Enemigo primordial

Capítulo 3

En cuanto la diosa Hestia abandonó el campamento Mestizo, los semidioses empezaron a hablar cada vez más en alto, hasta que Quirón puso orden con un potente silbato que resonó por toda la zona.

-Entiendo vuestro entusiasmo, pero no podemos olvidar que tenemos dos nuevas semidiosas reconocidas, y habrá que construirle una cabaña propia a Marin- comentó.

Eso era verdad. Al ser reconocida ya no tenia que estar en la cabaña de Hermes, ahora debía tener cabaña propia, sobre todo por respeto a la diosa Hestia. Al no ser una diosa menor precisamente sus hijos e hijas tenían que tener cabaña, aunque eso hubiera aplicado aunque el progenitor divino hubiera sido un dios menor. Per claro, siendo los dioses como eran, lo mejor era no jugársela. Aunque la deidad era conocida por ser de las más nobles y bondadosas con la humanidad, mejor tenerla contenta.

-Será mejor que sigamos con la cena, Quirón- dijo entonces Dionisio, sin dar lugar a posible discusión.

El centauro asintió, el olímpico no parecía muy contento en esos momentos, se le notaba tenso e intranquilo, lo cual era lógico. Una de las hermanas de Zeus había desobedecido el mandato del rey del Olimpo, y este no debía estar contento, a juzgar por todos los rayos que estaban cayendo.

-Acabamos esto cuanto antes…- murmuró el dios, mientras bebía de su copa, aunque frunció el ceño al probar el líquido.

Quirón forzó una sonrisa ante los presentes, se sentó, y comenzó a comer intentando denotar normalidad, cosa imposible por lo ocurrido anteriormente, pero debía intentarlo.

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En cuanto llegó a las puertas de la sala del trono, estas se abrieron para dejar pasar a Hestia. La diosa entró al interior de la estancia, donde se encontraba Zeus, sentado en su trono, con el rostro ceñudo y su rayo maestro en la mano. Su hermana se cruzó de brazos.

-Supongo que ya lo sabes- dijo ella, acercándose. Zeus asintió.

-Sí, y quiero explicaciones. Tuyas, y de Perefone- dijo el dios, levantándose de su sitio.

-Supongo que te acordarás de que antes Delfos estaba bajo mi jurisdicción antes de que se lo entregara a Apolo- empezó la diosa, a lo que Zeus asintió.

-A pesar de todo este tiempo el Oráculo aún me habla, sobre todo ante situaciones graves, como es el caso- le dijo- Hace tan solo unos meses Loki casi inicia el Ragnarök en el mundo nórdico, y muy poco antes la serpiente egipcia Apofis casi se carga El Cairo y todo Egipto, y me temo que ahora se está alzando algo aún más oscuro- Zeus la miró con incredulidad.

-¿Desde cuando lo sabes?- preguntó- Hace años, unos veinte- le respondió.

Cayeron varios ratos- ¡¿Y me avisas ahora?!- exclamó.

Hestia le colocó bien la toga, más como una madre que otra cosa, como si Zeus fuera un niño pequeño. Él sería el rey de los dioses, pero ella les había cuidado desde jóvenes, y le debía el trono. Y si le tocaba un pelo se arriesgaba a ponerse en contra a todo el Olimpo, y ni él con todos sus rayos podría hacer frente a todos. Precisamente en ese momento se abrió la puerta de la sala, y por la misma entraron Persefone y Hades.

-Dime, ¿hubieras matado instantáneamente a mi hija y a la de Persefone de haberte enterado que tenían poderes heredados de sus abuelos?- preguntó.

El dios frunció el ceño y en seguida miró a Hades- ¿Tú sabías algo de todo eso?- le inquirió.

Hades se le acercó- Probablemente, un hijo de Persefone, con todos los poderes sobre la muerte y la naturaleza, y encima con la capacidad de usar mi rayo maestro… demasiado poder para un mortal- gruñó.

-Necesitamos todo el poder del que dispongamos, hermano- le dijo Hades, tranquilo- Si las predicciones de Hestia son correctas, ni todos los semidioses juntos podrán contra lo que se está alzando- añadió Persefone.

-¡Basta de secretismos!- bramó Zeus- ¿Qué se esta levantando como para que dos olímpicas se atrevan a trasgredir mi ley?- preguntó.

-Caos primordial, Zeus- respondió Hestia- Y para derrotarlo, vamos a necesitar la ayuda del resto de panteones, te lo aseguro. No solo es Caos, la versión griega. Todas las diferentes versiones hacen referencia al mismo ser, y se está levantando para reclamar su sitio- le explicó.

Zeus se tensó- No es una entidad malvada, como puedan ser Gaia o Urano. Es tan antiguo que no creo que entonces existieran esos conceptos. Solo es y desea volver al mundo, sólo que su mera presencia lo destruirá todo- las palabras de Hestia resonaron en la cabeza del dios del rayo, que retomó asiento.

Hades, que permanecía a su lado, le hablaba en voz baja, sin que las otras dos diosas pudieran escuchar su conversación. Tras dos minutos de cuchicheos, Zeus desapareció en un fulgor, y Hades volvió con las diosas. Estas le miraron expectantes.

-Tiene que meditar lo que va a hacer, pero ha dejado claro que no piensa olvidar que le ocultasteis algo tan relevante- afirmó.

Hestia sonrió y acarició el brazo de su hermano menor- Tranquilo, no nos hará nada. Zeus es un perro que ladra mucho pero que muerde poco, se le pasará. Además, me quiere demasiado- le dijo, mientras le abrazaba afectuosamente.

Hades respondió al abrazo ligeramente, mientras suspiraba, a ella era de las pocas, junto a su esposa y de vez en cuando alguno de sus vástagos, a los que permitía esas cosas. Tras una corta despedida, ambos dioses del inframundo se fueron, dejando sola a Hestia, que se acercó al fuego que crepitaba imperecedero en el fondo de la sala. Lo contempló sonriendo, mientras se inclinaba para mover los tablones que lo alimentaba, y acarició las llamas como si fuera el lomo de un animal de compañía.

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Boston, Hotel Valhalla

Magnus se encontraba limpiando su cuarto mientras su espada, Jack (aunque en realidad se llamaba Sumarbrander) parloteaba y flotaba por el aire, ensalzando las letales características de una alabarda que había visto en la última batalla que se había organizado por la mañana como entrenamiento para el Ragnarök.

-¡En serio Magnus, estoy enamorado!- exclamó, mientras no paraba de dar vueltas en torno al chico.

Este suspiró. Era rubio de ojos verdes, con una complexión mediana, aunque con una fuerza sobrehumana y mejores reflejos que un ser humano normal gracias a su condición de einherjar, los guerreros muertos al servicio de Odín que lucharán junto a él en el fin del mundo. Por suerte, él y sus amigos lo detuvieron antes de que nada pasara típico del fin de los días nórdico.

-Me alegro que te olvidaras ya de… ¿Cómo se llamaba la espada de Percy?- preguntó en alto. La espada en seguida se apagó y se dejó caer al suelo, como inerte.

Magnus se rio y se acercó. La tomó de la empuñadura y la meneó- Eso ha sido un golpe bajo, Magnus Chase….- murmuró Jack, haciéndose el indignado.

-Hablando de chicas, he quedado con Alex para ir a un taller de artesanía y amase de arcilla extremo, me pregunto como moriré ahí…- comentó, mientras convertía a Jack en una runa con forma de F y se lo colgaba al cuello.

Y es que todas las actividades de ocio en el Hotel Valhalla, lugar en el que él vivía llevaban a la muerte de sus habitantes, aunque a los pocos minutos aparecían tumbados en la cama de su cuarto totalmente ilesos, maravillas de la magia rúnica que manejaba el dios Odín, aunque sólo se aplicaba a los residentes, y únicamente en el interior del edificio. Por muy einherjar que uno fuera, si moría en el exterior, muerto se quedaba, lo cual le daba, en palabras de Medio Nacido Gunderson, una pizca de intensidad a las misiones. Magnus sonrió al ver al mismo salir de su cuarto, le sonrió y se acercó.

-¿Qué tal estas tío?- le preguntó el rubio. Este le sonrió afable- ¡Magnus! ¿Te vienes con TJ y conmigo a la bolera?- le preguntó su amigo.

Magnus negó entonces- Lo siento, ya he quedado- le respondió. Medio Nacido se rio y le dio un codazo amistoso- ¿Vas con Alex, eh, bribón?- bromeó el tipo. Aquel hombre era alto como un roble, siempre iba con el pecho descubierto, y con la melena salvaje al viento, así como su barba. Un auténtico vikingo.

Antes de que pudiera contestar, una voz chilló desde lejos- ¡Estúpido Guderson, mueve tu culo a la de ya si no quieres que te de un puñetazo que te deje más imbécil de lo que ya eres!- sin duda aquella era la voz de la chica más temperamental que Magnus conocía, Mallory.

La chica, pese a ser menuda, era un torbellino pelirrojo con piernas, y una auténtica arma letal con sus cuchillos, y como buena escocesa, tenía un don para los insultos. Llevaba una camiseta verde con una camisa azul por encima, unos pantalones militares y guantes sin dedos.

-¡Te voy a estrangular hasta que de ti no queden ni las uñas de los pies, enana!- le respondió Medio Nacido, mientras le lanzaba un hacha que ella esquivó inclinándose hacia adelante.

Aquella era la relación más rara que el muchacho había visto nunca, aunque la peor pelea la tuvieron hace unos meses, justo cuando el destino del mundo pendía de un hilo, pero se reconciliaron y ahora volvían a ser… bueno, lo que quiera que ellos fueran.

-Hola, Mallory- le saludó Magnus amigable, mientras veía como esta le lanzaba toda clase de cosas a su novio, que las paraba con un escudo que sacó casi de inmediato de su cuarto.

Magnus aprovechó para irse, pues esas peleas se podían alargar bastante. Al salir del pasillo se encontró por las cercanías del ascensor de la planta 19, donde vivían, a TJ. El chico era de raza negra y llevaba la ropa de los soldados de la guerra civil americana, concretamente los soldados de los sublevados.

-A ver si vienen estos…- murmuró el muchacho, mientras observaba la puerta. Magnus se rio- Ya sabes como son sus discusiones, TJ- le dijo divertido.

-Vamos a llegar tarde a este ritmo- se quejó el muchacho, mientras el rubio pulsaba el botón para llamar al ascensor.

Magnus observó a su amigo. En el hotel Valhalla vivían todo tipos de personas, de todas las épocas. Había gente que vivía allí desde la era vikinga, hasta él, que llegó hace apenas unos meses. Todos con una muerte heroica como factor común, y es que los einherjar eran, literalmente, muertos ambulantes. Y muchos de sus amigos ahí dentro lo eran, a excepción de Samirah, que era una valquiria e hija de Loki. Luego estaban Hearstone y Blizten, un elfo y un enano oscuro, respectivamente. Y luego estaba Alex, que era… en fin, era su pareja. Cuando llegó al piso allí le esperaba la chica, apoyada en una pared y con una revista de armas en las manos.

-¡Alex!- le saludó Magnus contento, mientras se acercaba. Alex alzó la cabeza y le miró. Tenía el pelo verde con algunos mechones negros, una camisa blanca con un suéter sin mangas con cuadrados verdes y de fondo rosa, con una falda también rosa.

Él se sentó al lado de la chica. Lo más destacable de ella era que era un argg, es decir, de sexo fluido. Podía cambiar de genero masculino al femenino como quien se cambia de ropa, aunque se estaba colocando cada vez más en el femenino. Eso, sumado a que era hija de Loki, el transformista, le daba una gran capacidad de cambiar de aspecto. Ella no era la única semidiosa del grupo, Magnus era hijo de Frey, el dios del verano; Mallory era la hija de la reina del cielo nórdico, Frigg; y TJ era el hijo del dios de los desafíos, Tyr. Era un grupo bastante compacto, la verdad.

-Llegas tarde, Chase- comentó Alex, mientras le miraba con diversión. Magnus se rio algo. Medio Nacido y Mallory estaban discutiendo, otra vez- respondió el rubio.

La chica asintió, pensativa- Mi hermana ahora está buscando gente para llevarla al Valhalla. Aunque últimamente hay pocos, así que tiene poco trabajo- murmuró.

Magnus asintió. Desde que lograron parar el Ragnarök morían pocas personas en circunstancias heroicas, cosa que en parte les alegraba por que eso hacía que la próxima vez tardaría tiempo en llegar. Aunque igualmente tendrían que intervenir en esa próxima vez, cosas de ser inmortales, al menos para los que eran einherjar. El chico iba a responder cuando oyeron revuelo por los pasillos, así que se levantaron y el hijo de Frey sacó a Jack para luchar con su espada. Había entrenado y ya no se cansaba tanto por dejarla volar y luchar por su cuenta.

-¡Paradle, paradle!- por allí apareció una figura de una persona, corriendo como un obús por el pasillo.

Magnus se interpuso en su camino, aunque la figura le logró placar no llegó a tirarle al suelo, además, Alex le ayudó al transformarse en un oso y detener al individuo. Cuando le iban a ver el rostro, Samirah apareció por allí, y se les acercó. Iba con sus prendas de valquiria, pero seguía destacando su raza, ya que ella era árabe, y de religión musulmana. Sí, una musulmana era valquiria en el Valhalla, pero cosas peores se habían visto.

-Es nuevo, y aún no ha asimilado las cosas…- murmuró la chica, mientras con un gesto saludaba a su mejor amigo y a su hermana.

-Ya, suele pasar- respondió Magnus- Os veré luego- dijo la valquiria, mientras escoltaba al nuevo einherjar por los pasillos.

Alex le dio a su novio un golpe amistoso en el hombro- No estés triste, algún dia serás lo suficientemente fuerte para parar a un niño- bromeó.

Magnus le sacó la lengua divertido y la besó. Oyeron una tos, y, cuando se giraron, vieron a un enano con bastante barba. Era el profesor, seguramente, así que entraron a la sala donde esperaba.

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Pasaron horas en las que los miembros del grupo de amigos nórdicos estuvieron por separado. Magnus y Alex, como siempre pasaba en las clases extremas, acabaron apareciendo de nuevo en sus cuartos, pues cayeron lanceados a los pocos minutos de empezar. En cuanto a TJ, Medio Nacido y Mallory apenas pasaron del ascensor por las peleas de la pareja, pero se les pasó rápido tras aquello y pudieron jugar a los bolos, aunque llegaron tarde, para desgracia del primero. En cuanto a Samirah, lo pasó duro con el nuevo inquilino del Hotel Valhalla, pero se las acabó apañando, y precisamente se encontraba junto al mismo en la mesa donde se sentaban los nuevos einherjar en espera que los miembros de la Mesa de Los Thanes decidiera si había tenido una muerte lo suficientemente heroica. Los Thanes eran grandes personajes que habían tenido vivas honrosas y heroicas, elegidos por el propio Odin para esta labor.

-¡Estoy deseando ver los vídeos!- exclamó Medio Nacido, mientras comía de su plato. Y es que antes de nada se veían como el nuevo einherjar había muerto, y si efectivamente lo había hecho con heroicidad o no.

-Samirah cada vez lo hace mejor, seguro que será genial- comentó TJ, mientras bebía y observaba a la valquiria.

Esta se encontraba detrás de su protegido. Se fijaron en este, era un chico en apariencia normal, algo desgarbado de pelo negro y ojos café, con músculos ligeramente definidos, y la camiseta verde del Hotel Valhalla con su símbolo, HV. Cuando llegaron los Thanes llegaron, se hizo el silencio. En esa ocasión, eran Helgi, el jefe de servicio; Erick el Rojo, un vikingo famoso; Snorri Sturluson, famoso por crear el libro de las Eddas (1); y el propio Odin.

-¡Buenas noches a todos!- saludó el dios, con su habitual sonrisa. En la mano llevaba un mando de Power Point- Antes de empezar con los vídeos, quisiera anunciar mi nueva obra, hecha en conjunto con Snorri aquí presente- dijo, señalándole- ¡Mi libro de magia, Mi primer libro de magia rúnica, ideal para niños y jóvenes para introducirles en ese bello mundo!- exclamó.

El público aplaudió entonces, y silbaron cuando apareció en una pantalla gigante el inicio del Power Point que había diseñado el dios, gran aficionado a presentaciones de este estilo. Comenzó a hablar de las maravillas de su nuevo libro, y, durante media hora, explicó todas sus virtudes, precio, y donde comprarlo. Ninguno de los de la planta 19 atendió demasiado y se dedicaron más bien a cuchichear en torno al nuevo, pues habían oído que iría a su planta. Los otros tres recién llegados, pese a que también les llamaban algo la atención, no les eran tan interesantes como su nuevo compañero, cosa que solía pasar.

-Otra cosa no, pero lo que le gusta hablar a este tío…- murmuró Mallory, aburrida, mientras le daba vueltas a su cuchillo en la mesa. TJ, a su lado, daba ligeros cabezazos, luchando contra el sueño, y de vez en cuando agarraba con fuerza su arma de fuego y se ponía tenso como un palo.

-Ya pronto acabará- comentó Alex, mientras se recostaba en su silla. Y así fue, a los pocos minutos Odin dio por acabada la presentación, y, con un aplauso general, se sentó satisfecho. Por su expresión seguramente se estaba felicitando a si mismo y pensando en nuevas posibles presentaciones.

Erik el Rojo se levantó. Era un gigantón vikingo, con barba y pelo denso de pelo rojo, ceñudo y brazos y piernas como robles. Se colocó bien el cinturón, se aclaró la garganta, y comenzó a hablar- Bien, comencemos con las presentaciones- pidió, con un micrófono en la mano.

-¡El primero es Patrick Belpois!- el aludido se levantó, y Samirah se colocó a su lado. El video tardó unos segundos en empezar.

Cuando comenzó, vieron la cámara subjetiva de la valquiria grabar a un chico correr, con una vara de metal en la mano, acercándose a un grupo de perros. Estos ladraban fieramente, y tenían rodeados a un niño pequeño. Se encontraban en plena ciudad, pero nadie parecía venir en ayuda, así que el muchacho se lanzó a por los perros. Golpeó a varios con su vara y evitó que más de uno le mordiera, tomó al niño en brazos y salió corriendo de allí, y se ocultaron tras una esquina. El niño parecía nervioso, pero el mayor le habló despacio, intentando tranquilizarle. Se oyeron unos disparos, y se levantaron lentamente. Cuando giraron de nuevo la esquina, vieron a un grupo de hombres con los rostros tapados y llamando al menor. También oyeron de fondo las sirenas de la policía, así que el mayor tomó una determinación. Indicó al niño que corriera, y él se interpuso entre el pequeño y los encapuchados, que comenzaron a correr, pero los perros se lanzaron a por él. El chico se defendió como pudo, arma en mano, golpeando a los canes en sus hocicos, bien con el puño bien con la barra de hierro, pero las heridas que los animales le provocaron le creó una hemorragia bastante intensa. La imagen se quedó así durante medio minuto, hasta que Samirah se acercó al joven, le agarró de las solapas, y comenzó a alzarse en el aire, momento en el que paró el video. Toda la grada comenzó a aplaudir a los pocos segundos, y Patrick bajó ligeramente la cabeza. Los Thanes comenzaron a hablar entre murmullos, considerando el video visto.

-¡Desde luego es valiente!- comentó Snorri. Era un hombre de pelo cano y delgado, bajo pero de apariencia fibrosa- ¡Será un digno einherjar, ha muerto con honor y en combate!- aseguró.

La grada estalló en más vítores. Cuando Odín se iba a levantar, un resplandor blanco apareció en la sala, y tres mujeres aparecieron justo delante de la mesa de los Thanes. Las Nornas. Tres mujeres de unos tres metros de alto, con la piel blanca y los ojos totalmente blancos, con sus cuerpos cubiertos por capas blancas con hermosos diseños.

-Patrick Belpois, hijo de Forseti, dios de la justicia- comenzó a hablar una de ellas- Semidioses y einherjar de la Planta 19- añadió otra, mirando a los aludidos- Samirah, valquiria de Odín- añadió la tercera, mientras señalaba a la aludida.

-Hemos visto el futuro, y tenemos una profecía- dijeron las tres a la vez. Sus ojos entonces se iluminaron, y comenzaron a hablar con voz resonante.

Los héroes del norte

Lucharán una vez más

Junto a ellos

Viejos rivales y magos

En perfecta unidad

Y todos ellos se unirán

Contra el enemigo primordial

Una vez recitada la profecía, las Nornas desaparecieron de allí, justo como hicieron cuando llegó Magnus. En aquella ocasión pronosticaron el final de los tiempos, sólo que ahora estaban… bueno, haciendo lo mismo, solo que era todo diferente, por que no era Ragnarök. Era otra cosa, y no tenía pinta de ser mucho mejor.

-Esto no me lo esperaba…- murmuró Odín, mientras se atusaba la barba ligeramente- ¡Bueno, continuemos!- exclamó, contento, olvidando rápidamente lo sucedido, y el resto simplemente le siguió.

Los chicos del piso 19 hablaban entre ellos cuando vieron a u cuervo posarse en su mesa. El animal graznó y les instó a que se movieran, cosa que hicieron. Notaron que Patrick y Samirah también se movían, y también se fijaron en que Odín no estaba tampoco ya.

-Por aquí, por favor- les mandó llamar Odín. Se encontraba al fondo del pasillo, con sus dos cuervos, Hugin y Munin, a los hombros.

El grupo, una vez reunido, siguió al principal dios del panteón nórdico. Este les condujo hasta un ascensor, donde, en la parte más alta de los botones de los pisos, había una entrada para una llave.

-Normalmente no dejaría esto, pero es necesario- dijo el dios- Sereis de los pocos mortales que han entrado a Asgard, chicos- afirmó.

Ellos se miraron, el que parecía más confundido era Patrick- ¡¿Se puede saber en donde me has metido?!- le recriminó el chico a Samirah, que suspiró pesadamente.

-Oye, entiendo que esto es duro de encajar, pero ahora…- las palabras de ella fueron cortadas rápidamente por Patrick- ¡Yo no pedía esto!- gritó, mientras se daba la vuelta.

Odín se le apareció delante, y tomó al chico de los hombros- ¡Los grandes héroes son escogidos por las propias Nornas en persona hijo, muchos de los einherjar del salón desearían estar en tu posición! - le explicó,

Le condujo de vuelta al grupo según hablaba- Hemos tenido un contacto extranjero, y ahora las cosas se han aclarado más con esta profecía- siguió hablando, y les invitó a entrar al ascensor.

-¿Cómo que contacto extranjero?- preguntó Magnus. Odín no respondió, mientras el ascensor cada vez ascendía más rápido, hasta que se detuvo y sus puertas se abrieron.

Ante ellos, a lo lejos, se alzaban los templos dorados de los dioses nórdicos. Asgard, el hogar de las deidades Aesir, era desde luego imponente. Grandes construcciones se levantaban por todos lados, con grandes presbiterios encendidos dándole calidez al ambiente, con la Vía Láctea brillando en todo su esplendor, y con un suave aroma a incienso en el aire. Era desde luego un lugar sagrado, pero poco pudieron admirarlo ya que rápidamente Odín les guio por las calles hasta llegar a una plaza, donde les esperaban unos cuantos hombres y mujeres lustrosamente vestidos. Su estatura era de varios metros de alto, mucho más que un humano corriente, pero al verles acercarse, tomaron un tamaño más humano.

-Frey…- murmuró Magnus, frunciendo algo los ojos. Este le saludó amistosamente con la mano.

El dios se parecía mucho a su vástago. Tenía el pelo rubio y los ojos verdosos, con una camisa de cuadros, vaqueros y botas, más que una divinidad nórdica parecía un leñador. Lo raro era que Frey era un Vanir, y aquel era el hogar de los Aesir. Antaño tuvieron una gran guerra, pero se dieron cuenta que unidos eran más poderosos que por separado, por eso firmaron la paz, de la cual nacieron muchos matrimonios.

-Hola, Mallory- una de las diosas se acercó a la aludida y la abrazó maternalmente. Frigg era la reina de los dioses de Asgard, y la madre de la pelirroja, a quien había conocido en persona hacía poco.

La chica se dejó abrazar por su madre, al principio haciéndose la dura pero finalmente cedió al mismo.

Por su parte, TJ simplemente se cuadró ante Tyr, que le dio unos golpes amistosos en el hombro mientras se reía con ganas. El dios tenía tan solo una mano, pero era de los más corpulentos de por allí. Tenia el pelo negro azabache y ojos azules intensos, y algo de barba bien perfilada. Por allí también andaban Thor, el corpulento dios del rayo martillo en mano, con su pelo rojo como el fuego relampagueando. Pero también vieron a un dios muy distinto a los que estaban acostumbrados a ver. Se trataba de un hombre, con un caduceo y un casco alado y sandalias también con alas, y una toga griega.

-Os presento al dios griego Hermes- dijo entonces Frigg, mientras apoyaba sus manos en los hombros de su hija. Este parecía nervioso.

-¿Hay… más dioses por ahí?- preguntó entonces TJ, algo nervioso. Hermes suspiró- Antaño había muchos panteones, pero el tiempo los fue desmantelando, así como a sus seres- explicó.

Odín se tensó un poco- Al grano, Hermes- pidió, a lo que el dios griego asintió y se recompuso.

-Los nórdicos no sois los únicos que tenéis una profecía sobre este asunto, nosotros también- aseguró, mientras les mostraba una hoja enrollada.

En la misma, escrita en latín, se encontraba una especie de poema que ninguno de ellos entendía, pero que se les antojaba familiar.

-En los libros sibilinos romanos aparece igualmente, y Delfos ya la ha enunciado, y delante de dos deidades griegas. Esto no es ninguna broma- afirmó.

El grupo de héroes se tensó. Aquello olía a nueva misión. Patrick estaba especialmente nervioso y no paraba de moverse de un lado a otro, con cara de angustia.

-Dijeron las Nornas que él es hijo de Forseti- comentó entonces Samirah- No conozco a ese dios…- añadió, mientras observaba a Odín.

Tyr gruñó un poco, pero Odín se rio con una gran carcajada- ¡Bueno, Forseti es hijo de Baldr, así que es hijo de Frigg y mío!- dijo divertido, mientras golpeaba a Tyr amistosamente en el hombro.

El padre de TJ simplemente suspiró- Él es el dios de la justicia moderna, yo de la justicia más de… tomarse las cosas a las bravas, por así decirlo- explicó, aunque no lo hiciera muy bien a juzgar por las caras del resto.

-Volviendo a lo que nos interesa, ¿qué debemos hacer? No estamos aquí por nada, asumo- dijo entonces Mallory, mientras contemplaba el rostro del mayor de los Aesir.

Este asintió- Iréis al este, hasta Nueva York. Allí, os encontrareis con los griegos y romanos- dijo Odín, mientras señalaba la dirección.

Los chicos se miraron entre ellos- Es urgente, saldréis hoy mismo- dijo entonces Hermes, mientras les tendía unas mochilas ya hechas.

Se las lanzó a todos, incluida Samirah, que se llevó las manos al rostro mientras suspiraba- Hemos avisado en tu casa de todo este lío, no tendrás que dar excusas- dijo entonces Odín.

La valquiria le miró entonces- Ni siquiera en Ragnarök lo hicisteis…- murmuró, a lo que el Aesir no respondió, y les encaminó con un gesto a que se dispusieran a partir.

Notaron entonces que sobraban dos mochilas- ¿Son para…?- murmuró entonces Magnus, a lo que Frey asintió.

El einherjar sonrió algo, y se dispuso a salir de Asgard con el resto. Era, sin duda, una misión que entrañaría peligro, seguramente se harían heridas dolorosas y a lo mejor alguno no volvía a casa, pero al menos lo haría con sus mejores amigos. Y de paso seguramente viera a su prima Annabeth Chase, lo cual le haría mucha ilusión.

-Oye Magnus- el aludido se giró al oír la voz de Medio Nacido- ¿No había comentado que tenías familia allí?- preguntó, a lo que el muchacho asintió, con una ligera sonrisa.

-Sí, pero antes de partir habrá que recoger a Hearstone y Blitz, ¿no? - comentó, mientras sus ojos brillaban algo.

El elfo y el enano habían sido los protectores del joven semidios cuando este vivía en la calle antes de convertirse en einherjar, y habían sido vitales en su misión de impedir el fin del mundo. Eran sus mejores amigos y probablemente en quienes más confiaba, junto con los de la planta 19, así que eran imprescindibles en esta nueva misión. Seguramente no les haría gracia, pero pondría sus mejores ojos de cachorro para convencerles. Ya en el ascensor, estuvieron apoyando a Patrick. Magnus le entendía especialmente, a él también le habían metido de lleno en un lío de proporciones colosales sin apenas una introducción, pero era lo que habitualmente pasaba con los héroes. Pese a todo, parecía ir asimilando las cosas, y el sentirse arropado por unos cuantos le daba una cierta sensación de seguridad, lo cual era verdaderamente positivo para el éxito de la misión. Una vez fuera, y caminando por los pasillos, varios habitantes del Hotel les saludaron amistosamente y les desearon suerte, y muchos les ofrecieron sus armas para la lucha, oferta que declinaron amablemente, aunque a Patrick se le antojaban armas bastante útiles, aunque no supiera manejarlas. Ya fuera del interior del edificio, salieron a la calle, y anduvieron por las calles hasta llegar a una tienda de ropa bastante elegante en una de las calles comerciales de Boston.

-¡Blitz!- Magnus entró gritando el nombre de su amigo enano a la tienda, mientras paseaba por la misma sin casi mirar lo que había.

Mallory en seguida se detuvo en la ropa de hombre y le tendió varias camisas a Medio Nacido, que andaba por ahí sin nada cubriendo la mitad superior de su cuerpo, aunque al final se puso, a regañadientes, la camisa oficial del Hotel Valhalla.

-¿Magnus?- por allí apareció Blitzen, inmaculadamente vestido como siempre, y con su oscura piel perfectamente hidratada.

Magnus le abrazó afectuosamente y este se rio algo, mientras le daba palmas en el hombro- Este recibimiento tan efusivo solo puede significar problemas, ¿me equivoco?- comentó, mientras el rubio asentía, despacio.

El rostro del enano se oscureció ligeramente, pero en seguida volvió a su sonrisa habitual. Sacó un mando del bolsillo de su pantalón, y bajó la cortina metálica de su tienda de ropa. Cuando se hubo bajado del todo, pidió con un gesto que hablaran.

-Básicamente, tenemos que salvar el mundo, otra vez. Y esta vez lo haremos con unos semidioses griegos y romanos, y me parece haber escuchado algo de magos también, pero no sé a que se referirán- dijo Magnus- Y me da que también querrán que vengas tú con Hearstone- añadió.

Blitzen suspiró, y abrió la caja registradora, de donde sacó varios billetes y se los guardó en la cartera. El resto los guardó en un sobre y los metió en la mochila que le entregó Magnus. Tras cerrar la tienda y pasar por la casa de Blitz para dejar sus cosas y coger los materiales imprescindibles. Hearstone apareció entonces por el pasillo, algo aturdido y con cara de sueño. Magnus le preguntó como estaba por lengua de signos, a lo que el elfo respondió que bien, y que estaba pasando que estaban todos allí.

-¿Es sordomudo?- preguntó Patrick, a lo que Magnus asintió- Es bastante bueno con la magia rúnica, aunque no lo parezca. Ah, y lee los labios- añadió, mientras el elfo bostezaba.

-Será mejor partir cuanto antes, no debemos hacer esperar a los demás- comentó entonces TJ.

El resto asintió, y, tras los últimos preparativos, se dirigieron al aeropuerto más cercano, donde, que casualidad, les esperaba una avioneta para ellos solos. Cuando los dioses se ponían, se ponían en serio, desde luego.

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(1) Las Eddas son un conjunto de libros donde se detallan la historia de los pueblos nórdicos y muchos de sus mitos, siendo de las pocas fuentes escritas que tenemos de los mismos a día de hoy, por ser sobre todo una tradición oral.

Hasta aquí el capitulo de hoy, espero que os haya gustado, y que apoyéis este fanfic. Ni Percy Jackson ni ninguno de los personajes de las sagas de Rick Riordan me pertenecen. ¡Dicho esto, que la inspiración os acompañe!