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N/A 1: K.O.F y sus personajes son propiedad de SNK.

N/A 2: Imaginen a los personajes con los rostros y anatomías de "The King of Fighters for Girls".

N/A 3: Este escrito pasa ser oficialmente un "What if" y un "AU".


Revisó rápidamente el mensaje que Terry le había enviado. Kyo se sentó en el filo de la cama cubriendo su cintura con las sábanas y leyó.

—Nakoruru… ¿Gravemente lastimada? —musitó abriendo los ojos con sorpresa.

Resopló agotado sintiendo cómo lo abrazaban desde atrás. El castaño pudo sentir los suaves senos haciendo presión en su espalda. De inmediato Yuki le dio una mordida brusca en el hombro muy cerca del cuello provocando en su novio una reacción incierta.

—Ñam.* —

—Ah. —gimió el muchacho con sorpresa.

—¿Qué tal lo hice? ¿Te gustó? No, te encantó ¿Verdad? —sonrió orgullosa. —¿Estás listo para un segundo round? —

Kusanagi giró su rostro para verla a la cara. La chica mantenía su linda sonrisa con un brillo en los ojos. Vio su cabello desordenado y olió su rico aroma a almendra. Se veía adorable ya que Yuki no mostraba realmente su edad física sino una menor, quizás de 3 años menos.

Ay no ¿En qué me he metido por esculcar su diario? —sudó una gotita de su frente mientras mantenía una sonrisa estúpida.

Sin esperarlo su novia lo tomó de las mejillas y empezó a besarlo con afán, Kyo tuvo que entrecerrar un ojo con dolor cuando la castaña mordió el labio de él con fuerza y lo jaló hacia ella.


El lugar era hermoso. Un muro de barrotes de metal cuidaba muy bien los bellos jardines de la enorme instalación. La cascada que caía del muro de piedra ayudaba como referencia para caminar al edificio correcto. El campus era sublime, el sol resplandecía en lo más alto, el piso adoquinado y las cafeterías ayudaban a la belleza del mismo. Tras mirar a sus alrededores notó el gigantesco edificio de cristal reluciente. No tuvo que adivinar para saber que ese era el lugar indicado.

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Athena inhaló hondo viendo por un par de segundos a la ejecutiva general del evento de las bandas. Originalmente Nakoruru iba a ser la encargada de ir por la invitación del evento para evitar fraudes con bandas no invitadas pero dadas las circunstancias eso había cambiado.

Tronó sus dedos un par de veces; no sabía si ya la había notado pero a juzgar por la cercanía era obvio que sí. Fue ignorada aun después de aclarar su garganta. La hermosa mujer peliazul de ojos celestes mantuvo su atención en su celular enviando y enviando mensajes de texto.

La adolescente se mordió el labio un tanto nerviosa pero decidida se acercó hasta ella.

—Ammm… hola. —saludó con una enorme sonrisa. —Soy Athena Asamiya, vocalista de The Band of Fighters. —dijo al momento de correrse su mechón de cabello y estirar su mano.

—Yumi Katakuri. —contestó aburridamente. —Diría que es un placer que estés tú aquí pero estaría mintiendo. —comentó al momento de colocarse de pie y tomar el sobre con la invitación.

Athena quedó con cara desencajada al oírla.

—Puedes alejar esa mano de mí. No permito que las celebridades sin talento me toquen. Tengo estándares. —sonrió con sorna mientras la miraba de arriba a abajo.

—¿Ah sí? ¿Có-cómo funciona eso para ti? —miró a otro lado con las manos detrás de su espalda.

—Mira niña. Mi tiempo es dinero así que solo te lo diré una vez para que te quede claro. No estás aquí porque queremos que estés aquí. Estás aquí porque los hermosos varones de tu banda y la otra niña son los que tienen el verdadero talento musical. —decía, tocando repetidas veces los senos de la pequeña ídol con su dedo índice para concluir en su nariz.

La psíquica no supo cómo reaccionar ante aquel toqueteo atrevido así que solo se mantuvo al margen.

—Podrás ser un pez gordo en la música J-Pop y otras cosas, incluso vestir de manera ridícula para atraer más atención pero me importa una mierda lo que eso signifique. Soy tan rica e influyente en este medio como para impedir que una nena de ojos bonitos y voz acaramelada participe en esto. —meneó su cintura de izquierda a derecha un par de veces.

—Pero yo… —

Antes de continuar Yumi se le acercó de manera peligrosa a escasos centímetros de su rostro y volvió a colocar su dedo índice en un seno ajeno.

—Así que no te hagas la linda conmigo cariño o te juro que haré todo lo posible para que estés fuera el día de evento ¿Quedó claro? —al decirlo se apartó de ella.

—Ah… —

Sin darle tiempo para responder Katakuri le aventó el sobre con la invitación la cual cayó al piso. Athena la levantó de inmediato y salió del cubículo al ver a la ejecutiva hacer una seña con su mano para que se largara de una vez.

Al salir y caminar por los pasillos sintió su corazón acelerado. La ídol hizo algunos ejercicios de respiración aun impresionada de que una persona influyente como Yumi la odiara sin razón aparente. Sabía que en el mundo del entretenimiento existían personas de todo tipo pero jamás se esperó algo como lo que había vivido minutos atrás.

—Eso fue incómodo. —musitó con un sonrojo.

Esperó el elevador y una vez abierta la puerta quedó congelada al ver quien salía de él. Athena mantuvo su boca un poco abierta al ver cómo una mujer pelirroja de curvas infernales pasaba a un lado de ella barriéndola e ignorándola. Un flequillo tapaba por completo sus ojos, vistiendo de una manera inusual.

La adolescente entrecerró sus ojos. No solo la había visto en un par de torneos de K.O.F. sino que también The Band of Fighters se había batido en duelo contra el grupo en algunas ocasiones en las cuales habían perdido contra el rival y salido victoriosos.

Miró cómo la pelirroja entraba en el cubículo y escuchó un grito de emoción por parte de Yumi al ver a quien tenía en frente. La ídol se decidió a entrar en el elevador pero su cara chocó con la puerta de metal, al parecer el tiempo de espera se había agotado. Sobándose la nariz pulsó el botón otra vez.


Teniéndola de frente un aura de color negro se apoderó del cuerpo de Shingo. Ahí estaba la bonita chica de cabello color miel, esperando la respuesta de Yabuki. El joven no pudo controlar su temblor corporal. Su frente sudaba sin reparo.

Mi chica favorita me invitó a una fiesta justo el mismo día que Kusanagi-san y su grupo tocarán en Osaka. Aunque fuera jamás llegaría a tiempo, está a más de 3 horas en auto. —pensó con su rostro ensombrecido. —Pero… no puedo fallarle a Kusanagi-san.

—Shingo-kun ¿Te sientes bien? Tengo aspirinas en mi bolso por si… —

—No es necesario. —se apresuró a responder. —Tengo que ser honesto contigo, Lala-chan. —