Fue Lori, quien abrió la puerta avergonzada y se presentó muy confundida, al ver Lynn Jr ocultando a Lincoln con su cuerpo, visiblemente nerviosa, y a Lucy, más pálida que de costumbre, viéndola con cierta preocupación y susto.
—¿Qué pasa? —preguntó, y ladeó la cabeza dando unos pasos, para ver el rostro de su hermano menor, pero, al ver sus mejillas sonrojadas y su rostro de pánico, y lo que pudo catalogar como excitación, rápidamente fue oculta por el cuerpo y rostro de la castaña asustadiza.
—¡Hey hermana! ¡¿Qué pasa de qué?! —soltó Lynn Jr, y torció una sonrisa —¡Nada pasa en lo absoluto! ¡¿No quieres ver un reality show o algo?!
Lori no dijo nada, se cruzó de brazos extrañada con sospecha, y ceñuda, resolvió en avanzar directamente a ellos.
—¡Hey! ¡¿Qué pasa?! —preguntó haciendo ademanes exagerados para que se detuviera —. ¡Espera, no es...
Y Lori la interrumpió, acortando los últimos centímetros y apartándola a un lado sin dificultad, solo para encontrarse al peli blanco, con los pantalones en las rodillas, y con el pene de fuera, relativamente estimulado, que la hizo sonrojar y balbucear a la rubia por instantes.
—¡Lincoln que mierda! —soltó ella, volteando con su hermana que ya le veía nerviosa y mal parada —¡Lynn! ¡¿Qué carajos pasa aquí?! —exclamo, y giro atrás suyo, en donde de Lucy ya no quedaba ni rastro —. ¡Lu... ¿Lucy... ?! —y vio por ambos lados del pasillo.
—Lori... —pronunció Lincoln tenue, y la rubia volvió al frente, donde se percató que de la deportista ya solo quedaba el sonido del correr de los últimos peldaños.
—¡Mierda! ¡¿A donde se fue ella?!
Y aquel solo le queda guardar silencio como una forma de respuesta, y los dos hermanos quedaron solos en el pasillo. Rojos del rostro, un poco incómodos, y Lori se confundía, entre la mirada brillante y tierna de cachorro de su consanguíneo que cabizbajo, no podía sostenerle del todo la mirada, y la erección que se erguía (ahora más) y se mostraba fuera de sus pantalones, asertiva, con el propicio abajo y el glande rosado a la vista.
Era extraño, o por lo menos, ella se sintió extraña (como hace rato en la competencia), e intimidada, tanto que solo le veía el área inferior a su hermano sin ningún tapujo o decoró, notando con sorpresa, la anchura y lo largo de su miembro, en esos segundos donde no pudo decir ni una sola palabra.
No es hasta que traga saliva, y nota que "eso" se le levanta más, como una reacción-acción ya predeterminada, y cae en cuenta de nuevo en su raciocinio, donde ve la calidad de la escena que tiene, y del miembro de quién pertenece.
—Lincoln...
—Yo...
—¡Lincoln! —le interrumpe — ¡Literalmente, tienes la verga de fuera!
Lincoln la miro e experimento vergüenza. Desvió la mirada, "tímido", y ella notó que el pene le palpito, irguiéndose todavía más. Esas acciones, y la turbación de la hermana mayor, solo dio que su instinto lubricó comenzara a despertarse, y dio un brinco al oír que la chapa de una de las habitaciones del corredor se giraba, y apresuradamente alarmada, sin pensar y solo accionar, se metió al baño, llevándoselo por el brazo, dando el tiempo perfecto en donde la rockera sale de su habitación para escuchar como la puerta es cerrada.
Puso seguro, y el sudor frió le pasó por la frente a la par de que ponía el oído en la puerta, y escuchaba atenta, lo que pasaba al otro lado.
Fuera, solo era Luna que, muy exaltada, caminaba por el pasillo al cuarto de Lincoln, entre una línea delgada de proseguir y retroceder, de culpa y ánimo prohibido, que le hacía llenarse de tentaciones e incongruencias, que ella misma imaginaba y quería experimentar en sus adentros. Por eso se disponía a tocar la puerta de su hermano, después de tanto debatirse en su habitación, aunque, no encontraría una respuesta, dado que el albino no estaba ahí.
Ya en el baño, Lori aún sosteniendo la mano de Lincoln, suspira sin despegarse de la puerta. Luego se gira aliviada, suspirando, para pasar a encontrarse con sus ojos cristalinos, tiernos, mientras podía ver y sentir, como la punta húmeda de su miembro, le tocaba por entre el monte de venus, y la entrepierna donde sus muslos grandes descienden a sus piernas blancas.
Ella soltó su brazo toscamente, enrojecida de rostro, apartando su cuerpo, haciéndose a un lado y retrocediendo hasta que su trasero tope por la tina, y después mirándole de hito a hito a lo lejos.
Lincoln solo guardaba silencio, e igual veía a su hermana mayor, que, pese lucir "inocente", sus ojos paraban en ella de forma muy impropia. Lori lo notó, y antes de que pudiera decirle: "pervertido, súbete los pantalones" o "contrólate bastardo", él tomó un impulso inesperado y se abalanzó hacia ella rápidamente abrazándola con fuerza, y pegando su intimidad a su estómago, paralizando de nueva cuenta a la rubia, además de confundirla.
—Disculpa Lori... —dijo sentimental —. No me odies por favor. No puedo evitarlo... —soltó él, y frotó su caderas haciendo fricción con sus ropas, estimulándole —. Eres muy linda Lori. Eres tan bella... Siempre me has gustado...
—¿Qué... ? —balbuceó nerviosa —¿Qué dices... ?
Y ella se desconcentro, desvarió, más por las palabras que por el líquido preseminal que no dejaba mancharle las prendas, a sus shorts y parte inferior de la camisa celeste.
"Carajo", se dijo, "¿Por qué me caliento?", y la pregunta la quería ver más como justificación.
—¡Nooo! —soltó y trató de apartarlo —Mierda, no creo que comprendas lo que...
—¡Sí! —exclamó y levantó el rostro, que se posaba entre los suaves pechos de Lori —¡Sí lo comprendo lo que digo... !
Lori se puso roja, y se enfadó.
Trato de desafanarse de sus brazos, cosa que no consiguió debido a que no daba toda su fuerza y los brazos los tenía a los lados sus caderas, y en el arrebato para acabar el agarre, ruborizada y acalorada por su contacto de la suave piel de su hermano, le trató de sacárselo desde la cintura, y no sabiendo cómo, lo hizo sorpresivamente. Le agarró para apartarlo, solo que gimió tenue, de gozo. Algo normal, puesto a que le había tomado del pene, y ahora sí se había separado un poco, y nada tonto, aprovecho para sacarse la camisa, en un intento ideado al último momento, para que lo viera ya, prácticamente desnudó (siendo que sus pantalones todavía estaban en los tobillos con sus tenis), y le funcionó, porque ella ni se movió al verle así y tomándole del pene, que a veces pulsaba animalistacamente, y era él que propinaba el movimiento, acalorando a Lori todavía más y francamente, estaba impresionada con el tamaño de su intimidad para su edad, y la apariencia flacucha, pequeña de su cuerpo, que por alguna razón le hacía que de su interior sintiera calor incontrolable que provenía de su entrepierna. "¿Por que me calienta tanto... ?" Y le veía el miembro, que le calculaba que le media aproximadamente unos veinte centímetros, dura como un fierro, pero además de ser pálida, limpia, y suave a como le decía al tacto, junto al glande rosita y la gotita transparente, que le humedecía más la verga ininterrumpidamente. Eso lo sufrió sus pantaletas y lo gozo particularmente ella, ya que estaba mojándose severamente. "Bobby no la tiene así...", pensó mientras movía su mano inconscientemente, hipnotizada, poniendo su otra mano y apretándola, sacándole un suspiro a Lincoln que tenía la cara extasiada y rojo por completo, y pensaba, que aquello, podría llenarla por completo si se lo llegara a introducir, vamos, que le besaría el cervix, y ya dentro, si moviera él un poco, le movería la entrada del utero, y la saliva se llenaba en la boca, y la tenía que regresar por darle tanta imagen mental.
Lo único que la quito del trance, fue el leve gruñido cuando olvidó que estaba estrujando y estimulado su tronco, como si no lo supiera siendo que ya es muy obvio. Y se avergonzó y detuvo. "Mierda, yo no... ", farfullo, y al querer alejar la última mano, el albino la sostuvo y la miró casi de forma suplicante. "Espera, Lori... Por favor, sigue, te lo pido, Lori... Se siente muy bien... ", y ella se quedó estupefacta, con sus ojos, sus ojos profundos, perdidos, ojos tan bellos e inocentes y sonrojado, que contrastaban con el pedazo de carne hirviente de abajo, tan anormal en alguien de su edad, y tan caliente, y... Ya no pudo más...
Se hincó sin soltarse de su pene, con vergüenza claro, un poco de recelo, y dubitativa, pero, empezando a estimularlo al final de cuenta, lentamente, jalando del prepucio hasta que la cabeza desafiante aparecía, y ya no podía bajar más la piel, y escondiéndolo para cuando Lori jala del lado contrario, repitiendo el proceso con demora, decidiendo al descubrir el glande de nuevo, casi de forma subconsciente, acercar sus suaves labios, impulsada por un: "sabe que", a la punta, dándole un besito de unos segundos con los ojos entrecerrados, que al replicarlo, la rosada cabeza, abordó las partes bucales, ella abriendo más la boca, poco a poco, avanzando al tronco y ella cerrando los ojos al sabor masculino que tanto le excitaba.
—Ahh... —gruñó, y era húmeda, y pronto, estrecha la garganta.
Lori hizo una succión al regresar, y al llegar al glande, escuchó como giraban del picaporte de la puerta.
Abrió los ojos, y giró los iris sin abandonar el miembro, mientras Lincoln la veía a ella confundido, y levantaba la mirada a la puerta, que se quedaba donde mismo, cerrada, y la chapa volvía al mismo lugar natural, que repetía la acción de querer abrir, pero no podía, y el refunfuño se coló de Luna, que estaba al otro lado de la puerta, que va con los golpes a la madera que vienen en serie, y que pregunta: "¿quién está ahí adentro?"
"Está ocupado... ", toca decir por Lincoln en un tono extraño, y Lori gime tenue con la verga todavía en la boca, cerrando los ojos, y continuando, mientras Luna se sonroja, siguiendo que le pregunta con timidez, si le falta mucho.
