AGUA
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El país del agua podía ser un lugar complicado. Partiendo por la presencia de la Aldea oculta entre la Niebla. Una nación que pese a sus esfuerzos por blanquear el oscuro pasado de sus orígenes, parecía mantener cierta atmósfera siniestra no solo en su aspecto geográfico, sino además en los extraños miembros que la conformaban. Después de todo, los asesinos más despiadados se habían forjado entre los muros de sus fronteras.
En condiciones normales les hubiese llevado tan solo 4 horas de caminata ligera, sin embargo, debido a la inclemencia climática, caminar bajo la lluvia se había transformado en un completo desastre. Alargando su marcha a las 6 horas más rígidas e incomodas jamás imaginadas.
- Somos los tres nuevamente. – comentó risueño cerca del oído de la muchacha en un último intento por apaciguar el humor de la chica.
Sakura giró levemente su rostro para observar al pelinegro tras ellos.
- Estoy animada– musitó adelantando su paso a unos cuantos metros del Uzumaki.
Naruto saltó los charcos de agua para retomar su lugar junto a la pelirosa.
- Sí, ya veo –ironizó cabreado fijando nuevamente su mirada en el camino frente a sus ojos.
Su paso se fue aligerando al observar como el nivel del agua subía a medida que se acercaban a la frontera con el País del agua. De pronto se encontraron sumergido hasta los tobillos en lagunas cada vez más profundas; Saltaron sobre los arboles a su alrededor para visualizar el camino a seguir, sin embargo, no alcanzaron a sopesar lo observado cuando la pelirosa ya había comenzado a hiperventilar ante la panorámica frente a sus ojos.
El país del agua era un desastre muy diferente.
- No puede ser… - se atrevió a susurrar la muchacha antes de saltar unos metros hacia las cercanías de la aldea.
Desde su perspectiva el horizonte era una gran mezcla de colores azulinos donde el cielo y la tierra se mezclaban en lo que parecía un gran charco de agua; rápidamente los muchachos salieron de su estupor para seguirle el paso, preocupados por los complejos rumbos en los que se tornaba su ya difícil misión.
Sin ninjas que custodien la frontera y con las calles absolutamente desiertas, parecía una ciudad fantasma. Las luces de las casas parpadeantes y las puertas cerradas con tablones parecían indicar que el tiempo se había detenido ante el inminente desastre de la enfermedad.
Caminaron veloces hacia un bullicio lejano encontrando tiendas de campaña en plena intemperie, de las que únicamente parecían desprenderse lamentaciones y llanto.
Se acercaron sin esperar invitación adentrándose sigilosos en las improvisadas carpas.
- Aléjense de los enfermos. –susurró Sakura firmemente tras analizar el complejo panorama dentro de las telas.
Su vista se posó sobre las camillas atestadas de gente y los enfermos cuidándose unos a otros en un suelo inundado entre lodo y charcos de agua que se mezclaban con sangre y desechos de toda índole.
- Debemos encontrar a la Mizukage –agregó la chica observando preocupada a sus compañeros- no veo médicos en este lugar.
Sasuke fue el primero en abandonar la tienda. Los edificios cilíndricos parecían haberse desgastado desde la última vez que había pisado aquellas tierras; cerró los ojos frustrado al recordar el poco amistoso recibimiento de los líderes de La niebla. Los Uchiha jamás serían bien recibidos en aquellas tierras y mucho menos él, no al menos después de su enfrentamiento en la reunión de los Kages. La Mizukage realmente podía ser una mujer rencorosa.
Bruscamente una voz familiar lo sacó de sus cavilaciones.
- ¡Es Chojuro! – exclamó Naruto apresurándose hacia el muchacho.
Tras él joven y cubierta con una gran capa azul, Mei se encontraba dando órdenes a quienes parecían ser los únicos ninjas disponibles en aquella aldea.
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Se les había otorgado una pieza disponible en una de las tantas construcciones alejadas del perímetro en cuarentena. La habitación compuesta por un espacio lo suficientemente amplio para albergar tres tatamis tradicionales, había reunido a los hombres frente a un improvisado brasero para discutir los pasos a seguir. Sin embargo, les resultaba imposible realizar un planeamiento si Sakura simplemente había desaparecido durante los días posteriores a su reunión con Mei.
La puerta corrediza del apartamento se abrió dando paso a una fatigada pelirosa.
Dos razones de peso eran suficientes para no haber querido ni pisar aquellos tablones; primero que todo había demasiado trabajo por hacer en cada tienda de campaña. Y segundo, enfrentar a sus compañeros le provocaba a una sensación terriblemente ambigua. De sobra experimentaba la frustración de permanecer entrampada en una aldea que no aportaba absolutamente nada a su investigación.
Las palabras de la Mizukage habían sido concisas.
- La aldea de la niebla se fundó mucho después que las otras aldeas, y el país del agua ha permanecido bastante segregado a lo largo de los años. No sé nada sobre sus cuentos, pero adelante, pueden investigar por sus propios medios.
Y aquella había sido la última vez en que había mantenido cierto interés por su difícil misión. Después de ello, había decidido enfocar sus energías en ofrecer la ayuda médica que tanta falta hacía.
- ¡Sakura-chan! ¿estás bien? – cuestionó el rubio parándose rápidamente de su puesto frente al Uchiha.
La muchacha asintió retirando su abrigo antes de unírseles junto a la cocinilla en busca de un poco de calor.
- Lamento haberme ausentado… -comentó frotando sus manos frente a su boca- ¿han descubierto algo?
Naruto meneó la cabeza desalentado mientras el pelinegro simplemente se levantó rumbo a su esquina asignada para pernotar. No deseaba mantener aquella conversación, no al menos hasta que su ánimo recobrara la calma.
- Realmente lo siento, muchas personas han muerto. No me puedo marchar de este lugar. - susurró la muchacha sin intenciones de discutir.
El Uchiha bufó ante aquellas palabras.
- Nuestra misión es salvar a los vivos. – decretó intentando contener la marea de razones por las cuales permanecer en la Aldea de la Niebla era un completo error.
- Esta gente aún está viva ¿esperas que los abandone a su suerte? – recriminó Sakura observando el fuego frente a su rostro.
La tensión se instauró en aquel cuarto, únicamente sus respiraciones y el flameo de las llamas opacaba el incómodo silencio.
El muchacho avanzó hacia Sakura deteniéndose a tan solo unos pasos de la chica. La observó temblorosa y delgada, con el cabello goteante y el rostro brilloso.
- No estás preparada para una misión de este tipo – soltó retomando sin demoras su camino.
Sakura paralizó súbitamente su respiración ante la impresión que produjo en su interior el eco de aquellas palabras y lo explicito en su significado. El recuerdo de Sasuke apoyando su función en el equipo durante su indecisión frente a Kakashi, removió su autovalidación y las propias definiciones sobre su persona. Sin embargo, un par de asuntos se mantenían bien claros entre las conjeturas de su aturdimiento.
- Para todos no es tan fácil ser impasible ante los sentimientos ajenos -susurró lo suficientemente fuerte para provocar un respingo en el rubio sentado frente a ella- Una cosa es haber sufrido por quienes fueron importantes en tu vida, y otra muy distinta es conocer de empatía – soltó mordaz.
- ¡Hey! – exclamó Naruto compungido – solo han sido tres días, aún estamos a tiempo...
Sasuke resopló sintiendo como su mandíbula se tensaba a medida que las palabras de desprendían guturales desde lo profundo de su frustración.
- Partiré al amanecer – sentenció severo- no me retrasaré más tiempo en este lugar.
Naruto observó a Sasuke mientras sentía como la adrenalina afloraba desde su estómago. Caminó hacia él con las uñas clavadas en sus palmas y se detuvo únicamente cuando el pelinegro lo fulminó con la mirada.
- Permaneceremos juntos. – estableció seriamente el Uzumaki- somos un equipo.
- Déjalo. – indicó la pelirosa- Siempre pensé que en este punto Sasuke se llegaría a interesar mínimamente por mi bienestar, ahora entiendo que mientras cumpla sus objetivos, mi presencia y mis intereses continúan siendo insignificantes frente a sus ojos – agregó.
El pelinegro giró sobre sus talones para caminar repentinamente hacia la puerta de salida. De pronto pareció que su organismo ardía como el mismo infierno.
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La terraza techada cubría lo suficiente para proteger su cuerpo del agua, sin embargo, el frío calaba profundo a través de sus ropas. Sus extremidades entumecidas lograron serenar el cúmulo de pensamiento rondantes por su cabeza.
Lo directo del enfrentamiento pareció más preciso que un ataque cuerpo a cuerpo. Meditó indignado en aquellas palabras. Ciertamente no se consideraba a si mismo digno profeta de la empatía, sin embargo escucharlo a través de Sakura había removido su cuerpo como una buena estocada en el estómago; Pensó que hacía las cosas bien, creyó que al fin encontraba el camino hacia la rectitud, más aún, pese a todo lo ocurrido se evidenció a sí mismo a través de los ojos de la muchacha como un tempano de hielo inquebrantable frente a los sentimientos ajenos.
- Baka - Susurro Naruto luego de unos instantes en los que logró calmar su respiración.
- Vete. – soltó indignado cuando escuchó los pasos del rubio tras su espalda.
- También quiero terminar con esto lo antes posible, pero… - desencajó cual confesión - Sakura no abandonará este lugar mientras pueda hacer un cambio por estas personas.
- Desgasta sus energías. Lo sabes. –susurró el pelinegro apoyando su mano en la barandilla de madera- ¿Cuál es su beneficio? – cuestionó para sí mismo.
Naruto meditó mientras observaba fijamente la lluvia rebotar en los adoquines.
- De cualquier forma no puedes avanzar solo. – respondió tras unos minutos de silencio- los tres somos necesarios.
El Uchiha dejó salir el aire mientras su ceño irritado comenzaba a destensarse ante la humedad sobre su piel. Había salido sin protección ante la lluvia y el frío.
- Somos un equipo, sus intereses merecen tanto respeto como los nuestros, si dice que en unos días podremos partir, entonces así será. – agregó el rubio- incluso cuando parece el fin del mundo, para ella no ha sido sencillo abandonar Konoha. - sus ojos azules se posicionaron de reojo sobre la reacción de su compañero- Pero hace un tiempo ...
El apriete del pelinegro sobre el barandal se tensó mientras analizaba lo oído.
- No es mi responsabilidad – refutó Sasuke rápidamente.
- Al menos le debes un poco de amabilidad, ha sido un año difícil, supongo que para ti también. – soltó el Uzumaki.
El Uchiha giró su rostro evadiendo la mirada inquisitiva de su amigo.
- Iré por ahí… o algo así. - agregó el rubio sereno mientras ponía la capucha sobre su cabeza.
Lo observó desaparecer entre la lluvia y el anochecer plantado sobre las calles; fue necesaria una brisa de hielo y agua para que Sasuke resolviera adentrarse nuevamente en el apartamento.
No se ocultaba, tampoco huía de la mujer, sin embargo no podía evitar un rechazo hacia la profunda aprensión que le provocaba enfrentarse a la muchacha. Porque cuando la observaba veía el reflejo de sus propios errores a través de los años. Lamentables hechos que no merecía olvidar, porque de una u otra forma ya eran parte de lo que significaba convivir como compañeros, existiendo entre sus propios paradigmas y chocando una y otra vez desde pequeños. Pese a todo, debía reconocer que Sakura también pertenecía a los momentos en su vida que valían la pena rememorar, así como también, era parte importante de aquellos hechos que hubiese preferido eliminar de su historia.
Observó a la chica beber algo caliente mientras se escabullía del contacto visual. Tal vez Naruto tenía razón, pensó antes de abandonar sus prendas húmedas para cambiarlas por ropa seca, unos días en aquella aldea no podían alterar desfavorablemente el mundo a su alrededor pero si lograrían algo de tranquilidad en la pelirosa.
Se mantuvo recostado sobre el tatami con la espalda apoyada contra la pared. Dormir no era una alternativa. No cuando con esmero intentaba encontrar palabras adecuadas para reflejar sus pensamientos de una forma en la que no se vieran comprometidas falsas esperanzas para la muchacha. Había adquirido algo de prudencia con el pasar de los años, al menos cuando se trataba de Sakura, crear confusiones mal fundadas era lo menos que deseaba provocar.
Pero ella se encontraba lo suficientemente involucrada con sus propias cruces como para haberse percatado siquiera del cambio de ropa del muchacho a tan solo unos cuantos metros de su persona; cansada por la fatiga de las noches difíciles y las palabras de Sasuke en su mente refregando su inutilidad frente a la misión, más aun, hallándola débil ante las circunstancias, habían removido un viejo sentimiento que se apoderaba poco a poco de su cabeza, punzando en sus pensamientos el dialogo recientemente mantenido entre ellos. Él podía tener razón en muchas cosas, menos en la validez de una vida sobre la otra. Sus convicciones le impedían dar su brazo a torcer frente a su inquieta conciencia. Aprender a vivir con ideales entre el límite de la razón y el corazón, era el cometido de su existencia y podía lidiar con ello ante cualquier acontecimiento.
- No me considero una molestia – soltó la chica parándose con las manos sobre sus caderas frente a la cama del pelinegro.
El muchacho entrecerró los ojos manteniendo la inexpresión plasmada en su rostro. Sin embargo, podía sentir nítidamente como el remordimiento parecía fluir a través de sus venas. Había sido soez tantas veces, lo sabía.
- Escucha – solicitó la muchacha sentándose de rodillas en el suelo cubierto por mantas- creo que tienes una idea equivocada y admito que es mi culpa por presionar con emociones que no puedes retribuir – Mordió su labio ante el bochorno que le provocaba cada sílaba - te libero. No espero viajar a tu lado, ya no más. Así como únicamente espero tu confianza. – manifestó mientras lo observaba perdida en el rinnegan intimidante, parecía haber existido desde siempre en aquel ojo.
El joven cerró los ojos sin poder establecer la extraña sensación en su pecho.
- Confiaré en tus decisiones cuando éstas no retrasen nuestros objetivos – declaró exponiendo su visión, aún pese a la indecisión en sus pensamientos.
La kunioichi frotó sus sienes en un intento por ceder ante lo oído, discutir aquello con Sasuke era similar a batallar contra una muro.
- Partiremos al amanecer – señaló Sakura tras un profundo suspiro- pero la próxima vez no seré tan condescendiente.- agregó sin evadir la dura confrontación visual que suponía observar fijamente al pelinegro.
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- Tengo algunos buenos recuerdos de aquella misión –respondió la chica sonriéndole a su amigo.
Se detuvieron súbitamente al notar como Sasuke había aligerado el paso para leer la inscripción del viejo puente que los llevaría hacia el País de las olas; alzaron la vista al percatarse de la gran construcción frente a sus ojos, el puente Naruto se mantenía erguido entre la lluvia y la espesa niebla a su alrededor. Sin embargo los ánimos no estaban para alargar melancolías por el pasado, un pensamiento tácito que no fue necesario expresar a viva voz.
Se adentraron cautelosos en lo que parecía una dimensión paralela. Su rango visual reducido alteraba sus sentidos encendiendo todas las alertas en sus cuerpos.
- Solo continúen en línea recta – emitió el Uchiha haciendo uso de su poder ocular.
Caminaron en completo silencio durante largos minutos, atentos a la intemperie y a través de pequeños pasos, poco a poco fueron perdiendo de vista la tierra firme tras sus espaldas; El cielo rugió tres veces antes de sentir el crujir bajo sus pies a medida que el asfalto sobre el cual se encontraban comenzaba a mecerse bruscamente, forzándolos a utilizar su chakra para permanecer fijos en su lugar, hasta que de un momento a otro el camino frente a sus ojos se desprendió en conjunto con un nuevo tronar sobre sus cabezas. Inmóviles en el precipicio hacia la furia del agua y las olas, se examinaron con la vista durante lo que pareció un minuto de aturdimiento.
- Naruto no está – conjeturó la pelirosa alzando la voz para ser oída por el pelinegro- no lo puedo ver.
El sonido del río avasallador en conjunto con la lluvia, anulaban su audición dejándolos únicamente a merced de sus ojos. Sakura maldijo internamente ante la ansiedad que comenzaba a surgir desde sus entrañas. El rubio parecía haber caído a las profundidades del agua, en las peores condiciones posibles. Intentó recordar lo absolutamente fuerte que era su amigo, sin embargo aquello no calmaba su desconcierto, ella sabía que el Uzumaki era humano después de todo.
Alarmada por el correr de sus pensamientos, saltó de la sorpresa al sentir una mano sobre sus dedos. Inmediatamente alzó la vista observando el Sharingan relucir opaco entre la cortina de agua entre sus cuerpos. Lo entendió inmediatamente; Llevó su mano a la espalda del muchacho y dejó que éste la guiara por el camino disponible hacia el final del puente. Cercanos como se encontraban y con los ojos bien abiertos producto del aturdimiento, intentó controlar su respiración cuando inclinó su cabeza hacia abajo y observó el delgado camino de asfalto por el que transitaban.
- Lo encontraremos cuando logremos cruzar – señaló el pelinegro al percatarse de la razón del repentino temblor en la muchacha- No mires hacia abajo.
- No le temo a las alturas– contestó la chica antes de sentir como de pronto el suelo desaparecía hacia la profundidad dejándola sucumbida hacia lo que parecía una caída libre.
Alzó sus manos intentando sujetar el borde del puente o las ropas de su acompañante, sin embargo para su sorpresa todo rastro de asfalto había desaparecido sobre su cabeza; el tirón logró sacar un quejido de lo profundo de su garganta. Si bien no podía observar con claridad, estaba segura a quién pertenecía la mano que la sostenía desde el extremo de su capa.
- Trepa – soltó el Uchiha a mal traer.
Sujetando a la muchacha desde la delgada tela y con su chacra expulsado a lo lardo de sus extremidades para mantenerse bien anclado en el asfalto, parecía que no había posibilidad en la que pudiera alzar a la chica hacia su lado, no al menos solo con una mano disponible.
Sakura se balanceó intentando sujetar la mano del pelinegro hasta que luego de varios intentos se aferró al agarre luchando por trepar a través del antebrazo. En un salto alcanzó el cuello del muchacho manteniéndose quieta en aquella posición hasta recobrar el equilibrio. Sin embargo, un grito alteró su determinación, permitiendole vislumbrar entre la niebla un bote flotando a la deriva y a Naruto nadando entre las olas luchando para alcanzar la embarcación. De pronto observó varias cabezas erguidas a través de las olas y comprendió que su compañero intentaba nadar hacia aquellos náufragos para brindar auxilio.
- ¡Sube! – repitió Sasuke al sentir como su brazo comenzaba a flaquear ante el peso de la pelirosa. Tal vez parecía pequeña y delgada, pero su cuerpo fibroso pesaba más de lo aparentado, pensó mientras con todas sus fuerzas la sostenía sin despegar sus extremidades del suelo firme; el cabello de la muchacha, húmedo producto de la lluvia parecía pegarse a la cara del pelinegro en un enredo entre el agua y las telas completamente alzadas producto de la feroz ventolera.
Sakura intentó concentrarse en su tarea, pero la lluvia y el viento parecían empujarla hacia la inmensidad, más aún cuando Naruto se perdía entre las olas.
Una última mirada bastó para entender que el rubio se estaba tardando demasiado en salir nuevamente a flote. Era un hecho, la preocupación ya había invadido su espíritu, y sin pensarlo dos veces y a sabiendas que su control de chakra era tan alto como para poder lidiar con un poco de agua, soltó el cuello del pelinegro cayendo de lleno hacia la tormenta bajo su cuerpo.
- Iré por él – alcanzó a decir sin dar tiempo a Sasuke para protestar aquella desbaratada idea.
El Uchiha frunció el ceño al observarla hundirse en las profundidades. Sin rastro alguno del rubio ni mucho menos de la mujer, se recompuso rápidamente maldiciendo la insensata resolución de la pelirosa, por supuesto que Naruto jamás moriría ahogado, ni mucho menos necesitaba ayuda de Sakura para salir a flote.
Las maldiciones se desprendieron desde sus labios cuando comprendió que en su condición tampoco era exactamente un buen nadador como para aportar en la ayuda de aquellos náufragos. Sin embargo, la preocupación alteró su compostura borrando todo enfado, cuando tras largos minutos sus compañeros no lograban alzarse a través del torbellino de agua y viento. Más aún cuando la neblina aún ocultaba gran parte de la inmensidad a lo lejos.
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Hola!
Regresé jaja
GRACIAS POR LEEER!
NO OLVIDEN DEJAR SU OPINION, IDEA, COMENTARIO, CRITICA, todo me gusta mucho
Y GRACIAS POR SUS COMENTARIOS TAN BONITOS, en esta historia y en las anteriores!
Esta historia es lentita pero debo reconocer que me gusta, la estoy disfrutando bastante porque en realidad así creo que podrían haber sido las cosas, espero después se ponga mas salvaje! porque este hombre no se puede quedar en puros pensamientos pues. Pero bueeeeno. Estuve leyendo Naruto retsuden y la verdad es que no me está gustando toda esa mezcla entre el mundo ninja y la modernidad. Que pena me da, además Boruto... todos dicen que Sasuke muere... ay dioh ...
Un abrazote.
