Capítulo 27.

Múnich.

Genzo y Bárbara intercambiaron miradas en el silencio espeso de la habitación, sin cruzar palabra. Desde algún lugar no identificado, el tic tac de un reloj le añadía el toque monótono a la situación en vez de ayudar a cortar el hielo. Quizás, lo peor de todo era que ambos se encontraban en terreno desconocido, lo que ocasionaba que estuvieran a la defensiva. Después de unos cuantos minutos, Wakabayashi carraspeó tratando de encontrar la forma de iniciar tan embarazosa conversación.

- Dime, ¿te sientes tan incómoda como yo?.- preguntó Genzo, sonriendo con cierta vergüenza.

- Ciertamente, sí.- asintió Bárbara, también con una sonrisa nerviosa.- Digo, no estoy lista para decirle al hombre que me gusta que él me gusta, mucho menos lo estaré para confesárselo a uno de sus mejores amigos, ni siquiera para que crea que no soy una oportunista.

- No tenemos que llegar a ese punto.- Genzo volvió a carraspear.- Entiendo que eso es algo muy personal. Además, no es como si tuvieras qué justificarte ante mí en ningún sentido.

- ¿Puedes contestarme una cosa, antes de seguir hablando?.- pidió Bárbara, suspirando.- ¿Tú crees que lo que dice el artículo de Blind es cierto? ¿Qué me acerco a Kaltz sólo por su dinero?

- Bien, no te conozco lo suficiente como para establecer un juicio, ni negativo ni positivo.- contestó Genzo, después de pensarlo un poco.- No puedo asegurar que eres una oportunista ni tampoco que no lo eres, simplemente no sé mucho sobre ti y la información que poseo no me permite elaborar una opinión concreta. Y no soy del tipo de personas que hacen juicios basándome en el aspecto físico de una persona, a diferencia de los reporteros de Blind.

- Es justo.- admitió Bárbara, relajándose un poco.

- Pero.- Genzo alzó la mano para darle a entender que no había acabado.- Si bien no te conozco a ti, sí conozco bien a dos mujeres que te consideran parte de su círculo de amistades, Elieth y la doctora Del Valle, y ambas han pedido que interceda para ayudarte por lo que eso habla bien de ti, indirectamente.

- ¿"Dime con quién andas y te diré quién eres"?.- preguntó Bárbara, haciendo alusión a un refrán mexicano que Débora solía decir frecuentemente.

- Sí, más o menos.- aceptó el portero.- Confío en ambas y sé que no querrían ayudar a alguien que fuese superficial y oportunista, como mucha gente que no te conoce asegura que eres, así que estoy dispuesto a aceptar que no buscas a Kaltz por su dinero.

Cuando Lily se comunicó con Elieth, muy de mañana, se enteró del asunto del artículo de Blind; la doctora y el guardameta, quien también estaba interesado en el tema porque trataba de uno de sus amigos más cercanos, leyeron la nota completa en la Tablet de ella y ambos se sintieron más indignados que cuando Blind habló sobre ellos, quizás porque, al fin y al cabo, cualquiera hubiera podido pensar que Lily Del Valle y/o Genzo Wakabayashi podrían haber traicionado a sus equipos en aras del amor que se profesaban, después de todo su romance sí existía, pero en el caso de Bárbara y Kaltz estaban haciendo una declaración basada en puras suposiciones sólo por el hecho de que ella era hermosa y él no. Sin embargo, ni Genzo ni Lily estuvieron muy de acuerdo en un inicio con que él hablara con Bárbara acerca de Kaltz porque no eran partidarios de meterse en los asuntos de los demás pero ambos aceptaron cuando Elieth les hizo ver que eso tranquilizaría un poco a la chica, la cual continuaba muy decaída. Así pues, ahora Genzo y Bárbara se encontraban sentados en la sala del departamento de Lily y Eli, preguntándose cómo debían continuar con una conversación tan delicada.

- Gracias por el voto de confianza, supongo.- contestó la pelirroja a la sentencia de Genzo.- No lo sé, de primera intención no me pareció buena idea el hablar contigo para saber si Kaltz sería capaz o no de creerse esta historia pero creo que al final acepté porque tengo la esperanza de que me cuentes un poco sobre él. ¿Qué crees que piense cuando lea ese artículo?

- Honestamente, no lo sé con exactitud pero es obvio que se va a sentir incómodo.- dijo Genzo, pensativo.- Es decir, conozco a Kaltz lo suficiente para saber que no pagaría por las atenciones de una mujer y si él creyera que estás a su lado por dinero, créeme que hace mucho tiempo que habría dejado de frecuentarte. Esto, por supuesto, no garantiza que no se vaya a creer lo que dice ese artículo de pacotilla, mi consejo es que hables directamente con él sobre esto y aclares las cosas.

- ¿Tú crees?.- Bárbara abrió mucho los ojos.- Oh, pero… no sé, no tenemos una relación como tal, sólo somos amigos. ¿Cómo voy a decirle que me gusta y no por su dinero cuando a duras penas nos podemos ver cuando él viene a Múnich o yo me acerco a Hamburgo?

- Yo tengo ese mismo problema con la doctora Del Valle y no fue un impedimento para confesarle que me gusta.- Genzo sonrió con cierta picardía.- Mira, al final de cuentas tú sabrás qué es lo que consideras correcto, yo sólo te hago la sugerencia de que la mejor vía que puedes tomar es ser sincera. A la doctora Del Valle y a mí nos pasó algo muy similar, el artículo que ese reportero de quinta hizo acerca de nosotros pudo haber arruinado lo que había entre nosotros pero decidí ser sincero y fue la mejor decisión que pude tomar. Tú eliges si esto te unirá más a Kaltz o si acaba por separarlos.

- Pero es que lo de ustedes fue diferente.- rebatió Bárbara, insegura.- Es decir, ¡nadie dijo que Lily era una zorra oportunista!

- No, sólo la acusaron de ser traidora.- Wakabayashi enarcó una ceja.- También es bastante malo para alguien que estuvo a punto de perder su trabajo por culpa de los comentarios de terceras personas que no tenían ni idea de cómo estaba el asunto en realidad.

- Okey, sí, también fue bastante malo.- Bárbara exhaló con fuerza.- Pero no sé… nadie los ha cuestionado porque uno sea feo y el otro no. ¿Sabes lo que hacen con eso? Que me sienta muy superficial, además de que me dan muchas ganas de llorar cada vez que me pongo a pensar que Hermann pueda creer que nadie lo va a querer porque es feo. ¡Es un gran hombre y la gente lo juzga por su cara! Eso es lo que me pone peor, no será la primera ni la última vez que alguien me llame "zorra" pero no soporto que digan que él es feo.

Genzo, por respuesta, sonrió de oreja a oreja, emitiendo incluso un pequeño sonido de risa, la cual no alcanzó a controlar antes de que ella la notara. Bárbara, al escucharlo, se removió incómoda en el asiento.

- ¿Qué te causó gracia?.- quiso saber ella, un tanto molesta.

- Que de verdad te gusta mi amigo.- respondió Genzo, sin dejar de sonreír.

- Tal vez.- la pelirroja enrojeció.- ¿Es eso algo malo?

- No, todo lo contrario.- el portero se puso repentinamente serio.- Tal y como dijiste, él es un gran hombre y no se merece que ninguna mujer abuse de él. Me da gusto saber que tú no piensas hacerlo.

- Es decir que dudabas de mí, a pesar de lo que dijiste.- reclamó ella.

- Al contrario, precisamente por lo que dije es por lo que debió quedarte en claro que no podía emitir un juicio sobre ti hasta no conocerte, lo que significaba que había que considerar la opción de que sí fueras una oportunista.- replicó Genzo, sin inmutarse.- Pero ahora que he hablado contigo he llegado a la conclusión de que no lo eres.

- Hmmmm.- Bárbara hizo un puchero.- Empiezo a darme cuenta de por qué a Lily le gustas, eres tan directo como ella. Supongo entonces que no debería de sentirme ofendida.

- Efectivamente, no tendrías por qué.- Wakabayashi volvió a sonreír.- Sigue mi ejemplo y sé directa tú también, habla con Kaltz en cuanto puedas.

- Pero no sé si debería esperar a que termine la pausa de la Bundes, no quiero importunarlo ahora que está con sus padres.- señaló Bárbara, aun dudando.

- Bueno, eso es verdad, yo intenté contactarme con él cuando leí ese artículo y no pude hacerlo, es probable que ni siquiera tenga su teléfono encendido.- acordó Genzo.- Dale un par de días e inténtalo después. Lamento si no puedo ser de mucha ayuda pero ni yo sé cómo va a reaccionar Kaltz ante esto.

- Ya veré.- replicó Bárbara.- Y no te preocupes, agradezco tu tiempo y tu buena intención.

- Por cierto, ¿puedo hacerte una pregunta sincera?.- cuestionó Wakabayashi.- Eres libre de no responderla.

- Mientras no sea si me acuesto con otros por dinero, todo bien.- Bárbara se cruzó de brazos.

- Nada de eso.- negó él, con la cabeza.- ¿Qué es lo que ves en Kaltz? Quiero decir, yo sé lo que él vale porque llevo años de conocerlo pero me intriga saber por qué te sientes atraída por mi amigo.

- Me hace reír.- Bárbara se encogió de hombros mientras repetía la respuesta que ya le había dado a Nela alguna vez.- Si supieras lo difícil que es encontrar a un hombre que lo haga sin tanto esfuerzo o sin usar chistes machistas de mal gusto.

- Me imagino.- secretamente, Genzo agradeció que él no tuviera ese problema con Lily.- Bien, es bueno saber la verdad.

Cuando se hizo evidente que no había más por decir, Bárbara consideró prudente llamar a sus amigas para avisar que la reunión había concluido aun cuando sabía perfectamente bien que ellas habían estado escuchando todo desde la cocina. En el fondo, la alemana sabía que Genzo Wakabayashi tenía razón, debía hablarle a Kaltz con el corazón y poner las cartas sobre la mesa, sincerarse con respecto a lo que sentía por él y esperar que le creyera, pero también en el fondo sabía que no lo haría, simplemente porque las palabras que recibió de sus atacantes le habían calado en lo más profundo, tanto que sin duda que le iban a dejar huella.

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Nela hacía las visitas rutinarias a sus pacientes del hospital, no eran muchos los que necesitaban la visita del psicólogo pero aun así había que ponerles mucha atención. Por supuesto, por no haberse titulado aún no era ella la directamente responsable de esos pacientes pero ella se tomaba muy en serio su labor, realmente le gustaba pasear de aquí para allá, visitando a la gente y calando su estado anímico, esto le hacía olvidarse por un momento de su ajetreada vida privada. A últimas fechas, sin embargo, la mayoría de sus pacientes le preguntaban por su relación con el futbolista chino Shunko Sho, lo que desconcertaba mucho a la chica. No le molestaba, pues, que sus pacientes usaran el cotilleo como herramienta de socialización, todo lo contrario puesto que una persona deprimida rara vez va a tener ganas de andar de chismosa, lo que le desconcertaba era que la usaran a ella como el eje central de sus murmuraciones. Nela no consideraba, además, que su relación con Sho fuese de interés para la gente, no cuando el "amor prohibido" entre Genzo Wakabayashi y Lily Del Valle era mencionado en muchos tabloides, pero por lo visto Shunko era más popular en Alemania de lo que ella (y el mismo Sho) creía. Así pues, a Nela no le quedaba más remedio que aguantarse, que bien valía la pena pasar por un poco de incomodidad a cambio de ver a sus pacientes entusiasmados por un chisme.

A la joven le hubiera gustado tener unos días de vacaciones, como las tenían Elieth y Lily, pero el hospital no tomaba pausas como lo hacía la Bundesliga así que no le quedaba más remedio que tener que juntar sus horarios y pendientes para poder hacer un espacio e ir a cenar con Shunko y con su abuelo. Si no fuera porque el señor Sho estaba involucrado en el asunto, Nela de buena gana habría cancelado la cena ya que estaba molesta porque Shunko no le había avisado que se había puesto enfermo en la madrugada, tuvo que enterarse a través de Jean Lacoste de lo que había pasado con él. Cuando ella lo increpó por teléfono, Sho le había respondido, avergonzado, que no había querido molestarla porque sabía que estaba haciendo su tesis pero Nela no le creyó pues presentía que le había ocultado el asunto más por cuestiones de orgullo que por otra cosa. Ella, sin embargo, se sorprendió mucho al darse cuenta de hasta qué punto estaba preocupada por él.

Alrededor del mediodía la joven programó una pausa rápida para comer antes de marcharse al pase de visita general, ése que hacen los médicos en compañía de todos los especialistas en el área de salud, es decir, psicólogos, nutriólogos, médicos y asistentes sociales, y que va encaminado a otorgarles a los pacientes la mejor atención integral posible. Habitualmente ese pase de visita Nela lo realizaba en compañía de Bárbara desde que Lily se fue del hospital pero en esa ocasión ni siquiera la pelirroja la acompañaría pues, debido al "chistecito" de Blind, Bárbara había solicitado que se le otorgaran un par de días como adelanto de sus vacaciones para mantenerse alejada de cualquier impertinente que pudiera ir al hospital a fastidiarla, petición que el jefe del área de Nutrición no tuvo reparo en aceptar tras recibir cinco llamadas de diferentes tabloides de chismes que querían contactar a Bárbara a como diera lugar.

- Oh, Nela, siento interrumpirte pero tienes una visita urgente.- le dijo una enfermera a la joven cuando ésta se disponía a ir a la cafetería.

- ¿Una visita urgente?.- ella enarcó las cejas.- ¿Justo ahora? ¿No puede esperar a que acabe de almorzar?

- No, este visitante no puede esperar.- la enfermera sonrió con cierta picardía.- Deberías atenderlo ya.

- Seguro.- Nela esbozó una mueca y se aguantó las ganas de responder como quería. Era cierto lo que decían acerca de que las enfermeras ordenaban más de lo que debían, si a los mismos médicos los mandaban en ocasiones con mayor razón se lo harían a los demás profesionistas.- Lo veré rápido antes de ir a comer, ojalá que no me quite mucho tiempo.

- Está aguardando en la sala de espera.- señaló la enfermera.- Y sería mejor que te apresuraras o la gente lo va a empezar a acosar.

Estas palabras pusieron a Nela sobre aviso pero aun así se sorprendió mucho al salir a la sala de espera y ver a Sho sentado en una de las bancas de plástico, tan tranquilo como si estuviera esperando una consulta. Tal y como había dicho la enfermera, algunas personas cuchicheaban a sus espaldas mientras lo señalaban pero el chino pretendía no darse cuenta de eso. Al ver a Nela, Sho se puso en pie y se acercó a ella con actitud humilde, llevando en sus manos un recipiente.

- Hola, supuse que estabas por ir a comer así que me apresuré a alcanzarte antes de que lo hicieras.- saludó él, con una sonrisa.

- ¿Ah sí? ¿Y para qué?.- replicó ella, tratando de mostrarse molesta.- ¿Para qué ahora sí te acompañe a urgencias?

- ¿Vas a continuar enojada por eso?.- Sho suspiró.- De verdad no quería interrumpirte anoche, estabas muy ocupada con tu tesis.

- ¡Sí, pero no lo suficiente como para no acudir a apoyar a alguien que me importa!.- replicó Nela.

- O sea que sí te importo.- señaló Sho, con una sonrisa de triunfo.

- Eres un verdadero idiota si aún no te habías dado cuenta de eso.- ella se ruborizó un poco.- Mira, estaba a punto de ir a almorzar y no es que no me guste que me visites pero de verdad quiero comer algo antes del pase de visita.

- Oh, precisamente por eso es que estoy aquí.- Sho le mostró el recipiente.- Te traje algo de comer que hasta tu amiga Bárbara aprobaría.

- ¿De verdad?.- profirió Nela, con cierto asombro.

- Es mi ofrenda de paz.- respondió Sho, con humildad.

Nela buscaba llevar a Sho a un sitio en donde la gente no pudiera verlos (comenzaba a comprender la inquietud que experimentó Lily cuando la visitó el Káiser por primera vez), o por lo menos a un lugar en donde pudiera comer con cierto nivel de tranquilidad, llegando al fin a una zona cercana al patio de las ambulancias en donde había un par de mesas de plástico con algunas sillas hechas del mismo material, puestas ahí para que los paramédicos descansaran. No era el sitio más bonito ni romántico del hospital pero sí sería el más privado. Cuando ella abrió el recipiente que le ofreció su novio encontró una buena cantidad de chop suey con arroz, verduras y pollo aún caliente que, en honor a la verdad, olía delicioso; Nela, que se había resignado a comprar un sándwich o una ensalada sencilla, atacó con todo gusto el chop suey bajo la complacida mirada de Sho.

- Esto está delicioso.- señaló Nela.- ¿En dónde lo compraste?

- En ninguna parte.- Shunko esbozó un gesto de orgullo.- Lo hice yo mismo.

- ¿De verdad?.- exclamó ella, sorprendida.- ¡No me digas que sabes cocinar!

- Bueno, prefiero preparar mis propios alimentos en casa a comer en restaurantes.- Sho se encogió de hombros.- Mi abuelo me enseñó a valerme por mí mismo y eso incluyó el aprender a cocinar.

- ¿Y por qué nunca me lo habías dicho?.- cuestionó la inglesa, enojada.- ¡Quizás por eso es que la comida te cayó mal anoche, porque no estás acostumbrado a la comida callejera! Pudiste habérmelo dicho antes y habríamos podido comer en tu casa o en la mía desde hace varias citas, en vez de estar yendo a todos los restaurantes de la ciudad.

- Confieso que lo que buscaba era impresionarte.- Sho se rascó la nariz.- No creí que lo lograría haciéndote de comer.

- Ésa es una de las cosas más idiotas que has dicho últimamente.- reclamó Nela, mientras se acababa el chop suey.- Es decir, confieso que me encanta ir contigo a ese restaurante al que fuimos ayer pero podríamos combinarlo con algunas cenas caseras, yo podría cocinar para ti también.

- Bueno, de haber sabido que eso te impresionaría más, habría empezado por ahí.- Sho soltó una carcajada.- Aprovéchame, soy un buen partido, soy hogareño y me gusta cocinar, seré un buen esposo.

- Deja de decir estupideces.- Nela le dio un pequeño empujón, avergonzada.- Pero gracias por hacer esto para mí.

- Es mi ofrenda de paz por no haberte dicho lo de ayer y también porque he hablado con mi abuelo.- contestó Sho, suspirando resignado.- Va a posponer su viaje por quince días, cuando menos, si no es que más.

- ¿Por qué?.- Nela se preocupó.- ¿Qué ha sucedido? ¿Se encuentra bien?

- Él sí pero su amigo no.- explicó el chino.- El señor ShuYi Li, quien también es su vecino, se rompió una pierna al querer cambiar un foco y, como no tiene quién lo cuide, mi abuelo se ofreció a hacerlo, así que no podrá venir a Alemania hasta que el señor ShuYi se recupere.

- Oh, ya veo.- Nela suspiró, aliviada.- Me da gusto saber que tu abuelo está bien. No importa que no pueda venir ahora, lo esperaremos en quince días o en un mes, lo que tenga que ser.

- Gracias.- Sho le pasó un brazo por los hombros.- Sabía que mi chica lo entendería.

- Deja de decir que soy tu chica.- protestó ella aunque sonreía.- ¿Cómo sigues de tu gastritis?

- Ya mucho mejor, gracias.- contestó él.- Por cierto, cambiando el tema a otra cosa relacionada, fue el doctor Jean quien te avisó que estaba enfermo, ¿cierto?

- Así es.- asintió Nela.- Me lo encontré en la mañana cuando iba saliendo de guardia y me lo contó. ¿Por qué?

- ¿Y tu amiga Débora no te dijo algo al respecto?.- insistió Sho, pensativo.

- Ni siquiera la he visto hoy, también tuvo turno nocturno y debió haberse ido directamente a dormir al concluirlo.- negó Nela.- ¿Por qué el interrogatorio?

Sho le explicó entonces a su novia lo que Stefan le había contado, que se había topado con la doctora Cortés en la cafetería en la madrugada, a la cual le avisó que él se encontraba en el hospital porque estaba esperando a Sho. Si bien Levin no lo dijo, Shunko estaba seguro de que su amigo estaba bastante afectado por ver a la doctora, quizás porque en algún momento su mente hizo la conexión de que ella y el doctor Lacoste estarían juntos esa noche en el hospital y su imaginación hizo el resto.

- Bueno, no es como si Débora y Jean vinieran al hospital a coquetear.- señaló Nela, oportunamente.- Los turnos nocturnos pueden ser muy pesados y, por lo que sé, Jean no tuvo ni un minuto de descanso ayer, dudo mucho que haya podido estar con Débora ni por cinco minutos siquiera; es más, es altamente probable que ni siquiera se hayan visto en algún momento de la noche.

- Es lo que le dije a Levin pero se le metió la idea de que esos dos traen algo y por lo que vi, le molesta bastante.- continuó Sho, frustrado.- Lo cual, si me preguntas, no es que me incomode pero sí podría llegar a pensar que tu amiga anda con ese médico para fastidiar a mi amigo.

- Débora no es de ésas y la verdad dudo mucho que ella y Jean piensen mucho en Levin.- la defendió Nela.- Okey, al menos ella no lo haría a propósito pero no sé qué ideas tenga Jean. Podría hablar con Débora después para ver qué se trae entre manos, quizás Levin simplemente esté complicándose la existencia por puro gusto.

- Lo cual no me sorprendería.- Sho se encogió de hombros.

Nela asintió con la cabeza tras lo cual verificó su reloj: el tiempo para almorzar se había acabado ya y tenía que salir corriendo para no llegar tarde al pase de visita, por lo que Sho se despidió de ella con un beso y la promesa de que cocinaría más comida china para ella en el futuro. Mientas se dirigía a toda prisa al área de hospitalización, Nela se dio cuenta de que estaba de buen humor. No era para menos, considerando que había descubierto una cualidad de Sho que pocos conocían, además del hecho de saber que la cena con su abuelo se había pospuesto por tiempo indefinido. Ella no lo quería reconocer abiertamente pero lo cierto era que ese inevitable suceso realmente la aterraba.

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En el segundo día de sus vacaciones, Genzo dejó que Lily lo llevara por Múnich mientras burlaban a la gente y a los reflectores. Él tenía ganas de aplicar la "técnica Schneider", ésa que Karl empleó en Augsburgo al fingir demencia cuando le cuestionaron si no era el Káiser, pero Lily le hizo ver que esa táctica no le funcionaría igual de bien al portero, no en Alemania al menos.

- En Japón sería otra cosa.- Lily se había encogido de hombros.- Habría que ponerla en práctica allá y ver los resultados.

- Tendremos que ir a Japón entonces para probar.- había respondido Genzo, con una sonrisa.- Sé que te van a gustar mucho los cerezos en flor.

Ella había contestado con una frase vaga, preguntándose interiormente si de verdad su relación con el guardameta duraría lo suficiente como para que él la llevara a conocer su natal Japón. Eso era pensar muy a largo plazo y, por muy bien que estuvieran pasándola en ese momento, aún estaba lejos el día en el que pudieran considerar el estar juntos de una forma más definitiva. Antes de la hora del almuerzo, la pareja se dejó ver en el Hospital Universitario para que Genzo saludara a Leo Shanks, a quien tenía tiempo de no ver en persona; el portero aprovechó el hecho de que Sho andaba rondando por el hospital, ocasionando que la gente se distrajera con él, para hablar con su amigo y conocer a su novia sin temor a que alguien lo reconociera. Leo no desperdició la oportunidad de bromear con el hecho de que Genzo estaba en verdad interesado en la doctora Del Valle, cuestión que el guardameta no negó en ningún momento, haciendo que Lily volviera a ponerse nerviosa por la cuestión de una relación a largo plazo.

Se suponía que Genzo y Lily pasarían el día recorriendo Múnich pero, después de la comida, ambos se fueron al hotel de él para hacer el amor pues al fin y al cabo era lo que en realidad deseaban. Ya habían aprendido lo suficiente el uno de la otra como para enamorarse, ahora era momento de explorar sus cuerpos y descubrir nuevas sensaciones. ¿No era eso, al fin y al cabo, lo que todas las parejas enamoradas hacían?

- Vamos a darle a Blind un buen motivo para escribir sobre nosotros.- bromeó Genzo mientras se besaba con Lily en el elevador del hotel.- Sería una nota que borraría cualquier comentario dirigido a tu amiga.

- Por muy tentadora que suene tu oferta, creo que debemos ser prudentes.- Lily suspiró y empujó a Genzo justo antes de que el ascensor abriera sus puertas en el piso en donde se encontraba la habitación del portero.- No debemos darle a Blind más leña para que siga avivando el fuego de sus porquerías.

- Supongo que tienes razón.- replicó Genzo con una sonrisa salvaje, mientras salía del ascensor y tomaba a Lily de la mano para llevarla hasta su habitación.- Tendré que esperar entonces a que estemos en un sitio más privado.

- Ya no falta tanto.- replicó ella, riendo muy alegremente.

- Espero que algún día vuelvas a vestirte de porrista como lo hiciste alguna vez.- sugirió Genzo, mitad en serio y mitad en broma.

- Oh, por favor, ¡no me recuerdes ese momento tan vergonzoso!.- replicó Lily, apenada, al tiempo que Wakabayashi soltaba una carcajada.

Mientras ellos se entregaban, pues, a sus deseos carnales, Elieth se dedicó a sacar el menú de la comida que ella y Lily tendrían con Genzo en su departamento. Se suponía que Lily iba a ayudarle en eso pero quedaba claro que no volvería en todo el día, considerando que era altamente probable que ella otra vez se quedara a dormir con Wakabayashi en su lujosa habitación de hotel. Cuando una pareja probaba el sexo por primera vez era difícil evitar que continuaran haciéndolo cuantas veces pudieran y, considerando que Genzo y Lily no se veían muy seguido, no era de sorprender que querrían aprovechar para hacer el amor todo lo que pudieran antes de que él tuviera que regresar a Hamburgo.

- Malditos afortunados.- musitó Elieth mientras buscaba recetas de cocina en línea.- Espero que Lapinette no quiera aplicar lo de "reproducirse como conejos".

Lily le había preguntado, antes de que ella y Genzo se marcharan, si también podía invitar a la comida a un amigo del trabajo. A Elieth le sorprendió mucho que la doctora quisiera llevar a un amigo (que al parecer era hombre, además), a una cena en donde estaría su novio pero Lily había asegurado que esa persona también era amiga de Wakabayashi y que éste estaría encantado de verlo, así que Elieth no tuvo reparos en aceptarlo. ¿De quién se trataba, en todo caso? Quizás del Dr. Stein, después de todo él estuvo muchos años en el Hamburgo y sin duda que debía de conocer a Wakabayashi, con la tendencia que tenía éste de lesionarse frecuentemente. No sería de extrañar, pues, que el doctor Stein quisiera ver a su antiguo protegido en un lugar seguro considerando que, como estaban las cosas gracias a Blind, se vería extremadamente sospechoso que cualquier integrante del cuerpo médico del Bayern Múnich se acercara al portero del Hamburgo. Si bien Elieth llegó a pensar que, quizás, el invitado a la comida podría ser Schneider, la reportera se dijo que ni Lily ni Genzo serían capaces de tenderle semejante emboscada, sabía que ambos eran bastante "mulas" pero no podrían serlo tanto, no con ella, al menos. Pronto se daría cuenta de lo equivocada que estaba.

Al día siguiente, Lily cumplió su promesa de ayudar a Elieth a cocinar y regresó antes del mediodía a su departamento, acompañada por Genzo, para darse una ducha rápida y cambiarse de ropa antes de disponerse a elaborar el postre. Durante el proceso, Genzo y Elieth aprovecharon para ponerse al corriente de sus asuntos y ella no perdió la oportunidad de avergonzar al portero delante de la chica de la que estaba enamorado sacando a colación hechos que habían ocurrido muchísimos años atrás, en esa época pre Tsubasa Ozhora en donde Wakabayashi actuaba como un niño prepotente, altanero y cabrón que hacía lo que quería en la primaria del Shutetsu. Lily no podía dejar de reírse porque no lograba imaginarse a su serio y calmado novio actuando como un irascible niño mimado.

- Pues créetelo que es cierto.- replicó Elieth, sin dejar de burlarse.- Menos mal que creció y maduró un poquito.

- Yo recuerdo que tú también eras muy mimada.- gruñó Genzo, con el ceño fruncido.- ¡Y eso no ha cambiado!

- Sí, pero no a tu nivel.- contestó Elieth, antes de ir a abrir la puerta porque justo en ese momento sonó el timbre.

La risa se le cortó abruptamente a la rubia al ver a Karl frente a sí, quien llevaba en las manos una botella de fino vino italiano. Ella puso tal cara de sorpresa que Schneider se dio cuenta de inmediato que Lily no le había avisado a su mejor amiga que él iba a estar presente.

- ¿Qué haces aquí?.- cuestionó Elieth, con un hilo de voz.

- Vine a comer.- Karl señaló la botella de vino, como si ésa fuera su invitación.- Lily me invitó.

- ¿De verdad?.- la francesa enarcó ambas cejas, un tanto indignada con la doctora.- No me dijo que fueras a ser tú su invitado.

- Llegas muy a tiempo, Karl.- Lily apareció, muy sonriente, y jaló al alemán al interior del departamento.- ¿Te acuerdas de que te dije, Gatita, que invité a un amigo del trabajo a comer, quien también es amigo de Genzo?

- ¡Sí, pero olvidaste aclararme que se trata de Schneider!.- exclamó Elieth, con ganas de ahorcarla.

- ¿Y quién más pudo haber sido?.- preguntó Genzo, desde la entrada de la cocina.- ¿No se te ocurrió pensar que podía tratarse de él?

- Sí, pero… .- Elieth se mordió el labio inferior.- No creí que fueran capaces de no decírmelo.

- No creímos que no lo supondrías.- replicó Lily, muy sonriente.

Karl, mientras tanto, comenzaba a sentirse incómodo y consideró la opción de marcharse; si no lo hizo fue porque Lily había cerrado la puerta de entrada y la obstruía a propósito para evitar que él llevara a cabo sus intenciones, quizás presintiendo lo que su amigo deseaba hacer.

- Lo siento, creo que esto no fue una buena idea.- dijo Karl, muy serio.- Será mejor que me vaya, ya veré a Wakabayashi en otra ocasión.

- No te vayas, por favor.- pidió Elieth, de inmediato.- Disculpa si fui grosera, no dije que no pudieras quedarte, sólo me sorprendió que este par de tarados no me lo aclararan antes, me habría gustado mucho que lo hubieran hecho.

- ¿Para qué?.- soltó Genzo, con una sonrisa sardónica.- ¿Para poder ponerte algo provocativo que le gustara al Káiser?

Lily soltó una carcajada y Elieth fulminó a Genzo con la mirada, mientras Schneider se limitaba a sonreír con algo de vergüenza. Cierto era que también tenía muchas ganas de reírse pero no habría sido muy prudente hacerlo.

- Ignora lo que dijo este idiota.- demandó Elieth mientras tomaba la botella de vino italiano de las manos de Karl.- Eres bienvenido, pasa y ponte cómodo que la comida no tardará en estar lista.

Káiser se acercó a saludar a Karl y éste no dudó en acariciarlo como si llevara años de conocerlo y/o de ser su dueño, haciendo que Genzo y Lily intercambiaran miradas de complicidad. Media hora después, los cuatro protagonistas de esta historia estaban sentados a la misma mesa, compartiendo la comida y una multitud de recuerdos. Había muchas cosas que Karl desconocía de la amistad entre Genzo y Elieth, así como el portero no tenía muy en claro cuál era el tipo de relación que compartían Lily y el Káiser, así que ninguno tuvo reparo en contestar las dudas que había con respecto a esos puntos. Sin embargo, lo que Lily y Elieth en verdad querían saber era cómo se habían conocido Wakabayashi y Schneider pues éste era un tema que ninguno de los dos trataba en las entrevistas que les hacían los tabloides.

- Fue en el Hamburgo, hace muchos años.- contó Schneider, con el sonsonete que le imprimía Stephan Lehmann a su voz al narrar los partidos del Bayern Múnich en el Allianz Arena.- Yo había escuchado el rumor de que había llegado a nuestro equipo un japonés que aspiraba a ser guardameta titular y lo primero que pensé al saberlo fue: "Vaya, un japonés. Si está aquí es porque es bueno, tendré que calar su nivel". Por supuesto, lo hice trizas en cuestión de segundos.

- ¡Eso no es verdad!.- replicó Wakabayashi, indignado, ante las risas de Lily y de Elieth.- Es decir, sí me hiciste trizas pero eso fue después de que pude detener un tiro tuyo, no lo niegues.

- Tengo que admitir que eso es verdad.- aceptó Karl.- El joven kamikaze aquí presente ya había podido detener los disparos de nuestros compañeros pero aún faltaba probar su nivel conmigo así que no dudé en enviarle uno de mis cañonazos, el cual él detuvo sin mucha dificultad aunque después no pudo reaccionar ante mi Fire Shoot... ni a ése ni a los que vinieron después.

- Claro, Schneider, pero yo no tardé mucho en aprender a detener tus tiros.- replicó Wakabayashi, sin amilanarse.

- Tus recuerdos no me concuerdan, Wakabayashi.- dijo Karl, muy complacido.- ¿Ya se te olvidó que fui yo el primero que te anotó desde fuera del área de penales?

- Eso es cosa del pasado, ahora sé cómo detenerte.- insistió Genzo, apretando un puño en señal de fuerza.- Tan es así que ahora tapo al cien por ciento todos tus Fire Shoot.

- Y ahora son tus estadísticas las que no me concuerdan.- negó Karl, muy complacido.- Habrás tenido suerte en el partido entre el Bayern y el Hamburgo, y en el de Alemania contra Japón, pero no sucederá lo mismo en futuros encuentros.

- ¡Ya lo veremos!.- retó Genzo.- Ni creas que no me voy a cobrar la cortesía cuando vayas de visitante a Hamburgo.

- Eso no me lo quiero perder por nada.- sonrió Lily.- Quizás tengamos que volver a lanzarte otro "Rugido del Dragón", Gen.

- ¿De qué lado estás, doctora?.- protestó Genzo, frunciendo el ceño ante las risas de Karl y de Elieth.

- ¡Oh, no me pongas a elegir entre el Bayern y tú, por favor!.- exclamó Lily, con un fingido dramatismo.- Vamos, que no nos divertiríamos tanto si no fuera yo tu rival, mi querido Wakabayashi.

- Qué bueno que soy tan neutral como Suiza en este asunto.- comentó Elieth, antes de beber de su copa.- A mí me da igual, pueden matarse entre ustedes.

- Lo bueno es que eres nuestra amiga.- replicó Genzo, alzando su propia copa.- ¡Salud por ti, la mejor amiga del mundo!

- ¡Salud!.- gritaron a coro Karl y Lily, con tono de burla. Elieth, por respuesta, les mostró la lengua.

- Hay algo que siempre he querido saber, Karl.- cuestionó Lily.- ¿Por qué ayudaste tanto a Gen durante sus primeros días en el Hamburgo? Es decir, tanto tú como él me han comentado que lo ayudaste a entrenar diariamente hasta que estuvo al nivel del guardameta titular. ¿Por qué lo hiciste?

- Bien, ésa es una pregunta fácil de responder.- sonrió Schneider.- La primera vez que vi a Wakabayashi supe que era un diamante en bruto, alguien que valía mucho gracias a su potencial. Sabía que podría llegar a ser mejor que Mike Feler, el portero que teníamos de titular en ese entonces, sólo era cuestión de tiempo y de arduo entrenamiento y, ¿qué mejor que entrenarlo yo mismo para conseguirlo? Así ganaría un portero merecedor de estar en nuestro equipo… o un rival digno a vencer en caso de que alguno de los dos cambiara de club.

- ¿Estás diciendo acaso que soy lo que soy gracias a ti, Schneider?.- bufó Genzo.

- Ni más ni menos, Wakabayashi.- Karl abrió los brazos, teatralmente.- Eres mi mayor creación.

- Eres un reverendo idiota.- replicó Genzo aunque sonreía.

- Por primera vez hace algo bien, Emperador.- acotó Elieth, mordaz, haciendo que el alemán esbozara una sonrisa.

Para haber sido algo organizado en poco tiempo, esa reunión resultó ser muy placentera para sus cuatro participantes pues les dio la impresión de que estaban destinados a conocerse y, muy probablemente, a apoyarse en las metas que quisieran realizar en sus respectivas vidas. Fue tan agradable el momento que Schneider y Wakabayashi olvidaron que continuaban siendo rivales en los terrenos de juego y se trataron como los grandes amigos que en realidad eran cuando el fútbol no se interponía entre ellos.

Casi al final de la tarde, antes de que Lily llevara a Genzo a su hotel, Karl aprovechó para acercarse a éste y preguntarle cómo marchaban las cosas en el Hamburgo. El japonés dudó en responderle pues ya era del conocimiento público que él no tenía la mejor de las relaciones con Zeeman, sobre todo después de lo ocurrido en el juego entre el Hamburgo y el Augsburgo, pero tampoco quería admitirlo tan abiertamente frente a su mayor contrincante en la Bundesliga.

- ¿Realmente necesitas que te responda?.- Wakabayashi contestó con otra pregunta, ciertamente incómodo.- No creo que no te hayas dado cuenta por ti mismo de cómo está el asunto.

- Sólo quería darte el derecho a réplica.- Schneider se encogió de hombros.- Dime, ¿sigues aferrado a querer permanecer en el Hamburgo, a pesar de cómo se han ido desarrollando los sucesos últimamente?

- Definitivamente eso es algo que tendría que reconsiderar detenidamente pero… .- Genzo no pudo evitar hacer el comentario ante la nada sutil insistencia de su amigo.- ¿A qué otro equipo podría irme?

Karl, por respuesta, le dio un golpe en la cabeza.

Lily y Genzo se marcharon cuando ya había oscurecido por completo, tras dejarle muy en claro a Elieth que volverían a pasar juntos la noche en el hotel de manera que no debía esperar a la doctora ni preocuparse por ella. Karl, bastante divertido, se despidió de sus amigos con la frase "usen protección", a lo que Genzo respondió que proteger era lo mejor que sabía hacer. Cuando se quedó a solas con Elieth, Schneider se ofreció a ayudarla a recoger y a lavar los platos, lo que sorprendió mucho a la rubia.

- ¿El Káiser va a ayudarme a lavar los platos? ¿De verdad?.- se burló Elieth, desde la cocina.- ¿Sabe acaso Su Alteza lo que es una esponja?

- Por favor, si estoy casi seguro de que sé más de labores domésticas que tú, francesita.- replicó Karl, acercándose al fregadero para ayudarla con los platos.- Yo no tuve sirvientes que hicieran todo por mí cuando era niño, a diferencia tuya.

- ¿Y quién te dice que yo sí los tuve?.- protestó Elieth, haciéndose a un lado para que él la ayudara.

- Lily me lo ha dicho muchas veces.- contestó Karl, arremangándose la camisa para meter los brazos en el agua.- Y creo que ella sabe mucho acerca de eso.

- Esa pequeña traidora.- bufó Elieth, aguantándose la risa.- ¡Ya me las pagará!

Mientras ponían manos a la obra, Karl y Eli intercambiaban impresiones sobre la reunión aunque él no tardó en comenzar a burlarse del evidente comportamiento de princesa que ella presentaba ante algunas labores domésticas. Como venganza, Elieth empezó a arrojarle agua a lo que Karl respondió embarrándole espuma en el cabello. Ambos se "atacaron" con agua y jabón durante algunos minutos, riéndose y burlándose de su rival hasta que los dos quedaron bastante mojados. Después de eso, besarse apasionadamente en la cocina, en medio de un charco de agua, pareció lo más natural del mundo, quizás porque la ropa mojada que se pegaba al cuerpo había añadido un toque erótico al asunto. Mientras besaba a Eli, Karl pensó que al fin, ¡al fin!, no habría alguien que pudiera interrumpirlos como sí había ocurrido en las dos ocasiones anteriores en las que se habían besado. Como era de esperarse, tras los besos apasionados vinieron las caricias vehementes y, ni tarda ni perezosa, Elieth le zafó la camisa de los pantalones y comenzó a desabrocharle el cinturón a Karl. Éste, que no había querido ir demasiado lejos por temor a que ella lo rechazara, la cargó sin dejar de besarla y buscó la puerta de alguno de los cuartos, el que fuera, lo único que deseaba era descargar el deseo que sentía por Elieth y que llevaba tanto tiempo escondiendo.

- No esperas a nadie, ¿verdad?.- preguntó Schneider, mientras se desnudaban a toda prisa.

- No, estaremos solos esta noche.- contestó ella antes de echarle los brazos al cuello para poder besarlo mejor.

Karl le dio entonces rienda suelta a su deseo por Elieth; ella, interiormente, alcanzó a agradecerle a Genzo y a Lily por haber invitado al Káiser a la reunión antes de caer en el abismo.

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Tokio.

El entrenador Kira Kozo, en su rueda de prensa, había anunciado que serían cinco los nombres japoneses que no serían llamados para los partidos amistosos que estaban próximos a disputarse, causando revuelo entre los periodistas japoneses por su osadía.

- Tsubasa Ozhora, del Barcelona de España.- comenzó Kira.- Kojiro Hyuga, de la Juventus de Italia con préstamo al Reggina, Genzo Wakabayashi del Hamburgo de Alemania, Aoi Shingo del Albese de Italia y Akai Tomeya del Sampdoria de Italia son los jugadores que no se convocarán para los próximos encuentros amistosos contra Nigeria y Dinamarca. Como todos sabemos, la mayoría de las ligas extranjeras tienen partidos programados por eso es que he elegido a jugadores locales, además de que eso favorece mi intención de demostrar que también tenemos calidad en la J-League.

Por supuesto, muchos de los presentes no dudaban en tachar de ingenuo al nuevo entrenador de la preolímpica japonesa, un alcohólico recuperado que no tenía mucha experiencia a nivel internacional, por no querer usar a los "pesos pesados" de Japón a pesar de la magnífica actuación que tuvieron Tsubasa, Hyuga y Wakabayashi con la Selección Mayor. ¿Tendría la razón el entrenador Kira al poner toda su fe en los jugadores de la novel Liga Japonesa de Fútbol para armar la Selección Preolímpica? Sólo el tiempo lo diría.

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Múnich.

Marie Schneider llegó con tiempo de sobra a la Estación de Trenes de Múnich para recibir a su amiga Gretel, quien iría a visitarla durante algunos días. Gretel fue su mejor amiga de la infancia cuando vivió en Hamburgo, y a pesar del tiempo y de la distancia no habían perdido contacto. Cuando Marie tenía vacaciones viajaba a Hamburgo para quedarse en la casa de Gretel y cuando ésta podía se dejaba caer en Múnich para pasar unos días con su amiga, así mantenían viva la amistad mientras recordaban los tiempos en los que ambas eran tan sólo unas chiquillas que acudían a ver los últimos partidos que Karl jugó con el Hamburgo SV. Días aciagos en los que la hermana menor del Káiser era demasiado pequeña como para que se le quedara grabada en la memoria los problemas por los que pasaron sus padres y que estuvieron a punto de conducirlos al divorcio.

- Gretel debe estar pero mal de la cabeza por haber querido venir en tren.- manifestó Marie, en voz baja, mientras tomaba asiento en una banca desocupada.- Mira que atravesar el país en tren cuando pudo haberlo hecho en avión, en menos tiempo y con menos esfuerzo.

La muchacha hizo taconear sus botas contra el suelo, en un gesto que denotaba cierta ansiedad mal controlada. Le molestaba haber calculado mal sus tiempos al salir de la Universidad y haber llegado con demasiada anticipación a la Estación, faltaban al menos 20 minutos para que arribara el tren en el que viajaba Gretel y Marie tendría que pasar esos 20 minutos perdiendo el tiempo cuando podría haber estado haciendo alguna cosa de provecho como ir a comprar el material que necesitaba para una de sus clases, pero si se iba de la Estación no alcanzaría a regresar a tiempo y entonces sería Gretel la que tendría que esperar. Ni modo, no había más remedio que aguantarse.

- Entschuldigung, fräulein*.- habló una voz masculina a sus espaldas en un ciertamente torpe alemán.- ¿Podría ayudarme?

De primera intención, Marie se molestó un poco por el término "fräulein", el cual se utilizaba para referirse a una muchacha, pues ella habría preferido que la llamaran "frau"; debido a este pequeño detalle, Marie estuvo a punto de ignorar al que la llamaba pero algo la hizo voltear a ver a su interlocutor, quedándose sorprendida al verlo.

- Estoy de viaje y me he confundido con las señales.- insistió el joven, con una mirada suplicante.- ¿Podría ayudarme, por favor?

- Claro, ¿en qué puedo serle útil?.- soltó Marie, casi sin pensarlo.

El hombre, que debía rondar los 23 o 24 años, era moreno, tenía el cabello negro y espeso, cuerpo musculoso y ojos de color miel. Su acento raro, su alemán rudimentario, sus facciones y la enorme mochila que cargaba a la espalda dejaban muy en claro que se trataba de un extranjero de visita en la ciudad, eso explicaba el por qué había usado el término "fräulein".

- Quiero llegar a esta dirección pero no entiendo qué transporte debo tomar.- el joven le extendió a Marie un pedazo de papel en donde venía una dirección escrita que a ella le pareció conocida, lo cual no tenía lógica alguna dado que era la primera vez que veía a ese hombre.- Me confunden el U-Bahn y el S-Bahn.

- Oh, es de lo más sencillo.- Marie se hizo a un lado en la banca para que el muchacho se sentara junto a ella y poder explicarle mejor.- El que debe de tomar es el U-Bahn, en esta ruta.

La chica le dio a su interlocutor una breve pero detallada explicación de los sistemas de transporte de Múnich y cuál debía tomar para llegar a su destino mientras él la miraba con mucha atención, fijando en ella sus ojos color miel. Marie tuvo la ligera impresión de que el hombre no estaba tan interesado en la explicación como sí lo estaba en su persona pero decidió pasarlo por alto, no sería la primera vez que un muchacho intentaba coquetear con ella y además él era un extranjero al que no conocía.

- Muchas gracias, fräulein.- dijo el joven cuando Marie acabó de hablar.- Permítame darle una recompensa por su valioso tiempo.

- ¡Oh, no, no es necesario!.- Marie se ruborizó ligeramente.- No lo hice con esa intención.

- Por favor, insisto.- el joven sacó un billete de cinco euros del bolsillo de su chamarra y se lo tendió.- En pago por las molestias que le he ocasionado.

Marie estuvo a punto de reírse a carcajadas, ¿realmente ese hombre creía que cinco euros eran una buena recompensa por dar una dirección? Claro que ella no lo había ayudado por el dinero pero el asunto en sí era hilarante.

- Por favor.- repitió el muchacho de cabello negro.- Es lo mínimo que puedo hacer.

- De acuerdo.- Marie tomó el billete porque en ese momento se anunció que el tren en el que venía Gretel acababa de arribar a la Estación y debía despedirse ya.- Muchas gracias.

- No, al contrario.- el hombre le guiñó el ojo.- Danke schön!

- No hay de qué.- respondió Marie, con una sonrisa.- ¿De dónde nos visita?

- De México.- aclaró él, con otra sonrisa también, antes de darse la media vuelta y echar a andar con rumbo a la salida.

Así que mexicano, eso explicaba el acento extraño y las facciones morenas. Bueno, que Marie estaba segura de no haber conocido a un mexicano varón antes (varón, porque ya conocía a Lily Del Valle, la primera mexicana que había visto en su vida) y se preguntó si todos tendrían el atractivo aire latino que tenía éste. Mientras aguardaba a que la gente bajara del recién llegado tren, Marie miró con parsimonia el billete de cinco euros y se preguntó por qué el mexicano habría querido dárselo. Entonces, al caer la luz de una lámpara directamente sobre el papel, la alemana se dio cuenta de que había algo escrito al reverso; ella le dio vuelta al billete y encontró un nombre garabateado con tinta en él, Leonardo Del Valle, junto a un número telefónico del país.

Marie rió, un tanto avergonzada. ¡Vaya manera de querer ligar con ella!

Notas:

- Leonardo Del Valle es un personaje creado por Lily de Wakabayashi.

- En algunos lugares de México se aplica el término "mula" para referirse a alguien a quien le gusta hacer maldades a la gente.

- En el manga de Captain Tsubasa, Mike Feler era el portero titular del Hamburgo cuando Wakabayashi debutó en la Bundesliga.

- *"Entschuldigung, fräulein" significa algo así como "disculpe, señorita", en alemán. Según lo que sé, en Alemania las muchachas de la edad de Marie, quien en este fic ronda los 18 años, prefieren que las llamen "frau" en vez de "fräulein".

- El U-Bahn es el sistema de metro de Múnich y el S-Bahn es el tren suburbano de la misma ciudad.

- No especifiqué cuánto duraría la pausa de la Bundesliga pero en ocasiones han llegado a darles hasta una semana, así que imaginemos que les dieron a estos jugadores un periodo similar.