DISCLAIMER: Nada de esto me pertenece. Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia a Shadows11. Yo solo me adjudico la traducción.
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Capítulo beteado por Yanina Barboza, beta de Élite Fanfiction (www facebook com/ groups/ elite .fanfiction)
Capítulo 3: Anhelo
Aunque la clase del lunes me había dejado decaída, mientras las semanas pasaban las cosas con Edward mejoraron un poco. El señor Danvers no nos había dejado salir otra vez, pero nos daba quince minutos dos veces a la semana para hablar con nuestras parejas.
Edward y yo manteníamos las cosas ligeras. Aún no nos consideraba amigos, pero las cosas parecían más fáciles.
Preguntábamos cosas de las que ya sabíamos las respuestas. Aunque una sorpresa aparecía de vez en cuando. Hoy no fue la excepción.
—Color favorito —murmuré mirando la hoja de preguntas que nos habían dado—. ¿Aún es el gris azulado?
Edward me dio una mirada sorprendida.
—¿Cómo lo sabes?
Solté una risa.
—¿Cómo podría no hacerlo? Creo que te quejaste por semanas en la secundaria cuando tu mamá redecoró tu habitación y la pintó de color gris oscuro por error.
Estaba mirándome con asombro.
—¿Recuerdas eso?
Le lancé una mirada pensativa.
¿Pensaba que, solo porque dejamos de ser amigos, de repente olvidé todo acerca de él?
—Recuerdo muchas cosas de cundo éramos pequeños —le dije con gentileza.
Él lucía curioso.
—¿Como qué?
El tono en su voz me hizo sonreír.
—No lo sé. Solo las cosas que solíamos hacer juntos. Como montar en bicicleta hacia el lago, contar estrellas, lanzar monedas a la piscina y saltar después de ellas.
Algunos de los mejores recuerdos vinieron a mí. Una especie de paz se instaló en mi mente cuando pensé en esos tiempos.
Miré para ver a Edward mirarme en silencio.
—Solíamos pasar mucho tiempo juntos.
Asentí en acuerdo.
Sus labios hicieron una mueca.
—¿Qué era esa cosa que solías hacer en la piscina? Con tu cabello… ¿lo de George Washington?
Me reí con un poco de fuerza. Él se estaba refiriendo a una cosa tonta que hacíamos, en donde llevabas todo tu cabello frente a tu rostro bajo el agua. Entonces cuando salías del agua, lo echabas hacia atrás para que creara un rulo que enmarcaba tu rostro. Si lo hacías bien, casi lucía como una vieja peluca. Y por eso se llamaba el George Washington.
—Ahh, sí. Me gusta pensar que mis trucos han mejorado con la edad, pero no creo que nada pueda superar al viejo George.
Edward soltó una ligera risa.
Era lindo. Bromear con una tranquilidad como esta.
Era casi como si el tiempo no hubiera pasado. Como si nada hubiera cambiado, y éramos versiones mayores de nuestras antiguas personas.
Podía sentir mi humor apagarse mientras lentamente volvía a la realidad.
Afortunadamente el sonido de la campana evitó que dijera algo más. Le di a Edward una media sonrisa mientras me alistaba para mi siguiente clase. Podía ver que él quería decir algo, pero se puso de pie y caminó hacia sus amigos.
—Yyyy. ¿Cómo van las cosas? —me preguntó Angie con un empujoncito mientras terminaba de guardar mis cosas.
Me encogí de hombros.
—Lo suficientemente bien. ¿Qué hay de ti? —Mis ojos se fueron hacia Ben, quien estaba mirando a Angie. Pensé que era lindo, la forma en la que él la miraba.
Angie se sonrojó.
—Creo que saldremos mañana después de la escuela.
Sentí como sonreía ante sus palabras.
—¡Eso es genial! Santa mierda, estoy tan feliz por ti. —Angie se sonrojó más.
—Sí. Él es muy dulce, Bella. Y está tan interesado. Pensarías que todo lo que digo es genial o algo así. Él realmente me presta atención.
Sentí mi corazón latir de felicidad por ella.
—Estoy tan feliz por ti, Angie. Ugh, tendrás una vida amorosa. Mi pequeña niña está creciendo.
Angie me golpeó mientras salíamos de la habitación.
—¡Y el viernes en la noche! ¿Dónde irán?
Sacudió la cabeza.
—No lo sé. Aún estamos pensando en los detalles. No quiero ir a ver una película, aunque en este pequeño pueblo la única otra opción es ir a los bolos. —Ambas hicimos una mueca.
—Umm, no para una primera cita, cariño. Deberían ir a New Moon, la linda y pequeña cafetería en la zona costera. Oh, y luego pueden caminar por el río. Hay un montón de bancas. Sería muy lindo.
Se rio a mi lado.
—Creo que estás más emocionada por mi cita que yo —bromeó.
—¿Qué puedo decir? Necesito vivir a través de ti.
—No creo que lo hagas por mucho tiempo. —Me miró atentamente.
—Umm, ¿qué? —Fingí mirar alrededor—. ¿Hablas de mí? Porque estoy segura que esta situación sigue tan solitaria como siempre.
—¿Qué hay de Edward?
Sentí como mi rostro se contorsionó en una mirada tipo "¿has perdido la cabeza?".
—Bueno, quiero decir cuando los veo hablando en clase, lucen bastante íntimos.
Sacudí la cabeza.
—Angie, eres linda, pero no. Edward y yo solo tenemos mucha historia. Hace que esta parte del proyecto sea fácil. Hay puntos en común pero ahí es básicamente donde termina —le dije, sintiéndome triste ante lo verdadero de mis palabras.
—Creo que pueden ser más. Veo la forma en la que él te mira —insistió.
Quería creerle, pero mi corazón me dijo que era una mala idea.
—Creo que estás viendo demasiado entre líneas. No me malentiendas, él no es un mal chico y Dios sabe que no es difícil mirarlo, pero no somos una buena pareja.
Me dio una mirada y un sonido reprobatorio.
—Creo que no estás mirando lo suficiente. De verdad hay calor entre ustedes.
Quería negarlo, pero de mi parte casi tenía razón. Algunas veces Edward me hacía querer saltar sobre él. De verdad no era justo que alguien se viera tan bien en jeans. Pero dudaba que Edward me viera como algo más que un proyecto de clase.
Y eso era deprimente.
—Mira, no creo que Edward me quiera de esa forma. E incluso si lo hace, probablemente sea porque no me ha tenido. Un nuevo reto o algo estúpido como eso. Lo que no creo que sea el caso, en realidad. ¿Podemos dejar de hablar de esto? —Sabía que estaba siendo un poco dura con ella, y que tenía buenas intenciones, pero pensar en mí y Edward como una pareja hacía que me doliera en formas en las que realmente no quería pensar.
—Bien —dijo en voz baja.
—Oh, no te enfades conmigo, Angie. Por favor. —Hice una mueca y le di mis mejores ojos de perrito. Ella sonrió.
—Bien. Pero sostengo lo que dije —me dijo desafiante. Amaba cuando ella se defendía. Me hacía feliz ver su lado mandón salir.
Con un juguetón saludo militar, me despedí de ella y me apresuré a mi clase.
Normalmente amaba mi última clase del día. Era una clase de escritura creativa impartida por un profesor de una universidad local. Había conseguido un permiso especial de la escuela para enseñar los martes y jueves. Los otros días de la semana, tenía estudio independiente.
Usualmente amaba ir, expresarme a través de la escritura. El único amor verdadero en mi vida.
Pero hoy, estaba distraída, pensando en la cita de Angie y sus pensamientos acerca de potencialmente gustarle a Edward.
¡Ja!
Incluso aunque mi mente estaba distraída, la clase pasó rápido. Por una vez, estaba agradecida de que así hubiera sido.
Aún enfocada en mis pensamientos no me di cuenta de los pasos detrás de mí hasta que estaba en mi camioneta. Mis dedos se estiraron por la manija cuando una mano tocó mi hombro.
—Hola, ¿Bella?
Me estremecí de inmediato ante la voz, girándome de mala gana para mirar a la desagradable persona.
No es que Mike fuera tan malo, es que era molestamente persistente. Ya me había invitado a salir dos veces este año. Pensé que me las había arreglado para encontrar una forma de rechazarlo, pero esto estaba volviéndose ridículo.
—Hola —dijo de nuevo. Lo miré, deseando que me dejara sola—. Uh, ya sé que dijiste que no estabas interesada, pero me preguntaba si querías ir a cenar este fin de semana. Quiero decir, podemos ir como amigos.
Amigos. Seguro.
Suspiré, no haciendo esfuerzo por ocultarlo.
—No estoy intentando herir tus sentimientos. Pero los míos no han cambiado —comencé a explicar pero él me cortó.
—Sí, lo sé. ¿Pero no me darás ni una oportunidad? No tenemos que hacer nada; solo quiero pasar tiempo contigo.
Si él no me incomodara tanto, probablemente me hubiera dado pena. Pero maldición, realmente quería que se alejara.
—Como dije antes, no estoy interesada. —Mantuve mi tono firme esta vez, intentando no dejar lugar para malinterpretarlo.
Podía ver que Mike se estaba enfadando.
—¿Cómo puedes saber que no estás interesada si no me das una oportunidad? No es como si tuvieras muchas opciones, de todos modos.
Eso dolió más de lo que él hubiera pensado.
El pequeño idiota tenía suerte de que no lo hubiera golpeado.
—De hecho, Mike, sí tengo opciones. Es solo que tú no eres una de ellas. —Era en momentos como estos en que desearía tener novio. O al menos alguien que esté conmigo si idiotas como Mike no me dejan ir.
Mike bufó.
—Vamos, Bella, no tienes que mentirme. No me importa si nadie más quiere salir contigo. Al menos estoy preguntando.
Estaba tan molesta que quería golpear su estúpida cara.
—No sabes ni una mierda sobre mí, Mike —siseé—. Para que lo sepas, sí tengo citas y ahora estoy hablando con alguien. Así que si no quieres que te pateen el trasero por acosarme, sugiero que me dejes sola.
La última parte era una completa mentira, pero él no tenía que saber eso.
Estaba complacida de ver sus ojos ensancharse y dar un paso hacia atrás.
—Oh. Sabes, pensé que eras mejor que eso, Bella. Si hubiera sabido que estabas dejando que Cullen te follara, jamás me hubiera molestado.
Intenté no mostrar sorpresa en mi rostro cuando mencionó a Edward. Estaba molesta por sus acusaciones, pero también un poco aliviada. Al menos esto me servía para que se alejara.
—Bien. Déjame en paz, entonces —grité.
No me molesté en esperar para que me insultara de nuevo. En su lugar, me subí a mi camioneta y salí rápidamente del estacionamiento. Apenas evité golpearlo. Una parte de mí desearía que lo hubiera hecho.
La parte con más sentido, estaba feliz de que no fuera a la cárcel por atropellar a alguien intencionalmente.
Intentando contener mi furia, conduje a casa con tanta seguridad como podía hacerlo.
A pesar de mis esfuerzos tuve que frenar cuando entré a la acera.
Estaba tan molesta. Mi cuerpo estaba temblando de furia.
¿Cómo alguien podía saber tan poco de mí y ser tan idiota? Y actuar tan lindo hasta que no consiguiera lo que quería.
Descansé mi cabeza en el volante, obligándome a respirar con normalidad.
Cuando mi puerta se abrió, la furia resurgió de inmediato. Con mi puño listo, rápidamente me giré, lista para golpear.
—Tú, jodido… —Mi voz se apagó cuando me di cuenta, para mi horror, que un sorprendido Edward estaba frente a mí.
—Whoa, tranquila.
Puso una gentil mano sobre mi tembloroso puño y lo bajó con lentitud.
Mi corazón estaba en mi garganta y no podía hablar. Estaba segura de que mis ojos lucían dementes.
—¿Estás bien?
Respiré y asentí.
—Lo siento —dije después de un momento—. Pensé… me asustaste. —Podía sentir el corazón latiéndome con fuerza en el pecho.
Cerré los ojos y puse una mano sobre el errático latido.
Cuando abrí los ojos de nuevo, Edward estaba mirándome con demasiada preocupación en el rostro.
—Lamento haber intentado golpearte. —Le lancé una débil sonrisa—. ¿Necesitabas algo?
Él no habló, solo me miró por un rato.
—No. Te vi estacionarte. Pensé que quizá algo andaba mal.
Genial, había visto aún más de mi colapso.
—Nope —fue mi tensa respuesta. Aún estaba demasiado molesta acerca de lo que había pasado como para hablar al respecto. Especialmente no con él.
Podía ver que no me creía.
—Solo… de verdad me gustaría estar sola en estos momentos.
Por un momento pensé ver un vistazo de dolor en sus ojos. Pasó tan rápido que no podía estar segura. Todo lo que veía ahora era desinterés.
—Como sea. —Se alejó como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo.
Le tenía tanta envidia por eso.
Lo observé alejarse hasta que desapareció en su casa.
Solo en ese momento tuve la confianza como para salir de la camioneta.
Me quedé en la entrada por mucho tiempo. Sabía que probablemente me veía ridícula, mirando estúpidamente a mi casa, incapaz de entrar.
Anhelaba un lugar seguro para ir. Algún lugar para dejar ir el dolor.
Sabía que nunca encontraría eso aquí.
Edward
Aún en mi entrada, vi cuando Bella llegó. Incluso antes de que casi girara de forma equivocada, sabía que algo andaba mal.
No pude evitar ir hacia ella.
Verla poner la cabeza en el volante provocó algo en mí.
La tentación le ganó al sentido común y me sorprendí cuando alzó el puño, maldiciéndome cuando abrí su puerta.
Podía ver que pensó que era alguien más.
Estaba temblando tanto. Sus hermosos ojos cafés estaban tan llenos de enojo y dolor.
Tenía que tocarla.
Su cuerpo tembló bajo mis dedos mientras bajaba su puño.
Tenía tanas ganas de llevarla hacia mis brazos.
Su mentira acerca de estar asustada me molestó. Quería entender quién la había herido tanto. Pero ella quería que me fuera. Odiaba que no confiara en mí.
Alejarme fue más difícil de lo que dejé ver. Sentí sus ojos en mí todo el tiempo.
Y cuando entré, miré por la ventana cómo se quedó en la entrada, luciendo perdida.
Sufría por ella. Quería decirle que estaba aquí para ella. Pero cada vez que nos acercábamos, una pared se alzaba. Como hoy en clase.
Verla hablar de nuestra infancia con tal gentileza me llenó de esperanza. La forma en la que sonrió como si nada la hiciera más feliz que recordar esos tiempos.
Pero ver la luz de sus ojos morir me mataba.
Es como si ella estuviera jugando a ser fría y cálida. Solo que no sabía lo que estaba haciéndome.
Incapaz de mirarla, subí las escaleras hacia mi habitación.
Luché contra el impulso de ver cómo estaba y en su lugar, me concentré en mis estudios. Incluso más tarde cuando mis padres me llamaron para la cena, me forcé a no mirar en su dirección.
No importaba. Ella nunca me miraba, de todas formas.
Después del primer día de clases pensé que quizá revisaría para ver si estaba mirándola cuando veía la luna.
Pero no lo hizo.
Era un estúpido por pensar que algo cambiaría.
Estas semanas habían sido una mezcla del cielo y el infierno. Cada vez que hablábamos y ella sonreía, cuando accidentalmente se rozaba contra mí, Dios, incluso la forma en la que su jodida frente se arrugaba por la concentración. Todo acerca de ella me atraía y estaba actuando como un adicto listo para otra dosis.
¿Qué tendría que suceder para que pasara?
¿Cómo podía hacer que ella me quisiera tanto como yo la quería?
Incluso ahora, acostado en mi habitación oscura, mi cuerpo cantaba por ella. Sentí mi polla latir con necesidad. Literalmente estaba tan duro que dolía.
Incapaz de soportarlo, me estiré, quitándome el bóxer.
Imaginé que era Bella estirándose entre mis piernas para tocarme. Que estaba acariciándome con curiosa fascinación y necesidad.
Moví con más fuerza mi mano mientras mi mente me convencía de que ella estaría dispuesta a llevar mi polla a su boca. Sus labios descendiendo por mi longitud. Estaba seguro de que intentaría abarcar todo. Determinada a no ahogarse pero incapaz de no hacerlo.
Mi mano se movió más rápido mientras mi fantasía seguía. Bella lamiendo la punta mientras movía las manos. Lamiendo cada gota de humedad mientras trabajaba en mi polla. Ver el juguetón y malvado brillo en sus ojos mientras usaba sus dientes para provocar un doloroso placer. Llenaría su boca, mirándola tragar todo mientras explotaba alrededor de su lengua.
El pensamiento me llevó al límite, y me vine fuerte en mi mano. Líquido caliente y húmedo llenó mis dedos y estómago.
Me quedé ahí un rato, relajándome.
Eventualmente limpiaría el desastre que había hecho.
Pero por ahora, estaba disfrutando la liberación, feliz de sentir el habitual dolor en mi pecho irse, incluso aunque fuera solo por un momento.
¡Mil gracias a las chicas que dejaron sus reviews! Me gusta mucho leer todas las opiniones que se van formando con estos primeros capítulos uwu
Gracias a:
Redana Crisp, Adriu, jupy, AnnieOR, Paola Lightwood, Clary FL, alejandra1987, Isis Janet, somas, ALBANIDIA, Camilla Fava, Liz Vidal, Diana, Lupita Pattinson Cullen, kassplz, Car Cullen Stewart Pattinson, Tata XOXO, Cassandra Cantu, Adyel, Noriitha, tulgarita, Maryluna, krisr0405, Missannie L, Lady Grigori, twilight-love1694, Maribel1925 y Emily Chase :)
No olviden dejar el suyo y nos leemos muy pronto ;)
