CARTAS

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Si bien constantemente había considerado la soledad como su mejor aliada, en aquel viaje de redención analizó su situación desde la tranquilidad de la admiración. El aislamiento prolongado podía convertirse en un enemigo vicioso, sobre todo cuando significada un castigo autoimpuesto.

La casta en su estirpe tenía cierta afinidad por aquello, no lo podía negar. Desde cualquier perspectiva si existían personas que pudiera soportar la dureza de la incomunicación, eran indudablemente los miembros del clan Uchiha. Y es que en sus venas fluía una autocomplacencia muchas veces responsable de sus equivocaciones. Demasiado orgullosos como para confesar sus sentimientos y excesivamente autosuficientes como para extrañar la compañía, sus vidas habían sido forjadas en el acero del temple más estricto, podían soportar las investiduras sin titubear ante los frenéticos latido en sus corazones. Incluso en las noches más intolerables, la compañía humana parecía haber decrecido en valor sustancial hasta el espacio de lo insignificante cual quimera desahuciada.

Sasuke meditó aquello mientras se preguntaba la definición que su padre tendría para él.

¿Acaso sentiría orgullo de su búsqueda existencial? ¿O simplemente lo calificaría como un muchacho asustado ante los acontecimientos ocurridos en su corta vida? Porque a decir verdad, lo que buscaba no parecía tener lugar en el mundo, sus objetivos se encontraban fundidos en su interior. Aquello era un hecho desde el primer momento en que declaró a Naruto vencedor. La cuestión era, cómo hallar dentro de él esa pieza faltante en el rompecabezas de su existencia.

Durante los primeros meses de viaje recorrió la periferia del mundo conocido, se encontró a sí mismo en la mirada de huérfanos, se topó con su amigo en el rostro de muchachos esperanzados y visualizó a su hermano en cada hombre dispuesto a proteger al indefenso; pero incluso aquello no lograba satisfacer su desdicha. Existía en su interior una agria insatisfacción respecto al lugar que ocuparía su persona en aquellos espejismos. ¿sería como Naruto, el hombre que no pierde la fe en la humanidad? ¿sería su hermano apostando por los inocentes? ¿ o simplemente era que su lugar en el mundo parecía estar ligado a rasgos en su persona que aún no acababa por advertir?

Había remediado las cosas en Konoha y confiaba en Naruto para la recomposición del mundo Ninja. Sin embargo y aun sabiendo que en el exterior no encontraría paz alguna, la sola idea de pisar nuevamente la frontera del País del fuego parecía descomponer su ya taciturno ánimo. Y más extrañamente aún, aquel sentimiento parecía una conmoción vivida con anterioridad.

Se asemejaba al áspero sabor del miedo. Un miedo que no recordaba haber sentido luego de su afiliación con Orochimaru. No pueden existir titubeos en quién sostiene sobre sus manos los hilos de su propio destino. No puede existir miedo en quién ansía destruir lo establecido.

Palabras que se repitió incansablemente a través de los años para solventar la firmeza sobre su noble espíritu.

Definiciones que poco se asemejaban a quién creía ser tres meses después de haber iniciado su viaje hacia la redención. Ya nada quedaba de su egocentrismo desmedido, tal vez sus temores se relacionaban con la perdida de sus alas. Un halcón sucumbido a una vida terrenal, a la que siempre debió pertenecer, debe acostumbrarse a caminar con sus propios pies abandonando las alas que una vez lo encarcelaron. Tan desubicado sobre la tierra que cualquiera podía notar el tambaleo en su marcha. O eso sentía cuando la gente evidenciaba su dicotomía ocular. Cuando tras dos semanas tuvo que deshacerse del símbolo en su espalda para evitar confrontaciones innecesarias respecto a su responsabilidad en la guerra. Porque no podía culpar a las personas de su confusión.

¿Era un ninja renegado? ¿Era un aliado? Ciertamente lo único verdadero era que no se consideraba a sí mismo un Shinobi de la hoja. Su responsabilidad iba atada a la villa y a las personas que en ella habitaban y no ligada a las órdenes de un Hokage.

" Sasuke-Kun

Dónde sea que estés, espero no olvides el camino a casa.

H.S. "

Había sido la primera carta recibida luego de cuatro meses en completo y voluntario destierro. Responder sus recados jamás había sido una alternativa. No porque no valorara la intención, así como también apreciaba los mensajes mal escritos y torpes enviados por su amigo. Sino más bien porque repasar en Sakura no era una iniciativa propia de sus pensamientos, menos cuando al leer los escritos únicamente se plantaba en su mente el significado de aquellas palabras y no la visualización de su emisora.

¿Acaso había olvidado el camino hacia Konoha?

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Cuando hace exactamente un año, Sasuke abandonó la aldea dejando la ilusión sembrada en el corazón de la chica, Sakura jamás pensó que con el pasar de los días su mente tomaría caminos complejos intentando resolver el nudo en su pecho; Trabajó incansablemente en el proyecto de salud guiado por Tsunade, trabajó en el Hospital como voluntaria durante sus días libres, trabajó en misiones de todos los rangos con tal de no permanecer en su casa, y por supuesto, trabajó eufóricamente recomponiendo la aldea ladrillo a ladrillo y es que para ella, desde muy joven, el trabajo abnegado se había convertido en una pasión adictiva. Porque además era un hecho, cada día durante sus cortos minutos de tranquilidad, sus pensamientos divagaban en aquel tenue "tal vez".

Sólo un mes, pensó cuando al observar el calendario notó la marca sobre el día 31. A decir verdad, tras haber vivido tantos años lejos de Sasuke y con la aldea absolutamente en reparaciones, a su alrededor no existían muchos objetos que le recordasen su presencia. Sin embargo, no podía evitar que su corazón palpitara más de prisa cada vez que su mirada se desviaba hacia la frontera.

¿Cuánto tarda un corazón en curar sus heridas?

Fue el cuestionamiento que una vez Tsunade formuló repentinamente, dejándola sucumbida a la incertidumbre. Inevitablemente, en aquel entonces, su mente tergiversó de mil formas las diferentes respuestas a la interrogante.

- Dependiendo de la herida, hay corazones que nunca logran recobrar sus latidos. - Había susurrado su maestra mientras desviaba la vista hacia el atardecer enmarcado entre las nubes.

Si eso era cierto, pensó la pelirosa apoyada en las barandas de la azotea sobre el Hospital; Si eso era cierto, entonces Sasuke podría permanecer una vida entera fuera de Konoha en un vano intento por recobrar las palpitaciones de su corazón herido.

Tres meses. Tres meses en los que parecía haberse acostumbrado a la extraña sensación producida por la ignorancia. Antes, Sasuke era desertor. Antes, Sasuke estaba con Orochimaru y tras cumplir sus objetivos regresaría a la aldea. Antes, sentía un dolor diferente. Pero en aquel instante, pretendiendo descifrar sus sentimientos, únicamente halló un vacío espeluznante. Y es que probablemente era muy joven para esperar una vida entera junto a un hombre, pero una negativa hubiese sido mejor que abandonarla en la condena de la espera, sobre todo cuando el Uchiha se caracterizaba por hacer del tiempo un espacio sin orden establecido. Donde los años lejos de su hogar aparentaban transcurrir cual agua entre sus dedos, mientras que para ella cada segundo parecía la agonía de la asfixia ante la impotencia de la incertidumbre.

Cuando decidió escribir aquel primer mensaje, sopesó las posibles consecuencias de sus actos y los hechos a los que debía abstenerse. Sasuke no respondería. Jamás. Y de alguna forma aquello no terminaba por desilusionar su esperanza.

- Eso no es saludable – había expresado la rubia con el ceño fruncido.

Sakura dudó unos minutos sin comprender el contexto.

Sentada bajo un toldo verde fuera de la tienda de los Yamanaka, acompañaba a su amiga mientras ésta intentaba recuperar la elegancia perdida tras la destrucción de su local.

Su mirada fija en el estanque de Lotos, ciertamente no parecía aportar en la reparación de la terraza.

- Sabes a qué me refiero –soltó Ino sentándose frente a su amiga.

- Eso no es así. – Se apresuró en responder - solo me preocupa.

Un sentimiento parecido al enfado se postró en su buen ánimo. –No lo entenderías- agregó.

- A ver, llevas cinco meses añorando su presencia en cada situación de tu vida. –regañó la rubia sin una pisca de consideración.

Sakura abrió la boca para contestar sin embargo se ahogó en la incompetencia de su propia declaración.

- Según lo que entiendo, se marchó para lidiar con sí mismo. Ambas sabemos que no es un santo.

- Es Sasuke- kun de quién hablas, cerda – refunfuño Sakura interrumpiendo la palabrería.

- Es de ti de quién hablo, ¿Has pensado en tus propios asuntos inconclusos? ¿En calmar tus propios demonios? - soltó la muchacha mientras su voz crecía conforme las palabras salían de su boca- y la verdad, encuentro bien que se haya marchado. Es lo mejor que lo he visto hacer.

- ¿Cómo puedes decir eso? – Cuestionó la pelirosa exasperada inclinando su cuerpo sobre la mesa- este es su hogar.

- Fue su hogar. – Declaró Ino fríamente- Y si vuelve entonces que se encuentre con una mujer a la que no desearía volver a dejar.

El silencio solo fue fragmentado por la exacerbación en sus respiraciones.

- ¿Segura soy yo la que no ha podido superar sus demonios? ¿Que te aterra por las noches? - susurró Sakura antes de salir indignada de la florería.

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" Sasuke – Kun

No hay paz para ninguno de nosotros.

No habrá paz mientras sigamos huyendo de ella.

H.S. "

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Recordó aquello mientras con los brazos cruzados frente a su pecho, escuchaba los planes planteados sobre la mesa.

- … El problema en el País del Agua, es que posee un territorio muy extenso. – comentó el pelinegro.

Sakura sin embargo, se mantenía abstraída en sus pensamientos. Habían permanecido largos rato discutiendo los pasos a seguir y sin querer en algún instante dentro del alboroto, mientras fijaba descuidadamente su vista sobre los hombres a su lado, su mente comenzó a divagar en los extraños acontecimientos relacionados con su inestable relación a lo largo de los años.

Naruto por su parte era sin dudas su mejor amigo, por quien daría su vida sin pensarlo dos veces, la única persona en quien encontraba dulzor cuando todo a su alrededor parecía un amargo trago del destino. El muchacho se había ganado aquel lugar en su corazón a puro esmero y valentía; pero Sasuke por su lado, ya no era el mismo y a ciencia cierta ya no podía definirlo sin caer en la imaginación. Apostaba por su buen corazón y ponía las manos al fuego por sus buenas intenciones, pero incluso el amor que le juró en el pasado parecía temblar ante el anónimo frente a sus ojos.

¿Qué había cambiado?

Una interrogante difícil de establecer, y es que probablemente jamás había podido fijar una definición exacta para el Uchiha. A pesar de sus sentimientos hacia él, los cuales innegablemente comenzaron superfluos ante el claro atractivo del pelinegro, y que posteriormente convergieron en la atracción hacia lo imposible en una mezcla de platonicidad con admiración y un respeto hacia lo que significaba su presencia, inteligencia y pureza en índoles superiores a cualquier hombre conocido. Sentimientos que se encontraban suspendidos en el aire de la incertidumbre producto de una descubierta nueva madurez emocional en la cual no había espacio para amores imposibles, no al menos cuando a su alrededor todas sus amistades parecían haber hallado su lugar en la vida mediante sentimientos positivos. Incluso Naruto parecía haber encontrado en Hinata el sustento emocional que tanto anheló poseer en su corazón. Pero con Sasuke la cosa era distinta, nada se podía dar por hecho tan solo con una tarde de animado compañerismo, eso lo había asimilado a tropezones. El Uchiha más que nunca tendía a ser indescifrable y misterioso.

Lo peor era comprender lo aterradoramente atractivas que resultaban todas aquellas nuevas definiciones.

- Entonces partiremos al amanecer – repitió Naruto sin intentar ocultar la emoción en sus palabras- creo que ya es hora de irnos.

El Uchiha asintió mientas guardaba el mapa entre sus ropas. Después de una rápida ojeada a la pelirosa, en lo que parecía una silenciosa despedida, simplemente siguió al rubio hacia la salida.

La muchacha caminó tras los hombres rumbo a la puerta. Sus brazos cruzados sobre su pecho expresaban claramente que algo la preocupaba. Eso al menos pensó Naruto en los últimos 10 minutos de silenciosa observación. Lo que sea que pasara por la mente de la chica, parecía mantenerla iracunda cual volcán en erupción.

- Sasuke – kun – llamó la mujer fracturando el hilo de nervios en el que se había transformado la mente del Uzumaki.

Naruto abrió rápidamente la puerta, únicamente volteándose un segundo antes de cruzar el umbral para detenerse a observar como el pelinegro, sereno cual temple de hierro, se giraba para detenerse a unos metros de la salida; hace unos años hubiese espetado por qué no era su nombre el que había salido de los labios de la chica, sin embargo, ya habiendo adquirido cierta adultez, comprendió que al menos para Sakura, aquello sería un espacio de necesaria intimidad, aunque para Sasuke significara nuevamente la incomodidad de lo ya oído.

La chica lo observó sin titubeos. Frente a frente y con la atención únicamente puesta en su varonil aspecto, desarmada en dudas y suposiciones, mantuvo su mirada inamovible esperando una contestación.

Se preguntó qué transitaría por la mente del muchacho, qué sentimientos tenían lugar en su corazón después de un año de reflexiones.

- Será en otro momento – habló el Uchiha enfrentando el esmeralda frente a sus ojos.

La pelirosa caminó rápidamente para interponerse entre Sasuke y el exterior, considerando el espacio entre sus cuerpos suficiente para abarcar el mundo entero. Porque así era, la poca distancia que los dividía alcanzaba para instaurar un hecho nuevo sobre la mesa, ambos habían cambiado y las consecuencias de ello eran imposibles de predecir.

Lo observó removerse incomodo con claras intenciones de salir disparado de aquel pequeño recibidor.

- Solo una pregunta – aclaró la mujer – ¿pensabas alguna vez regresar?

El Uchiha mantuvo su mirada fija sobre la chica, únicamente respondiendo tras largos segundos de completo silencio.

- No. – soltó en una monótona sinfonía bien reconocida. Si, Sasuke no había cambiado lo suficiente como para adornar la verdad.

La mirada de Sakura descendió lentamente analizando cada aspecto físico del muchacho mientras la tristeza afloraba como una definición corta para precisar su decepción.

Se apartó del umbral sin intenciones de ocultar un nuevo sentimiento de frialdad plasmado sobre sus facciones antes siempre cordiales.

- Nos vemos. –pronunció mientras abría la puerta invitándolo a salir.

Un año había sido tiempo suficiente para comprender que sus anhelos parecían fantasías injustificadas.

La vergüenza invadió su pecho. Sasuke jamás la amaría y de alguna forma aquello no le parecía molestar. Después de todo era mejor el rechazo a la incertidumbre de una ilusión sin fundamentos.

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Caminó firmemente hasta el cuarto rentado en un apartado de habitaciones frente al límite de la aldea; maldijo mentalmente mientras cerraba sonoramente la puerta.

Ya lidiar con los problemas a su alrededor convertía el panorama en una nebulosa gris como para además tener que enfrentar a la pelirosa en una confrontación de confesiones a la que nunca terminaría por acostumbrarse. No porque le afectara la situación, sino más bien por lo incomodo que se encontraba al recordar aquel toque sobre la frente de la muchacha. Había fluido naturalmente debido a la familiaridad que aquella mirada le entregaba, más aún después de haberla escuchado nuevamente dispuesta a iniciar un viaje junto a él, le pareció por primera vez estar observando a Sakura como la mujer en la que realmente se estaba convirtiendo. Pero aquella evocación no alcanzó a perdurar más allá de un par de kilómetros y en su mente la imagen de la pelirosa no llegó a trascender en aspectos profundos como sí lo hicieron las visualizaciones de su hermano y de Naruto.

Para ella, simplemente correspondía un gran espacio vacío de suposiciones.

Por eso, cuando la muchacha lo encaró de una forma tan frontal acorralándolo entre cuatro paredes, no se atrevió a declarar las incansables veces en las que estuvo a punto de regresar hacia Konoha, porque sabía, ella indudablemente relacionaría aquello con un sentimiento correspondido que él ni siquiera había tenido tiempo de meditar. Y es que las mujeres tenían un significado confuso dentro de sus pensamientos. Siempre habían estado presentes de una u otra forma a lo largo de los años. Había amado a su madre y la consideraba la mujer más importante en su vida, pero después de aquel sentimiento no existía un punto de comparación adecuado.

Tal vez alguna vez había querido restablecer su clan, con todo lo que aquello suponía, pero siempre pensó en aquel instante como un hecho bastante lejano; Ya ahí, en la soledad de una habitación adornada con una simple cama y un ventanal que a duras penas soportaba la lluvia, definitivamente no tenía idea de qué implicancias conllevaba restablecer un clan ni muchos menos si era una decisión que estaba dispuesto a tomar. Más aún, lastimar a Sakura podía significar un error imperdonable, más cuando ya había probado las repercusiones de una simple despedida afectuosa. De cualquier forma, no era un tema en el que tuviera intenciones de ahondar. No lo había hecho en los últimos 12 meses y mucho menos lo haría en aquellos momentos de obligada reflexión. Antes, aún quedaban muchos aspectos inconclusos con él mismo que debía resolver para afrontar cualquier decisión sobre su futuro.

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"Sasuke- kun.

Lamento mi anterior mensaje.

Únicamente escribo para que no olvides lo mucho que te apreciamos.

Sé que no has olvidado el camino hacia Konoha, en caso contrario, recuerda que todos los caminos terminan en casa, o eso dicen mis padres.

Si tienes oportunidad lo podrías averiguar.

H.S.

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Hola!

Perdón la demora ¡! La verdad me he sentido muy bajoneada durante este último mes por muchos asuntos personales de una carga emocional súper importante. A veces extraño cuando mis mayores problemas se centraban en el desamor Ufff

Jamás jamás dejaré una historia a medias porque antes que todo soy una lectora apasionada de fanfiction ¡! Así que aunque debido a mi estado anímico mis historias puedan fluctuar hacia ámbitos depresivos y leentos jaja aquí estarán lo más luego que pueda!

Sasuke no puede querer regresar a Konoha por Sakura, porque no puede ansiar algo que no conoce. Creo yo, y la verdad tenía muchas ganas de expresar esta confusión en sus cabezas. Necesaria y humana porque el amor no es parejo ni carente de desniveles. A veces se mezcla con duda, miedo, negación y el autodescubriento y ... el rechazo y etc.

Tengo escrito el siguiente cap. Así que lo editaré rápidamente con mis ocho manos. igual ya me cansé de tanta palabrería! queremos caricias Dios mio! ¿quien mas quiere acción? jaja

Ya hablando en serio ¿les gusta como están planteados estos personajes? debo decir que escribir Sasuke adulto / Sasuke joven me confunde AJAJJA yo los noto diferentes wua espero que igual se percaten de sus diferencias (el joven está más traumado) jajaj

GRACIAS POR LEEER! NO OLVIDEN DEJAR SU COMENTARIO (me hacen feliz feliz)

Abrazos!