Prologo: La Alianza


El Bastión, Antártida

Saudia Vyandar estaba de pie frente al pequeño Holo globo que descansaba sobre la mesa de conferencia, su imagen rotando lentamente sobre su eje.

Era bastante increíble, musitaba mientras veía el mundo girar, cuanto había cambiado todo en un tiempo relativamente corto. La Guerra Contra El Terror había sido el único evento reciente que casi les había dado la oportunidad que necesitaban para partir países. Era desafortunado que no había funcionado justo como esperaba, pero incluso su alcance tenía limite.

Incluso así, no estaba del todo segura de poder contar ese evento como una operación fallida o si simplemente no habían invertido suficientes recursos para empezar. Se habían involucrado de tal manera que plantaron agentes en algunas de las células terroristas y los habían maniobrado hasta posiciones de influencias mientras alentaban a las células separadas a que se unan. Tenían suficientes agentes de rango en el gobierno saudí para hacer que el financiamiento de la unificación sea posible y casi imposible de rastrear de vuelta a EXALT gracias a sus compañías fantasmas y sus bancos.

Pero luego de la inversión inicial… EXALT había observado silenciosamente como los terroristas se unían mejor de lo que podían haber esperado. Era desafortunado que los fanáticos verdaderamente organizados eran mucho más raros hoy en día, ya que eran por mucho los mejores con los que trabajar. Eran fácilmente predecibles, leales y genuinamente creían que estaban luchando por un poder superior.

Saudia sonrió en mofa mientras pensaba en eso. Idiotas, todos. Pero útiles idiotas quienes, aunque probablemente no conquistarían el mundo como su dios dictaba, habrían hecho un suficiente impacto como para que EXALT empezase a hacer caminos más profundos dentro de los Estados Unidos, América, Rusia y China.

Claro, todo había ido de mal en peor luego de que el llamado "Comandante" apareciera casi de la nada. Solaris le había dicho de que estaba seguro de que el Comandante había sido un agente de las fuerzas especiales estadounidenses, lo que parecía explicar quien lo estaba apoyando. Aun así, había observado con una mórbida fascinación como el Comandante se había probado tan despiadado y bárbaro como los terroristas contra los que luchaba.

Pero había probado ser un táctico muy inteligente también, ya que estaba segura que sus tácticas de terror eran menos de un sadismo innato, y mas de una lectura precisa de lo que tendrá más efecto. No que hiciese su versión de cómo llevar una guerra menos barbárica; si ella intentase llevar una guerra así, sin duda las familias le eliminarían inmediatamente, si es que no la ejecutaban.

A decir verdad, había habido cierta discusión sobre involucrarse más luego de la masacre en la capital del Califato. Pero al final se había decidido en su contra viendo como otra operación no lograría nada excepto gastar más recursos. Estaba claro que el Califato no iba a avanzar dentro de ningún país civilizado, especialmente luego de que las Naciones Unidas finalmente se entrometieran. Combinado con el Comandante, solo era cosa de tiempo para que el Califato sea destruido.

Aunque para ella, era un poco molesto que el Comandante haya sido demasiado capaz con su victoria. La destrucción de la Meca, combinado con las acciones del Califato en su totalidad, habían reducido la influencia de la religión Islámica a una sombra de lo que solía ser. Desafortunadamente, hacía que la explotación de las relaciones Islámicas con el mundo sean un uso poco sabio de sus recursos, debido a la demográfica reducida.

Esa había sido una perdida segura. Pero una de la que podían recuperarse, y habían tomado la oportunidad para plantar agentes dentro de las Naciones Unidas. EXALT había sabido sobre el Consejo y sobre el proyecto XCOM hace años, pero honestamente, nunca pensaron en invertir muchos recursos en controlarlo. La posibilidad de una invasión alienígena era baja, especialmente con el estado del mundo.

Puso su cabello detrás suyo y se cruzó de brazos. Bueno, no había nada que pudiese hacer sobre eso ahora. Volviendo a su reflexión, había habido una cosa de toda la guerra que había salido en su favor. Una vez que la guerra había terminado, las Naciones Unidas habían decidido cazar al Comandante y a sus soldados. Un sentimiento que podía entender, e incluso había considerado enviar a su propia gente a ayudarlos. Pero había resultado innecesario cuando el Comandante se entregó inesperadamente.

Saudia estaba sorprendida de verdad. Mostraba un grado sorprendente de aceptación hacer eso, especialmente sabiendo que llevaría a su ejecución. Que era lo que el Comandante probablemente había negociado por las vidas de sus soldados también, pensando que las Naciones Unidas mantendrían su palabra. Y si esa condición hubiera provenido de cualquier otra persona excepto el Comandante, probablemente así hubiera sido.

Pero resulto que incluso las Naciones Unidas tenían su límite, y enviaron a la mayoría de los soldados a Oriente Medio a "juicios". Lo que le había dado a EXALT la oportunidad perfecta para ganar algunos de los mejores soldados del mundo. Extraer soldados de ese calibre de prisiones alrededor del mundo había sido una de las operaciones más caras en años recientes, pero sentía que Valia el costo. No había sido muy difícil convencer a los hombres y mujeres encerrados de los fallos de las Naciones Unidas luego de que se expusiera su hipocresía. EXALT no había sido capaz de extraer a todos los soldados, tristemente, pero al final EXALT gano alrededor de veinte soldados de elite de los rangos del Comandante.

Uno de ellos ahora su esposo.

Extraer al Comandante mismo estaba fuera de su alcance. Pero había recibido reportes de numerosas fuentes de que había sido ejecutado. Quizás era lo mejor; no estaba segura de que podría confiar en el hombre para que no intente eliminarla si no le satisfacía su liderazgo.

Todo eso había llevado a una década de una relativa paz donde habían trabajado en plantar agentes, influenciando eventos y expandiendo su alcance más que nunca. El globalismo continuado y la interconectividad facilitaba expandir su influencia.

Entonces invadieron los alienígenas.

Aunque el termino se sentía incorrecto. Esto era menos una invasión y más una incursión Una invasión involucraría una armada marchando sobre la tierra con la intención de conquistarlos. Y aunque no tenía ilusión alguna sobre el objetivo final de los alienígenas, no estaban aquí solo para conquistarlos. Tenían algo más en mente, dado que no se habían revelado públicamente hasta el ataque sobre Hamburgo. Había visto su tecnología, era mucho más superior a la que ellos poseían.

Si los alienígenas quisieran de verdad, podrían ganar esta guerra en semanas. Pero en vez de eso se están conteniendo.

Esto le daba a EXALT la mejor oportunidad en décadas.

La invasión sería el catalizador de la dirección que la humanidad desearía tomar. Se unirían como una especie para derrotar a la amenaza que tomara su mundo, o colapsaran y los alienígenas los dispersaran al viento.

Unirse no resolvería nada al final. Lo mejor que podía suceder era que los alienígenas serian derrotado. Pero ella siempre observaba a largo plazo y sabía que, dentro de años de luchas internas, discusiones y guerras que han plagado a la humanidad desde el principio del tiempo simplemente reaparecerían y el ciclo se repetiría otra vez.

Había una sola solución. El mundo tenía que ser destruido, derrotado y esparcido. Los países y superpotencias del mundo debían descender a la anarquía antes de que la verdadera unidad pudiera llegar. Los humanos valoraban su independencia demasiado para su propio bien y una vez que hubieran perdido todo, entonces ahí estarían listos para aceptar un nuevo liderazgo.

El liderazgo de EXALT.

Ese había sido siempre su objetivo, pero nunca había un evento suficientemente grande como para llevarlo a cabo. La Segunda Guerra Mundial había sido el más cercano, pero su influencia no había sido suficiente para asegurarse de que los poderes del Eje adquirieran y usaran armamento nuclear.

¿Pero una invasión alienígena? Nunca habría otra oportunidad como esta.

Había una sola fuerza que estaba en su camino: XCOM.

La organización paramilitar había probado que era inesperadamente efectiva en la guerra contra los alienígenas. Sus pequeños números y su obscuridad habían hecho que sea casi imposible infiltrarla, forzándolos a trabajar con información de ayudantes, o de hasta miembros del Consejo.

Lo que sabía con seguridad era: XCOM tenía entre veinte y treinta soldados, estaban mucho más avanzados en tecnología, y su Comandante era sorprendentemente competente y secretito. Lo que le era más sorprendente eran los reportes de la tensión existente entre este Comandante y el Consejo al cual se reportaba. No hubiera pensado que las Naciones Unidas pondrían a alguien a cargo que no se adhiriera a su agenda.

Complicando los hechos aún mas era el inusual secretismo que rodeaba a no solo el Comandante, sino a XCOM en general. Estaban sacando soldados de algún lado, probablemente de unidades de fuerzas especiales de todo el mundo, pero todo esto era llevado a cabo en secreto. El pequeño número de soldados activos también hacia poco práctico intentar determinar quienes habían sido reclutados.

Frunció el ceño. Había un agente de alto nivel dentro del Consejo de Naciones que sería capaz de responder a todas estas preguntas, pero debido al aumentado riesgo de escrutinio le había hecho reportarse solo una vez por año y a través de mensajes pregrabados como para no destruir su posición. Era la culminación de décadas de trabajo y no había forma alguna de que fuera a arriesgarlo por el bien de actualizaciones más frecuentes. Aun así, era irritante en tiempos como estos. Pero la fecha se acercaba, así que mientras tanto, tendrían que arreglárselas.

Pero tendrían que derrotar a XCOM para traer la caída del mundo y desafortunadamente, no podrían hacerlo solos. Por más que odiase admitirlo, EXALT no tenía el tiempo, los recursos, o la tecnología para derrotar a XCOM además de estar lidiando con los alienígenas luego, sin mencionar el tratar con los gobiernos restantes.

Así que las Familias habían convenido y llegaron a una decisión: Una temporal alianza con los alienígenas, que ellos dirigirían directamente contra XCOM y las Naciones Unidas. Mientras los aliens hacían el trabajo duro, ellos aprenderían los secretos de la tecnología alienígena e irían mucho más allá de lo que XCOM siquiera podía soñar con alcanzar. Cuando los aliens hayan removido los últimos restos de gobiernos humanos organizados, entonces atacarían ellos, unirían a la humanidad bajo su liderazgo y erradicarían a los alienígenas.

Bastante simplista, cuando lo pensaba así. Puesto a la práctica, sería mucho más complejo y fluido, pero ese era el objetivo al final. Habían hablado con algunos duplicadores alienígenas que EXALT había identificado y les había expresado interés en una alianza. Luego de la destrucción del navío, habían recibido una respuesta pidiendo los detalles.

Hoy era el día que habían acordado en llegar.

Saudia se giró cuando la puerta se abrió con un silbido detrás suyo y Ethan la atravesó con su acostumbrada actitud casual. Su esposo se veía bastante bien en su uniforme, que para cualquier otro parecería un traje negro, con corbata y los pantalones. No era exactamente lo que uno contaría como ropa militar, aunque las apariencias engañaban. Cada soldado de EXALT vestía pantalones con entretejido de kevlar, botas de combate y una pechera protectora escondida. Los trajes en si también estaban tratados para ser resistentes a los elementos extremos como el fuego y el ácido. Era parte de la marca de EXALT ser tan profesionales como les era posible y eso también incluía a sus soldados.

Por supuesto, había una razón para que estos sean sus uniformes. Raramente los llevaban al combate, los soldados de EXALT llevaban protección de verdad en ese caso. Pero cuando se saluda a una especie alienígena, los uniformes eran necesarios.

Saudia frunció el ceño cuando dio un vistazo más de cerca. "No te fijaste tu ojo." Noto, acercándosele. Ethan Vyandar, previamente Ethan Delger, alzo una ceja en preocupación fingida.

"¿De verdad se nota tanto?" Pregunto en falsa exasperación. "Puedo ver bien."

Ella suspiro y se estiro hacia sus ojos y lo movió hasta que rotó en la forma correcta y quedo bien en la cavidad del ojo. Ethan probablemente tenía razón, muy pocos lo notarían, ya que el ojo mecánico era casi idéntico al verdadero. Pero, ella lo notaba y le molestaría por el resto del día si lo dejaba así.

Retrocediendo, evaluó su trabajo. "¿Puedes ver bien?"

"Perfectamente." Confirmo exageradamente.

Ella asintió y sonrió. "Excelente. Ahora si puedo decir que te ves bien."

El inclino su cabeza. "Muchas gracias. Te ves muy…" pauso, buscando la palabra. "Regia."

Ella sonrió ante ello. Claramente era un cumplido, aunque podía ver porque eligió esa palabra en particular. Aunque recordaba cómo se veía en el espejo, tenia que estar de acuerdo con que no se veía tan mal. Su propio uniforme consistía de pantalones negros y un traje de mangas largas con cuello cerrado.

Combinaba bien con su oscura piel y daba un buen contraste con la faja roja que recorría hasta su hombro derecho, mostrando nada mas que el logo de EXALT. En su hombro derecho había una capa ceremonial roja de un solo hombro que caía hasta su cintura. Muy poco práctica, pero tenía que admitir que era impactante, al igual que toda la ropa de EXALT.

"Eso espero," respondió Saudia. "Solo visto esta cosa quizás una vez al año."

"Deberías usarlo mas seguido," comento el, inclinándose contra la pared y mirándola de arriba abajo. "Te queda bien."

Probablemente así era, pero aun prefería la ropa más práctica. Bueno, algo que considerar una vez que terminen con el trabajo importante. "¿Crees que debería atar mi cabello?" Le pregunto ella, doblando un mechón de negro pelo en sus dedos.

"Nah," Ethan sacudió su cabeza y camino hasta la ventana que veía por encima del vacío desierto antártico. "Si estuviéramos yendo a un combate, sí. Pero no durante una visita pacífica."

"Esta bien." Camino hasta su lado y miraron fuera de la ventana juntos.

El la miro cuando se puso a su lado. "Espero que no interrumpiese nada importante," dijo. "Te veías bastante hundida en tus pensamientos."

Ella sacudió su cabeza. "Nada importante, solo… recordaba."

"Un buen momento para hacerlo," dijo de acuerdo, y luego se torno mas serio. "¿Estas lista?" Le pregunto calmadamente, sin volver a mirar hacia la fresca nieve.

"Claro," respondió ella inmediatamente. "Hemos preparado cada escenario imaginable. Pero no creo que los alienígenas causen problemas."

"No al principio," reparo Ethan rápidamente.

"No al principio," repitió ella. "Pero las Familias acordaron que este era el mejor camino a seguir. Si los aliens se vuelven hostiles, nos encargaremos de ellos."

"¿A quien crees que enviaran?" Pregunto Ethan, un curioso tono en su voz. "De alguna manera sospecho que los lideres mismos nos honren con su presencia."

Ella sonrió divertidamente ante el sarcasmo. "Es verdad. Sospecho que enviaran a uno de esos hombres delgados a negociar."

Ethan bufo. "Se que XCOM popularizo esa designación particular, pero no creo que el termino se pueda aplicar a la ultima ola de duplicadores. Los aliens pueden crear humanos realistas ahora, y no son todos delgados tampoco."

"Podrán verse como humanos," indico Saudia. "Pero siempre hay algo distintivamente alienígena en su forma de hablar y moverse. Pero tienes razón, los aliens han mejorado sus taticas. Tendré que consultar con las Familias para realizar medidas para reducir la infiltración en nuestros rangos."

"Honestamente estoy sorprendido de que hayas sido capaz de convencerlos a todos sobre esto en el primer lugar," comento pensativamente. "Matthew, Darian y Hasina, por supuesto, pero, ¿Y el resto?"

"Zara fue fácil," explico dándole menos importancia con un movimiento de su mano. "Salto a la chance de mejorar nuestro arsenal y tecnología. Sin mencionar el mejorar los campos de entrenamientos."

"Imagino que también querría enfrentar sus soldados contra los de XCOM," añadió Ethan, asintiendo. "Probablemente este extática ante la posibilidad de una amenaza legitima."

A Saudia también le había parecido eso cuando hablo con la cabecilla de la familia Venator. Era entendible, aunque era una motivación peligrosa, ya que todo su trabajo involucraba supervisar el brazo militar de EXALT. Uno que Saudia intentaba utilizar regularmente. Había tantas otras formas para resolver los problemas que simplemente enviar soldados para matar gente, algo que le costaba entender a Zara."

"¿Y que hay de Elizabeth y Diguon?" Pregunto Ethan. "Luego de lo que paso en Alemania…"

"Elizabeth fallo en Alemania a causa de XCOM," le recordó Saudia. "Concentrarme en la venganza parecido funcionar. Sabe que su posición es tensa y esto le ofrece una posibilidad de redimirse."

Ethan sacudió su cabeza mientras recordaba. "No puedo creer que haya arruinado la operación así de mal. Perdimos la posibilidad de influenciar directamente una nación del Consejo. Ahora no tenemos muchas ya que se separaron del Consejo y trabajan con XCOM directamente."

Saudia suspiro. "En su defensa, creo que ninguno de nosotros esperaba que XCOM secuestrase a todos los lideres de las protestas. Fue un movimiento… sorprendentemente táctico."

"Pero no deberían haber hablado," declaro firmemente Ethan. "Eso es mas preocupante de que los hayan tomado en el primer lugar." Su mandíbula se endureció. "He declarado repetidamente que es un error reclutar civiles que no hemos probado. Y he aquí, alguien hablo y arruino toda nuestra operación allí."

"Estuve allí cuando se lo dijiste," recordó Saudia mientras se le ponía enfrente y se inclinaba sobre su pecho. "No tienes que repetirlo."

"Lo siento," se disculpó, poniendo sus brazos alrededor de sus hombros, con cuidado de no mover su capa, lo que ella aprecio. "Muy bien, ¿y que hay de Diguon? Él fue el más difícil, ¿verdad?"

"Toda la familia fue difícil," murmuro ella. "La mitad quería una alianza, la otra mitad quería esperar y observar."

"Deberían separarse," comento Ethan mientras miraban la tormenta tomar forma. "La familia es muy grande."

Saudia sacudió su cabeza. "No. Sabes como es. Una familia, un continente. Si rompemos Asia, ¿Qué frenaría al resto de las familias en separarse cada vez que hay un desacuerdo? No conozco la solución, pero dividir el territorio no es la respuesta."

"Si tu lo dices." Dijo Ethan claramente sin convencer, pero ella lo dejo pasar. "Aun así, ¿Cómo lo convenciste?"

"Practicidad," respondió ella. "El negarse a aceptar lo pondría en contra del resto de las familias, incluyendo el lado ruso de la suya. Combinado con XCOM derribando ese navío en China y forzando una lucha diplomática por él, tiene suficientes problemas sin esos."

"Estoy impresionado." Ethan descanso su cabeza sobre su hombro. "Es casi una vergüenza que nadie sabrá de este evento histórico."

"Adulador," lo reprendió, girándose y dándole un pequeño beso en la mejilla. "No estas siendo imparcial."

"Quizás," se encogió de hombros y sonrió. "Pero recuerda, serví con el Comandante. Así que mi opinión tiene algún mérito."

"Quizás," admitió ella. "Martel esta en su cuarto, ¿verdad?"

El asintió. "Seguro y con guardias en su puerta. Los aliens ni siquiera saben que existe."

Ella frunció sus labios. "Bien. Aunque preferiría que no estuviese aquí en lo absoluto. ¿Le explicaste por qué?"

"Si," confirmo Ethan. "Se veía extrañamente emocionado por todo esto."

"Puedo entenderlo," dijo cansadamente Saudia. "Pero emocionante no es exactamente lo que quería escuchar de él."

"Tiene siete años," le recordó Ethan. "Dale un respiro."

"Va a tener que tomar mi puesto," le replico ella, su tono endureciéndose. "Lo que significa que lo crio a un estándar más alto."

"Bueno, puedes hablar con el después," la calmo Ethan alzando sus manos. "Estoy seguro de que querrá hablar- "

Sus palabras fueron interrumpidas por un ping proveniente de su muñequera. Ethan presiono el comunicador en esta y lo alzo a su boca. "Agente en Jefe Vyandar, ¿situación?"

"Informe a la Directora que hemos detectado naves alienígenas acercándose a las coordenadas designadas." Respondió una voz.

"Entendido," Ethan asintió. "Preparen la fiesta de bienvenida. La Directora será notificada de inmediato." Presiono otra vez el Comunicador y miro sombríamente a Saudia. "Hora del show."

"Así es," acordó ella, caminando hacia los guantes de cuero negros que yacían sobre la mesa y se los coloco. "Esperemos que esto vaya bien."

"Bueno, estoy bastante interesado en conocer a nuestros nuevos aliados alienígenas," le dijo llevándole la contra ligeramente, y luego señalo con la mano hacia la puerta. "Después de usted, Directora."

Ambos caminaron por la puerta para prepararse por la llegada.


Eran momentos como estos que Saudia agradecía haber pasado por el mismo régimen de entrenamiento que por el que pasaban sus soldados. Ciertamente hacía que el frio sea más fácil de soportar, incluso si las temperaturas eran bajo cero. Al menos, no tendría que pasar casi una semana en estas condiciones otra vez. ¿Pero por media hora a lo much? Incluso el soldado más inferior podía con eso.

La Elite de EXALT estaba de pie detrás suyo, doce de los mejores hombres y mujeres que servían en su división militar. Cada uno de ellos en la mejor forma que el cuerpo humano podía alcanzar y con al menos una docena de operaciones completadas. Una vez más Saudia agradecía que su familia había sido bendecida con una altura inusual. Midiendo un metro noventa y tres, era mas alta que la mayoría de los soldados detrás suyo. Una característica que ayuda a enfatizar su imagen y autoridad como Directora.

Mientras ellos estaban de pie estoicamente detrás suyo, intento recordar lo diversa que era la unidad. Una tarea agotadora, si no fuera por las bandanas distintivas que cada uno de ellos vestía cubriendo la mitad inferior de sus rostros.

Aunque no seguían utilizándose para cosas tan crudas, el uso de bandanas tenía sus raíces profundas en la historia de EXALT. Las bandanas habían sido utilizadas en un tiempo en el que EXALT había adquirido mucho de su poderío económico a través de métodos menos… civilizados. Saudia personalmente no veía la necesidad de mantener tal memento vivo, aunque no veía una razón práctica para terminar con la tradición. Además, permitía algo de individualidad dentro de los rangos.

Las primeras bandanas de EXALT habían sido de un color solido sin un significado mayor detrás de ellas. Ahora, con un vistazo, podía ver de qué continente era cada uno, a que familia pertenecían y otras condecoraciones por su servicio. Les permitía algunas combinaciones interesantes. Echo un vistazo hacia la bandana azul de Ethan con el símbolo de Vyandar cosido a sus lados.

Un americano uniéndose a la familia africana no era algo exactamente sin precedentes, pero había sido lo suficientemente inusual como para alzar algunas cejas. El reclutamiento intercontinental era algo que esperaba cambiar en el futuro. Desafortunadamente, la mayoría de las familias tendía a reclutar de su propio continente en vez de mirar mas allá. Era algo que había tratado de normalizar cuando había sido cabecilla de la familia Vyandar. Desafortunadamente, luego de que tomase el mando de Directora, Hasina había asumido su posición.

Amaba a su hermana, pero sus ideales eran más… tradicionales… de lo que le gustaba. Un brillo en el cielo atrajo su atención y todos lo miraron atentamente mientras la nave alienígena aterrizaba gentilmente frente suyo a unos diez metros.

XCOM los llamaba "OVNIs", un término cliché que sentía era muy poco profesional, aunque un rápido vistazo a la nave podía explicar lo que les inspiro a usar ese arcaico termino. La nave frente suyo era circular y simétrica hasta donde podía ver. No era tan grande tampoco, sospechaba que era una de las variedades exploradoras.

Emitía un bajo zumbido que de alguna manera penetraba el viento y la nieve, probablemente un efecto secundario del motor de la nave. El vibrante escudo multicolor que cubría la entrada retrocedió repentinamente y dos gruesas criaturas acorazadas salieron de esta. Ninguno de sus soldados siquiera parpadeo; eran muy disciplinados para eso, pero las criaturas eran intimidantes incluso desde la distancia. Eran casi la mitad de alto de la nave en sí mismo sin contar sus ornamentados cascos. Parecían apenas superar los tres metros. La roja armadura que vestían parecía cubrir cada vulnerabilidad que podía ver de un vistazo curioso. Sus rostros estaban obscurecidos por el puntiagudo y pinchudo casco que le recordaba las máscaras de las arcaicas tribus africanas.

Por lo que podía ver, parecían ser una versión mejorada de los alienígenas verdes y acorazados que XCOM había enfrentado. Aunque los verdes parecían ser sus tropas de asalto, estos eran los líderes. Se preguntaba si su inteligencia también había sido mejorada. Una lastima que los aliens no dejarían que experimentasen con sus sujetos.

Cuatro de los alienígenas grandes salieron y se pusieron simétricamente frente a la entrada, dos a cada lado. Cada uno llevaba un cañón de plasma casi tan alta como ella y probablemente igual de pesados. Llevaban granadas colgadas de su cintura y varias otras armas estaban enganchadas a su espalda, indicando su enorme fuerza. Elimino la idea de líderes, estos parecían ser tanques vivos.

Los dos grupos se miraron el uno al otro, ninguno hacia el primer movimiento. A Saudia no le importaba. Sus soldados se quedarían quietos indefinidamente hasta que ella les diese ordenes, si era una prueba de paciencia lo que los aliens querían, se la daría con gusto. Sabia que el ser con el que se iba a encontrar todavía no había desembarcado.

Y como estaba segura, una nueva figura camino hacia la blanca nieve. Aunque ella mantuvo su cara con una mascara de indiferencia, era tentador curvar su labio en disgusto ante la abominación frente suyo. El duplicador, lo que XCOM había nombrado un "Hombre Delgado", estaba frente suyo. Aunque este era diferente a los desproporcionados alienígenas en traje que habían observado.

El alienígena frente suyo era una copia casi perfecta de lo que un humano en buena forma se vería. Tan alto como ella, era flaco y atlético, sin mencionar que iba vestido impecablemente. Era similar a los uniformes de EXALT en cierta forma. Pantalones negros, zapatos de traje y un traje con un collar mas alto de lo normal. Aun así, los aliens no habían podido eliminar por completo los lugares descolorados alrededor de su cuello.

El rostro llevaba una sonrisa casi humana de bienvenida, aunque los ojos estaban escondidos por los anteojos redondos. Ella inclino su cabeza levemente cuando le parecido ver finas líneas azules pasando por el lente derecho. ¿Información, quizás? Su cabello enrulado se movía por el viento, pero claramente había estado en orden hace unos minutos.

El hombre delgado camino hasta que llego al frente de su compañía, sus manos unidas frente suyo. Miro brevemente a los alienígenas a su lado, y luego continúo caminando y ellos se pusieron detrás suyo. El alíen continúo caminando hasta que estaba directamente enfrente de ella.

"Directora," el alíen la saludo con una cálida voz mientras inclinaba su cabeza ligeramente hacia ella. Era desconcertante lo humano que sonaba. "Es un placer finalmente conocerlo."

"El sentimiento es mutuo," replico cordialmente y extendió una mano. Sin perder el momento, el alíen tomo su mano con guante en la propia desnuda. Era un saludo firme, mostrando que los aliens estaban al menos algo familiarizados con las costumbres humanas. Inclinando su cabeza hacia él, ella finalizo. "Bienvenidos al Bastión."

El alienígena miro detrás de ella hacia la impresionante fortaleza cubierta de nieve detrás suyo. El edificio de cuatro pisos, reforzado con acero y piedra, albergaba el cerebro de toda la actividad de EXALT. Docenas de torretas automáticas estaban construidas por todo el edificio esperando ser activadas en un instante si una armada hostil invadía, y una docena de artefactos anti aéreos descansaban en el tejado para derribarlos de los cielos.

"Asumo que las condiciones allí dentro serán mas hospitalarias," comento el alíen. "Sugeriría que entremos, Directora. Tenemos mucho que discutir."

En eso estaban de acuerdo. "Como diga," le respondió y empezaron a caminar hacia la entrada. El alienígena tomo lugar a su lado y mantuvo la velocidad, todos los soldados de EXALT los siguieron de cerca. Los soldados alienígenas no se movieron para seguirlos, en vez de eso volvieron a entrar a la nave.

El alíen miro detrás suyo de forma desinteresada, casi arrogante, y luego volvió a mirar hacia delante. "Dígales a sus soldados que no nos sigan, nuestra conversación no es para ellos."

Ella alzo una ceja. "Son confiables, todos y cada uno de ellos. No hay de qué preocuparse."

"Insisto," repitió, la sonrisa desapareciendo mientras se acercaban a la entrada mientras la nieve volaba a su alrededor. "Mis instrucciones eran las de hablar solo con usted. No importan sus calificaciones o confiabilidad, esas no superan a mis órdenes."

Le parecido justo. No era como si fuera a mantener lo que aprendiera un secreto. Entretendría al alienígena si así lo quería. "Muy bien," cedió Saudia, girándose para ver a su compañía, y continuo. "Vuelvan a sus puestos, los llamare si son necesarios."

Asintieron y se marcharon sin una palabra. Sabían que podía cuidarse sola si la amenazaba. La puerta al Bastión se abrió, y el alíen y ella entraron juntos.


Caminaron silenciosamente sobre la alfombra roja. Las pinturas que describían ciertos eventos en la historia de EXALT cubrían las paredes, que el alienígena miraba por momentos mientras caminaban lentamente por el pasillo. Los altos techos y los candelabros colgantes eran ornamentos que le quedarían mejor a una mansión que a una fortaleza, pero EXALT nunca sostuvo la idea de la exclusividad mutua. "¿Cuál es tu nombre?" Le pregunto al alíen.

"No es importante," respondió sin mirarla. "Pero puedes dirigirte a mi como el Portavoz de los Ancestros."

Ah, información útil tan rápido. "Los Ancestros son tus superiores, ¿verdad?"

El Portavoz arrugo su nariz. "Si quisiera usar un término tan… crudo… si, aunque es una descripción pobre."

"Entonces quizás pueda aclarármelo," le sugirió. "Estamos aquí para aprender del otro después de todo."

"Muy bien," concedió el Portavoz. "Compartir algo de nuestra historia esta permitido. El uso de la palabra Ancestro no tiene la misma correlación en su lenguaje. Un mejor termino seria infinito, simplemente porque han existido por mas de milenios." Su tono se transformo en uno de reverencia mientras continuaba. "No son solo nuestros superiores, son nuestras guías, nuestros maestros y líderes."

Pauso frente de una pintura y la observo. "He leído tu historia. Tus mitos de los dioses griegos y romanos son especialmente intrigantes. Una comparación apta, supongo, tus ancestros creían que los dioses existían y utilizaban su poder para llevar a cabo guerras entre ellos, escondidos en el cielo. Los nuestros caminan entre nosotros y dan su sabiduría libremente."

Se giro para mirarla, su rostro duro y serio. "No creo que comprenda el honor que he recibido."

Ella logro mantener su rostro libre de lo que estaba sintiendo. No podía evitar estar algo decepcionada por la revelación, al menos de este alíen en particular, de que al menos algunas de las razas alienígenas parecían ser fanáticos religiosos sirviendo los deseos de unos selectos "dioses". Estos Ancestros probablemente eran seres muy inteligentes que sabían como cultivar el fanatismo y la lealtad.

"Confieso," admitió finalmente ella. "No estaba muy segura de que nuestro mensaje les hubiera llegado."

"Recientes eventos nos han forzado a… reevaluar," admitió el Portavoz, algo de molestia en su voz. "La Humanidad ha probado ser más difícil de dominar de lo anticipado."

"No es la humanidad," lo corrigió, sacudiendo la cabeza. "Es XCOM."

"Si," respondió el alienígena, con un leve siseo en la s. "XCOM es un obstáculo inesperado. Uno que superaremos, junto a tu ayuda."

"Haremos lo mejor que podamos para asistir contra XCOM y las Naciones Unidas," prometió Saudia. "Aunque- "

"Necesitaran tecnología," finalizo el Portavoz con una sonrisa traviesa, sin mirarla. "Nuestra tecnología."

"XCOM ha avanzado más allá de nosotros," continuo Saudia sin perder un momento. "Si deseamos darles una pelea considerable, tenemos que igualarlos."

"No tema," le prometió el Portavoz. "Les proveeremos con lo que sea que deseen. Los Ancestros son generosos con sus aliados y están interesados en ver como los iluminados de la humanidad la utilizaran."

Eso fue fácil. Demasiado fácil. No había forma de que los alienígenas pongan recursos ilimitados a su disposición sin algún tipo de letra chica. A menos que los aliens estén diciéndolo de verdad y sean desesperanzadamente ilusos. Y aunque creía que el alíen frente a ella era capaz de tal ilusión, tenia sus dudas de que los llamados Ancestros fueran como él.

"Sospecho que querrá algo a cambio." Respondió, juntando sus manos detrás de su espalda.

"Solo necesitamos su información," respondió el Portavoz. "Los Ancestros no necesitan su fortuna, soldados o armas. También les interesan los humanos con el Don."

Ella alzo una ceja. "¿El Don?"

"Lo han llamado "psionicos"," aclaro el Portavoz. "Si tienen gente que puede utilizar ese poder, les pediríamos varios para observar y cultivarlos.2

Bueno, eso era interesante. Pero no veía la necesidad de revelarle todo aún. "¿Puedo hacer una pregunta?"

El la miro. "Puedes."

"¿Por qué han venido?" Pregunto Saudia simplemente, era una pregunta que había musitado desde que la incursión empezó. No esperaba una respuesta satisfactoria o directa, pero le causaba curiosidad de cualquier forma.

"Cualquiera con cualquier capacidad para la inteligencia sabe que son tecnológicamente superiores a nosotros en todos los aspectos," continuo ella. "¿Por qué alargar esta guerra más de lo necesario?"

El Portavoz suspiro exasperadamente. "Una pregunta tan humana que decepciona. Falla en ver más allá de su propio mundo. Está preocupada solo por su planeta y su especie," sus labios se curvaron en disgusto. "Y juzgando por su historia, ni siquiera por ellos. Los Ancestros ven más allá de un mundo, o un sistema solar. No estamos aquí para erradicar, conquistar o esclavizar. La humanidad tiene un potencial enorme sin aprovechar, los Ancestros solo quieren ver ese potencial florecer."

"¿Y sus métodos para lograr esto es bombardear ciudades y asesinar civiles?" Pregunto calmadamente Saudia. Era una línea peligrosa de cuestionamiento, pero luego de esa explicación, era una pregunta perfectamente valida. Por suerte, el alienígena no parecía ofendido.

"Asumo que quiere decir nuestro ataque sobre el país de Alemania," respondió. "Tristemente era un paso necesario para recordarle a XCOM quien es superior en verdad."

Saudia suspiro. "Me refería mas a la alianza entre ustedes y el anterior Canciller. Justo antes de sus… cuestionables decisiones."

"Ah, sí," los labios del Portavoz se alzaron. "Esos no fuimos nosotros."

Saudia parpadeo. Eso no era lo que esperaba. "¿Ah sí? Si no fueron ustedes, ¿entonces quiénes?"

"XCOM," declaro el Portavoz. "Una táctica que sorprendió incluso a los Ancestros. No el plan en sí, cualquiera podría pensarlo, pero que fuera ejecutado tan cuidadosamente."

La invadió el escepticismo. "Portavoz," comenzó ella, sacudiendo la cabeza. "Con todo el debido respeto, me parece difícil de creer. XCOM responde a las Naciones Unidas y ese tipo de operación es una de las que nunca aprobaría, incluso si sus propias vidas están en riesgo.

"Asume que el Comandante de XCOM sigue ciegamente las reglas de la organización paternal," la reprendió el Portavoz. "Ese no es el caso."

"Me parece difícil de creer que las Naciones Unidas eligieran a alguien tan capaz de ir en su contra," contrarresto Saudia, sin convencerse. "No sería… como ellos."

"Piense eso si lo desea," el Portavoz se encogió de hombros sin darle mas importancia. "Pero este Comandante es muy inteligente y muy peligroso. No usamos esos términos a la ligera."

"¿Tienen algo sobre el Comandante?" Pregunto Saudia. Por mas improbable que sea, Valia la pena intentarlo.

"Nada concreto," respondió el Portavoz, su tono derrotado. "Infiltrar organizaciones humanas nos es… difícil. Es un área en la que ustedes están más calificados."

"Eso es verdad," dijo estando de acuerdo. "Y una que utilizaremos a la mejor de nuestras capacidades."

Estuvieron en silencio por unos minutos. "No seria incorrecto asumir que su influencia es importante," dijo el alíen. "Su organización no valdría la consideración si así fuera, pero los Ancestros quieren saber cuánto… se extiende su alcance."

Una pregunta justa, y una que el alienígena no podría responder por su cuenta. Aun así, ciertamente no iba a revelar todo al alienígena frente suyo. "Podría decir eso. EXALT tiene muchos agentes por todo el mundo. Nuestras directivas se llevan a cabo a través de ellos."

El Portavoz se froto la barbilla, aunque parecía más una imitación de lo que haría un humano. "Supondría que principalmente estacionaria a sus agentes en varios gobiernos y armadas," musito calmadamente. "¿Es esto así?"

"Casi," le respondió ella, mirándolo. "Aunque no nos limitamos a poner agentes en lugares tan predecibles. Muchos están puestos en posiciones mundanas cuyo trabajo es observar y reportar. Demasiados agentes de alto nivel atraerían escrutinio innecesario."

"Ya veo," respondió el Portavoz. "Un movimiento sabio, aunque debe haber aquellos que controlan."

"Manipulamos," lo corrigió. "Y si, hay algunas naciones donde nuestros agentes están colocados en altos niveles."

"¿En una posición para eventualmente tomar el poder?" Pregunto el Portavoz, mirándola con curiosidad.

"No," negó ella. "Evitamos el control directo de países y compañías. EXALT trabaja desde detrás de la escena. Cualquiera con demasiada influencia atrae al escrutinio no solo de su propia nación, sino también de las que lo rodean. Si fuera a quedar expuesto, no solo estaría en riesgo EXALT, pero toda la operación aquí también. Un asistente o consejero expuesto puede ser reemplazado, el presidente de una nación es mucho más difícil."

"Un acercamiento metódico e inteligente," comento el alíen, sus labios inclinándose en una imitación de una sonrisa. "Entiende la paciencia, los Ancestros eligieron bien.

Saudia suprimió el bufar. Pero habían hablado lo suficiente de las operaciones de EXALT, hora de ir a temas más prácticos para esta alianza. Giro sobre sus talones y le indico al Portavoz que la siguiera. "Venga. Tengo algo que creo le parecerá interesante."

El se mantuvo a su lado, mirando alrededor constantemente, como si estuviera intentando memorizar cada detalle. A Saudia no le importaba, las decoraciones superficiales y el amoblado no daban ninguna ventaja táctica e incluso el conocer la conformación del área le sería inútil ya que la estructura única del Bastión hacia posible reconfigurar pasillos y corredores, haciendo que los planos sean casi inútiles.

"¿Puede proveernos de sujetos de pruebas humanos?" Le pregunto mientras caminaban. "Sería posible que los adquiramos nosotros, pero eso llevaría tiempo."

"Seriamos capaces de dejar algunos ir," acordó el Portavoz. "Necesitaríamos coordinar mas para encontrar un pueblo con suficientes especímenes para satisfacerlos." Saudia parpadeo. Esa no había sido su pedido, había asumido que los aliens podrían entregar algunos de los que ya habían tomado de abducciones previas. Aunque, no se negaría a un pequeño pueblo de sujetos.

Finalmente llegaron a las celdas de contención. El piso inferior actualmente contenía veinticuatro celdas que habían contenido sujetos de prueba. Tristemente, muchos de los sujetos habían muerto durante el experimento de la catálisis, pero los resultados lo habían valido. Indico al Portavoz hacia una de las celdas que contenía una mujer arrinconada contra la pared, sin saber que la estaban observando.

El Portavoz frunció el ceño. "¿Qué es esto?"

"Esta," respondió Saudia orgullosamente. "Es la Sujeto Cuatro, el resultado de años de pruebas." Observo a la mujer a través el vidrio de un solo lado mientras se acunaba en el suelo, tomándose la cabeza. Saudia levanto una tableta que controlaba el dispositivo de shocks eléctricos implantado en su espina. Provocarla debería funcionar, sus habilidades estaban muy conectadas con sus emociones en este punto así que mientras más inestable este, mejor será la chance de una demostración. No le gustaba infligir daño innecesario a sus prisioneros, pero en este caso era necesario.

La mujer grito en cuanto el dispositivo la electrocuto y se retorció en el suelo. No era exactamente un alto voltaje, así que tenía el efecto de simplemente enojarla y hacerla doler. Se alzo temblorosamente y miro a una de las ventanas. "¿Qué quieren?" grito, sus puños cerrados mientras dirigía sus ojos llenos de venas a sus secuestradores. "¿No están felices con lo que me hicieron?"

Saudia frunció el ceño. No le servía que despotricase. Administro otro shock que envió a la mujer hacia el suelo temblando. El Portavoz no parecía entretenido por esto. "¿Hay un fin con esto?" Demando saber, mirándola molesto.

"Solo espere," prometió Saudia.

"¡Deténganse!" Grito la mujer hacia la dirección de Saudia. Su voz se sintió con múltiples capas, como si varias personas estuvieran hablando a la vez. "¡Por favor paren! ¡Salgan de mi cabeza!" Con sus ultimas palabras, una ola de energía purpura visible emano de ella, empujando todos los objetos a su alrededor. Sus ojos ahora eran orbes que brillaban del mismo color de los cuales goteaba una niebla fina purpura. Su rostro se contorsionaba en dolor unos segundos después y cayó al suelo tomándose la cabeza y llorando.

Miro al Portavoz y sonrió al ver una expresión de asombro en su rostro. "Tiene el Don," susurro él.

"Así es," confirmo Saudia. "Y tenemos tres más como ella."

"A los Ancestros les gustara esto," dijo reverencialmente. "Deseo verlos."

"Se los mostrare," prometió Saudia, inclinando su cabeza. "Entonces podremos discutir los puntos mas finos de nuestra alianza."

"Un plan excelente," dijo entusiasmado el Portavoz. "Creo que esta alianza será beneficial para ambas de nuestras organizaciones."

"Me alegra escuchar eso," agradeció Saudia, escondiendo sus verdaderos pensamientos. Lo indico por el pasillo de las otras celdas. "Justo por aquí."