-Bien.-dijo Atenea.-¿Quien lee ahora?
-Yo.-dijo Poseidón.
Pero antes de que pudiera tomar el libro una fuerte luz inundó la sala y dejó ver a tres personas.
El primero era un hombre de cintura para arriba de cabello castaño, barba y ojos marrones, pero de cintura para abajo era un enorme semental blanco, como de 2m de altura. El siguiente era un chico, que al igual que el primero era un chico cintura para arriba de cabello castaño rizado, ojos marrones y tenía dos pequeños cuernos en la cabeza, pero de si tira para abajo tenía patas de cabra peluda. El último era más grande y corpulento, no había que ser adivino para saber lo que era: un cíclope. Los tres lucían algo confundidos, Zeus se aclaró la garganta.
-Preséntense.-demandó, con un tono que desvelaba su mal humor.
El centauro se adelantó.-Quiron entrenador de héroes y director de actividades del campamento mestizo.
El siguiente fue el sátiro.-Grover Underwood señor de lo salvaje y líder del consejo de los sabios ungulados.
Ante esto Dionisio se interesó en el sátiro.
El siguiente fue el Cíclope.-Tyson hijo de Poseidón, general de cíclopes y ejército de Poseidón.
Poseidón miro a su hijo curioso, ese era un cargo muy importante. Pero algo le decía que no lo había conseguido fácil "Estos libros están diseñados para hacer que tenga el primer infarto divino ¿verdad" pensó el dios, ¿porque tenían que ser sus hijos los focos de los problemas?
Apollo chasqueo los dedos y transmitió la información de lo que pasa a los nuevos llegados, estos asintieron y se sentaron, Grover y Tyson después de abrazar a su amigos y/o hermanos-este ultimo casi rompiéndole los huesos-se acomodaron junto a ellos.
-Bien.-dijo Poseidón.-Empezare, PERCY:TRES ANCIANAS TEJEN LOS CALCETINES DE LA MUERTE.
Percy gimió, no quería que leyeran sus pensamientos. Annabeth a su lado le apretó la mano. Poseidón por otro lado palideció, ¿tanta mala suerte tenía que tener para leer ese capítulo?
-Empieza a leer, Barbapercebe.-le dijo Atenea.
-Cierra la boca, cara de búho.-gruñó Poseidón y empezó a leer.
Estaba acostumbrado a tener experiencias raras de vez en cuando, pero solían terminar pronto.
Los mestizos asintieron, a todos les había pasado, sobretodo a los que recientemente vivieron la guerra contra Gea o incluso Cronos.
Aquella alucinación veinticuatro horas del día, siete días de la semana, era más de lo que podía soportar. Durante el resto del curso el colegio entero pareció dispuesto a jugárnosla. Los estudiantes se comportaban como si estuvieran seguros que la señora Kerr-una rubia alegre que no había visto en mi vida hasta que subió al autobús al final de aquella excursión -era nuestra profesora de introducción al álgebra desde Navidad.
-La niebla todavía les afecta.-murmuro Hestia, para si misma.
De vez en cuando, yo sacaba a colación la señora Dodds buscando pillarlos en falso, pero se quedaban mirándome como si fuera un Psicópata. Hasta el punto en que casi acabe creyéndoles: la señora Dodds nunca había existido.
Casi.
-Apuesto diez dracmas a que fue Grover.-dijo Connor a Travis.
Este lo miro extrañado.-Hermano es evidente que fue Grover, no voy a perder mi dinero.
Lía y yo estábamos de acuerdo en una cosa sobre este loco asunto:
Grover no podía engañarnos.
-Si hubieras aceptado, ahora tendría diez dracmas.-se quejó Connor a su hermano, que lo miro divertido.
Cuando le mencionábamos el nombre de la señora Dodds vacilaba una cuestión de segundo antes de aseguran que no existía. Pero ya nos había quedado claro que mentía.
Algo estaba pasando. Algo había ocurrido en el museo.
No tenía demasiado tiempo para pensar en ello durante el día, pero por la noche las terribles visiones de la señora Dodds con garras y alas coriceas me despertaba entre sudores fríos.
Los mestizos se estremecieron, por una parte odiaban los sueños de semidioses y las cosas horribles que podían ver. Por otra, no podían negar que eran bastante útiles.
Percy y Lea se miraron, ¿cuantas veces esos horribles pero útiles sueños les habían salvado la vida? Más de las que les gustaría.
Lea se comportaba extraño, yo sabia que ella también tenía sus pesadillas, pero se comportaba como si estuviera esperando algo-o alguien -miraba a todas partes con extrañeza, yo le aseguraba que no pasaba nada, pero ni yo me lo creía.
-¿Ya lo presentías verdad?-le dijo Annabeth a Lea. Esta asintió.
-Rachel tiene razón, es horrible dar las malas noticias.
-Y que lo digas.-murmuro la pelirroja.
-¿Presentir?-pregunto Poseidón-¿A que te refieres?
-ehh…-Leah miro a sus amigos pidiendo ayuda, solo encontró miradas de advertencia.-Bueno… digamos que para ser tu hija tengo una habilidad especial…
-¿Especial?-preguntaron Atenea y Hestia. La primera por que estaba deseosa de información y la segunda por que estaba preocupada.
-Ehh… bueno…-tartamudeo Leah sin saber que decir.
-Se revelará en los libros.-dijo Annabeth, salvando a su amiga de una embarazosa situación.
Leah la miro agradecida, era un tema del que sabia que se enterarían tarde o temprano, ya sea por que se los diga o por los libros. Pero quería posponer esa conversación lo más posible, al menos hasta que hable con cierto dios primero…
Al ver que no dirían nada más, Poseidón siguió leyendo.
El clima seguía enloquecido, cosa que no mejoraba mi ánimo. Una noche, una tormenta reventó las ventanas de mi habitación. Unos días más tarde, el mayor tornado que se recuerda en el valle del Hudson paso a solo ochenta kilómetros de la academia Yancy. Uno de los sucesos de actualidad que estudiamos en la clase de sociales fue el inusual número de aviones caídos en el Atlantico este año.
-Genial.-gruño Hera, mirando a su marido y hermano.-¿Y ahora porque se pelean?
Estos se encogieron de hombros.
Empecé a sentirme malhumorado e irritable la mayor parte del tiempo. Y no hablar de mi hermana-ya de por si era un huracán, ahora estaba peor.-Mis notas bajaron de insuficiente a muy deficiente. Lea se peleo con Nancy y su pandilla todos los días y casi al final de todas las clases acabamos castigado.
-Es que esa chica era insoportable.-gruñó Lea, a lo que Percy y Grover asintieron.
Al final, cuando el profesor de inglés, el señor Nicoll, me pregunto por millonésima vez como podía ser tan perezoso que ni siquiera estudiaba para los exámenes de deletrear, Lea salto en mi defensa llamándolo "viejo verde" y cundo el la insulto diciendo que ella era otra decerebrada, me cabree. Le llame viejo ebrio. No estaba seguro de que significaba pero sonaba bien.
A la semana siguiente el director envió una carta a mi madre dándole así rango oficial: el próximo año no seríamos invitados a volver a matricularnos en la academia Yancy.
Quería estar con mi madre en nuestro pequeño apartamento del Upper East Side, aunque tuviera que ir al colegio público y soportar a mi detestable padrastro y sus estúpidas partidas de póquer.
No obstante, había cosas en Yancy que echaría de menos. La vista de los bosques desde la ventana de mi dormitorio,
Artemisa, las cazadoras y Selene sonrieron.
el rio Hudson en la distancia,
Fue el turno de Poseidon y sus hijos.
el aroma a Pinos.
Dementer y sus hijos sonrieron.
-Aww, mira eso Thalia, todavía no te conocía y ya te extrañaba.-se burló Leah. La cazadora la miro mal.
-Cállate Sirenita.
Echaría de menos a Grover, que había sido un buen amigo, aunque fuera un poco raro; me preocupaba como sobreviviría el año siguiente sin mi y sin Lea para defenderlo. También echaría de menos la clase de latín: las locas competiciones del señor Brunner y su fe en que yo podía hacerlo bien.
Lía solía bromear diciendo que deberíamos llevarnos unas armaduras de recuerdo (aunque yo estaba seguro que era una excusa para llevarse la espada que ella catalogaba como "chula").
Lea se sonrojo cuando Quiron la miro con una deja alzada.
-Oh vamos Quiron, sabes que antes era un poco loca, ahora madure.-dijo con simpleza.
Sus amigos la miraron extrañados, ¿antes era loca? ¿Madurar?
Quiron por otro lado negó con la cabeza, esa espada estaba destinada a llegar a ella de un modo u otro, ahora se daba cuenta.
La tarde antes de nuestro examen final, Lea y yo estábamos sentados en mi habitación estudiando, yo me sentí tan frustrado que tire mi ejemplar de Cambridge de mitología griega al otro lado del dormitorio.
Atenea fulminó a Percy con la mirada, pero luego frunció el ceño ¿por que el crío de Poseidón está agarrando la mano de su hija?
Lea suspiro como si entendiera el sentimiento, lo cual era probablemente cierto.
-Vamos, Percy.-me dijo, mientras agarra el libro y se dirigía hacia la puerta.
La seguí, nunca había pedido ayuda a un maestro, tal vez si hablamos con Brunner podría darnos unas pistas. Por lo menos tendría ocasión de disculparme por el muy deficiente que iba a sacar en su examen. No quería abandonar la academia Yancy y que el pensara que no lo había intentado.
-De hecho ustedes tuvieron la mejor nota del curso.-dijo Quirón dejando a los gemelos y a todos en general sorprendidos.
-¿Ellos?-pregunto Rachel-¿Sacaron la mejor nota?-Por los dioses, ella había estado todo un año en el colegio con los gemelos y no habría apostado nunca su cepillo a que sacaban la mejor nota.
-Me dueles, RED, me dueles.-Lea se hizo la ofendida.
Bajamos hasta los despachos de los profesores. La mayoría se encontraban vacíos y a oscuras, peor la puerta del señor Brunner estaba entreabierta y la luz se derramaba por el pasillo.
Lía está apunto de tocar la puerta cuando oímos voces dentro. Brunner formuló una pregunto y la inconfundible voz de Grover respondió:
-..preocupado por Lia y Percy, señor.
Me quede inmóvil. Lía tenía los ojos abiertos como platos y la mano levantada apuntó de tocar la puerta.
Algunos soltaron una risita imaginándose a la chica en esa posición.
La bajo y me hizo un gesto con la cabeza para que me acercara.
No acostumbramos a escuchar detrás de las puertas, pero aver quien no lo haría si oyes a tu mejor amigo hablando sobre ti con un adulto.
Los de Hermès asintieron.
-Eso no es excusa para espiar.-los regaño Hestia.
-Perdon lady Hestia.-dijeron los gemelos al mismo tiempo.
Me acerqué, y me situé junto a mi hermana.
-.solo este verano, -decía Grover.-Quiero decir, ¡Hay una benévola en la escuela! Ahora que lo sabemos seguro, y ellos lo saben también.
-Si los presionamos tan solo empeoraremos las cosas. -respondió Brunner.- Necesitamos que maduren más.
Thalía, Nico, Selene y Annabeth soltaron una carcajada.
-Honestamente Quiron, si hubiéramos esperado a que maduren estaríamos todos muertos.-dijo Nico.
-Pero puede que no tengan tiempo. La fecha límite del solsticio de verano...
-Tendremos que resolverlo sin ellos. Déjalos que disfruten su ignorancia mientras puedan.
-Señor, ellos la vieron...
-Fue producto de su imaginación. -insistió Brunner. -La niebla sobre los estudiantes y el personal será suficiente para convencerlos.
-Señor, yo.…no puedo volver a fracasar en mis obligaciones.-Grover parecía emocionado. -Usted sabe lo que significaría.
-Grover, sabes que no fue tu culpa.-le dijo Thalía.
-No has fallado, Grover.-repuso Brunner con amabilidad.-Yo tendría que haberme dado cuenta de que era. Ahora preocupémonos sólo con mantener a los gemelos con vida hasta el proximo otoño...
El libro de mitología se le cayo a Lía de las manos y resonó contra el suelo. El profesor se interrumpió de golpe y se quedó callado. Con el corazón desbocado recogí el libro, agarre a mi hermana del brazo y retrocedimos por el pasillo.
Una sombra cruzó el cristal iluminado de la puerta del despacho, la sombra de algo mucho más alto que Brunner en su silla de ruedas, con algo en la mano que se parecía sospechosamente a un arco.
Abrí la puerta contigua y nos escabullimos dentro. Al Cabo de un segundo oí un suave clop, clop, clop, como de cascos amortiguados, seguidos de un sonido de animal olisqueado, justo delante de la puerta. Una silueta gigante y oscura se detuvo un momento delante del cristal, y prosiguió.
-Quirón eso fue irresponsable pudieron verte.-lo regaño Atenea.
-Lo lamentó, lady Atenea.-dijo Quirón. ¡Pero es que si pasaba un minuto más en esa silla moriría de incomodidad! Por supuesto el centauro se abstuvode decir eso.
Una gota de sudor me resbaló el cuello.
En algún punto del pasillo el señor Brunner empezó a hablar de nuevo.
-Nada.-murmuró.-Mis nervios no son lo que eran desde el solsticio de invierno.
-Los míos tampoco... -repuso Grover.-Pero habría jurado..
-Vuelve al dormitorio. -le dijo Brunner.-Mañana tienes un largo día de exámenes.
-No me lo recuerde.
-Y que lo digas.-dijeron Leah y Percy recordando las tres horas de latín.
Las luces se apagaron en el despacho.
Esperamos en la oscuridad lo que pareció una eternidad. Al final, salimos de nuevo al pasillo. Me disponía a volver a mi habitación pero Lía me agarró del brazo.
-Percy...
-¿Si?
Suspiro.
-Prométeme que sin importar lo que pase seguiremos juntos.
Los gemelos se miraron con complicidad, ni aunque la tierra entera se pusiera contra ellos, lograrían separarse.
Aquello me tomó por sorpresa. Mi hermana no era el tipo de chica que quisiera que la protejan. Más bien del que tienes que protegerte. De todos modos asentí.
-No te preocupes, cuando seas una vieja con veinte gatos y vivas sola seguiré visitándote.
Los semidioses se rieron.
Eso le saco una sonrisa y me dio un leve golpe en el brazo.
-Aún cuando tú tengas una novia chillona e irritante. -dijo Lía, mirándome divertida.
Los del campamento mestizo se rieron más fuerte.
-Que buena amiga que eres.-se burló Annabeth.
-Y cuando tu tengas un novio fanfarrón y arrogante.-contraataque, divertido.
Ahora ambos campamentos y hasta las cazadoras reían a carcajadas.
-Bueno.-dijo Selene.-No se puede negar que Percy conoce los gustos de Leah.
-¡Callaos!-exclamo Leah roja como un tomate.
Todos siguieron rieron. Poseidón se preguntaba si en verdad su hija tendría tan mal gusto como para querer a alguien fanfarrón y arrogante. Por otro lado no había pasado por alto lo de su hijo y la hija de la cara de búho. Por la cara de Atenea, ella tampoco.
-¿Seguiremos juntos?
-Seguiremos juntos.
Después de esa rara conversación, volvimos al dormitorio. Grover estaba tumbado en la cama. Estudiando sus apuntes de latín como is hubiera pasado ahí todo la noche.
-Eh. -nos dijo con cara de sueño. -¿Están listos para el examen?
Intercambiamos una mirada y ninguno de los dos respondió.
-Tienen un aspecto horrible. -Puso ceño.-¿Va todo bien?
-Yo...-Lía titubeó.-Me voy a mi habitación. Que descansen, chicos.
Salió de la habitación.
-Estoy... cansado.-le dije a Grover.
Me volví para ocultar mi expresión y me acosté en mi cama.
-Lo cual no resultó, por que tus sentimientos eran un huracán.-le dijo Grover.
-¡Ah, si! Casi me olvidó que compartía cuarto con un sátiro invasor de sentimientos, gracias por recordármelo amigo.-se burló Percy.
No comprendí que había escuchado allí abajo. Quería creer que me lo había imaginado todo, pero una cosa estaba clara: Grover y el señor Brunner estaban hablando de mi y mi hermana a nuestras espaldas. Pensaban que corríamos algún tipo de peligro.
"¿Y cuando no?" Pensaron los amigos de los gemelos.
La tarde siguiente, cuando Lía y yo salíamos del examen de tres horas de latín,
-¡¿Tres horas?!-exclamaron los mestizo, Hermès y Apollo horrorizados.
colapsados con todos los nombres griegos y latinos que probablemente habíamos escrito incorrectamente, el señor Brunner nos llamó.
Por un momento temí que hubiese descubierto que los había oído hablar la noche anterior, pero no era eso.
-Lía, Percy. -nos dijo. -No se desanimen por abandonar Yancy. Es. lo mejor.
-No debiste aver dicho eso, Quiron.-dijo Hestia, preocupada por los niños.
Su tono era amable, pero sus palabras me resultaban embarazosas. Mire a mi hermana, ella no lo miraba pero apretaba los puños.
Aunque Brunner hablaba en voz baja, los que terminaban el examen podían oírlos. Nancy Bobofit me sonrió y me lanzo besitos sarcásticos.
-Vale, señor. -murmure.
- Lo que quiero decir es que.. -Meció su silla adelante y atrás, como inseguro respecto a lo que quería decir. - Verás, éste no es el lugar adecuado para alguien como ustedes, era solo cuestión de tiempo.
Me escocían las mejillas. Lía tenía lágrimas en los ojos aunque sabía que no derramaría ni una.
Allí está nuestro profesor favorito, delante de la clase, diciéndonos que no podíamos con aquello. Después de repetirnos todo el año que creía en nosotros, ahora salí con que estábamos destinados a la patada.
-Vale.-le dije, temblando.
-No, no me refiero a eso. Oh, lo confunden todo. Lo que quiero decir es que... no son normales... ustedes.. no pasa nada por no ser.
-Eso sólo empeorará las cosas.-le dijo Poseidón negando con la cabeza.
-Entendimos.-le dijo Lea, furiosa. -Somos un par de ratitos, ya quedó claro.- y salió del aula echa una furia.
-Lo siento, Quirón.-Leah lo miro con arrepentimiento.
-No te preocupes, niña, no debí expresarme de esa forma.-le dijo Quirón.
Brunner se volvió hacia mi.
-Percy..
Pero ya me había ido.
El último día del trimestre hice la maleta.
Los otros chicos bromeaban, hablaban de sus planes de vacaciones. Uno de ellos iba a hacer excursionismo en Suiza. Otro, de crucero por el caribe durante un mes. Eran delincuentes juveniles, como yo, pero delincuentes juveniles ricos. Sus papas eran ejecutivos, o embajadores, o famosos. Lea y yo éramos unos don nadie surgidos de una familia de don nadies.
-¡Eh!-se quejaron los Dioses-¿Acaso mi perfección no me saca de ese montón?-añadió Apollo.
Artemisa rodó los ojos, estaba apunto de contestar cuando Leah hablo:
-Te equivocas, cariño, si hay alguien perfecto en este lugar definitivamente soy yo.-y se echo el pelo hacia atrás en pose de "diva".
Apollo la miro medio sorprendido y medio divertido-Tienes razón, cariño, no podemos negar tu perfección, pero yo soy el que sigue brillando como el sol.-dijo y sonrió.
-Pero, cariño, no olvides que el sol nació para deslumbrar mi perfección.-dijo Leah y le giño un ojo.
-¿Queréis parar ya?-gruñeron Percy y Artemisa. Los hijos de Apollo y Selene sonrieron divertidos.
-Cálmate, hermanito/ hermanita.-dijeron Leah y Apollo respectivamente.
-Voy a seguir leyendo.-dijo Poseidón para evitar que Percy y Artemisa mataran a sus hermanos, además el dios fulminaba a Apollo con la mirada.
Me preguntaron que pensaba hacer aquel verano y les respondí que volvía a la ciudad. Me abstuve de mencionar que durante las vacaciones necesitaría conseguir algún trabajo paseando perros o vendiendo suscripciones revistas, y a pasar el tiempo libre preocupándome por si encontraría escuela en otoño.
Leah y Percy suspiraron, aún cuando su vida estaba llena de peligros la preferían así que como estaba antes.
-Ah-dijo uno. -Eso mola.
Siguieron hablando como si yo nunca hubiera existido.
La única persona de la que teníamos que despedirnos era Grover, pero luego no tuvimos que preocuparnos: había reservado un boleto a Manhattan en el mismo autobús Greyhound que nosotros, así que allí íbamos, otra vez camino de la ciudad.
Grover no paro de escudriñar el pasillo todo el trayecto, observando al resto de los pasajeros. Repare entonces en que siempre se comportaba de manera nerviosa e inquieta cuando abandonábamos Yancy, como si temiese que ocurriera algo malo. Antes suponía que le preocupaba que se metiesen con el, pero en aquel autobús no había nadie que pudiese meterse con el.
Al final no pude aguantarme y le dije:
-¿Buscas Benévolas?
Lea, que estaba sentada del lado de la ventana, se tapó la cara con las manos, como si no pudiera creer que enserio lo hubiera dicho.
Hermes y sus hijos repitieron esta acción.
Grover casi pega un brinco.
-¿Que... que quieres decir?
Le conté que los aviamos escuchado hablar la noche antes del examen.
Le tembló un párpado.
-¿Que oíste?-pregunto.
-Oh, ya sabes-dijo Leo.-Casi escuchan el "Hola, señor Brunner"
-Oh, ya sabes. -dijo Lía.-Solo nos faltó escuchar el "Hola, Señor Brunner"
Leo miro horrorizado al libro mientras Piper y Jason reían.
-Era tan joven.-Nico negó con la cabeza, como si leo padeciera una enfermedad mortal.
-¿Que es la fecha límite del solsticio de verano?- pregunté.
-Miren, chicos.-Se estremeció. -Solo estaba preocupado por ustedes. Ya saben, con eso de que alucinan con profesoras de matemáticas diabólicas.
-Grover...
-Le dije al señor Brunner que a lo mejor tenían demasiado estrés o algo así, por que no existe ninguna señora Dodds.
-Grover, te crecerá la nariz por mentiroso. -le dijo Lía.
Se le pusieron las orejas coloradas. Saco una tarjeta mugrienta del bolsillo de su camisa.
-Mira, toma esto Percy, ¿de acuerdo? Por si me necesitan este verano.
La tarjeta tenía una tipografía mortal para mis ojos disléxicos, pero al final conseguí entender algo parecido a:
GROVER UNDERWOOD
GUARDIAN
COLINA MESTIZA
(800)009-0009
-Esperen un segundo.-dijo Jason.-¿Que pasaría si un mortal llama a ese número?
Los dioses se miraron entre ellos, finalmente Atenea respondió:
-Quirón les respondería y les diría que hablan a un campamento para niños especiales.
-¿Que es colina mes...? -empezó Lía, mirando la tarjeta.
-¡No lo digas en voz alta!-musitó. -Es mi...dirección estival.
Lea y yo intercámbianos una mirada de decepción. Grover tenía residencia de verano. Nunca me había parado a pensar que su familia podía sen tan rica como las demás en Yancy.
-Vale.-conteste alicaído. -Ya sabes, suena como... a invitación a visitar tu mansión.
-La verdad es que es una mansión muy bonita-dijo Piper recordando la casa grande.
Asintió.
-O por si me necesitan.
-¿Por que habríamos de necesitarte?-pregunto Lea. Supe que se arrepintió apenas lo dijo.
Grover trago saliva.
-Miren, Percy, Lea, la verdad es que yo... tengo que protegerlos.
Lea y yo nos miramos fijamente, atónitos. Habíamos pasado todo el año peleando nos para mantener a los abusivos lejos de él. Había perdido el sueño preocupándome por qué sería de Grover cuando no estuviéramos. Y ahi estaba el muy cara dura, diciendo que debía protegernos.
-Grover, -dijimos al mismo tiempo.-¿De que crees que debes protegernos exactamente?
Se produjo un súbito frenazo y empezó a salir un humo negro y acre del salpicadero. El conductor maldijo a gritos y a duras penas logró detener el Greyhound en el arcén. Bajo presuroso y se puso a aporrear y toquetear el motor, pero acabó de unos minutos anunció que teníamos que bajar.
Todos los que conocían la mala suerte de los gemelos maldijeron por lo bajo.
Nos hallábamos a mitad de una carretera común y corriente: un lugar en el que nadie se fijaría de no sufrir una avería. En nuestro lado de la carretera solo había arces y los desechos arrojados por los coches. En el otro lado, cruzando los carriles de asfalto resplandeciente por el calor de la tarde, un puesto de frutas de los de antes.
La mercancía tenía una pinta fenomenal: cajas de cerezas rojas como la sangre, y manzanas y nueces y albaricoques, jarras de cidra y una bañera con patas de garra llena de hielo. No había clientes, solo tres ancianas sentadas a la sombra de un arce, tejiendo el par de calcetines más grandes que eh visto en mi vida. Me refiero a que tenían el tamaño que Jersey peor eran claramente calcetines. La de la derecha tejía uno; la de la izquierda, otro. La del medio sostenía una enorme cesta de lana azul eléctrico.
Las tres eran ancianas, de rostro pálido y arrugado como fruta seca, pelo argentado recogido con cintas blancas y brazos huesudos que sobresalían de raídas túnicas de algodón.
Poseidón palideció al igual que los amigos de los chicos.
-¿Vie-vieron a las Parcas?-pregunto Frank, asombrado.
Lo más raro es que parecía estar mirándonos, a Lea y a mi, fijamente.
Mientras más leía Poseidon, más palidecía.
Me volví hacia Grover para comentárselo y vi que había palidecido. Tenía un tic en la nariz.
-¿Grover? -dijo Lea.-¿Estás...?
-Díganme que no los están mirando. No los están mirando ¿verdad?
-Pues si. Raro, ¿eh?-me volví hacia Lea.-¿Crees que nos irían bien los calcetines?
Ella sonrió.
-Si son azules, yo los usaría aunque parezca que tengo cola de sirena.
-Que irónico, Sirenita.-Se burló Thalía. Leah gruñó.
-No tiene gracias, chicos. Ninguna gracia.-dijo Grover.
La anciana del medio sacó unas tijeras enormes de plata y oro y los filos largos, como una podadora. Grover contuvo el aliento.
-Subamos al autobús. -dijo.-Vamos.
-¡Si!-dijo media Sala, olvidándose que hablaban con un libro.
-¿Que?-Lea lo miro como si hubiera enloquecido.-Ahí adentro moriremos de calor.
-Solo suban.-murmuro Poseidón. Apollo lo miro preocupado.
-¡Vamos!
Al otro lado de la carretera, las ancianas seguían mirándome. La del medio corto el hilo y juro que oí el chasquido de las tijeras pese a los cuatro carriles de tráfico.
-¿Tio P?¿Quieres un calmante?-pregunto Apollo. Si seguían así, su tío tendría que pasar un tiempo en su enfermería.
Poseidón se lo tomo a velocidad de la luz y siguió con la lectura.
Sus dos amigas hicieron una bola con los calcetines azules eléctricos, y e dejaron con la duda de para quien sería: si para Pie grande, o para Godzilla.
A pesar de la tensión algunos no pudieron evitar soltar una risita.
En la trasera del autobús, el conductor arrancó un trozo de metal humeante del compartimiento del motor. Luego le dio el arranque. El vehículo se estremeció, y por fin, el motor resucitó con un rugido.
Los pasajeros victorearon.
-¡Maldita sea! -exclamó el conductor y golpeó el autobús con su gorra-Todo el mundo arriba.
En cuanto nos pusimos en marcha empece a sentirme febril, mire a Lea, tenía la cara un poco verde, como si hubiéramos contraído la gripe. Grover no tenía mejor aspecto: temblaba y le castellaban los dientes.
Todos estaban preocupados ¿de cuál de los dos había sido el hilo?
-Grover.
-¿Si?
-¿Que es lo que no nos has contado?
Se secó la frente con la manga de la camisa.
-Percy, Lea, ¿Que han visto en el puesto de frutas?
-¿Las ancianas con los calcetines de pie grande? pregunto Lea.-¿Que les pasa? ¿No son como la señora Dodds? ¿Verdad?
Su expresión era difícil de interpretar, pero me dio la sensación, de que las mujeres del puesto de frutas eran algo mucho mucho peor que la señora Dodds.
- Díganme lo que vieron. -insistió.
-La de en medio saco unas tijeras y corto el hilo.
Todos seestremecieron, era una experiencia que en algún momento pasaran claro, pero eso no significa que la deseen. Todos menos los dioses.
Cerró los ojos e hizo una expresión con los dedos que podría haber sido una señal de cruz pero no lo era, parecía algo más... antiguo.
-¿La has visto cortar el hilo?
-Si. ¿Por que?-pero incluso cuando lo estaba diciendo sabía que pasaba algo.
-Ojalá esto no estuviese ocurriendo-murmuró Grover y empezó a mordisquearle el pulgar. -No quiero que sea como la última vez.
-¡Grover!-se quejaron Thalía y Annabeth.
-¿La última vez? -pregunto Lea.
-Siempre en sexto. Nunca pasan de sexto.
-Los vas a asustar-dijo Hestia.
-Grover.-repuse, empezando a asustarme de verdad-¿De que diablos hablas?
-Déjenme que los acompañe a casa. Prométanlo.
-¿A casa? -Lea frunció el entrecejo. -Pero...
-¡Prométanlo!.
Me pareció una petición extraña pero se lo prometí.
-¿Es como una superstición o algo asi?
No hubo respuesta.
-Grover...-empecé.-el hilo que la anciana corto... ¿significa que alguien va a morir?
Su mirada estaba cargada de aflicción como si ya empezara a elegir las flores para nuestro funeral.
-Que sean Azules, por favor.-dijeron los gemelos al mismo tiempo.
-¡No tiene gracia!-exclamaron sus amigos.
-Irónico que tú lo digas, DiAngelo.-Will miro a Nico con una ceja alzada. Este se sonrojó.
-Oigan.-dijo Hazel.-¿Al final de quien fue el hilo?
Leah y Percy intercambiaron una mirada.
-Lo dirán los libros, pero no se preocupen no fue de ninguno de nosotros.-respondió Percy.
Eso los tranquilizó.
-Muy bien.-dijo Hestia.-¿Que les parece si leemos el siguiente capítulo y después vamos a comer?
Los mestizo asintieron.
-Bien.-dijo Poseidón.-¿Quien lee?
-Yo…
...*...
¡Hola! Aquí el siguiente capitulo. Gracias por leer y comentar.
mauriciosalina3969:¿Algo entre Lea y Apollo? Jeje…
¿Un pequeño adelanto del siguiente capítulo?
Aparecen nuevos espectadores de la lectura.
Es hora de comer y de unas cuantas conversaciones pendientes.
*LOS PERSONAJES LE PERTENECEN A RICK RIORDAN UNICAMENTE SON MÍOS LEAH Y SELENE*
PD: ¡WALKER SCOBELL INTERPRETARÁ A PERCY JACKSON EN LA NUEVA SERIE DE DISNEY!
