DISCLAIMER: Nada de esto me pertenece. Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia a Shadows11. Yo solo me adjudico la traducción.

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Capítulo beteado por Yanina Barboza, beta de Élite Fanfiction (www facebook com/ groups/ elite .fanfiction)


Capítulo 5: El acuerdo

Edward

Era la segunda vez en dos días que tenía que alejarme de ella.

Esta vez fue casi más difícil que la última.

Estaba seguro que no podría haber estado más sorprendido hoy cuando los chicos del equipo me preguntaron a qué hora Bella y yo llegaríamos a la fiesta de Tye.

La risa que provocó el observarlos con miradas confundidas.

El revoloteo en mi estómago cuando Tyler me dijo que todos sabían que Bella y yo estábamos saliendo.

Traté de decir que era solo un rumor, pero podía ver que nadie me creía.

Cuando el almuerzo llegó una hora después, sabía que tenía que hablar con ella.

Fue gracioso. Vi el momento exacto en el que ella se enteró.

El tartamudeo y el sonrojo en su rostro. Cómo su boca se abrió, pero estaba demasiado sorprendida como para hablar.

Admitía que me sentía ladino. Sabiendo que solo añadiría más fuego a la hoguera, tenía que estar a solas con ella. Aunque fuera solo para asegurarle que yo no había iniciado el rumor.

Aunque parte de mí quería que fuera cierto.

Estaba agradecido de que ella me siguiera por el pasillo. Tuve que contenerme de ponerla contra la pared y besarla hasta dejarla sin aliento.

Pero eso era algo que solamente su novio de verdad podría hacer. Y a pesar de que todos pensaban que yo era justo eso, ambos sabíamos la verdad.

Aun así no pude resistirme de molestarla, como si ella hubiera empezado tal historia. Mirar su rostro enrojecer aún más me dio un intenso placer.

Sin embargo, nada me pudo haber preparado para la sorpresa de su admisión de que era responsable. No tenía mucho sentido como para creerlo.

Mientras explicaba sentí cómo me enojaba más. Me enfurecí porque Bella se sintiera acorralada en una mentira solo para que alguien la dejara en paz. Hice una nota mental para patear el trasero de Newton más tarde.

Pero luego se me ocurrió.

Esta podría ser la oportunidad que había estado esperando.

Una oportunidad para hacer que me viera. Para que quisiera de verdad verme. Como lo hizo cuando éramos niños.

Apenas podía creer lo que estaba sugiriendo. Fingir salir.

Podía ver los engranes girar en su cabeza. Intentando encontrarle sentido a la oferta. Intentando entender por qué siquiera estaría interesado.

El hecho de que ella pensara tan poco de sí misma era casi demasiado increíble para ser cierto. Pero esa vulnerabilidad estaba ahí. Algo que no había visto antes.

Ella era increíble. Y lista, y sexy y segura.

Pero ella no veía eso.

Si me diera la oportunidad, haría que lo viera.

Aunque estaba feliz de que no hubiera desechado la idea, estaba frustrado de que necesitara tiempo. Entendía por qué. Ella no sabía lo que significaría, pretender ser mía.

Así que tuve que alejarme.

La clase pasó como un borrón.

Y estaba agradecido de que el señor Danvers diera la lección completa.

No estaba seguro de soportar más conversaciones triviales con Bella, cuando en realidad quería hacerle preguntas profundas y significativas.

Me maravillé en el hecho de que tendría que abrirse conmigo en algún punto. Nuestras calificaciones dependían de eso. Pero si conocía a Bella, ella encontraría una forma de decir demasiado sin decirme nada en lo absoluto.

Mi actitud tampoco mejoró mucho durante el transcurso de mi última clase. Usualmente disfrutaba la programación de computadoras, pero hoy estaba listo para que todo terminara. Así podría hablar con Bella, descubrir si estaba dispuesta a ser mía. Al menos para pretenderlo.

Desafortunadamente, me entretuve ayudando al señor Adams a mover unos escritorios, haciendo que saliera más tarde de lo usual. Estaba considerando tocar en su puerta cuando llegara a casa, pero cuando salí al estacionamiento, vi que su camioneta aún estaba ahí.

Curioso, caminé hacia ella, notando que su cabeza estaba asomada por el otro lado.

Solo que algo andaba mal.

—Déjame en paz. ¡¿Cuántas jodidas veces tengo que decirlo?! —escuché la voz de Bella gritar. Comencé a correr.

—Apuesto a que inventaste esa mierda acerca de Cullen, ¿no es así? Como si él quisiera a la basura como tú.

Apenas había llegado a un costado de la camioneta cuando el puño de Bella entró en contacto con el ojo de Mike.

Él retrocedió, la sorpresa y el enojo claro en su rostro.

—Tócame de nuevo, Newton. Joder, te reto a hacerlo. —Sus ojos eran salvajes y podía ver que casi quería que lo hiciera. Para así poder golpearlo.

Ninguno de los dos me había notado aún.

—¡Eres una maldita perra loca! —gritó, alzando su puño para golpear.

Algo en mí se encendió y antes de que me diera cuenta, tenía a Mike contra la camioneta de Bella, mi mano apretada alrededor de su garganta.

Él jadeó e hizo un inútil intento por soltarse de mi agarre.

Apreté con más fuerza.

—Carajo, tócala de nuevo y romperé cada hueso en tu maldito cuerpo. —Podía sentir la ira recorrerme, no podía parar.

Podía sentir su patética excusa de pulso en mi palma y tenía tantas ganas de extinguirlo.

—Escúchame, Newton. —Lo empujé con más fuerza, haciendo que peleara contra mí mientras estaba demasiado cerca de quitarle todo su oxígeno—. Ella está jodidamente fuera del límite. Y si te atreves a siquiera mirar en su dirección, no dudaré en acabar con tu miserable vida.

Quería aniquilarlo.

—Edward —llamó la suave voz de Bella, atravesando mi furia. Me giré mientras posaba una mano gentil en mi hombro—. No vale la pena.

Eso casi me enojó más.

Siempre valdría la pena pelear por ella.

Con un último empujón, lo dejé ir. Miré mientras caía de rodillas jadeando por aire y se alejaba tan rápido como podía.

Mi instinto era correr tras él y destrozarlo.

Un suave cuerpo de repente rodeándome me distrajo de eso.

Y me di cuenta, Bella me estaba abrazando. Sus brazos envueltos con fuerza alrededor de mi cintura, y su cabeza descansando en mi hombro mientras me apretaba con gentileza.

Hizo que exhalara con fuerza.

Ella era tan cálida y suave.

Mis manos se doblaron a su alrededor, acercándola más. Sentí nuestros corazones latiendo rápidamente entre nosotros.

Se sentía tan malditamente bien en mis brazos.

Me sorprendí cuando ella no se alejó, sino que me dejó abrazarla por un largo momento, dejando que nuestros corazones se calmaran.

Fui el primero en romper el silencio.

—¿Estás bien?

Lentamente sus brazos se relajaron y se alejó, pero no demasiado. Sus ojos estaban brillando con emociones que realmente no entendía.

—Sí. Gracias.

Pasó una mano por su cabello y se inclinó para recoger su mochila del suelo. Cuando miró hacia arriba, podía ver que algo estaba en su mente.

—Si aún quieres pretender, estoy dentro.

Me sentí sorprendido y decepcionado al mismo tiempo.

—Él no te molestará de nuevo. Estemos saliendo o no. Su trasero está muerto si se acerca a ti.

Su suave sonrisa casi era demasiado como para soportarla.

—Aprecio que estés dispuesto a pelar por mí, pero no tengo miedo de Mike. Creo que estaba lo suficientemente molesta como para yo misma hacerle daño. Solo que fue realmente lindo tener apoyo por una vez.

Mi corazón latió como el de una colegiala con la forma en la que estaba mirándome.

»Y mencionaste que te ayudaría demasiado si la gente pensaba que estamos saliendo. Déjame apoyarte ahora.

Su oferta era tentadora. Realmente no era muy diferente del acuerdo original. Solo que no me sentía bien con eso. Como si ella me debiera algo, en lugar de ayudarnos el uno al otro.

—No me debes nada, Bella. Fue jodido de mi parte ofrecer el intercambio en primer lugar. Debí haber pateado su trasero de cualquier forma.

Lucía sorprendida, luego su ceño se frunció.

—¿Entonces tú puedes ayudarme, pero yo no puedo hacer lo mismo por ti?

La mirada triste en sus ojos me hacía dudar.

»Mira, si las cosas han cambiado y no quieres hacerlo, está bien. Tenías razón hace un rato, la gente lo superará y todo volverá a la normalidad. Pero si puedo ayudarte, realmente me gustaría hacerlo.

Literalmente estaba intentando darme la única cosa que quería, ¿y yo estaba dudando?

Era suficiente de esta mierda "ella lo hará-yo no lo haré".

Era hora de lo que yo quería.

Le lancé una mirada seductora; una que había perfeccionado a lo largo de los años. Una que usaba para conseguir lo que quería.

—Si eres mi chica, Swan, eres mía. —Sus ojos se ensancharon ante el cambio en mi tono de voz—. Eso significa que no hay dudas acerca con quién te vas a casa. Soy yo. Cada fiesta, vienes conmigo, te vas conmigo. Siempre que salgas, estaré contigo. Te tocaré, te besaré, serás mía en todos los sentidos. ¿Eso es algo que puedes soportar?

Miré su garganta moverse y sus mejillas sonrojarse.

Quién lo iba a decir, la pequeña señorita Bella se estaba excitando.

Sentí mis pantalones apretarse un poco ante el pensamiento.

—Oh —susurró. Entonces después de un momento, asintió lentamente—. Sí. Puedo hacer eso. Solo dame una pequeña advertencia para que no te golpee por accidente. —Su sonrisa divertida y disposición me hacía querer volver a tenerla en mis brazos.

—¿Estás segura? ¿Puedes soportar que alguien con quien en realidad no estás saliendo, te toque y te bese?

Se rio, sorprendiéndome por completo.

—¿Estás limpio?

Su pregunta era insultante y totalmente justa.

—Bella, cuando follo, siempre uso condón. —Ella solo arqueó una ceja hacia mí. Rodé los ojos—. Sí, estoy limpio. Tuve un examen físico y análisis hace dos semanas. El doctor me declaró completamente sano. ¿Satisfecha?

Asintió.

—Sí. Y para responder tu pregunta de antes, no tengo problema si me tocas o besas siempre y cuando te vea venir. Tomarme por detrás quizá resulte en un ojo morado. Así que estás advertido.

No podía evitar sentirme emocionado al finalmente conseguir lo que quería.

—¿Y si quiero besarte justo ahora? —Estaba tentando mi suerte, intentando ver qué tan lejos estaba dispuesta a llegar.

—¿Sin una audiencia? ¿Acaso eso no le quita el propósito?

Me encogí de hombros.

—No si necesitamos practicar para asegurarnos de que eres buena en eso. —Definitivamente estaba tentando mi suerte.

Sus ojos se entrecerraron por un momento, pero luego dio un paso al frente. Poniéndose de puntillas para que sus labios estuvieran al nivel de los míos.

Me miró profundamente y se inclinó para que nuestros labios apenas se tocaran. Su respiración suave en mi rostro.

Sentí sus manos deslizarse por mis brazos, mi hombros, luego hacia mi cabello. Acarició las puntas entre sus dedos y tiró solo un poco mientras presionaba sus labios firmemente contra los míos.

Su boca era divina. Labios llenos que con un suspiro se abrieron para mí. Me besó suavemente, probando, haciéndome querer más. Mis manos encontraron su camino hacia su rostro. Mientras sostenía su mandíbula en mis manos, su boca se abrió, su lengua saliendo para probarme.

Y luego se fue.

Volvió a poner los pies en el suelo y me miraba con una sonrisa de suficiencia en el rostro.

—¿Fue eso lo suficientemente bueno?

¿En dónde carajos había aprendido a besar así?

Si mis pantalones ya estaban apretados antes, no era nada comparado con cómo estaban ahora.

La miré con sospecha.

—Eres mucho más malvada de lo que pareces.

Se rio e hizo una reverencia.

—El campamento de verano me enseñó muchas, muchas cosas. —Una parte de mí lo agradecía y otra parte estaba sumamente celosa—. ¿Y a qué hora debería estar lista?

¿Qué?

—¿Lista para qué?

Sus ojos brillaron con picardía.

—¡Nuestra primera cita! —dijo con fuerza con una voz aguda. No pude evitar el escalofrío que me recorrió. Ella se rio de nuevo—. La fiesta de Tye. Si recuerdo bien, quieres que vaya y salga contigo de todas las fiestas.

Oh, sí. Eso era esta noche.

—Mierda. —Miré mi reloj. Cuatro y diez—. Planeaba ayudar a Tye con todos los arreglos alrededor de las cinco. ¿Puedes estar lista para esa hora?

Probablemente no, las chicas siempre se tardaban una eternidad.

—Sí, no hay problema. —Se encogió de hombros y abrió la puerta de su camioneta—. Iré a tu casa cuando esté lista.

No creía que eso fuera a pasar, pero asentí.

Con eso, entró en su auto.

—Te veo en un rato.

Miré mientras abandonaba el estacionamiento, preguntándome en qué demonios me había metido.


En qué se metieron estos dos, jajaja.

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