Atenea empezó a leer.

Mira, yo no quería ser mestiza.

-¿Que?-preguntaron algunos. La Diosa rodó los ojos.

-Esta desde el punto de vista de la chica.-aclaró y se oyó un "¡ah!"

Si estás leyendo esto es por que crees que estás en la misma situación, mi consejo es este:

-¡O no!-exclamo Percy-¡Un consejo de Leah!

-Tápense los oídos.-bromeó Thalía.

Leah les dedico una mala mirada a ambos.-¡Mis consejos son geniales!

-¿Bromeas?-dijo Piper.-Tus consejos son en plan: ¡Vamos! ¡Si sobrevivimos, bien! ¡Si no, también!

La chica se sonrojó , mientras Poseidón miraba a su hija con preocupación.

(y por experiencia te digo que no suelo dar concejos) cierra el libro inmediatamente. Créete la mentira que tu padre o tu madre te contaron sobre tu nacimiento, e intenta llevar una vida normal.

Vaya un buen consejo, ¿estás enferma?

Nico le puso una mano en la frente a su amiga, como si le estuviera tomando la temperatura. Esta le dio un manotazo, causando la risa general.

Ser mestizo es peligroso. Asusta. La mayor parte del tiempo solo sirve para que te maten de manera horrible y dolorosa. Y eso que te lo digo yo que según la gente tengo complejos suicidas. Pff exagerados.

Algunos le dedicaron miradas de"¿En serio?"

Si eres un niño normal que está leyendo esto porque cree que es ficción, fantástico. Sigue leyendo. Te envidio por ser capaz de creer que nada de esto sucedió.

Pero si te reconoces en estas páginas -si sientes que algo se remueve en tu interior (no tus tripas no seas pendejo)

-Oye los problemas estomacales son serios.-dijo Will. Y Apollo asintió.

Leah negó con la cabeza divertida. Nunca cambian.

- deja de leer al instante. Podrías ser uno de nosotros. Y en cuanto lo sepas, solo es cuestión de tiempo que también ellos lo presientan, y entonces irán por ti.

No digas que no estás avisado.

-Nunca me avisaron.-se quejó Nico.

-Tienes razón, nuestro error.-dijo Thalía.-A la próxima dejaremos que te coma la manticora mientras te advertimos.

Eso preocupó al Dios del inframundo.

Me llamo Lea Jackson.

Tengo doce años.

-¿Doce?-pregunto Hestia.-¿A esa edad fue su primera misión?

Los gemelos asintieron, provocando que Poseidón palideciera y Apollo considerarátraer calmantesde la enfermería.

Hasta hace unos meses mi hermano Percy y yo estudiábamos en un internado en la academia Yancy, un colegio privado para niños con problemas, en el norte del estado de nueva York.

¿Somos niños problemas?

-¡Si!-exclamaron casi todos los semidioses provocando el sonrojo de los gemelos y las risas de sus amigos.

Si

Podríamos llamarlo así.

Podría empezar en cualquier parte de nuestra corta y triste vida para dar prueba de ello, pero las cosas comenzaron a ir realmente mal en mayo del año pasado, cuando los alumnos de sexto curso fuimos de excursión a Manhattan: veintiocho crios tarados y dos profesores en un autobús escolar amarillo, en dirección al museo al Museo de Arte a ver cosas griegas y romanas.

-Suena a tortura.-dijeron Poseidón y Apollo a la vez.

Atenea los miro a ambos antes de seguir leyendo.

Ya se: suena a tortura.

Poseidón sonrió, y Apollo y Leah se sonrojaron.

La mayoría de las excursiones de yancy lo eran.

Pero es señor Brunner nuestro profesor de latín, dirigía la excursión así que teníamos esperanza. El señor Brunner era un tipo de mediana edad que iba en silla de ruedas motorizada. Le clareaba el cabello, lucia una barba desaliñada y una chaqueta de tweed raída que siempre olía a café. Con ese aspecto imposible adivinar que era guay, pero contaba historias y chistes y nos dejaba jugar en clase. También tenía una colección alucinante de armaduras y armas griegas y romanas, así que era el único profesor con el que no nos dormíamos en clase.

-¿Quiron?-pregunto Atenea, auto interrumpiéndose.

-Si.-contestó Leah.

-Un momento.-dijo Annabeth-¿Donde está Quiron?

-Si. O Grover.-dijo Percy.

En ese momento una luz inundó la sala y una pequeña nota apareció y cayó en el regazo de la hija de Atenea.

Annabeth lo leyó para si mima para después decir:

Semidioses más personas serán traídas conforme avance la lectura. Att: Las moiras.

-Es todo lo que dice.-aclaró Annabeth antes de hacerle un gesto a sus madre para que continúe con la lectura.

De todas las armaduras había una que siempre me llamaba la atención, no tenía idea de porqué. Era un espada de doble filo reluciente con un dibujo al principio de la hoja de un coral y una inscripción que decía falácoo «óounua, el profesor me había dicho que se traducía como "Joya marina".

Apollo palidecido ¿como era posible? El creía que esa espada se había perdido hace eonea cuando… prefirió no pensarlo o más bien, no recordarlo.

Volviendo al tema. Esperaba que el viaje saliera bien. Esperaba, por una vez que no nos metiéramos en problemas

¿Pero ya sabemos que el destino nos odia cierto?

-Si.

Veras, en las excursiones nos pasaban cosas malas. Como cuando en quinto fuimos al campo de batalla de Saratoga, donde mi hermano tuvo aquel accidente con el cañón de la guerra de la independencia americana. El no apuntaba al autobús del colegio, pero por supuesto lo expulsaron igual y a mi por "mafia". Y antes de aquello en cuarto curso durante la visita a las instalaciones de la piscina para tiburones de Marine World, estaba segura de que avía oído a alguien pidiéndome que lo liberara. le di a la palanca equivocada en la pasarela y nuestra clase terminó dándose un chapuzón inesperado. Y la anterior... Bueno, te haces una idea ¿verdad?

Para este punto los semidioses reían a carcajadas al igual que algunos dioses.

-¡Pero cuéntanos mas!-exclamo Hermès en un ataque de risa.

Leah suspiro y miro a su hermano.

-Supongo que con la lectura se enterarán de muchas cosas.-dijo, mientras Percy asentía.

En aquella excursión estábamos decididos a portarnos bien.

-Aja.-murmuro Nico. Conocía perfectamente a sus amigos.

Durante todo el viaje soporte a Nancy Bobofit, la pelirroja pecosa y cleptómana que le lanzaba a mi mejor amigo, Grover, trocitos de sándwich de mantequilla de cacahuate y ketchup al cogote.

Los amigos del sátiro gruñeron por lo bajo.

Grover era un blanco fácil. Era camino y lloraba cuando se sentía frustrado. Debía haber repetido varios cursos, porque era el único en sexto con Acné y una pelusilla incipiente en la barbilla. Además, estaba lisiado. Tenía un justificante que lo eximía de la clase de educación física durante el resto de su vida, ya que padecía una enfermedad muscular en las piernas. Caminaba raro, como si cada paso le doliera; pero que eso no te engañe: tendrías que verlo correr el día en que tocaba enchilada en la cafetería.

En cualquier caso, Nancy Bobofit estaba tirándole trocitos de sándwich que se le quedaban pegados en el pelo castaño y rizado y sabía que ni Percy ni yo podemos hacer nada por que estábamos en periodo de prueba. El director había amenazado con expulsión temporal si algo malo, vergonzoso o siquiera medianamente entretenido sucedía en aquella salida.

Me paré con todas la intenciones de partirle la cara, pero Grover me agarró del brazo para que me sentara.

-Voy a matarla. -murmuró mi hermanito.

-¡Si!-grito Ares.

Grover intento calmarnos.

-No pasa nada. Me gusta la mantequilla de cacahuate.-Esquivó otro pedazo del almuerzo de Nancy.

-Pero dudo que a tu cabello le agrade.-dije.

Afrodita asintió con la cabeza, al igual que algunas de sus hijas.

-Hasta aquí hemos llegado.- Empezamos a ponernos de pie pero Grover volvió a sentarnos.

-Ya están en periodo de prueba.-Nos recordó-Saben a quienes culparán si pasa algo.

Echando la vista hacia atrás, ojalá le hubiere partido la cara a Nancy Bobofit de un puñetazo en aquel preciso instante. La expulsión temporal habría valido un cero a la izquierda en comparación del lío en el que estábamos por meternos.

Poseidón trago saliva, ¿Este era el primer libro? ¿De diez?Iva a tener un infarto divino.

El señor Brunner conducía la visita al museo.

El iba adelante, en su silla de ruedas guiándonos por las enormes y resonantes galerías, a través de estatuas de mármol y vitrinas de cerámica roja y negra súper vieja.

Me parecía flipante que todo aquello hubiese sobrevivido más de dos mil o tres mil años.

-Algunos incluso aún más.-dijeron con el tono de sabelotodo Atenea y Annabeth. La segunda por que estaba acostumbrada a explicarle a los gemelos.

Nos reunió n una columna de piedra de casi cuatro metros de altura, con una gran esfinge encima, y empezó a contarnos que había sido un monumento mortuorio, una estela, de una chica de nuestra edad. Nos habló de los relives de sus costados. Yo intentaba prestar atención porque parecía realmente interesante, pero los demás hablaban sin parar y cuando Percy les decía que se callaran, la otra profesora acompañante, la señora Dodds, nos miraba mal.

La señora Dodds era una profesora de Matemáticas procedente de Georgia que siempre llevaba cazadora de cuero, aunque era menuda y rondaba los cincuenta años. Tenía un aspecto tan fiero que parecía dispuesta a plantarte la Harley en la taquilla. Había llegado a Yancy a mitad de curso, cuando nuestra anterior profesora de matemáticas sufrió un ataque de nervios.

Hades pensó que esa profesora se le hacía extrañamenteconocida. Nico por otro lado si la había reconocido, Leah le había hablado sobre su primer monstruo, esperaba que su padre no tuviera muchos problemas, al menos Zeus no podía lastimarlos.

Desde el primer día la señora Dodds adoro a Nancy Bobofit y a Percy a mi nos clasificó como "engendros del demonio". Nos señalaba con un dedo retorcido y decía súper dulce y sabíamos que a continuación nos castigaría a quedarnos después de clases.

Una vez, tras haberme obligado a limpiar el salón después de una clase, le dije a Grover que la señora Dodds parecía un Demonio. Se quedó mirándome muy serio y me respondió "Tienes toda la razón".

-¡Por los dioses!-exclamo Travis.

-Hermanito me parece que Grover necesita clases de mentir.-dijo Connor, seriamente.

-No solo clases.-dijo Leo.-Necesita un milagro.

-¡Travis!/¡Connor!/¡Leo!-exclamaron respectivamente Katie, Miranda, y Calipso.

Hermes sin embargo asintió ante las palabras de los chicos.-Tal vez preparemos un curso especial para el chico.

El señor Brunner seguía hablando del arte funerario griego.

Al final, Nancy Bobofit se burló de una figura desnuda cincelada en la estela y Percy le espetó:

-¿Te quieres callar?-le salió más alto de lo que pretendía, el muy idiota.

-¡Eh!-se quejo Percy a su hermana.

-¡O vamos, hermanito!, sabes que te quiero-exclamo Leah, tratando de contener la risa.

-No soy tu hermanito.-gruñó Percy.

Mientras los dioses pensaban en lo mucho que se parecían a dos dioses en específico.

El grupo entero soltó risitas y el profesor miro en su dirección.

-Señor Jackson. -dijo.-¿tiene algún comentario que hacer?

Se puso como un tomate y contestó:

-No, señor.

El señor Brunner señaló una de las imágenes de la estela.

-A lo mejor puede decirnos que representa esa imagen.

Mire a mi hermano, casi me hecho a reír por su expresión de alivio al reconocerla.

-Ese es Cronos devorando a sus hijos, ¿no?

-Si.-repuso el. -E hizo tal cosa por..

-Bueno...-lo pensó. - Cronos era el rey dios y...

-¿¡Dios!?-gruño Zeus. Algunos no pudieron evitar rodar los ojos. El dios estaba irritable ese día.

-Padre, el chico es corregido.-dijo Atenea para tranquilizarlo.

-¿Dios?

-Titán. - le corregí.

-Titán. -dijo Percy.- Y... y no confiaba en sus hijos, que eran dioses. Así que Cronos... esto... se los comió ¿no? Pero su mujer escondió al pequeño Zeus y le dio a cambio una piedra. Y después, cuando Zeus creció engañó a su padre para que vomitara a sus hermanos y hermanas..

-iPuaj! -dijo una chica a mis espaldas.

-Así que hubo una gran lucha entre dios y titanes.-prosiguió Percy.- y los dioses ganaron.

Algunas risitas.

Detrás de mi Nancy Bobofit cuchicheo con una amiga:

-Menudo rollo. ¿Para que va a servirnos en la vida real? Ni que en solicitud de empleo dura a poner:

Hermes sonrió con cinismo, empezó a pensar en un montón de trabajos donde se aplicaría esa pregunta…

-¿Y para que, señorita Jackson -insistió Brunner, esta vez dirigiéndose a mi y parafraseando la excelente pregunta de la señorita Bobofit.-hay que saber esto en la vida real?

-Te han pillado- murmuró Grover.

-Cierra el pico. -siseo Nancy con la cara aún más roja que su pelo.

Por lo menos habían pillado también a Nancy. El señor Brunner era el único que la sorprendía diciendo maldades. Tenía radares por la orejas.

-Más bien orejas de caballo.-murmuro Leah.

Pensé en su pregunta y me encogí de hombros.

-No lo se, señor.

-Ya veo. -Brunner pareció decepcionado-.Bueno señor Jackson. -dijo volviéndose hacia mi hermano.-Ha salido medio airoso. Es cierto que Zeus le dio a Cronos una mezcla de mostaza y vino que les hizo expulsar a sus otros cinco hijos, que al ser dioses inmortales habían estado viviendo y creciendo sin ser digeridos en el estomago del titán. Los dioses derrotaron a su padre, lo cortaron en pedazos con su propia hoz y desperdigaron los restos por el Tártaro, la parte más oscura del inframundo. Bien, ya es la hora del almuerzo. Señora Dodds, ¿podría conducirnos a la salida?

La clase empezó a salir, las chicas conteniéndose el estómago, y los chicos a empujones y actuando como idiotas.

-Hombres.-Artemisa rodó los ojos, pero no habló en voz alta, no quería que su padre volviera a dirigir su ira contra ella o su hija. Su hija… la miro, estaba sentada con sus amigas y su futura teniente, todo lo que había tenido que hacer para protegerla de la ira de Zeus… frunció el ceño ¿por que no era su hija su teniente en la caza?

Mi hermano, Grover y yo nos disponíamos a seguirlo cuando el profesor exclamó:

-¡Señores Jackson!

Uy

Le dije a Grover que se fuera y caminamos hacia Brunner.

-¿Señor?-Tenía una mirada que no te dejaba escapar: ojos castaños intensos, parecían tener mil años y a verlo visto todo.

-Deben aprender la respuesta a mi pregunta.

-¿La de los titanes?

-La de la vida real. Y también como se aplican a ella sus estudios.

-Ah.-respondimos a coro.

Solíamos a ser eso de manera involuntaria, la gente decía que dábamos miedo pero a mi me parecía divertido, era una manera de demostrar lo unidos que estábamos.

-Dan miedo.-dijeron Frank, Jason, Piper, Hazel y Selene.

-Es genial.-dijeron al mismo tiempo Nico, Thalía, Annabeth, Reyna y Leo.

-Lo que van a aprender de mi es de importancia vital. Espero que lo traten como se merece. Solo voy a aceptar de ustedes lo mejor Percy y Lea Jackson.

Quería enfadarme, pues aquel tipo sabía como presionarnos de verdad.

Verás, quiero decir que si, me mola an los días de competición, esos en los que se disfrazaba con una armadura romana y gritaba , en los que podía ver esa espada tan chula que tenía, y nos desafiaba, espada contra tiza, a que corriéramos a la pizarra y nombráramos a todas las personas griegas y romanas que vivieron alguna vez, a sus madres y a los dioses que adoraban. Pero Brunner esperaba que lo hiciéramos tan bien como los demás, a pesar de que somos disléxicos y poseemos un trastorno por déficit de atención y a duras penas lográbamos llegar al aprobado... No, no esperaba que fuéramos igual de bueno que los demás... esperaba que fuéramos mejor. Y yo simplemente no podía aprenderme todo aquellos nombres y hechos, y mucho menos deletrear los correctamente.

Por la expresión de Percy sabia que estaba pensando exactamente lo mismo.

Percy murmuró algo sobre esforzarnos más mientras el dedicaba un mirada a la estela, como si hubiera estado en el funeral de la chica.

-Ahora que lo pienso, probablemente lo estuvo.-comentó Percy. Los griegos asintieron.

Nos dijo que saliéramos y tomásemos nuestro almuerzo.

La clase se reunió en la escalinata de la fallada desde donde se podía contemplar el tráfico de la Quinta Avenida. Se avecina una enorme tormenta, con las nieves más negras que había visto nunca sobre la ciudad. Supuse que sería el calentamiento global o algo así, por que el tiempo en Nueva York había sido más bien rarito desde Navidad. Habíamos sufrido brutales tormentas de nieve, inundaciones e incendios provocados por rayos. No me había sorprendido que fuese un huracán.

-¿Y ahora por que se pelean?-pregunto Hera viendo a Zeus y Poseidón. Estos se encogieron de hombros.

Nadie más (exceptuando a Percy) pareció reparar en ello. Algunos chicos apedreaban palomas con trocitos de cookies. Nancy Bobofit intentaba robar algo del monedero de una mujer, y evidente mente la señora Doods hacia la vista gorda.

Algunos miraron a Hermes.

-¿Que? No es mía, de lo contrario no la hubieran visto.-afirmó el dios con decisión.

Con Grover nos sentamos en el borde de una fuente, alejados de los demás. Pensábamos que así no todo el mundo pensaría que pertenecíamos a esa escuela: la escuela de los pringados y raritos que no encajaban en ningún otro sitio.

-¿Castigados?-nos preguntó Grover.

-Que va. Brunner no nos castiga.-dije-Pero, ojalá entendiera que no somos ningunos genios.-le eche una ojeada a mi hermano.

Grover guardo silencio y entonces cuando pensé que soltaría algún extraño comentario filosófico, pregunto a Percy:

-¿Puedo comerme tu manzana?

En la sala se oyeron algunas risitas.

Después de ver como le dan la manzana a Grove, Observe la corriente de taxis que bajaba por la quinta avenida, y pensé en el apartamento de mi madre, a solo unas calles de allí.

No la veíamos desde Navidad. Una parte de mi quería tomar un taxi e ir a verla... la otra, la más racional, se resistía a verla sabiendo que lo más probable sería que esté también sería otro colegio fallido.

Percy le apretó la mano a su hermana, conocía la sensación de sentirse así. Esta le dedico una sonrisa.

El señor Brunner aparcó su vehículo al final de la rampa para paralíticos. Masticaba apio mientras leía una novela en rústica. En la parte trasera de la silla tenía encajada una sombrilla roja, lo que le hacía parecer una mesita de terraza motorizada.

Estaba comiendo mi sándwich cuando Nancy Bobofit apareció con sus desagradables amigas-- supongo que se habría cansado de desplumar a los turistas-, y tiro la mitad de su almuerzo a medio comer sobre el regazo de Grover.

Los amigos del sátiro gruñeron.

-Vaya, mira quien está aquí.-Me sonrió con los dientes torcidos, tenía pecas naranjas como si alguien le hubiera pintado las mejillas con Spray. Intente mantener la calma. El consejero de la escuela me había dicho un millón de veces:

-¡Lía me ha empujado! ¡Ha sido ella!

La señora Dodds se materializó a nuestro lado.

Algunos chicos cuchicheaban:

-¿Has vistos...?

-…el agua...

-...la ha arrastrado..

-¡Poderes de pescado!-gritaron los bromistas de la sala, provocando el sonrojo de la chica y las burlas de su hermano. Algunos empezaron a reír.

No sabia de que hablaban pero si sabia que había vuelto a meterme en problemas.

En cuanto la profesora se hubo asegurado de que la pobrecita Nancy se encontraba bien y le hubo prometido un camiseta nueva en la tienda del museo, se centró en mi. Había un resplandor triunfal en sus ojos como si por fin yo hubiese hecho algo que ella llevaba esperando todo el semestre.

-Y ahora, cariño...

-¡Espere! -la interrumpió mi hermano. -Ella no ha sido de verdad.

-Está bien, Percy.-Suspire y me volví hacia Dodds.-Lo se, un mes borrando libros de ejercicios.

Pero no acerté.

-Vengan con migo.-ordenó la mujer.

-¿Que? iPero si Percy no a hecho nada! -proteste.

Las risas cesaron, algo iba mal…

-¡Espere! -intervino Grover.-He sido yo. Yo la eh empujado.

-Es un buen amigo.-dijo Hestia.

-El mejor.-Aseguraron Percy, Leah, Thalia y Annabeth.

Lo miramos, perplejos. No podía creer que Grover intentará encubrirme. A Grover la señora Dodds le daba un miedo de muerte. Ella lo miro con tanto desdén que a Grover le tembló la barbilla.

-Me parece que no, señor Underwood-replicó.

-Pero...

-Usted-se-queda-aqui.

Grover me miro con desesperación.

-No te preocupes. -le dije.-Gracias por intentarlo.

-Bien niños. -ladró la profesora. -iAndando!

Nancy Bobofit dejó escapar una risita.

Percy le lanzó una mirada de luego-te-asesino

Algunos (los que habían residido esa mirada) se estremecieron.

-No puede ser tan mala.-se burló Ares.

-Ya veremos lo que dice cuando se entere de la pelea.-le susurro Selene a sus amigos. Algunos soltaron risitas. Clarisse gruñó.

y nos dispusimos a enfrentarnos a esa bruja. Pero cuando nos volvimos, ya no estaba allí. Se hallaba en la entrada del museo en lo alto de la escalinata, dándonos prisa con gestos de impaciencia.

¿Como había llegado allí tan rápido?

Poseidón se tensó, la palabra "monstruo" andaba por su cabeza.

Suelo tener momentos como es cuando mi cerebro parece quedarse dormido, y lo siguiente que ocurre es que me he perdido algo, como si una pieza de puzzle se hubiera caído del universo y me dejara mirando el vacío detrás. El consejero del colegio me dijo que era una consecuencia del THDA, h Hiperactivo del Déficit de Atención: mi cerebro malinterpretando las cosas

Yo no está tan segura.

Nos dirigimos hacia la señora Dodds.

Percy se volvió y miro a Grover. Seguí su mirada y vi que este estaba pálido dejándose los ojos entre el señor Brunner y nosotros como si quisiera que éste reparara en lo que estaba sucediendo, pero Brunner seguía absorto en su novela. Debía ser muy interesante. Tal vez le pida que me la preste luego del probable castigo que nos deje la señora Dodds.

Mire de nuevo hacia arriba. La bruja esa había vuelto a desaparecer. Ya estaba dentro del edificio, al final del vestíbulo. «Bueno-pensé--Nos obligará a comprarle a Nancy una camiseta nueva en la tienda de regalos Pero al parecer no era el plan.

Nos adentramos en el museo. Cuando por fin la alcanzamos, estábamos de nuevo en la sección grecorromana. Salvo nosotras, la galería estaba de cierta.

Ella permanecía de brazos cruzados frente al enorme friso de mármol de los dioses griegos. Hacia un ruido muy raro con la garganta, como si gruñera. Pero incluso sin ese ruido habría estado nerviosa. Ya es bastante malo quedarse a solas con un profesor, no digamos a la señora Dodds. Había en la manera en que miraba el friso, como si quisiera pulverizarlo...

En la sala ya todos estaban nerviosos, ese no era un comportamiento normal de una profesora…

-Han estado dándonos problemas, niños. -dijo.

Intercambie una mirada con Percy y optando por la opción segura dije:

-Si, señora.

Sus amigos la miraron incrédulos.

-¿Que?-pregunto la hija de Poseidón con el ceño fruncido.

-¿Tu? ¿Optando por la opciónsegura?-se burló Annabeth.

-Siempre voy a lo seguro.-contraatacó la chica, ganándose más miradas incrédulas de todos, incluyendo a su hermano.

-¿Creían realmente que se saldrían con la suya?-Su miraba iba más halla del enfado. Era perversa.

-Nos esforzaremos más, señora.-dijo Percy, su voz tan alterada como la mía.

Un trueno sacudió el edificio.

-No somos idiotas, niños Jackson-prosiguió ella.-Descubrirlos solo era cuestión de tiempo. Confiesen y tendrán menos dolor.

¿De que hablaba? Quizá los profesores habían encontrado el alijo ilegal de caramelos que vendíamos en el dormitorio. O quizá se habrían dado cuenta de que Percy había sacado la redacción sobre Tom Sawyer de Internet sin siquiera leerse el libro y ahora iban a quitarle la nota. O lo harían leer el libro.

-Ay, sesos de alga.-Annabeth negó con la cabeza, mientras su novio le dirigía una mirada de disculpa.

-¿Y bien?-insistió.

-Señora yo no...

-Se les ha acabado el tiempo. -siseo entre dientes.

Entonces ocurrió la cosa más rara del mundo: los ojos empezaron a brillarle como carbones en una barbacoa, se le alargaron los dedos y se transformaron en garras, su cazadora se derritió hasta convertirse en enormes alas coriáceas... Me quede estupefacta. Aquella mujer no era humana. Era una criatura horripilante con alas de murciélago, zarpas y la boca llena de colmillos amarillentos y quería hacernos trizas... Era un monstruo.

Sabia que tanta maldad no era normal.

A pesar de la tensión en la sala no pudieron evitar soltar algunas risitas por lo último leído. Menos Poseidón que exclamo:

-¡Hades! ¡¿Mandaste una furia tras mis hijos?!

-Te equivocas, hermano.-dijo Hades, como si Poseidón hubiera cometido una falta grave.-La pregunta correcta sería "¡¿MANDARAS una furia tras mis hijos?!"

La sala rio, pero Poseidón bufo.

-Tranquilo, papá-lo tranquilizó su hija.-Hades tenía sus razones.

Y de pronto las cosas se volvieron aún más extrañas: el señor Brunner que un minuto antes estaba fuera del museo, apareció en la galería y le lanzó a Percy... un bolígrafo.

-¿Y que vas a hacer con eso?-se burló Ares-¿clavárselo en el ojo?

-No.-respondió Percy, tranquilo.-Lo usare para patear su trasero divino.

Se escuchó un "¡Uhhhhh!" alrededor de la sala, por parte de los griegos, la cabaña de Ares gruñó. Los Romanos no podían creer que su ex-pretor cometiera tal falta de respeto.

-¿Crees que podrías ganarme?-gruñó Ares.

-Se equivoca, yo SE que podría ganarle.-corrigió Percy.

-Alerta de ego.-dijo Leah, a lo cual sus amigos rieron.

-¡Ja! Ni aunque lo intentarán entre los dos lograrían hacerme una herida.-se burló Ares.

-Entonces hagamos una apuesta.-dijo Leah.-Si alguno delos dos logra derrotarlo en una pelea, dejarás que lady Afrodita lo vista a su gusto.

Afrodita chillo emocionada, ¿cuantas veces no había rogado a su novio por hacerle un cambio de look? Esperaba que los gemelos ganaran, creía que lo harían por el sentimiento de superioridad que sentía la chica en ese momento.

-Bien, pero si yo gano tu cariño tendrás que pasar una noche con migo.-y le giño el ojo a Leah.

-¡puaj!-murmuro por lo bajo la chica. Peor acepto la apuesta.

-¿Ya me van a dejar leer?-gruñó Atenea y siguió con la lectura.

Travis y Connor solo pensaban en lo ricos que se harían en el capítulo de la pelea.

-¡Agárralo, Percy!-grito.

La señora Dodds se abalanzó sobró nosotros. Ahogue un grito y la esquive, empujando a mi hermano antes de que las garras de la monstruo- profesora lo cortasen, me escondí detrás de mi hermano, que agarro el bolígrafo al vuelo y este se convirtió en una espada. Era la espada de bronce del señor Brunner, de las que usaba los días de las competiciones.

La señora Dodds se volvió hacia el con una expresión asesina.

Percy temblaba, la espada casi se le cae de las manos.

Ares no pudo evitar una sonrisa, ¿y ese era el chico que creía vencerlo? Que patetico.

-¡Muere, cariño! -rugió el monstruo y voló directamente hacia nosotros.

Me invadió el pánico, así que cerré los ojos... los siguientes que vi fue a la señora Dodds explotando en una nube de polvo amarillo y se vitalizo en el acto, sin dejar nada aparte de un intenso olor a azufre, un alarido moribundo y un frío malvado alrededor, como su sus ojos encendidos siguieran observándonos.

Estábamos solos. Y en su mano Percy sólo tenía un bolígrafo.

El señor Brunner había desaparecido. No había nadie excepto nosotros. Aún estaba temblando. Mi almuerzo debía tener hongos alucinógenos o algo así.

O tal vez estas algo chiflada.

Silencio Conciencia.

Se escucharon algunas risitas.

Mire a mi hermano. Igual de pálido y nervioso de los que yo debía estar.

-¿Ella...?

-Si.-respondio.

-¿Brunner...?

-Si.

-¿El bolígrafo..

-Ajá.

Asentí, lo bueno de tener un hermano con el que pasabas la mayoría del tiempo es que terminabas acostumbrándote a saber lo que pensaba y lo que iba a decir.

-Genial-murmuraron algunos.

Regresamos afuera.

Había empezado a lloviznar.

Grover seguía sentado junto a la fuente, con un mapa del museo extendido sobre su cabeza. Nancy Bobofit también estaba allí, aún empapada por su banito en la fuente, cuchicheando con sus compinches. Cuando nos vio me dijo:

-Espero que la señora Kerr te haya dado unos buenos azotes en el culo.

-¿Quien?-los semidioses miraron confundidos a Atenea.

-Es lo que dice.-aclaró la Diosa.

-¿Quien?-pregunte.

-Nuestra profesora, idiota.

La mire confundida. No teníamos ninguna profesora que se llamaba así. Percy le pregunto que de que estaba hablando, pero ella se limitó a poner los ojos en blanco y darse la vuelta. Le pregunté a Grover por la señora Dodds.

-¿Quien?-pregunto, y como vacilo un instante y no me miro a los ojos, supuse que me estaba jugando una broma.

-¿Lo ven?-dijo Leo, negando con la cabeza como si Grover fuera un caso perdido.-necesita un milagro.

-No es gracioso, tío. -le dijo Percy.-Esto es grave.

Resonaron truenos sobre nuestras cabezas.

El señor Brunner seguía sentado bajo su sombrilla roja, leyendo su libro, como si no se hubiera movido. Nos acercamos a el. Levantó la mirada distraído.

-Ah, mi bolígrafo, le agradecería, señor Jackson, que en el futuro trajera su propio utensilio de escritura.

Percy se lo dio. Confundido, como si no se acordara de que todavía lo tenía.

-Señor,-dijo.-¿Donde está la señora Dodds?

El nos miro con aire inexpresivo.

-¿Quien?

-La otra acompañante. La señora Dodds, la profesora de introducción al álgebra.-aclare.

Frunció el entrecejo y se inclinó hacia adelante, con gesto de ligera preocupación.

-Percy, Lea, no hay ninguna señora Dodds en esta excursión. Que yo sepa, jamás ha habido ninguna señora Dodds en la academia Yancy. ¿Se encuentran bien?

-Fin del capitulo.-dijo Atenea-¿Quien lee el siguiente?

...*...

¡Hola! Pues bueno, quiero aclarar que es mi primera historia así que si hay algún error por favor díganmelo. Gracias.

*LOS PERSONAJES LE PERTENECEN A RICK RIORDAN ÚNICAMENTE SON MÍOS LEAH Y SELENE*

PD: "Lea" o "Lia" son diminutivos de "Leah" así que no se sorprendan si los ven de ves en cuando.