-Bien.-dijo Poseidón.-¿Quien lee?

-Yo.-dijo Artemisa. La Diosa ignoró deliberadamente la mirada de su padre.-Leah:GROVER PIERDE INESPERADAMENTE LOS PANTALONES.

El sátiro de sonrojo.

-No es lo que piensan.- exclamo Leah, al ver las miradas interrogativas de Poseidón, Apollo y Quiron.

Antes de que Artemisa empezara a leer, una fuerte luz invadió la sala dejando ver a un grupo de personas personas.

Las exclamaciones de sorpresa no tardaron en llegar, por un lado los semidioses de ambos campamentos miraban a dos recién llegados con sorpresa, pánico y horror. Las cazadoras, al igual que Artemisa y Selene miraban a tres recién llegadas recién llegada con sorpresa, y felicidad y asombro. Por otro lado, los dioses miraban a las últimos cuatro personas paradas en la sala con la boca abierta. ¿De verdad eran ellos?

Zeus se aclaró la garganta.-¡Preséntense!-exclamo un poco sorprendido por verlos.

El primero en pasar adelante fue un hombre de piel cobriza que aparentaba unos veinte años de edad aproximadamente, con el cabello negro cortado al estilo romano y los ojos azules llamativos como los de cualquier hijo de Zeus. Pasó al frente con una sonrisa de superioridad.-Heracles/Hercules hijo de Zeus, dios de la fuerza y la valentía y Portero del Olimpo.

El siguiente fue un chico que aparentaba unos dieciocho años, con el cabello castaño y ojos azules, tenía la piel clara y fruncía el ceño como si lo hubieran interrumpido en algo importante.-Perseo hijo de Zeus y asesino de medusa.

Zeus sonrió ¿Se suponía que estaban leyendo la historia de los mejores héroes? ¡Ja!

El siguiente en pasar fue un chico de piel pálida, cabello negro rizado y ojos verdes, en su rostro una sonrisa pícara se asomaba.-Teseo hijo de Poseidón, rey de Ateneas y asesino del minotauro.-terminó de decir y le giño el ojo a unas chicas del campamento Jupiter, las cuales le fruncieron el ceño.

El siguiente, un chico de pelo rubio arena, alto y de ojos azules, con el cuerpo atlético y musculoso. Tenía una cicatriz que le cubría la cara.-Luke Castellan hijo de Hermès.

El chico no parecía entender por que los griegos y las cazadoras lo miraban con horror.

El siguiente fue un chico rubio con mala cara que parecía un espantapájaros.-Octavian legado de Apollo, augurio del campamento Jupiter y centurión de la primera corte.-dijo con orgullo.

Los Romanos se veían avergonzados de que precisamente el estuviera aquí, los griegos no parecían saber si deberían enojarse o avergonzarse.

La siguiente fue una chica de piel pálida pero que estaba siendo rodeada por un aura plateada, estaba siendo abrazada por un chico que, apenas la vio corrió hasta ella, tenía el cabello negro al igual que los ojos.-Bianca DiAngelo cazadora de Artemisa e hija de Hades.

La siguiente era una chica de pelo color jengibre y ojos oscuros, tenía un aura plateada rodeándola.-Phoebe cazadora de Artemisa.

La siguiente fue una chica de largo cabello negro, piel cobriza y una diadema de plata en la cabeza parecida a la de Thalía.-Zoe Belladona, teniente de Artemisa.

Todos se levantaron-menos los dioses, exceptuando a Artemisa.-a saludar a los recién llegados. Excepto claro a algunas obvias excepciones, cofLukecofOctaviocofHeraclescof. Cuando todos se hubieron saludado el siguiente y último semidiós se presentó.

Tenía el pelo negro, ojos verdes y la piel bronceada.-Orion hijo de Poseidón y cazador de Artemisa.

-TU.-bramó Zeus, apuntando con su rayo a Orion.-EMBARAZASTE A ARTEMISA.

-¿¡QUE!?-exclamo Orion, perplejo, ok, si, había estado saliendo con Artemisa, pero nunca habían… de solo pensarlo se estremecía ¡el era un cazador! ¡Por los dioses!

-¡No es lo que tu te piensas!-exclamo Artemisa, sonrojada, estaba contenta de volver a verlo después de tanto tiempo, pero no espera esta situación tan incomoda.

-Caramba, hermano.-dijo Teseo.-Ya entiendo a lo que te referías cuando hablabas de tu "excelente puntería".

-¡Teseo!-Orion fulmino a su hermano con la mirada.

-¡Eh! ¡Un momento!-exclamo Selene. Por un momento la pobre chica se había quedado en Shock, es decir estaba feliz ¡Zoé, Bianca y Phoebe estaban ahí! Luego había visto a Luke y a Octavian y no pudo evitar una mueca de desagrado. Pero en cuanto vio a el hombre que se supone que es su padre…no supo que hacer y es que ¿que se suponía que hacías cuando ves a tu padre muerto? Avía oído historias en el campamento sobre Orion el antiguo héroe hijo de Poseidón y también sus hermanas cazadoras le habían contado historias de su padre Orion el cazador, pero esto era diferente… era conocerlo en personas, en cuanto Teseo había bromeado sobre su nacimiento…Selene no podía soportar que mancharan de esa forma la memoria de su padre ¿insinuar que el había hecho con su madre…? Que desagradable. Todos en la sala la miraron pero ella se dirigió directamente a Zeus.-Señor Zeus, con todo el respeto que no se merece me dirigiré hacia usted por primera y ultima vez para explicarle este tema, puedo contar de una forma rápida la historia de mi nacimiento o puede esperar a oírla completa en el libro, de todas formas espero que nadie y esto va para todos-dijo mirando al rededor de la sala- se atreva a manchar el nombre de mi padre con algo tan horrible como que rompió su juramento a la caza, ahora señor Zeus baje ese rayo-se contuvo para no decir "estupido cacharro"-y escuche la historia de mi madre, por favor.

Todo el mundo miraba sorprendido a la chica, sobre todo Orion ¿esa chica era…? De ser así, no podía evitar sentirse orgulloso. Zeus por otro lado estaba sorprendido e indignado en partes iguales. Se limitó a pararse y salir de la sala del trono haciéndole un gesto a Artemisa para que lo siguiera.

Cuando ambos dioses hubieron salido, la sala se sumió en un tenso silencio solo roto por Apollo que había tomado el libro una vez que su hermana se hubo ido.-Bueno, creo que será mejor que empiece a leer, en lo que los esperamos.

Nadie se lo discutió. Apollo chasqueo los dedos y la información de lo que estaba pasando fue transmitida a los recién llegados quienes fueron a sentarse mientras Apollo empezaba a leer.

Lo confieso: después de profesoras demonios, conversaciones espías y ancianas tejedoras, tenía un muy mal presentimiento, así que cuando Percy propuso irnos antes de que volviera Grover, no pude evitar aceptarlo.

Grover fulmino a los gemelos con la mirada.

-Eso fue grosero, niños.-dijo Hestia.

-Perdón, lady Hestia.-dijeron los gemelos.

Se que fue muy grosero de nuestra parte, pero nos estaba poniendo de los nervios, nos miraba como si estuviéramos muertos y no paraba de murmurar"¿Por que siempre pasa lo mismo?" Y "¿Por que siempre tiene que ser en sexto?"

Thalía y Annabeth negaron con la cabeza.

Cuando Grover se disgustaba solía entrar en acción su vejiga, así que no nos sorprendió que, al bajar del autobús nos hiciera prometer que los esperaríamos y fuese a la cola para el baño.

Se escucharon algunas risitas.

En lugar de esperar, recogimos nuestras maletas, nos escabullimos fuera y tomamos el primer taxi hacia el norte de la ciudad.

-Al East, calle ciento cuatro con la Primera.-le dije al conductor.

Travis y Connor y en general todos los hijos de Hermès/Mercurio, sonrieron malévolamente.

-Ya no vivimos ahí.-dijeron los gemelos que sabían perfectamente en lo que pensaban.

Unas palabras de mi madre antes de que la conozcan.

-Es fantástica.-dijo Percy.

-Comprensiva.-siguió Leah.

-Cariñosa.-dijo Thalía.

-Una excelente cocinera.-asintió Nico.

-Una amable mujer.-dijo Selene.

-Y respetuosa.-terminó Annabeth.

Atenea miro a Poseidón con el ceño fruncido.-¿Como conseguiste que una mujer así se enamorara de ti?

Poseidón se limitó a rodar los ojos, estaba muy feliz por la llegada de sus hijos como para molestarse con ese comentario.

Se llama Sally Jackson y es la persona más buena del mundo, lo que demuestra la teoría de Percy de que los buenos son los de peor suerte. Sus padres murieron en un accidente aéreo cuando tenía cinco años, y le crió un tío que no se ocupaba demasiado de ella. Quería ser novelista, así que pasó todo el instituto trabajando y ahorrando dinero para ir a la universidad con buenos cursos de escritura creativa. Entonces si tío enfermo de cancer, por lo que tuvo que dejar el instituto el último año para cuidarlo. Cuando murió se quedó sin dinero, sin familia, y sin bachillerato.

El único buen momento que pasó fue cuando conoció a mi padre.

-AWWWWW.-exclamaron Afrodita y sus hijas. Los gemelos se sonrojaron y Poseidón sonrió.

Yo no conservo recuerdos de el, solo una especie de calidez, quizá un leve rastro de su sonrisa. Aunque yo preocupaba no pensar en el, no quería entristecerme pensando en alguien que nunca conocí. A mi madre no le gusta hablar de él porque la pone triste. No tiene fotos.

Verás, no estaban casados. Mi madre me contó que era rico e importante, y que su relación era secreta. Un buen día, el embarco así el Atlántico en un viaje importante y jamás regresó. Se perdió en el mar, según mi madre. No murió. Se perdió en el mar.

-Una mentira, con un poco de verdad, esas son las mejores.-asintió Hermès.-Deberías tomar nota Sátiro.-dijo mirando a Grover.

El sátiro negó con la cabeza.

Ella trabajaba en empleos irregulares, asistía a clases nocturnas para conseguir su título de bachillerato y nos crió a mi hermano y a mi sola. Jamás se quejaba o se enfadaba, ni siquiera una vez, pese a que no éramos precisamente crios fáciles.

-Eso es quedarse corto.-dijo Nico.

-¡Oye!-exclamaron los gemelos.

-Si, Sally tiene mucha paciencia.-dijo Thalía.-Es una suerte que yo esté con las cazadoras, por que si no, ya los hubiese molido a rayos.-dijo burlona.

-Que suerte que estoy yo para terminar el trabajo.-le sonrió Jason.

-No digas tonterías, Grace.-le dijo Percy a Jason.-Tus rayos no sirven ni para asustar a Blackjack.

-¿Que te pasa, sesos de alga?-lo reto Thalía.-¿Tienes miedo de que les demos una pálida?

-¿Disculpa?-dijo Leah.-Ustedes no podrían vencernos ni aunque tuvieran la ayuda de un dios.

-¡Oh, por favor, Sirenita! No me hagas repetir la paliza que les di en aquel captura la bandera…

-¿Paliza?.-repitió Leah.-Creo recordar que estabas apunto de ahogarte con esa ola…

Piper, Annabeth y Selene se miraron y negaron con la cabeza.

Thalía la miro con una mueca.-¿Quieres repetirlo, Sirenita?

-Cuando quieras…

-Escuchen, señoritas.-dijo Apollo.-Me encantan estos espectáculos, sobre todo por que se quien ganaría.-le giño un ojo a Lea.-Pero creo que será mejor seguir con la lectura.

Ares bufo ¡Cuando por fin había un poco de acción!

Al final se casó con Gabe Ugliano, que fue majo los primero treinta segundo que lo conocimos; después se mostró como el idiota de primero que era.

-¿"Fue majo"?-pregunto Grover, perplejo. Para el, ese tipo había sido horrible desde el primer momento.

Cuando éramos más pequeños, Percy le puso el mote de Gabe el Apestoso. Yo me reí y asentí, no podía estar más de acuerdo. Lo siento, pero es verdad. El tipo olía a pizza de ajo enmohecida envuelta en pantalones de gimnasio.

Hestia iba a protestar, pero calló ante la última parte e iso una mueca de desagrado.

Entre los tres-Gabe, Percy y yo -le hacíamos la vida a mamá más difícil. La manera en que Gabe el Apestoso la trataba, la forma en que nos llevábamos... En fin, nuestra llegada a casa es un buen ejemplo.

Entramos en nuestro pequeño apartamento con la esperanza de que mi mamá hubiera vuelto del trabajo. En cambio, nos encontramos a Gabe el Apestoso jugando al póquer con sus amigotes. El televisor rugía con el canal de deportes ESPN. Había patatas y latas de cervezas esparcidas por toda la alfombra.

Toda la sala hizo una mueca de desagrado. Poseidón frunció el ceño ¿Por que vivían sus hijos en un ambiente como este?

Sin levantar la mirada, el dijo desde el otro lado del puro:

-Conque ya están aquí, chavales.

-¿Donde está mi madre? -le pregunto Percy.

-Trabajando.-contestó-¿Tienes sueldo?

Eso fue todo. Nada de "Bienvenidos a casa. Me alegro de verlos. ¿Que tal les a ido en estos seis mese?

Nah, demasiadas palabras para alguien tan idiota.

-Si no creo que llegara acompletar el "Bienvenidos".-dijo Percy.

Gabe había engordado. Parecía una morsa con colmillos vestido con ropa de segunda mano. Tenía unos tres pelos en la cabeza, que se extendían por la calva, como si eso lo volviese más atractivo o vete tú a saber.

Trabajaba en el Electronic Mega-Mart de Queens, pero estaba en casa la mayor parte del tiempo. No se por que no lo echaban. Lo único que hacía era gastarse el sueldo en por querías que me hacían querer vomitar y en cerveza, por supuesto. Cerveza siempre. Cuando estábamos en casa, esperaba que nosotros le proporcionamos fondos para jugar. Lo llamaba nuestro "pequeño secreto". Lo que significaba que, si se lo contábamos a mamá, nos molería a golpes.

-¿¡QUE!?-exclamo Poseidón.-Cuando encuentre a ese horroroso mortal voy a meterle el tridente por el…

-¡Poseidón! ¡Hay niños aquí!-exclamo Hestia.

-Papa tranquilo ese hombre ya… recibió su merecido.-dijo Leah con una sonrisa que daba escalofríos.

Yo intenté rehusarme una vez, lo cual a Gabe no le gusto... Percy interfirió antes de que pasara algo malo. Desde entonces siempre le damos el maldito dinero.

-No tengo sueldo. -contesto mi hermano. Yo me cruce de brazos esperando pasar desapercibida

Arqueo una ceja asquerosa.

Gabe olía el dinero como un sabueso, lo cual era sorprendente, dado que su propio hedor debía de anular todo lo demás.

-Que asco.-exclamaron Afrodita y su hijas. Orion hizo una mueca de asco.

-Han venido en taxi desde la terminal de autobús. - Dijo.-Probablemente pagaron con un billete de veinte y les han devuelto unos seis o siete dólares. Quien espera vivir bajo este techo debe asumir sus cargas, ¿Tengo razón, Eddie?

-Venga, Gabe-le dijo-Acaban de llegar.

-¿Tengo razón o no? -repitió Gabe.

Eddie frunció en ceño y se refugio en su plato de galletas saladas. Cobarde. Los otros tipos se pedorrearon casi al unísono.

-Hombres.-bufaron las cazadoras y Orion.

-Estupendo. -dijo Percy. Saco unos dólares del bolsillo y los lanzo encima de la mesa.-Espero que pierdas.

-Idiota. -masculle por lo bajo cuando me volvía.

-¡Ha llegado sus boletines de calificaciones, pequeñas ratas!-exclamó cuando nos volvíamos.-iYo no iría por ahí dándome tantos aires!

Cerré de un portazo nuestra habitación, que en realidad no era nuestra. Durante los meses escolares era el "estudio" de Gabe. Por supuesto, no había nada que estudiar allí dentro, aparte de viejas revistas de coches, pero le encantaba aplastar nuestras cosas en el armario, dejar sus botas manchadas de barro en el alféizar y esforzarse por que el lugar apartara a su Apestoso colonia, sus puros y su cerveza rancia.

Deje la maleta en la cama. Hogar, dulce hogar.

Poseidón, Teseo y Orion hicieron una mueca, no les gustaba que sus hijos/hermanos vivieran con el.

El olor de Gabe era casi peor que las pesadillas sobre la señora Dodds o el sonido de las tijeras de la anciana frutera. Casi. Me estremecí de solo pensarlo. Nada había podido quitarme esa sensación extraña del pecho, como si algo estuviera apunto de explotar y el mundo entero contuviera el aliento.

A mi lado Percy estaba algo pálido, le iba a preguntar si se encontraba bien -a lo mejor también tenía esa sensación extraña-pero me alarmé cuando oí un ruido de la puerta.

Entonces oí la voz de mamá.

-¿Percy, Lia? ¿Están ahí?

Abrió la puerta y durante un segundo mis miedos se desvanecieron.

Todos los que conocían a Sally sonrieron, ella tenía ese poder.

Mi madre es capaz de hacer que me sienta bien, solo con entrar a la habitación. Sus ojos refulgen y cambian de color con la luz. Su sonrisa es tan cálida como una colcha tejida a mano. Tiene unas cuantas canas entre la larga melena castaña, peor nunca la eh visto vieja. Cuando me mira, es como si solo viera las cosas buenas que tengo, ninguna de las malas. Lo que me entristece un poco. Quisiera darle un motivo por que que hacer que se sienta orgullosa de verdad.

-Oh, mis niños. -Nos abrazo. -No me puedo creer. ¡Cuánto crecieron desde Navidad!

Percy y Leah sonrieron, sumadre siempre les decía cosas así, a pesar de que evidentemente no era verdad.

Su uniforme rojo, banco y azul de la pastelería Sweet on America olía a las mejores cosas del mundo: Menta, regaliz y las demás cosas que vendían en la tienda de golosinas de la estación del Gran Central. Nos había traído "muestras gratis" como siempre hacia cuando volvíamos a casa.

Nos sentamos juntos en el borde de la cama. Mientras Percy atacaba las barritas de chocolate, yo opte por los arándanos ácidos. No me gustaba el chocolate.

-¿Que?-pregunto Piper.-pero, ¿por que?

Leah se encogió de hombros.-Por que sabe malo.

La mitad de la sala la vio horrorizados, la otra mitad soltó risitas. Apollo la miro ofendido.-¿como no te pueden gustar?

-Saben mal.-dijo simplemente.

-Y en definitiva no son buenos para la salud, mejor los cereales.-asintió Dementer.

Hades y Nico hicieron la misma mueca a la vez.

Nos acarició la mejilla, y quiso saber todo lo que pasamos estos últimos meses. No menciona la expulsión, parecía no importarle.

Percy le dijo que no nos agobia, que nos dejara respirar y eso. Yo brome diciendo que hasta preguntaría sobre nuestra rutina del baño, pero en el fondo nos alegrábamos de tenerla, y ambos lo sabíamos.

-Eh, Sally, ¿Que tal si nos preparas un buen pastel de carne?-vociferó Gabe.

Percy rechino los dientes.

Apreté los puños.

Mi madre es la mujer más agradable del mundo, tendría que estar casada con un millonario, no con Gabe.

-Bueno.-Annabethle sonrió a los gemelos.-Paul noes millonario pero creo que es todavía mejor.

-Si, Paul es genial.-asintió Percy.

Por ella, intenté sonar optimista cuando le conté mis últimos días en la academia Yancy. Percy y yo le dijimos que no nos afectaba mucho la expulsión (casi habíamos durado un curso entero). Habíamos hecho un nuevo amigo. No nos hubo mal en latín. Y, enserio las peleas no habían sido terribles como aseguraba el director-una mentira por que fueron peores-. Nos gustaba la academia Yancy. De verdad. En fin, lo pintamos tan bien que casi lo creímos. Se me hizo un nudo en la garganta al pensar en Grover y el señor Brunner. Ni siquiera Nancy Bobofit parecía tan mala.

Percy rodo los ojos.-No exageres.

No exageres.

Los gemelos se miraron con los ojos bien abiertos.-¡Oh, no! ¡Pienso como el/ella!

Sus amigos soltaron unas risitas.

Hasta aquella excursión de museo...

-¿Que?-pregunto mamá. Nos azuzaba la conciencia con la mirada. Intentando sonsacarnos algo.-¿Los asusto algo?

-No, mamá.-respondimos al unísono. Mi madre era una de las pocas personas que no le asustaba cuando hablábamos así.

No me gusta mentirle. Quería contarle todo sobre las ancianas que cortan hilos, pero la sensación extraña había vuelto a aparecer y no quería soñar como una loca.

Apretó los labios. Sabia que nos guardábamos algo, pero no presionó.

-Tengo una sorpresa para ustedes.-dijo-Nos vamos a la playa.

Los gemelos, Poseidón, Teseo, Orion y Selene sonrieron, les encantaba la playa.

Sentí que un cubo de agua helada me cayo encima y recuperé el animo por completo.

-¿A Montauk?-pregunto Percy. Que tenía los ojos como platos.

-Tres noches, en la misma cabaña.

-¿Cuando?

Sonrió y contestó:

-En cuanto me cambie.

No podía creerlo. No habíamos ido a Montauk desde hace dos veranos por que Gabe decía que no había suficiente dinero.

Poseidón frunció el ceño, ¿"Por que no había dinero"?¿Que se creíaese hombre? ¡Eran sus hijos! ¡Debían ir a la playa siempre que quisieran!

En ese momento Gabe apareció por la puerta y masculló:

-¿Que pasó con ese pastel, Sally? ¿Es que no me has oído?

Intenté con todas mis fuerzas no insultarlo. Percy se veía con ganas de darle un puñetazo, pero cruzamos la mirada con mamá por un momento y comprendimos que nos ofrecía un trato: sean amables con Gabe un momentito. Solo hasta irnos a Montauk.

-Ya voy, cariño. -le dijo a Gabe-Estábamos hablando del viaje.

-¿El viaje? ¿Quieres decir que lo decías en serio?

-Lo sabia. -murmuró Percy.-No va a dejarnos ir.

No era justo.

-Claro que si. -Repuso mi madre sin alterarse.-Tu padrastro solo está preocupado por el dinero. Eso es todo. Además. añadió. -Gabriel no va a tener que confortarse con un pastel normalito. Se lo haré de siete capas y prepararé mi salsa especial de guacamole y crema agria. Va a estar como una raja.

Tuve que hacer esfuerzos para ocultar la pequeña sonrisa.

Gabe se hablando un poco.

-Así que el dinero para ese viaje suyo... va a salir de tu presupuesto para ropa ¿no?

-¡La ropa no!-grito horrorizada Afrodita.

-Si, cariño. -aseguró mi madre.

-Y llevaras mi coche allí y lo traerás devuelta, a ningún sitio más.

-Tendremos mucho cuidado.

Gabe se rasco la papada.

-A lo mejor si te esmeras en ese pastel de siete capas... Y a lo mejor si el crió se disculpa por interrumpir mi partida de póquer.

Miro directamente a Percy, que apretaba los puños y no tengo idea de como... pero supe que deseaba darle una patada en donde el sol no brillara.

Pero los ojos de mi madre le advirtieron que no lo canteara. Bufé. ¿Por que soportaba a este burro con pies?

No compares a los burros con…eso.

-Tenle respeto a los burros Leah.-dijo Selene, mientras negaba con la cabeza.

Tienes razón, conciencia.

-Lo siento.-murmuro mi hermano. -Siento aver interrumpido tu importantísima partida de póquer. Por favor, vuelve a ella inmediatamente.

Gabe entrecerró los ojos. Su minúsculo cerebro probablemente intentaba detectar el sarcasmo en la declaración de mi hermano.

-Bueno, lo que sea.-resoplo y volvió a su partida.

-Gracias, Percy. -dijo mamá. -En cuanto lleguemos a Montauk seguiremos hablando de... lo que sea que se les a olvidado contarme ¿si?

Intercambien una mira con Percy. Y me di cuenta de que también avía notada ese momentáneo pánico en los ojos de mi madres. Luego ella recuperó la sonrisa y salió de la habitación a preparar el dichoso pastel.

-Tengo un mal presentimiento. -murmuré, Percy me miró vacilante unos segundos y al final respondió:

Los que no conocían esa historia se tensaron, ya habían aprendido a hacerle caso a los "delirios de sabiduría" de Leah.

-Mientras más rápido nos vallamos mejor.

Una hora después estábamos listos para el viaje.

Gabe se tomo un descanso de su partida lo bastante largo como para vernos cargar nuestros bolsos de ropa. No dejo de protestar y de quejarse por perder su cocinera- y lo más importante su Camaro 78-durante todo el fin de semana.

-No le hagas ni un rasguño al coche, craneo privilegiado. advirtió a Percy mientras subíamos las últimas bolsas. -Ningún rasguño pequeño.

-Como si yo fuera a conducir.-dijo Percy.

Como si Percy fuera a conducir.

Los gemelos volvieron a mirarse horrorizados.

Solo teníamos doce años. A mi me ignoró por completo. Al parecer Gabe pensaba que por ser mujer era una buena para nada más que para cocinar -y que no valía de atención. Yo lo prefería así, no quería ni hablar con ese Apestoso.

Pero Percy era otro caso, Gabe le hacia la vida miserable por los dos, así que no me extraño que se enfadara tanto al ver a Gabe regresar al edificio en paso tranquilo. Lo que no me explico es lo que paso después.

Cuando Gabe llego a la puerta, Percy hizo la señal que antes le habíamos visto hacer a Grover en el autobús, un especie de gesto para alejar el mal: una mano con forma de garra hacia el corazón y después sin movimiento brusco hacia afuera como para empujar. Entonces el portal lo golpeó tan fuerte que lo envió volando por las escaleras como un hombre-Bala.

-Se lo merecía.-murmuro por lo bajo Thalía.

Nadie más en la calle lo noto, ni mi madre. Puede que halla sido mi imaginación, puede que halla sido el viento. De todos modos subimos al carro y partimos.

Nuestro bungalow alquilado estaba en la orilla hacia el sur. En la punta de Long Island.

Era una casita de tono pastel con cortinas descoloridas, medio hundida en las dunas. Siempre había arena en las sabanas y la mayor parte del tiempo el mar estaba demasiado frío para bañarse.

ÓseaPerfecto.

Exacto.

Ibamos allí desde que era una niña, mamá llevaba yendo más tiempo. Jamás lo había mencionado, pero sabía que era un sitio especial. Allí había conocido a mi padre.

Poseidón pensó en la playa de Montauk, era un bonito lugar para pasar el rato.

A medida que nos acercábamos a Montauk mi madre pareció rejuvenecer, años de preocupación y trabajo desaparecieron de su rostro. Sus ojos se volvieron del color Del Mar.

Afrodita miro el libro con curiosidad, las personas no solían cambiar el color de sus ojos solo por que si…esa mortal debía ser muy especial.

Llegamos al atardecer, abrimos las ventanas y emprendimos la rutina normal de limpieza. Luego caminamos por la playa, le dimos palomitas azules a las gaviotas y comimos las muestras gratis azules que trajo de su trabajo.

Supongo de debo explicar lo de la comida azul.

Inconscientemente todos asintieron, siempre se habían preguntado acerca de esta extraña obsesión, excepto quiénes conocían la historia, claro.

Nah, ¿tu crees?

Veras, Gabe le dijo una vez a mi madre que no existía tal cosa. Tuvieron una pelea, lo cual fue una tontería pero desde tomar mi madre se volvió loca con comer comida azul. Esto-junto con su desviación con mantener su apellido de soltera Jackson -era una señal de que no estaba tan aducida por Gabe. Tenía una faceta rebelde. Como nosotros.

-¡Ahhh!-fue la exclamación general.

Al anochecer, hicimos una fogata. Cominos salchichas y malvaviscos, mamá nos contó historias de su niñez, de antes de que sus padres murieran, y nos habló del libro que le gustaría escribir cundo tuviera el dinero suficiente para dejar la tienda.

Al final, Percy le pregunto lo que deseaba desde que llegamos a Montauk, nuestro padre. A ella se le empañaron los ojos. Supe que contaría lo de siempre. Nunca me había interesado mucho en mi padre-para que interesarme en alguien que simplemente no estaba en mi vida--pero aún así escuchaba con atención todo lo que contaba sobre el.

-Era amable, chicos.-dijo.-Alto, guapo y fuerte. Pero también gentil. Tienen su pelo negro, ya lo saben y sus ojos verdes.-Mamá agarro un dulce azul de la bolsa.-Si el los viera Que orgulloso se sentiría!

¿Orgulloso? ¿De que? ¿De una niñita inútil con mal genio? Si, claro.

-Yo siempre estoy orgulloso de mis hijos, sin importar cuán mal genio tengan.-Poseidón le sonrió a los gemelos.

-Y eso lo dice por que el tiene el peor genio de todos.-dijo Teseo.-No te imaginarías como es jugando en la sala de juegos de su palacio, siempre quiere ganar.

Orion asintió.

-¿Que edad teníamos?-dije. -Es decir... cuando se marchó.

Observo las llamas.

- Solo estuvo conmigo un verano, Lía. Justo aquí. En esta cabaña.

-Pero...-Percy parecía confundido.-Nos conoció de bebés.

-No, cariño. Sabia que estaba embarazada, pero nunca los vio. Dudo siquiera que sepa que eran mellizos. Tuvo que marcharse antes de que nacieran.

A mi no me importo. No me interesaba mucho pensar en el. Percy es otra historia, estaba enfadado, lo sabia. Puse mi mano sobre la suya, el me miro, eso pareció calmarlo un poco.

-¿Vas a enviarnos fuera de nuevo?-pregunto.-¿A otro internado?

Saco un malvavisco de la hoguera.

-No lo se, cariño. -dijo.-Creo que tendremos que hacer algo.

-¿Por que no nos quieres cerca?

-No deberías decirle eso a tu madre.-lo regaño Hestia.

Le di un codazo, enfadada. Los ojos de mi madre se humedecieron. Nos agarró da la mano.

-Oh, niños, no. Yo...tengo que hacerlo, es por su bien.

Sus palabras me pegaron como las del profesor Brunner.

-Por que no somos normales. -dijimos, al unísono.

-Lo dicen como si fuera algo malo, chicos. Pero ignoran lo importante que son. Creí que la academia Yancy estaría lo bastante lejos, pensé que allí estaría por fin a salvo.

-¿A salvo de que? -Pregunto Percy.

Cruce la mirada con mi hermano y supe que pensaba en lo mismo mismo. Todas las cosas raras, locas e inexplicables que nos habían pasado en la vida. Algunas que creí aver olvidado.

Una vez en cuarto curso un perro gigante me persiguió por el Area de las habitaciones femeninas en el internado, me escabullí y lo evité pero los testigos se empeñaron en decir que había sido un cachorro cuando prácticamente era más grande que un caballo. Y en las vacaciones de verano de quinto curso, un adolescente se paró en la cera frente a mi casa, me miro y giño un ojo, recuerdo aver fruncido el ceño y ponerle mala cara pero cuando pestañee, ya no estaba. Percy-que había estado mirando hacia el mismo lugar -me miro como si fuera loca cuando se lo conté.

-Todavía no comprendo quién era.-murmuro Lea para si misma.-Pero tal vez me haga una idea.-dijo, y miro de reojo a cierto dios.

Sabia que debíamos contarle a mamá, de las ancianas fruteras y la señora Dodds, la alucinación rara de ella desapareciendo en polvo. Pero seguía teniendo un extraño presentimiento y tenía la ligera sospecha de que esto pondría fin a nuestro viaje.

-He intentado tenerlos tan cerca como eh podido.-dijo mi madre. -Me advirtieron que era un error. Pero solo hay otra opción: el lugar al que su padre quería enviarlos. Y yo... no soporto la idea.

Di un respingo, eso si que me llamo la atención.

-¿A que te refieres? ¿Nuestro padre quería que fuéramos a una escuela en específico?

-No es una escuela, es un campamento de verano.

Estaba anonadad, ¿Por que mi padre-alguien de quien no sabía ni el nombre- quería que asistiera a un campamento de verano? ¿Y por que a mamá le preocupaba tanto la idea?

-Lo siento, niños. -dijo, al ver nuestra mirada.-Pero no puedo hablar de ello. Yo... no puedo enviarlos a ese lugar. Quizá habría supuesto decirles adiós para siempre.

-Igual que todos.-dijo Dionisio, rodando los ojos.

-¿Para siempre? Pero si solo es un campamento de verano.

Se volvió hacia la hoguera y por su expresión supe que si le hacíamos alguna otra pregunto se echaría a llorar.

Esa noche tuve un sueño extraño.

Era como si estuviera medio despierta y medio dormida. Podía sentir el colchón abajo de mi y ver el techo de la cabaña. Pero al mismo tiempo mi mente estaba más halla en...una playa.

Respire hondo, sintiendo el aire en mi pelo, escuchando el choque de las olas y sintiendo la arena en mis pies…todo esto, siguiendo acostada en mi cama en la cabaña.

Entonces los vi.

Habían dos chicos. dos adolescente. Era un lindo día. Caminaban tomados de la mano por la orilla de la playa. No pude verles las caras, estaban borrosas, pero sabía que estaban riendo, estaban felices... por fin felices.

Apollo se tensó…¿sería posible que ella…?

Entonces desperté con los gritos de los demás.

Había un huracán. No tenía idea de como lo sabia, pero lo sabia. Mamá y Percy ya estaban despiertos y había alguien más en la habitación.

-¿Que pasa? ¿Percy por que pareces tan asus...?

Entonces me fijé en que miraban. Era Grover. Un segundo. ¿Por que está Grover aquí? Parecían estar hablando pero entre la tormenta y mi aturdimiento por recién despertarme no los entendía.

Pero¿Por que estaba tan cubierto de pelo Grover? ¿Que pantalones tan raros eran esos? Y yo que pensaba que no podía ser más raro ese chico.

Entonces mamá gritó algo que me hizo reaccionar:

-¡Entren al coche! ¡Todos! ¡Rápido!

Y fue en el momento en el que Grover se movió para dirigirse a la puerta que me di cuenta de que no eran pantalón... palidecí tanto como mi hermano.

Por que donde deberían haber pies, había pezuñas.

-Pues si, soy un sátiro.-dijo Grover.

-Gracias por explicármelo, Grover.-dijo Lea.

Apollo dejó el libro en su trono.-Vamos a comer, muero de hambre.

-Apollo, tu no tienes hambre y tampoco puedes morir.-Hermès lo miro como si estuviera loco.

-Sabes a lo que me refiero.-dijo Apollo.

-Vamos niños, síganme.-dijo Hestia, guiando a los semidioses hacia el comedor.

Había llegado el momento de unas cuentas charlas.

...*...

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