Capítulo 37.

Tokio.

La Selección de Japón abordó el autobús que la llevaría al Estadio Olímpico de Tokio, dos horas antes de que diera comienzo el encuentro amistoso contra Nigeria. Genzo experimentaba una mezcla de emociones que le resultaba inquietante, por una parte sentía felicidad por poder volver a vestir el uniforme de Japón pero, por otro lado, también tenía la desazón que siente el que sabe que aún le quedan asuntos serios por resolver.

"No es momento para preocuparse por eso", pensó, mientras tomaba asiento en uno de los sitios del fondo del autobús. "Debo concentrarme en este partido y disfrutarlo al máximo".

Genzo rara vez jugó un partido con Japón en donde no estuviese Tsubasa de titular (sino es que nunca lo había hecho), sin duda que sería un cambio notorio, sobre todo porque Hikaru Matsuyama sería el capitán. Wakabayashi y Matsuyama habían tenido algunas rencillas en el pasado, previo al inicio del Mundial Sub-16, pero habían sabido arreglar sus diferencias para poder jugar en conjunto para Japón. No eran ciertamente muy cercanos, ni siquiera podrían considerarse amigos aunque se respetaban mutuamente y cada uno contaba con la capacidad del otro para ganar. Sería interesante ver qué tanta madera de líder tenía Matsuyama y si sería un buen sustituto de Tsubasa y de Hyuga; sin embargo, a Genzo le sorprendió que el entrenador Kira no hubiese elegido a Taro Misaki como capitán.

- Hola, Wakabayashi, ¿te molesta si me siento junto a ti?.- Hana fue de las últimas en subir al vehículo.

- No, adelante.- Genzo le hizo una señal con la cabeza.

- ¿Cómo te sientes, ya estás listo?.- quiso saber ella.- Debe ser raro para ti el jugar con un combinado como éste.

- ¿A qué te refieres?.- él no entendió el significado de esas palabras.

- A que habitualmente juegas con un equipo de titulares, no con uno de suplentes.- respondió Hana.- Un equipo en donde estén Tsubasa Ozhora y Kojiro Hyuga ya que habitualmente tú eres la carta maestra de la Selección.

- Creo que me das demasiado crédito.- Genzo se rascó la nariz.- Pero es cierto que estoy habituado a jugar con el equipo titular completo, ésta será una buena prueba para demostrar que somos buenos sin Tsubasa y sin Hyuga.

- Eso es verdad, además de que le das confianza al equipo.- aceptó Hana.- El entrenador Kira no lo ha manifestado abiertamente pero se siente más tranquilo ahora que estás aquí. Es cierto que pensaba arreglárselas sin tu presencia pero nunca está de más el recibir apoyo extra.

- Ya veo.- dijo él; de reojo alcanzó a notar que varias cabezas volteaban a verlos de vez en cuando pero no les prestó atención.- ¿Puedo preguntarte una cosa?

- Claro.- respondió ella.- ¿Qué sucede?

- ¿Cómo fue que llegaste a ser asistente del entrenador Kira?.- preguntó Genzo.- Me ha sorprendido mucho el encontrarte aquí.

- El mundo es más pequeño de lo que crees, Wakabayashi.- contestó Hana, avergonzándose un poco.- No sé si estás enterado de que el entrenador abrió una escuela de fútbol en Okinawa.

- Algo sabía del asunto.- Genzo recordó el haber leído algo al respecto.

- Bien, pues el señor Kira se hospedaba con mi tía.- continuó la chica.- Ella tiene una casa de huéspedes en esa ciudad así que él vivió ahí durante el tiempo en el que se hizo cargo de su escuela. Yo iba cada verano a visitar a mi tía durante las vacaciones para ayudarla con la temporada alta así que ahí fue en donde conocí al entrenador. Eh, ciertamente es algo incómodo de decir pero en varias ocasiones auxilié al señor Kira con el papeleo administrativo de su escuela de fútbol porque, como supongo que sabes, él tenía ciertos problemas con, eh… Bueno, no me gusta hablar de eso, él nunca fue grosero conmigo y no me agrada tocar ese tema tan delicado. Lo que quiero decir es que yo lo ayudaba porque el señor Kira no siempre estaba en condiciones de hacerse cargo de muchas cosas.

- No te preocupes, no es necesario.- aceptó el portero, concordando con el hecho de que el alcoholismo del señor Kira no era un tema del que quisiera hablar.- Supongo entonces que ahí fue en donde el entrenador se acostumbró a tenerte como asistente.

- Se podría decir que sí.- Hana se mostró agradecida por la comprensión del muchacho.- Al principio, según supe, el entrenador se negó a tener un asistente personal cuando aceptó la misión de dirigir a la Olímpica de Japón pero en algún momento el asunto administrativo lo rebasó y por eso me ofreció el trabajo. A mucha gente le sorprendió que él eligiera a una mujer tan joven para ese puesto pero creo que me escogió a mí porque ya hemos trabajado juntos antes y también porque, además, asistí al colegio Toho y soy amiga de varios de los jugadores que estudiaron ahí, jugadores a quienes el señor Kira conoce y aprecia.

- ¿Quieres decir que eres amiga de Hyuga?.- eso sí que le asombró mucho a Wakabayashi.

- Hmmmm… honestamente, Kojiro Hyuga siempre ha sido una persona difícil de tratar.- confesó Hana.- Son pocas las personas que pueden considerarse sus amigas y yo no soy una de ellas. Más bien soy cercana a Wakashimazu y a Sorimachi, a ellos los conozco desde la secundaria.

- Ah, ya entiendo.- Wakabayashi comprendió entonces el por qué Ken había estado tan interesado en la relación que pudiese tener Hana con él.- No sabía que habías estudiado en el Toho.

- No tenías por qué saberlo, realmente.- Hana se encogió de hombros.- No hemos tenido contacto desde hace muchísimo tiempo. Por cierto, ¿sabes que Eriko va a venir a ver este partido?

- No.- negó Genzo, asombrado.- Hace mucho que no me comunico con ella así que no tengo idea de qué está haciendo ahora con su vida. ¿Desde cuándo le interesa el fútbol, de todas formas? Eriko nunca se mostró interesada por este deporte en el tiempo en el que yo viví en Japón.

Iba Hana a responder cuando Misaki, quien estaba sentado dos filas más adelante, giró brevemente la cabeza y le hizo un gesto que Genzo no alcanzó a percibir; Hana respingó al darse cuenta de que estuvo muy cerca de cometer un error.

- La gente cambia, Wakabayashi.- mintió Hana.- Eriko ha estado interesada en el fútbol desde que te hiciste tan famoso, te digo que a cada rato presume tus logros con sus amigos y conocidos.

- No sé por qué pero no me sorprende.- Wakabayashi se tragó el cuento.- Espero que al final del juego tenga la oportunidad de verla para saludarla.

Misaki lanzó entonces un suspiro de alivio sólo perceptible para su acompañante, quien optó por no meterse en el complicado asunto de las relaciones interpersonales de sus compañeros de Selección. En los asientos de junto, Wakashimazu continuaba mirando a Genzo y a Hana de reojo, haciendo que Sawada se preguntara el por qué su amigo estaba tan extraño.

Al llegar al estadio, Kira se encargó de mantener a los reporteros apartados pues deseaba que la presencia de Wakabayashi fuese una sorpresa para todos. El joven no tuvo inconveniente en quitarse la gorra y ponerse la capucha de su sudadera deportiva (un método para pasar desapercibido que ya conocía bastante bien gracias a la doctora Del Valle), para llegar a los vestidores sin problemas, en donde ya tuvo la plena libertad de experimentar al cien por ciento la emoción de portar nuevamente el uniforme de Japón, el cual no utilizaba desde el partido amistoso contra Alemania. Al sacar sus guantes de portero de su mochila deportiva, Genzo vio el llavero que le había regalado su novia y sonrió, sin duda que era un buen recordatorio de que tendría que dar su máximo esfuerzo ese día.

- Bien, muchachos, demostremos de qué estamos hechos.- dijo Hikaru Matsuyama al resto de los titulares del encuentro.

- ¡Sí!.- soltaron los demás a coro.- ¡Por la victoria!

Genzo se mantuvo apartado del grupo pero le agradó la manera en la que Matsuyama motivó al equipo, al menos en eso no se resentía la ausencia de Tsubasa. El portero estaba a punto de salir al túnel para seguir a sus compañeros cuando notó que Wakashimazu le dirigía una mirada furibunda.

- ¿No te resulta raro jugar de delantero, Wakashimazu?.- quiso saber Genzo, pretendiendo ignorar la actitud del otro.

- Ha sido más satisfactorio de lo que podrías creer, Wakabayashi.- Ken no pudo evitar suavizar su expresión con una sonrisa ligera.- Por supuesto que sigo sin tener entre mis planes el dejarte el camino libre.

- No esperaría menos de ti.- Genzo sonrió, sin saber que Ken no estaba hablando solamente del puesto titular de la portería.

Cuando se hizo en el estadio el anuncio del once titular de Japón, la gente estalló en gritos de emoción y sorpresa, demostrando que la táctica de Kira había sido efectiva pues no sólo los aficionados japoneses se impresionaron, también en la banca de Nigeria hubo exclamaciones de asombro.

- En la portería, con el número 1, Genzo Wakabayashi.- dijo una voz femenina por los altavoces.

¿Era cierto lo que los altoparlantes anunciaron? ¡Genzo Wakabayashi estaba entre los titulares! ¿En qué momento se unió el SGGK al equipo? ¡Vaya sorpresa que tenía reservada el entrenador Kira! El mánager de Nigeria estaba más que impresionado pero los jugadores Bobang y Ochado se tomaron el asunto como un desafío.

- ¡Sí, nuestro shugoshin ha regresado!.- gritó un grupo de aficionados, muchos de los cuales lamentaron el no llevar camisetas de portero con el apellido Wakabayashi.

- ¡Kira nos está mostrando otra sorpresa!.- exclamó el comentarista del encuentro.- Para este partido de prueba contra Nigeria, después de haberse anunciado el once inicial de Japón, se han dejado oír los gritos de la multitud porque el que hoy defenderá la portería nipona será… ¡El SGGK Genzo Wakabayashi!

- ¡Es Wakabayashi!.- gritaron algunos japoneses cuando Genzo salió al campo.- ¡Es verdad, el gran SGGK está de regreso en Japón!

- Sí que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que estuve en un campo japonés.- comentó Genzo, con emoción.- Es una hermosa sensación.

- Al parecer, debido a que Wakabayashi no ha jugado los últimos encuentros de la Bundesliga con su equipo, el Hamburgo, el entrenador Kira ha decidido convocarlo en secreto.- continuó el locutor.- ¡Éste será un gran juego!

Era evidente que Kira estaba usando los partidos amistosos para experimentar con las diferentes formaciones que podría utilizar en las eliminatorias preolímpicas y que iba a aprovechar la presencia de Wakabayashi para calar la resistencia y efectividad de Wakashimazu en la delantera. ¡Lo único que faltaba era que diera comienzo el encuentro!

En las gradas se encontraban tres personas que se sorprendieron más que el resto de los presentes con la aparición de Genzo Wakabayashi. La primera de ellas era una joven japonesa de largo y sedoso cabello negro y ojos oscuros, cuyo parecido con el SGGK no era tan notorio como para que alguien supiera de inmediato, al verla, que ellos estaban emparentados.

- No sabía que tu primo estaría presente en este partido, Eriko.- comentó alguien a su lado, una chica de ojos verdes.- Pensé que seguía en Alemania.

- Yo tampoco sabía que estaría aquí hoy.- Eriko Wakabayashi dio un respingo al ver a Genzo.- No habría venido de haber estado enterada.

- ¿Y por qué no?.- cuestionó la de los ojos verdes.- ¿Están peleados o qué?

- No.- Eriko se puso nerviosa.- Es sólo que hay ciertas cosas que no le he dicho a Genzo todavía…

La persona que interpeló a Eriko fue otra de las integrantes del trío mencionado, una chica francesa de cabello castaño rizado, quien estaba tomada de la mano de la tercera persona del grupo, un joven que se destacaba entre los japoneses por ser rubio y de ojos azules. Este muchacho sonrió con autosuficiencia cuando Wakabayashi apareció en el campo pues, al igual que el resto, no esperaba verlo ahí.

- No la presiones, Erika.- le dijo el rubio a la chica ojiverde, en un francés marcado por un fuerte acento italiano.- Seguramente que su incomodad es porque Wakabayashi aún no sabe que Eriko está saliendo con Taro Misaki.

- ¡Cállate, Gino, por favor!.- bufó Eriko, enojada.- ¡Que mi vida amorosa no es un chisme público!

- No creo que muchas personas aquí entiendan el francés, Eriko.- el muchacho se echó a reír.- Además, tarde o temprano la gente lo sabrá.

- Por no mencionar va a estar difícil que Genzo no se entere, considerando que Misaki es su compañero de Selección.- señaló Erika, oportunamente.- En algún momento lo va a averiguar, ya sea por él o por ti.

El joven en cuestión no era otro que Gino Hernández, el mejor guardameta que Italia había visto en mucho tiempo (¡Salve, Buffon!). Él prácticamente estaba ahí por accidente porque había acudido al encuentro por una invitación casual pero ahora el partido había tomado un giro interesante con la presencia de Wakabayashi. Algunos de los que estaban sentados cerca de él lo miraron con duda y curiosidad, tratando de averiguar si en verdad era Gino Hernández, el Perfect Keeper de Italia.

- ¿Crees que sea él?.- cuchicheó una chica a otra.

- No lo creo, él debe de estar en Italia.- negó su acompañante, quien usaba una camiseta con el apellido Misugi en el dorsal.- Aunque éste se le parece muchísimo.

- Esto se va a poner muy interesante.- comentó Gino, ajeno a los cuchicheos.- Es aquí cuando empiezo a agradecer que nos hayas invitado, Eriko.

- Bueno, no quería venir sola.- la japonesa agitó su cabello negro.- Y ustedes no tenían otra cosa mejor qué hacer.

- Hubiésemos podido pasear por Tokio pero me dará gusto ver jugar a Genzo.- replicó Erika.- Al menos ya valió la pena el haber viajado hasta acá desde Italia, ahora que el doctor Shibazaki se ha negado a atender a Gino.

- No se negó a atenderme, mio amore, simplemente dijo que pueden darme la misma rehabilitación en Italia.- la contradijo Gino, con una sonrisa.

- Es lo mismo.- bufó Erika, molesta.- ¿Por qué nos hizo venir hasta Japón para decirte que cualquier doctor de Italia te puede hacer lo mismo que él?

- Porque tenía que revisarme primero para estar seguro.- contestó Gino, apretando la mano de la joven.- No te molestes más por eso, mejor dediquémonos a disfrutar del encuentro, bien dices que por ver a Wakabayashi ya valdrá la pena.

- Oye, que Taro también vale la pena.- protestó Eriko, haciendo un puchero.

El árbitro pitó el inicio del partido y los japoneses pusieron a rodar el esférico ante los gritos de la multitud.

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Múnich.

Karl salió de madrugada del departamento de Elieth y de Lily con la finalidad de no encontrarse a esta última para no tener que darle una vergonzosa justificación de por qué estaba ahí. Por supuesto, en algún momento Lily sabría lo que había ocurrido entre sus dos mejores amigos pero Karl deseaba decírselo en un momento menos incómodo. Además, a las siete de la mañana comenzaría la transmisión del amistoso entre Japón y Nigeria y deseaba llegar a esa hora a Säbener Straße para verla en línea junto con los demás que habían acordado seguir la actuación de Wakabayashi, algo que no podría hacer si continuaba durmiendo entre los brazos de Elieth Shanks. La noche había sido estupenda, no sólo porque había tenido una larga sesión de sexo satisfactorio sino porque, además, al fin se estabilizaron las cosas con Elieth; le costó mucho trabajo a Karl pero al fin sus esfuerzos rindieron frutos, ahora él sentía que era capaz de ganar la Bundesliga, la DFB-Pokal, la Champions League, la Eurocopa y el Mundial en una misma semana. Okey, quizás no tanto pero se entendía el sentimiento.

Mientras se dirigía a su apartamento, Schneider se dio cuenta de que era más tarde de lo que creía y supo que no llegaría a tiempo si no se apuraba así que decidió pasar a la casa de sus padres para darse una ducha rápida. Seguramente tendría que dar un par de explicaciones pero sabía bien que ellos no se negarían a abrirle la puerta, después de todo seguían siendo sus padres.

- Buenos días, entrenador.- saludó Karl, con una sonrisa, cuando su padre le abrió la puerta.- ¿Te molesta si entro a tu casa a darme un baño?

- Por supuesto que no, Schneider.- Rudy Frank le siguió el juego.- Siempre me ha gustado que mis jugadores huelan a limpio. No sé si debo preguntarte en dónde andabas, Karl Heinz, que no estás en tu departamento.

- No se lo digas al entrenador Schneider, papá, pero vengo de visitar a la señorita Shanks.- bromeó Karl.- Es importante que lo mantengas en secreto porque no tengo permitida verla en horario laboral.

- Me pregunto qué habrás hecho para ganarte ese castigo.- Rudy Frank suspiró teatralmente.

Ambos se echaron a reír tras lo cual Karl entró al cuarto de baño de invitados, no sin que antes su padre le diese una muda de ropa deportiva. Al terminar de asearse, Karl bajó a la cocina en donde su madre y Marie ya estaban esperándolo con el desayuno.

- Buenos días, Karl.- lo saludó la señora Schneider.- Te he preparado algo para que no vayas con el estómago vacío a Säbener Straße. Por cierto, tu padre me ha dicho que te verá allá, no te pudo esperar porque dice que tiene varias cosas por verificar antes del próximo partido.

- Gracias, mamá.- Karl tomó asiento en la barra de la cocina junto a su hermana.- ¿No se te está haciendo tarde para irte a la Universidad, Marie?

- Aún tengo tiempo.- respondió ella, tras sonreír.- A diferencia tuya, hermanito, yo sí duermo en mi cama por las noches y por eso ando bien con mis horarios.

- ¿Y quién te dice que yo no lo hago?.- Karl le jaló cariñosamente la oreja.

- Que no estarías aquí si hubieses dormido en tu cama.- respondió Marie, maliciosa.- Espero que al menos haya valido la pena.

- No voy a hablarte de eso delante de mamá.- susurró Karl, confidencial.- Es más, no voy a contártelo porque eres mi hermana pero te diré que tiene que ver con Elieth Shanks.

- ¿De verdad?.- Marie aplaudió.- ¡Es genial, tienes que contármelo todo!

- ¡Ya te dije que no pienso hacerlo!.- protestó el joven.

- ¿Contar qué cosa?.- quiso saber la señora Schneider, dejando platos con rebanadas de pan crujiente frente a sus hijos.

- Nada, mamá.- Karl se levantó para ayudarle a llevar la tabla con carnes frías y queso y ponerla en el centro de la barra; al hacerlo, se dio cuenta de que en una esquina había un billete de cinco euros, el cual tenía un número telefónico garrapateado en un lado.- ¿Qué haces todavía con este billete, Marie? Me dijiste que ya te habías deshecho de él.

- ¡Ah!.- Marie respingó y se puso colorada.- Yo nunca te dije eso, Karl. Se me había olvidado que todavía lo tenía y lo saqué hace rato porque lavé los pantalones en donde lo guardé cuando Leonardo me lo dio, ni siquiera me acordaba de que lo traía ahí.

- Hmmm.- Karl recordó que no fue ella sino Leonardo quien sugirió que Marie ya se había deshecho del billete.- Qué casualidad que hayas lavado esos pantalones hasta ahora, Marie, considerando que ya han pasado varias semanas desde que te topaste con Leonardo Del Valle en la Estación de Trenes.

- Es la verdad.- Marie se escondió detrás de la rebanada de pan con mantequilla y queso que se estaba preparando.- No sé por qué habría de mentirte, no es como si me interesara llamarle a Leonardo. ¿Para qué querría conservar ese billete? Si no lavé mis pantalones antes fue porque no había tenido la necesidad. Ni que tú los lavaras a la primera usada, si prácticamente los echas a la lavadora cuando ya se paran solos de lo sucios que están.

- ¡Oye!.- reclamó Karl.- ¡Eso no es verdad y no me desvíes el tema!

- ¿De qué tanto discuten?.- Lorelei Schneider puso cara de desconcierto.- No entiendo por qué están peleando por un billete de cinco euros. ¿Necesitas dinero, hijo?

- Por supuesto que no, mamá.- negó Karl, enérgico, tomando el mentado billete para mostrárselo.- ¿Sabes lo que es esto? ¿No te lo ha dicho Marie? Es la forma en la que un cínico y descarado hombre mayor se ha acercado a mi hermana para invitarla a salir.

- ¿Qué? ¡Oye, que Leonardo no es tan viejo!.- Marie saltó de inmediato, a lo que su madre le lanzó una mirada de advertencia.- Está exagerando, mamá, ese cínico y descarado "hombre mayor", como Karl le llama, es el hermano de Lily, papá ya te ha hablado de él; yo lo ayudé cuando llegó a Múnich y él a cambio me dio ese billete de cinco euros como agradecimiento, seguro que ni se fijó que escribió su número en él.

- Si bien que sabes que lo hizo a propósito.- la contradijo Karl.- No te hagas tonta que él ya lo confesó.

- Mi otra niña se está convirtiendo en una mujer.- la señora Schneider sonrió.- Primero Eva y ahora tú, me da tanta alegría ver que ambas han crecido bien. Tu padre definitivamente no puede enterarse de esto, por cierto.

- Si no vas a pedirle a Eva que se lleve a Marie a un convento en Italia mejor ni la menciones, que es capaz de pagarle la boda con Leonardo.- bufó Karl.- ¿Quieres concentrarte, mamá, por favor? Leonardo Del Valle es el hermano de Lily pero tiene mi edad y no tiene intenciones buenas con Marie, ese condenado billete lo demuestra.

- Demasiado lío por un simple billete.- Lorelei se lo quitó a su hijo de las manos.- Necesito cinco euros para comprar más pan así que me lo quedaré yo, así te aseguras de que Marie ya se deshizo de él. ¿Te parece bien, hijo?

- De acuerdo.- aceptó Karl, tranquilizándose.- Gracias, mamá.

Cuando Karl se dirigió al refrigerador para buscar Schorle, su madre intercambió un gesto de complicidad con Marie, tras guardarse bien los cinco euros en un bolsillo de su amplia falda.

Mucho rato después, Karl se reunió en Säbener Straße con Sho, Levin y Lily, quienes habían llegado antes que él y ya lo estaban esperando para la transmisión del partido de Japón. Al verlo, Lily le lanzó una mirada burlona, lo que le dio a entender a Karl que ella ya estaba enterada de todo lo sucedido entre Elieth y él la noche anterior.

- Buenos días, meiner Káiser.- saludó Lily, con sorna.- Espero que anoche haya dormido bien en el lecho de su Emperatriz.

- No empieces con eso ahora, Lily.- la amonestó Schneider, avergonzado.- No es el momento ni el lugar.

- Definitivamente no, pero eso lo hace más divertido.- ella rio.- Por suerte para ti, mi novio está por jugar con su Selección así que no voy a molestarte durante las siguientes dos horas.

- Es una lástima que Wakabayashi no pueda jugar las 24 horas del día, los 365 días del año.- bromeó el alemán.

- ¿De qué tanto hablan?.- preguntó Sho, extrañado.- Ya comenzó el partido, dejen su plática de chismosas para después.

- Levin, ¿te nos unes?.- preguntó Schneider al sueco, quien se había alejado de los demás para jugar con su celular.

- Sí, ya voy.- respondió el aludido, dándole la espalda.

Pero Levin, por supuesto, no estaba jugando con su celular. Stefan no estaba listo todavía para decirle a alguien que continuaba intercambiando mensajes con Débora, temía que la magia se rompiera si se lo contaba a otra persona. Era algo tan íntimo y que le causaba tanta felicidad que quería guardárselo para sí mismo, por lo menos hasta que estuviera seguro de que ella estaba dispuesto a perdonarlo.

"Discúlpame, debo retirarme por el momento", texteó él, sonriendo de manera involuntaria. "El partido de Japón está por comenzar y vamos a verlo para analizar a los próximos rivales".

"No te preocupes por eso", respondió Débora. "De todos modos yo ya estoy por llegar al hospital y con mi mala suerte seguro que tendré muchísimo trabajo".

"Da lo mejor de ti, que esos niños no van a llegar al mundo solos", dijo Levin; de último momento decidió arriesgarse y dar un paso más allá. "No se te olvide que tenemos una cita pendiente para hablar de la saga Millenium. Yo ya hice mi parte del trabajo, ¿vas a cumplir con lo que te tocó de tarea?".

"Por supuesto", ella tardó tan poco en responder que Stefan supo que iba por buen camino. "Ya tengo una lista enorme de puntos por cotejar. Quizás después podríamos ponernos de acuerdo para reunirnos y hablar de eso".

Aunque la comparación fuese un tanto estúpida, Levin sintió que por fin había conseguido anotar un tanto de oro a su favor. Todavía le quedaba camino por recorrer, era cierto, pero había conseguido botar el bloqueo del doctor Lacoste y estaba de vuelta en la competencia, lo que por sí solo ya podía considerarse como una pequeña victoria.

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Tokio (con breves enlaces a Múnich).

A pesar de las declaraciones de Wakabayashi, el verdadero reto en el partido amistoso de Japón y Nigeria sería entre Misaki y Ochado por una cuestión de orgullo. Antes del Mundial Sub-19, el estilo de juego de Misaki atrajo la atención de las fuerzas juveniles del Paris Saint Germain, al grado de llegar a recibir una oferta para formar parte de este equipo al concluir el Mundial. Sin embargo, antes del comienzo de dicho torneo, Misaki fue atropellado por un camión al querer salvar a su hermana menor, lo que le ocasionó una herida grave en la pierna izquierda que le dejó secuelas, mismas que seguían causándole problemas hasta el momento actual. Ese accidente cambió la vida de Taro para siempre, tanto a nivel profesional como personal, prácticamente se perdió el Mundial Sub-19 y sólo pudo jugar el partido final durante pocos minutos, los suficientes para ganarse la medalla del triunfo pero que él sentía no merecer porque quien hizo el trabajo de llegar hasta la final fueron sus compañeros de equipo. Gracias a esa lesión Misaki acabó perdiendo también su oportunidad de oro pues el Paris Saint Germain no quiso fichar a un jugador lesionado que requeriría de muchos meses de rehabilitación y en su lugar contrató al nigeriano Ochado. Así pues, ese encuentro amistoso sería una confrontación entre los dos futbolistas que habían buscado una misma plaza, ahí se vería si el Paris Saint Germain había hecho bien al decantarse por Ochado en vez de Misaki.

El accidente también causó estragos en la vida personal de Taro; fue Azumi Hayakawa, la amiga francojaponesa a la que Misaki conoció en los años en los que vivió en Francia, quien le presento al doctor Shibazaki, uno de los mejores médicos del área de rehabilitación de Japón (el mismo al que fue a buscar Gino Hernández), para que lo ayudara a recuperarse lo antes posible. De inicio, Taro estaba sumamente agradecido con Azumi por su apoyo pero el tedioso y largo proceso de rehabilitación, aunado a la depresión y la autocompasión que él experimentó, deterioraron la relación entre Taro y Azumi, lo que trajo como consecuencia que ella regresara a Francia, cortando casi todo contacto con él; lo poco que Misaki sabía de Azumi era gracias a Jean Lacoste, un amigo que ambos tenían en común. Después de la partida de la chica, Taro se había sumido en un estado de apatía emocional y no sabía por qué; si bien él tenía cierta idea de que Azumi estaba enamorada de él, Taro no llegó a sentir lo mismo por ella y para él no quedaba duda de que ésa fue una de las razones que ocasionó el rompimiento de su amistad, lo que lo llevó a pensar que el accidente lo había dañado de manera definitiva. Por lo menos, hasta que conoció a Eriko Wakabayashi en el consultorio del doctor Shibazaki y Taro pudo darse cuenta de que no estaba muerto por dentro, simplemente no había encontrado a la chica que pudiera sanar adecuadamente su atormentada alma. Era curioso que fuese precisamente una mujer tan caprichosa y voluble como Eriko quien le diese a Taro la estabilidad que le faltaba.

- ¡Y el siguiente jugador con el que Ochado se verá frente a frente es Taro Misaki!.- bramó el narrador.

Tras la patada inicial, Japón había comenzado con un buen ataque basándose en sus tres "M", es decir, Misugi, Matsuyama y Misaki; sin embargo, Bobang no tardó en robar el balón y facilitar que el capitán Ochado se hiciera con él para enfrentarse a Misaki, quien quedó petrificado en el terreno de juego al recordar su historia pasada, siendo los gritos de sus compañeros los que lo devolvieron al presente aunque demasiado tarde pues Ochado lo sobrepasó sin inmutarse.

- ¡No, Taro!.- exclamó Eriko.- ¿Qué ocurre contigo?

Misaki, quien evidentemente no la escuchó, vio entonces cómo Ochado pasaba también sin problemas a Misugi y a Matsuyama para quedar frente a frente a Wakabayashi, el cual lo esperaba ansioso frente a la portería.

- La leyenda del SGGK Wakabayashi, el guardameta que detiene cada tiro realizado desde fuera del área de penales, se ha escuchado incluso en Francia.- musitó Ochado mientras se preparaba para disparar.- ¡Voy a romperla con mi Mukaiten Shot!

(Actualízate, Ochado, para estas alturas ya tres jugadores consiguieron anotarle a Genzo desde fuera del área de penales).

- ¡Te estoy esperando, Ochado!.- gritó Wakabayashi.

- ¡Vamos, Gen, detenlo!.- gritó Lily, a miles de kilómetros de distancia.

Pero Ochado no pudo disparar porque Misaki le bloqueó el paso. El balón salió disparado y fue tomado por Bobang, quien tiró a la portería pero Genzo sin ningún esfuerzo atrapó el balón.

- ¡Bien por Taro y por Genzo!.- gritó Eriko, emocionada.- ¡No dejen que los nigerianos hagan lo que se les plazca!

- Eso fue muy fácil para Wakabayashi.- señaló Schneider, siguiendo atentamente la jugada desde el otro lado del mundo.- Para poder anotarle debes saber cuáles son sus puntos débiles.

- Los cuales conoces muy bien, ¿no es así, Schneider?.- señaló Sho.

- Por supuesto.- asintió Karl.- Como hemos podido comprobar previamente, Wakabayashi es fuerte desde fuera del área de penales pero dentro le es más difícil mantener el control si vas estrechando los espacios. Cuando hay muchos posibles tiradores en el área es cuando él se vuelve débil.

El partido se reanudó con el despeje de Genzo; los nigerianos no tardaron en recuperar el dominio del balón y se lanzaron de nuevo al área japonesa. Durante el cobro de un tiro de esquina, Hanji Urabe cometió una falta sobre el nigeriano Jacks, con lo que el árbitro marcó un penal a favor de Nigeria. Ochado, quien sólo estaba interesado en marcarle a Wakabayashi desde fuera del área de penales, dejó que su compañero Tanou cobrara la pena máxima.

- ¡Vamos, Gen, demuéstrales quién eres!.- exclamó Lily, como si él pudiera escucharla.- ¡Un penal no es nada para ti!

- Un penal es mucho para cualquier portero, por muy bueno que sea.- señaló Sho.

- Cállate, ¿de qué lado estás?.- Lily le dio un ligero golpe en el brazo.

- De ninguno, realmente.- respondió el chino, con una sonrisa.- A diferencia tuya, yo no tengo a mi pareja jugando para uno de los equipos ni tampoco aposté por ninguno.

- Ya quisiera ver que Nela te dejara apostar.- señaló Karl, con sorna.- Habrá que ver, en todo caso, si Wakabayashi es capaz de detener el disparo.

Así pues, Tanou se dispuso a cobrar el penal, mientras Wakabayashi lo contemplaba sin dejarse amedrentar. Los aficionados japoneses comenzaron a corear su apellido para mostrar su apoyo. ¡Si estuviera Morisaki en la portería sin duda que no se sentirían tan confiados pero con el shugoshin Wakabayashi la cuestión era muy diferente!

- ¡Contamos contigo, Wakabayashi!.- gritó Urabe, angustiado.

"Es hundirse o nadar", pensó Genzo. "Voy a lanzarme hacia la derecha; si él tira hacia la izquierda es seguro que anotará, pero si tira a la derecha… ¡Es seguro al cien por ciento que lo detendré!".

Tanou disparó al centro justo cuando Wakabayashi se lanzaba hacia el lado derecho, por lo que éste pudo desviar el tiro con su pie izquierdo, ocasionando que tanto los jugadores como los espectadores japoneses estallaran en gritos de júbilo.

- ¡Genial, Wakabayashi!.- Urabe abrazó, agradecido, al portero.

- ¡Sí!.- gritó una emocionada Lily, desde Alemania.- ¡Ése es mi novio! ¡Les dije que podría detenerlo! ¡Eres el mejor, Gen!

- Un portero sin suerte no es portero.- opinó Levin.- Wakabayashi tuvo suerte de que Tanou tirara al centro y no hacia la izquierda.

- Ésa fue una jugada inteligente.- comentó Gino, desde las gradas.- No es fácil para un arquero el detener un penal pero Wakabayashi lo ha hecho muy bien.

- Seguro que tú también hubieras podido pararlo.- señaló Erika.

- ¿Tú crees?.- Gino mostró su mano izquierda, la cual llevaba vendada.

- Claro que sí, ésa es sólo una lesión pasajera.- replicó Erika.- Tú eres tan bueno como Genzo, si no es que lo eres más. Y él se lastima más que tú, aunque sea difícil de creer.

- Yo creo que ambos compiten por ver quién es el más frágil.- señaló Eriko, oportunamente.- Ya van empatados en cuestión de lesiones.

El partido se mantuvo sin muchas variantes, con Ochado pretendiendo romper la leyenda del SGGK, sin lograrlo pues Wakabayashi se mantuvo firme y detuvo todos los tiros realizados desde fuera del área. Por fin, tras un despeje realizado por Genzo, Ken Wakashimazu recibió el balón y se lanzó al ataque, anotando el primer gol para Japón. Hana gritó emocionada en la banca japonesa, bajo la extrañada mirada de Kira quien se sorprendió mucho con la excesiva emoción de su asistente aunque supuso que se debía a que ella y Ken eran amigos desde hacía mucho tiempo. Nigeria entonces aplicó más presión a la escuadra japonesa para tratar de conseguir el empate, mientras Ochado y Misaki continuaban peleando por el dominio del balón; en una jugada en donde el nigeriano venció a su similar japonés, Matsuyama salió al quite, produciendo una entrada que fue considerada como falta por parte del árbitro, quien no dudó en marcar un tiro libre a favor de Nigeria. Los japoneses se apresuraron a formar una barrera pero pronto recibieron una indicación que los dejó perplejos.

- ¡Dejen un hueco en medio!.- ordenó Genzo a su defensa.- ¡Así podré ver sin problemas!

"En ocasiones, este tipo de confrontaciones son buenas", pensó el portero. "Mi actuación 'uno a uno' consiste en evitar que alguien anote desde fuera del área de penales y no conseguiré demostrarlo si tengo la barrera enfrente".

- Es bastante arriesgado lo que está haciendo Wakabayashi.- señaló Gino.- Tengo que admitir que yo no cometería una audacia como ésa.

- Porque no eres tan estúpido.- señaló Eriko, enojada.- Si Nigeria anota por culpa de su arrogancia lo golpearé.

- Seguro, porque tú no eres arrogante y por tanto tienes derecho a maltratar al pobre de Genzo.- comentó Erika con sarcasmo, a lo que Eriko respondió con una mirada furibunda.

La petición de Wakabayashi sorprendió a los japoneses y enojó a Ochado, quien se colocó justo en el hueco dejado por la barrera para tirar a gol. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del nigeriano, Wakabayashi consiguió detener el balón a pesar de que estuvo cerca de soltarlo. Ochado se sentía frustrado porque sin importar desde dónde tirara, Genzo no le dio la oportunidad de anotar. Esta frustración enfureció a Bobang, quien le reclamó a su capitán por su falta de profesionalismo, mientras éste trataba de cobrar un tiro de esquina. Ochado respondió con más gritos que desconcertaron a los japoneses, lo que permitió que el capitán nigeriano lanzara un pase directo a Bobang pretendiendo que planeaba atacarlo. Bobang, ni tardo ni perezoso, desvió ese "ataque" con el rostro, tomando completamente desprevenido a Wakabayashi y anotando un gol en su portería.

- ¿Qué carajos acaba de pasar aquí?.- soltó Lily, perpleja.

- Que Wakabayashi, después de detener de manera impecable varios tiros, se ha dejado anotar de la manera más estúpida.- señaló Schneider, tan impactado como ella.

Genzo, por supuesto, se enfureció. ¡Había sido víctima de un engaño! Porque en cuanto la pelota entró en su arco, los dos nigerianos demostraron que su "pelea" había sido un truco para descolocar a Japón y poder anotarle el empate.

- ¡Maldita sea!.- soltó Wakabayashi, apretando los puños.- ¡Esto no se va a quedar así!

Después de esto, la defensa de Japón se fue desmoronando y Nigeria se apoderó del partido, aunque para ser justos en ningún momento se llegó a ver dominio por parte de Japón. En el tiempo complementario de la primera mitad, gracias a los pases combinados de Jacks, Bobang y Ochado, éste pudo meter el segundo gol en la portería de Wakabayashi, quien no reaccionó a tiempo debido a los constantes cambios de dirección del balón.

- Nosotros le anotamos de la misma manera cuando jugamos contra el Hamburgo.- comentó Schneider, pensativo.- Ochado se dio cuenta de que el punto débil de Wakabayashi son los pases rápidos y ha sabido aprovecharlo para encajarle otro gol.

- Gen no se va a dar por vencida, estoy segura.- replicó Lily, enérgica.- Él es de los que nunca se rinden, si tiene oportunidad hará lo que esté en sus manos para conseguir el empate.

- Será difícil, considerando que es portero.- señaló Levin, pertinentemente.

- Aún no lo conoces, ¿verdad?.- rebatió Lily, frenética.- ¡Genzo no es de los que se detienen por nimiedades como ésa!

- Eso es algo más que una nimiedad pero está bien, acepto tu punto de vista.- Stefan alzó las manos para contenerla.

La primera mitad concluyó con el resultado de dos goles a uno a favor de Nigeria; Genzo estaba enojado consigo mismo por haberse dejado anotar en dos ocasiones y de una manera tan estúpida, después de haber detenido un penal y un tiro libre directo en donde incluso mandó dejar un hueco en la barrera. Los otros diez jugadores se veían desanimados, igual que el entrenador Kira, pero ni Misaki ni Wakabayashi estaban dispuestos a dejarse vencer.

"¡Tenemos qué ganar!", pensó Genzo, mientras se dirigía a los vestidores. "¡Hice una promesa y la voy a cumplir! Yuri, ya lo verás, ¡no me dejaré vencer!".

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Múnich.

Marie se despidió de su madre para irse a la Universidad, una hora más temprano de lo que en realidad debería de haberlo hecho. Le habían cancelado la primera clase del día y ella decidió que, en vez de quedarse a dormir un poco más, podría aprovechar para reunirse con Leonardo. Y hablando de Leonardo, la chica estaba agradecida con su madre pues, en cuanto Karl se fue a Säbener Straße, le regresó el ya famoso billete de cinco euros que le había dado el mexicano.

- Eso estuvo cerca.- le dijo Lorelei al entregárselo.- No me fijé que lo dejaste tan a la vista o lo hubiese recogido antes.

- Tampoco sabíamos que Karl iba a venir hoy.- asintió Marie.- Gracias, mamá, por cubrirme, te prometo que te presentaré a Leonardo muy pronto.

- Eso espero.- replicó la señora Schneider.- Que quiero conocer al nuevo novio de mi hija menor.

Marie no sabía si Leonardo y ella eran novios pero el asunto le agradaba, a pesar de que ninguno de los dos había querido tocar el tema. ¿Qué eran ellos, realmente? Dos personas que se gustaban y que querían estar juntas, así de simple. No podían ni siquiera considerarse como amantes puesto que ellos no habían tenido sexo aún, no por falta de ganas ni de oportunidades (hubo una ocasión en donde casi acabaron haciéndolo en una ambulancia), sino porque Leonardo era el que se negaba a llegar más lejos. Cuando Marie quiso saber la razón, él le contestó que ella en verdad le gustaba y que no quería echarlo a perder yendo demasiado rápido. ¡Vaya con los mexicanos, sí que eran complicados! En Europa era común que te acostaras con alguien sin preguntarte si arruinarías las cosas, pero al parecer en México el esperarte para tener sexo con alguien significaba que en verdad te gustaba.

- Y aun así estoy loca por él.- suspiró Marie, mientras caminaba por las semivacías calles de Múnich.- ¡Qué le voy a hacer! Karl y papá van a perder la cabeza cuando se enteren.

Leonardo estaba recargado contra un árbol, en un pequeño parque ubicado a pocas cuadras de la Universidad de Marie. La chica sonrió al verlo y se apresuró en llegar a su lado; él, al notar su presencia, corrió a su encuentro con una enorme sonrisa en los labios, para después cargarla y hacerla girar en el aire.

- ¡Eres un loco!.- Marie rio, muy feliz.- ¡Mira que hacer estas cosas en público!

- Lo siento, es que no puedo evitar emocionarme al verte.- respondió Leonardo, bajándola.- Todos los días pienso mucho en ti y te extraño más de lo que debería.

- Yo también lo hago.- ella se colocó un mechón de cabello detrás de la oreja.- No te lo voy a negar.

- Me da gusto escucharlo.- dijo Leonardo, antes de besarla.- Ven, vamos a desayunar, yo invito.

- ¿De verdad?.- Marie se sorprendió.- ¿No afectará mucho a tu economía?

- Por supuesto que no; después de todo, nos lo va a patrocinar el Bayern Múnich.- bromeó Leonardo.- Además, si me hace falta dinero basta con que le pida prestado a mi hermana la rica, entre lo que gana como médico del Bayern y lo que le pueda dar su novio millonario no creo que me diga que no.

- Si no te conociera ya, creería que estás hablando en serio.- Marie se echó a reír.- Aunque sabría que estás bromeando porque no veo a tu hermana pidiéndole dinero a Wakabayashi. Está bien, acepto, podemos ir a una pequeña cafetería a donde suelo acudir con mis amigas.

- Vamos entonces, señorita.- Leonardo le ofreció su brazo, que ella aceptó.

Marie no quiso decirle que ya había desayunado en su casa, no deseaba quitarle a Leonardo sus buenas intenciones así que lo acompañó al café; ahí ordenó un plato de müsli (una mezcla de cereales y frutos secos) con un café, algo ligero que no le caería mal. Leonardo comentó que en Alemania los desayunos son muy simples y que extrañaba comer bien, como se acostumbra en México.

- Algún día te llevaré para que sepas lo que es un desayuno de verdad.- el joven señaló el plato de la chica.- Verás que una vez que pruebas un desayuno mexicano, no vuelves a comer cosas secas como ésas.

- Siempre he admirado tu capacidad para transformar todo en una fiesta o en una gran comida.- se rio Marie.- Es tu don.

- Gracias, gracias.- él sonrió.- ¿Sabes? Hay algo de lo que quiero hablarte. No quería tocar este tema, no ahora, pero creo que tu hermano no me está dejando más opción.

- ¿Mi hermano?.- Marie saltó.- ¿Has visto a Karl recientemente?

- Eh, pues sí.- Leonardo enarcó las cejas.- Trabajamos en el mismo lugar, ¿ya se te olvidó?

- Es verdad, lo siento.- se disculpó la chica, nerviosa.- Es que como siempre nos vemos en el hospital, olvido que también estás en Säbener Straße. ¿Qué ha sucedido con Karl, te ha preguntado algo sobre nosotros?

- No sabe que estamos saliendo pero lo sospecha.- el mexicano optó no decir que por poco y él mismo se delata.- De hecho, me preguntó directamente si tú me gustas.

- ¿Y qué le dijiste?.- Marie estuvo a punto de tirar su taza de café.

- La verdad.- respondió Leonardo.- A medias. Le dije que eres linda, inteligente y tierna y que estoy loco por ti.

- ¡Ay!.- ella se ruborizó hasta la raíz del cabello.- ¡No me gusta que bromees en momentos serios!

- No bromeo, en verdad eso fue lo que le dije.- replicó él.- Pensé que era lo mejor que podía hacer, mentirle no habría sido buena idea. Como te dije, no le conté que estamos viéndonos a escondidas, sólo le confirmé que me gustas.

- Ajá.- ella agachó la cabeza, muy avergonzada.- ¿Qué cara puso Karl cuando se lo dijiste?

- No le gustó la idea, cosa que ya habíamos pensado aunque no fue por el motivo que creímos.- Leonardo no estaba seguro de querer hablar con Marie sobre ese motivo.- Lo que importa ahora, sin embargo, no es tanto el por qué no le gustó a tu hermano el saber que me gustas, Marie, más bien te lo comento porque honestamente creo que es momento de que le digamos la verdad, si llega a enterarse por otra vía será mucho peor.

- ¿Te has vuelto loco?.- soltó ella.- ¡No podemos hacer eso, te matará! ¡O le dirá a papá y dejará que él te mate, o te matarán entre los dos!

- De todas formas me matarán cuando se enteren pero si lo hacen por su cuenta será mil veces peor.- insistió Leonardo.- Incluso podrían colgarme y no precisamente de los pies. Mira, lo estuve pensando mucho y sí creo que debería decirle a tu hermano la verdad, que estamos saliendo porque nos gustamos. No quiero seguir escondiéndome, quiero pasear contigo y tomarte de la mano, ya no quiero tener que fingir que no mueves mi universo por temor a lo que vayan a decir tu padre, tu hermano y mi hermana. Quiero tener algo serio contigo y eso no será posible si nos tenemos que refugiar en el patio mugriento de las ambulancias.

- No está tan mugroso.- Marie se emocionó mucho con las palabras del muchacho.- ¿Todos los mexicanos son así de poéticos?

- La mayoría.- Leonardo se encogió de hombros.- Lily diría que soy cursi y melodramático.

- Cuestión de puntos de vista.- Marie dejó su plato de lado y se acercó para besarlo.- Yo también quiero tener algo serio contigo. Sé que Karl dirá que es pronto para que me enamore de alguien a quien acabo de conocer pero así ha sido.

- Es como si estuviese en mi destino el venir a Alemania para conocerte.- él le acarició la mejilla.- Lo que tu hermano teme es que me vaya pronto del país y que te rompa el corazón, yo quiero decirle que no voy a lastimarte porque en verdad siento algo fuerte por ti pero para eso es necesario que le digamos la verdad.

- Si te soy sincera, yo también temo que algún día te vayas y me rompas el corazón.- musitó Marie, bajando la mirada.- Pero luego pienso que si haces eso iré a buscarte a donde quiera que te encuentres para patearte el trasero y entonces se me pasa el temor.

Leonardo soltó la carcajada, llamando la atención de la gente del local, tras lo cual se levantó de su asiento para abrazar con fuerza a Marie y besarla en la frente. Ella, un tanto avergonzada, se dejó querer.

- Eres única, Marie Schneider.- dijo él, tras un suspiro.- Por eso es que te prometo que no voy a lastimarte, porque sé que si te dejo ir será lo más idiota que haga en mi vida, un error del que me arrepentiría por siempre.

- Gracias.- ella sonrió con dulzura.- Yo confió plenamente en ti, sé que no me lastimarás. ¡Ahh, está bien! Si quieres que hablemos con papá y con Karl para contarle sobre nosotros, lo haremos.

- ¿Estás segura?.- Leonardo también sonrió.

- Por supuesto que sí.- asintió Marie.- ¿Cómo negarme cuando dices que quieres pasear conmigo, tomados de la mano?

- ¿Mi cursilería te convenció entonces?.- él volvió a sentarse.- Bien, por fin me sirve de algo ser tan hablador. ¿No te molesta entonces que sea muy viejo para ti, que te doble la edad y que en un futuro tendrás que cuidar de un viejo decrépito mientras tú estás en la flor de la vida?

- ¿Qué?.- ahora fue ella quien soltó la carcajada.- ¿Por qué dices todo eso?

- Tu hermano me acusa de ser demasiado grande para ti.- replicó Leonardo.- Según que te llevo diez años.

- ¡Argghh! Que algo similar me dijo esta mañana.- bufó Marie.- Se le olvida que tienes su misma edad. No me llevas tantos años, Leo, sólo son cinco. Si a ti no te importa, no tiene por qué molestarme a mí.

- No me molesta en lo absoluto.- dijo el joven, tras acabar su desayuno de tres bocados.- Lo único que importa es que ya eres mayor de edad, lo que implica que no me llevarán a la cárcel por pedófilo degenerado.

- ¿Eso significa entonces que ya somos algo estable?.- preguntó Marie.- ¿Cómo novios o algo así?

- Escoge el título que quieras.- respondió Leonardo.- A mí me gustaría que fueras mi novia, por supuesto.

- Pues lo seré entonces.- ella coquetamente le guiñó el ojo antes de volver a besarlo.

Habiéndose puesto de acuerdo sobre este asunto, ambos acabaron de desayunar entre otras charlas intrascendentes, tras lo cual Leonardo pagó para acompañar a Marie a la Universidad; él la tomó de la mano durante el camino y ella lo disfrutó, ahora que habían llegado al acuerdo de no seguirse ocultando.

- Por cierto, ¿ya has pensado en qué es lo que quieres hacer de tu vida?.- preguntó Marie, cuando llegaron a la entrada del campus.

- Tengo algunas ideas, Leo me ha ayudado con eso.- contestó Leonardo.- Estoy viendo qué tan factibles son de llevar a cabo, creo que para algunas de ellas necesitaría renunciar a mi puesto en el Bayern Múnich pero cuando tenga algo más decidido serás la primera en saberlo.

- ¿No piensas contárselo a Lily?.- quiso saber Marie.- Ella es tu hermana, merece saberlo también.

- A Lily no le he dicho ni por qué dejé México, así que primero tendría que contarle eso antes de hablarle de mis planes a futuro.- suspiró Leonardo.- Tu hermano tiene razón, debería de decirle las cosas a mi hermana, ella me apoyará aunque primero me mate de fastidio con sus regaños. No puede evitarlo, siempre ha sido así de mandona, qué se le va a hacer.

- ¿Mi hermano también te aconsejó sobre tu relación con Lily?.- Marie enarcó las cejas.- Sí que has estado hablando mucho con él, ¿eh?

- Sólo lo necesario.- Leonardo le restó importancia al asunto.

Marie se puso de puntillas para darle un beso en la mejilla a manera de despedida; le hubiese gustado darle uno en la boca pero ese tipo de expresiones no eran comunes en el país y ella seguía teniendo mucha reserva al respecto. Leonardo le sonrió entonces con mucho amor y Marie entró corriendo a la Universidad con la expresión de una adolescente enamorada, llegando a la conclusión de que nunca creyó ser una mujer cursi y romántica pero Leonardo Del Valle acababa de confirmarle que sí lo era.

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Aprovecho que el partido está en el medio tiempo para avisarte que mi abuelo me ha confirmado su vuelo, llegará en tres días a Múnich. Pasaré a verte a tu departamento después para afinar los detalles, aunque ya no hay mucho de lo que tengamos qué hablar al respecto. Dile a Bárbara que recupere los vestidos de perro que hizo con el traje rojo que te envió mi abuelo, porque él ha vuelto a recordarme que espera que lo luzcas el día en el que cenemos juntos.

P.D: No te pongas nerviosa, por favor, que mi abuelo viene con las mejores intenciones, no está en plan de juzgar a nadie. Estoy convencido de que le vas a encantar.

P.D2: Ya interrogué a Levin y averigüé cuál es el problema entre Débora y él. Es más serio de lo que imaginé pero nada que no puedas solucionar con tu poder de psicóloga entrometida. También hablaremos sobre eso después.

P.D3: Wo ai ni. Ya te dije lo que significa eso.

Nela revisó los mensajes que acababa de enviarle Shunko y suspiró; el día tan temido al fin tenía fecha, dentro de tres días llegaría el señor Sho para conocer a la nueva novia de su hijo y ésta temía no estar a la altura. ¡Pero qué tontería, caramba! Sólo se trataba de conocer al abuelo del muchacho, no es como si la fuesen a someter a un interrogatorio de la KGB, no habría nada qué temer, Shunko se lo había asegurado cientos de veces. ¿Cierto?

De cualquier forma, a pesar de que Sho le había asegurado que su abuelo no se molestaría si ella no conocía gran cosa sobre la cultura china, Nela había invertido gran cantidad de su tiempo libre en investigar sobre China, sobre sus tradiciones y costumbres para no cometer por accidente alguna equivocación que ofendiera al señor Sho. Aprendió bastante en poco tiempo, dándose cuenta de que esa cultura era muy fascinante; Nela había decidido que, cuando ambos estuvieran libres de sus compromisos más urgentes, le pediría a Sho que le hablara sobre su infancia y sobre su vida en China, quería conocer el mundo que él había dejado atrás.

- Menos mal que el vestido aún me queda.- suspiró Nela.- Debo agradecerle a Bárbara por obligarme a comer más saludable, sería una vergüenza mayúscula el tener que enviar ese traje a agrandar por culpa de mi glotonería.

Pero antes de entregarse por completo al estrés por la inminente visita del abuelo Sho, Nela se dijo tendría que encargarse de otro detalle pequeñito que muchos estaban pasando por alto, el asunto con Gwen y Olga Schwartz. A la inglesa no le pasaba desapercibido el hecho de que su amiga cada vez estaba más taciturna y quería averiguar qué le pasaba antes de que las cosas empeoraran. Por fortuna, Sho ya sabía qué fue lo que sucedió entre Levin y Débora porque a Nela ya no le quedaba más tiempo libre para ayudarlos; Nela nunca lo diría pero sin duda que le venía bien tener un novio tan entrometido como ella, así entre ambos se repartían las responsabilidades de velar por el bienestar de sus amigos.

Notas:

- Erika Shanks es un personaje creado por Elieth Schneider.

- Eriko Wakabayashi es un personaje creado por Lily de Wakabayashi.

- Shugoshin significa "dios protector" en japonés.

- Con respecto a la trama de este capítulo, aclaro que: 1) Gino Hernández no va al encuentro entre Japón y Nigeria, lo incluí porque Takahashi se ha olvidado de él y quiero darle un poco de amor; 2) el doctor Shibazaki sí atendió a Misaki en el World Youth pero nunca atendió a Gino, eso es invento mío; 3) Azumi y Taro no tuvieron problemas y ella no regresó a Francia, hasta donde sé.

- No voy a extenderme mucho con el partido entre Nigeria y Japón, resumí 9 capítulos del Golden 23 en pocos párrafos debido a que este fic es principalmente de Genzo Wakabayashi y de Karl Heinz Schneider (está bien claro en la descripción), de manera que la presencia de los japoneses será más bien efímera y por cuestiones de trama ya que no puedo dejarlos fuera si pretendo seguir la ruta que siguió Genzo en el Golden 23.