FRUSTRACIÓN

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Pensar en Sakura mantenía un significado ambiguo, más aún si nuevamente se encontraba desnudo bajo la ducha. Meditó en ello mientras toscamente cerraba la grifería y maldecía mentalmente su incapacidad para afrontarla con la misma confianza que a su rubio compañero. Sin ahondar en ello, decidió que aquel desliz en el agua había durado más de lo habitual y que por supuesto, pensar en la pelirosa mientras se encontraba desnudo, era una costumbre que rápidamente se podía convertir en un problema.

Con la toalla a duras penas atada sobre su parte baja, abandonó la casilla rumbo a los vestidores, percatándose que en el otro extremo del largo pasillo, la puerta se abría dando paso a su compañera en las mismas condiciones que él; Con la toalla sobre sus pechos y el cabello goteando sobre sus hombros, se detuvo en seco al observar al pelinegro plantarse de lleno al alcance de sus ojos.

La puerta de los vestidores ubicada en medio de aquel iluminado pasillo de baldosas blancas, parecía lejana de su posición resguardada a unos pasos de las casetas de ducha. Para ambos, el primer plan fue regresar sobre sus talones, sin embargo, optaron por mantenerse estáticos, buscando las palabras adecuadas entre los agitados pensamientos en sus mentes. Tal vez, si ambos no hubiesen estado pensando en los últimos acontecimientos mientras el agua fluía sobre sus cuerpos, hubiese sido su primera opción evadirse en direcciones contrarias.

Su mirada se posó levemente sobre la muchacha al otro extremo del camino, húmeda y dubitativa, la chica no parecía notoriamente incomoda ante tal situación, más bien le extrañó la forma cotidiana en que Sakura caminó sin demoras hacia la puerta del vestidor femenino.

- Has sido severo - susurró la muchacha en un tímido eco que Sasuke creyó imaginar. Sin embargo, asintió suavemente mientras las gotas interrumpían la quietud en un sutil sonido producido al caer sobre la cerámica- Hace años no me golpeaban en un entrenamiento.

El ónix opaco y cauteloso, la observó sin entender cómo interpretar aquellas palabras. Tal vez aquella intimidad entre ellos era demasiada para mantener su habitual parsimonia; Caminó para afrontarla en la leve distancia entre los umbrales contiguos de sus vestidores, percatándose que Sakura sin su ropa habitual ni la nebulosa de la oscuridad, resaltaba en rasgos que pensó jamás había notado con tanto detalle. Más aún, al considerarla desnuda bajo aquella toalla más corta de lo decoroso, le pareció por primera vez estar observando la juventud de la chica aflorar en todos los ángulos de su menudo cuerpo. La idea que se le vino a la mente tras aquella evocación, simplemente entorpeció su tranquilidad acalorando todo el camino desde su cuello hasta su frente.

Para Sasuke, aquello parecía demasiado inmoral en su persona, y sin dudarlo meneó la cabeza en un intento por borrar ciertos pensamientos que surgían vacilantes tras su aparente dignidad. Pero mentirse a sí mismo era un camino peligroso, sobre todo cuando la pelirosa continuaba observándolo con los ojos brillantes y el cabello pegado a su rostro en un paisaje que le recordó alguna hermosa mañana de sol durante sus días en Konoha. Y aquel, probablemente fue el único espejismo casto que logró frenar el acumulo de detalles en los que se centraban sus ojos.

La chica meditó unos segundos antes de cruzar el umbral. Si solo hubiese dependido de la incomodidad del momento, tal vez se hubiese lanzado de lleno dentro de aquellas paredes cerrando firmemente la puerta hacia el pasillo, sin embargo, observar el trasparente estupor en el pelinegro, simplemente le brindó una sensación de superioridad que difícilmente sentía frente al siempre controlado Uchiha; Sus ojos descendieron inconscientemente por el rostro de su compañero hasta caer suaves sobre el abdomen bien esculpido. El sonrojo que invadió su humanidad se perdió en el espacio cubierto bajo la toalla.

- Ya estoy preparada para continuar con la misión – comentó después de aclarar su garganta en un intento por desviar los pensamientos en su mente antes de que éstos fluctuaran a la fosa olvidada en la que mantenía todos sus sueños de adolescencia en los que el pelinegro deambulaba con solo una toalla atada a su cadera.

- si –aseveró rápidamente agradeciendo el hilo de conversación elegido por la pelirosa- aprendes rápido.

Por alguna razón, pensó el pelinegro, mantenerse allí le provocaba una sensación diferente a las experimentadas con anterioridad, y aquella misma turbulencia lo estimulaba a permanecer quieto en un intento por perdurar su interacción.

- Naruto me invitó a cenar esta noche– comentó sincera sin despegar el contacto visual con el muchacho, notando claramente como la nebulosa bajo las hebras azabaches se convertía en una emoción que difícilmente pudo interpretar- iremos al centro de la aldea... si quieres puedes...

El joven resopló tajante antes de girarse altanero hacia los vestidores cortando así con toda interfaz de comunicación.

- No me interesa - soltó en un ronco sonido que hizo eco por toda la dependencia.

Cerró la puerta ofuscado, considerando que no tenía razones para experimentar tan repentina revolución, pero que de alguna manera le comenzaba a molestar la cercanía entre sus compañeros. En un comienzo pensó que aquello se debía a la exclusión en que se encontraba dada la excesiva confianza entre Naruto y Sakura, sin embargo, rápidamente descartó aquello considerando que más bien no tenía derecho a ser parte de aquella intimidad, no después de permanecer tantos años alejado.

Entre dientes maldijo su mal animo repentino mientras se vestía lo más rápido posible. De pronto, unos golpes suaves en la puerta lo sacaron de su cavilación para posicionarlo nuevamente en la realidad de su terquedad. Haber dejado a la chica de una forma tan súbita únicamente había sido producto de un mal carácter que no reflejaba realmente sus profundas intenciones por hacer perdurar la conversación; Abrió la puerta sin propósitos de afrontar directamente los jades encrespados.

- ¿Dije algo malo? - cuestionó la muchacha cuando el pelinegro la examinó desde su ubicación junto al pomo de la puerta.

Realmente para Sakura aquella interacción tenía todos los aspectos incomodos que podían existir en su imaginación. Sin embargo, no estaba dispuesta a dejar pasar nuevamente las palabras atragantadas en su lengua. Quería ser cortés al invitarlo, y lo único conseguido fue un portazo en la cara. Luego de meditar aquello unos minutos, pareció que el frio colado entre la toalla se esfumaba para dar inicio a un calor abrasador. Habían mantenido una relación amistosa durante los pasados dos días de arduo entrenamiento, y de un momento a otro la actitud de Sasuke se volcaba grosera en un instante absurdo.

Con las manos sobre sus caderas y el ceño fruncido en enfado, se interpuso en la entrada para enfrentar al pelinegro.

- Fuiste grosero – agregó intensificando su indignación.

El muchacho se removió incomodo rebuscando las palabras adecuadas en su interior. El enfado se había calmado dando paso nuevamente a una corriente de adrenalina tan fuerte que lograba remover los cimientos de su corazón.

- a veces me exasperas – soltó el muchacho pasando una mano por su cabello.

El rostro sorprendido pareció indicarle que necesitaba más que solo aquella declaración para comprender la extraña situación en que se encontraban.

- no lo sé, Sakura – agregó finalmente tras inhalar suficiente aire.

Ella lo observó intentando comprender aquella tensión, percibiendo que su incomodidad distaba mucho a la vivida en el comienzo de su misión. Distinguiendo cierto calor entre su cercanía que de un momento a otro pareció ser retribuida aún pese a la tosquedad en las palabras del Uchiha; haber descubierto aquello, sin duda y como si de un interruptor se tratase, desencadenó un nerviosismo que hasta el momento se había mantenido bien oculto en sus adentros. El rojo incandescente arremetió en sus mejillas y en una ojeada rápida a su cuerpo intentó tapar los descuidos mientras desviaba la vista hacia el pasillo junto a ella.

El silencio que surgió después ninguno de los dos lo consideró incomodo, más bien lo aceptaron entre miradas efímeras y rostros acalorados. Su propia inocencia de un momento a otro parecía terrenalmente interrumpida por deseos no ahondados en profundidad y que repentinamente afloraban entre confusión y vergüenza.

- Si me invitaras podríamos cenar juntos – ofreció la chica sin meditar las palabras que salían de su boca- esta noche…

Los ojos del azabache se abrieron mientras una punzada se clavaba en su pecho, y por primera vez en meses, sintió una leve noción de miedo. Turbado ante aquella sensación abrió la boca para responder sin saber realmente que decir. Y es que normalmente sabía cómo actuar en cada paso que daba, al menos durante su último camino recorrido. Porque incluso en el pasado y sin un futuro claro, el camino parecía iluminado frente a sus ojos que todo lo veían; Pero allí, en aquel instante, simplemente las ideas habían desaparecido haciéndole espacio al gran acúmulo de pensamientos indeterminados que se alojaban en algún espacio en lo recóndito de su ser. Y sus ojos, que siempre conceptuó habían visto todo, definitivamente habían cosas que jamás habían observado.

Sakura puede ser muy inocente. Pensó mientras realizaba una rápida ojeada a su interlocutora. La chica intentaba cubrir su cuerpo sin percatarse que ni utilizando todo su esmero aquella toalla dejaría de pegarse a su piel en todos los rincones redondeados de su anatomía.

Asintió tras una exhalación de inseguridad, y cerró su boca ante la sensación de parecer un imbécil.

- Bueno… - susurró la muchacha sin exigir más del pelinegro que aquel asentimiento contrariado- ya habrá otra oportunidad de ir con Naruto – determinó junto a una tímida sonrisa que Sasuke pensó debía retribuir, sin embargo, no lo hizo, y aunque hubiese querido, su aturdimiento no se lo hubiese permitido.

Recién cuando la muchacha se retiró hacia su propio vestidor, comprendió que no estaba preparado para afrontar nada relacionado con Sakura, no después de pensar en ella como lo había hecho minutos antes. Aquello sin duda significaba nuevas reglas sobre la mesa, porque desde aquel instante por más que intentaba quitarla de sus pensamientos, la chica aparecía una y otra vez con aquellos ojos verdes interrogantes y el cabello goteando sobre sus hombros.

Sakura por su lado, hundida en la ansiedad, meditaba en lo ocurrido desde la vereda del nerviosismo. Siendo sincera con ella misma, no entendía muy bien qué había sucedido, pero una cosa estaba clara, aquella noche cenarían juntos, y esta vez por alguna razón no parecía un asunto simplemente amistoso.

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Mientras servía más del humeante bocadillo de arroz, agradeció que existieran los locales de comida preparada; se había escabullido del rubio más fácilmente de lo esperado, el muchacho, hace días parecía haber desaparecido del espacio a su alrededor, y precisamente por aquello la culpa la invadía desde sus adentros; Por otra parte, con Sasuke, jugar aquel juego parecía un atrevimiento peligroso del que en algún momento se arrepentiría.

Comer en silencio no mejoraba las cosas. Aunque esta vez, la tensión entre sus cuerpos parecía retomar cierta confidencialidad escondida.

- Hoy en los baños, no me comporté adecuadamente– comentó el pelinegro mientras rodaba los palillos entre sus dedos cuando la cena ya hubo llegado a su fin.

- solo… no hagas eso – soltó la chica con la mirada fija en el movimiento de las maderas.

Elevó la mirada para perderse a sabiendas del oscuro atisbo de su compañero, aquella noche, sin embargo, la oscuridad se había ocultado en un velo diferente.Él parecía tal vez, tan necesitado de aquella intimidad como ella misma.

- Eres importante – susurró la muchacha compungida- somos amigos – agregó serena- y con Naruto no deseamos que te sientas excluido.

Tal vez en otro momento aquella declaración hubiese calmado al pelinegro, pero en aquel instante por alguna razón sintió su ánimo decaer hasta más abajo de sus talones. Meditó en aquello mientras Sakura continuaba ofreciendo palabras de hermandad que enfriaban rápidamente la locura en que se había tornado en un comienzo su intención, dando paso a una extraña espina clavada entre sus costillas.

No, en ningún momento de su vida aquellas palabras hubiesen tranquilizado su ánimo. Decretó tras pensar los momentos de su juventud en los cuales Sakura existió a su lado.

En su niñez, debía reconocer que ciertamente su ego parecía enaltecerse ante los elogios de la pelirosa, no porque le gustase particularmente, sino porque Sakura de alguna forma parecía mejor que el resto de las mujeres; y tras regresar de su viaje por la turbulencia, antes de partir nuevamente desde Konoha, de alguna forma no esperaba menos que aquel alarido por realizar el viaje a su lado. Pero, lo que jamás hubiese anticipado salir de los labios de la mujer, era una declaración de amistad tan sincera y desinteresada, no al menos cuando la chica acostumbraba a declarar su amor cada vez que permanecían algún tiempo en solitario.

Tal vez, realmente las cosas debían ser así.

- ¿estás escuchando? – cuestionó entre risas.

- Si – mintió él sin esfuerzos por convencer.

La pelirosa soltó una sonrisa de tranquilidad y lo observó fijamente a sabiendas de que no existía equivocación ni vergüenza en aquel acto.

- Gracias por lo amable que has sido estos días– soltó logrando que el cuerpo del chico se tensara en comunión con cada sílaba oída.

Sus miradas se cruzaron a una distancia abrumadora. La pelirosa parecía demasiado luminosa incluso entre la oscuridad que los rodeaba. El recuerdo de su cuerpo contorneado le arrebató el juicio, desviando por un instante sus ojos hacia la comisura de los labios de su compañera. Si aquello era una nueva clase de sensación, podía permitírsela unos segundos, pensó con intenciones de alargar aquel instante al menos unos minutos más.

- Eres mejor maestro de lo que imaginé – retribuyó la pelirosa consciente de los ojos fijos sobre su boca - Debe haber algo que pueda hacer por ti, para retribuir este tiempo perdido – susurró bajando la mirada hacia los dedos, esta ves estáticos, del pelinegro.

- Y tú, más fuerte de lo que piensas –pronunció logrando desatar una corriente eléctrica en su compañera.

Pero arruinar aquella confianza con un abrazo o un repentino sonrojo, simplemente hubiese destruido la intimidad formada entre ellos. Sakura se cuestionó esto antes de levantarse bruscamente de su posición.

Sasuke perplejo ante tal repentino quiebre en su comunicación, se levantó tras ella en un segundo de inconsciencia. Alcanzándola desde el antebrazo para plantarla nuevamente frente a él.

La observó agitarse ante el suave contacto, y sin saber realmente por qué, presionó su unión con mayor intensidad, deseando rozar con mayor precisión la piel desnuda bajo sus yemas; La chica, con aquella sensación dominando las hormonas en su cabeza, se dispuso a dejar sus manos descender lentamente sin frenar su interacción.

Sasuke entrecerró los ojos al compás de la saliva acumulada en su garganta, al punto en que tragar se convirtió en una urgente necesidad.

- te...te puedo enseñar ninjutsu médico – tartamudeó Sakura tras unos segundos de silencio- así estaríamos a mano.

El muchacho cerró completamente sus ojos antes de asentir acorde a su turbación. Frustrado dudó en abrirlos hasta calmar absolutamente sus pensamientos. Esas realmente no eran las palabras que esperaba oír, aunque a ciencia cierta, no sabía exactamente como hubiese continuado con aquello si la muchacha no hubiese interrumpido el hilo en sus acciones.

- Podría serte útil – agregó la pelirosa posicionando su cabello tras su oreja y torpemente retrocediendo lejos hacia su improvisado escape.

- Cuando quieras – alzó la voz en un sonido profundo que a Sakura le pareció un ronroneo estremecedor.

El muchacho sucumbido a su propia consternación, en una lucha entre movimientos que creía no eran propios en su persona y un cerebro siempre estoico que le recordaba lo apropiado de mantener la distancia entre ellos, atinó a intentar aclarar su mente antes de cometer alguna estupidez.

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Caminando entre la oscuridad nuevamente, esta vez mantenían claros ciertos aspectos en su viaje. Los extraños a su alrededor, no tenían ventaja alguna sobre su equipo.

La muchacha despertó con mejor ánimo del imaginado, sintiendo al fin una pisca de tranquilidad en su persona. Mantener de alguna forma los asuntos en paz con Sasuke, era un alivio aunque aquello significara amoldar a las circunstancias los vestigios de lo que parecía un sentimiento que nunca debió existir. Pese a ello, poco pudo descansar durante la noche. No cuando en su brazo mantenía clavada la textura en los dedos del muchacho; no mientras en una difícil decisión había optado por no permitir más cercanía entre ellos, pese a que por primera vez en su vida, poder evidenciar ciertas intenciones correspondidas.

Pero no. Su cuerpo había temblado lo suficiente como para continuar con su insinuación. Esta vez lo experimentado no se parecía en nada a lo vivido con anterioridad durante su enamoramiento infantil.

Con su propia confrontación interior a cuestas, al menos mejorar la comunicación entre ellos era un Victoria en su corazón, aunque con el pasar de las horas, el mutismo de parte del Uchiha se convertiría en un problema personal. Un saludo escueto y sin mayor interacción, un desayuno donde Naruto parecía tener mucho que contar, horas subiendo una montaña en la cual ni por un segundo los ojos del muchacho se toparon con su mirada. Si aquello no era escabullirse olímpicamente, simplemente parecía una evasión imprudente por parte del pelinegro.

La estaba evitando.

Después de todo, pese a las escuetas palabras dichas durante la comida, ambos sabían que durante la noche sus cuerpos parecían hablar sin necesidad de utilizar la voz. Y continuar con aquello, podía ser una peligrosa tentación.

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Eso había escrito la primera vez que subí el capi hajaja ahora mis disculpas: Perdoooon

Lo sientooooo. Mi nueva ciudad entró hoy en cuarentena así que alfin puedo actualizar. Perdón por la falsa alarma, no suele ocurrir, pero lo había subido y luego no me gustó tanto... ahora si me gustó jaja

Abrazooos