Holi! volvi a mis lectores muchas gracias, no saben lo bonito que es leer sus comentarios, de nuevo repito que uno los personajes no me pertenecen salvo los que se van a ir incorporando; también les recuerdo que no vi la octava temporada esta historia se va a ir separando del canon, asi que quedan advertidos.

A Ema14 espero que sigas la historia hasta el final! gracias por tu comentario.

A numbnut1975 que bueno que te guste la idea, lei un par de fanfics en ingles con esa tematica y me parecio muy injusto no tener uno asi en español, asi que aqui lo tienen :)

Ahora si su capítulo...

Jackie todavía no podía creer que esto en realidad estaba pasando, realmente había vuelto, a 1977 a cuando era joven e inexperta, donde no tenía idea de qué diablos quería de la vida más que ser la esposa de Michael Kelso.

Sin embargo, esa mañana cuando Donna llamó a su puerta con sus maletas en mano y una bolsa llena de revistas, lo único que Jackie pudo pensar era que era genial estar de vuelta y tener a su amiga con ella.

La pelirroja no había parado de hablar acerca de que había sucedido en la comisaría por el carro de Michael, que había tenido suficiente de los chicos y a pesar de que le gustaban las luchas creía que a Jackie le haría bien la compañía, la menor solo rio al escuchar su relato y golpeó levemente el lado izquierdo de la cama para invitarla a subir.

La más alta se acomodó a lado de su amiga y sacó el surtido de dulces y revistas, les hubiese gustado algo de música pero de momento eso era suficiente.

La señora Foreman se había dado sus vueltas de cuando en cuando pero en general habían sido ellas dos simplemente pasando el rato y hablando de cuando en cuando acerca de los chicos, sin embargo ambas muchachas estaban concentradas en su lectura sobre las 10 mejores formas de conseguir un buen beso francés cuando el golpe en la puerta las sacó de su momento.

-Jackie- se asomo la cabeza del padre de Jackie por la puerta.

-¿Papi?- la sorpresa en el rostro de la castaña era palpable, después de que arrestaran a su padre lo visitaba de tanto en tanto pero ella sabía que si bien su padre la quería él y Pam nunca fueron buenos padres, fueron padres por qué era lo que se esperaba de ellos no por que ser padres fuera algo que ellos quisieran hacer.

-Pequeña, me enteré de lo que paso ¿Cómo estas? ¿Qué dice el médico?- dijo su padre bajando su maleta al lado del sillón y caminando hacia ella.

La castaña miro a la pelirroja sin saber muy bien cómo reaccionar, esto no estaba en el guión, realmente esperaba que sus padres no estuvieran presentes como siempre, ¿qué coño había pasado?

-Emm, estoy bien, aunque el médico insiste en darle a mis tutores mi estado pero hasta donde entiendo estoy bien- dijo la castaña moviéndose inquieta.

-Osea que vine hasta acá y en realidad no era algo de vida o muerte- expresó el mayor haciendo una mueca, antes de sentarse un momento sobre el pie de la cama y mirar a su hija con algo de exasperación.

La pelirroja estuvo apunto de abrir la boca cuando sintió la mano de Jackie apretar la suya en una silenciosa petición de que se quedara callada.

-Supongo, yo les dije que no te molestaran- trato de que sonara como la Jackie de 16 que pensaría que la gente era tonta por tratar de contactar a sus padres cuando ella estaba en el hospital.

El mayor suspiro- En fin ya estoy aquí, voy a ver lo de tu reporte medico y me voy a la casa, tengo que regresar Nueva York lo más pronto posible, tal vez mañana o pasado a lo mucho, es una junta muy importante Jacks- dijo el mayor antes de estirarse para acariciar el cabello de su hija y salir de la habitación.

-¿Es enserio?- dijo Donna mirando a Jackie una vez que el mayor abandono la habitación, sin embargo la castaña estaba más concentrada en recuperar la revista, había buenos tips en este artículo que a la menor le interesaba.

-¿El qué?- dijo la menor acomodándose en la cama y sujetando la revista, fingiendo no entender a qué se refería la pelirroja.

-Tu papá solo vino por que pensó que te estabas muriendo- dijo la mayor intentando hacer contacto visual con la menor.

-Es muy probable, que sí- contestó ella antes de rascarse la nariz con desinterés.

-Jackie- la mayor apartó la revista de la castaña obligándola a mirarla - ¿Sabes lo jodido que es eso?

-Donna- la menor le sostuvo la mirada como si nada, el arte zen de Hyde estaba tomando el control de la situación como siempre cuando las cosas se le iban de las manos- No, no espero que lo entiendas pero así es la cosa con gente rica Donna, los padres difícilmente están, por eso te dan tarjetas de crédito- dijo ella con su voz de sabionda, esperando que la otra mordiera el anzuelo.

-Una mierda Jackie, no te lo compro, eso no es normal- empezó la otra con su voz irritada.

-Es normal para mi- la cortó la otra de forma tajante sin bajar la mirada pero elevando un poco la voz también- Las cosas no van a cambiar por que te enojes o yo diga pobrecita Jackie, pobre de mi, mami y papi no me quieren y están muy ocupados para mi, eso es lo que es y es lo que hay- dijo la otra encogiéndose de hombros y volviendo a tomar la revista.

La ojiazul la miró con sorpresa, por un instante ese discurso se había escuchado demasiado parecido al que Hyde solía decir cuando hablaba sobre su vida y Donna sabía bien cómo moverse desde ahí, esos comentarios eran señal de no presionar más el tema...

-Sabes… ¿Sabes que nosotros te queremos, cierto?- dijo Donna bajito antes de tomar la mano de Jackie.

-Claro que lo sé boba - la morocha le regaló una sonrisa genuina- no iluminaría sus vidas con mi presencia si no fuera así- dijo la otra riendo para si, por que esa clase de comentarios eran muy suyos a esa edad y le sabía raro a la Jackie de 25 años volverlos a decir.

La pelirroja se preparó para darle algún comentario mordaz, cuando el doctor junto al padre de Jackie entraron a la habitación.

-Bueno señorita Burkhart, en cuestiones de salud todo parece estar en orden, sin embargo, necesitamos otra tomografía para verificar los datos- dijo el doctor mirando a su progenitor.

-Lo que haga falta, el dinero no es problema- dijo el pelinegro sin inmutarse un poco antes de sentarse en el sillón amarillo.

-Disculpe pero ¿Verificar qué datos?- dijo la de ojos de colores mirando con un poco de aprensión al de bata blanca.

-Cosas con las que no tienes que ocupar tu cabecita Jackie, no lo entenderías de todas formas cielo- contestó su padre con indulgencia.

La menor apretó las sabanas, grandioso olvido que sus padres solo esperaban que ella fuera bonita, nada más que una esposa trofeo, como Pam, alguien que no diera demasiados problemas y a quien contentar con algún regalo caro, si de algo Jackie estaba agradecida era de que Steven la había hecho pensar y ver que en ella había mucho más de lo que los demás esperaban.

-La mamá de Eric es mi enfermera papi- el papi le supo a tierra en la boca- ella me lo puede explicar ¿Cierto?- miró al médico con sus mejores ojos de perrito mojado y perdido de bajo de la lluvia si eso funcionaba con Steven funcionaba con cualquiera.

-Asi es, ademas es natural que quieras saber qué pasa con tu cabeza linda- dijo el médico sintiéndose abrumado.

-Puedo ir a buscarla ¿Si quieres?- dijo la pelirroja a su amiga.

-Esta bien si mi amiga va por ella, así no lo hacemos perder su tiempo- dijo la otra inclinando su cabeza y batiendo las pestañas.

-Por...Por supuesto tengo algunos minutos- dijo el doctor viéndose superado por la situación.

-Doctor si es alguna molestia…-comenzó el padre de Jackie exasperado.

-Ninguna- contestó el otro, mientras la pelirroja pasaba a su lado con prisa para traer a la enfermera Kitty.

En cuestión de un par de minutos la señora Foreman estaba en el cuarto de la morocha, lista para traducir lo que hiciera falta, además de mirar con mayor interés del habitual al padre de Jackie.

-Muy bien lo escuchamos Doctor- dijo el castaño, antes de mirar su reloj con impaciencia.

-Pues sus tomografías muestran un crecimiento en su corteza cerebral prefrontal que es considerado anormal para su edad- dijo el medico revisando sus notas.

-¿Eso quiere decir que se va a morir o algo así?- Cuestionó el mayor mirando con más atención al médico.

-No señor Burkhart, como ya le había comentado no se encuentra en peligro mortal o nada por el estilo, solo que es un caso muy particular.

-¿Que quiere decir?- finalmente preguntó Jackie a la señora Foreman, después de intercambiar unas miradas con Donna.

-Bueno Jackie, linda, si no entiendo mal, significa que tu cerebro está más desarrollado que los chicos de tu edad- dijo la mayor acariciando con ternura el cabello de la castaña.

-Espere…¿cómo una genio a algo así?- Dijo Donna con un tono de voz que bien podría calificar como un grito.

-Tiene más que ver con su madurez y la forma en que toma decisiones que con su capacidad cognitiva- dijo el médico con calma.

-Osea no es lista- comentó su padre mirando a Jackie como si no la reconociera y si la morocha era honesta estaba apunto de lanzarle algo a su padre si volvía a abrir la boca.

-Soy inteligente- contestó la menor mordaz y de una forma poco propia de la Jackie de 15 años - El que te hayan hecho creer que una mujer puede ser o bonita o lista no quiere decir que no pueda ser ambas- la castaña miro con fuerza a su progenitor.

Todos en el cuarto se sorprendieron por el comentario y el tono de voz de la menor

-Precisamente por ese tipo de reacciones es que queremos asegurarnos de que todo esté en orden señorita Burkhart- Comento el medico mirándola con detenimiento.

-No estoy loca si es lo que trata de decir- dijo la otra sintiéndose cada vez más irritada.

-Jackie, nadie está diciendo que estas loca, solo queremos asegurarnos de que todo esté en orden- dijo Kitty viendo que las cosas se estaban descarrilando.

-Hagan lo que tengan que hacer- dijo finalmente su padre, recuperándose del impacto, su linda hija nunca le había contestado mal , salvo por alguna rabieta durante las compras.

-Esperamos que solo sea una inflamación , por que de lo contrario su hija tendría el cerebro de una persona de 25 o 26 años.

La castaña se movió incómoda en su cama, antes de sentir la mano de la pelirroja sobre la de ella en un refuerzo silencioso de que todo iba a estar bien.

-Muy bien, enfermera prepararla para la tomografía yo voy a avisar que vamos para allá- dijo como último el doctor antes de salir.

-Bien Jackie yo tengo cosas que hacer así que voy a casa, avísenme como sale todo cuando regrese por ti - dijo el pelinegro antes de tomar su maleta y salir como si la que estuviera en esa cama no fuera su hija.

Jackie suspiró, había que admitir que su padre era realmente bueno para eludir las cosas con las que no sabía lidiar o con las que no quería lidiar dependiendo a quien le preguntaras…

-Wow Jackie, tu papá es realmente un…- La pelirroja estuvo a punto de maldecir cuando recordó que la señora Foreman seguía en la habitación- un hombre ocupado- término con cierta incomodidad.

La menor se encogió de hombros, su padre siempre había sido así y apenas ahora comenzaba a entender por que ella era como era en su adolescencia, su vida era un asco y solo quería que el resto del mundo no le tuviera lástima.

-¿Te sientes diferente?- preguntó la enfermera mientras comenzaba a recoger las revistas en la cama de la muchacha.

-Algo- afirmó la castaña, si las cosas salían como esperaba no iba a tener que fingir tener 15 por que de acuerdo a la medicina ella no los tendría y eso sí que sería un alivio.

-Bueno yo voy a ver si Eric y los demás están de vuelta y a contarles cómo sigues- dijo la pelirroja con un gesto algo aprensivo.

-Voy a estar bien y hoy por la tarde es seguro que me dan el alta, así que tal vez mañana en la tarde me de una vuelta por el sótano- dijo la castaña dándole una sonrisa tranquilizadora a su amiga.

Después de ello Donna se fue y Jackie fue llevada a hacerse la tomografía, al final sus resultados eran solo una inflamación por el golpe, aunque Jackie sabía que no era así, su padre regresó por ella al otro día por que muy probablemente olvidó que tenía que haber ido por ella cerca de las 6 de la tarde y sin el consentimiento de su tutor ella no podía abandonar el hospital.

La castaña lo esperó ya vestida con unos pantalones acampanados de mezclilla una blusa de cuello de tortuga azul y una chamarra de color terracota, en la sala de espera con su maleta al lado.

El señor Burkhart, entró, miró un momento a su hija, pasó de largo y fue a la recepción a firmar los papeles. El medico le explico cómo cuidarla los siguientes días, para lo cual su padre pidió que le dieran una hoja escrita, para no olvidar nada.

Traducción: le iba a dar esa hoja a alguien más para que la cuidaran, Jackie rodó los ojos ella podía cuidarse sola, era básicamente una adulta, atrapada en su cuerpo a los 15 años. La morocha suspiró, había que jugar el juego y si era sincera ella llevaba las de ganar.

Después de unos instantes más su padre tomó la maleta de ella y le dio su mano para que se levantara, si todo el numerito de padre preocupado mientras hubiera gente alrededor-penso Jackie antes de salir para llegar al carro de su padre, este le abrió la puerta y ella subió; El mayor colocó la maleta de su hija en los asientos de atras y pasó al asiento del conductor.

El camino a casa fue silenciosos por decir lo menos, la morocha ni siquiera se molestó en hablar con su padre, sabía lo que pasaría a continuación no era tan difícil de deducir en realidad.

El padre de la joven estacionó el carro con prisa, salió del vehículo, bajó la maleta de su hija y sacó las suyas del maletero, miró su reloj y vio el otro auto aproximarse, un taxi.

-Dijiste que te quedabas hasta pasado mañana- murmuró la castaña saliendo del auto con calma, mirando a su progenitor sin verlo como quien ve a un chicle en la calle.

-Tengo otras cosas que hacer Jaquelin- dijo el mayor irritado- no tienes nada grave- sacó de su saco la hoja del médico con las instrucciones y se las entregó- y yo tengo juntas en Nueva York que no puedo retrasar.

-Eso veo, a todo esto ¿Cómo la contactaron?- dijo Jackie, con la certeza de lo que pasaría a continuación, interrogación periodística 101, cuando alguien tiene prisa o está enojado es más probable que conteste con honestidad.

-Una de sus amigas es enfermera en el hospital, le dijo que mi hija estaba en urgencias y ella me lo hizo saber, también fue su idea que viniera- comentó el mayor mientras le entregaba su maleta al taxista sin prestar atención a lo que acababa de salir de su boca.

-Debe de ser decente al menos por lo que veo- dijo más para ella que para su padre.

-Jaquelin Belula Bukhart- llamó su padre finalmente poniendo atención - no sé qué piensas que entiendes o qué sabes pero te garantizo que mi secretaria…

-Es muy eficiente- lo cortó la castaña.

-Hija, llamé a tu madre y ella va a venir a encargarse de todo de acuerdo- endulzó su voz el mayor al ver que el taxista comenzaba a mirarlos con interés.

La muchacha suspiró y asintio- esta bien papi - dijo la de ojos coloridos con cinismo en el papi que paso desapercibido para los demás.

-Se buena y no des más problemas, ¿si, linda?- dijo su padre antes de besar la frente de su hija y trepar al auto- te veo en unas semanas, las llaves siguen en el carro, te quiero- decía desde el taxi que comenzaba a moverse.

La menor solo movió la mano como despedida, antes de relajar el cuerpo una vez que estuvieron fuera de su vista- imbécil- murmuró para sí un tanto molesta, no es que ella no supiera cómo eran las cosas en casa, pero eran situaciones que ella hace mucho dejó de vivir y en su momento Jackie no había podido interpretar bien sus propias emociones, ahora no le quedaba la menor duda de que cada vez que su padre o su madre subían a un taxi no solo se sentía sola, si no también enojada y era algo que en su momento no había podido diferenciar… enojo que después desquitaba con los demás; Jackie hizo una mueca al empezar a entender otra parte de su comportamiento adolescente.

Jackie, suspiró y apagó el vehículo antes de sacar las llaves, cerró bien las puertas del coche y cargo despacio su maleta, el endemoniado papelito decía no cargar objetos pesados, su maleta calificaba como objeto pesado, gracias a dios una de las mucamas estaba en la puerta y corrió a ayudarla, Jackie le agradeció y le pidió que lo dejara en su cuarto, en cuanto llegó a su cuarto quiso reír y llorar.

Santa madre del amor hermoso, era el cuarto de una niña, ahora entendía por qué Steven siempre se burlaba de ella, era como si el unicornio rosa de azúcar hubiera vomitado por todo el lugar, todo tenía encaje y mucho relleno esponjoso. Diablos, los peluches no los veía desde que se mudó a Chicago, la verdad era que quitaba un poco el aliento todo era TAN rosa. Si, Steven tenía razón, había sido una niña muy mimada y muy malcriada.

Con calma se acercó a su tocador y miró su reflejo, primero lo primero, decidir cómo proceder desde aquí, si bien era cierto que había vuelto para tener una segunda oportunidad con el que esperaba se convirtiera en el padre de sus hijos, la Jackie de 25 años veía todas las posibilidades de tener 15 años de nuevo, ahora incluso el concepto de la escuela se veía diferente.

La primera vez que pasó por todo esto Jackie apenas tenía el título de la preparatoria cuando se fue a probar suerte, fue hasta los 80's que entendió cuál era la importancia de un título universitario, si bien escaló en el medio por su apariencia , le faltaban bases importantes, como narrativa periodística, incluso fotografia basica, clases a las que sí tuvo acceso en su momento y desaprovecho a lo salvaje, por estar detrás de sueños imposibles, como formar una familia con Michel, ese pensamiento tan solo hizo que la muchacha hiciera un gesto de asco que reflejo el espejo con prontitud.

Miro el vendaje que Kitty había colocado sobre su cabeza esa mañana, los puntos ya estaban bien cerrados pero aun iba a necesitar un apósito cada cierto tiempo para evitar infecciones, hoy era el ultimo dia del vendaje completo, después de tocar con calma las vendas y contemplar un rato sus ideas, suspiro, tendría que ser un cambio paulatino, ir por partes para que nadie sospechara de su repentino madurar, una vez satisfecha con su decisión miró su cuarto, ni de broma iba a seguir viviendo así, pero recordaba de donde venía el dinero de su familia y sabía que no tendría corazón para seguir gastando a diestra y siniestra, ese dinero no era suyo y nunca lo fue… necesitaba un trabajo.

La castaña se frustró y tapó su cara con desesperación, con el solo pensamiento de eso, no le desagrada trabajar, al menos de su profesión nunca ha tenido problemas con sus jornadas, pero a los 15 años, recordaba lo que era trabajar como demostradora de queso, el uniforme era humillante por decir lo menos, pero era eso o usar dinero de gente que no tenía la culpa de sus cuentas bancarias.

-Señorita Burkhart- llamó una de las mucamas, la puerta antes de abrirla- Su desayuno esta listo y es hora de sus medicamentos.- informó antes de esperarla- ¿Le gustaría que desempaque su equipaje?- agregó antes de comenzar a levantar su maleta sobre la cama.

-Gracias, es Laura ¿verdad?- dijo la castaña mirando por el espejo, a lo cual recibió un asentimiento por parte de la mucama de ojos verdes- Disculpa si estoy algo dispersa con los nombres todavía, estoy algo - señaló su vendaje y rió un poco para sí- siendo observada con sorpresa por la muchacha de cabello rubio, de unos 21 años y uniforme de servicio.

-No hay problema señorita- dijo la otra intentando contener su sorpresa- fue cuando Jackie recordó que nunca las llamaba por sus nombre a sus 15 años Jackie solo decía- Oye tú, has esto- rayos de verdad era una plasta cuando quería, la castaña volvió a suspirar y cubrirse su rostro con frustración.

-Jackie, dime Jackie y también las demás, por favor, solo recuerda anunciarte antes de entrar a la habitación- dijo antes de sentarse frente al tocador y sujetar su cepillo, rosa, si siempre fue su color favorito pero esto era una exageración.

-Como usted diga Señorita- murmuró la rubia mientras se movía por el guardarropas de la joven.

-Voy a darme un baño en la tina, puedes ver que alguien lo prepare por favor, y si fueras tan amable de guardar los peluches en algún otro lugar, tambien que alguien te ayude a cambiar los edredones me parece que tengo unos blancos, me gustaría usar esos hoy- dijo la muchacha con su voz normal, mientras cepillaba su cabello, se veía y se sentía sucio hizo una mueca frente al espejo que no pasó desapercibida por la mucama.

-¿Hay algo malo con sus sábanas? las acabamos de poner- dijo la rubia sorprendida, a la castaña casi no le gustaban sus edredones blancos y siempre pedía los rosados o los lilas.

-No sé que opines tú Laura pero después de estar un tiempo en el hospital me di cuenta de que esto se ve demasiado rosa ¿no crees?- dijo con una sonrisa de lado.

La rubia tuvo que hacer un esfuerzo mayúsculo por no reírse, pues era un comentario que se decía mucho entre el servicio- Definitivamente es… rosa, señorita- concluyó la mucama.

-Mi punto exactamente es MUY rosa, y los peluches simplemente son muy…-

-Infantiles- término por ella la rubia antes de cubrirse la boca con sorpresa- Yo...discúlpeme señorita no fue mi intención- quiso decir la ojiverde, pero la interrumpió la risa de la castaña.

-Correcto, son demasiado infantiles, si alguna tiene sobrinos o hijos… se los pueden llevar, creo que a mi ya no me sirven- dijo la muchacha antes de levantarse y caminar para salir- ¿Recuerdas todo lo que te pedí?- miró a la rubia con calma.

-Sí señorita, fuera peluches, edredón blanco y preparar su baño, ¿necesita que la ayude para lavar su cabello?, imagino que no puede mojar su herida- dijo la muchacha como un soldado quien le da cuentas a un superior.

-Si, por favor, sabía que se veía sucio- dijo la castaña antes de negar con la cabeza- si también me puedes ayudar a cambiar las venas, solo por si las dudas, en caso de que se moje- dijo la castaña recargada contra la puerta.

-Por supuesto, en cuanto termine de desayunar la espero en el cuarto de baño- dijo la rubia regalandole la primera sonrisa que le había visto a alguien de servicio desde que era niña.

-Gracias Laura- y la morocha salió, dejando a una muchacha muy, muy sorprendida, como si entrara a dimensión desconocida.

Después de su desayuno, su baño y su cambio de ropa, Jackie comenzaba a sentirse un poco más como ella misma, un poco más habituada a ese cuerpo de adolescente. Quiero decir, a su cuerpo aún le faltaba desarrollarse bastante, le falta el último estirón que dio a los 17 casi 18 en donde creció entr centímetros, sus caderas todavía no crecían y sus pechos eran un chiste, si era honesta extrañaba su cuerpo de mujer, pero comenzaba a entender por que uno de los apodos de Steven para ella era muñeca, enserio era diminuta y delicada como una muñeca.

Mientras se arreglaba para verlos, pensó cómo esconder el vendaje de su frente, y entonces lo recordó, su madre le había comprado dios sabe cuántas bandas para la cabeza, alguna haría el truco. Abrió uno de los cajones del tocador y ahí estaban, bandas de colores, de tela fina listas para usar, si ella recordaba bien esas bandas nunca habían visto la luz una que otra termino en manos de Donna, pero las demás se quedaron en ese cajón hasta incluso después de que ella dejará la mansión.

Jackie caminaba por su cuarto sosteniendo las dos bandas finalistas contra la luz, una de color beige y una de color azul pastel, con detalles circulares blancos, sin que de momento le preocupa el frío de Wisconsin, cubierta momentáneamente con una blusa color crema de manga larga, su ropa interior azul y unas pantimedias, su cabello estaba sostenido en una toalla que cubría los tubos de proporciones enormes con los cuales estaba peinando su cabello, el vestido de corte "v" profundo de color marrón, de tela de pana estaba extendido sobre su cama, junto a las botas largas de color marrón a juego, ropa que en su momento compró pero nunca uso porque, prefería la estúpida camiseta de arcoiris, en serio era una niña jugando a ser grande cuando había tenido 15 años, finalmente se decantó por la banda beige con detalles dorados, la puso sobre el tocador y prosiguió para vestirse.

El outfit era coqueto y le quedaba bien a su cuerpo, le hacía ver las piernas más largas por el tacón ancho de sus botas, el vestido era algo corto al muslo pero esa era la idea. Antes de salir soltó su ya seco cabello y dejó que las ondas cayeran libres sobre su rostro, lo cepilló para que no se vieran tan apretados los caireles y se vieran más naturales y ató con cuidado la banda sobre su frente y principalmente sobre su vendaje, dejando caer los dos extremos del lado izquierdo.

Se hizo un maquillaje sencillo, su base, máscara y su brillo de fresa, tenía que conseguir el de piña colada, era el favorito de Steven aunque el dijera que le molestaba, sacó de su ropero un saco largo de color beige de tela gruesa y caminó con calma hacia la puerta para bajar por las escaleras, normalmente se iría caminando pero tenia el carro y pocas ganas de querer sudar cuando recién se había terminado de bañar y el carro de papá tenía el tanque lleno, la muchacha sonrió con malicia para ella y salió de la mansión rumbo a el único hogar que había conocido durante su juventud.

De nuevo gracias por leerlo, mi beta y yo les mandamos mucho amor y no voy a dar tiempo de cuando voy a publicar por que seria mentirles feo, pero lo juro esta historia no la suelto!