Eran las tres de la tarde de un viernes de otoño y Lily Loud con un lento suspiro glorioso había llegado a su hogar después de un aburrido día escolar. De inmediato se quitó los zapatos y los arrojó con los dedos de los pies a un rincón antes de seguir su camino hacia la sala de estar.
Su hogar actual compartía ciertas similitudes con su anterior casa, pero con solo la capacidad para seis habitantes. Lastimosamente, no había tan buenas ofertas o lugares como los que rondaban hace años cuando la familia Casagrande consiguió comprar un lugar.
La sala de estar era el lugar más amplio, suficiente para llenar tres veces su anterior sala de estar, y junto con la cocina, y el dormitorio principal, las tres habitaciones conformaban la mayor parte de la base de su apartamento. Un pasillo conectaba la entrada a la sala, la salida y las escaleras a las habitaciones un piso más arriba; allí se encontraban juntas las otras seis habitaciones, con dos baños incluidos, de los cuales solo uno tenía ducha.
Era un lugar bastante grande y se encontraba en una zona cercana al centro de la ciudad, solo eso le daba suficiente valor para que sus padres fueran incapaces de permitirse comprar el lugar. Por suerte, el gobierno le debía varios favores a Lisa para el día de la compra.
—Buenaaaaaas. ¡Mamá ya llegué! —Anunció la pequeña antes de encender la televisión, lanzarse sobre el sofá de la sala, quitarse de encima su morada mochila, y surfear por los canales de animación— vaya, nada bueno todavía.
Rita bajó hacia la sala poco después, tenía en sus manos un cuaderno de notas y un lápiz.
—Cariño, qué bueno verte, ¿Cómo estuvo tu día?
—Meh, aburrido —respondió esta mientras sus dedos presionaban el botón de siguiente en el control—, pero me lo esperaba, nada importante pasa durante estas fechas… ¿Y tú qué tal?
—Pues, hoy no escribí mucho, pero tengo ideas para mejorar unas escenas que escribí la semana pasada. —Rita entonces se acercó a su hija y le quitó el moño que mantenía en su lugar la cola de caballo antes de ir a buscar el cepillo y cremas para así dar inicio a la rutina vespertina que llevaba haciendo con su hija desde hace meses: Peinar el cabello de Lily, el cual se veía maltratado por el sol y los contaminantes de la ajetreada ciudad.
Como buena madre, Rita aprovechaba la ocasión para consentir a su hija y repasar los eventos del día junto a ella.
—¿Algún plan para hoy, Lily?
—Mi hermanito me dijo que hoy quería hablar conmigo, creo que está de viaje y hará una parada en la ciudad.
—¿Crees que me pueda unir a la llamada?
—No te preocupes, esta… —una leve vibración provino del interior de la mochila de la pequeña— ¡Oh, de seguro es él!
La pequeña se movió rápidamente hacia la mochila y extrajo el celular que aguardaba dentro. La imagen caricaturesca de su hermano con lentes de sol exageradamente grandes confirmaba su sospecha.
—A veeer….
La pequeña deslizó el dedo y al segundo siguiente Lincoln estaba ante ellas al otro lado de la pantalla. Su cabello estaba despeinado y con mechones aplastados en el costado, producto de dormir mucho tiempo sobre la ventana que tenía al lado de su asiento.
—Hola Lily, hola mamá.
—Querido, qué bueno verte —Comentó su madre antes de soltar una sonrisa—. Aunque honestamente me gustaría estar allí para acomodar ese alboroto en tu cabeza.
—Hola Bunky, te ves cansado, ¿Otra noche de trabajo pesado?
Lincoln acomodó el teléfono a su otra mano y soltó un bostezo lento.
—No, no, Lily, solo es el viaje. Pensé que no sería un problema ir en bus… mala elección —Rascó y estiró su cuello hacia los lados—. aaahg~ necesitaré un buen baño caliente y una siesta para continuar con el día.
—hijo, si lo necesitas puedes venir aquí, solo avísame y prepararé una habitación.
—Dame un momento para pensarlo, aunque lo más probable es que diga que sí, heheh.
—Por favor di que sí —Lily dijo saltando en el sofá de alegría—, regalaron el nuevo Deadly Vattle hace poco y quiero jugarlo contigo.
Los ojos de Lincoln se alzaron ante la propuesta de la pequeña al mismo tiempo que la felicidad curvó sus labios.
—¿El nuevo? Ah sí verdad, me salió en las noticias hace poco. —Lincoln pausó por unos pocos segundos con el pulgar en su velluda barbilla mientras pensaba antes de volver su atención a la llamada— ¿Saben qué? Me decidí. Má, puedes preparar mi habitación, tomaré un taxi tan pronto como llegue al terminal.
—Le diré a tu padre, estoy segura que estará tan feliz que dejara a alguien más como el chef de esta noche. —Rita comentó antes de reírse ligeramente entre dientes.
La pequeña Lily saltó del sofá, lanzando por accidente el teléfono por los aires mientras su mente y cuerpo se ocupaban en su danza de victoria.
—¡Lincoln va a venir, Lincoln va a venir!
Por suerte, su madre fue lo suficientemente rápida y ágil como para atrapar el teléfono sin cortar la llamada o apagarlo en el proceso.
—Oh, uff… vaya eso estuvo cerca —Suspiró—. Entonces, ¿Otra cosa que quieras contarnos, hijo?
—No, no, si voy a ir allá no hace falta decirlo por llamada. Además así papá y las gemelas… oh, cierto, ellas no están.
—No, y siendo viernes lo más probable es que no lleguen hasta tarde, pero lo bueno es que sus cursos van de maravilla.
—¿Ellas siguen viviendo en el edificio?
—Si, hijo, cerca de nuestro apartamento —respondió Rita antes de hacerle un ademán a su hija para que se calmara un momento y regresará a su lado, tenía que terminar de peinar a Lily después de todo—, Lisa fue la última en irse. Hace poco me dijo que ya había terminado sus estudios en el MIT así que podía volver en cualquier momento.
—Ha, conociendo a Lisa es probable que ya esté buscando otro doctorado que atrapar —Lincoln dio un pequeño vistazo por la ventana del bus—. Mejor será buscar como traerla de vuelta antes de que eso pase…
Hubo una pequeña pausa de parte de Lincoln, y una suave alarma sonó desde su lado de la llamada.
—Ya estoy llegando, nos vemos en un rato, mamá. Oh, y, ¿podrías enviarme la dirección? Solo por si acaso, siempre me hago un lío en la ciudad.
Lily no necesitó ninguna señal para saber que ella debía encargarse del resto.
—Claro querido, en un momento. Estaré preparando tu habitación.
—Nos vemos, Bunky. —Lily entonces cortó la llamada y fue de inmediato a la aplicación de mapa.
Rita continuó su labor anterior, dándole los retoques que faltaban al cabello de su hija cuando una duda pequeña surgió en su cabeza.
—¿Bunky?
—A Lincoln le da risa un sonido parecido, uní el sonido con conejito en inglés y quedó Bunky, —explicó la pequeña mientras terminaba de escribir el mensaje con la dirección. —Listo, aprovechare para decirle a papá. Estoy segura que se volverá loco cuando… oh, vaya.
Rita hizo un gemido en señal de intriga.
—Solo le envié que Lincoln vendría y ya me dijo que viene en camino, hahah.
—Espero no se le haya olvidado que se llevó el auto.
Lily entonces para confirmar las sospechas de su madre le preguntó al señor Lynn… el cual respondió a los pocos segundos con el emoji de una carita llorando.
—Sí, se le volvió a olvidar. —La pequeña se rió de la ocurrencia de su padre y al mismo tiempo se acomodó más cerca de su mamá para contarle el resto de eventos de su día. Poco después fue a acomodar su habitación, cargar los controles de su consola y preparar sus juegos.
En el proceso encontró varias monedas y billetes que bien serían de uso para comprarle chucherías a la nueva vecina que se mudo hace poco. Unas cuantas croquetas y bizcochos podrían cerrar la noche con broche de oro, y el solo hecho de pensar en la diversión que iba a tener convirtió su caminar en brincos.
La doña, al ver a la pequeña tan inquieta, feliz, y dispuesta a comprar tanto, no pudo evitar pensar en voz alta.
—Vaya, Lily, te ves emocionada, ¿Acaso es por un novio?
La pequeña se paró en seco, su tono de piel tornándose levemente rosa, ante esa respuesta la señora tuvo que apresurarse y tapar su risa.
—Ya, ya —soltó la pequeña con rapidez cuando la risa de la señora la espabiló—, no es mi novio. Es…
Era su hermano mayor, solo tenía que decir eso.
—Es un…
Pero ya era muy tarde, esas últimas dos palabras la delatarían. No era normal actuar así ante la visita de un familiar, mucho menos de su hermano.
—Alguien especial. —Finalmente dijo, rezando dentro de su cabeza que la señora no hiciera más preguntas al respecto.
Para su suerte, está solo le dio un par de palmadas en el hombro y fue a buscar los bocadillos, junto con unos chocolates que acababa de hornear como regalo.
—Cortesía de la casa, espero que a tu visita les agrade. Cualquier cosa dile que yo te enseñé a hacerlas, no quiero enamorarlo con mis habilidades culinarias. —Bromeó la treintañera.
—Hehe, buena idea, aunque si hablamos de chocolate debería de alejarse de mis hermanas, un par de ellas si serían capaces de pelear por su mano. —Bromeó Lily de vuelta antes de despedirse, dejando a la señora confundida por un par de segundos.
Excluyendo el pequeño inconveniente, la felicidad dentro de la pequeña se había mantenido al tope por lo que quedaba de esa tarde. Los últimos meses había visto comedias y series de anime donde la hermana pequeña se enamoraba del mayor así que su visión estaba algo corrompida.
«Si, ha de ser eso» la pequeña pensó rápidamente y se encogió de hombros, no tenía de qué preocuparse.
Lily estaba segura de que se le pasaría luego de pasar un rato junto a su hermano. De lo único que debía preocuparse era de estar lista para recibir a Lincoln. Y tal vez darle el anuncio a sus hermanas.
«Si… mejor paso por sus apartamentos,»Pensó la pequeña, «es más fácil hablar con ellas que enviarles un mensaje y esperar que me respondan.»
Lily siguió por el pasillo hasta encontrarse con la puerta de Lana. Lola acababa de publicar un estado en sus redes en donde se le veía junto a un grupo debajo de una pasarela, así que sabía que solo la otra gemela podría estar disponible.
Al tocar el timbre la pequeña fue sorprendida por el grito de Lana, la cual poco después abrió la puerta.
—Vaya, el servici… oh, hola Lily. —Lana terminó de abrir la puerta, y con ello su Golden retriever salió a darle la bienvenida a Lily con una tacleada y muchas lamidas. —hah, parece que sigues siendo su favorita. Vamos chico, déjala respirar.
Lily se limpió la baba y los hilos de cabello en su blusa, y poco después recibió la ayuda de Lana para levantarse.
—Me gustaría jugar con Rei, pero vine para invitarte a que pases un rato con nosotros. Lincoln vendrá hoy y…
Lily pausó por un breve momento cuando vio los ojos de su hermana alzarse.
—Bueno, estoy seguro de que querrá verte, sería genial si vienes… — La expresión atónita aún se mantenía en la cara de Lana; y junto a ello, un detalle familiar resaltó los colores de la dura piel de su hermana. —a esperarlo con nosotros. Debe de estar llegando pron…
—¡Lo siento, Lily! —Exclamó la mayor— Ah, bueno veras, estaba esperando un pedido para comer algo y seguir estudiando, t-tengo un examen importante de mi curso de mecánica mañana y en verdad cada minuto cuenta. Estoy segura que Lincoln lo entenderá, él es…— aferró el borde de la puerta— debo concentrarme por ahora, en otro momento intentaré compensarle. !Adios!
Su hermana entonces cerró la puerta y los sonidos de sus pasos apresurados resonaron un par de segundos en el pasillo. Lily estuvo a punto de volver a tocar e intentar convencerla, pero el zumbido del teléfono la jaló de vuelta a su hogar a velocidad terminal.
Lincoln había llegado.
La pequeña apenas podía notar el dolor en las piernas por lo rápido que corría, mucho menos podía darse cuenta de su cansancio. Lo único que estaba en su enfoque era el cabello y barba blanca que se veía a la distancia.
Y mientras esa mancha blanca se volvía más detallada y la figura ostentosa de su hermano se presentaba ante ella, la felicidad de la pequeña le impedía mantener el porte.
—¡Hermanitooooooo!
Con gritos y brincos de alegría finalmente atrapó a su hermano mayor, quien la recibió con los brazos abiertos y de inmediato la abrazó con fuerza.
—¡Lilyyyyyyyyy!
La felicidad de la niña doblegó con creces los colores grises de los pasillos. Y mientras disfrutaba de las vueltas y del calor que ofrecía su hermano, un pequeño recuerdo se coló en su cerebro.
Necesitaremos que tú le des todo el amor que puedas en nuestro lugar.
Uno de los recuerdos más importantes que tenía de cuando era bebé, y al mismo tiempo un deber que cumplía sin reproche.
La pequeña sabía que su hermano estaba cansado y hambriento, así que mientras el señor Lynn llegaba y preparaba la cena, ella decidió ofrecerle el chocolate extra, y darle a su hermano todo el cariño que su robusto y bien cuidado cuerpo necesitaba.
Lincoln había adoptado una rutina de ejercicio para que su salud no se viera perjudicada por la vida de dibujante. No estaba musculoso, pero sin duda su cuerpo estaba en buena forma. Si de algo podía lucirse era su cintura y abdominales definidos; partes que seducían la curiosidad de Lily pero que, por suerte, no tenían el suficiente control sobre ella como para que se notara su fijación.
Además, de estar perdida en sus abdominales no podría enfocarse en lo importante: ¡Consentir a su hermanito!
Con abrazos mientras competían en videojuegos.
Con besos en la mejilla mientras ambos ayudaban con los preparativos para la cena.
Con mimos mientras se acurrucaban en el sofá, disfrutando juntos de caricaturas.
Y durante cada evento que se desenvolvía, la sonrisa de la pequeña no se había borrado. Con gusto podría estar sobre esa nube blanca de confort toda la semana.
¿Y la nube blanca?
Pues cada que veía a su hermano la expresión serena de este lo decía todo, aunque… nunca esta de más preguntar.
Lily se giró y alzó la mirada hacia él. —Hermanito, ¿Te gustó venir a pasar el tiempo conmigo?
Lincoln le dio un beso de esquimal y con felicidad respondió: —Si, en verdad necesitaba relajarme un poco. Muchas gracias, Lily.
sus palabras fueron acompañadas por un suave apretón.
—Me siento tan vivo aquí… —Lincoln añadió junto con una leve risa.
—Puedes mudarte sí quieres.
—Me agrada la idea, —Lincoln plantó un beso sobre la frente de la pequeña— pero mi siguiente trabajo robara mi atención los primeros meses… Ups.
—¿Nuevo trabajo?
—He,he,he parece que se me escapó algo importante. —antes de que Lily armara un puchero Lincoln explicó:— Dejame hablarlo durante la cena, tengo varias cosas que anunciar.
La pequeña soltó una corta risa entre dientes y regresó a ver la tele. Cuando ambos retornaron su atención a la caricatura una pequeña verdad se deslizó fuera de los labios de esta.
—Me encantaría que pudieras quedarte.
Su hermano sin duda la escuchó, mas no dio respuesta alguna a ese deseo excepto por una caricia en la palma que sostenía. Pasaron el resto de esos veinte minutos en silencio, disfrutando del calor que compartían hasta que su padre los llamó para cenar.
Chuleta ahumada de cerdo con ensalada y jugo de piña.
—Y dicen que no eres el preferido, necesitarías una catástrofe para que papá sacara ese cerdo del congelador. —Lily bromeó antes de dar su primer bocado a la ensalada.
—Ay, querida~. Entiendenos, no siempre podemos ver a Lincoln.
—Vamos, mamá, La última vez que vine fue hace, ¿Qué, mes y medio?
—Hace dos meses y cuatro días, mi tesoro, demasiado para una madre.
—Y para un padre también, —añadió el señor Lynn..
Lily gimió haciéndose la molesta, —está bien, aceptaré esa excusa, pero solo si Lincoln promete visitarnos cada semana. —dijo apuntando con su cuchara.
Para su sorpresa, los ojos de Lincoln brillaron al escuchar esa idea.
—La verdad, me encantaría hacer eso, sí. Aunque primero, —Dijo antes de tomar una bocanada de cerdo masticarlo rápidamente y tragarlo con medio vaso de jugo. —aaaahg, te quedó delicioso, papá.
—Gracias, hijito.
—Bien, a lo que quería ir. Conseguí un nuevo trabajo, queda a unas pocas cuadras de mi nueva casa. La paga no es tan buena, pero las historias que manejan son más variadas.
—¿Otros tipos de superhéroes? —Lily preguntó al mismo tiempo que sus ojos ganaban brillo.
—Nada de súper héroes, Lily, —Lincoln probó entonces de la ensalada— son obras indies más que todo, historias cortas y únicas. Son más fáciles de hacer y me intriga lo que podré aprender con todos los distintos temas y estilos a los que me enfrentare.
Lily se acercó a su hermano, notando que la mirada de este estaba perdida en su plato, sus ojos carecían del brillo natural que siempre ostentaban.
—El otro trabajo pagaba bien, pero siempre era lo mismo y se exigía demasiado. Quiero expandir mis habilidades a mi propio ritmo, y creo que si me quedo mucho tiempo con los súper héroes no podré hacer nada más en el futuro excepto por estresarme y dibujar anatomía volando por los aires.
Mientras decía eso su sonrisa se mantenía, como alguien que ha visto un horror inhumano y se encuentra agradecido de que ahora solo sea un mero recuerdo.
Rita movió su plato, habiendo comido menos de la mitad, sus cejas tensas y su expresión agraviada, pero el motivo de su preocupación no le dejó entender que su hijo en verdad se encontraba feliz.
—Lincoln, querido, esto no te afectará, ¿Verdad? —preguntó mientras rascaba de su muñeca—Además de la paga, estabas dibujando sobre ese famoso héroe de tu infancia, pensé que era algo muy importante para ti.
Lincoln intentó sonreír y mostrarse calmado, mas su mano escabulléndose hacia su nuca era señal suficiente de su nerviosismo ante el hecho de que renunció a un trabajo mejor pagado.
—Tranquila, mamá, estoy seguro que podré recuperar ese puesto cuando me sienta listo para regresar.
Lily se fijó por un momento en su padre y al notar que este evitaba ver a Lincoln pudo confirmar a donde iba la conversación. Algo que ella había aprendido desde que tenía uso de razón.
Sus padres eran amantes de los logros, así que ver a Lincoln en un peor trabajo les preocupaba. Pero estos últimos años también le enseñaron que había algo que asustaba a sus padres aún más.
La soledad.
«No te preocupes hermanito, yo sé cómo evitar esa conversación»
—Ay Mamá, ya deja de preocuparte. Con un trabajo menos exigente estoy segura que mi hermanito podrá visitarnos más seguido. —Lily dijo con un gesto despreocupado, y con un simple vistazo de reojo logró notar el brillo de su madre renovarse.
—Oh, cierto, tengo que aclarar un pequeñísimo detalle acerca de mi nuevo trabajo—Lincoln dijo con un tono cizañero y con brillo iluminando su mirada—. y estoy seguro de que les encantará.
Entonces se levantó, y se inclinó hacia adelante, con el pecho inflado y una sonrisa capaz de hacerle olvidar a sus padres las preocupaciones de la anterior noticia.
—Oh, me gusta como va esto. Vamos hijo, suéltalo.
—Má, pá, Lily —pausó para dar un gustoso suspiro—, de ahora en adelante volvere a vivir en esta ciudad.
Rita levantó los brazos hacia su boca, su voz un pequeño pitido incapaz de mostrar las emociones que estaban irrumpiendo en su corazón.
—Mi trabajo queda en esta ciudad, y conseguí un buen sitio a poco menos de 6 kilómetros de aquí.
Los ahora temblorosos dedos de su padre no podían seguir sosteniendo los cubiertos.
—Podré venir aquí cada fin de semana. tal vez hasta pueda venir uno que otro día después de trabajar.
Su madre se levantó y puso sus manos en la mesa para sostenerse ante la súbita emoción de la noticia. Lynn padre por otro lado ya estaba demasiado perdido en la emoción como para detener las lágrimas.
—¡¿E-e-en serio?!
—¡Lincoln creo que esa es la mejor noticia que hemos recibido en todo el año! —exclamó su madre.
Lily se limitó a abrazar a su hermano y ofrecerle más besos en la ya desgastada, pero contenta, mejilla.
—Ay hermanito si tan solo pudiera, te levantaría y te daría vueltas por todos lados.
—Hehe, —Lincoln acarició la cabeza de su hermana— yo lo haría, pero no quiero terminar llenando de vómito la cocina.
—Lincoln, — su papá llamó mientras secaba sus lágrimas— esto es demasiado bueno como para dejarlo solo entre nosotros, tus herma…
Rita lo interrumpió, con una mano sobre el hombro de su esposo y su vista fija en cómo tomaría su hijo lo que casi insinuaba su padre. A diferencia de Lynn, la intuición de madre y el tiempo junto con Lily le han dado un mayor conocimiento sobre la situación de sus hijos y sobre los sentimientos de su Lincoln.
—Querido, no te preocupes, podremos hacer eso luego. Disfrutemos la noticia juntos y en paz mientras Lincoln descansa del viaje.
Lily, así como Rita, comprobó rápidamente como la mención de sus hermanas había perturbado la sonrisa de Lincoln.
—Pero cielo, las otras…
—Las otras son jóvenes, —dijo con un tono distintivo, uno que ya Lily reconocía como sugerente, —no verán tanta importancia a esto.
—Ahm, entonces… —Lynn concedió— esta bien, para otro momento. Además así tendré oportunidad de decirle a Lincoln sobre el incidente del calamar.
—¿Incidente del calamar? —Lincoln preguntó con una nueva intriga sobrecargando el pequeño tropiezo de antes.
Y así su padre le explicó sobre la historia del nuevo chef junior que casi pierde un dedo ante un calamar; y entre risas, anécdotas y recuentos, la conversación continuó hasta el final de la cena, con Lily compartiendo los sobrantes de su plato con su hermano, y este último eructando complacido luego de engullir con gusto más de lo que podía roer.
—Gracias por la comida, pá, estuvo de maravilla. —volvió a eructar, pero esta vez cubriendo su boca— si algo he aprendido luego de estar tanto tiempo solo es que: primero, odio estar solo. Y segundo, no hay comida como la que tú haces.
—Aww, hijo. Vas a derretir el viejo corazón de tu padre.
—Ay vamos Lynn, no estás tan viejo. Ese bote aún se mueve con gracia~ —intervino Rita con un tono seductor, cosa que obviamente produjo ñañaras dentro de Lily y su hermano.
—Okay, no, no quiero saber nada de eso. —Lily rápidamente tomó la mano de Lincoln y se levantó—Vamos Lincoln, quiero que veas mis otros juegos.
Lincoln aceptó sin reproches y se marchó junto con Lily, dejando a sus padres cotillear uno con el otro. Al llegar de nuevo a su habitación Lily acomodó el puff donde se sentaría Lincoln y luego acomodó al Lincoln donde ella se sentaría.
Lincoln se inclinó y dejó su barbilla reposar sobre la cabeza de ella antes de dejar en claro por tercera vez en el día cómo adoraba la resolución del televisor. La etiqueta en el costado ya decía suficiente, pero Lily igual le comentó que fue un regalo de Lisa, junto con los audífonos, micrófono, y la laptop que estaba perdida en algún rincón del closet de su habitación.
—Vaya, Lisa sí que te regala cosas. —Lincoln soltó una risa apenada— debería aprender un poco de ella.
Lily pausó el juego y se acomodó para poder ver a Lincoln.
—Lisa es la más detallista, pero las otras siempre me regalan algo de cumpleaños o navidad, las sabanas de mi cama me las dio Lola, mi ropa me la hace Leni, Lori me compra perfumes y maquillaje— rápidamente añadió en un susurro— no le digas que esos se los queda mamá.
La pequeña y su hermano carcajearon entre dientes.
—Lana y Lynn me regalaron bicis, patines, legos. —Lily continuó en medio de los residuos de su apogeo— Y ahm… ¿Quién falta…? ¡A, si! Lucy me ha estado regalando libros para la escuela y algunos de ficción, me da al menos dos o tres cada mes, supongo que para compensar el tiempo perdido. Luan y Luna solo me dan dinero, aunque es bastante.
Luego de dar todo su recuento Lily afincó un beso esquimal sobre la cálida nariz de su hermano, — ¡Y tu~!
Lincoln soltó un quejido de asombro al ser atrapado entonces por el gesto y por los brazos de su hermana en un repentino abrazo.
—Tú me regalas tu compañía. Y siempre estaré agradecida de ese regalo.
Los brazos de su hermano pronto devolvieron el dulce gesto, y luego de un lento respiro volvieron a separarse.
—Hehe, gracias, Lily, prometo que seguiré estando allí para ti. — acarició entonces la mejilla de esta con la palma de su mano— Aunque… me gustaría también estar para ellas.
Ahora era Lily la sorprendida.
—¿Eh, a qué te refieres?
—Todas nuestras hermanas, apenas se de ellas. Lo que más recibo es una que otra pregunta rápida antes de no saber nada por los siguientes días, o semanas. Las he intentado llamar pero siempre me evitan, hacen excusas o ignoran.
Su hermano soltó un lento respiro y se inclinó hacia adelante en búsqueda de afecto, Lily no dudó ni un segundo y se acurrucó junto a él.
—No puedo evitar pensar que esto es mi culpa. En algún punto tuve que haber hecho algo mal para que me traten así.
Dentro de la pequeña el único recuerdo que surgía era de aquellas palabras: De estar allí para Lincoln. Pero esa pequeña información solo le traería más dudas a su hermano, así que en su lugar decidió optar por decir otra verdad.
—Ellas han hablado conmigo, podría decirte como le ha ido a cada una estos últimos meses. Aunque creo que eso no es lo que quieres, —Su hermano asintió— quieres escucharlo de ellas.
Lincoln volvió a asentir.
—Bueno… hmm —Lily pensó por un momento, hasta que una idea se le ocurrió al divisar una sombra al otro lado de la abertura en la puerta—, nuestros padres también se sienten mal por tener la casa tan sola. Tal vez ellos puedan convencerlas de que vengan y que hablen contigo, es lo menos que pueden hacer por mamá y papá ¿No?
—Me encantaría que pudieran convencerlas. —cerró los ojos, facilitando así sus siguientes palabras—Admito que tengo miedo de hablar con ellas, quiero creer que es algo normal luego de ver todas las veces que me han evitado, pero al menos quiero saber si hice algo mal e intentar enmendarlo si es posible.
Lincoln respiró profundamente y volvió a abrir los ojos, enfocándose en la única hermana que aún le mostraba afecto.
—La vida es demasiado corta como para no poder disfrutar de nuestra enorme familia.
Lily se levantó y le ofreció un beso en la frente a su hermano.
—Prometo que buscaré como ayudarte, hermanito. yo también quiero verte feliz junto a nuestras hermanas de nuevo.
Entonces le dejó el control en sus manos.
—Voy a buscar bocadillos para más tarde, dame un segundo.
Al salir solo le tomó un par de pasos el encontrarse con su madre, con una bandeja de galletas y jugo en brazos.
—¿Escuchaste todo?
—Sí, mi bebé, y me encanta la idea. Esta casa ya está necesitada de algo de ruido, y se nota que tu hermano lo necesita con urgencia. Hablaré con tu padre y mañana, luego de que Lincoln se vaya, llamaremos a las otras. Diría que merecen un castigo por actuar así con él, pero la verdad…
Pausó brevemente, sus ojos enfocados en el suelo por un mero segundo antes de volver a la única hija que no había decepcionado.
—No, no importa. Ve con él, y no vayan a jugar hasta tarde.
—Gracias, má —Lily sonrió ante la noticia y luego arrebató la bandeja de las manos de su madre—. ¡No prometo nada! —añadió al final rápidamente antes de volver corriendo a su habitación dejando a su madre con una sonrisa crédula; sabía de antemano que, a menos que su hermano se lo pida, terminaran jugando toda la noche.
Mientras, el subconsciente de la pequeña ya empezaba a tejer planes de emergencia en caso de que alguna de sus hermanas no quisiera participar. Con suerte e ingenio podrá cumplir su promesa para la semana siguiente, pero eso no quita que ha de estar preparada para darle ahora todo el amor y cariño suficiente a su hermano para que pueda resistir a futuro en caso de que todo falle.
