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PINKPUNK


JISOO

«Future 2NE1» fue el video que subieron en la cuenta oficial de YouTube de YG Entertainment un mes y medio atrás. Un grupo integrado por Park Seoyoung, Lee Seoyeon, Im Soo-ah y Moon Sua. Eran cuatro niñas de 12 y 13 años, que se estaban preparando para poder debutar en el futuro, quizá en 2015. En cuanto a fechas nunca era seguro qué sucedería, pero resultaba obvio para todos que debutarían, esas niñas eran extremadamente talentosas, tanto que durante las evaluaciones mensuales siempre dejaban al CEO complacido. Jisoo cuando tenía la edad de ellas nunca habría pensado en ser trainee de una empresa. La Jisoo de 12 años estaría en su cama, durmiendo hasta las tres de la tarde, luego de decirle a su padre que tenía sueño y que no tenía ganas de ir a la escuela ese día. Por ser la menor de su familia, la mimaban demasiado y la dejaban faltar a clases cuando lo pedía.

Había muchos trainees en YG Entertainment, más de los que uno imaginaría. Tanto hombres como mujeres, todos estaban aquí luchando por cumplir sus sueños. Desde pequeños renacuajos saltarines y vivarachos de doce años hasta adolescentes salvajes de dieciséis años que aplastarían y devorarían a todo aquel que se cruce en su camino. Jisoo se sentía como una tortuga dentro de esta gran selva en la que regía la ley del más fuerte. Nadie podía romper su caparazón, pero era lenta, mucho más que el resto.

Mientras las más pequeñas eran el «grupo B» y se preparaban para ser el «future 2NE1» de la empresa, las más grandes, las del «grupo A», se preparaban para ser «PinkPunk». Milagrosamente Jisoo estaba entre esas trainees que integraban PinkPunk. En el fondo se preguntaba si se lo merecía, si quizá esto se lo estaría ganando más por su aspecto que por su talento. Eso, y que también era actualmente una de las trainees con más experiencia en la empresa: un año y medio aproximadamente. Jisoo había ingresado en 2011 con 16 años y ahora, agosto del 2012, tenía 17 años y medio.

Además de Jisoo, las que debutarían como PinkPunk eran: Eunbi, Lisa, Nabi y, por supuesto, Jennie. Las dos últimas eran las que más experiencia tenían entre las trainees femeninas, ambas ingresaron en 2010 a la empresa, al mismo tiempo. Eunbi y Lisa, al igual que Jisoo, ingresaron a principios del 2011 a la empresa.

Nabi, Eunbi y Jennie tenían 16, ¡y Lisa solo 15! Y Jisoo, la mayor de todas, con casi 18 años apenas podía seguirles el paso...

—¿Por eso te sientes presionada? —le preguntó la psicóloga.

Jisoo suspiró y se tiró hacia atrás, descansando en el respaldo del sillón. Le costó admitirlo, no quería, no le gustaba hablar de sus sentimientos... pero se las arregló para asentir.

YG Entertainment era una de las empresas más importantes de Corea. Tenía grupos muy populares: a los reyes del K-pop, BigBang, a las revolucionarias 2NE1. Y también a impresionantes solistas, como PSY, el cual dos meses atrás había sacado su nueva canción «Gangnam Style», volviéndose viral en Internet y llegando al puesto número uno en Gaon Chart. En YG estaban los mejores, y claro que tenían lo mejor para ellos, incluso para sus trainees.

Por eso Jisoo estaba aquí, en el quinto piso del edificio, teniendo una sesión con la psicóloga. Porque además de los mejores profesores en baile y canto, tenían un equipo a cargo de cosas como la nutrición, el cuidado del cuerpo y la salud mental.

—¿Por qué piensas que no eres suficiente, Jisoo? —insistió.

«¿No te das cuenta dónde estamos sentadas? ¿YG Entertainment te parece poca cosa?», quiso decir, pero calmó sus sentimientos y calló. Estaba frustrada, hoy fue un día largo de entrenamiento, la nueva coreografía le estaba causando dolores de cabeza y la noche anterior se quedó hasta tarde estudiando para un examen de historia porque necesitaba terminar su último año de educación secundaria. Quería dormir, o hacer algo útil, no estar sentada aquí, charlando con la psicóloga.

—Sigues siendo una trainee. ¿No crees que lo estás haciendo bien? Yo creo que lo estás haciendo bien.

—¿Por qué piensa que lo estoy haciendo bien? Usted no me ve mis exámenes. Podría estar sacando puras C.

Los cumplidos vacíos... prefería nada antes que eso.

—Los estás aprobando. Estás entre los trainees con mayor posibilidad a debutar, eso demuestra que eres buena aun si no pude verlo personalmente —señaló la psicóloga, ignorando su sarcasmo.

—No tengo nada de especial, la verdad.

—¿Qué tienen los demás que tú no?

—Soy la mayor aquí, pero no soy más que una «visual». Sé que por eso me eligieron para ser parte de PinkPunk.

—¿Piensas que eres solo bonita?

—Bueno... —Jisoo se removió incómoda, cruzando sus piernas y apoyando sus manos sobre ellas—. No... sé que no.

—Dime tres cosas positivas sobre ti misma.

Jisoo se hundió más en su asiento. Este tipo de preguntas eran vergonzosas.

—Pienso que soy inteligente... —murmuró.

—También pienso que lo eres. ¿Qué más?

Jisoo movió sus hombros hacia arriba, restando importancia.

—No lo sé...

—Estoy segura de que puedes decir algo más.

—Que soy bonita —dijo de mala gana.

La psicóloga hizo una anotación en su computadora. Jisoo sintió curiosidad, pero no podía ver la pantalla ni estirando el cuello.

—Entonces... ¿Qué es lo positivo de tus compañeras de PinkPunk?

Jisoo se tomó un momento para ordenar sus ideas. Ella tenía muchas opiniones sobre todas.

—Eunbi es una genial cantante, es estable y llega bien a las notas altas. Su imagen es adorable, todo el mundo la va a amar. Creo que es la única persona en el mundo que puedo ver hacer aegyo* sin sentir vergüenza ajena.

»Nabi es una buena conversadora, seguro será genial para interactuar con fans, en entrevistas. Y ayuda a que el equipo se comunique. Su voz es tan suave... y sabe adaptarse a todo, creo que podría hacer rap si se lo piden.

»Lisa... es rara. —Jisoo sonrió con cariño—. ¿Qué clase de persona se va a otro país sin poder comunicarse? Tiene solo quince, catorce cuando llegó aquí, pero tiene una tenacidad que da miedo. Y es impresionante. Y cualquier persona que la haya visto dirá que es una bailarina natural. No tiene sentido la facilidad con la que aprende las cosas. Mira una coreografía y dice «okey» y la ejecuta perfectamente. ¿Cómo pasó sus exámenes mensuales sin saber coreano? No lo sé, pero lo hizo, y ahora que puede comunicarse en coreano, es... uf, no tengo idea cómo puede sacar tantas A. En realidad, no recuerdo haberla visto sacar una C en algo. A veces creo que Lisa es una alienígena, no un humano normal, es la única forma de explicar algunas cosas sobre ella. Sería más fácil decir sus cosas negativas, hay mucho que decir sobre Lisa... es una persona muy interesante.

»Y Jennie... es tan madura. Siempre me sorprende, es la única que no se acerca a mí, su unnie, para buscar consejo. Admiro eso. Da igual que sea más pequeña, es más inteligente y talentosa que muchos adultos. Por eso es la líder de PinkPunk. Ella puede con todo. Rap, baile, canto... Y es tan genial, tan confiada en su talento... Es la trainee más completa aquí. Es la única persona que veo y digo: es perfecta, ella ya es una idol. Ni siquiera necesita debutar, ya lo es.

—Así como ves a los demás, deberías verte a ti misma.

«¿Cómo me voy a comparar con ellas?» pensó. Sin importar cuánto se esforzara sentía que se quedaba atrás. Otras trainees cantaban mil veces mejor que ella. Incluso la más nueva, Chaeyoung, la destruía, podría hacerle un knockout sin siquiera esforzarse. Jinny también era mejor cantante y bailarina... ¡Hasta esas niñas de doce años eran más impresionantes que ella y tenían su video en YouTube para demostrarlo!

—Llevo bastante tiempo conociéndote Jisoo, sé qué tipo de persona eres. Eres amable, tienes mucha positividad y posees un gran sentido del humor... pero estos últimos dos meses comenzaste a deprimirte. Cualquier otra trainee en tu lugar estaría feliz. El CEO te eligió como una de las que debutaría. Varias de tus amigas están contigo, así que es el doble de suerte: debutar y con gente que te cae bien.

»¿No has pensado que estás subestimando a tus superiores? No creo que te hayan elegido por solo ser bonita. Hay mucha gente bonita en el mundo. Así que intenta pensar en qué cosas tienes tú que los demás no. Tienes un gran corazón y palabras amables para todos, menos para ti. Sé buena contigo misma. ¿Si? Intenta pensar en estos días qué tienes tú, qué es lo que te hace tan especial a ti. ¿Está bien? Hazlo, y me lo cuentas la semana que viene.

—¿La próxima semana? —se sorprendió Jisoo—. Pero la cita siempre es mensual.

—Cuando veo que una de mis pacientes está pasando por un mal momento, aumento la cantidad de sesiones. Una vez que te vea bien, volverá a ser un chequeo mensual rutinario.

Jisoo estaba molesta. Esto no le parecía bien.

—¿Te veo la semana que viene?

—Sí... —murmuró de mala gana.

. . .

Jisoo estaba sentada junto al camarógrafo, para darle ánimos a Jennie. Pero de manera silenciosa, solo levantando sus pulgares, porque no quería desconcentrar a nadie en su trabajo. Jennie estaba al frente, parada frente a una pared con el logo de la empresa. Se preparaba para grabar una canción que realizó en su última evaluación mensual, con la cual había impresionado a todos: «B.o.B - Strange Clouds».

Jennie caminó de un lado de un lado al otro mientras esperaba. Usaba un beanie gris, ella últimamente vestía mucho ese tipo de gorros. También tenía un buzo holgado que cubría parte de sus piernas por el largo. Era de tela negra con dibujos en blanco. Un tramado más bien, al estilo garabatos que haría un adolescente en sus carpetas del colegio. Había puntos, palabras, estrellas, líneas que parecían tener espinas, incluso una calavera. Se veía muy genial, muy rebelde, muy... ¿Punk? Ya que era la líder de PinkPunk, tenía sentido.

Jisoo dudó, mirando mejor la ropa de Jennie. ¿Y si en realidad era un buzo blanco con dibujos negros? La gran incógnita. ¿Las cebras son blancas con rayas negras o negras con rayas blancas?

Cuando Jennie le dio la espalda, Jisoo chistó. La espalda era de color negro. Así que estuvo en lo correcto en su primera observación. Negro con dibujo blanco. Pero... ¿Por qué estaba prestando atención a eso en primer lugar? ¡Ah, sí! Porque el cabello de Jennie sí le recordaba al de una cebra. Era negro, lacio, pero tenía mechones decolorados de un rubio casi blanco al final del cabello; también era así en la parte interior, detrás de las orejas. Anteriormente, en lugar de blanco, había sido color púrpura, pero la tinta ya se había ido.

El CEO, el señor Yang Hyun Suk, estaba allí, observando a su trainee estrella. Estaba parado en un rincón del cuarto con los brazos cruzados, esperando pacientemente.

—Terminé con la cámara —dijo el camarógrafo—. Párate en el medio Jennie. La idea es hacer el video como un tipo de evaluación, casual. Intenta quedarte en el centro y una vez termines haz una reverencia, tal como sueles hacer siempre al terminar una evaluación. —El camarógrafo hizo un aplauso que sonó fuerte, reverberando en el cuarto—. Micrófonos listos. Inicia cuando quieras, ya está grabando.

Jennie cerró sus ojos y respiró profundo. Cuando miró a la cámara, Jisoo pensó, tal como siempre: «ahí apareció nuestra idol». Era raro ver a alguien tan joven con tanta confianza y con un aire arrogante, frío. Ni el hermano mayor de Jisoo se veía tan genial. ¡Y él era genial! Era un chico muy popular en el colegio que tuvo varias novias, Jisoo conoció a dos de ellas. Pero Jennie era más genial que su hermano, tenía esa vibra de «yo podría robarte a tu novia si quisiera».

Jisoo sospechaba que todavía la voz de Jennie no había terminado de cambiar, había rastros de ese tono infantil cuando usaba su rango más agudo. Incluso seguía creciendo en altura. Jennie era pequeña, pero cuando la escuchabas rapear...

Well, if you guessin' it's me, you guessed correctly

I just stay with a stallion, you would swear I was an equestrian

Jisoo sonrió de lado. Esa chica...

El inglés no era su fuerte, pero Jennie le había explicado la letra. «Si supones que soy yo, lo has adivinado correctamente. Me quedo con un semental, te juro que yo era un ecuestre». En inglés sonaba mejor que en coreano, por supuesto.

Había varios raperos en YG. Era como un orgullo del sello, el hip-hop y el rap era el terreno de dominio de la empresa. Entre los trainees masculinos Jisoo conocía raperos increíbles, como Ji-won, pero estaba segura de que Jennie podría ir y plantarles cara a los chicos esos sin problemas. Daba igual que fuera pequeña y que fuera una mujer, es más... una niña, ella podía. Tenía voz de niña. No de mujer, de niña. Pero vaya, si Jennie decía que ella era un semental, un ecuestre, o como sea que fuera la letra de esa canción, Jisoo le creía. Tenía una forma de moverse que rozaba lo masculino, sacando pecho y estirando los brazos, caminando sin mover mucho las caderas, proyectando fuerza. Jennie usaba mucho ese personaje al rapear.

I hit her with that pipe, call that Nancy Kerrigany

Stay on the greenest greens, call us vegetarians

You be on that minor league, but we smoke professionally

I do my job exceptionally, on point like a decimal is

Lo que a Jisoo más le gustaba del rap de Jennie era la manera en que jugaba con los graves y agudos, era como si mordiera o estrujara algunas palabras. La manera en que decía Nancy Kerrigany era épica.

The way I ride on the beat man I be in the street it's done so effortlessly

Yeah, so these... can't sleep on me, there's no Inception in this bitch

—Corta la última parte —dijo el CEO—. No quiero a media Corea diciendo que le digo a una niña que diga insultos.

—Le recordaré al editor que corte toda palabra ofensiva —dijo el camarógrafo—. Teníamos pensado usar un pitido, como de censura.

—Sí, recuerdo la idea, hagan eso. Y Jennie...—El CEO la miró, advirtiéndole con seriedad—: No te acostumbres a insultar mucho. Solo está permitido en raps si eso dice la letra. ¿Está bien?

Una vez Jennie asintió, el CEO sonrió y la despidió. Ella corrió hacia Jisoo con una sonrisa radiante. Nadie imaginaría lo que podía salir de esa boca cuando sonreía así, tan inocente.

—¿Qué tal lo hice?

—Genial nivel Dios.

Jennie rio, en serio rebozaba de felicidad. Se despidieron del CEO con una reverencia y salieron del cuarto. Mientras caminaban por los pasillos hacia el ascensor, Jennie parloteaba, lo hacía rápido, sin tomarse tiempo para respirar.

—Cuando suban ese video será oficial. Poco a poco van a ir revelando a los integrantes de PinkPunk. ¡Y vamos a debutar! Lo hicimos Jisoo. ¿Puedes creerlo?

—Oye, el rap ya terminó. Deja que el aire entre a tus pulmones y cerebro.

Jennie hizo un puchero.

—¿Podrías estar más emocionada? ¡Lo hicimos! En unas semanas vamos a comenzar a grabar demos, probablemente debutaremos en unos meses.

—Tengo que mantener la calma. Ya contigo saltando por las paredes, alguien tiene que ser la voz de la razón. ¿Piensas que será Nabi? Claro que no...

—Qué mala, unnie —se quejó, poniendo sus ojos en blanco.

Al entrar al ascensor a Jennie se le ocurrió una idea, por lo que golpeó su brazo, exclamando:

—¡Debemos festejar con un nuevo piercing!

—¿En Nueva Zelanda tienen la costumbre de perforarse la carne cada vez que están felices? —bromeó—. ¿Tengo que alejar los cuchillos de ti cuando estés de buen humor?

—Deberías hacerte tu primer piercing, honrar a PinkPunk. Saca el lado punk en ti.

—Punk no significa perforarse. Ni siquiera tiene mucho sentido el nombre que nos dieron, casi siempre hacemos pop y hip-hop. Hasta practicamos más RnB que punk o rock—dijo, mientras Jennie y ella se metían al ascensor, cerraban la puerta y marcaban el botón que iba hacia la planta baja.

—Punk representa rebeldía, no solo un género musical. Tienes que verte más ruda unnie, tal como yo.

Había un poco de razón en sus palabras. Jennie era buena viéndose «cool». Proyectaba una imagen de irreverente extremadamente creíble. Sus elecciones de ropa, esos jeans negros, sus borcegos de cuero negros hasta la suela, su buzo que por poco no parecía un grafiti... y por supuesto, su piercing, en la mitad del cartílago de su izquierda.

Jisoo estaba casi segura de que era en el cartílago...

¡Jisoo no era experta en orejas! ¿Está bien? El piercing estaba por ahí, definitivamente no en el lóbulo.

—Lisa y yo nos hicimos este. —Jennie señaló su oreja—. Juntas, el mismo día. Fue la primera vez para ambas. Bueno, también se nos unió Jinny, pero ella se lo hizo en la otra oreja y ya tenía otro. Ella nos dio su opinión experta.

—Jennie... —Suspiró—. No sé si quiero hacerme uno.

«¿Y si no debuto?» pensó, porque nunca sabías cuáles serían los cambios de último minuto, pero se justificó diciendo:

—Ni siquiera me hice algo raro en el cabello todavía.

—¡Lo siento! Sin presiones, lo juro. Es que... estoy emocionada.

—Oh, no lo había notado —dijo con una sonrisa irónica.

—Ya sé —se le ocurrió. Jennie chasqueó sus dedos para enfatizar—. Mañana será nuestro día libre. Vayamos. Si te llama la atención, genial. Si no quieres, no pasa nada. Luego del piercing, vamos a comer helado.

—Me perdiste en será, pero me recuperaste en helado. ¿Mañana helado? Me apunto.

—Eres increíble...

—¿Solo seremos nosotras dos mañana?

—Ajá. La mamá de Lisa vino a visitarla. Los coordinadores le dieron unos días libres extra, fue su madre quien lo pidió, como una sorpresa. Incluso vinieron un par de sus amigos de Tailandia. Por eso al final no pudo venir a verme hoy...

—Ya me parecía que hoy era un día más silencioso de lo normal.

Jennie se rio. La puerta del ascensor se abrió y ambas salieron. Siguieron caminando, rumbo a los dormitorios.

—Se siente raro no estar con ella. ¿No lo crees? —comentó Jennie.

—A veces siento que Lisa es como mi sombra.

—¿Tu sombra? —Se sorprendió Jennie, incluso volteó para mirarla.

—¡En el buen sentido! —se defendió—. Ella es como una extensión de mí, pero decir que es mi brazo izquierdo o mi pie derecho sería ya demasiado. Una sombra suena menos perturbador.

—Pobre Lisa. —Jennie soltó una risita—. Estuve pensando en que nos juntemos con trainees de JYP luego de que me perfore la oreja. Si quieres, claro.

—¿Trainees? —Jisoo enarcó su ceja y se aseguró—: ¿Femeninas?

Jennie pareció confundida por unos segundos y luego sus ojos se abrieron más de lo normal.

—Chicas, todas chicas —se apresuró a aclarar—. ¿Cómo puedes pensar que iba a sugerir que fueran chicos? ¿Justo en nuestro debut, además? Sería una locura.

—¿Y cómo conoces a las trainees de JYP?

JYP era una de las empresas más importantes de Corea. YG, JYP y SM eran las compañías de entretenimiento con más poder adquisitivo y con los artistas más famosos. Se les llamaba en los medios las «Big Three» por eso, por ser las tres grandes que competían entre ellas.

—Uno de los trainees masculinos de aquí... Jisoo no me mires así, ni muerta se me ocurriría intentar algo con un trainee de YG, sería peor que un suicidio. —Jisoo levantó sus manos, fingiendo inocencia. Jennie puso sus ojos en blanco—. Como decía, él tiene más años aquí, y sabe cosas, y tiene muchas conexiones fuera de la empresa. Existe un grupo de Facebook...

—¿Amistades por Internet? —Jisoo la interrumpió—. ¿Tu mamá no te dijo que así es como secuestran gente y luego las violan, las matan y las tiran a un río?

—Wow... muy gráfico.

—Solo repito las sabias palabras de mi madre.

—En esa página solo hay trainees, relájate —dijo Jennie, retomando la conversación—. Entonces el chico este me comentó quiénes eran las personas que conocía y... hay unas chicas de JYP que parecen muy geniales y les gustaría conocerme. ¿No te gustaría conocerlas también?

—Bueno... supongo que no moriremos si vamos juntas.

—Unnie —se quejó—. Lo haces sonar peligroso... cuando vamos a ir a la heladería... que va a estar llena de gente...

—Si tus amigos de internet me sacan un ojo con un cono de helado espero que la culpa te persiga para siempre —bromeó.

Cuando entraron a los dormitorios, Jennie se estiró perezosamente, alzando sus brazos, y preguntó:

—¿Te importa si me ducho primero?

—Ve. Yo quiero ir a dormir con el cabello mojado así que lo haré luego.

—Ese hábito tuyo es muy raro —dijo Jennie, mientras se alejaba hacia el baño.

Jisoo se sentó en el sofá. La mayoría de las trainees debían estar en los cuartos en esos momento, acostadas. Miró al techo, notando las grietas, y suspiró.

«Debutar», Jennie y todas las trainees hablaban de eso. Jisoo se sentía saturada del tema. Aterrada, en realidad. Era raro asociar que realmente las cabezas de YG Entertainment la consideraban alguien que valía la pena debutar. Jisoo quería debutar, pero no quería al mismo tiempo. Era raro. La psicóloga tenía razón, ella debería estar emocionada, tal como Jennie, no cuestionándose su valía. ¿Desde cuándo le importaba lo que los demás pensaran? Era como si se desconociera a sí misma. Ella no era así.

Jisoo no se sentía una idol. Ni siquiera había practicado canto seriamente antes de ingresar a YG. Se sentía como una estafa la idea de pararse junto a gente experimentada y musical como Jennie o Nabi, o junto a un talento loco como Lisa. ¿Qué diría la gente si ella fuera una integrante de PinkPunk? Probablemente algo como «oh, sí, la que tiene cara de actriz de un drama». Había tanta gente aquí, tan joven y tan talentosa... y luego estaba Jisoo. Ni siquiera sus amigos de afuera de la empresa pensaban que ser idol fuera una buena idea para ella. La mayoría desarrollaba sus habilidades musicales desde niños. Ra-woom no había durado mucho en la empresa porque fue elegida por ser bonita. ¿Jisoo estaba siguiendo el mismo camino que ella? ¿Los demás se aburrirían viéndola? Jisoo se sentía pequeña, que estaba llegando tarde a esto, que se quedaría atrás...

—¿Qué haces? ¿Hay otro bicho en el techo? —preguntó Jennie.

Había regresado. Ahora no tenía maquillaje y llevaba una simple camiseta blanca con un dibujo de una flor, junto con unos shorts color azul. Jisoo no había notado el paso del tiempo. Eso, o Jennie tenía superpoderes, supervelocidad.

—¿Qué piensas que es lo mejor de mí? —preguntó Jisoo, saliendo de su ensoñación.

—¿Y esa pregunta? —dijo Jennie, sentándose junto a ella y revisando el techo, asegurándose de que estuviera libre de insectos.

—Una tontería, solo pensaba de más —murmuró.

Jennie se acercó a ella, ladeando la cabeza, examinando su rostro.

—Por favor no digas que soy bonita —gimió, hundiéndose en el sofá.

Jennie bufó y le dio una suave patada en la pierna.

—Debe ser genial poder estar tan segura de que todos piensan que eres bonita.

—¿A qué te refieres?

—Vamos, no me hagas decirlo. Sabes que eres hermosa. Casi nadie tiene esa suerte.

—Pero si todas aquí son muy bonitas, tampoco soy para tanto...

—Nadie destaca tanto como tú unnie. ¿Nunca notaste cómo las nuevas siempre se quedan recalibrando un rato tu existencia? Durante un par de días te miran como si las desconcertara tu belleza. Nadie puede sacar los ojos de ti. Ninguna trainee se compara contigo.

—¿Qué tienes tú de malo? Te ves bien y eres genial.

—Bueno... No me gusta mucho mi cintura, mi torso es como... se ve muy cuadrado, comparado con otras, y mis mejillas se ven muy hinchadas, hacen mi cara muy redonda... Sé que soy delgada, pero...

—Jennie, por favor... —la regañó.

—Lo sé, es solo que... un poco me preocupa, que piensen que no soy demasiado bonita para ser idol.

—Lo eres.

Jennie hizo una mueca, una sonrisa desganada, media tristona. Jisoo no podía creer que Jennie pensara eso, que en serio creyera esa tontería...

—Todo el mundo va a tener un crush contigo. Te vi rapear hoy, sé de lo que hablo. Además todavía estás creciendo, tus mejillas no se ven hinchadas, se ven adorables.

Jisoo estiró la mano y pinchó su mejilla con el dedo índice, para enfatizar sus palabras.

—Es como un mandu. Todos adoran los mandus.

Jennie se enderezó en el asiento, mirándola como si estuviera loca.

—¡Mis mejillas no son mandus! Eso no es lindo. Esas cosas ni siquiera me gustan.

Se hizo un silencio. Jisoo frunció el ceño.

—¿Qué? Eso es un sacrilegio. ¿Cómo te atreves a decir que no te gustan los mandus?

Jennie comenzó a reír a carcajadas ante la cara seria de Jisoo.

—Eres ridícula unnie. Siempre me rio y estoy feliz contigo.

—Y tú eres el mandu más adorable del planeta. Además de una chica muy bonita. Mételo ya en la cabeza. —Jisoo chistó—. Mejillas hinchadas, qué tontería...

La sonrisa de Jennie se agrandó, mostrando un poco de sus encías. Ella era adorable en cuanto se quitaba el beanie y dejaba de decir palabrotas en inglés.

—¿No es tonto que estemos por cumplir nuestro sueño y de repente nos pongamos todas inseguras y tontas? —preguntó Jennie, haciéndose una bolita sobre el sillón, subiendo los pies descalzos al cojín y abrazando sus propias piernas—. Estoy muy feliz, pero también siento que se me va a parar el corazón. Solo quiero que todo salga bien y sea perfecto, que todo el mundo nos adore.

—Yo solo quiero que no piensen que soy mala. Siento que mi técnica vocal no es lo suficientemente buena todavía —confesó Jisoo.

—¿Qué? Tu voz es preciosa. No pienses eso.

—No suena bien cuando bailo. Incluso parada me equivoco a veces, muchas notas todavía me resultan incómodas. Practico mucho para los exámenes y casi nunca saco A. Honestamente, no sé por qué me eligieron para PinkPunk. No tiene mucho sentido.

Jennie se quedó en silencio, mirándola.

—¿Lo dices en serio? —murmuró Jennie, incrédula.

—¿Por qué te sorprende?

—Es que... pienso que tu voz es muy única.

—No sueno tan bien como las demás.

—¿No te estás preocupando demasiado por la técnica?

—¿Quién no se preocupa por la técnica? Literalmente somos trainees, entrenando nuestro canto.

—Jisoo —dijo con seriedad—. Eres una de las trainees más únicas aquí.

Jisoo se quedó sin palabras. La manera en que Jennie habló... No fue unnie esta vez. Fue tan serio, tan seguro: «Jisoo», «única».

Jennie se levantó de un salto del sofá y corrió hacia los dormitorios, obligando a Jisoo a volver a la tierra. Se escucharon unos ruidos, unas voces amortiguadas de otras chicas preguntando qué sucedía. A toda prisa, Jennie volvió al sofá con una notebook entre manos. Jisoo no cuestionó, solo la observó encender la notebook y buscar en sus archivos. En la pantalla apareció el video de audición de Jisoo, el cover que hizo para la para ingresar a la empresa. Unos meses atrás Jisoo le había pasado ese video por e-mail porque Jennie había sentido curiosidad por escucharla cantar «Clarity». Mientras la canción se reproducía, Jennie habló:

—Aquí no hay técnica.

—Lo sé... —murmuró Jisoo, escuchando la timidez en su voz. Comparada a su yo del pasado, debía admitir el gran cambio, pero comparada con otros, seguía siendo tan poco progreso...

—Y aun así, solo con tu voz, con tu forma de cantar, encantaste a todos. A los jueces, al CEO... y a mí. Cuando lo escuché por primera vez, pensé que fue realmente genial.

—¿Qué tiene de especial? Se nota que no sé nada. No bailo, mi cara está en blanco, lo único bueno ahí es que no desafino.

—Tu tono de voz no es normal. ¿Realmente no lo notas? Y en esa canción se luce tanto...

—Todas aquí tienen bonitas voces.

—Tu voz es única —insistió—. Sin importar cuánto entrenemos, nunca podremos sonar así. La textura de tu voz es impresionante. Todas las trainees, o la mayoría de las personas en realidad, no varían mucho en la voz. Solo piénsalo, ¿cuántos tonos de voces realmente únicos e irreconocibles hay en el k-pop?

»Lo digo en serio, entre miles, sé que tu voz sería una de las que más destacaría. Ese tono rasposo, pero al mismo tiempo tan agudo... no lo sé, a veces puedes hacer que me den escalofríos escuchándote. Suena crudo, intenso. Lisa hasta dice que tienes voz de cantante de rock.

Jisoo bajó la mirada, abrumada.

—No sé qué decir, la verdad —admitió.

—Cualquier persona puede aprender la técnica vocal si se esfuerza. Pero tu voz es tuya y solo tuya, y cada día progresa —dijo Jennie.

—Yo... gracias...

—Es raro verte avergonzada —dijo Jennie, sonriendo.

—No estoy...

—¡Unnie es blanda en el fondo! —la molestó.

—Suficiente —dijo, aguantando la risa—. Mejor voy a ducharme, ya es tarde.

—Oye —la llamó Jennie cuando se levantó—. Somos un equipo. ¿Si? Somos amigas.

Jisoo se inclinó hacia ella y le pellizcó una mejilla.

—Gracias mandu relleno de frases motivacionales. Ya no te preocupes, sabes que soy un hueso duro de roer.

—Oh my god, no hagas de mandu un algo recurrente... —se quejó Jennie.

—¿Eh? ¿Que ya te gusta el mandu dijiste? —Fingió sordera mientras se alejaba.

Jisoo se metió al baño. Escuchó a Jennie rezongar y caminar en el fondo, yendo a los cuartos, probablemente para dormir. Una vez cerró la puerta del baño, estando sola, se miró al espejo.

«Única».

Se desnudó y metió a la ducha, se relajó bajo el agua caliente. ¿Su voz era tan especial en ese cover? Ella no sonó tan poderosa y emocional como la cantante original. Jisoo solo cantó lo mejor que pudo y ya, no hizo nada en especial...

«Única».

Tiró la cabeza hacia atrás, cerró sus ojos y dejó que el agua caliente mojara su rostro. Suspiró lentamente, perdiendo tensión en sus músculos. Usó sus manos para tirar el cabello hacia atrás. Había cantado «Clarity» sin razón en particular, solo porque le gustó el sonido. Ni siquiera sabía lo que decía la letra antes de decidir aprenderla para cantarla para la audición. Y aquí estaba ahora... qué lejos la había llevado esa canción...

Dejó que el agua mojara todo su rostro, hasta su boca. Permitió que las gotas cayeran por su rostro y se llevaran todo. Con las gotas de agua golpeando el suelo, haciendo ruido blanco, Jisoo cantó para sí misma con suaves susurros, casi sin separar sus labios:

High dive into frozen waves where the past comes back to life

(Buceando en olas congeladas donde el pasado vuelve a la vida)

Fight fear for the selfish pain it was worth it every time

(Lucha contra el miedo doloroso y egoísta, y cada vez que lo hagas valdrá la pena)

Hold still right before we crash, cause we both know how this ends

(Quédate quieto justo antes de estrellarte porque ambos sabemos cómo terminara)

A clock ticks till it breaks your glass and I drown in you again

(Nuestro reloj hace tictac hasta que se rompa el vidrio y yo me ahogo en ti otra vez)

Jisoo bajó la cabeza y respiró. Se quitó el agua de los ojos y de la boca, y decidió seguir adelante, limpiarse el cuerpo y prepararse para otro día.

. . .

Jennie y Jisoo fueron a una tienda de tatuajes y piercings, tal como planearon. El día estaba nublado, pero aun hacía calor, por lo que por suerte la idea de un helado seguía en pie.

Jisoo estaba contra una pared, con sus brazos cruzados, presenciando el momento en que Jennie se haría su segundo piercing, esta vez en la oreja derecha. Bueno, si contaba la perforación normal que todas las mujeres se hacían, este sería el cuarto. ¿Eso no se consideraba un piercing también? ¿Por qué? ¿Debería preguntarle su duda a la dueña de la tienda?

Las piernas de Jennie no llegaban a tocar el suelo, la silla en la que estaba era un poco más alta de lo normal. Ella balanceaba sus pies en el aire mientras miraba a la dueña de la tienda preparar sus herramientas. Jisoo no pudo evitar recordar la película «A Parent-trap». Ella había visto todo lo que Disney transmitió. Incluso de adolescente le costaba mirar otros canales que no fueran Disney. «A Parent-trap» le gustaba mucho, las travesuras de las gemelas protagonistas siempre la hacían reír. En una de las escenas de esa película una de las gemelas había perforado la oreja de la otra, una situación similar a la que presenciaba ahora. Jisoo miró la mesa de trabajo de la dueña de la tienda... y no había ninguna manzana ahí. ¿Esa escena de la película era irrealista? En la película aplicaban hielo en la oreja y luego usaban un pedazo de manzana para clavar la aguja. Jisoo tenía las perforaciones del lóbulo de su oreja, pero su madre se las había hecho cuando ella era muy pequeña, así que... no recordaba si hubo un hielo o manzana involucrados o no. Probablemente no.

Para decepción de Jisoo, cuando la aguja atravesó la oreja de Jennie de lado a lado no hubo ningún grito dramático. ¿No se supone que dolía? Jennie lloriqueaba por todo. Si hasta una bebé como Jennie pudo con un piercing...

Jisoo recordaba haber leído sobre los piercings y otras culturas. Un día, cuando era pequeña, había tenido curiosidad porque notó que en Corea los tatuajes estaban muy mal vistos y eran asociados a los criminales. Incluso en TV los famosos que tenían tatuajes estaban obligados a usar parches, vendas o ropa que los cubran. Sino eran censurados por los editores con un filtro para hacer borroso el tatuaje. Cuando Jisoo le dijo a su papá que eso le parecía raro, él le dijo que había culturas donde eso estaba bien y culturas, como las de Corea, en las que los tatuajes estaban mal. Jisoo no lo entendió. ¿Por qué? Pero él insistió en que en una sociedad debía haber orden y todos debían seguir las reglas. Le advirtió que todas las cosas tenían significados y símbolos, que daban un mensaje, por lo que las personas debían no solo hablar, sino actuar teniendo en cuenta lo que querían decir al mundo.

La versión corta del discurso de su padre era que él y su mamá la matarían si se hacía un tatuaje.

¿Pero qué querían decir las personas que se hacían un tatuaje o un piercing? Resumirlo a criminales sonaba tonto. ¿Y afuera del país? ¿Los actores famosos de Estados Unidos? ¿Los geniales cantantes de bandas de rock? ¿Por qué a las personas le molestaba que los de su país tuvieran tatuajes, pero no los de otros países?

¿Y por qué alguien se hacía un piercing? Por estética, le dijo su hermano mayor, como si fuera obvio. Y... en parte tenía razón, claro. Pero Jisoo aprendió que el perforado también podía ser como un rito o una señal de pertenencia, en caso de tribus por ejemplo. Crecer, hacerse adulto, y marcarse como tal. ¿Incluso no era perforarse por estética una razón de cambio? Querer sentirse bien consigo mismo, verse a sí mismos con algo nuevo, mejorados, representarse mejor a sí mismos... Existían razones para querer cortarse el cabello o maquillarse. Sí, en parte era estético, pero había algo que impulsaba. Por eso había gente que se maquillaba y gente que no, gente que tenía tatuajes y gente que no.

¿Pero por qué las personas buscaban sentir dolor? ¿Por qué atravesarse la piel con una aguja? ¿Por qué inyectarse tinta en la piel? ¿Por qué no hacerse un tatuaje o piercing falso? Fácil, sin dolor y reversible.

¿Por qué Jisoo seguía siendo trainee aunque lastimaba sus sentimientos? ¿Por qué no salir ahora? Estaba dando sus exámenes de su último año de secundario, podría simplemente girar el volante ahora, cambiar de dirección e ir a la universidad. Lejos de todo esto, de irreverentes que insultan, que cantan sobre cosas que a veces no están bien, que se hacen tatuajes y piercings como si no les importara lo que el mundo pensara de ellos...

¿Por qué seguía aquí, ahogándose?

¿Por qué le atraía tanto este mundo de reflectores y flashes?

¿Por qué le gustaba tanto esta dolorosa presión que intentaba derribarla?

¿Por qué no podía dejarlo ir?

—Me haré un piercing también —dijo Jisoo.

Jennie que estaba pagando en esos momentos, la miró desconcertada.

—Estaba bromeando sobre eso de que debías ser más punk. ¿Sabes? —dijo Jennie.

La dueña le indicó que tome asiento. Jisoo se sentó en la silla, cruzando sus piernas. Al igual que Jennie, no llegaba al suelo, pero decidió apoyar sus pies en una de las barras de metal de la silla. Se miró en el espejo. Se veía calmada. Se sentía calmada. ¿Por qué esto se sentía correcto?

Si no se iba ahora, esto la marcaría para siempre, ya no sería la misma Jisoo, ni la Jisoo que podría haber sido...

—No estoy intentando ser más punk —le explicó a Jennie—. Estoy rechazando la universidad.

—Eh... ¿Me perdí de algo?

La dueña de la tienda lucía extrañamente tranquila. Quizá estaba acostumbrada a escuchar conversaciones raras.

—Soy parte de PinkPunk. Y si sale mal, no me importa.

—Eso es... bueno... —Jennie tenía los ojos entrecerrados, como si estuviera esforzándose por entenderla.

—Desde ayer que no me puedo sacar Clarity de mi cabeza.

—¿Ustedes son trainees verdad? —preguntó la dueña de la tienda.

—Sí —respondió Jennie.

—Voy a ser una idol.

Jisoo ya estaba aquí. El mundo, la vida, la habían traído hasta aquí. Si ya estaba aquí, si ya pertenecía esto... solo quedaba una opción. Sigue... Corre hacia la luz de los reflectores, sin importar las consecuencias.

Dolió, la aguja atravesando su carne la hizo estremecer, pero apretó sus labios y aguantó el dolor.

Cuando salieron de la tienda, Jennie puso su brazo alrededor de sus hombros, como si fuera una hermana mayor orgullosa de ella. Caminaron juntas y Jisoo tarareó para ambas:

Cause you are the piece of me, I wish I didn't need

(Porque tú eres la parte de mí, que deseo no necesitar)

Chasing relentlessly, still fine and I don't know why

(Persecución sin descanso, todavía lucha y no sé por qué)

If our love is tragedy, why are you my remedy?

(Si nuestro amor es una tragedia, ¿por qué eres mi remedio?)

If our love is insanity, why are you my clarity?

(Si nuestro amor es una locura, ¿por qué eres mi claridad?)

—¿Dónde rayos está tu cabeza hoy? —dijo Jennie.

—Estaba pensando... creo que este no será el único piercing que me haga.

—¿No son geniales? —preguntó Jennie.

Jisoo se encogió de hombros.

—Duele, pero puedo aguantarlo.


ROSÉ

Rosie se rascó el ojo, quitándose una lagaña. Había jugado piedra, papel o tijera con varias trainees para ver quién podía entrar primero al baño... Rosie salió última. Así que aquí estaba, esperando pacientemente en el pasillo hasta que todas terminaran de asearse.

Cuando cerró la puerta y tuvo el baño solo para ella, se miró al espejo e hizo una mueca de dolor. Lucía terrible, sus ojeras eran obvias y sus ojos estaban irritados. Rosie había llorado hasta quedarse dormida. Así que no solo durmió mal, sino que también tenía los ojos rojos. Se mojó el rostro con agua fría, en especial sobre los párpados, intentando calmar la irritación. Hasta le dolía un poco parpadear. Se cepilló los dientes, se peinó su cabello y salió para buscar el desayuno: pan tostado con mermelada, acompañado con jugo.

—¿Café? —ofreció Nabi cuando entró, pero Rosie negó con la cabeza.

Antes de darse cuenta, varias trainees estaban paseando por la cocina, sentadas o paradas bebiendo algo. Rosie se sintió un poco sola. No dejaba de sentirse así, como alguien en una tierra extraña, sintiendo nostalgia por su hogar.

Ella no se llevaba mal con nadie aquí, pero tampoco terminaba de integrarse. Al final del día, todas tenían sus grupos ya armados: Jennie siempre estaría con Jisoo, Lisa, Miyeon o Nabi; Jisoo estaría con Nabi, Eunbi, Lisa o Jennie; Lisa estaría con Jinny, Jennie o Jisoo; Eunbi estaría con Hanna, Suni y... bueno, se entendía el punto. Todos tenían amigos cercanos, confidentes... y luego estaba Rosie, que todos los días escribía mensajes de texto a su hermana mayor y a sus padres.

Rosie nunca fue buena para hacer amigos. No se llevaba mal con la gente, pero era realmente raro que consiguiera romper la distancia entre los demás y ella. En Australia le sucedía igual que aquí, tenía a sus pocos amigos, como Vanessa, con los cuales se veía en clases y salía a pasear de vez en cuando, y fin. La mayoría de los veranos solo se la pasaba con su familia, con su hermana, en casa. Su mejor amiga era sin duda Alice, su hermana mayor. ¿Era eso demasiado patético?

Mientras Rosie tomaba un sorbo de jugo de naranja, observaba aburrida a su alrededor. Parecía que Nabi tenía un nuevo chisme, todas las chicas de 16 años estaban escuchándola, haciendo un círculo a su alrededor. Dio un saltito en su asiento, tomada por sorpresa, cuando de golpe y sin avisar Lisa se sentó junto a ella.

—Hola.

—Buenos días —murmuró Rosie.

—¿Estás libre este fin de semana? —preguntó Lisa.

—¿Yo? —Rosie todavía no estaba lo suficientemente despierta.

—¿Quieres ir a jugar videojuegos?

—Eh... Sí. Claro.

—Cool —dijo Lisa, mientras cortaba una manzana a la mitad con un cuchillo.

¿Qué rayos acababa de pasar?

—Gracias por invitarme —recordó Rosie.

—De nada —dijo con una sonrisa, y luego dio un gran bocado a la fruta.

Lisa a veces desconcertaba a Rosie.

. . .

Rosie se ató los cordones de sus vans y dio unos pasos hacia atrás, intentando verse por completo en un espejo pequeño de medio cuerpo. Vestía unos shorts negros y una camiseta de la banda Nirvana. Casual, cómodo... Sí, esta ropa serviría. Quería verse cool, como Lisa.

Golpearon la puerta un par de veces.

—¿Nos vamos? —preguntó Lisa, alzando la voz.

Rosie agarró su mochila, donde guardaba su billetera y una sudadera con capucha, y salió del cuarto. Lisa estaba apoyada en la pared, con los brazos cruzados mientras leía algo en su teléfono. Usaba un top negro sin mangas, unos shorts de jean con partes rotas, junto con gorra con visera color blanca y zapatillas de deporte también blancas. Sin hablar, Lisa la miró, le sonrió y apuntó con la cabeza hacia la puerta, y luego caminó hacia allí. Rosie la siguió.

Rosie ya había pasado varios meses en YG Entertainment, así que ya conocía los alrededores de la ciudad. Salió con otros trainees en la mayoría de sus días libres, incluso con Lisa, pero siempre se sintió un poco apartada porque eran varios y ella no sabía de qué hablar. Una vez perdió la novedad de ser la chica australiana, no tuvo más para ofrecer. Por su personalidad tendía a pasar desapercibida y transmitía el mensaje erróneo de que quería estar sola. Quizá hoy podría hacerse más amiga de Lisa. Deseaba que así fuera, se sentía miserable esperando los mensajes de su hermana.

—¿Por qué no vienen las demás? —preguntó Rosie, una vez salieron del ascensor.

Ambas saludaron con una reverencia al guardia y recepcionista de la empresa antes de salir del edificio. Rosie había sido regañada por los coordinadores por no hacerlo antes, aunque por suerte entendieron que ella había crecido con otra cultura y que nunca había hecho algo así antes. Adaptarse a las etiquetas coreanas era complicado, todo el tiempo las olvidaba, sin conseguir hacerlas un hábito.

—Jisoo y Jennie se fueron a ver a unas chicas de otra empresa —explicó Lisa—. Jinny... no quería. No le pregunté a otras.

—¿Por qué Jinny no quería? —preguntó Rosie.

Lisa movió sus hombros, diciendo de forma vaga que no sabía.

Mientras caminaban, Rosie miraba de reojo a Lisa. Quería hablar de algo, pero no sabía qué. ¿Por qué sus habilidades sociales tenían que apestar tanto?

—¿Qué juegos te gustan? —preguntó Lisa.

—A veces jugaba a Super Mario con mi hermana. Teníamos el juego en nuestra computadora.

—Soy bastante buena en Pac-Man —presumió—. Pero en los Arcades me gusta jugar con armas. Golpear el blanco. También me gusta la máquina de básquet.

—¿Y el pool?

Lisa arrugó sus labios, haciendo una mueca graciosa.

—Soy muy mala en eso, y no entiendo las reglas. Jisoo unnie y Jennie unnie siempre me dicen de jugar a eso porque saben que me van a ganar. Odio el pool.

Rosie soltó una risita, apiadándose de Lisa.

—Pac-Man, disparos y básquet entonces.

—Cualquier videojuego es divertido —dijo Lisa—. Quiero ganar algún premio.

Lisa dobló de golpe, por lo que Rosie paró abruptamente y se apresuró para alcanzarla. Iban a cruzar la calle.

—¿Cómo se llama tu hermana?

Rosie sonrió con cariño.

—Alice. Es mi hermana mayor. ¿Tienes hermanos?

Lisa negó con la cabeza.

—Tengo muchos primos.

—En Australia solo éramos mis papás, mi hermana y yo. Casi no vi a mis abuelos, de hecho.

—Really? —se sorprendió Lisa, con la boca abierta—. En mi casa hay mucha gente. Tíos, abuelos. Es muy divertido. Mi mamá y mis amigos vinieron a visitarme el mes pasado. Los extrañé mucho.

—También extraño a mi familia —confesó Rosie.

—¿Por eso lloras en las noches?

—¿Me escuchaste? —Las mejillas de Rosie enrojecieron.

—Sí. Nuestras camas están juntas.

—Lo siento... No quise molestarte.

—No eres la única que llora —le restó importancia.

—De todas formas, lo siento.

Lisa movió su mano, rechazando sus disculpas. Rosie todavía se sentía mal. No sabía que los demás sabían...

—Vamos a divertirnos hoy. —Lisa se acercó a ella y abrazó su brazo, por la parte del codo—. Te voy a ganar. Voy casi todos los días libres a ese Arcade.

. . .

Lisa no estaba ganando.

Rosie se inclinó hacia la mirilla del arma y se concentró en el objetivo. Disparó y dio en el blanco otra vez. Golpeó 9 de 10, Lisa golpeó 7 de 10.

—Oh, c'mon —se quejó Lisa, soltando el arma de juguete como si la hubiera traicionado.

—Tuve que haber apostado —dijo Rosie, feliz.

—Te patearé el trasero, ya verás —dijo, apuntándola con el dedo—. Juguemos uno de pelea. Al fondo tienen una máquina de Street Fighter.

—¿Apostamos? —preguntó Rosie, picándola.

Lisa arqueó una de sus cejas y sonrió.

—Vas a lamentarlo Park Chaeyoung.

Mientras caminaban por el pasillo, con Lisa guiando, Rosie miró a su alrededor. Había muchos jóvenes aquí: grupos de amigos alrededor de los juegos e incluso algunas parejas muy juntas inclinadas hacia las pantallas. También vio a un niño riendo con sus padres. Se escuchaba el ruido de los golpes, plástico golpeando metal, perillas girándose para tragar las monedas, el ruido de la expendedora de tickets que sonaba casi como una licuadora, y todas las diferentes canciones de cada juego reproduciéndose a la vez, mezclándose con el barullo de la gente que hablaba y reía. Era ensordecedor, era un fin de semana después de todo. Y se estaba divirtiendo mucho. Rosie nunca fue con amigos a un lugar así. Generalmente, y a riesgo de sonar nerd, solía ir a museos, la iglesia o el parque. Solo había ido a lugares como este Arcade con su familia cuando era niña, en los shoppings.

Cuando llegaron a la máquina de Street Fighter, Lisa fingió estirarse y prepararse para una pelea, moviendo sus hombros en círculos y golpeando el aire. Rosie se sentó primero, riendo por las payasadas de la otra. Lisa la imitó, acomodando su gorra antes de sujetar la palanca del juego.

—¿Qué apostamos? —preguntó Rosie.

—La que pierde paga la comida de las dos. Cuando nos aburramos de jugar podemos ir a comer. ¿Te gustan los pasteles de pescado? Es barato —dijo Lisa.

—Claro. Hagamos eso.

Rosie miró a la pantalla y eligió el único personaje femenino, que por sus ropas, parecía tener una estética china. Lisa eligió una bestia mutante de piel verde. Cuando comenzó la pelea, Rosie se concentró, mordiéndose el labio. Ella tendía a esquivar, retrocediendo y saltando, mientras que Lisa continuamente intentaba dar patadas y puñetazos. Por el sonido y velocidad con las que Lisa hacía sonar los botones, Rosie sospechaba que solo estaba apretando un botón y luego el otro tan rápido como podía, sin pensarlo en lo absoluto, siempre para adelante. Lisa ganó el primer round. Rosie se concentró y ganó el segundo. Y por poca diferencia, Rosie también ganó el tercero. Lisa suspiró dramáticamente.

—Pagaré por dos pasteles de pescado —se resignó.

Luego de eso, buscaron la máquina de básquet. Jugaron ambas en un mismo aro, para intentar ser más rápidas, anotar más puntos y ganar más tickets. Cuando se quedaron sin monedas, fueron a la caja, donde se exhibían colgados montones de premios: peluches, juguetes, dulces, incluso juegos de mesa.

—La caja de Pocky —dijo Rosie, mirando la sección de dulces; se la hacían agua a la boca.

—Sabor chocolate —estuvo de acuerdo Lisa.

—¿Y esas gomitas?

—Mejor los chupetines.

—Nos sobran 5 tickets...

—Los guardo para la próxima. Voy a elegir un chupetín de fresa.

Rosie sintió una calidez agradable en el pecho. ¿Se divirtió también? ¿Lisa quería volver a salir con ella, quería que vuelva a acompañarla a la tienda de Arcades?

—¿Chaeyoung? —la llamó Lisa—. ¿Cuál sabor?

—Oh —se despertó—. Manzana.

Lisa se acercó al chico de recepción y le indicó los premios que habían decidido. Rosie solo se quedó mirándola, todavía sin superar las implicaciones de sus palabras anteriores. Sin duda quería volver a salir con ella. Quería ser su amiga. Lisa era amable y muy genial. Y no lo pensaba solo Rosie, todas las trainees eran muy amigas de Lisa, incluso los trainees masculinos pensaban que ella era divertida.

. . .

Fueron hacia un puesto callejero para buscar los pasteles de pescado. Rosie llevaba los dulces que ganaron en la mochila, para comerlos como postre. Mientras Lisa compraba dos brochetas de pastel de pescado, Rosie se alejó hacia una máquina expendedora que había fuera de un negocio, varios metros más adelante. Buscó unas monedas en su billetera y compró dos latas de Coca-Cola. Justo cuando Lisa estaba recibiendo las brochetas, Rosie regresó a su lado.

—Yo perdí la apuesta —dijo Lisa cuando vio las latas.

Estaban caminando, buscando algún banco o rincón libre donde pudieran sentarse y comer. Rosie esbozó una sonrisa arrogante.

—Este es tu premio de... —Rosie frunció el ceño, pensando—. Eh... no sé cómo se dice en coreano.

—¿Qué?

—Compensation award. (Premio de compensación).

Lisa ladeó la cabeza.

—¿Compensation dijiste? Tampoco sé qué es eso.

—Es... eh... —Rosie negó con la cabeza—. Olvídalo. Mejor que sea un regalo. Te compré una bebida porque quería regalarte algo.

Lisa sonrió ampliamente.

—Gracias.

—Es divertido pasar el rato juntas.

—Sí —dijo Lisa, y luego dio un mordisco a su brocheta. Rosie miró la suya propia y la imitó, comiendo también—. La próxima vez podemos venir con Jennie. Ella es genial en los arcades.

—¿Jennie y tú son amigas hace mucho?

—Fue mi primera amiga aquí. Ella me ayudaba en todo. Me decía lo que decían los profesores, me ayudaba a comprar comida, me explicó cómo pagar con wones...

—Jennie ayuda a todos —comentó—. Parece mala, pero es muy amable.

—Sí... todos la aman.

Lisa tenía la boca llena, por lo que golpeó su brazo con el dedo y luego señaló a la calle de enfrente, donde había unos canteros de cemento, cubiertos por la sombra de los árboles. Cruzaron la calle y se sentaron allí. Mientras Lisa abría su lata, Rosie mordisqueó un poco más de su pastel de pescado.

—¿Jinny y Jisoo son tus otras mejores amigas, no? ¿No te llevas tan bien con los demás? —preguntó Rosie.

—Me llevo muy bien con todos —dijo Lisa—. Pero paso más tiempo con ellas. —Lisa bebió un trago de gaseosa—. Y con Jennie —recordó.

Rosie miró el suelo. Pateo unas hojas que estaban cerca de su pie.

—Creo que no soy muy buena haciendo amigos.

—¿Por qué? Nos caes bien. Cantas genial, tocas la guitarra... eres genial.

Rosie se encogió de hombros. Lisa se acercó, empujando el hombro de Rosie con su propio hombro de manera juguetona.

—Solo tienes que acostumbrarte. Yo me sentí igual.

—¿En serio?

—¡Yo también soy extranjera! —exclamó torpemente, antes de morder de nuevo su brocheta—. Me sentía rara. «Extraño mi casa» pensaba. «Quiero comer la comida de mi papá», «extraño a mis amigos», «quiero abrazar a mi mamá». Lo pensaba todo el tiempo. Lo pienso. Extraño mucho a mi mamá.

—¿Y aun así te quedaste aquí...?

—Un año y seis meses —completó.

—¿Cómo? —Rosie hizo una mueca de pena, comenzaba a dudar de cuánto aguantaría ella misma, sola, en un país extraño.

El hecho de no tener una casa a la cual llegar o no poder sentarse a la mesa para comer un plato caliente hecho por su mamá, era más difícil de lo que hubiera imaginado. Por un lado, se sentía emocionada por todo lo nuevo, por todo lo que aprendía, pero por otro, sentía que le faltaba algo que la reconfortara, un lugar seguro que pudiera sentir como suyo...

A veces simplemente se sentía cansada. Los mensajes y llamadas no eran suficientes. Extrañaba a su familia.

—Por nuestras amigas —dijo Lisa.

—¿Nuestras? —se sorprendió Rosie.

—¿No somos amigas?

—Yo... bueno, no lo sé. ¿Lo somos?

—Claro —Lisa rio—. Jennie, Jinny... todas nuestras unnies son nuestras amigas.

—¿Cómo lo sabes? Ellas no...

—¿Por qué lo complicas? —se quejó Lisa, levantándose de golpe para ir hacia el tacho de basura y tirar el palo de la brocheta ya vacío.

—Uh... lo siento —murmuró, comiendo su comida. Le faltaba dar un par de mordiscos más.

Lisa volvió a ella y la rodeó con su brazo, acercándola a su cuerpo abrazándola.

—Las trainees somos una familia.

—Pero... estamos compitiendo.

—No es —Lisa dudó—. Es decir... —Soltó un suspiro y se inclinó hacia adelante, apoyando su barbilla en el hombro de Rosie—. Generalmente somos una familia, supongo...

Lisa en serio desconcertaba a Rosie. Era alguien extrañamente simple: si quería ser amiga de alguien, lo era sin preguntarles, si tenía ganas de salir, encontraba a alguien, a quien sea que se le cruzara por delante y si quería consuelo, simplemente buscaba un hombro amigo, sin miedo al rechazo.

—¿Dije algo malo? —preguntó Rosie. El tono de voz de Lisa se había apagado. Todo en Lisa era muy transparente: la expresión de sus ojos, sus palabras directas, sus expresiones faciales, el tono de su voz...

—Jinny está enojada conmigo.

«Oh» pensó.

—Oh... —dijo, y luego de unos segundos de silencio, preguntó—: ¿Qué pasó?

—PinkPunk.

Rosie había olvidado eso, que probablemente Lisa, Jisoo, Jennie, Nabi y Eunbi iban a debutar dentro de poco, como PinkPunk. No pudo evitar sentirse amargada por eso. Porque todavía le quedaba un largo camino antes de poder debutar, y porque las personas que más le agradaron iban a hacer un grupo sin ella. Se había divertido tanto con Lisa hoy que casi olvidó eso también, que esto era una competencia, que este no era un lindo día de verano para salir a pasear. Hoy fue solo un pequeño respiro de la realidad, conseguido con el sudor de semanas de esfuerzo.

Empatizó con la confusión de Lisa: «Generalmente somos una familia, supongo». Las amistades aquí eran tensas. Era imposible no encariñarse con las personas con las que convivían, ya que comían juntas, dormían juntas, compartían baño, clases diarias... pero luego la burbuja explotaba y la realidad hería los sentimientos: ellos o yo. Ese era el tipo de pensamiento, así eran las amistades aquí.

Rosie no se sentía conflictuada, al menos. Si debía ser honesta, no le importaba si Lisa debutaba y no volvían a verse. Así como dejó el colegio en Australia sin preocuparse mucho por Vanessa u otros amigos, sabía que podía dejar atrás a todas las trainees. No tenía realmente ningún apego fuerte con nadie, apenas había pasado medio año. Ella estaba aquí para ser cantante, dando todo de sí para conseguirlo. Quería sacar mejores notas que las demás y, en el fondo de su corazón, quería que las demás sacaran peores notas que ella...

—Jinny y yo nos hicimos amigas en canto. Es fácil hablar con ella. Pero a veces... somos unas idiotas.

—¿Por qué pelean?

—Jinny a veces siente que la dejo de lado. A Jinny no le agrada mucho Jennie. No es malo. No se odian, solo se aburren juntas, y hay muchas cosas en las que no piensan igual. Y ahora con PinkPunk... Jinny es trainee hace un año. Pensábamos que debutaríamos juntas, pero... fuimos Jennie y yo... Jinny no quiso salir conmigo hoy.

—Vaya... —dijo Rosie—. ¿Estás bien?

Lisa se encogió de hombros. Rosie se preguntó si debería abrazarla. Consolarla era complicado. Entendía y se sentía mal por el problema de Lisa. ¿Pero qué se supone que podía hacer ella?

—No me gusta que las personas que quiero se enojen. No lo hago queriendo —se lamentó Lisa.

—Pero... no hiciste nada malo.

—Sí lo hago. Hago sentir mal a Jinny.

—No es tu culpa que no la hayan elegido para que debute. Y no tiene nada de malo que tengas más amigos además de Jinny. Jisoo y Jennie no se quejan si tú estás con Jinny, ¿verdad?

—Bueno... no.

—Jinny tiene que disculparse contigo.

Lisa levantó la cabeza, sorprendida por ese lado más honesto de Rosie.

—Pero ella está enojada —retomó Lisa.

—Sin razón —resolvió Rosie—. Ella no puede decirte qué hacer y qué no. No es tu jefa.

—Ella no lo hace...

—Sí lo hace. Ella está lastimando tus sentimientos ahora. Eso no está bien.

—Sonaste como Jennie —murmuró Lisa, volviendo a bajar la cabeza para descansar el peso en su hombro.

Lisa no dijo nada más, pero no se alejó. Así que Rosie solo se dedicó a comer. Una vez terminó la brocheta, estuvo por pedirle a Lisa que se moviera para poder ir a tirarla, pero para su sorpresa, Lisa tomó el palito por ella y se levantó, yendo hacia el tacho de basura.

—Gracias Chaeyoung.

—¿Uh?

—Eres una buena amiga.

Rosie se sintió avergonzada y comenzó a negar con la cabeza.

—Solo te dije lo que pensaba, intenté ser honesta...

—Vamos al parque —decidió Lisa, ignorando sus excusas. En un parpadeo, era como si sus problemas ya no fueran algo relevante, guardados en un cajón para que no la molesten y pueda disfrutar del buen clima sin distracciones molestas—. Abre los Pocky. Necesito chocolate.

Lisa se acercó al banco, para agarrar su lata. Rosie obedeció, buscando la caja en su mochila. En cuanto lo abrió, Lisa agarró una de las galletas bañadas en chocolate que había adentro. Soltó un gemido mientras la masticaba.

—Ya me siento feliz.

—¿Fan del chocolate?

—Me casaré con el chocolate cuando crezca.

Rosie se rio. Aprovechó para abrir su lata de gaseosa y beber también, limpiando su paladar antes de comer lo dulce.

—A Jennie no le gustan mucho estos. No le gustan mucho las galletas. ¿Puedes creerlo? —comentó Lisa.

Rosie agarró uno de los dulces y se lo llevó a la boca, perdiéndose en sus pensamientos. Se pregunto si eso era lo que le molestaba a Jinny, que Lisa todo el tiempo hablara de Jennie. Ante cualquier cosa que se pudiera relacionar mínimamente con Jennie, Lisa lo señalaba con orgullo. Rosie supuso que, si su mejor amiga se la pasara hablando de otra persona cuando estuviera pasando el rato con ella, también se sentiría un poco menospreciada.

Por suerte a Rosie no le molestaba ese detalle. No conocía mucho a Jennie, ni a ninguna trainee en realidad, así que era interesante descubrir más de ella y todos los demás con las palabras de Lisa. Y para Rosie, sin duda era mejor escuchar cosas aleatorias sobre Jennie que estar aburrida en un grupo que no la incluía en la conversación.

—¿Vas seguido al parque? —preguntó Rosie.

—Me gustan mucho las actividades al aire libre. En Tailandia a veces bailaba con mis amigos en el parque, como un show. Practicábamos para el escenario.

—¿Tus amigos eran bailarines?

—No todos. Pero estaba en un grupo de hip-hop, éramos todos amigos. Participamos en competencias.

—Nunca bailé antes de venir aquí.

—Sí, se nota.

Rosie se llevó una de sus manos a la cara, cubriéndose, haciendo reír a Lisa. ¡Claro que se notaba lo mala que era! Vaya vergüenza...

—Todos aquí son tan buenos... a veces me intimida —se lamentó.

Rosie iba a decir algo más, pero Lisa la sujetó del brazo, interrumpiéndola y haciendo que se mueva para la izquierda. Un hombre estaba caminando hacia ellas y Rosie no le estaba dando espacio en la vereda para que él pudiera seguir con su camino. A veces se distraía demasiado y le costaba prestar atención a las cosas que la rodeaban.

—Práctica —retomó Lisa—. Solo sigue esforzándote.

—Daré todo de mí para poder debutar.

Lisa sonrió ampliamente y extendió la mano, buscando otra galleta de la caja.

—Aun si no debutamos juntas, estoy segura que seremos amigas. También lo seré con Jinny. Yo no dejo a las personas de lado, nunca.

Lisa hacía las cosas sencillas, incluso las difíciles. Rosie dudó, pero se atrevió a acercarse a Lisa y colgarse de su brazo, para caminar juntas así. Era fácil con Lisa, tenían cosas en común, como el hecho de que eran las únicas extranjeras, las únicas que entendían ese sentimiento tan particular, y que compartían gustos: podían salir a jugar, hablar de música y comer dulces.

No iba a mentir y decir que Lisa era super importante en su vida, todavía la estaba conociendo. Pero sabía que le caía bien y que no le molestaría seguir pasando tiempo juntas. Con Lisa, lo difícil de Corea resultaba más ameno, porque podía enfrentar las cosas con alguien y no sola. Y Rosie sin duda necesitaba a alguien.

Al llegar al parque, corrieron hacia las hamacas, aprovechando que estaban libres, y perdieron el tiempo allí, columpiándose suavemente, comiendo y conversando. Cuando terminaron los Pocky abrieron los chupetines y hablaron de música. Lisa y ella coincidían bastante en el pop y el rock, también en el RnB. Mientras hablaban de Beyoncé, Lisa jugaba con la lata ya vacía de gaseosa de Rosie. Intentaba patearla y que entrara en el tacho de basura. No lo consiguió, por lo que se resignó y terminó levantándola con la mano y tirándola de la manera tradicional.

Cuando Rosie, parada sobre la silla de la hamaca mirando las nubes, confesó que era un poco novata en el género k-pop, Lisa comenzó a darle montones de recomendaciones. Incluso le ofreció que esta noche se sentaran juntas en los dormitorios para poder escuchar música juntas, para mostrarle lo que se estaba perdiendo.

En un momento, a Lisa se le dio por mirar el cielo también y palideció, dejando de columpiarse, plantando los pies en la tierra y causando que un poco de polvo se levantara.

—El toque de queda.

—¿Cómo?

—¡Corre, llegaremos tarde!

Lisa se paró y la agarró de la mano, tirando de ella para obligarla a levantarse. Rosie estaba muerta de miedo. Ella nunca había llegado tarde. ¿Qué pasaría si no estaban en la empresa para las seis? Sin duda no quería averiguarlo. Maldijo haberse distraído. Hoy el tiempo se le había pasado volando.

Ambas corrieron tan rápido como pudieron. Lisa se quejó de la falta de aire, pero no se detuvo. Cuando llegaron a la puerta de YG Entertainment el guardia de seguridad las estaba observando, poco impresionado por el caos que hicieron al entrar. Rosie tuvo que sujetar sus propias rodillas porque los músculos la mataban, mientras intentaba calmar su respiración. Lisa se había arrodillado en el piso, intentando calmar la quemazón en sus pulmones.

—¿Por qué siempre llegas sobre la hora? —preguntó el guardia, aguantándose la risa.

—Porque... Yo... —jadeó Lisa—... voy a... cada segundo... día libre... me gusta... sí...

—¡Deja a los adolescentes ser adolescentes! —dijo el recepcionista, riendo.

El guardia negó con la cabeza, pero señaló con la mano el ascensor.

—Solo vayan a sus dormitorios de una vez.

Rosie y Lisa obedecieron. Una vez en los dormitorios, luego de comer algo rápido como cena improvisada, entraron al cuarto que compartían y Lisa le dijo que se sentara en su cama. Buscó una notebook y unos auriculares en uno de sus cajones y luego se sentó junto a ella. Le dio a Rosie el auricular derecho y ella usó el izquierdo. Lisa también acomodó la almohada, para que pudieran estar cómodas sentadas, apoyadas contra el respaldo. No podían sentarse rectas, ya que las camas eran literas.

—Mi hermana y yo a veces hacíamos esto —comentó Rosie.

—Podemos escuchar música juntas cuando quieras. ¡Oh! —recordó—. Espero que no te moleste la computadora, en mi teléfono tiene poca batería. Creo que tengo que comprarme otro, no me dura nada.

—It's okey —rio—. Los videos musicales se ven mejor en una computadora.

Lisa buscó YouTube y pensó unos segundos qué quería, luego escribió: Beast, Beautiful Nigth.

—Todos aman esta canción —dijo Lisa, convencida.

Rosie se interesó particularmente en los videos, no había visto muchos de k-pop. Casi siempre escuchaba solo el audio de la música. Tampoco buscó mucho sobre k-pop, solo miró la discografía de YG, porque bueno, entró en su empresa, tenía que saber qué hacían...

Sus padres eran coreanos y varios amigos suyos, de la iglesia, también, pero por alguna razón Rosie nunca terminó de conectar del todo con ese lado de ella, inconscientemente hasta llegó a rechazarlo.

Terminaron escuchando varias canciones de Beast y luego Lisa dijo que era mejor ver también de chicas, ya que ellas serían un grupo de chicas de k-pop en el futuro. Eligió una canción dentro de todo reciente: Sistar, Alone.

El video inició... de manera interesante. O en otras palabras, sugerente. Chicas con vestidos ajustados paradas en fila, haciendo movimientos curvilíneos y usando tacones de aguja. Cuando la cámara se enfocó en las piernas de las chicas, las cuales movían sensualmente, arrastrando los pies con delicadeza por el suelo, Rosie tragó saliva y balbuceó:

—¿No vamos a tener que hacer eso, no?

—¿Qué?

—Movernos tan... ya sabes...

—¿Qué? ¿Sexy?

Rosie no podía apartar la mirada de la pantalla. Las chicas de Sistar movían sus caderas de manera hipnótica. ¿Era en serio necesario que usaran ropa así de ajustada, con faldas cortas? ¿Qué material era ese? ¿Cuero? Brillaba un poco, no podía ser una tela común. ¿Por qué Rosie se sintió tan incómoda de repente? No es como si no hubiera visto videos así antes. Baby One More Time de Britney por ejemplo. O la mismísima Beyoncé y sus... intensos... movimientos de baile.

Oh Dios, ella iba a tener que hacer esto. Que la tierra la tragara, por favor.

—No sé si puedo... —murmuró Rosie, sintiendo la vergüenza crecer en ella.

Rosie no era atractiva ni... nada de eso. ¡Ella todavía estaba aprendiendo a maquillarse!

—¿Bailar sexy?

—Oh my god, deja de decir sexy.

Lisa comenzó a reír.

—Es solo baile —la calmó.

—No me termino de imaginar haciendo eso. Es un poco raro.

—Baby Chaeyoung —arrulló Lisa, riendo.

—Cállate. ¡Tenemos la misma edad! ¿Tú te sientes cómoda con eso?

—Sí, me da igual —dijo, encogiéndose de hombros.

—Esas chicas son grabadas como si fueran pedazos de carne...

—Están vestidas normal, solo están moviendo un poco las caderas. No es para tanto. Cualquiera puede hacer eso.

—Se ve tan vergonzoso de hacer... —se preocupó Rosie.

—Está bien, está bien, lo entiendo. No todos bailan así, no te alteres. 2NE1 es más hip-hop. ¿No?

Rosie lo pensó por un momento, intentando recordar sus videos musicales. Lisa tenía razón. 2NE1 de YG no eran femeninas y sugerentes. Pensó en sus canciones más recientes, como I am the best, la cual era caótica, rebelde, con las chicas usando chaquetas de cuero y portando armas. Incluso el nombre PinkPunk, el que sería el nuevo grupo femenino de YG, ya solo con el nombre, aludía a una estética adolescente normal, con ropa suelta y relajada.

—Oh, gracias a Dios, tienes razón, estoy en YG —dijo Rosie, relajándose dramáticamente en la almohada—. Me pondría tan roja intentando hacer bailes como ese... —agregó, apuntando la pantalla con el dedo.

Lisa volvió a reírse y dijo:

—Ya sé, escuchemos algunas canciones más tranquilas. En Corea también hacen canciones que suenan más como el pop de Estados Unidos. Seguro que esos te gustan.

Y Lisa estuvo en lo correcto. Rosie ya sabía que le gustaba la solista IU por ejemplo. A medida que cambiaban los artistas que escuchaban, Rosie comenzaba a relajarse más y más. Pronto sintió sus párpados más pesados y un bostezo se le escapó.

—¿Te aburriste? —preguntó Lisa.

—No, no —respondió, bostezando de nuevo—. Hoy fue realmente un gran día. Me divertí. Solo estoy un poco cansada.

—¿Quieres seguir escuchando?

—Ajá —murmuró Rosie, esforzándose por no cerrar los ojos.

—Te estás quedando dormida —la acusó Lisa, riendo.

—Hoy fue un buen día, no quiero que termine.

—Podemos tener más días como hoy —dijo Lisa, cerrando la ventana de YouTube.

—Suena bien —susurró Rosie.

—No me gusta escucharte llorar cuando dormimos —dijo Lisa—. Podemos ir al parque, a los Arcades o simplemente estar así, escuchando música, si quieres. No tienes que estar sola.

Rosie asintió, cerrando sus ojos. Esa noche soñó con Alice. Curiosamente, Lisa y Alice se parecían mucho. Con ellas, se sentía cuidada y feliz.


LISA

Los dormitorios femeninos de YG Entertainment estaban silenciosos, con las luces ya apagadas. Era un departamento que tenía varias habitaciones con cuatro camas en cada una, donde las trainees dormían separadas por edades. Chaeyoung, Jinny, Eunbi y Lisa estaban juntas en una de las habitaciones. Y Chaeyoung compartía litera con Lisa, durmiendo en la parte superior.

Lisa se acurrucó en su cama y abrió el reproductor de su computadora, para ver «Boys Over Flowers». Había descargado todos los capítulos para poder verlos en maratón sin problemas. Ella era una gran fanática de los dramas coreanos, desde que estaba en Tailandia, y cuando llegó a Corea su interés solo había ido en ascenso. Intentaba ver dramas siempre que tenía tiempo libre, ya que era la forma más divertida de estudiar coreano. Se puso unos auriculares y bajó el brillo de la pantalla. Las demás trainees estaban durmiendo y no quería molestarlas. Lisa debería dormir, lo sabía, pero había días que simplemente no podía, porque se sentía inquieta, porque cuando cerraba los ojos pensaba cosas que quería ignorar. ¿Y qué mejor manera de evadir la realidad que ver un drama romántico con chicos lindos?

El drama trataba sobre el elitismo. Transcurría en una escuela de niños ricos, donde los populares, que eran los más adinerados y los más guapos, eran los líderes indiscutibles. Actuaban como reyes y todos los alumnos del colegio los respetaban, adulaban y hacían todo lo que ellos decían. Por ciertas razones, una chica llamada Jan-di terminó ingresando a esa escuela, aun siendo de una familia humilde, ya que le dieron una beca como un premio. En este drama los dos mundos, ricos y pobres, se enfrentaban, gracias a que los populares terminan tomando de punto a Jan-di para hacerle la vida imposible. Y como buen romance adolescente, ellos terminaban enamorándose de Jan-di.

Mientras avanzaba con los episodios, Lisa se sintió identificada con la protagonista. Físicamente ambas tenían flequillo, cabello no muy largo y un cuerpo sin curvas marcadas. Jan-di tenía un aspecto más normal con el que podía verse reflejada. Es decir, Lisa no era particularmente linda, y menos lo era para los coreanos, por sus rasgos tailandeses. Al igual que Jan-di, su mayor atractivo era su personalidad: carismática, que disfruta de los deportes, expresiva con sus emociones, compasiva con los demás, dispuesta a moverse por lo que es correcto y leal a sus amigos y a sus pensamientos.

Pero no solo se identificaba con Jan-di, sino que también veía reflejada su vida. Existía un consuelo en saber que otros también pasaban por lo mismo que ella, aun si era una ficción. Los dramas le daban esa paz, de que no estaba sola. Verlos la hacían sentir mejor cuando estaba desanimada.

Las cosas en Corea eran diferentes a Tailandia. La diferencia de clases, la xenofobia… desde que Lisa llegó a Corea, tuvo que enfrentarse a esas cosas varias veces. Así como a Jan-di en el drama la rechazaban por pobre, a Lisa la trataban diferente y mal solo por ser tailandesa.

A ella no le decían bonita, simplemente notaban que no era como ellos y le preguntaban «¿Por qué luces diferente? ¿De dónde eres?». Lisa no tenía los rasgos delicados que los coreanos apreciaban. La forma de sus ojos era diferente y su piel estaba más bronceada. Ella sabía que el CEO y todos la consideraban la menos atractiva de los trainees. Sabía que los trainees masculinos no estaban impresionados con ella, no cuando existían todas las demás chicas bonitas, como Jennie, Jisoo o Nabi.

Jan-di en el drama tenía que aguantar cosas como que sus compañeros pudieran acceder a la mejor comida en la cafetería, debía aguantar que la pasaran por delante, que la vieran como algo descartable y de diferente clase a ellos, algo de lo que burlarse. Y Lisa lo entendía.

Recientemente, luego de una de las últimas evaluaciones mensuales, le dijeron que ella era una de las que iba a debutar en el grupo PinkPunk. Estuvo feliz por eso, ¡y todavía lo estaba! Pero, a veces, se sentía un poco agridulce, porque un trainee coreano y un trainee tailandés no eran lo mismo a los ojos de la empresa.

—Lisa —la había llamado el CEO cuando terminó la evaluación—. ¿Me acompañas?

Ese día la llevó por primera vez a su oficina para conversar. Allí, actuó más como un padre que como un jefe. Fue amable, la hizo reír, le ofreció un té, la dejó curiosear por los estantes y le permitió sentarse en los cómodos y lujosos sillones en lugar de la silla intimidante frente a su escritorio. La trató como un igual, más o menos…

—Eres una de nuestras mejores trainees —la halagó, sonriendo.

Lisa se sintió feliz, reconocida. Bebió un sorbo de té caliente luego de agradecer.

—Sería una pena que no debutaras —dijo el CEO, deteniéndose para tomar un poco de té también—. Realmente espero que seas buena y hagas lo mejor para la empresa y tus compañeras. Y para ti.

Hubo silencio.

—¿Hice algo malo? —se preocupó.

El CEO soltó una risita.

—No, tranquila. No te traje para expulsarte o algo así. Es solo que… necesito que nos sentemos tranquilos a hablar de algunos detalles. —Lisa asintió, todavía un poco asustada, porque no sonaba a que serían buenas noticias—. ¿Sabías que serías la primera trainee extranjera en debutar en YG Entertainment?

—No señor, no lo sabía…

—Suena importante. ¿No? —dijo, tomando un poco más de té—. ¿Entiendes que esto es una empresa coreana?

—Yo… sí… lo sé —murmuró confundida. ¿Lisa se estaba perdiendo de algo?

—¿Entiendes que conseguir debutar en nuestra empresa siendo tailandesa es algo importante, no? YG es una de las empresas de entretenimiento más grande del país, no cualquier empresa.

—Sí —dijo, aunque en realidad no lo entendía. ¿Por qué le decían eso? A ella no le importaba ser la primera de nada, solo quería debutar.

—En Corea somos muy orgullosos de lo nuestro, no podemos dejar que cualquiera nos pase por encima. Hicimos nuestro cine, nuestra música, nuestra tecnología. Son nuestros logros y nos enorgullece. Admiramos a nuestros atletas, nuestros actores… y nuestros cantantes.

Lisa asintió con la cabeza, ya que el CEO la estaba mirando. La verdad, ella no había entendido todo. ¿Había dicho «aletas»? ¿Como… la de los peces? Tampoco recordaba qué significaba «tecnología». Lisa odiaba cuando no entendía bien la pronunciación o usaban palabras raras que no se usaban en el día a día. Pero en general, ya sabía lo que él le explicaba. Es decir, nunca lo pensó así, como un «orgullo», pero… sabía cómo pensaban aquí, llevaba más de un año en Corea.

—Tú no eres coreana. ¿Entiendes que nunca serás tan importante? —El CEO apartó la mirada y negó con la cabeza, cruzando sus brazos y reclinándose en el asiento—. No me malentiendas. Eres genial. Te traje a mi empresa porque creo en ti Lisa, pienso que eres muy talentosa. ¿Por qué pagaría para entrenarte, sino? No soy yo el que te va a mirar y decidir tu valor en base a tu país, son los demás, y yo no puedo evitarlo...

—Señor, yo ya sé que a no todos los coreanos les gustan los tailandeses…

Lisa no era sorda. Había escuchado los insultos, había leído los comentarios maliciosos de internet. Ella supo, incluso antes de venir al país, que el sur de Asia no valía lo suficiente para algunos coreanos, en especial los mayores.

—Te traje hoy a mi oficina porque quiero que lo hablemos, quiero asegurarme de que no vas a causar algún conflicto por esto.

—No me peleo con nadie aquí —aclaró enseguida.

—Sé que eres buena persona —la calmó—. A lo que me refiero es que… quiero que entiendas que no va a ser fácil. Eres de otro país, tú no puedes…

El CEO suspiró, tomando un sorbo más de su té para pensar bien sus palabras. Lisa tenía su bebida abandonada, enfriándose.

—Iré al grano: nunca vas a ganar el mismo sueldo que un coreano trabajando aquí.

Lisa no supo qué decir.

—Tienes que entenderlo… este no es tu país, es obvio que no tendrás los mismos privilegios que un coreano —explicó el CEO.

Lisa asintió lentamente, procesando sus palabras. Su estómago estaba apretado, tenso. Se sentía extraña, no se sentía ofendida, pero tampoco le sentaban del todo bien las cosas que él le decía.

—Los inversionistas prefieren artistas coreanos, tus compañeras mismas pueden sentirse ofendidas por el hecho de que hayas venido aquí a tomar un trabajo que podría ser de ellas…

—Entiendo… —murmuró Lisa, tragando saliva. De repente, se sentía muy nerviosa, porque no sabía qué hacer o decir.

—¿En serio Lisa? Estoy intentando ayudarte, aclararte las cosas para que luego no sientas que son injustas. A mí no me importa, de verdad, pero así son las cosas. Mira en cualquier otra empresa, otros idols extranjeros. Necesito que te quede claro que así son las cosas aquí. Eres extranjera, no puedes tenerlo todo tan fácil. Si quieres ser idol siendo tailandesa, tienes que pagar ese precio.

—No me importa, no me expulse por eso por favor.

Ella se esforzó tanto por esto… tanto… PinkPunk estaba ya tan cerca… Lisa estaba tan cerca de debutar…

Esto era más que un trabajo o dinero, se trataba de sus sueños.

—No me importa lo que me paguen. Quiero debutar, señor Yang —pidió Lisa.

Sí, quizá las cosas para ella no serían iguales a las de las demás trainees, pero estaba bien, realmente no era para tanto, era solo un poco menos de dinero. ¿Y qué? Lo importante era debutar.

Lo que más quería Lisa era cumplir su sueño.

Sueño…

Lisa no durmió nada esa noche. Fue una decisión estúpida, pero lo hecho, hecho está. Se había dormido recién a las 9 a.m. y ya nada podía cambiarlo.

—Despierta.

Encendieron la luz del cuarto. Lisa cerró con más fuerza sus ojos y se dio media vuelta, enterrando su cara en la almohada.

—No —gimió Lisa.

—¿No? —se rio—. Vamos niña, levántate ya, llegaremos tarde a clase.

Lisa abrió uno de sus ojos para espiar. Jisoo estaba con sus brazos cruzados frente a ella.

—¿Qué hora es? —preguntó Lisa.

—Hora de que saques tu trasero perezoso de la cama.

—No soy perezosa.

—¿Irresponsable te suena mejor?

—Unnie… —rogó con voz aguda, hundiéndose más en la cama.

—Increíble —bufó—. ¡Te dormiste hasta con la notebook en tu regazo! Tienes suerte de que Jinny la haya quitado de ahí. ¿Cuál drama vale una pantalla rota? Debes tener más cuida… ¿Lisa? ¡No te duermas de nuevo!

Jisoo no tuvo piedad: quitó la almohada de debajo de su cabeza y la golpeó en la cara con ella.

—¡Unnie! —chilló Lisa, llevándose las manos a la cara.

—Uno… dos… —la amenazó.

—No vas a…

—Tres… —dijo, alzando la almohada de nuevo.

Lisa se enderezó, sentándose en el colchón. Casi se golpeó la frente con la cama de arriba por la prisa. Jisoo sí que sabía cómo dar los buenos días…

Luego de vestirse con lo primero que encontró y agarrar una banana para el desayuno, se unió a Jisoo en el pasillo. Mientras comía la fruta revisó superficialmente sus mensajes de su teléfono. Solo contestó a su mamá, diciéndole buenos días y un te quiero. Aunque en Corea eran ya casi las 12 de la tarde, en Tailandia eran las 10 de la mañana.

—¡Uf! Vamos a llegar muy justas a la clase. Como me digas que te quedaste toda la noche despierta viendo otro drama de Gong Yoo… —la amenazó Jisoo, mientras subían al ascensor.

—Fue Boys Over Flowers.

Jisoo tardó unos momentos en responder, luciendo decepcionada. Lisa apretó el botón que las llevaba al sótano.

—Retiro lo dicho. Ojalá hubiera sido Gong Yoo —dijo Jisoo.

—Unnie. —Lisa hizo un puchero, intentando ablandar a la otra—. ¡Ese drama fue muy popular!

—Lo sé, y es basura.

—Es divertido y su elenco es genial.

—Sí, nada mejor que ver acoso escolar —ironizó.

—¡Ajá! ¡Lo viste!

La vergüenza subió al rostro de Jisoo.

—Yo no quería. Soy la hermana menor. ¡Mi hermana no me dejaba cambiar el canal, no podía ganar, me inmovilizaba contra el sofá!

—No tienes que hacer tan serio un romance. Los chicos eran lindos y geniales, al final todo terminó bien. Y listo. Es bueno.

—Trataban a la protagonista como un juguete. La historia rozaba lo inmoral. Hasta besaron a la chica sin su consentimiento. Si un chico lindo me besa sin que se lo pida, no me enamoro de él, sino que le doy una cachetada.

Lisa abrió los ojos con sorpresa. Curiosamente, fue el momento en que la puerta del ascensor se abrió, aumentando el dramatismo que Lisa quería transmitir. ¡Es que…! ¿Cómo que una cachetada?

—¿Qué? ¡Tú no!

Jisoo no golpearía a nadie, ella era demasiado amable y suave como para… no, un momento: no había pasado siquiera media hora desde que Jisoo le había sacado a Lisa los sesos a base de golpes con una almohada. Así que, si la provocaban... ¿Qué no haría ella si alguien la tocara sin su permiso?

—Está bien, quizá no una cachetada —cedió Jisoo—, pero lo odiaría para siempre. No le volvería a hablar ni aunque me pidiera perdón.

—A mí me gustaron sus protagonistas —dijo, aprovechando que cruzaron por un tacho de basura para tirar la cáscara de banana—. Bueno, estaban bien. Solo uno de ellos me gustó gustó. El bueno, Yoon Ji Hoo.

—¿Él? —se sorprendió Jisoo.

—¿Qué?

—¿Ese es tu tipo ideal? —preguntó, sonriendo—. ¿Bonito, cabello sedoso, tranquilito y remilgado?

—No sé qué significa remolacho —se quejó—. Pero me gustó él, era un poco adorable… parecía serio y distante pero en realidad era dulce, como un niño, y era protector y sensible y... ¿Qué tiene de malo? ¿Qué es gracioso?

—Re-mil-ga-do. Remolacho no existe —dijo riendo—. Y remilgado es como… ¿Elegante, delicado? ¿Dedo meñique levantado para tomar el té? ¿Ego de aquí a la luna? ¿Suéter y gabardina? ¿Muy flu flu y ulalá? —Jisoo había recurrido a las onomatopeyas y a movimientos «delicados» para expresar su idea, alzando la barbilla y acomodándose el cabello tras la oreja mientras la miraba de reojo vanidosamente.

—¡Unnie! —la regañó Lisa, apretando los labios para no soltar una carcajada.

—Te gustan los opuestos a ti, ¿ah? —meditó—. Bueno, eres caótica, sin duda necesitas un remilgado en tu vida.

—¡Deja de decir que me gustan los remilgados, suena feo! —se quejó, riéndose.

—¿Prefieres que diga remolacho? —dijo—. Me suena a remolacha, a rancho y a colorado. Si eso se adapta mejor a tu tipo ideal…

—Eres de lo peor…

—No, no, eso también lo dijiste mal. ¡Soy la mejor!

—¿Por qué eres la mejor unnie? —preguntó Jinny.

Habían llegado a la puerta, Jinny estaba en la entrada, mirando distraídamente su teléfono antes de entrar al salón y las había escuchado hablar.

—Porque ya descifré el tipo de Lisa.

—¿Remilgado? —adivinó Jinny.

—No, es remola… digo… —Jisoo entrecerró sus ojos acusadoramente—. Escuchaste.

—Lo siento unnie —se rio Jinny.

Lisa cruzó sus brazos, ofendida. A ella no le gustaban «remilgados».

—Entremos —dijo Lisa. Ya era suficiente sobre sus gustos, qué vergüenza...

Las tres ingresaron. Jisoo fue corriendo a saludar a las demás, pero Lisa se distrajo mirando su teléfono. Su mamá le había contestado, le había deseado suerte y le dijo que la quería y extrañaba mucho. Se fue hacia los bancos para sentarse y responderle, ya que luego no tendría oportunidad de hablar con ella hasta la noche.

Mientras le contaba cosas a su mamá, no pudo evitar escuchar a las trainees más pequeñas hablar. «Las futuras 2NE1» estaban emocionadas por el momento en que les tocara debutar. Habían iniciado demasiado bien en la empresa, una rareza. Cuando llegaron, en solo dos meses, habían demostrado su gran potencial y las habían nombrado así, las futuras 2NE1. Fue desalentador para todas escuchar al CEO decir eso. Las niñas de 12 años que con solo tres meses de entrenamiento estaban siendo llamadas 2NE1, fue un poco ofensivo para todas. Porque ahí estaban Lisa y sus amigas… con un año de experiencia y más, siendo eclipsadas. Pero sirvió, ya que habían tocado un nervio sensible, habían magullado el orgullo de las trainees con más experiencia, y en la siguiente evaluación lo dieron todo, haciendo recordar al CEO que PinkPunk existía. Ellas no eran las futuras 2NE1, ellas eran PinkPunk y tenían lo necesario para debutar y brillar por sí solas.

—A veces me asusta.

«Asusta». Lisa sintió curiosidad. ¿Qué las asustaba? Intentó ignorar el resto de sonidos para enfocarse en las pequeñas trainees.

—Jennie unnie siempre está enojada —dijo una de ellas.

Lisa por poco no abre la boca por la sorpresa. ¿Le tenían miedo a Jennie? ¡Pero si era una persona extremadamente dulce! Si las nuevas la conocieran mejor…

—Solo mírala… Reta incluso a las mayores a ella.

—Se los digo, es mala…

¡Jennie no retaba! ¡Ella era una muy buena persona! Solo era alguien que dejaba bien claros sus pensamientos. Honestidad bruta a veces, pero no por hostilidad, sino porque iba directo al punto. Nunca perdía su educación y ayudaba a los demás cuando podía. ¿Qué sabían las nuevas? ¿Cómo podían ser tan pequeñas y ya hablar mal de sus unnies?

Lisa se sentía triste cuando escuchaba cómo los demás veían a Jennie. Como una perra amargada, aun si no lo decían así, eso pensaban. «Jennie no sonríe»; «su tono es muy soberbio»; «tiene cara de que miente, es obvio que es una persona falsa». Ese era el tipo de primera impresión que Jennie causaba en los demás. Incluso Nabi, Jisoo y Chaeyoung pensaron así. Lisa no lo entendía. Sinceramente no lo entendía. Jennie tenía una de las sonrisas más bonitas que había visto. Eso fue lo primero que vio de Jennie. No supo su nombre, tampoco había escuchado su voz. Fue su sonrisa, casi imperceptible, justo antes de que le dijera «hi». Esa fue la primera impresión que tuvo de ella. Así que no, sin duda no, no entendía eso de «Jennie no sonríe». Menos comprendía el supuesto «tono soberbio». ¿En dónde? Ese primer «hi» y ese «That's what friends are for!» fueron todo menos soberbios o falsos. Jennie era amable, buena amiga, y su mejor amiga.

Buscó a Jennie con la mirada y se alegró solo de verla. Estaba con sus brazos cruzados y con la cabeza inclinada, apoyada en la pared-espejo del salón. Estaba hablando con Eunbi y Jisoo. Se distrajo mirando la ropa de Jennie, ella tenía un muy buen gusto en moda y todas las trainees le pedían su opinión para vestirse. Resulta que la mamá de Jennie era bastante fan de la marca Chanel e hizo que Jennie mirara programas de TV sobre moda con ella, además de ir a las tiendas caras como Gucci, Dior y, por supuesto, Chanel, a ver prendas, joyerías, perfume… todo muy elegante y sofisticado.

Jennie en general era elegante, incluso siendo informal, gracias a su aura calmada y su inherente feminidad. Por ejemplo, ahora mismo, vestía unas calzas deportivas negras, unas zapatillas blancas simples sin detalles y una camisa de botones sin mangas, con los últimos dos botones desabrochados. ¡Era informal y sofisticado! Muy bonito, muy Jennie.

—¿Remilgado, eh?

Lisa se sobresaltó.

—Jinny —jadeó—. Me asustaste.

—¿Por qué estabas tan seria?

Lisa dudó sobre qué responder. Las cosas entre Jinny y ella todavía estaban un poco tensas, persistía ese recelo que se mezclaba con el cariño de su amistad. Era difícil competir con amigos.

—Sé que estabas mirando a Jennie. ¿Qué pasa ahora?

—Nada.

—Lisa… —Y ahí estaba el tono. Jinny sentía que no confiaba en ella.

—Lo digo en serio. Solo miraba su ropa.

—¿Es bonita, no?

—Sí…

A Lisa le sorprendió la observación, pero era cierto, muy cierto. Jennie era una de las trainees más lindas, por eso los trainees masculinos intentaban hablarle sin importarles las reglas de la empresa. O si no podían por los coordinadores, ellos aprovechaban para mirar cuando Jennie pasaba junto a ellos por los pasillos. Y también lo hacían las chicas, pero con celos, porque su cabello era brillante y suave como el de un comercial de shampoo y tenía un cuerpo sexy como el infierno. La única razón por la que Jennie no estaba trabajando de modelo en estos momentos era porque no tenía la altura suficiente para hacerlo. Porque eso era otra cosa, no solo la gente amaba a Jennie, sino que también las cámaras lo hacían. ¡Salía tan bien en las fotos! Su mirada era tan expresiva y atrayente, y cuando sonreía de lado, de forma un poco coqueta…

—¿Qué te llamó más la atención?

Otra pregunta inesperada por parte de Jinny. Y una difícil de responder. ¿Qué le llamaba más la atención de Jennie Kim? Honestamente, su sonrisa, ahí estaba su mayor encanto. Es decir, la parte de sexy como el infierno era difícil de ignorar, pero nada le llamaba más la atención que el sonido de su risa y la manera en que sus mejillas se marcaban dulcemente, causándole una gran necesidad de pellizcarlas o besarlas. Cuando las besaba, a veces la hacía reír más fuerte. Era un ganar-ganar.

—Oh, tiene un collar. Me pregunto cuánto habrá costado. La mitad de su guardarropa vale más que mi casa —bromeó Jinny.

«Collar».

—¿Qué? —preguntó Lisa.

Jinny suspiró pesadamente y cruzó sus piernas.

—Ya, ya, no te fastidies… No estoy criticando a tu preciada Jennie unnie.

Lisa sintió su cara caliente al escuchar el tono burlesco de Jinny. «Preciada» lo había dicho de manera muy empalagosa y «Jennie unnie» muy agudo e infantil.

—No es así —masculló Lisa.

A veces, muy raras veces, Jinny era molesta. Generalmente bromeaban así todo el tiempo, pero ahora se sentía avergonzada y un poco tonta. ¿A dónde se había ido su cabeza? Era obvio que Jinny hablaba de la ropa, pero Lisa no se dio cuenta. Que Jinny le remarcara eso le cayó mal, muy mal. Porque había cierta verdad: estaba apreciando a su preciada Jennie unnie.

—¿Estás roja? —preguntó Jinny, tanto sorprendida como divertida por eso.

—¿Por qué mejor no te pones a practicar? —dijo Lisa, con más brusquedad de la que quiso.

La diversión desapareció del rostro de Jinny.

—¿Qué te pasa hoy?

—Nada —dijo Lisa, levantándose del asiento.

Jinny no intentó hablarle de nuevo y se fue hacia el lado contrario del salón, buscando a otras trainees con las cuales pasar el tiempo hasta que llegaran los profesores. Lisa cruzó sus brazos, intentando espantar los sentimientos de pena y vergüenza.

—¡Lisa! —saludó Chaeyoung, caminando hacia ella, pero cuando vio la cara de Lisa se le cayó la sonrisa y se mostró incómoda—. ¿Molesto?

—No. Estoy bien.

Chaeyoung no parecía muy convencida con sus palabras.

—En serio —insistió Lisa.

Chaeyoung levantó sus manos en señal de rendición.

—Si te incomoda hablar, está bien, no vi nada. Solo quería convidarte unos chicles, son de frutas. ¿Quieres? Si nos atrapan los profesores, podemos decir que es saludable.

Lisa soltó una carcajada. Al fin, una conversación que no la irritaba.

—Que no te escuche nuestra nutricionista.

Ambas se acercaron a Jennie, Jisoo y Eunbi para ver qué hacían. Estaban discutiendo sobre la próxima evaluación mensual, sobre la elección de la canción. Lisa abrió el chicle que Chaeyoung le regaló y se lo llevó a la boca. Mientras masticaba, escuchaba vagamente lo que decían. No le importaba mucho, la vez anterior ella había tenido la oportunidad de elegir la que quería, así que ahora debía ceder el turno a las demás. Repasó el resto del salón, para ver qué hacían las otras trainees.

—No, no, mira —dijo Jennie, y Lisa inconscientemente miró también.

Jennie se inclinó hacia adelante, encorvándose un poco, para poder tocar la pantalla del teléfono de Jisoo. Al hacerlo, el collar que usaba se movió y Lisa lo notó, por fin. La cadenita tenía un dije de plata con piedritas incrustadas, no sabía cuáles, pero se veían caras. Lisa debería estar mirando ese collar, interesándose en su forma y materiales, porque eso era lo llamativo de Jennie, su sentido de la moda y todo eso, y era normal que una chica tuviera curiosidad por esas cosas... Había iniciado mirando eso, sí, pero entonces el escote la distrajo un poquito. Jennie tenía más pecho que Lisa, por eso miraba, porque en esa posición, con la camisa ligeramente abierta y con el sostén deportivo ayudando…

¿Por qué…? ¿Por qué se sentía caliente de nuevo?

Su cara.

Definitivamente su cara era lo que se sentía caliente.

Jennie se acomodó un mechón suelto de su cabello detrás de su oreja, y al hacerlo, miró de reojo a Lisa, casi como si no le importara, como si solo estuviera chequeando su alrededor. Pero Lisa tuvo mala suerte, porque en cuanto Jennie notó su sonrojo enarcó su ceja, preguntando silenciosamente «¿Qué rayos te pasa?». Era una pregunta genuina, sin sonrisita ni nada. Lisa negó con la cabeza, cruzó sus brazos y giró la cabeza, volviendo a mirar el panorama. Dios sus manos estaban sudando ahora, porque Jennie la atrapó, y sabía que sus mejillas seguían rojas sin siquiera mirarse en el espejo. Se acomodó la camiseta, porque sí, por los nervios. Dio una miradita rápida más a Jennie, para asegurarse de que ya no le prestaba atención. Y así fue. Jennie estaba ahora de cuclillas, con tres celulares diferentes frente a ella tirados en el suelo. Estaba señalando uno de ellos mientras comentaba su opinión del video que se reproducía en él. Estaba seria, concentrada, gesticulando con confianza mientras expresaba sus ideas. Lisa no pudo evitar bajar por su rostro, pero no hacia su escote, sino a sus labios. Eran pequeños, pero no finos, no estaban secos y se veían suaves aun sin labial. Tragó saliva y volvió a mirar al frente.

Lisa nunca había sentido esto con alguien real, solo con actores. ¿Por qué mirar a Jennie le causaba este cosquilleo en el estómago? ¿Por qué se sentía igual que cuando miraba al actor Gong Yoo o al personaje Ji Hoo de Boys Over Flowers?

—¿Por qué la profesora está tardando tanto? —se quejó Jisoo, callando los pensamientos molestos de su cabeza—. Por favor que no nos hagan quedarnos hasta tarde para compensar...

Lisa se concentró en mascar el chicle y contestar más mensajes con su teléfono, como si nada hubiera pasado. Porque eso era: nada. Solo estaba apreciando a Jennie, una de las personas más importantes para ella. ¿Por qué darle tantas vueltas a algo tan normal? Jennie era linda y sexy, todos miraban.


JENNIE

Jennie estaba particularmente emocionada por esta evaluación mensual, porque eran PinkPunk, porque en cualquier momento Eunbi, Nabi, Jisoo, Lisa y ella firmarían un contrato con YG Entertainment y debutarían oficialmente. Entonces ya no se sentía tanto una prueba, sino un ensayo. Y lo amaba. Ella ya se había sentido especial cuando en abril subieron una foto suya al blog oficial de la empresa bajo el título «¿Quién es esa chica?», porque después de tanto tiempo entrenando estaba siendo reconocida. ¿Pero cuando a fines de agosto subieron a YouTube su cover de «Strange Clouds»? En ese momento, realmente lo sintió, esa sensación de realización y orgullo. Porque su nombre (Jennie Kim), su edad (16) y el logo de su futuro grupo (PinkPunk) fueron revelados al público.

Se inclinó, para alcanzar la punta de sus pies con sus manos. Estaba estirándose, concentrándose en el estado de ánimo necesario para actuar. Aunque no tenía que esforzarse mucho, ¡porque obviamente que hoy estaba rebosante de energía y confianza!

—No sonrías antes de un examen, da mala suerte —dijo Nabi.

—Ya lo hicimos muchas veces —le restó importancia, pues ellas dos eran las más experimentadas de las trainees femeninas—. Nos saldrá perfecto, lo sé.

Miró a sus demás compañeras y les sonrió, emocionada. «Demos lo mejor de nosotras» les transmitió, apretando el puño para alentarlas. Eunbi, Nabi y Jisoo no parecían estar muy emocionadas. Jisoo parecía querer vomitar, la verdad. Pero al menos Lisa, que siempre fue como un sol radiante sin importar la situación, la imitó, alzando el puño también y sonriendo grande y feliz.

Jennie puso su mano al frente, dejándola extendida en el aire.

—Equipo —dijo.

Nabi negó con la cabeza, riendo y alzó su mano también, poniéndola sobre la de Jennie. Eunbi, Lisa y Jisoo la imitaron. Formaron un círculo, con todas sus manos juntas.

—Uno... dos... tres... —contó emocionada—. ¡PinkPunk!

Todas levantaron las manos hacia arriba.

—¡PinkPunk! —dijeron, casi como un grito de lucha.

Lisa y Nabi lo hicieron más fuerte que el resto, de repente contagiadas por la positividad. Esas dos eran unas revoltosas, nadie las tenía que incitar dos veces para gritar y festejar.

—¡Yei...! —festejó Jisoo con voz aguda, pero que estaba empapada con un tono sombrío. La pobre en serio estaba por vomitar.

Justo en ese momento entraron el CEO y los demás profesores al salón. Jennie respiró hondó y sonrió: estaba preparada.

. . .

¿Por qué? ¿Qué...? ¿Qué rayos pasó?

El CEO había estado sonriendo al principio, pero por alguna razón que Jennie desconocía, él la perdió a medida que veía el trabajo que hicieron.

Ella se esforzó por hacerlo feliz, porque volviera a sonreír, pero no sucedió. Él abandonó el salón con los profesores para conversar sin darles una devolución. No hubo halagos. Y maldita sea, ni siquiera una cara de asco o enojo. Nada. La indiferencia fue peor que nada.

Jennie se sentó en el banco, derrotada. Las demás hicieron lo mismo, menos Lisa, que se le dio por sentarse en el suelo junto a ellas, abrazando sus propias piernas. Jisoo se sujetaba el estómago con su mano. Eunbi parecía a punto de llorar. Nabi estaba extrañamente tranquila.

—El CEO me estaba mirando —dijo Nabi, rompiendo el silencio, haciendo que todas giren sus cabezas hacia ella.

Sus palabras serían una buena noticia si no fuera por la cara en blanco que el CEO tuvo durante toda la presentación. Nabi estaba sonrojada, mirando avergonzada sus propios pies. Ella se estaba culpando a sí misma.

—Nos miraba a todas —dijo Jennie—. No te pongas nerviosa. Ya sabemos cómo es él, a veces solo se le cruzan los cables.

—Quizá solo estaba pensando en una nueva idea —dijo Eunbi—. No lucía molesto. ¿Debe ser por algo, no?

Cuando el CEO volvió a entrar, todas se encogieron y lo miraron preocupadas. Incluso las trainees nuevas podían sentir la tensión e inconscientemente tenían miedo por lo que él podría llegar a decir.

—No estoy seguro de qué hacer con ustedes.

Lo dijo sin anestesia, una cachetada directa, lo dijo en serio, muy en serio. No estaba enojado, era algo peor: no le gustaba PinkPunk.

—Quería hacer un reality show de supervivencia para PinkPunk, porque la gente tenía curiosidad por ustedes, incluso por las pequeñas —dijo, dedicando una rápida mirada de reojo a las «futuras 2NE1»—. Fue una idea reciente, de hace tres semanas. Pensé que sería una buena manera de introducir a mis artistas femeninas y terminar de decidir la alineación final.

«Quería». Jennie respiró profundamente intentando mantener la calma. Su corazón latía como loco. ¿Por qué? ¿Qué pasó? No lo entendía.

—Jennie es la que elegí primero, tengo buen ojo para eso. Tiene ese carisma, el de nuestros raperos, ese estilo YG.

No se sentía feliz. Este halago no la estaba haciendo sentir mejor. Su corazón se apretujaba en su pecho con dolor, porque eran promesas de un futuro que le estaba por ser arrebatado.

—Nadie aquí se ve como un equipo. Siento que tengo montones de solitas peleando por atención en un mismo escenario, no un grupo. Mientas las miraba pensé: si compitieran en el reality, solo una sobreviviría. ¿Qué problema, no? Ese no debería ser mi primer pensamiento al ver a mi futuro grupo.

»Y muchas de ustedes todavía tienen mucho que recorrer... llevaban una buena racha, geniales presentaciones en los últimos meses. ¿Qué pasó hoy?

La mirada del CEO se desvió, a Jisoo, Eunbi... y Nabi.

—¿Se pusieron nerviosas? —preguntó—. A pesar de tanto entrenamiento, les pongo un poquito de presión... les doy una probada del mundo real... ¿Y se quiebran?

Él estaba decepcionado de ellas. Jisoo y Eunbi alzaron la mirada, aguantando. A Eunbi le cayeron un par de lágrimas por las mejillas, pero apretó la mandíbula y se mantuvo fuerte. Jisoo tenía esa mirada en blanco que a veces ponía, estaba tensa, avergonzada, y por esa pena que la carcomía, también le nacía esa rabia en los ojos. Nadie era más duro con Jisoo que la misma Jisoo. Ella no se permitía agachar la cabeza, solo aguantaba el dolor, siendo la persona más cabezota que podía ser, casi diciendo «vamos, sé que piensas peor, dilo, quiero que lo digas».

—Estuve leyendo los informes de su salud mental. Están hechas un desastre —dijo, llevándose la mano a la frente, para frotar una de sus sienes—. Quería verlo por mí mismo. ¡Y mira nada más! Jisoo, tu cara parecía constipada. Eunbi, te desconcentrabas. Nabi... —Suspiró y miró a Jennie y Lisa—. Ustedes no son mejores. Cada una pensando en sí misma. Parecían dos solistas peleando por el escenario con bailarines de respaldo descuidados. Si tu equipo falla, tú también. ¿Por qué no hicieron nada para evitarlo? ¿Por qué ni siquiera ustedes dos mantuvieron una energía similar? ¿De repente se les olvidó cómo?

Jennie quería cubrirse la cara. Porque era cierto, se le había subido un poco a la cabeza la idea de deslumbrar al CEO. Ni siquiera intentó mirar qué hacían las demás, solo estuvo observándolo a él, intentando sorprenderlo y esforzándose más y más cuando notó su desinterés, pero al hacer eso, solo hacía más evidentes los errores de Jisoo, Eunbi y Nabi, arruinando más la presentación. Y peor, porque también se desintonizaba de Lisa, intentando opacarla.

—Nabi —retomó el CEO—. Si ser idol es demasiado para ti, solo vete.

Nabi estaba llorando. Parecía que lo estaba haciendo hace rato, desde antes de que él la nombrara. Y entonces... se quebró. Tenía la cara pálida, su respiración de descontroló y se llevó la mano al pecho, mientras se arrodillaba en el suelo. Un ataque de pánico.

Jennie no sabía qué hacer, se quedó paralizada. Algunos profesores tiraron con prisa las sillas hacia atrás para revisar a Nabi. Jennie no se movió. Ella no sabía cómo ayudar a su equipo, cómo ayudar a una compañera... cómo ayudar a una amiga.

¿Qué pasó?

. . .

Eran las tres de la madrugada. Jennie estaba sentada en la mesa de la cocina, tomando un café. No era la mejor idea, pero había algo en eso que la hacía sentir mejor: el hecho de que la obligara a mantenerse despierta, que fuera malo, que estuviera consciente de que era malo. Era como la versión apta para todo público de beber alcohol en un bar para ahogar las penas.

Se le escapó una lágrima, y se apuró a limpiarla rápido con su mano. Todas las luces estaban apagadas, menos la de la cocina. Todas dormían, las trainees y la coordinadora, que vivía en el departamento junto a ellas para controlar todo.

Nabi se había ido de YG ese mismo día, a las pocas horas de que terminó la evaluación mensual. Ni siquiera se despidió de las demás, solo escapó. Una vez se calmó lo suficiente para dejar de llorar, fue a los dormitorios y guardó todas sus cosas, ignoró a Jisoo diciendo que se calme, a Eunbi y sus «por favor» y hasta los ojos de cachorrito pateado de Lisa. Jennie no supo qué decir, y Nabi tampoco tuvo palabras para ella. Todo estaba bien, y de repente se torció así. Nabi simplemente se fue, sin siquiera decirle al CEO. Solo le gritó a la coordinadora que odiaba este lugar y no pensaba volver jamás.

Jennie tomó un sorbo de café. Estaba más amargo de lo que generalmente tomaba, pero no le puso más azúcar ni intentó agregarle leche. Se merecía esto. Tomó otro sorbo, esta vez más grande.

—¿Jennie?

Saltó sobre su asiento, volcando un poco de café sobre la mesa. Giró la cabeza velozmente, asustada. Lisa estaba parada allí, asustada también por su reacción. Estaba quieta, había dejado la mano colgada en el aire, a punto de tocarle el hombro para llamarla.

—Me asustaste —se quejó.

—Lo siento —dijo Lisa con una sonrisita. Se sentó con ella, en la silla de al lado. Estaba dudando, ni siquiera sabía cómo poner sus manos en la mesa o si era buena idea o no mirar a Jennie—. ¿Estás bien?

—Perfectamente.

Lisa se rascó el cuello y miró a su alrededor. Se levantó de la mesa y fue a uno de los cajones. Sacó un trapo y volvió, para limpiar las gotas de café. Al hacerlo, tocó la taza para moverla y frunció el ceño.

—Esto está frío.

Era difícil tomar el café tan negro. En especial cuando se distraía con amargos pensamientos.

—Me gusta así —dijo Jennie.

Lisa la observó con detenimiento. Ella hacía mucho eso, en lugar de hablar, solo se colgaba a su mirada y la mantenía. Los ojos de Lisa eran expresivos e intensos y a veces la analizaba en silencio de esa forma, como si pudiera leer hasta sus más oscuros secretos solo con mantener contacto visual. Al final era Jennie quien generalmente bajaba la vista, sin poder evitar sentirse abrumada.

Lisa se alejó con su taza y la dejó en el lavaplatos. Jennie se encogió en el asiento, cruzándose de brazos, mascullando «no lo terminé». Lo dijo tan bajo que no fue escuchada. Jennie se dedicó a mirar a Lisa, que estaba moviéndose por la cocina, abriendo unas repisas para sacar dos tazas limpias. Preparó más café, como si estuviera sola y fuera lo más normal del mundo preparar dos cafés a las 3 de la madrugada.

Cuando volvió, dejó una taza humeante frente a Jennie.

—Gracias —dijo, y una sonrisa se le escapó, era su taza favorita, la que tenía dibujos de ositos.

Lisa también tenía café, aunque tenía leche, mucha... a Lisa no le gustaba particularmente el sabor del café. Jennie a veces la burlaba diciendo que era todavía una niña. Ella era como su hermanito menor. Y lo pensaba de la manera más cariñosa posible, no como una burla. A diferencia de algunas trainees, que a veces consideraban a Lisa «muy masculina» porque era revoltosa y algo bruta como un niño, Jennie la consideraba una cosita adorable, le gustaba que ella fuera así.

—Está rico —dijo, y Lisa sonrió orgullosa de su trabajo.

Estaba tal cual le gustaba: tres de azúcar y con mucha espuma. Solo era una taza de café instantáneo, no era difícil de preparar, pero era muy fácil poner un poquito de agua de más y arruinar el batido. Jennie tenía un gran talento para arruinar su propio café al pasarse y hacer que quede poca espuma. Muchas veces Lisa lo hacía por ella por eso mismo, y presumía diciendo «mi papá es un chef famoso, déjamelo a mí». La muy tonta actuaba como si no estuviera haciendo una de las recetas más fáciles del mundo.

—¿Te sientes mejor?

Jennie puso sus ojos en blanco mientras una sonrisa se le escapaba. La solución de Lisa a sus problemas era hacerle un café. Encima, era uno bueno. De alguna manera ella se las arreglaba para hacer los cafés que Jennie consideraba más ricos.

—Nabi no va a volver —dijo Jennie.

—Quizá...

—Yo sabía que lo estaba pasando mal. No mucho después de que ingresó a YG, comenzó a tener ataques de pánico.

—No lo sabía...

—Porque ella era fuerte. Aun con eso en contra, era junto conmigo, la que más aguantó siendo trainee. No estuve para ella, por eso se fue, no fui ni una buena compañera ni una buena amiga con ella.

—No, Jennie, no es tu culpa —la paró Lisa, sujetando su mano para consolarla.

—Lo arruinamos. —Jennie cerró sus ojos, frustrada—. Hicimos dudar al CEO. Ya no está seguro de que estemos preparadas para debutar. Lo va a retrasar, Lisa. A partir de ahora va a presionarnos peor, para ver quién no lo aguanta, tal como Nabi.

—Realmente no lo entiendo, Nabi no se veía mal...

—Ella era muy buena para ponerse una máscara y actuar como si todo le resbalara, para proyectar esa indiferencia relajada suya. A diferencia de la mayoría, a ella la psicóloga la controló mucho casi desde que ingresó a la empresa. Ella... siempre fue muy sensible a la opinión de los demás. ¿Nunca escuchaste que cuando señalas a alguien, hay tres dedos que te apuntan a ti? Nabi sufría las evaluaciones mensuales más que nadie. Ella hablaba sobre los rumores de todo el mundo con tal de no centrarse en sí misma. Lo estuvo trabajando con las sesiones de terapia, al mismo tiempo que avanzaba con el entrenamiento de trainee. El CEO tenía fe en ella, sobre que valía la pena ver si ella podía superar las barreras de su mente. Era una apuesta. Y al final... hoy la rompió.

—Entendí lo que dijiste, mas o menos, pero usaste algunas palabras complicadas —dijo Lisa, avergonzada por no saber.

—Lo siento. —Jennie se esforzaba por no presionar mucho a Lisa. No le gustaba verla luchar con los idiomas. Sabía que eso le servía, Jisoo por ejemplo, a veces decía palabras difíciles adrede para ayudar a Lisa a aprender, pero Jennie no podía evitar querer dejárselo fácil, porque no quería causarle frustraciones—. Solo... estaba pensando en voz alta.

—No puedes solucionar los problemas de Nabi —dijo Lisa, tomando un poco de su café.

—Tenía que ayudarla, soy su amiga.

—YG no es fácil. Yo lo hice. Ella también. Si no lo aguantó, pues no lo aguantó.

Jennie ladeó la cabeza, prestando atención a Lisa. Era raro ver este lado más «sombrío» de ella, pero existía, vaya qué existía... Hasta el Sol, que era más brillante que nada en el mundo, se ocultaba una vez al día. Sí, Lisa sonreía y jugaba como un niño la mayor parte del tiempo. Esa inocencia y facilidad con la que interactuaba con el mundo, era la misma que se podía torcer para convertirse en palabras crudas y frías. Existía esa idea de que los niños decían las cosas más crueles porque no tenían filtros. Eso aplicaba para Lisa a veces, cuando no tenía esa actitud positiva.

—Tú tenías tus problemas y Nabi los suyos. No era tu trabajo cargar los suyos —dijo Lisa.

—Solo estoy diciendo que debería ayudarla.

—Tú no puedes ayudar en eso, no es tu problema.

—Lisa...

—No podía con eso, hasta ahí llegó —la interrumpió—. Para nadie es fácil. Tú lloras, yo lloro, Chaeyoung llora en la litera de arriba más seguido de lo que imaginas. Eunbi también lloró hoy y en lugar de salir corriendo, se quedó practicando en el sótano. Todavía no volvió. ¿Te diste cuenta?

Jennie frunció el ceño, confundida por el tono tenso en la voz de Lisa.

—¿Estás enojada?

—Sí. Me enoja que se haya rendido con tan poco.

—¿Los ataques de pánico te parecen poco? —preguntó sin creérselo.

—Yo no podía hablar Jennie. ¡Nada de nada! ¡Ra-woom se reía de mí, Jin-joo me...! —Lisa apretó la mandíbula y sus ojos lagrimearon un poco—. Me hizo cosas feas. Y la semana pasada intenté ir a un restaurante nuevo pero el dueño se molestó por mi forma de hablar y me dijo que me vuelva a mi país, que no quería tailandeses sucios en sus mesas. ¿Y me fui? ¿Eh? ¿Me fui?

—¿En qué restaurante te dijeron eso? —Jennie estaba horrorizada.

—Si no puede aguantar a sus profesores corrigiéndola, fue mejor que se fuera.

Le dolió. A Jennie le dolía que Nabi se fuera, que el CEO las humillara, que hubiera cosas que no pudiera controlar y arreglar sin importar cuánto lo quisiera. Y quería llorar al ver a Lisa así, tan enojada porque estaba decepcionada de Nabi. Porque Lisa aguantó mucho por PinkPunk y se sentía traicionada al entender que Nabi no hizo ese esfuerzo también. No era culpa de Nabi, claro. Y sabía que Lisa amaba a Nabi, ella casi lloró cuando se fue...

Pero fue un día duro, no solo para Jennie, Lisa también estaba amargada y frustrada.

—Es cierto que no puedo solucionar los problemas de los demás. Tienes razón, lo sé. Pero Lisa. Mírame. —Lisa levantó la mirada y la enfrentó, así, sin miedo, directa y caradura como solo ella podía ser. Tenía un pequeño puchero formándose, sacando el labio inferior, porque las emociones le habían explotado en la cara y quería llorar, pero también estaba muy enojada como para estar triste, y sus cejas la delataban, curvadas hacia abajo—. Deja de ocultarme esas cosas. Lo hiciste con Jin-joo y lo haces ahora. Si un viejo estúpido te dice un insulto racista, vienes y me lo dices, ese sí es mi problema.

—No es...

—Lo es —la calló—. Y lo es de Jisoo y todas aquí. Deja de intentar superar todo sola, por dios.

—Nabi...

—Me importa un bledo. No estoy hablando de ella ni de debutar ni que quieras hacerlo todo sola por tu orgullo. Prométemelo. Si otras personas te hacen daño, dímelo.

Lisa había perdido el enojo, solo estaba con los ojos bien abiertos, en shock. Jennie no había pedido ni suplicado eso, se lo había ordenado. No es que a Jennie no le importara la situación de Nabi, obviamente le dolía, pero cuando escuchó esa cruda verdad de la vida de Lisa, vio rojo y se olvidó de esas cosas que no podía solucionar en ese preciso momento.

—Lo prometo —dijo con un hilo de voz.

—Bien. —Jennie miró su taza y la agarró, tomando un poco—. Y hablo en serio.

—Lo siento...

Jennie soltó un suspiro.

—Creo... que estamos sensibles. Todo esto es... demasiado.

Lisa de nuevo volvía a ser Lisa, mirándola de reojo con esos ojitos de cachorrito pateado. Jennie en serio quería seguir enojada. ¡Cómo odiaba que Lisa actuara como si nadie pudiera hacer nada por ella!

—No puedo solucionar los problemas de los demás, pero siempre voy a cuidar a mis amigos —dijo, y tomó otro sorbo de café—. En uno de nuestros días iré a buscar a Nabi. Si no quiere venir aquí y esforzarse más, bien, pero sigue siendo nuestra amiga. Y también iremos a ese restaurante.

Lisa se acercó a Jennie, arrastrando la silla más cerca hasta que estuvieron unidas. Sintió los brazos de Lisa rodeándola, invadiendo su espacio personal tímidamente.

—Lo siento —volvió a decir.

Jennie suspiró y dejó la taza en la mesa. Abrió sus brazos y dejó que Lisa se acomodara. Apoyó su cabeza en el hombro de Jennie, escondiendo su rostro en dirección a su cuello. Jennie acarició su cabello con sus dedos, peinándolo. Había crecido, cada día estaba más largo y parecía que Lisa no tenía intención de cortarlo. En parte le daba pena, su pelo corto le resultaba extremadamente adorable, pero el cabello largo le sentaba bien también, le daba un aire más adulto y se veía genial cuando bailaba. Inclinó la cabeza, apoyando su mejilla contra el cabello de Lisa. Podía sentir el olor del shampoo, era el mismo que usaban todas las trainees ya que compartían los artículos de baño. Le resultó reconfortante el perfume, se sentía como estar en casa, a un lugar que conocía y en el que todo estaba bien, por lo que se relajó sin darse cuenta.

—Siempre me ayudas unnie —murmuró Lisa. Jennie se estremeció, su aliento le había hecho cosquillas en el cuello—. No te sientas culpable.

Jennie sonrió ante el intento de consuelo de Lisa. Estaba funcionando, no tanto por sus palabras, sino por la manera en que Lisa acariciaba perezosamente su espalda para consolarla. Expresarse con palabras no era algo que se le diera bien, pero sus acciones lo compensaban. Lisa era más cálida que nadie.

Jisoo era muy de amor frío, porque mucha cursilería le daba repelús. Nabi nunca fue buena para leer entre líneas y empatizar con los sentimientos ajenos. Todos sus demás amigos rara vez se acercaban a ella para ayudarla, porque ella siempre lo solucionaba todo rápido y de manera eficiente, sin quejarse. Y luego estaba Lisa, preparándole café tal como le gustaba en la madrugada, regalándole dulces que ganaba en los Arcades cuando una evaluación mensual no salía tan bien y abrazándola así, manteniéndola unida y protegida de cualquier mal exterior.

—Te quiero —dijo Jennie. No estaba segura de haberle dicho a Lisa eso, o al menos, no lo suficiente y menos de esta forma, con un tono tan honesto—. Gracias por estar conmigo. Deberías estar durmiendo y aun así...

Jennie se calló. Lisa estaba pegoteada a ella como si fuera una garrapata desde que se decidió a abrazarla, y no era un problema, en lo absoluto, pero al estar así... sintió el cambio en sus latidos. El corazón de Lisa se había acelerado. ¿Por qué se puso nerviosa de repente? ¿Jennie había dicho algo malo?

—También te quiero —dijo, y de nuevo, su aliento golpeó el cuello de Jennie y se le erizó la piel por la sensación—. Por favor, tú no te rindas. Quédate.

Casi se rio. ¿Eso era algo que preocupaba a Lisa?

—No me iré a no ser que me saquen a patadas. Lo prometo.

Lisa se enterró más en su hombro, feliz con su respuesta. A Jennie le gustaba mucho este lado de Lisa, más maduro y más calmado. Casi nunca sucedía, la mayor parte del tiempo era esa niña revoltosa que molestaba a todas, que saltaba cuando se emocionaba y que hacía caras graciosas para llamar la atención. Sin embargo, Jennie tenía esta suerte de poder ver más allá, de estar frente a este lado tan fascinante de Lisa que no salía en plena luz del día, ese que aparecía cuando dejaba de jugar y se tomaba las cosas en serio.

Lisa de repente se separó, dejando de abrazarla pero manteniendo una de sus manos en su espalda para no romper el contacto. La miró a los ojos, de golpe bastante seria. A veces los cambios de humor de Lisa la sorprendían. Era difícil imaginar qué podría estar pensando y a qué velocidad trabajaba su cabeza.

—Déjame ayudarte también.

Las cejas de Jennie se levantaron, preguntando sin palabras.

—Cuando tengas problemas, dime también. Sé que no soy buena en esas cosas, pero déjame ayudarte. Quiero... Tú siempre me cuidas. Quiero hacerlo también.

Jennie sonrió con cariño. Lira era dulce, muy dulce. ¿Cómo no quererla?

—Si estás triste ven a abrazarme en lugar de llorar en la cocina —agregó Lisa, con una sonrisa muy grande y presumida.

Jennie apretó los labios para no reírse y puso sus ojos en blanco.

—Tú solo quieres abrazos, increíble —se burló, levantándose de la silla—. Vamos, manos largas. Tenemos que dormir y esforzarnos mañana para compensar el desastre de hoy, porque tienes razón... no podemos rendirnos.


¡Un, dos, tres... corte!

NOTAS DE DIRECTOR- digo, NOTAS DE AUTOR:

Estoy extrañamente comprometida con esta historia JAJAJA. ¡Y me la tomo muy en serio! Hasta me vi Boys Over Flowers para meterme bien en el personaje de Lisa.(?

Por cierto... Sé que Jennie fue fan de Crepúsculo y también vio The Vampires Diaries, claramente vemos una tendencia a vampiros... y la entiendo, amo las historias de vampiros. Lo que me recuerda: ¿Ustedes sabían que Netflix va a sacar una serie sáfica de vampiros dentro de poco? First Kill, el 10 de junio. ¿La van a ver? Yo la voy a ver completa aun si llega a tener un guion que parezca un fanfic escrito por un adolescente de 13 años. Esto soy. Sí a las vampiras, y ultra sí a las vampiras lesbianas. Además tenemos que apoyar nuestro poco contenido sáfico, casi nunca somos protagonistas en series, películas o libros. Los fanfics w/w están geniales, pero también está bueno que podamos consumir contenido que nos represente hecho por profesionales. ¡Así que intenten ver esa serie en Netflix!

Ahora, retomando el tema de las series de las que son fans Lisa y Jennie... Quiero decir que no sé si Boys Over Flowers fue algo que Lisa vio y disfrutó... no tengo ni la más pálida idea. Pero vamos a fingir que sí porque era el único kdrama viejo que encontré en Netflix. Sabemos que Lisa es faaaan de kdramas, que le gustan los románticos y que prácticamente se ve todos los que salen. Confío en que Lisa vio Boys Over Flowers en su adolescencia porque fue un kdrama popular y dijo que vio un montón de kdramas en su época trainee. Honestamente no deberíamos preguntarnos qué vio, sino qué no vio. xD

No sé si alguien lo nota, pero los títulos no solo marcan fechas (periodos de tiempo), sino también temática. En Trainee es cuando ingresaron para ser trainees, sí, pero también qué las "motiva" a serlo, los sueños y fuego interno de cada una. PinkPunk fue realmente uno de los nombres planeados para el grupo, y literalmente existe un video del 2012 de Jennie rapeando donde ponen el nombre de PinkPunk y el logo, porque estaban preparándolas para debutar como PinkPunk. Pero además de la parte literal del título, este capítulo, "PinkPunk" tiene de temática la adolescencia. Punk por juventud/rebeldía y Pink por inocencia. Jugar videojuegos, escuchar música, sentir que el mundo se te viene abajo, hacerte piercings, pelear con amigos, sentirte inseguro por cosas que se salen de tu control, comenzar a pensar en tu físico, mirar una serie romántica y hacerte la película en tu cabeza... PinkPunk es sobre adolescentes cambiando, creciendo y siendo un desastre emocional, con ese tinte feliz de esperanza, positividad y ansias por el futuro.

¿Qué temática creen que tenga Baby Monster? Si adivinan el tema antes de que suba ese capítulo les doy un premio ahre.

Bueno bueno, eso es todo. ¡Gracias por leer! Nos vemos la próxima.


PIE DE PÁGINA:

Aegyo:

El aegyo significa literalmente comportarse de una manera coqueta o dulce y es comúnmente esperado tanto de los ídolos masculinos como femeninos del K-pop. Se refiere a una linda muestra de afecto que se expresa a través de una linda voz, expresiones faciales o gestos. Es actuar "lindo".

En occidente este acto se considera cringe muchas veces, porque no asociamos lindo con atractivo. Así como en Corea dirían que es pervertido y de mal gusto algunas cosas explícitas/sexuales que hacen los famosos de USA, nosotros los occidentales creemos que es tonto/infantil que algunos países asiáticos se diviertan o vean lindo que un adulto intente ser adorable. Puntos de vista diferentes. No hay una opción correcta acá. Así que por favor, no piensen que el aegyo es intentar actuar como un niño. El aegyo puede gustarte o no (a mí generalmente no me gusta por ejemplo), pero a fin de cuentas es solo cultura, es una costumbre social diferente y ya. No deberíamos caer en algo tan básico como decir "sos adulto, no hagas una voz aguda". Muchas veces los coreanos hacen el aegyo más por las risas que otra cosa, porque al actuar lindo/exagerado están siendo graciosos y al ser graciosos, están siendo lindos/atractivos. Es un juego, una mofa, es ser lindo y gracioso al mismo tiempo, es una manera más pasiva de intentar llamar la atención de alguien. Tienen que verlo por ese lado para entenderlo mejor.

Mandu:

Hay varias comidas asiáticas nombradas en el fic, como pasteles de pescado, pero quería marcar Mandu ya que es un chiste recurrente de las Pinks sobre Jennie: que ella tiene mejillas de mandu, que ella es un mandu. Jennie tiene mejillas suaves y un poco infladas, y es adorable. ¡Por eso ella es un mandu!

En fin, que mandu es un dumpling, pero coreano. Es una masita hervida con relleno. Como una empanada.