LUZ
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Muchas veces subestimada, el agua corresponde a una fuerza nativa tan peligrosa como el fuego mismo. En un instante te mese entre sus olas, y de un momento a otro la oscuridad arremete aplacando cada indicio de luz. Y es que la mente se engaña ante aquello. La inmensidad es un sustantivo difícil de comprender y determinar su magnitud muchas veces conlleva al inaplazable desastre.
Sakura siempre fue consciente de aquello, lo fue en el instante en que sus brazos soltaron la seguridad del fornido cuerpo de su compañero, y lo fue aún más cuando el cielo desapareció al alcance de su mirada.
Su corazón palpitó deprisa durante los primeros minutos antes de visualizar el amarillo entre las olas, pero definitivamente se desmoronó cuando lo observó hacer uso de toda su voluntad para alzar a los náufragos sobre la estropeada embarcación; Naruto era un héroe desde todos los aspectos existentes, llenaba todos los requisitos. Se había superado de tantas formas que rebosaba en humildad, amor, sabiduría y fuerza. Ella lo sabía, y lo admiraba por aquello tanto como sufría cada vez que el rubio se exponía ante desenlaces inciertos. Palpablemente la fosa bajo sus pies no parecía nada comparado con la posibilidad de perder su compañía.
Luchando contra el remesón a su alrededor intentó estabilizarse haciendo uso del chakra expelido por cada poro de su cuerpo, pero fue recién cuando afrontó al rubio con la mirada, que sus pulmones lograron tranquilizar su desenfreno.
- ¡Encontré algo! – gritó el Uzumaki alzándose entre ágiles brazadas.
Las olas estremecieron el cuerpo de la muchacha orillándola al estrecho espacio entre su humanidad y la cercanía de su compañero.
- Ven conmigo.
Indicó Naruto tomándola de la mano para guiarla repentinamente hacia las profundidades.
Nubes se levantaron en un conocido estallido dando paso a clones con mejillas abultadas ante el aguante de la respiración; lo observó liderar el camino y notó como sus instintos ni por un segundo vacilaron ante cada metro recorrido bajo el azul del rio. Naruto parecía tener todo bajo control.
Fue a una considerable profundidad cuando el amarillo se desprendió desde el cuerpo de su acompañante, iluminando inmediatamente todos los hombres a su alrededor, y dejando ver a tan solo unos cuantos metros bajo sus sandalias, lo que parecía una grieta de al menos tres metros de ancho.
Anonadada por aquello dejó salir aire mientras se disponía a subir nuevamente hacia la superficie, sin embargo, fue a medio camino cuando el morado los envolvió en lo que simulaba una burbuja de oxigeno perfecta. Flotando entre los huesos ya no fue necesario nadar, aunque lo prefería si con ello evitaba la oscura mirada sobre su coronilla.
En el pasado intimidarse por el Uchiha parecía una experiencia pasional.
Al borde de la corrupción, por muchos años recibir miradas frías se había transformado en una constante dentro de su vida. Y aunque debía reconocer que siempre logró apreciar un impetuoso rollo de emociones escondidas tras aquellos ónix violentos, su corazón sumaba cada remezón que provocaba la cruda indiferencia; Tal vez durante su niñez y adolescencia, idealizarlo en lo que parecía un alma herida que necesitaba ser compuesta, había reposado como una imagen poética de un muchacho que debía ser rescatado del dolor y la oscuridad, pero aquella proyección tras un año de perpetua desilusión, se había derrumbado trayendo consigo la realidad sobre su circunstancia.
Sasuke era un alma herida que necesitaba ser compuesta, pero habían heridas que ella no podía sanar, y dolores que no le correspondía cargar. Porque incluso sus buenas intenciones parecían un peso extra para los cansados hombros del muchacho.
Visualizando aquella nueva noción, que de pronto, aunque mal concebida se comenzaba a instalar como una nueva perspectiva ante la vida misma, esquivar al joven pelinegro se podía convertir en su nuevo pasatiempo al menos hasta que en él sean visibles los reconocimientos hacia su persona por sobre el imperioso desprecio que siempre parecía aflorar ante cada decisión tomada de forma inesperada, porque así era ella y no estaba dispuesta a transar su ímpetu ante objetivos altruistas y bien intencionados.
- No es muy normal una grieta de este tamaño en medio de un rio – comentó risueño el Uzumaki observando fijamente a sus compañeros.
- Vamos – concedió el pelinegro analizando la espesa oscuridad del socavón.
Se adentraron en la tierra tan juntos como era posible para poder transitar en el espacio reducido entre la hendidura. Sin embargo, rápidamente descubrieron que bajo aquel estrecho camino, existía una gran construcción de adobe similar a las existentes en la Aldea entre las rocas. La construcción redondeada y puntiaguda aunque absolutamente cubierta por algas parecía extrañamente bien conservada.
- La presión a esta profundidad es más elevada de lo que parece, hasta que nos acostumbremos debemos permanecer en esta burbuja – comentó Sakura alzando la mirada hacia donde suponía permanecía el cielo sobre sus cabezas.
Flotaron frente a la entrada analizando los símbolos tallados en la roca. Expectantes ante lo descubierto, sin demoras intentaron conjeturar las posibles razones para aquella extraña edificación.
- No son sellos – decretó el Uchiha - Naruto, envía un clon – ordenó adivinando los pensamientos impulsivos del rubio por adentrarse inmediatamente entre los cimientos.
El muchacho acató frunciendo el ceño ante la ansiedad por descubrir el misterio entre aquellos muros.
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En un comienzo cuando el clon les indicó que la muralla principal era fácil de traspasar con algo de fuerza bruta, Sakura no dudó empujar la gran roca lo suficiente como para adentrarse holgadamente en el cuarto. Sin embargo, fue cuando descubrió que dentro del espacio el agua se vaciaba por una especie de agujero natural, que indicó a sus compañeros seguirla para cerrar rápidamente el único ingreso.
Como lo imaginó, tras evacuar el agua, el espacio parecía llenarse de oxigeno permitiéndoles respirar sin problemas.
Hasta aquel punto sus descubrimientos parecían tener absolutamente relación con su misión. Pero fue gracias a la luz desprendida desde Naruto y el halo morado en el pelinegro, que fue visible ante sus ojos el acumulo de cuerpos atesados en cada rincón de la construcción.
Los esqueletos petrificados casi unidos a las paredes se veían bien conservados. Niños y adultos inclinados hacia los escritos parecían haber fallecido en aquella posición.
- ¿Qué es esto? – cuestionó la pelirosa cuando su cuerpo se sintió lo suficiente recompuesto como para seguir a sus compañeros a lo largo de la construcción.
- Debe ser la ciudad sagrada – se apresuró el Uzumaki.
- No – interrumpió el pelinegro- es un templo – decretó tras analizar rápidamente el lugar.
- La traducción puede ser incorrecta – agregó Naruto.
- Sasuke tiene razón – soltó Sakura caminando a tientas alrededor de la capilla- es solo un templo. Hay un altar frente a la imagen de seres celestiales, y frente al proscenio una roca como las que usualmente se usaban en nuestra antigüedad para hacer sacrificios.
El equipo se mantuvo en silencio analizando los cuerpos regados en lo que parecía descomposición de polvo y huesos.
- Salgamos de aquí – solicitó la pelirosa dirigiéndose nuevamente hacia la muralla por donde habían ingresado..
- Transcribiré estas pinturas para enviarlas a Konoha. – agregó Sasuke tras caminar junto a Sakura.
Todos asintieron mientras la Kunoichi hacia uso nuevamente de su fuerza para abrir la muralla, sin embargo esta vez no hubo ni un movimiento en la estructura.
Asombrada se giró rápidamente para observar a sus compañeros.
- Prueba nuevamente Sakura- chan – soltó el rubio intentando apaciguar la situación.
La mujer nuevamente lo intentó sin obtener resultados favorables.
De pronto el Uchiha bufó llamando notoriamente la atención de los presentes.
- La presión del agua es demasiada, no se puede abrir desde el interior. – sentenció preocupado.
- ¡¿Qué!? – soltó Naruto haciendo uso de su fuerza para empujar la piedra.
Sakura suspiró agitada mientras alzaba sus manos frente a sus compañeros.
- Bien, tranquilos. No perdamos la calma debe haber algo que podamos hacer – comentó rápidamente.
Los tres permanecieron cavilando en completo hermetismo durante al menos un cuarto de hora antes de caer sentados contra la pared.
- Nos vemos como ellos – susurró la mujer observando los cuerpos al otro lado del cuarto.
- Ello jamás descubrieron la cura – habló el rubio con los brazos apoyados sobre las rodillas- creo que este es un templo construido para evadir el castigo de los Dioses. Porque ellos… -una larga pausa logró intensificar las divagaciones- Únicamente se ocultaron a rezar…
Se observaron entre la penumbra antes de que la muchacha decidiera ocupar un lugar junto al rubio.
- Ellos no lo lograron…- susurró intentando contener la emoción en sus expresiones.
El chasquido en la lengua del Uchiha logró desarmar el nudo de emociones en la garganta de la chica.
- Eso ya lo sabíamos – aclaró el pelinegro- si ellos lo hubiesen logrado habría algún indicio de la ciudad sagrada.
- ¿Entonces cómo se supone que lo haremos nosotros? – cuestionó Sakura alzando levemente la voz- esa maldita ciudad puede estar en cualquier parte del mundo. No podemos buscar en las profundidades de cada pozo con agua.
- Podría enviar algunos clones… -intentó proponer Naruto en lo que pareció una idea inmediatamente descartada.
La mirada azul del muchacho se encrespó al observar el centenar de cuerpos apilados en cada rincón del cuarto.
- No dejaré que esto vuelva a suceder – sentenció apretando los dientes.
- Derrumbaremos este lugar y luego pensaremos en como continuar con la misión – propuso Sasuke haciendo caso omiso a las lamentaciones en sus compañeros mientras alzaba su cuerpo buscando una debilidad en la construcción.
- Si lo derrumbamos se destruirán todos los secreto de este templo.– insistió la mujer poniéndose nuevamente en pie- al menos debemos decir algunas palabras por estas personas.
El Uchiha permaneció en silencio incriminando con la mirada el actuar de su compañera.
- No es necesario ser insensibles todo el tiempo – soltó la muchacha entre dientes- ni mucho menos cuando los tres estamos encerrados entre cuatro paredes.
La mujer se giró hacia el rubio en busca de una mirada de condescendencia.
- Nada te prepara para una situación de este tipo. Estamos frente a los últimos humanos de una era anterior a la nuestra, ellos merecían vivir tanto como nosotros.- soltó afrontando nuevamente al pelinegro.
- Será rápido – agregó Naruto posicionándose junto a la mujer.
Sakura asintió mientras sobre su hombro se cargaba el peso de la mano del Uzumaki en señal de apoyo. Aquel pequeño gesto era sin duda un relajante alivio a la carga instalada sobre su cuerpo.
- Como quieran – soltó el Uchiha con intenciones de recorrer por última vez el perímetro interno del lugar.
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El desprendimiento de rocas a su alrededor provocó un estruendo profundo de tal magnitud que por un instante creyeron que la grieta por donde ingresaron se cerraría impidiéndoles regresar hacia la superficie. Sin embargo, la rapidez del gran escudo extendido a su alrededor, los guió ferozmente a través de los remolinos.
Elevados en el aire gracias al Susanoo, perdieron la compostura al notar como repentinamente el rio había crecido notablemente llevándose consigo todas las construcciones aledañas a lo que normalmente era la playa.
Una vez en tierra firme, en primera instancia llamó su atención la cantidad de personas flotando en el agua que se había colado entre las calles y sobre sus casas. Destruidas e inundadas cubrían el camino de tablones y fierro desprendido del ruinoso puente.
Bastó que la pelirosa utilizara una vez sus ninjutsu médico para que a su alrededor se agruparan más personas de las que hubiesen imaginado.
- ¡Estaré bien! – gritó la muchacha entre el gentío y la lluvia incesante- envíen esos mensajes a Konoha.
Las horas transcurrieron veloces entre las suplicas y lamentaciones de los centenares de heridos y desahuciados, aquellas personas carentes de auxilio parecían permanecer a su suerte entre todo el desastre vivido en el mundo. Más tarde, cuando la luna se dibujaba entre los nubarrones, el paisaje no parecía haber cambiado aunque la oscuridad de la noche estuviera por caer sobre sus cabezas; Si bien Sakura podía ser eficiente, había pasado días utilizando su chakra para sanar a cuanto enfermo por los contagios se había cruzado frente a sus ojos. A ese punto su cuerpo comenzaba a tambalearse ante el desgaste de energía, dejándola abatida sobre la hierba del humedal en el que se encontraba.
Entre jadeos y visión borrosa no tardó en desplomarse entre el gentío, más debido al cansancio que a la propia ausencia de chakra en su sistema.
Cuando ellos la trasladaron hacia los suburbios del país de las olas, las condiciones a su alrededor habían mejorado considerablemente a medida que se le alejaban del rio, sin embargo, el desastre tras su camino únicamente les permitió conseguir una lamentable cabaña dónde pernoctar.
- Debo haber agarrado un resfrío – susurró acercándose a la chimenea mientras cubría su espalda con una manta.
- ¿no lo puedes curar? – cuestionó el rubio mientras calentaba una cacerola con agua.
- El ninjutsu médico es para heridas serías, solo necesito descansar y unas infusiones hierbales. – comentó apoyando su cabeza junto a la maciza construcción.
- Solo dime que necesitas. – Se ofreció Naruto preparándose para afrontar nuevamente la intemperie.
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Había pasado casi una hora desde que el Uzumaki había abandonado la cabaña, sin embargo, Sakura no logaba conciliar el sueño ni mucho menos despejar la tos en su garganta. No lo había querido admitir abiertamente, pero a ese punto utilizar su chakra únicamente podría hacerla caer desmayada. Descansar era su única opción aunque aquello fuese difícil dada la mirada sulfurante sobre su nuca.
- De cualquier forma no tenemos dónde ir. – habló sin intenciones de girarse hacia su acompañante- no es necesario que continúes enfadado, estoy cansada de disculparme.
- Deberías conocer tu límite – respondió roncamente tras unos segundos de incomodidad.
El sonido de las brasas tronaba junto a sus rostros iluminando el espacio en el que se encontraban. Aquel ambiente relajante provocó una contracción en el pecho de la muchacha, tal vez haber comenzado aquella conversación no había sido su mejor decisión.
- ¿Tazuna aún vivirá aquí? Lo recuerdas verdad… - habló observando el perfil del muchacho inclinado sobre las llamas.
Sus claras intenciones por desviar la atención fueron truncadas ante un bufido de indolencia.
- Ya sabes lo que pienso – soltó el hombre tras una pausa.
- No puedo continuar con nuestros asuntos esperando a que todo salga bien para estas personas – conjeturó la chica cerrando los ojos- ya sabes lo que yo pienso.
Los pasos alejándose fueron una clara señal de lo provocado. Sasuke no era un hombre fácil de tratar, menos cuando la impaciencia lo sobrepasaba, incluso tras el esfuerzo que aparentemente realizaba para no marcharse en solitario, no podía evitar expeler aquel enfado latente en sus acciones; ella lo podía comprender, lidiar con su problemática requería temple de acero, sobre sus hombros recaía salvar el mundo y cada uno de ellos lo afrontaba según la exacerbación propia de una parte de su personalidad. Lo había observado también en Naruto, más cooperador y maduro que nunca.
- ¿Realmente esperas cumplir esta misión aunque debas caminar por una pila de cadáveres? – cuestionó severa sin ánimos de abandonar aquella oportunidad.
Sasuke se detuvo sobre sus talones dispuesto a esclarecer de una vez aquel conflicto.
- Si – soltó firmemente- ya lo has visto.
- No lo puedo creer – musitó la muchacha tras un suspiro.
El flameo de la chimenea comenzó a opacarse ante la humedad en el ambiente, de pronto sus cuerpos se enfriaron y las tercianas invadieron a la muchacha.
- Sakura - llamó el pelinegro interrumpiendo la ofuscación del momento- viajar de este modo no es sencillo– confesó en un intento por calmar la tensión instaurada en el ambiente.
La Kunoichi vaciló taciturna sin comprender los aspectos de aquella suposición.
- Así – repitió el muchacho señalando el espacio a su alrededor- No siempre tendremos un techo. Fuera de estas paredes el mundo es hostil.
Sakura tragó saliva antes de girar su rostro para analizar la cabaña. Iluminada por el fuego, bajo sus pies la tierra fangosa resaltaba entre los tablones sin intenciones de desprender su humedad ni ante el calor de las llamas, las ventanas delgadas se remecían ante el fervor del viento dejando pasar tenues brechas que poco ayudaban a mantener la temperatura sobre sus cuerpos; Sakura tendida contra la pared junto a la fogata, a medias cubierta por una manta lo suficientemente gruesa como para protegerla durante la noche, con un dolor en la garganta que le impedía soltar palabra y la fiebre contenida dentro de su frente, claramente poseía el peor aspecto posible para una misión arriesgada.
- Me ofendes – confesó sincera- la imagen que tienes de mi ha de ser fatal – susurró ofuscada.
El Uchiha se sentó contra el fuego en un improvisado tablón de madera. Encaró a la muchacha antes de perderse en las llamas intentando ubicar en su mente una definición para la pelirosa en la cual pudiera negar las aseveraciones en aquella oración. Sin embargo, nuevamente los adjetivos dejaron de parecer adecuados careciendo de lógica al mezclarse con ideas vagas basadas en recuerdos y en lo relatado por terceros.
Sakura entrecerró los ojos sin tener oportunidad para sonrojar sus mejillas al ser consciente de los pensamientos en su compañero; Las palabras que una vez Ino soltó sin miedo, calaron profundas en su mente.
"Qué tienes para ofrecer" "Quién eres después de la guerra"
Se preguntó si Sasuke podría responder aquello.
- Yo he pasado largos momentos de mi vida intentando definirte – susurró la chica- más seguido de lo apropiado. Pensaba en quién te habrías convertido y en qué objetivos te llevarían a peregrinar solo por el mundo.
Sasuke asintió avergonzado. Una sacudida recorrió su medula avergonzándolo ante su propio abandono.
- Me gustaría pensar que en este tiempo ocupé al menos 5 minutos en tus pensamientos. – concluyó tras un suspiro- de ser así, hoy sabrías que puedes confiar en mis decisiones aunque no necesariamente las compartas.
El silencio en el muchacho fue una negativa implícita. Él no sabía qué decir.
- Es decepcionante descubrir que podrías definir al menos las habilidades de cada persona con la cual has formado equipo, pero creo que incluso definiendo mis habilidades no sería suficiente…
Asteado ante la profundidad de aquella conversación y ante la propia revelación de su impotencia emocional, desvió la mirada sin ánimos de interactuar más de lo necesario, sin embargo, la curiosidad lo hizo presa rápidamente.
- Mi familia es común, tal cual la mayoría de las personas en esta aldea, aquellos que ahora sufren porque no fueron bendecidos con fuerza interior o la herencia de sus antepasados. Pero ello no están desvalidos, no mientras al sanar a una madre pueda lograr que sus hijos no queden huérfanos. No espero que lo comprendas – concluyó tras un suspiro- cuando la guerra acabó en mi corazón continuamos siendo un equipo, y los veía en cada criatura indefensa, comprendía vuestra historia en cada adolescente confundido, ante mis ojos ustedes permanecían heridos en cada rostro desamparado, estaban ahí repitiendo su historia una y otra vez. - La mirada de Sasuke la incitó a continuar, y aquello de alguna forma avivó su ímpetu- Sabes…mi dolor se apagó al descubrir que salvas el mundo cada vez que cubres con buenas intenciones la vida de otras personas.
Sasuke calló intentando analizar cada palabra, meditando en la mujer que tenía frente a sus ojos y cómo por primera vez en su vida, creía realmente ver más allá de su prejuicio.
- y es verdad, no soy estúpida, es primera vez que estoy tanto tiempo fuera de Konoha, pero aprendo muy rápido y jamás dejaría un objetivo inconcluso. – agregó arropándose junto al fuego- cumpliremos nuestra misión pero será respetando a los que sufren, porque si pierden la esperanza entonces no quedará nada que salvar.
El hombre asintió suavemente mientras mantenía su dicotómica mirada fija en los ojos de la muchacha, nublados por el cansancio y cubiertos por un suave brillo de lo que parecía una fiebre incipiente, aunque pequeña y débil, comprendió que aquello no era más que el exterior que cubría una determinación y fuerza majestuosa. De pronto, en un acto involuntario los recuerdos de su propia niñez solitaria parecían más latentes que nunca, decidiendo que si Sakura deseaba actuar en la vida de aquellas personas desvalidas, testaruda como era, él de ninguna forma lograría detener la forma en que la muchacha lidiaba con sus propios demonios. Más bien aquello le parecía una razón suficiente para comprender lo sucedido, aunque no para convencer en lo absoluto su difícil juicio. Sin embargo una cosa era clara, Sakura no era una kunoichi insensata sobre sus límites, ella no era impulsiva y terca, Sakura simplemente pretendía ser la luz que él, como tantas otras personas, necesitaron en sus momentos de oscuridad.
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El sol colado entre las nubes logró inmiscuirse entre las ventanas de la hostil vivienda. Era hora de partir y la pelirosa ya recompuesta se encontraba en condiciones para continuar su viaje, esta vez con un estremecimiento diferente en su corazón. Recordaba la noche anterior como un avance importante. Ver su vínculo reforzado ante la sinceridad, fue una demostración del valor absoluto de la verdad.
El sonido de la puerta abriéndose la sacó rápidamente de sus cavilaciones.
- ¿Dónde andabas tan temprano? – cuestionó el Uzumaki al observar como el Uchiha se adentraba en la habitación dejando un rastro de gotas sobre la madera.
- Haciendo tu trabajo – sentencio presuntuoso- encontré una ruinas al noreste, pueden tener relación con el templo.
- Pero… - susurró el rubio pensativo.
- Están ocultas en el bosque – agregó Sasuke rápidamente.
El rubio meditó unos segundos antes de tumbar sobre sus hombros la gruesa capa de lluvia.
- Mientras investigamos Sakura-chan puede permanecer en la aldea y descansar – sugirió observando a la muchacha tras ellos.
- En realidad ya estoy bien – refutó dudosa.
- Naruto tiene razón, debes descansar, en tu estado solo nos retrasaras. – condescendió el usuario del sharingan apresurándose nuevamente hacia la intemperie- De ser necesario enviaré un halcón en tu búsqueda.
La mujer los observó vacilante antes de asentir en una mezcla entre incredulidad y asombro mientras los muchachos rápidamente cruzaban el umbral hacia la espesa arboleda.
La caminata bajo la lluvia fue silenciosa. Empapados y sudorosos decidieron detenerse bajo un frondoso árbol en medio de la hierba. El descanso más extenso de lo necesario, los obligó a recurrir a una improvisada merienda donde el tiempo en contra dejó de parecer un problema.
- Ayer recorrimos estos caminos y comimos en este mismo árbol– comentó Naruto despreocupado mientras estrujaba la punta de su capa para desprenderse del peso extra producto del agua- no existen aquellas ruinas verdad - aseveró sin intenciones de ser contradecido.
Y tal como lo imaginó, el pelinegro simplemente no emitió palabra alguna y aquello fue suficiente para que una sonrisa zorruna se enmarcara en el rostro del Uzumaki. Después de todo, evidenciar una fragmentación en la severidad en su acompañante, podía ser únicamente posible gracias al calor que un corazón noble puede producir desde lo recóndito de quien anhela parecer un témpano de hielo.
- Ya era hora de que arreglaran sus asuntos - susurró risueño mientras Sasuke únicamente desviaba la mirada hacia el horizonte frente a sus ojos.
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A la mañana siguiente la oscuridad jamás abandonó el cielo y la lluvia así como había llegado, se había retirado sin previo aviso.
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Holaa
Muchas gracias por leer! Muchas gracias por sus comentarios!
NO OLVIDEN DEJAR UN MENSAJITO, SALUDO, CRITICAS,ETC.
Que al final me animan a seguir escribiendo aunque tenga mil cosas que hacer jaja
Ha sido un mes bonito para mi a pesar del caos en mi país, espero que estén bien!
Un abrazooo
