Esta historia está basada en:

My Hero Academia (Boku no Hīrō Academia, Mi Academia de Héroes), revista Weekly Shonen Jump.

© 7 de julio de 2014, Kohei Horikoshi.


Capítulo 3 – Familias calcinadas.

(Punto de vista de Fuyumi).

Aun puedo recordar cómo era esa tarde, era bastante soleada, con un cielo despejado y un sol dando su luz y calor a todos, sin discriminar… las nubes apenas cubrían el cielo, aun así, había una temperatura agradable y fresca, las aves y el sonido de la ciudad parecían cantar en una sinfonía casi perfecta; aquel clima y ambiente hacia el tiempo que pasaba en aquel café más que agradable… si lo pensaba bien, hacía tiempo que no me había dedicado a apreciar el clima y el pasar de la gente de esa forma.

- ¿Fuyumi?... ¡Fuyumi! -. Escuche el llamado insistente de una persona que me hacía compañía, por la forma en que me llamaba podía notar la preocupación en su voz, esto hizo que saliera de mi pequeño trance y lo viera.

- ¿Ah?... ¡Ah! Disculpa Reynaldo… estaba perdida viendo el ambiente -. Le respondí avergonzada mientras rascaba mi sien. Estaba tan absorta en mí, que había olvidado que estaba con Reynaldo.

Él me había invitado a aquel café para poder hablar un poco, aparentemente quería preguntarme algo, pero siendo sincera… mi mente estaba en otro lugar y no podía evitarlo.

- Si… eso noto, ¿te preocupa algo? -. Me pregunto mientras hacía a un lado la taza de café que tenía al frente y ponía sus dos codos en la mesa para dedicarme una mirada llena de atención.

Mire a Reynaldo por unos segundos en silencio, luego desvié mi mirada hacia la calle, no podía evitar pensar como las cosas había llegado a este punto, solo habían pasado unos días desde que fui rescatada junto a mis estudiantes y a unos refugiados del asedio de aquel villano eléctrico.

Dirijo mi mirada hacia él de nuevo y me quedo observándolo, sinceramente cuando conocí a Reynaldo tuve el presentimiento de que él no era una persona común… pero ese incidente con aquel villano y todo lo que sucedió a posterior, simplemente me hizo reafirmarlo… recordar todo lo sucedido después me hizo soltar una pequeña risa, cosa que Reynaldo al observar hizo que su semblante fuera de confusión, hasta movía su cabeza mostrando su incertidumbre, cosa que me hizo reír aún más…

(Inicio de recuerdo)

- Irgiss -. Dijo Enji con un tono y mirada seria, su traje de héroe y su barba en llamas mostraban el ímpetu y fuerza que representaba aquel hombre, conocido como el número uno de Japón.

- Endeavor… -. Respondió Reynaldo de la misma forma, a pesar de no tener camisa, su fornido cuerpo junto a sus cicatrices y escamas lo hacían ver igual de imponente e intimidante.

Tanto los ojos carmesí de Reynaldo como los turquesas de Enji, se miraba con una intensidad indescriptible, dando a entender que ambos individuos no se llevaban para nada bien y ambos no podían evitar mostrarlo.

- ¡Espera… ¿Ustedes se conocen?! -. Pregunta Fuyumi completamente sorprendida y confundida, a estas alturas y con tantas sorpresas que había vivido ese día, ya no sabía que pensar.

- Si… Digamos que sí, los medios especializados en héroes nos consideran rivales -. Respondía Reynaldo con cara de fastidio mientras miraba a Fuyumi y señalaba a Enji con su pulgar.

Endeavor al escuchar aquello solo bufa con molestia y se voltea a ver el centro educativo que tenía detrás, empieza a analizarlo en búsqueda de alguna anormalidad.

- Di lo que quieras mocoso, ni tú, ni ningún medio dirá que soy tu rival; alguien como tú no me llega ni a la suela de mis zapatos -. Decía con orgullo y altivez el héroe llameante mientras confirmaba que todo estuviera en orden.

Fuyumi quien estaba observando todo aquello, estaba comenzando a ponerse ansiosa y nerviosa por lo que se estaba gestando, conocía muy bien el temperamento de su padre, cualquier cosa que hiriera su orgullo lo ponía en una situación irascible, pero de quien no sabía nada era de Reynaldo… Ella al observar a su amigo nota como este se volteaba hacia su padre, mientras lo observaba pudo notar como al héroe dragón se le habían marcado varias venas en sus sienes, que a pesar de tener una sonrisa, algo forzada por lo visto, supo inmediatamente que su amigo estaba enojado… muy enojado.

- Vaya… lo dice el hombre que no puede controlar su temperatura corporal. Admítelo Endeavor… ya estas viejo para este trabajo, deberías retirarte ya -. Se mofaba Reynaldo con aquella sonrisa cínica.

Aquel comentario tocó una fibra sensible en Enji, quien no pudo evitar voltearse para mirar directamente a Reynaldo, quien aún mantenía aquella espeluznante sonrisa.

- ¿Que dijiste lagartija chamuscada? -. Preguntaba Enji con tono airado pero aun manteniendo un rostro serio, aunque también tenía varias venas que se hacían visibles en sus sienes también.

- Oh nada… vela desgastada -. Respondió Reynaldo con el cinismo y sarcasmo.

Mientras se miraba uno al otro con enojo, el cuerpo de ambos héroes empezaron a emanar una gran cantidad de calor que poco a poco iba afectando a los alrededores, Fuyumi ya no sabía qué hacer, las cosas habían escalando de forma muy rápida, ella como algunas personas que estaban fuera del refugio y que miraban el pequeño conflicto, empiezan a sentir un calor abrasador a pesar de ser invierno y por consecuencia a sudar mucho, incluso después de unos segundos todos empiezan a ver como una especie de vapor blanco se hacía visible.

Esto puso muy nerviosa a Fuyumi, pues eso significaba que incluso el aire circundante se estaba evaporando por culpa del calor, rápidamente dirige su atención en ambos héroes, debía actuar antes de que aquello escalara en algo nocivo para sus estudiantes o los refugiados.

- Ya… ¡deténganse ustedes dos! -. Exclamo Fuyumi con ímpetu mientras tocaba el pecho de ambos hombres, congelándolos hasta el cuello de manera inmediata y haciendo que el calor que emanaban prácticamente desapareciera de la misma forma.

Aquel hecho dejo perplejo a Reynaldo, ver aquella potencia en la peculiaridad de Fuyumi, era algo simplemente increíble de ver, sabía muy bien que si una persona como ella, quien no tenía ningún tipo de entrenamiento, sacaba tanto poder en tan poco tiempo, generaría en su cuerpo algún daño significativo, ya lo había visto múltiples veces y en última instancia en su paciente más recién Izuku Midoriya.

Endeavor por su parte estaba inmensamente preocupado y hasta asustado al ver a su hija usar su poder, sabía muy bien las consecuencias que el uso de su peculiaridad le traía a cuerpo, de solo recordar la última vez que le paso, le generaban al padre de los Todoroki una fuerte ansiedad.

- ¡Ya basta!, actúen como los adultos que son. Principalmente usted padre, no puede actuar de esa forma y lo sabe -. Reclamaba Fuyumi mientras separaba sus manos de ambos témpanos de hielo que había formado, dejando ver como sus brazos se habían congelado completamente y su piel había adoptado una desagradable tonalidad morada.

Tanto Reynaldo como Enji al ver aquello, casi de manera instintiva y al mismo tiempo provocaron una explosión de calor para liberarse de la prisión de hielo y acercarse hacia Fuyumi con mucha preocupación y temor.

Cuando Reynaldo vio más de cerca los brazos de Fuyumi, su impresión y preocupación por alguna razón se transformaron en terror y miedo, miro a su alrededor y pudo apreciar el poder de la peculiaridad de su amiga con mas detalle, aparte de haberlos inmovilizado en un instante a pesar de la intensa onda de calor que generaban, prácticamente todo en un radio de cinco metro fue completamente congelado. Aquel poder era algo que no se podía ignorar y era más que obvio que le traería consecuencia, aunque ya las estaba viendo… los brazos de Fuyumi habían sufrido un congelamiento tan grave que las puntas de sus dedos estaban sin piel, indicando que habían sufrido graves quemaduras por la congelación y ni hablar del daño a los músculos que se reflejaba en la tonalidad morada que habían adoptado sus antebrazos, Reynaldo estaba asustado, pues si ese daño había llegado a sus huesos o nervios, aquello iba a generar un situación muy complicada.

- ¡Fuyumi, ¿en que estabas pensando?, no debiste haber hecho eso! Sabes muy bien el daño que te genera utilizar tu peculiaridad -. Reclamaba Enji preocupado mientras tomaba los brazos de su hija con delicadeza y con sus propias manos empezaba a generar calor para descongelar sus extremidades.

- Lo siento padre… es que no sabía qué hacer, el calor que emanaban era muy intenso y había civiles demasiado cerca -. Respondía ella completamente apenada y con la mirada baja, ella en ese momento no sentía para nada sus brazos, todo por culpa del frio, pero gracias al calor que su padre le estaba proporcionado podía sentir un ligero cosquilleo.

- ¿De verdad pensaste que iba hacer algo tan estúpido? -. Pregunto en respuesta Enji medio ofendido al oír la respuesta de su hija.

- La situación me supero y realmente no sabía que pasaba por la cabeza de ambos, si de alguien es culpa todo esto, es culpa de ustedes -. Respondía ella con algo de enojo mientras trataba de mover sus dedos poco a poco.

- Enji… ¿Desde cuándo su cuerpo reacciona de esa forma ante su peculiaridad? -. Interrumpía Reynaldo con un tono bastante serio.

Enji al escucharlo iba a reprocharle con una rabia más incandescente que sus llamas, pues para el héroe era más que obvio que todo era culpa de Reynaldo, pero cuando se volteó para discutir con el doctor, pudo ver como su rostro mostraba un semblante muy serio, tan serio que aquello desubico bastante a los dos Todoroki.

- Bueno… desde que ella despertó su peculiaridad. Los doctores nos dijeron a mí y a su madre que su cuerpo no era apto para el, por un defecto físico de nacimiento -. Explicaba Enji mientras se volteaba a mirar los brazos de su hija con una gran culpa.

Aquel hombre sentía una gran culpa de que su hija naciera con un poder tan mal adecuado para su cuerpo, como paso con su primogénito. No iba a negar que cuando ella despertó su peculiaridad se emocionó inmensamente, pues pensaba que el trabajo en equipo que haría que ella haría con su primogénito, lograría que su ambición por fin se hiciera realidad, pero cuando vio el inminente y grave daño que este le provocaba, le ordeno con firmeza que nunca más lo usase, esto explicaba en cierta medida el desapego que tenía hacia ella, pues no quería que su estilo de vida como héroe provocase el deseo en Fuyumi de ser una heroína, como si paso con su fallecido primogénito Touya.

Fuyumi mientras observa a su padre se entristece, recordar cómo había despertado su peculiaridad siempre le traía malos recuerdos, pues desde pequeña tuvo esos problemas siempre, por ello nunca quiso utilizarla, el deseo de ser una sin peculiaridad, siempre la atormentaba… pues para ella tener un poder que la lastimaba y a todos a su alrededor cada vez que lo usaba era mucho peor que tener nada.

Reynaldo al ver la tristeza en el rostro de ambos Todoroki, no quiso seguir indagando en la situación de su amiga, así que suspiro profundamente y cambio su semblante, no era momento de estar preguntando e investigando el antecedente de las personas que tenía al frente, era el momento de ayudar a alguien herido, aunque ver la reacción de Enji le confirmo que algo dentro de la vida de Fuyumi pasaba e iba averiguar que era…

- Vayamos a la U.A, la señora Chiyo puede ayudarnos con este problema. Solo esperemos que los huesos de Fuyumi no hayan sido afectados por el frio -. Decía Reynaldo mientras miraba los brazos de Fuyumi, realmente esperaba que sus brazos no hayan sido afectados al punto que pensaba.

- Recovery Girl solo puedo brindar sus servicios a los jóvenes de la academia, ¿crees que nos ayudara de manera particular? -. Pregunto Enji. Él sabía la posición de la enfermera cabecera de la academia, pero también era consciente de la peculiaridad que tenía y la situación ameritaba verla.

- Si, yo estoy trabajando con los jóvenes de la academia, ella me ha estado ayudando con sus antecedentes. Además en tu posición como héroe número y egresado meritorio de la academia, no dudo que ayude -. Explicaba Reynaldo, el daño que tenía Fuyumi era algo que ningún médico o héroe medico iba a ignorar.

Ambos Todoroki intercambian miradas y confirman aquello que el doctor le sugería con su cabeza, Reynaldo al ver como padre e hija le devuelve la mirada, sonríe y se dirige hacia la escuela, ahí habla con el señor Aiko y le indica a medias que deben llevarse Fuyumi porque empezó a sentirse mal; realmente no le indico la situación real para no causar conmoción y preocupación, el señor Aiko al confiar en Reynaldo y sabiendo que Endeavor estaba ahí, le pide que la cuidasen y avisaran de cualquier situación, cosa que el héroe dragón afirma que hará.

Endeavor antes de partir deja algunos de sus compañeros en el área de la escuela para que patrullen, mientras que Reynaldo utiliza algunos utensilios del botiquín que había en el plantel para vendar los brazos de Fuyumi, una vez todo listo, tanto el padre y la hija como el doctor se dirigieron a toda velocidad a la academia en vehículo.

(Fin del recuerdo).

- Sabes… mi peculiaridad no solamente se compone de congelar las cosas que toque -. Le dije a Reynaldo mientras miraba a mi brazo izquierdo con cierta tristeza.

- ¡Oh! ¿Y qué otra habilidad tienes? -. Me pregunto Reynaldo de vuelta, sus ojos brillaban con una intensa curiosidad, pero se notaba que trataba de disimularla lo mejor que podía con un semblante tranquilo, cosa que me parecía graciosa… parecía un niño curioso.

- Aparte de congelar todo lo que toco, también puedo incinerar todo lo que veo… Obviamente necesito activarlo para poder usarlo… -. Le explique a Reynaldo.

- Supongo que usar esa visión calorífica te trae problemas similares -. Respondió Reynaldo mientras se tocaba la barbilla.

- Si… es el motivo del porque utilizo lentes. Cuando desperté mi peculiaridad, aparte de congelar toda mi habitación, provoque un gran incendio al quemar el techo, aunque eso fue lo de menos… cuando mis padres corrieron a verme, sintieron el brusco cambio de temperatura y vieron como estaba envuelta en un infierno azul de hielo y llamas, cubriéndome los ojos bañados en sangre con mis pequeños brazos completamente destrozados por la congelación… de ahí su nombre… "Blue Hellish"-. Le explicaba a Reynaldo mientras soltaba mi brazo y observaba con mucha tristeza la taza de té que tenía.

Nunca había podido ocultar el malestar que me generaba contar mi historia, era traumático recordar como mis ojos ardían por el calor que emanaba, así como el dolor punzante que me generaba las quemaduras de los brazos, por lo que siempre prefería olvidar, el pensar en todo eso hacía que mi rostro se arrugara por la incomodidad, pero noto como Reynaldo toca mi mano derecha, lo miro y veo su preocupación hacia mí, le sonrió levemente y tomo un respiro suave.

- Tu peculiaridad provoco un daño en tus ojos también, eso significa que la carga que genera tu peculiaridad en tu cuerpo es muy grande, es entendible, mi "Dragon Soul" genera un impacto muy grande en mi cuerpo también… -. Me decía Reynaldo mientras se miraba sus manos y las cerraba formando puños.

- ¿En serio?, porque no lo parece a decir verdad -. Le respondí con algo de burla en mi voz.

No voy a negar que me sorprendió que él dijera eso, pues recordando cómo había acabado con aquel villano, parecía que siempre ha tenido un control total sobre su poder.

- ¿Por qué crees que tengo esta apariencia física? -. Me pregunto con burla mientras hacia un ademan con sus manos enseñándose a sí mismo.

- Eso explica mucho… -. Respondí riéndome, Reynaldo también se ríe.

A decir verdad, tenía sentido… a pesar de tener cinco años más que yo, su apariencia aparentaba tener veinte años más. Debía ser algo difícil para él aparentar tener más edad de la que realmente tienes, aunque realmente eso nunca me había importado, en este mundo de peculiaridades, se ven demasiadas personas diferentes y con él no había nada nuevo.

- A pesar de eso, mi cuerpo tiene una forma de lidiar con los efectos nocivos de mi peculiaridad, que es darme una larga esperanza de vida y un cuerpo fuerte. Pero en tu caso… es como si tu cuerpo fuera completamente ajeno a tu peculiaridad -. Explico Reynaldo mientras volvía a tener un semblante tranquilo.

- Bueno… como dijo mi padre aquella vez, esa respuesta la obtuvimos cuando llegamos al hospital y trataron mis heridas; cuando terminaron el tratamiento para curarme, el doctor nos explicó a mí y a mi familia que mi cuerpo tenía un defecto genético: mi piel es incapaz de soportar las temperaturas extremas, tanto el frio como el calor me afectan, por lo que siempre debo andar en ambientes templados -. Le respondí mientras volvía a tomar mi brazo izquierdo buscando un poco de confort.

- Eso explica por qué no puedes regular el poder de salida, al no ser capaz de soportar las temperaturas que generas, tu cuerpo simplemente rechaza la emisión, por lo que liberas todo tu poder de golpe -. Dijo Reynaldo sorprendido mientras volvía a tocar su barbilla.

- Exacto -. Dije sin más.

Reynaldo empezaba a balbucear cosas que no podía escuchar, era como si analizaba toda la información que recibió, era gracioso ver aquello, creo que el amigo de Shoto se comportaba así de vez en cuando… cosa que me recordó…

- Reynaldo… ¿cómo está la situación con la clase de Shoto? -. Le pregunte con cierta preocupación, pues sabía que los amigos de mi hermano estaba pasando por un mal momento.

Él al escuchar mi pregunta sale de su burbuja de pensamiento y me observa por unos segundos, solo para luego mirar a la calle y sonreír, ahora era yo la que estaba extrañada por ese cambio de actitud.

- Debo decir que tanto tu hermano, como los demás compañeros de clase que tiene Izuku son bastante especiales… no me esperaba que le organizaran aquella sorpresa, eso francamente ayudo bastante en la situación por la que Izuku está pasando, sobre todo les permitió a ellos darse el apoyo que necesitaban. Digamos que aquel acto sirvió como una terapia para ellos como para el propio Izuku -. Me explico él mientras esbozaba una pequeña sonrisa de satisfacción.

¿Y quién no iba a estarlo?, cuando Shoto nos contó aquello a mama y a mí, nos sentimos muy orgullosa de esa acción, incluso nuestra madre nos dijo que de solo imaginar como seria tal escena le había dado fuerzas de salir de aquel hospital. Fue un gesto muy merecido para Izuku, él se esforzó bastante por salvar a las personas que estuvieron en ese refugio el día del desastre, pero también fue el que más afectado salió.

- Por lo que me dices, las cosas van muy bien -. Le respondí también feliz.

- Sí. Izuku está cooperando mejor de lo que esperaba y sus amigos le están ayudando bastante, tu hermano está dando apoyo cada vez que puede… es un gran chico, tiene un carácter fuerte y vivaz, aunque por fuera siempre parezca tener esa actitud fría… siendo sincero, me recuerda un poco a mi padre -. Me dice Reynaldo, aunque al comentar eso último pude notar como sus ojos reflejaban una gran nostalgia y tristeza.

Era la primera vez desde que lo conocí que él hacia un gesto como ese, cosa que me genero una curiosidad por saber sobre su familia, pues él ya sabía sobre mi hermano Shoto, mi padre y sobre mí, pero yo sabía casi nada sobre la de él, mas allá de sus hazañas como doctor y su afición a las peculiaridades.

- Sí. Me enorgullece ser su hermana mayor, sé que será un gran héroe en un futuro -. Le respondí, realmente Shoto era el orgullo de nuestra familia y por alguna razón… sentía que era nuestra esperanza. La esperanza de por fin ver a nuestra familia unida una vez más, aunque sea… una vez.

- Si, de seguro lo será -. Me dijo Reynaldo dedicándome una hermosa, amplia y sincera sonrisa.

En ese momento, no sé cómo decirlo… era como si el ambiente lo ayudo, el viento soplo e hizo que las ramas de los arboles a nuestro alrededor se agitaran lentamente, así como su cabello negro, los rayos del sol iluminaron el ambiente, haciendo que sus ojos carmesí brillaran más y aclarecieran todo nuestro alrededor. No sé si era mi imaginación o si todo se puso al unísono, solo para que esa sonrisa adornada con aquellos colmillos fuese la más sincera que había visto, sentí un vuelco en mi corazón al verlo de esa forma y mi rostro se sonrojo bastante.

- Y… ¿y cómo es tu padre? -. Pregunte nerviosamente mientras tomaba la taza de té que tenía y bebía un sorbo a la vez que miraba hacia otro lado para evitar que él viera mi sonrojo.

Mientras tomaba mi te, sentí un silencio en la dirección donde estaba Reynaldo, cosa que me llamo la atención, cuando termine de tomar el trago de té, lo vi con un semblante entristecido y su mirada llena de nostalgia, el ambiente ya me decía que pasaba y me culpe y maldije mil veces por hacer esa estúpida pregunta.

- Bueno… él ya no está entre nosotros… murió hace varios años atrás -. Me respondió triste mientras miraba su taza de café.

- Lo siento mucho… realmente lamento tu pérdida -. Le respondí inmediatamente muy apenada.

- Tranquila… él era un buen hombre, como te dije, era parecido a tu hermano. Normalmente era de actitud fría y algo distante, pero era alguien con un corazón apasionado y entregado a aquello que le gustaba y apreciaba… pudiera decir que era algo codicioso, pues siempre trabajo para darnos a mi madre y a mi todos los lujos que quisiéramos, aunque eso tampoco lo cegaba del valor que tenía las cosas… en fin… mi padre era alguien singular -. Me explicaba Reynaldo mientras levantaba su taza de café con ambas manos y esbozaba una sonrisa nostálgica.

- Ya veo, me hubiese gustado conocerlo… pero… ¿Qué le sucedió? -. Le pregunte, sabia lo descortés de esa pregunta pero quería saber, quería conocer más a Reynaldo.

- Lo deje morir… -. Me respondió simplemente, detrás de sus palabras pude sentir mucho dolor, incluso pude notar como apretaba la taza de café hasta el punto de quebrarla un poco.

No dije nada, quede en silencio mientras miraba como Reynaldo enfocaba su vista hacia el cielo, cerraba sus ojos y suspiraba profundamente, luego me observa otra vez, sus ojos estaban llenos de tristeza, nostalgia y sobre todo… una terrible y arraigada culpa.

- Fue después de vencer al primer enemigo que puso mi vida en peligro. Mi familia y muchos conocidos más hicieron una fiesta para celebrar la victoria que habíamos tenidos varios héroes y yo sobre aquel enemigo, durante la fiesta, mi padre sufrió un infarto… y aunque lo llevamos a un centro médico y lograron estabilizarlo, él necesitaba de una operación urgente, yo era la persona más cercana que podía hacerla, pero por haberme centrado durante muchos años en las peleas y haber abandonado la medicina, no fui capaz de ayudar a mi padre… cuando llego el medico que pudo hacer la operación… ya era muy tarde, el corazón de mi padre tuvo un colapso y falleció -. Me conto Reynaldo, podía sentir como el trataba de evitar que su voz se ahogara en el pesar que estaba sintiendo, sus ojos parecían humedecerse.

Mientras lo escuchaba podía sentir su dolor, su culpa y su arrepentimiento… podía comprenderlo perfectamente, sabía lo que era eso, tener una situación de frente y no poder hacer nada para solucionarlo, ver que todo empeora y sentirte un inútil... pude ver que cuando termino de contarme aquello, tomo un suspiro profundo, dirigió su mirada hacia la calle para empezar a beber el café de su taza poco a poco.

- ¿Y tu madre? -. Le pregunte.

Hubo otro silencio que duro unos minutos, solo escuchábamos el bullicio de los vehículos y la gente, aquello me dio a entender que su madre le paso algo igual de trágico, cosa que me hizo sentir aun peor…

- Si quieres no tienes que… -. Le estaba diciendo.

- Ella está viva… aunque está enferma -. Me interrumpió mientras seguía viendo la calle, su respuesta me tomo por sorpresa.

- ¡Oh! Pero de seguro podrás curarla, eres un buen doctor, después de todo gracias a ti y la doctora Chiyo, mis brazos se recuperaron en tiempo record -. Le comente alegre mientras le enseñaba mis brazos vendados y movía mis dedos, trataba de hacer que el tema quedara atrás.

No quería que Reynaldo siguiera recordando esos malos recuerdos, sabía muy bien que era el sentimiento de pérdida e inutilidad…

- Realmente estoy agradecida por el tratamiento dado por la señora Chiyo y por ti, prácticamente mis brazos fueron curados a un nivel en el que parecía que nunca se habían congelado -. Decía con mucho agradecimiento en mi voz, de no ser por ellos, mis brazos hubieran tenido que pasar por un tortuoso proceso de recuperación en el hospital central.

Reynaldo se voltea para verme y sonríe levemente, cosa que me alegra, de repente agarra mis manos, tomándome por sorpresa y haciéndome sonrojar violentamente, aunque a los pocos segundos me di cuenta que estaba chequeando el estado de mis manos y brazos, cosa que me hizo calmarme un poco pero no evitaba que siguiera sonrojada.

- Es cierto, ni siquiera pareciera que fuiste lastimada. Tu capacidad de recuperación es bastante extraordinaria -. Me respondía Reynaldo mientras seguía tanteando mis brazos.

- Eso parece… aunque el tratamiento de la señora Chiyo era… -. Decía con algo de burla mientras miraba a Reynaldo, pero antes de que pudiera continuar fui interrumpida.

- Mi madre sufre de esquizofrenia y amnesia disosiativa... desde la muerte de mi padre, ella perdió completamente su sentido de la realidad, cree que mi padre está vivo y que solamente está de viaje de negocio, incluso dice que recibe llamadas y mensajes de él… cree que algún día volverá y con el forma una familia… -. Me decía Reynaldo mientras desvendaba mis brazos, sus ojos estaban completamente vacíos, su expresión de tristeza era abrumadora, verlo de esa forma no podía evitar derramar algunas lágrimas al escucharlo.

- ¿Cómo que formar una familia?... ¡¿Acaso ella… -. Le pregunte totalmente incrédula, había ignorado el hecho de que mis brazos ya no tenían vendaje y estaban totalmente recuperados.

- Si… su amnesia disosiativa borro sus memorias sobre sus años de casada, ella olvido todo… los amigos que hizo, los viajes… peleas… risas… tristezas… luchas… incluso me olvido totalmente, para ella soy un completo extraño y al parecer de alguna forma le caigo muy mal. Sus memorias volvieron a su época de soltera, cuando estaba conociendo a mi padre y estaba a la espera de su casamiento -. Terminaba de contar Reynaldo, veía como apretaba sus puños con una fuerza tal que podía ver su sangre derramarse en la mesa.

Quede chocada, no sabía que decir o cómo reaccionar, pero también conocía muy bien que era aquello que sufría, el dolor de tener una madre viva pero prácticamente muerta… que te vea pero que no te reconoce o que lo haga y se asuste de tu presencia... antes de darme cuenta mis lágrimas caían descontroladamente de mi rostro evidenciando el malestar que sentía por la trágica historia de Reynaldo.

No pude evitarlo, me levante de mi silla y fui a abrazarlo, quería transmitirle toda mi comprensión y apoyo, pues no tenía otra forma de hacerlo, mientras sentía el contacto de Reynaldo podía sentir como su cuerpo empezaba a temblar poco a poco, para luego escucharlo sollozar, estaba llorando, yo quede en silencio escuchándolo…

- ¡Me olvido Fuyumi, mi propia madre… No sabes cuánto me odio por eso, todo es mi culpa! -. Gritaba él entre lágrimas mientras me abrazaba con fuerza y cubría su cara con mi hombro, podía como sentir sus lágrimas calientes y la sangre que salían de sus manos y se escurrían en mi blusa.

Él estaba devastado en ese momento, era como si aquella conversación hubiera sido la última gota que había por fin roto su vaso, pudiera haber sido con otra persona, pero me tocó a mí, sin saberlo me había convertido en una de las pocas personas que había visto el lado más vulnerable del imponente héroe dragón Irgiss. Las personas que estaban en el café se nos quedaron viendo, algunos sorprendidos, otros confundidos y algunos hasta despectivos, pero eso no me importo, lo único que quería en ese momento era ayudar a Reynaldo a superar ese dolor y que volviera a tener aquella sonrisa tan característica suya.

Después de unos minutos de llanto por parte de Reynaldo y de palabras de apoyo por parte mía, él logro recomponerse un poco, yo le sugerí que nos fuéramos a un parque que había no muy lejos del café, él estuvo de acuerdo. A pesar de las preguntas que nos hicieron los dependientes del café para saber cómo estábamos, nos limitamos a pagar e irnos.

Mientras caminábamos, ambos permanecimos en silencio, solo nos dedicamos a ver nuestro camino y las personas que nos pasaban a nuestro lado, de vez en cuando miraba de reojo a Reynaldo y pude ver como mantenía un rostro neutral, aunque sus ojos estaban algo rojos por culpa de todo el llanto que había tenido minutos atrás.

- ¿Estas mejor? -. Le pregunte mientras miraba el suelo, no quería ni siquiera mirarlo a los ojos, me sentía demasiado culpable para hacerlo.

Pude escuchar como él suspiraba de manera profunda y pesada, oír eso me hizo levantar la mirada y lo vi… me estaba sonriendo ligeramente, aun podía ver un poco de tristeza en sus ojos pero ver su sonrisa me hizo entender que lo estaba.

- Yo… lo… -. Me iba a disculpar, pero de nuevo fui interrumpida por él.

- No te disculpes, no fue tu culpa -. Me aclaro mientras sacaba un pañuelo de su bolsillo y se limpiaba la nariz. - Además, tú también habías contado cosas dolorosas de tu pasado -.

En ese momento habíamos llegado al pequeño parque, por suerte no tenía muchas personas por lo que pudimos caminar con tranquilidad, mientras seguíamos caminando, Reynaldo logro divisar un banca donde podíamos sentarnos.

- Si… pero después de oír como habías perdido a tu padre, no debí seguir indagando, realmente fue muy grosero de mi parte continuar abriendo aquel recuerdo tan doloroso. Por favor, te pido disculpas -. Le dije a tiempo que hacia una reverencia, no podía quedarme así como así.

Puede que la historia de cómo había despertado mi peculiaridad me traía mucha incomodidad y pesar, pero… imaginar cómo era sentir el haber perdido prácticamente a mis padres, era algo que simplemente no podía hacer, realmente era increíble como Reynaldo a pesar de perder a su padre y que su madre lo haya olvidado, seguía sonriendo y sobre todo ejerciendo la profesión que lo hizo perder todo en primer lugar.

- Esta bien, te perdono… solo querías saber más. Tú también me contaste cosas dolorosas de tu pasado, era lo justo -. Me respondió con voz suave al tiempo que tocaba mi cabeza.

Ambos sonreímos y nos sentamos en la banca, nos quedamos viendo el verdor del parque por unos minutos en completo silencio, era un silencio agradable, desde que fui tratada por él, siempre me gustaba la compañía que Reynaldo me hacía.

- Por cierto Fuyumi… ¿es difícil ser hija del héroe número de Japón?, digo debe ser complicado tener a tus estudiantes o a la gente en general preguntándote sobre él, sobre todo cada vez que hace un acto grandioso. Después de todo, Enji es uno de los héroes más eficientes que conozco. -. Me pregunto mientras saludaba a una pareja de ancianos que nos pasaba por el frente.

Al escuchar su pregunta, me quede unos segundos pensando y recuerdos de mi relación con mi padre llegaban a mi mente, pero… por más que pensaba, solo recibía recuerdos de su ira y enojo, de su rechazo, de su frialdad y de su indiferencia… aun con todos mis intentos de hacer la casa un lugar agradable, nunca había podido conseguir mi mayor deseo en la vida… tener una familia unida, bueno… hasta hace relativamente poco, gracias a los esfuerzos de Shoto de tratar con nuestro padre.

- No, es relativamente fácil. Mi padre ha sabido mantener muy bien una distancia entre su trabajo y su vida familiar, solamente personas muy cercana a nuestro circulo intimo sabe que Endeavor y yo somos familia -. Le mentí a medias, no era tan fácil en realidad… aunque las personas en general no sabían de la vida privada de mi padre, eso tampoco lo excluía de rumores que por más que quisiera ocultar, eran reales.

Pude notar como Reynaldo se me quedaba mirando mientras le explicaba aquello, su expresión era como siempre, de genuino interés al verme hablar, cosa que siempre me ha agradado de él.

- Todo un profesional -. Respondía en tono burlón mientras hacia un gesto de rectitud y firmeza mientras erguía su cuerpo para estar lo más recto posible y colocar sus puños en su cintura, solo para luego relajarse completamente y reírse.

- Sí, sí que lo es -. Decía riéndome, no esperaba eso a decir verdad.

Ambos reímos un poco y después de unos segundos volvimos a quedar callados viendo el parque en total paz, solo siendo acompañados por el sonido de las aves y el viento.

- Fuyumi… ¿recuerdas aquella pregunta que te hice en el refugio, sobre por qué elegiste ser maestra? -. Me pregunto Reynaldo rompiendo el silencio mientras seguía viendo el parque.

Tras oír su pregunta, me quede en silencio por par de segundos, limitándome solo a mirar a los árboles, mientras reflexionaba sobre la pregunta, la imagen de Shoto y Touya llegaron a mi mente sin querer. El verlos ser sometidos y abusados por mi padre, tratando de convertirlos en algo que no sabía si querían ser o no, ver como uno se obsesiono al extremo con la idea, de incluso lastimarse a sí mismo y a la familia y el otro… que de no ser por sus amigos, rechazaría todo lo que era.

- Yo… yo quiero ayudar a los niños a descubrir que quieren ser en futuro. Quiero que sepan que siendo ellos mismos logran grandes cosas… que nadie les obligue a hacer cosas… -. Le respondía con sinceridad, incluso estaba seria, pudiera decir que hasta un poco enojada, realmente estaba sumergida en mis pensamientos, no me daba cuenta de cómo estaba.

- Por eso reaccionaste cuando hice mi comentario… -. Me dijo. - Es un motivo noble, pero normalmente eso no viene porque sí. En mi caso, es para que los niños y jóvenes no repitan mi error -.

Cuando Reynaldo dijo eso último, llamó mi atención, ¿qué quería decir con eso?

- ¿Tu error? -. Le pregunte a la vez que lo miraba curiosa.

- Todas aquellas cosas que le sucedieron a mis padres, pasaron porque me obsesione con la clasificación de héroe en mi país -. Me respondía sin despegar su mirada del paisaje.

Aquello me sorprendió, pues la similitud con mi padre era obvia.

- Cuando termine mi carrera en la universidad, casi de manera inmediata empecé mi carrera como héroe médico, iba a las zonas de desastre y ayudaba a los necesitados y heridos, cuando era necesario me unía al combate en primera línea -. Me contaba con calma, mientras lo miraba y prestaba atención a sus palabras.

- El problema empezó cuando empecé a ser popular y mi posición en la clasificación iba subiendo como la espuma, mientras eso pasaba, poco a poco fui dejando de hacer lo que me había hecho famoso desde un principio, la medicina, para tontamente concentrarme solo en las tareas de héroe como combate y rescate, pero… cuando por fin logre estar en la cima de la clasificación, todo se vino abajo cuando sucedió lo de mi padre y al ver que no pude ayudar en lo absoluto a mi madre en su momento, lo había perdido todo… por un simple, maldito y estúpido puesto… -. Cuando termino de relatar, quedamos en silencio mientras ambos mirábamos el parque.

Sabía que habían más detalles que no me ha contado, la tristeza en sus ojos me lo decía, pero por el momento prefería no averiguar más, era mejor que él mismo me lo contase, pero… con todo aquello pude ver la diferencia entre Reynaldo y mi padre… él tuvo que perder todo aquello que amaba para darse cuenta de su error, mientras que mi padre… no.

- Ya que te has sincerado… yo debería hacer lo mismo. En realidad Endeavor, mi padre Enji… era igual a ti, enfrascado en una obsesión enfermiza… -. Mientras hacia mi relato, pude notar que Reynaldo me miro rápidamente con sorpresa. - Él quería superar a All Might a como diera lugar y si tenía que usar cualquier método necesario, lo haría, con tal de cumplir su objetivo -.

- ¿Qué quieres decir con eso? -. Me pregunto Reynaldo visible confundido y extrañado, parecía entender el significado detrás de mis palabras pero lo dudaba.

- Si pudiera decirlo de alguna forma, si tu familia fue calcinada por tu obsesión… la mía está totalmente quemada… -. Dije mientras una pequeña lágrima se derramaba por mi mejilla y dirigía mi mirada hacia el cielo.


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