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N/A 1: K.O.F y sus personajes son propiedad de SNK.

N/A 2: Imaginen a los personajes con los rostros y anatomías de "The King of Fighters for Girls".


Tan pronto como entraron a la habitación ajena Athena sujetó al pelirrojo de su camisa y lo guio hasta el sofá sin importarte si el inquilino o los inquilinos llegarían pronto o no. Al cerrar la puerta con su telequinesis lo empujó obligándolo a sentarse con brusquedad. Yagami abrió los ojos con cara desencajada al notar el comportamiento tan distinto con el que lo estaba tratando, no obstante, quedó en silencio esperando el remate de su actitud.

—Vamos Iori. Demuéstrame que no eres gay. —frunció el ceño.

Sin darle tiempo de siquiera articular palabra se le montó encima y empezó a comérselo a besos. El pelirrojo no opuso resistencia alguna, sino que procedió a deshacerse del kimono y empezar a devorar los senos de la ídol.


Desde el desayuno Yuki había evitado a su novio en cada oportunidad que tuvo: cuando Kyo quiso ir a la playa ella puso de pretexto que algo le había caído mal en el estómago. Cuando le dijo que tomaran el sol juntos la castaña mencionó haber olvidado algo en su habitación y jamás se presentó al encuentro. Algo similar ocurrió cuando su novio la invitó a bailar al restaurante-bar, Yuki fingió estar dormida cuando Kusanagi le estaba haciendo la oferta.

Sentado en la barra se encontraba él, con un vaso de whisky en las rocas a medio consumir. Su cara era un poema ante todo aquel que lo veía.

—No puedo creer que Yuki en verdad piense que me acosté con Yagami. —

—Yo tampoco, hermoso. Pero oye… pagaría por ver eso. —

Al escuchar esa voz le dio vuelta a su asiento y se topó con aquella pelirroja que había visto en el año de 1997.

—Tú… —


Los jóvenes empezaron a ser rudos en sus tratos sexuales. Por su parte la fémina ya empezaba a transpirar debido a los movimientos que había realizado minutos atrás. Verse a sí misma y a Iori fornicando en una sala ajena gracias al enorme espejo que se encontraba ahí era demasiado excitante.

—¡Ah! ¡Dame otra! —le rogó.

Como si de una súplica se tratase Yagami le soltó otra fuerte nalgada, las caderas de su compañera estaban enrojecidas casi en su totalidad pero a ella no parecía importarle más allá de seguir sintiendo el brusco choque de cuerpos que provocaban.

Siguió besando los pechos y mordisqueando los pezones mientras apretaba las nalgas. De pronto Athena lo tomó por el cuello con ambas manos y empezó a ahorcarlo sin ejercer demasiada presión para no lastimarlo al momento que le escupía en el rostro.

En lugar de molestarse por tan osada acción Iori sonrió de medio lado y la tomó de su cara guiándola a la suya para que empezara a lamer donde había escupido; Athena así lo hizo, pasó su lengua por los rastros de saliva que había dejado en él.

—Toma toma toma toma toma toma. —decía la chica en cada sentón rápido que le daba.

Tan pronto como sintió un exquisito orgasmo volvió a escupir el rostro ajeno a medida que le daba una fuerte bofetada. Por su parte Iori sintió el fluido de la adolescente escurrir, acción que lo alentó a seguir con mayor fluidez y fuerza.


—Me gusta. ¿Cuándo les propondríamos el trato? —

—¿Qué tal después del evento de las bandas? —

—Perfecto. —

—Esta podría ser una buena colaboración, Chizuru. Si The Band of Fighters acepta representar nuestros comerciales de motociclismo quizás puede que ellos nos pidan que les devolvamos el favor con alguna especie de video musical para ellos contigo en él. Ganar-ganar. —

—Jaja hey, espera un momento, aun no hay nada asegurado. Hablaré con Athena mañana por la mañana. —

—A propósito, sé que apenas y se vieron pero ¿Cómo es? Quiero decir, su forma de ser y de actuar… ¿Es cierto lo que dicen de ella? —

—Sí… y no… Athena es una niña de buen corazón… alegre y no lo sé… demasiado pura en todo sentido… de ese tipo de persona que no rompe ni un plato ni la imaginarías haciendo algo indebido. Una monada en pocas palabras. —sonrió la joven Kagura con tranquilidad.


La adolescente aún se encontraba a gatas sintiendo la lengua del pelirrojo en su esfínter, la sensación era demasiado curiosa y hasta cierto punto le había provocado cosquillas, lo que no sabía es que esas emociones cambiarían 180° en pocos segundos.

Iori lamió un poco más dejando saliva en el esfínter de Athena y acto seguido se colocó detrás de ella. La chica lo miró por encima del hombro y claramente pudo sentir cómo el alma abandonaba su cuerpo cuando Yagami empezó a entrar en ella.

—Vete al infierno. —musitó, apretando sus ojitos con ira causado por el dolor. —Mierda… —volvió a mascullar al momento en que un par de lágrimas resbalaban de ella.

A pesar de que Iori no la estaba bombeando a lo bestia la sensación nueva era sumamente insufrible pero no podía resignarse a proseguir ya que ella misma fue quien estuvo insistente en probar el sexo anal.

Asamiya se tapó la boca con una mano evitando soltar un gemido de sufrimiento y mordió un cojín fuertemente cuando el pelirrojo empezó a penetrarla más a fondo y a embestirla con más rapidez. Jamás pensó que la sensación sería un martirio la primera vez, en los videos de Iroyi que había visto todo parecía menos doloroso.

La respiración se le estaba acabando pues no sabía administrarla en un acto sexual como ese.

—¿Por dónde te están dando? —

—… … …¡? —otra lágrima masoquista resbaló por su ojo.

—¿Por dónde te están dando? —cuestionó un poco molesto esta vez.

—Por mi oyito… —contestó entrecortadamente, mirándolo en pleno acto.

—¿Por dónde? —

—Por mi oyito… —dijo, aún más débil.

—Que se escuche. —

Ah… este idiota… —pensó algo enojada.

Agachó la cabeza e inhaló profundamente en un intento sobrenatural por juntar todo el aire que podía. La adolescente tomó fuerzas y respondió la pregunta que su verdugo le había realizado.

—Por mi oyito… —

Sonó con un timbre apenas usado en una plática común. El joven la tomó por el cabello y empezó a enredarlo en su antebrazo improvisando una coleta, al sujetarlo con fuerza lo jaló, haciendo que el rostro de Athena se levantara quien aprovechó para besar su lengua.

—¿Te gusta? —

—Mjmmm. —asintió un poco más relajada.

Al paso de unos minutos más tal parecía que estaba empezando a sentir el placer debido a la excitación ya que su esfínter se encontraba dilatado. Observó el sillón empapado de sus fluidos lamentándose un poco por la persona que habitaba aquella habitación.

Ya con un poco más de confianza y gusto por el acto se movió de adelante a atrás para ayudarlo.

—Rómpeme mis caderas, amor. ¿O acaso no puedes? —sonrió, haciendo un movimiento sensual con su cabello.

Los ojos de él ardieron en llamas al oír esto. Luego de azotar al mismo tiempo las nalgas de su compañera arremetió con mayor intensidad paseándose de vez en cuando por la espalda con su lengua.


—Tonto Iori. —refunfuñó Yuki mientras escribía en su diario lo que había pasado con su novio.

La castaña se encontraba a solas en la habitación del hotel; era el segundo bote de helado que se terminaba, su dilema era hablar o no hablar sobre lo sucedió con Kyo. Si, bueno, por una parte le creía en no haber tenido ningún tipo de contacto con su peor enemigo pero por otra "el sentimiento de gusto" por lo que había visto no podía sacárselo de la cabeza.

—¡Aggg! Ni siquiera sé que le vio Athena a ese malhumorado. —prosiguió a escribir en su diario. —Iori… supongo que está bien… admito que es guapo… y… tiene un buen físico… —

Poco a poco el semblante de Kushinada empezó a ablandarse mientras pasaba de lo escrito al dibujo.

—A varias mujeres les gustan los hombres rudos, que tocan en una banda y conducen motocicletas. Jmmmmm… ahora que lo pienso… es muy parecido a Kyo en ciertos aspectos. Con sus… grandes y musculosos brazos de macho Alfa y esa mirada penetrante que domina… —decía, mordiendo su labio mientras proseguía a dibujar.

Al terminar con un boceto no pudo evitar sonrojarse al ver el resultado. Era un dibujo demasiado realista de Iori y Kyo dándose un beso mientras sus torsos estaban al descubierto y se acariciaban los brazos.

—Wuojojou. —sonrió de manera estúpida a media que su rubor se agravaba. —Pero qué tal si… —

Apretó su lápiz y tras cambiar de hoja empezó a trazar líneas y curvas por todas partes, concentrándose en sus ideas perversas plasmadas en la hoja, mientras más dibujaba más se ruborizaba y empezaba a sentir tibieza en su zona íntima.

—¡Hey Yuki! Mai y Andy llegaron para apoyarnos esta noche. Los chicos y yo iremos a la playa para divertirnos un rato ¿Quieres venir? —

—¡NAKORURU! —gritó con sorpresa. —¡NUNCA TOCAS ANTES DE ENTRAR? —

—Jejejeje, bueno la puerta estaba casi abierta y además es mi habitación también así que… Oh ¿Estás dibujando? —

—Yo… emmm… —Kushinada no pudo cambiar su semblante enrojecido de vergüenza, miedo y susto.

—¿Puedo ver? —sonrió la chica.

Sin penarlo Yuki arrancó la hoja y tras hacerla bolita se la metió a la boca para masticarla pocas veces y empezar a tragarla. Nakoruru notó cómo la cara de la castaña empezó a pintarse de un color morado mientras miraba el papel descender por la garganta ajena como Mario Bros en un tubo verde. Al terminar de tragar Yuki respiró con dificultades y tomó un poco de agua.

—¿Dibujo? ¿Qué dibujo? —preguntó con nerviosismo.

—¿Okey? Entonces ¿Vienes o no? —

—Con gusto. —sonrió mientras eructaba un poco y de su boca salían algunos trozos de papel.

—Jajajajaja… no hemos dado con Athena, seguro está muy ocupada practicando para esta noche. —comentó mientras salían de la habitación.


Le fascinaba verlo hacer sus expresiones faciales mientras le practicaba sexo oral. Esas muecas de placer y ceños fruncidos no tenían precio. Técnicamente todo lo que estaba haciendo y poniendo en práctica lo había aprendido gracias a los videos de Iroyi.

Athena pasó de uno de los gemelos al otro, metiéndolo por completo a su boca, lo succionaba y lo jalaba con sus labios teniendo absoluto cuidado de no lastimarlo ya que sabía que eran zonas muy delicadas y sumamente sensibles. Mientras seguía chupándolo —como si de un caramelo se tratara— empezó a masturbar a Iori con una de sus manos.

—Mierda. —masculló al abrir sus ojos y toparse con una escena que jamás olvidaría en la vida.

Él, recostado en el sofá de la habitación y ella, arrodillada enfrente con el cabello recogido sudando del cuerpo mientras succionaba un gemelo, acariciaba el otro y lo masturbaba con los ojos cerrados. Estuvo a punto de correrse cuando la chica abrió sus preciosos ojos y lo miró desde su posición mientras sonreía coquetamente.

La ídol pasó al glande y comenzó a acariciarlo con la punta de su lengua permitiendo que la saliva resbalara por él. Jugó cuidadosamente con el pliegue del glande usando su lengua y sus dientes para finalizar introduciendo lo más que pudo el miembro en su boca.

Athena se retó a sí misma para meterlo hasta el fondo de su garganta pero como esperaba era casi una misión imposible por lo que decidió continuar con la felación a como recordaba en los videos.

Pasado un rato Iori retiró un poco la boca y tras sujetarse a sí mismo su hombría empezó a golpear la cara de la niña con él como si de una vara se tratase, la mujer ahogó gemidos sordos en cada golpe.


Luego de haber intercambiado unas pocas palabras Kyo permitió la compañía de Shermie, por supuesto sin dirigirse palabra alguna. La pelirroja no despegaba la mirada de Kusanagi, sonrió para sí misma en un intento de capturar la atención del hombre.

Cuando su piña colada estuvo lista la probó y sonrió.

—¡Cielos! Esto es una delicia. Kusanagi, tienes que probarla. —le ofreció.

Kyo le dirigió una mirada de pocos amigos y la volvió a ignorar concentrándose en su whisky.

—Esta noche será espectacular. Me alegro que no sea una competencia en sí ya que ustedes no tendrían oportunidad contra notros jajaja. —bromeó un poco.

El castaño resopló y se levantó de su asiento listo para irse de aquel restaurante.

—Kusanagi, detente. —rio la francesa al imitar su acción. —¿Es tan malo que nos volvamos a ver? —

—No lo sé. Raptaron a mi novia y estuvieron a punto de causar la extinción de la humanidad bajo las mentiras de un disque dios. ¿Te parece poco eso? —dijo sin verla a la cara.

—Tú lo has dicho, fueron mentiras. No puedes ser tan duro con nosotros. Estábamos además en… una especie de trance. —

—No tenemos nada de que hablar. Así que mantente alejada de mí y de mi novia ¿Entendido? —la miró con desprecio al rostro.

—Estaremos aquí un fin de semana y este hotel no es muy grande que digamos. Ten por seguro que nos volveremos a encontrar. —le sonrió.

El muchacho se tomó del rostro y negó repetidas veces frustrado por el tema de Yuki. En serio no se sentía muy bien y por el hecho de no poder hablar con Athena para desahogarse ya que no sabía dónde diablos se encontraba su lado accesible empezó a ganarle.

—¿Qué es lo que quieres? —

—Realmente divertirme y pasarla bien. ¿Qué tal si compartimos una pizza y hablamos un poco antes del evento? Que sea una… rivalidad sana. —

—… … … —

—Vamos. Han pasado años desde aquella vez. Seamos… no amigos… sino colegas. ¿Qué dices? —

Kyo la miró con esa sonrisa llena de seguridad mientras lo animaba a regresar a la barra. Por unos momentos no pudo despegar su vista del hermoso cuerpo femenino que se cargaba. Resopló una vez más y asintió con seriedad.

—Supongo que una pizza no me hará daño. —


Los muchachos aún se encontraban follando en aquella habitación ajena. Ni siquiera recordaban el peligro que corrían de ser atrapados en el acto. La verdad era que estaban cansados debido al trabajo corporal que habían realizado. Yagami la embestía con las últimas fuerzas que le quedaban, encontrándose detrás de ella.

—A mí también me gustaría que te corrieras dentro. —gimió tras revelarlo.

—¿Tienes manera dé? —

—Compré pastillas. —

—¿Sabías que tendríamos sexo? —

Athena no respondió a esa pregunta y se concentró a disfrutar las embestidas de su compañero.

Iori la volvió a tomar del cabello y lo jaló, teniendo al alcance parte del rostro de la adolescente. Al estar cerca lamió el cuello de su compañera por unos segundos y después mordió con cierta rudeza la mejilla de la ídol jalándola levemente hacia él sin dejar de embestirla. La niña jadeó con delicia y guio una de las manos de Iori hasta uno de sus senos, él lo masajeó y lo apretó sin soltar con sus dientes la mejilla.

—Aquí voy. Pídemelo. —

—Ah… ah… Iori córrete dentro de mí. —

Segundos bastaron para que Yagami así lo hiciera. Asamiya sintió los disparos calientes en su interior y sintió una verdadera delicia y satisfacción indescriptible. Una sonrisa se le dibujó en el rostro y acto seguido buscó la boca de él para besarlo lentamente. Athena empezó a besar la lengua del pelirrojo y a succionarla mientras que con su mano exprimía todo el semen del miembro.

—¿Aún crees que soy un maldito homosexual? —

—Jmjmjmj… cállate. —sonrió.

Al darle la vuelta la subió en su regazo y empezaron a darse suaves besos y a acariciarse para fundir por completo todos sus deseos. La chica procedió a sonreír con sus ojos cerrados mientras por intervalos besaba la mejilla ajena con dulzura y cuidado. Estaba consiente de que no eran novios, maldita sea ni siquiera amigos pero al demonio con eso si había gozado cada segundo que estuvo con él.

Iori chupó el lóbulo de la joven y recorrió cada parte del oído, acariciando en el proceso la espalda y la cintura de su compañera. No la amaba, no la quería, ni siquiera la apreciaba pero reconocía que los encuentros sexuales con ella habían sido satisfactorios.

Luego de unos minutos se miraron al rostro y frotaron sus narices entre sí de un lado a otro; se susurraron algunas cosas provocando que se sonrieran y volvieran a besarse. La chica pegó su nariz al cuello e inhaló para disfrutar la rica fragancia de su maestro sexual. Se miraron por última vez y se dieron cinco últimos besos fugaces antes de partir de la habitación.


—¿¡PERO QUE MIERDA HA PASADO AQUÍ!? ¿¡Y QUE ES ESE OLOR TAN EXTRAÑO!? —dijo Yashiro Nanakase al entrar a su cuarto y ver su sofá empapado y totalmente desordenado.