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N/A 1: K.O.F y sus personajes son propiedad de SNK.

N/A 2: Imaginen a los personajes con los rostros y anatomías de "The King of Fighters for Girls".

N/A 3: Arraaaaancamos con el 2022 muchachos, espero que les haya ido super bien. Es un nuevo año, buena vibra para todos ustedes, nuevos retos y nuevos desafíos. Y bueno, quise partir con Shingo ya que no quería dejar la incógnita de lo que pasó con él, además de que también quiero darle más participación a los demás personajes y no solo enfocarme a Iori y Athena, nel. Los demás personajes también jugarán un papel divertido y emocionante y además vivirán cosas super locas jajaja, tuve un buen de ideas en estos días y creo que les agradarán. Buen inicio de año ¡A darle con todo!


Jamás se había sentido tan mal como ahora. Shingo observó cómo la hermosa jovencita se fue corriendo a medida que derramaba algunas lágrimas de sus ojos. Fue tras ella pero sus intentos habían sido en vano; había perdido el rastro.

El joven Yabuki necesitaba despejar su mente. Pasó directamente al baño de las enormes instalaciones y al entrar notó que el lugar estaba vacío en su totalidad.

¿Habré sido muy grosero con ella? Pero apenas y le dije lo que sucedía, solo fui directo. Incluso usé palabras delicadas. —pensaba mientras se enjuagaba y se miraba en el espejo. —Qué idiota, es muy hermosa. En efecto, muy hermosa para salir con un feo como yo. Quizás por eso la rechacé, por mi baja autoestima. Ah… seguro piensa que soy un cretino, jamás volverá a hablarme en la vida. —musitaba con la boca temblorosa.

De pronto sintió una presencia a un costado suyo. Shingo pudo sentir cómo una leve brisa se propagó por el aire capturando su atención. Al voltear vio a una linda rubia que se estaba remojando las manos sin despegar su mirada sonriente de él.

—¿Qué pas…? ¡¿QUÉ?! ¡¿CÓMO APARECISTE AQUÍ SI EL LUGAR ESTABA COMPLETAMENTE SOLO HACÍA UNOS MOMENTOS?! Y… Y… ¡TÚ! ¡TÚ ERES UNA CHICA! ¡NO DEBERÍAS ESTAR AQUÍ! —gritó mientras la señalaba con un sonrojo.

La joven sonrió un poco más y se le acercó. Tenía unos hermosos ojos azules y su cabello caía enmarañado sobre su espalda.

—Lo siento. Es que escuché todo lo que decías y me preocupé por ti. —

—Pero este es el baño de… y… y… ¿Qué fue lo que te preocupó de mí en primer lugar? —

—Jmmmm… como decirlo [¿?] Lo que sucede es que: ¡Yo era como tú en el pasado! —lo señaló a medida que un aura dorada se apoderaba de su cuerpo y sus ojos brillaban intensamente.

Shingo quedó boquiabierto ante aquella anomalía, parecía ser magia lo que estaba viendo. Tanta fue su impresión que olvidó que aquella rubia se encontraba aún en el baño de caballeros.

¿Qué demonios le pasa? Me habla como si ya nos conociéramos de antes. —pensó.

La joven procedió a lavarse las manos sin quitar su sonrisa relajada del rostro. Yabuki imitó la acción pero un poco alejado de ella por el miedo irregular que desprendía la personalidad ajena.

—Lo siento, no te conozco así que me marcho. —

—Mmmm… hiciste llorar a una mujer ¿Eh? Tu cara lo dice todo. —

El muchacho volvió a sonrojarse en gran manera mientras la miraba con los ojos en blanco y la boca bien abierta. Podría pensar incluso que esa chica podía leer la mente como su amiga Athena.

—¡¿Cómo lo sabes?! —

—¿Lo ves? Somos parecidos. —habló mientras relajaba sus manos detrás de la nuca. —Yo también he hecho llorar a algunos chicos sin tener malas intenciones. —

—Espera, fue bajo otras circunstancias, no podemos ser iguales. —

—Pero lastimaste a quien es alguien importante para ti ¿No es así? —lo miró, haciendo una pose peculiar con sus extremidades y su cintura.

Tkhyyyaaa*. —jadeó en gran manera con una impresión enorme por las palabras. —¿Esta quién es? ¿Será que me salvará de mi situación?

Continuó observándola en esa pose estática la cual consistía en tocarse la frente con tres de sus dedos mientras sonreía con los ojos entrecerrados.

—¿Crees que soy una maestra en el amor? —

—¿Eh? —

—Respuesta correcta. —le guiñó el ojo.

—¿Una… maestra en el amor? —balbuceó.

—¿Sabes? Me recuerdas a mí cuando solía temblar bajo la lluvia. —comentó, ahora sentada en una de las puertas de los cubículos de privacidad.

—¡¿C-CÓMO ES QUE LLEGASTE A ESE LUGAR TAN RÁPIDO SI ESTABAS A UN COSTADO MÍO HACE UN SEGUNDO?! —

—Oye no te preocupes por eso. Lo importante ahora es lo que vas a hacer. —

—Para empezar me da un poco de miedo lo que haces y segundo ¿Qué puedo hacer? Dudo que quiera hablar conmigo siquiera después de lo ocurrido. —

—Bueno, ahí si no puedo ayudarte. —dijo al momento de bajar de un salto y hacer otra curiosa pose con su cuerpo. —No se me ocurre nada, soy algo tonta. Pero si yo fuera tú iría a abrazarla ahora mismo. Pero no sé. —volteó a verlo con un guiño coqueto.

Shingo cayó de rodillas y pegó su frente al piso con una sonrisa. Esa había sido la mejor respuesta que pudo haber escuchado referente a su situación pero irónicamente la más sencilla y simple de todas. Quiso llorar por el gran alivio que sintió.

—Creo que puedo hacer eso. Sé dónde vive Kasumi. —sonrió con un rubor.

—Pues no pierdas más tu valioso tiempo conmigo, ve por tu chica. —

—Gracias por todos tus consejos. De verdad. —

La rubia se acercó a él deslizándose por el piso y le dio un leve golpe con su índice en la frente.

—¿Consejos? ¿De qué estás hablando? Solo hablé de mis experiencias. Fue una historia ridícula de la maestra en el amor. —comentó haciendo que esa aura dorada se apoderara de su cuerpo y unos destellos brillantes aparecieran alrededor.

—S-Senpai. —musitó un anonadado Shingo, sintiendo una agradable tibieza en sus mejillas.

No supo en que momento la chica pasó de un lugar a otro tan solo sintió un golpe en su espalda proveniente de la mano ajena que lo impulsaba hacia adelante.

—Ahora vete ya. Te está esperando, no lo arruines esta vez. —

—Entendido. No lo haré. —

Al estar cerca de la salida se giró para verla una vez más.

—A propósito, ¿Cómo te llamas? ¿Uh? —

Ahora el baño se encontraba totalmente vacío tal cual como lo había visto al entrar. Shingo abrió todas las puertas de los cubículos pero no encontró a nadie en ellos. Esta tan seguro de que esa vivencia no había sido producto de su imaginación.

—¡SENPAI! —gritó con tristeza.

Hasta la próxima. —dijo su voz al aire.