CLARIDAD

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La luz había desaparecido desde hace cuatro días, y su camino hacia el País de las rocas aun pese a la ausencia de lluvia, se veía truncado por la impotencia de observar como el presagio de cumplía tal cual fue pronosticado en la antigüedad. La única ventaja en su presente, era sin duda la posibilidad de dormir en tiendas de campaña en medio del bosque, sin dudas menguar el aguacero les había permitido recobrar la tranquilidad turbada durante semanas. Sin embargo, después del segundo día, las noches eternas parecieron confundir su realidad. Dormían cuando el sueño golpeaba sus mentes, despertaban cuando suponían debía ser madrugada, sus relojes marcaban minutos que no se reflejaban en el aspecto del mundo a su alrededor, flores abatidas por la lluvia y ahora aplastadas por la oscuridad; arboles marchitándose con cada día tortuoso. El mundo parecía haberse ocultado, dormido en una noche perpetua, impertérrita y constante. Sacando de los hombres los peores instintos escondidos en lo recóndito de sus consciencias, ladrones, asesinos, cazadores, la oscuridad era el hábitat de aquellos animales nocturnos que triunfaban entre las sombras.

Durante los últimos días había tolerado permanecer en el País de las olas hasta que Sakura decidiera que todos los heridos podían valerse por sí mismos. Lo comprendió y lo aceptó con más tranquilidad de la esperada. Sin embargo, aquella misma pasividad lo obligó a meditar sobre sus actos comprendiendo que espontáneamente algo había cambiado en su interior. De pronto encontró tareas dentro del pueblo que suplían su incertidumbre ante la nula respuesta respecto a las runas, y comenzó a asimilar que de cualquier forma peregrinar por el mundo no les ayudaría a resolver su misión. Después de todo, él mismo había recorrido gran parte de aquellos caminos y sabía que allí no habían más que réplicas de lo vivido en el país del agua. De cualquier forma, viajar junto a Naruto y Sakura le provocaba un sentimiento muy distinto al experimentado durante su viaje en solitario. Especialmente cuando al fin creía comprenden a la pelirosa desde un ángulo diferente. Dejarse llevar por aquellas buenas intenciones no hacía más que calentar su corazón provocando en su cuerpo una inexplorada vitalidad. Pero con aquella involuntaria puerta abierta a nuevas sensaciones venía un acumulo de temores desconocidos hasta el momento.

Llevaban dos días durmiendo a la intemperie y tomar la primera guardia parecía una buena alternativa ante los constantes alborotos vividos en los últimos días; sentado frente al fuego perdido en la tenue luz ambiental, casi podía percibir el roce del hielo sobre su rostro, se preguntó si sus compañeros podrían soportar aquel témpano eterno, no porque los considerara débiles, sino más bien por su inexperiencia ante aquellos escenarios lúgubres. La imagen de sí mismo en lugares menos acogedores parecía el retrato de una vida que pasó muy rápido, sin dejar espacio para meditar en el rumbo de sus capacidades, no solo se trataba de un juego de poder, aquello obtenido era un armazón de supervivencia que lo mantenía alzado entre sus pares. Un obsequio del destino que vagamente agradecía.

Fue el sonido se la chica arrodillándose frente a la fogata lo que respingó bruscamente su cavilación. Ofuscado ante su propio descuido le extrañó la ausencia de palabras en la pelirosa. Incluso si su intención hubiese sido aclarar el nudo en su estómago, estaba seguro que aquello se parecía más a la sensación de una enfermedad y no exactamente a un deseo por remediar palabras mal expresadas.

Lo que sea que ocurriera entre ellos, de pronto se esclareció entre la luz de una luna opaca y el resplandor de las llamas.

La observó frotar sus manos en busca de calor, y recordó aquel gesto con nostalgia. Ciertamente Sakura solía hacer aquello cada vez que el frio sobrepasaba sus límites, pensó en como el hielo podía afectar incluso más ferozmente el cuerpo de la muchacha. Incluso conociendo su poder, a veces intuía que la propia Sakura esperaba más de ella de lo que humanamente podía lograr. Y por supuesto, aquello no le extrañó, porque la chica era parte de su equipo, y aunque carente de manifestaciones, hace años la reconocía como parte de aquel pequeño grupo de iguales en su camino.

Bajo aquel nudo de pensamiento su corazón se ensombreció ante la falta de sinceridad en sus acciones. Pensar en ella como un ninja de élite, pensar en ella como una kunoichi admirable y sin embargo cuestionar sus acciones como si continuara tratándose de la misma niña asustada del pasado, no era el camino que realmente deseaba toma respecto a su futuro, aun cuando no tuviera claridad exacta del futuro que realmente deseaba abrazar.

Los orbes esmeraldas que decoraban el rostro impávido y quemado ante las bajas temperaturas, se alzaron en calma sin ánimos de atacar la tormentosa mirada de aquellos inquietos ojos sobre su perfil; lo había notado desde el instante en que abandonó su tienda, Sasuke parecía perdido en lo profundo de los escondrijos de su mente, tanto como para no percibirla ni durante el largo tiempo que le tomó decidir arrodillarse frente a las llamas. Incluso así, ofreciendo su perfil al escrutinio del azabache, no se sorprendió ni intimidó ante los ojos sobre rostro. Tanto como para de un momento a otro decidir levantar la mirada para retribuir tan intenso análisis sobre su persona.

- Extraño la lluvia – murmuró la muchacha sin alterar la suavidad en sus acciones- cuando llueve al menos no hace frio.

Silenciosos como era desde niño, Sasuke asintió vagamente, soltando una leve sonrisa de aceptación que bien podría haberse confundido con satisfacción. Sakura repasó aquello intentando descifrar el problema que significaba involucrarse más de la cuenta en los pensamientos del muchacho. Sin ánimos de alterar la imperturbable situación en que se hallaba el choque entre sus miradas, se vio obligada a retirar la vista cuando el frio comenzó a desaparecer de su rostro ante el sinfín de ideas que parecían amontonarse en sus pensamientos.

- …y esta oscuridad me pone tensa. - agregó en un susurro.

- La oscuridad es difícil de manejar – cuestionó el pelinegro en un murmullo que alteró las suposiciones de la pelirosa.

- El problema es su constancia– respondió analizando su alrededor- aunque a veces siento que es necesaria… ya sabes, para apreciar la luz –intensificó manteniendo un contacto visual sugerente.

El carácter simple de aquellas palabras en conjunto con la suficiente gracia como para no alterar la cotidianidad de sus susurros, fue suficiente para voltear la atención del Uchiha a la verdadera intención de la muchacha. Un camino peligroso en el cual no deseaba involucrarse.

- Incluso así, no es lugar para todos– soltó el pelinegro taciturno.

-Bueno… hay oscuridad en todos lados Sasuke, no solo fuera de Konoha – aclaró rápidamente.

Observarlo meditar confundido parecía un placer culpable, lo había logrado aquella vez en la cabaña y a medida que pasaban los días parecía agonizar ante la idea lograr nuevamente aquella expresión en el muchacho. No porque deseara alterar su tranquilidad, sino porque según había podido deducir, Sasuke difícilmente podría romper en solitario el curso de incertidumbre en el cual se hallaba.

- No necesitas demostrar nada, ya ha quedad claro – deletreó notando como la respiración en la muchacha se quebraba ante lo alterado de sus inhalaciones.

- No es lo que intento – soltó la chica mordiendo su labio inferior, desesperada por callar sus palabras- yo me refería a la oscuridad a nuestro alrededor – decretó mentirosa arrepentida ante la incomodidad sembrada en el ambiente- Tranquilo Sasuke, pensé que a esta altura podíamos hablar de cualquier cosa – agregó mientras se erguía en dirección hacia su tienda a un costado de la fogata. Escapando de afrontar una inevitable conversación inconclusa.

- Sakura – llamó entre la confusión en su mente por mantener el silencio, sin embargo, una vez los talones de la chica se clavaron en la tierra, su valor descendió en conjunto con todas las palabras que hubiese querido expresar.

- por qué siempre debe ser tan complejo… – interpeló la mujer en voz alta dilucidando el silencio en su interlocutor- con declarar mis sentimientos en el pasado únicamente he logrado separar nuestra amistad. Cada vez que hablamos es tan… difícil.

El muchacho bajó la cabeza cerrando los ojos, aquello era verdad desde todos los aspectos y poseer la claridad de que para ella era tan tortuoso como para él mantener una simple conversación, significó en la conclusión misma de su propia responsabilidad frente al asunto. Sakura siempre estaba intentando acercarse, y por alguna razón él simplemente la alejaba.

- Lamento lo ocurrido entre nosotros – confesó prudente- nunca estuve preparado para regresar a Konoha, ni mucho menos…

- Lo sé –agregó Sakura- regresar por mí en realidad no hubiese funcionado, ahora lo veo mejor que nunca.

- Aún podemos – agregó el pelinegro logrando un respingo en la mujer.

- Claro – se atrevió a responder tras unos segundos en completo silencio mientras intentaba no dar significados erróneos a las palabras recientemente oídas.

El joven asintió parsimonico mientras la muchacha titubeante lo observaba entre las sombras de una noche sin estrellas.

La despedida sosegada entre ambos se alargó lo suficiente como para desenmascarar toda incomodidad existente, las cosas estaban dichas y una nueva atmosfera se instauró a su alrededor.

Caminó lentamente sin intenciones de evadir los ojos del Uchiha, notando como éstos se posaban nuevamente sobre su rostro, recorriéndola sin perturbaciones, sorprendidos, alterados, confusos. Tal como ella podía deducir su mirada expresaba cual reflejo de su propia condición.

Algo ocurría, algo que de pronto dejaba de ser incierto para avivar cierta esperanza en su corazón. Una luz que ella misma había decidido opacar y que en aquel momento, más que nunca relucía fluorescente para instalarse en sus mejillas.

La siguió con la mirada, percatándose del rubor sobre su rostro, notando como en conjunto con las quemaduras por la helada, sus ojos parecían brillar entre el carmín a su alrededor. La oscuridad no era suficiente para esconder el nívea de sus facciones, no era suficiente para desaparecer el tenue aroma indescriptible que se desprendía desde el cuerpo mismo de la chica, una mezcla entre flores, sudor, miel y jabón que por primera vez lo invadía haciéndolo consciente en todo el esplendor de la belleza única en su compañera, aquellos rasgos que pasó tantos años por alto sin comprender la obsesión que Naruto o Lee tuvieron en su niñez por la muchacha, y que ahora parecía dilucidar más claramente que nunca; Instantes en los que atento y silencioso la importunó hasta su intimidad, cuando por medio del reflejo producido por la lamparilla de gasolina a un costado de la improvisada cama, la chica dejó caer su abrigo transparentado en la ligera lona de la tienda, la silueta de su cuerpo acurrucado contra las mantas.

Una vez la oscuridad hubo regresado a su alrededor, el fuego en la fogata ya apagado ante la ausencia de leña, parecía revelar más que nunca un atisbo de claridad en sus pensamientos. Quiso preguntar, aun cuando ciertamente no debía, si en la muchacha aún existía algún sentimiento que pudiera complementarse con los inquietos latidos de su corazón y el deseo absurdo por sentir bajo las yemas de sus dedos el suave roce de aquellas mejillas sonrojadas mientras inhalaba el perfume desprendido entre sus cabellos.

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Naruto meditó unos minutos antes de levantarse apesadumbrado. El hormigueo en su brazo derecho lo había despertado de un remesón, su sorpresa se opacó al notar a qué correspondía el peso sobre su extremidad; Se removió lentamente quitando cuidadoso los cabellos rosas bien acomodados contra su pecho, mientras aguantaba la respiración para no despertar a la cómoda muchacha profundamente dormida entre mantas e improvisados cojines.

Se había dormido allí sin segundas intenciones. Decidir acampar se ligaba a sus instintos básicos, el sueño llegaría en algún momento, pensó al inmiscuirse en la tienda de Sakura para mantener alguna conversación que tranquilizara sus miedos. Y tal como lo había previsto la charla amena y casual relajó sus sentidos al punto de abandonar las responsabilidades sobre sus hombros sucumbiendo a la quimera dibujada entre cerezos en flor y perlas brillantes; Tal vez el sol debía estar aflorando entre las montañas, si le fuese permitido, sin embargo, ni su cuerpo ni su mente sentían el descanso adecuado como para continuar su larga senda por la oscuridad. Soso, caminó arrastrando los pies hacia su saco de dormir junto al pelinegro, y sin más preámbulos quitó insípidamente sus pertenencias para caer abatido contra el futón.

Bastaron un par de segundos para que el azote de sus posesiones contra la tienda lo remeciera dentro de su comodidad.

- Es hora de partir – declaró Sasuke ordenando sus cosas con más desgano del habitual.

Protestando entre balbuceos se sentó entre los chales para observar a su ofuscado atacante. Sin embargo, sus deseos por emitir reproches se ahogaron en su garganta al dilucidar el posible enfado en su amigo.

Los ojos azules fijos en el muchacho parecían clavarlo en curiosidad.

- Tranquilo Sasuke, mi corazón está en Konoha, pero deberías hablar con Sakura sobre la ubicación del tuyo. – comentó el rubio acomodándose nuevamente entre las mantas consciente del ataque directo que significaban aquellas palabras para su confundido compañero.

Pasmado como hace tiempo no figuraba, se sentó considerando lo dicho como parte la verborrea a la que estaba acostumbrado. Sin embargo, pese a sus esfuerzos, dejar de pensar en Sakura junto a Naruto en aquella estrecha tienda de campaña, por alguna razón se había convertido en una alucinación aun peor que la provocada por la oscuridad en su entorno.

- No hables estupideces –refunfuñó el pelinegro antes de salir ofuscado hacia el exterior.

El exterior, helado producto de la carencia de luz, se dibujaba entre sombras incluso difíciles de percibir con aquellos ojos que todo lo veían; se acomodó junto a la fogata dispuesto a pernoctar lo suficiente hasta que sus compañeros se dignaran a despertar.

- Baka – musitó el rubio sentándose junto a su amigo en el perímetro del fuego- solo me quedé dormido mientras conversábamos.

La mirada contrariada sobre su persona lo obligó a frotar torpemente su rostro para deshacer el nudo de torpeza en que podrían convertirse sus futuras palabras.

- Debías hacer guardia – soltó el Uchiha tenaz.

- Con Sakura es más simple hacer guardia ¿no lo crees? – irónico fingiendo falso desinterés mientras introducía ambas manos en los bolsillos de su chaqueta.

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El camino hacia el País de la tierra llegaba a su fin en una panorámica lúgubre de barro y adobe.

De pie frente a las faldas de la montaña más alta, observaron la cima soltando un largo suspiro; La traducción de las runas enviadas hasta Konoha, señalaban el punto más alto del mundo como el mirador hacia la ciudad oculta bajo las aguas. Sin embargo, en la actualidad el único punto de aquella envergadura era aquella entidad rocosa alzada entre las nubes.

- Lo mejor será descansar antes de intentar subir este barranco – sugirió la pelirosa sin perder la vista de las nubes iluminadas por la luna.

Consciente de que aun pese a la ausencia del sol, sus organismos señalaban que apenas cursaba la media tarde, se devolvieron hacia el centro de la ciudad en busca de provisiones y alojamiento. Después de todo la pobreza del País de las olas los había desabastecido de lo necesario para subsistir.

Si bien el País de las rocas exhalaba cierto desdén cuando se trataba de La Hoja, reconocerían aquel equipo aún ante la peor oscuridad; contrario a lo esperado, sus cimientos firmes anclados en las fauces de la tierra habían resistido perfectamente las semanas de lluvia, a excepción del terrible acúmulo de lodo en cada sendero de la aldea.

El pantanal no les permitiría acampar abiertamente, por lo que obligados por el Tercer Tsuchikage, se les otorgó alojamiento en una tienda médica en el centro de la aldea; con espacio suficiente para pernoctar en solitario en lo que simulaba un cuarto espacioso. Sin embargo, su pasar con Onoki guardaba secretos rencores bien fundados. Sasuke lo observó con respeto, reconociendo que tras aquel diminuto anciano se encontraba el ninja que una vez tuvo la oportunidad de acabar fácilmente con su existencia. Una escueta reverencia en saludo fue suficiente para que el viejo asimilara la imagen del Uchiha como la de tantos jóvenes perdidos en su adolescencia que alfin lograban enmendar el rumbo. Después de todo, pensó, los Uchihas siempre habían sido hombres leales a sí mismos. Y si esta vez aquella lealtad estaba junto a Konoha, entonces convenía mantener los buenos tratos.

Acomodada sobre su cama, pretendió olvidar lo ocurrido con Naruto la noche anterior. Conversar parecía el menor de sus pecados, pero haber dormido abrazada al firme torso del muchacho le provocaba una contradicción en lo profundo de sus sentimientos. Más aún cuando hace tan solo unas noches había mantenido una íntima conversación con el pelinegro.

La silueta de un hombre fuera de su tienda la sacudió de sus confusiones para plantarla de lleno en la realidad. Sin embargo, sus ojos se abrieron sorprendidos cuando descubrió de quién se trataba.

La irrupción en su cuarto, sin permiso ni disculpas tensó sus músculos obligándola a ponerse rápidamente en pie.

- Sasuke ¿Sucede algo? – cuestionó inquieta ante la mirada ensombrecida del muchacho parado a los pies de su cama.

El muchacho negó suavemente mientras dejaba caer sobre la cama un acumulo de cartas bien envueltas.

Cuatro cartas que ella pudo reconocer fácilmente a simple vista.

- Eliminé cada carta enviada desde Konoha, menos estas. – declaró el muchacho.

- ¿Por qué? –atinó a cuestionar entre el desconcierto que le provocaba aquella revelación.

- No lo sé –confidenció adentrándose en la habitación para posicionarse frente a la chica.

- Hubiese bastado una palabra… - susurró Sakura tomando entre sus dedos los mensajes.

- Una palabra… - repitió el Uchiha mientras bufaba apesadumbrado- ¿cuál?

La mujer se apresuró en cerrar de mejor manera el telón que separaba su improvisada habitación del resto de la tienda. Y sin preámbulos se giró para encarar al muchacho de aspecto impasible frente a sus ojos.

- Lo que sea hubiese bastado, porque entonces sabría que ambos continuábamos existiendo en un mismo mundo. Pero sobre todo, me hubieses confirmado la existencia de un lazo entre nosotros y no sentimientos por los que únicamente yo intentaba luchar – declaró en el instante que su ánimo de tornó hacia el enfado producto de la afonía en su interlocutor.

- Si fuera así ¿Qué esperas que haga con esto? – Cuestionó abiertamente.

- Debes aceptarlo. Así como aceptas tu vínculo con Naruto. – soltó dilucidando un camino hacia un lazo entre sus destinos- aunque únicamente estemos hablando de amistad.

El silencio entre ambos se opacó por el sonar de sus respiraciones y el tronar del viento meciendo las telas a su alrededor. Si tal vez algo quedaba por hablar, aquellas sin duda serían las últimas palabras inconclusas sobre el duro pasado que marcaba su interacción.

Sakura, más que nunca vislumbró en la desigual mirada del muchacho, un reflejo de lo que realmente escondía en su interior y sin pensarlo dos veces se acercó a él para atarse a su cuello como tantas veces en el pasado añoró; el cuerpo bajo sus brazos se removió incómodo mientras se acostumbraba al roce tan cercano entre sus pieles, delimitando la separación entre sus cuerpos unidos por el torso de su humanidad entre las texturas de sus ropas y las definiciones de sus formas.

En un acto proveniente del instinto mismo de su hombría, por primera vez se permitió sentir la reconfortante fricción de aquella unión, una conmoción que nunca había experimentado en el pasado, nisiquiera en su cálida niñez, porque esta vez, aquella cercanía provocaba un revuelo en su abdomen que difícilmente podría comparar con situaciones pretéritas.

El hielo comenzó a deslizarse por su espina subiendo hasta su cuello, exactamente en la zona donde la respiración de la muchacha chocaba con su imperturbable piel desnuda. Sin más preámbulos cerró los ojos para dejar fluir lo que sus instintos básicos indicaban. La inhalación del aroma, en el que imaginó a Naruto embelesado durante la pasada noche, lo invadió apoderándose de sus sentidos, obligándolo a elevar su brazo para aprisionar más firmemente contra su cuerpo la delicada espalda baja de la chica atada firmemente a su cuerpo. Sintiendo como las formas bien delimitadas se aprisionaban contra su torso acalorando sus mejillas y nublando la incertidumbre en sus acciones.

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Hola!

GRACIAS POR SUS LINDOS COMENTARIOS! Aquí estoooooooy al fin

GRAACIAS POR LEEER! Perdón la demora!

No se imaginan como me encanta escribir y el amor que tengo por el SasuSaku, precisamente por eso he querido escribir esta historia según mi imaginación me permite pensar que sería en la realidad, así que buehh perdón si quieren mas setso jajaa calmaaaaaa!

Por favor dejen su comentario, opinión de la vida, del amor, etc porque ME ENCANTA leerlas casi tanto como ME ENCANTA subir capítulos.

Abrazos!