qué te costaba decirle que nomás la querías para un calentón de una noche y ya?
- No era así como se suponía que iban a ser las cosas con Débora, Lily.- contestó Levin, frustrado.- Jamás quise lastimarla, me comenzó a agradar a partir de que la empecé a conocer mejor y me gustaba hablar con ella, es buena escuchando y también es muy comprensiva. Fue algo que no pude ver antes y me agradaba haberlo descubierto pero no sé en qué punto el asunto se torció a algo que no debía. Admito que no debí acostarme con Débora pero espero que me creas cuando te digo que fue una cuestión que ninguno de los dos pudo detener.
- No pudo, o no quiso.- en ese momento Lily se dio cuenta de que Schneider y Sho los observaban y abrió mucho los ojos.- ¿Cuánto tiempo llevan ustedes escuchando?
- No lo suficiente.- dijo Karl, mintiendo a medias.- ¿Qué está sucediendo exactamente?
- Me está haciendo un reclamo más que justo.- Levin se adelantó a Lily, quien ya estaba a punto de inventarse una historia para salir del paso.- ¿Serían tan amables de dejarnos a solas? No haremos un escándalo que pueda atraer la atención del entrenador, sé bien que en estos momentos Lily está bajo reserva y que por lo mismo debemos ser discretos.
- De acuerdo.- Schneider miró a uno y después a otro.- De cualquier manera si necesitan algo…
Karl no completó la frase y se encogió de hombros, tras lo cual reanudó su camino a los vestidores, seguido de Sho quien se despidió de los otros dos con un saludo militar. Lily soltó otro largo suspiro y esperó a que aquéllos estuvieran lo suficientemente lejos para continuar hablando.
- ¿A qué juegas entonces, Levin?.- volvió a preguntar Lily, muy seria.- Ya no sé qué pensar de ti, pensé que eras una buena persona pero a pesar de que te pedí que no le dieras falsas esperanzas a mi amiga, de todos modos lo hiciste y después le rompiste el corazón, casi parece que lo hiciste a propósito.
- De verdad que no.- replicó Stefan, igual de serio que ella.- No sólo tú me pediste que no jugara con Deb, también Sho me hizo una sugerencia similar y no le presté atención. Te repito una vez más que no quería que las cosas se desviaran hasta este punto y estoy arrepentido de verdad pero también es cierto que ha sido ella quien decidió que no quería volver a verme. He estado intentando comunicarme con Débora desde hace varios días y no consigo que responda mis llamadas ni que conteste a mis mensajes. Quiero disculparme con ella pero al parecer no quiere volver a verme. ¿Qué se supone que debo hacer? Se me ocurrió la idea de ir al hospital a buscarla pero no creí que fuera muy prudente.
- No, definitivamente no lo será, no con el escándalo que armó Schneider cuando estuvo ahí, si tú vas se hará un lío similar.- admitió Lily, suavizando su tono de voz.- ¿Y no se te ha ocurrido pensar que si Deb no te contesta es porque no quiere hacerlo? Quizás deberías dejar el asunto así, tal vez tus disculpas ya están de más y lo mejor que puedes hacer es que la dejes superar este trago amargo lo más rápido posible para que continúe con su vida ahora que tú has decidido seguir con la tuya.
- Pero… .- comenzó a decir Stefan y después se calló.- Supongo que sería lo mejor para ella.
- Claro que lo será y ya que no me hiciste caso (o no nos hiciste caso, si consideras a Sho) cuando te pedí que no le dieras falsas esperanzas, te pido que ya la dejes en paz, por favor.- continuó Lily, con la mirada triste.- Déjala superarte, si no eres capaz de hacerla feliz déjala marcharse con alguien que sí la quiera.
Rudy Frank apareció en el campo de visión de los jóvenes y, antes de que éste se diera cuenta de lo que pasaba, Lily se retiró en dirección opuesta tratando de no verse demasiado obvia, no dejando que Levin respondiera aunque éste sabía que no había más por decir porque ella tenía razón: él tenía que dejar que Débora lo superara y siguiera adelante con su vida, para que pudiera enamorarse de alguien que sí quisiera cuidar de ella. Suficiente daño había hecho ya él como para continuar intentando lastimarla más, aunque no fuera a propósito y sus intenciones de disculparse fueran totalmente honestas.
Pero a pesar de que sabía que esto era lo mejor, Levin no se sentía bien con la idea de dejar ir a Débora. No quería admitirlo pero tarde o temprano tendría que reconocer que, en el fondo, realmente extrañaba su compañía.
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Aprovechando el breve periodo de descanso que Sho tendría gracias a que la Bundesliga haría una pausa para que sus equipos pudieran prestar a sus mejores jugadores a die Mannschaft para su amistoso contra Japón, Nela y él decidieron hacer algo un poco más convencional, un picnic en el Englischer Garten, el famoso Jardín Inglés de Múnich. Sho había elegido este lugar en vez del Parque Olímpico básicamente porque quería hacer un homenaje a la nacionalidad de su pretendida. Nela fingió no darse cuenta de la alusión que hizo Sho al hecho de que ellos iban a comer en la Chinesischer Turm, la Torre China cuya enorme terraza era ideal para dicha actividad, ni de la relación que él hizo de la Torre con el Jardín Inglés. Quizás hacer un picnic en un lugar tan concurrido no sería una buena idea si uno de los presentes era un famoso jugador del aún más famoso equipo local pero el chino estaba dispuesto a correr el riesgo, considerando que Schneider había ido y venido de Augsburgo sin que alguien pudiera confirmar su verdadera identidad, con todo y que Nela le insistía en que el truco de fingir no ser él no les iba a resultar a todos de la misma manera.
- De cualquier forma yo no soy tan famoso como Schneider.- sonrió Sho con cierta burla.- No soy el Káiser de Alemania así que seguramente no pasará de que alguien me pida un autógrafo o una fotografía, en caso de que me reconozcan, a diferencia de Schneider que podría terminar secuestrado. Y si a él no lo pudieron identificar en la vecina ciudad de Augsburgo, no creo que lo hagan conmigo aquí.
- Pero da la casualidad de que tú eres chino y tus rasgos no son precisamente muy occidentales que digamos.- replicó Nela, reprimiendo una sonrisa.- Seguro que sí sabrán quién eres, a diferencia de Schneider que puede esconderse más fácilmente en una nación en donde abundan los hombres con su físico.
- Pues ya veremos qué resulta de todo eso.- Sho se encogió de hombros.- Veremos quién de los dos tiene la razón.
La vista desde la Torre China era espectacular, se podía observar el Kleinhesselholher See, el gran lago ubicado en medio del parque, y una enorme extensión del área verde que constituía el pulmón de la ciudad. Era agradable además el poder disponer de unos momentos de relajación en medio de toda la intensa actividad que ambos habían tenido en los últimos días. Nela no lo quería admitir pero realmente le agradaba estar con Sho, él la hacía sentirse muy bien y la química entre los dos iba aumentando conforme se iban conociendo, aunque aún no habían definido bien qué tipo de relación tenían; sin embargo, ¿realmente importaba determinarlo? Genzo y Lily estaban juntos y ninguno de los dos le había puesto nombre a su relación.
- Mi abuelo respondió la carta que le envié hace un par de semanas.- dijo Sho, cuando casi habían acabado de comer lo que Nela había llevado en una cesta de mimbre.
- ¿Le envías cartas reales a tu abuelo?.- cuestionó Nela, sorprendida.- ¿Todavía se acostumbra hacer eso?
- Bueno, él es bastante tradicionalista, no le agradan los medios electrónicos actuales.- respondió Sho, con una sonrisa.- ¿Me creerás si te digo que aún utiliza tinta china para escribirme?
- Totalmente.- Nela también sonrió.- ¿Qué te ha dicho tu abuelo en su carta?
- Que desea conocerte.- aclaró el chino.- Tiene curiosidad de saber acerca de ti. No sabía cómo se tomaría el hecho de que estoy saliendo con una chica occidental pero por lo que leí no parece importarle el hecho de que no seas china. Dice que lo que importa es que seas una buena mujer y así se lo he hecho saber.
- ¿En serio?.- Nela alzó las cejas.- Bueno, sería bastante idiota el rechazar a alguien basado en su nacionalidad o raza, me da gusto saber que tu abuelo es un hombre sabio pero sí me sorprende enterarme de que le has hablado de mí.
- ¿Por qué?.- cuestionó Sho.- Es lo más natural considerando que eres la mujer con la que estoy saliendo.
- Bueno, sí, pero… .- Nela se acomodó nerviosamente un mechón de pelo negro detrás de la oreja.- No creo ser la única chica con la que has salido, ¿o sí? ¿Por qué le has hablado a tu abuelo de mí, si seguramente he de ser otra de tantas?
- No sé cuándo vas a entender que no eres "una de tantas", Nela.- replicó Sho, tomándola de la mano.- Me ha costado trabajo pero poco a poco he ido convenciéndote de que estar conmigo es lo mejor que puedes hacer. Creí que a estas alturas ya sabías que estoy enamorado de ti.
Nela, por respuesta, respingó. Tal vez no era como tal una novedad pero escucharlo directamente de Sho la sacó de equilibrio y, cosa rara en ella, se ruborizó. La joven hizo el intento de retirar su mano pero él no se lo permitió.
- Vamos, Nela, no me digas que no lo sabías porque no te lo voy a creer.- continuó el chino, muy serio.- Desde hace mucho tiempo que lo sabes, e incluso puedo asegurar que también sientes lo mismo por mí aunque nunca vayas a decírmelo directamente.
- "Nunca" es un rango de tiempo imposible aunque no deberías de estar tan seguro de lo que siento por ti.- Nela trataba de ocultar su bochorno.- No lo sé, es sólo que no esperaba escuchártelo decir tan pronto.
- ¿Y está mal que lo haya hecho?.- quiso saber Sho.- En algún momento tendremos que definir en qué punto de la relación estamos, Nela.
- Con respecto a eso, me estaba preguntando lo mismo pero no es como si fuera algo realmente importante, ¿no es así?.- contestó la inglesa, suspirando.- Digo, no somos Genzo Wakabayashi y Lily Del Valle, quienes ya se lo hicieron saber a toda Alemania.
- Tampoco es como si hubiese sido su intención hacerlo, no les dejaron otra opción.- Sho rió con muchas ganas.- ¿Es demasiado entonces para ti que quiera definir en qué punto de la relación estamos? ¿Qué le haya hablado de ti a mi abuelo?
La joven consideró las opciones. ¿Qué tantas probabilidades tenía de poder seguirse resistiendo con éxito? En algún momento tendría que admitir que ella también quería estar con él y por más barreras y exigencias que le pusiera al chino, éste siempre encontraba la manera de vencer los obstáculos para hacerle ver que, de verdad, Nela era la mujer con la que quería estar.
- No.- respondió Nela, en voz baja.- Pero dile a tu abuelo que no pienso aprender a hablar chino.
- No esperaba que lo hicieras.- Sho soltó una carcajada antes de tomarla por la cintura.- ¿Qué le digo a mi abuelo entonces, para cuándo podemos conocerlo?
- ¿Tendremos que viajar a China? Porque si es así quizás podamos verlo en unos dos o tres años.- Nela se mordió el labio, algo estresada.
- Bueno, en algún momento tendremos que ir a su hogar pero creo que en esta ocasión será él quien venga a Alemania.- aclaró Sho, sin soltarla.- Está muy consciente de que ambos somos jóvenes exitosos y muy ocupados.
- ¿En verdad?.- Nela soltó una risilla.- Lo creo de ti pero, ¿cómo sabe que yo soy exitosa y que estoy ocupada?
- Ya te lo dije, le he hablado de ti.- él le acarició el rostro.- Sabe quién eres, de dónde eres y lo que haces. Y le he dicho que eres una mujer muy inteligente que tiene grandes aspiraciones educativas. A él le agrada que seas tan estudiosa, culta e inteligente, dice que eres el tipo de mujer que me conviene.
- Espero que tu abuelo no se esté haciendo muchas ilusiones sobre mí, quizás termine decepcionándolo.- replicó Nela, muy turbada, no sabía si por las caricias de él o por saber que el familiar vivo más querido de su pretendiente estaba muy interesado en conocerla.
- ¿Qué es lo que escucho, a Nela McGregor dudando de sus habilidades?.- cuestionó el chino, riendo.- No es algo común en ti, Nela. Tú y yo sabemos que eres una mujer única y excepcional, no tienes por qué tener miedo de mi abuelo. Él te va a querer tanto como lo hago yo.
Ambos se quedaron contemplando el parque durante un buen rato. Nela suspiró y se dijo que ya no valía la pena seguirse negando a lo que sentía. Muy en el fondo sentía curiosidad y cierta emoción por conocer al abuelo Sho; quién sabe, quizás más adelante ella podría presentarles a Sho a sus padres (aunque esto no se lo diría a Shunko, no aún). Si bien Nela no se había dado cuenta de en qué momento habían llegado ellos a ese nivel de su relación, sin duda no tenía deseos de dar marcha atrás. Quizás Sho sintió que ella bajaba sus barreras porque con mucha seguridad se acercó a su rostro para besarla; mientras los jóvenes se besaban, alguien que se encontraba muy cerca del lugar en donde ellos estaban reconoció al joven jugador del Bayern Múnich pero, consciente del íntimo momento que él compartía con su novia, lo dejó disfrutar de su felicidad.
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El encuentro amistoso entre las Selecciones Mayores de Alemania y Japón tendría lugar, tal y como Schneider ya lo había anunciado, en el majestuoso Allianz Arena, la casa del Bayern Múnich y una de las sedes de la Copa del Mundo de Alemania 2006. Para dicho encuentro, los equipos de la Bundesliga prestaron a sus mejores jugadores a die Mannschaft, entre ellos Karl Heinz Schneider, Hermann Kaltz y Dieter Müller, jóvenes pero talentosos futbolistas que ya habían llamado la atención de los medios a nivel mundial. El punto de mira estaba en el joven Káiser de Alemania quien, a pesar de su juventud, ya se perfilaba para ser el próximo capitán de la Selección Mayor, una vez que adquiriera mayor experiencia en ésta y se retirara el actual capitán. Por supuesto, también había curiosidad en torno a las actuaciones de Kaltz y de Müller, considerando que los titulares de sus respectivos puestos comenzaban ya a envejecer. Por otro lado, en Japón se tenía la expectativa de si los cuatro jóvenes convocados tendrían alguna posibilidad de entrar al campo de juego; los seguidores del equipo nipón estaban muy seguros de que Tsubasa Ozhora guiaría al equipo a la victoria en el próximo Mundial y estaban ansiosos de que hiciera su debut en la Selección Mayor. Así pues, aunque se trataba de un amistoso, tales antecedentes hicieron que las entradas para el juego se agotaran en cuestión de horas, había muchos aficionados de ambos equipos que querían ver de qué madera estaban hechos éstos.
Para fortuna de los protagonistas de esta historia, tanto Elieth como Lily pudieron conseguir boletos para el encuentro, considerando que las dos tenían conocidos en ambas escuadras que estaban dispuestos a darles entradas gratuitas. Aprovechando esos boletos, Nela invitó a Sho a acompañarla a ella y a sus amigos pero él dudaba en aceptar puesto que ya había acordado acudir al estadio con Levin (ellos también tenían entradas especiales). Nela, sin embargo, le dijo que Débora no iría porque tenía guardia en el hospital de manera que Stefan podría acompañarlos también, no creía que sus amigos le pusieran mala cara al sueco a pesar de lo sucedido con la ginecóloga. Confiado en esto, Sho aceptó llevar a Levin con los amigos de ella sabiendo que no habría un encuentro que pudiera ocasionar momentos amargos; sin embargo, con la enorme carga de trabajo que Nela tenía, ella olvidó avisarles a sus amigos que Sho y Levin los acompañarían, de manera que aquéllos hicieron sus propios planes sin saber que iban a ocasionar un pequeño conflicto de intereses. Dos días antes del partido, la persona a la que iba a cubrir Deb en el hospital decidió que no quería cambiar de turno con ella debido a que le surgió una emergencia familiar y necesitaba tener libre el día en el que iba a hacer la guardia que le correspondía a Débora, de forma que al final la joven tuvo libre el día del partido y Bárbara aprovechó para hacer labor de convencimiento.
- Vamos al juego, te hará bien distraerte por un rato.- le dijo la pelirroja a su amiga.- No va a jugar el Bayern Múnich, no tiene por qué traerte recuerdos de nadie.
- Pero va a ser en el Allianz Arena, que es básicamente lo mismo, me voy a acordar de alguien que no quiero acordarme.- replicó Débora, suspirando.- Prefiero quedarme en casa.
- ¿Tú sola? Nos vamos a ir todos para allá, no le veo caso a que te quedes deprimiéndote por los rincones.- Bárbara no estaba dispuesta a ceder.- Vamos, tu boleto ya está apartado, si no lo usas se desperdiciará.
- Podrían revenderlo.- Débora se encogió de hombros.
- Sí, cómo no.- bufó Bárbara.- Ya sé que en México eso es común pero aquí no tanto. Mira, iremos en grupo, verás que entre todos nos la vamos a pasar bien, veremos cómo Kaltz y su equipo hacen trizas a Japón.
- No lo sé, la verdad es que no me convence mucho.- Deb se mordió un labio.- Elieth, Lily y tú tienen a quién ir a ver, Gwen irá a apoyar a la selección de su país, Leo irá porque van su novia y su hermana y Nela sólo va a burlarse de los demás, pero yo no tengo algo que ir a hacer a ese partido.
- ¿Cómo qué no? Te gustaba el fútbol antes de conocer a ese sueco, ¿por qué va a cambiar eso por culpa de él?.- cuestionó la pelirroja.- Lily te ha dicho muchas veces que no debes dejar que una tercera persona arruine lo que te gusta y yo estoy de acuerdo con ella. Ver jugar a Alemania siempre es un espectáculo, aun así sea contra un equipo de nivel medio como Japón y ya sabes que en el Allianz Arena las tribunas siempre se animan con la barra de aficionados. Será una buena manera de convivir todos, no puedes dejarnos colgados.
- Podrían hacer de cuenta que estoy de guardia.- replicó Débora, aunque sin muchas ganas. Bárbara se dio cuenta de que ella estaba a punto de acceder a su propuesta.- Se suponía que eso era lo que iba a hacer esa noche, trabajar.
- Pero no fue y ahora hay que pensar en otra cosa. Si no te convence acompañarnos a nosotros quizás haya alguien que te haga cambiar de opinión. Nos sobra un boleto porque Nela pidió uno de más y al final nos dijo que no lo va a usar.- insistió la alemana.- Se lo pensamos dar a Jean, seguro que él querrá ir.
Ante la mención de Jean, Débora sonrió ligeramente. Tal vez no sería mala idea ir al partido si él acudía también. Jean siempre la hacía sentir bien y la ayudaba a olvidar sus problemas, pasar una noche a su lado sonaba bastante mejor que quedarse sola en casa comiendo helado y viendo películas cursis. Además, su amiga tenía razón, estaría mal que dejara que el Allianz Arena, o el mismo Bayern Múnich, quedaran marcados por un mal recuerdo. Era cierto que a Débora le gustaba el fútbol desde antes de conocer a Stefan Levin y eso no tenía por qué cambiar.
- De acuerdo, iré.- accedió la pelinegra, suspirando.- Espero que tengas razón y que una noche de emoción futbolística me levante el ánimo. Yo también quiero ver a Alemania haciendo trizas a Japón.
- ¡Ésa es la actitud!.- exclamó Bárbara, feliz.- Verás que será una noche que no vas a olvidar.
Efectivamente, esa noche sería para no olvidar pero no por las razones que Bárbara creía, para infortunio de Débora, aunque en ese momento ninguna de las dos tenía manera de saber lo que estaba por ocurrir.
Así pues, todo quedó listo para el partido amistoso entre Alemania y Japón, un nuevo reto para Genzo Wakabayashi y Karl Heinz Schneider quienes volverían a verse las caras como rivales. Las alineaciones para el encuentro, dadas unas cuantas horas antes del pitido inicial, no sorprendieron a nadie por el lado de Alemania. El entrenador de die Mannschaft había decidido meter a Schneider y a Kaltz en el once titular y dejó a Müller en la banca pues contaba con la infalible defensa del gran Oliver Han, una leyenda ampliamente reconocida de la portería, pocos guardametas habían existido como él en la historia del fútbol por lo que era obvio que él tendría el puesto titular en el arco y la capitanía del equipo. Por parte de Japón, su entrenador levantó cierto revuelo entre los fanáticos nipones debido a que eligió iniciar con un once titular compuesto por veteranos, dejando a Tsubasa Ozhora, Taro Misaki, Genzo Wakabayashi y Kojiro Hyuga en la banca. La mayoría de los fans esperaba, sin embargo, que Zico en algún momento hiciera uso de sus cuatro ases, todos ansiaban verlos pisar el terreno de juego vistiendo el uniforme de la Selección Mayor.
- Japón busca mejorar su participación en la fase final de la próxima Copa del Mundo, pretendiendo quedar dentro de los 8 mejores del torneo.- dijo el comentarista, mientras los aficionados terminaban de llenar las tribunas.- Este partido amistoso de preparación será útil para saber qué planes tiene Zico con respecto al equipo.
¡Estaba a punto de comenzar el amistoso internacional A, Alemania contra Japón! Ambos equipos estaban listos para salir a los reflectores, la emoción se acumulaba en los protagonistas ansiosos por enfrentarse nuevamente para demostrar quiénes eran superiores, sin importar que sólo se tratara de un partido amistoso.
- ¡La selección de Zico ingresa en la sede de Múnich del Mundial Alemania 2006, el Allianz Arena!.- exclamó el locutor.- ¡Sin duda veremos un partido de alto nivel!
Sería así como comenzaría una nueva historia, una que llevaría a sus involucrados por rumbos desconocidos y emocionantes.
Notas:
- Como dije en las notas de capítulos anteriores, me vi en la necesidad de inventar el encuentro entre el Hamburgo y el Augsburgo debido a que Takahashi dejó sin aclarar el motivo por el cual Zeeman decidió mandar a Wakabayashi a la banca; se podría pensar que la razón fue que Genzo no respetó las órdenes de Zeeman en el partido contra el Bayern Múnich pero, en el Road to 2002, Wakabayashi continuó siendo titular en los tres o cuatro juegos que ocurrieron después de ése sin que Zeeman mostrara estar resentido o molesto con él por haberlo desobedecido en el mencionado encuentro, y es hasta el Golden 23 cuando Genzo aparece en la banca debido a que Zeeman lo sacó de la titularidad sin que hubiera una explicación de sus razones para hacerlo. Creo que, como es común en este manga, Takahashi no se acordó de lo que ya había escrito previamente o le importó un carajo y dejó una inconsistencia en la historia de Genzo (o por lo menos no se molestó en atar los cabos que dejó sueltos), y como soy muy quisquillosa tuve que inventarme este partido para incluir un motivo que hiciera que Zeeman al fin perdiera la paciencia con él.
