Aunque ya No sea Sorpresa

Por: Escarlata

Precure pertenece a Toei, el plot es mío

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Honoka era una chica perceptiva, le era fácil analizar, encontrar detalles, comprender el funcionamiento de las cosas con un simple vistazo y también reconocer las pistas que podían pasar desapercibidas. Así era ella, esas eran las habilidades que la harían una gran investigadora a futuro. Pero Honoka no necesitaba ninguna de esas habilidades para notar que Nagisa llevaba todo el camino a casa sin perderla de vista. Lo hacía por lo bajo, indiscretamente discreta; cosa que no le sorprendía, Nagisa no era muy amiga de la discreción. Además tenía un gesto raro desde la mañana pero cualquier intento por saber cuál era la razón fue infructuoso. Sabía respetar cuando Nagisa le pedía espacio y tiempo, lo que no podía evitar era sentirse un poco rara por la manera en que Nagisa le miraba.

"Oye, Nagisa", dijo Honoka en afán de romper el silencio. Notó a su compañera respingar, su nerviosismo se notaba a leguas. "Sabes que respetaré tu silencio si me lo pides, pero no has dejado de mirarme en todo el día y ahora sí me estás preocupando, ¿qué sucede?" Insistió con suavidad.

Nagisa respingó y de inmediato giró el rostro, sintió la cara caliente. ¿En serio era tan obvia? Se aclaró la garganta y falló en el intento, sólo logró atragantarse con su propia saliva. Tosió. ¡Estaba tan avergonzada! ¡Todo era una tontería desde que despertó! ¡Ni siquiera sabía por qué se sentía así! Es decir, estaba al tanto de que se dejaba llevar por sus sentimientos como si fuera una cometa al viento, pero era algo que no podía evitar.

Lo que tampoco pudo evitar fue apenarse cuando Honoka rápidamente la asistió e incluso le acercó su propia botella de agua. En circunstancias normales lo pensaría dos veces antes de beber de la misma botella que Honoka, pero no porque sintiera repulsión o asco por el acto, si no por ese asunto del beso indirecto que tantos sonrojos provocaban entre los enamorados y los adolescentes. Ésta vez la urgencia la hacía necesitar ese trago de agua. Roja aún, Nagisa bebió hasta que la molesta tos se detuvo. Suspiró hondo para calmarse de una buena vez, miró a su amiga con una sonrisa avergonzada.

"Gracias".

"Por nada. ¿Ya estás mejor?" Preguntó Honoka y Nagisa asintió. "¿Qué te parece si vamos al río un rato? Luego de eso podemos ir a comer al Tako Café, yo invito".

Y eso bastó para devolverle la sonrisa a Nagisa y finalmente asintió con recuperados ánimos. La comida nunca fallaba en levantarle el ánimo.

Caminaron en silencio hasta llegar al río y se sentaron en la orilla de costumbre, cerca del puente. Nagisa suspiró y Honoka, a manera de apoyo, le tomó la mano. Notó que Nagisa volvía a sobresaltarse, pero no por ello su mejor amiga alejó su mano, al contrario. Honoka de inmediato sintió cuando Nagisa presionó su mano con firmeza. No podría soltarse aunque quisiera. No que quisiera soltarse.

"¿Y bien?" Insistió Honoka con gentileza.

"Es algo tonto", dijo una avergonzada Nagisa. Entre más repasaba el problema, más tonto le parecía. ¡Ni siquiera era real! ¡Ella sola se inventó un problema y ahora estaba molesta por ese problema! ¿Acaso estaba enloqueciendo?

"Si te está afectando entonces no es algo tonto, Nagisa", fueron las calmadas palabras de Honoka. "Aunque… Por la forma en que me has estado mirando, me atrevo a pensar que el asunto tiene qué ver conmigo de alguna manera, ¿verdad?"

Nagisa puso mala cara ante la correcta suposición de Honoka, asintió lentamente y se llevó la mano libre a la nuca. Un pesado suspiro fue suficiente para que Nagisa finalmente comenzara a hablar. Se sentía tan tonta pero enseguida recordó que hablaba con Yukishiro Honoka, la chica más amable, dulce y comprensiva del mundo. La miró, pese a todo, con una incomodidad que era incapaz de ocultar.

"Anoche tuve un sueño extraño", comenzó a hablar e incluso frunció el ceño. "Tú y yo estábamos en el parque paseando, la estábamos pasando bien, incluso estábamos comiendo un helado", el suyo era de chocolate, un detalle importante. "Y de pronto un chico llegaba y te pedía salir", no podía recordar al chico a detalle, salvo que era alto, en su sueño lo reconoció como alguien atractivo y con cabello oscuro. "¡Y tú le decías que sí, te ibas con él y me dejabas sola!" Reclamó como si de verdad hubiera sucedido. "Y ahí desperté".

Honoka sólo parpadeó dos veces mientras escuchaba el sueño de Nagisa. Entre más hablaba su mejor amiga, mejor entendía todo el problema de ésta. No pudo evitar sonreír sobre todo en la última parte del relato. ¡Por todos los dioses, la mente de Nagisa inventó a un sujeto, imaginó una situación con alguien que no existía y ahora estaba enojada por eso! El asunto era tan tierno y a la vez tan ridículo que no pudo evitar reír un poco.

"Te dije que era tonto", murmuró Nagisa con infantil puchero.

"No, no me río por eso, te lo aseguro, es sólo que…" Honoka no podía parar de reír. Terminó recargada juguetonamente en el hombro de Nagisa. "Dame un momento, por favor". Y siguió riendo a carcajada limpia y clara.

Nagisa se rindió y finalmente sonrió. La risa de Honoka era tan linda que era imposible no ponerse de buen humor al escucharla. Aún se sentía apenada, pero decir lo que le molestaba desde que despertó fue bastante liberador. Y ya que Honoka le acababa de aclarar que no se burlaba, estaba curiosa sobre lo que su amiga pensaba del asunto.

Honoka terminó de reír unos segundos después y tuvo que tomar aire y dar un trago a su botella de agua para componerse. Nagisa se sonrojó al ver eso y desvió ligeramente su mirada. Los labios de Honoka eran lindos.

"De acuerdo, terminaste. Ya dime, anda", insistió Nagisa, ruborizada.

"Quiero confirmar primero unos datos, ¿está bien si te hago algunas preguntas?" Consultó Honoka con recuperada seriedad.

"¿Eh? Pues… Sí, adelante. Pregunta lo que quieras", respondió una confundida Nagisa.

"¿Estabas contenta en la parte donde paseabas conmigo?" Preguntó Honoka con firmeza, su gesto serio ahora era un poco exagerado, rayaba en lo cómico.

"Sí", fue la inmediata respuesta de Nagisa.

"Dices que te molestó la parte donde yo me iba con el chico y te dejaba, ¿verdad?" Su amiga asintió, Honoka asintió también. "¿Entonces lo que te ha estado molestando todo el día es la posibilidad de que yo me vaya de tu lado para estar con alguien más?" Fue la firme y concisa pregunta de Honoka. Estaba bastante interesada en la respuesta de Nagisa.

Nagisa se puso roja hasta las orejas y giró el rostro para no ver a Honoka a los ojos. Ya que repasaban todo, sí, eso era lo que le molestaba en realidad, pero era tonto siquiera pensarlo. En verdad estaba enloqueciendo.

Como quiera, Nagisa fue capaz de confirmar la respuesta con un movimiento de cabeza.

"Es tonto que eso me moleste porque somos amigas pero no eres mía, no me perteneces", decir eso le hizo sentir un sabor raro en la boca. Tragó saliva. "Además algún día vas a conocer a un chico guapo que se enamore de ti y le gusten todos tus lados buenos", esos lados buenos que la misma Nagisa conocía y que conoció con el tiempo y con mucho trabajo y convivencia. "Y seguramente tú te enamorarás de alguien que tenga todo lo que te gusta en una persona, así que yo debería apoyarte como siempre lo has hecho conmigo", continuó, dolida por su propio egoísmo. "No puedo creer esto".

Honoka no dejaba de mirar a Nagisa aunque ésta no la mirara. Y precisamente aprovechó que Nagisa no la miraba para negar suavemente con la cabeza y sonreír con dulzura. En serio se preguntaba si Nagisa se escuchaba al hablar.

Volvió a recargarse en Nagisa, cariñosa ésta vez. Nagisa no se movió.

"¿Y tú sabes qué tipo de persona me gusta?" Preguntó Honoka con el claro afán de moverle un poco el piso a Nagisa.

Lo logró. Nagisa pegó un respingo y se giró de nuevo para mirar a Honoka, pero la posición sólo permitió que quedara cara a cara con ella. Todos los colores se le subieron al rostro y tragó saliva una vez más. Nagisa repasó mentalmente la pregunta de Honoka y se dio cuenta de algo: no tenía idea del tipo de persona que su mejor amiga podría considerar atractiva. Lo único que sabía era que Honoka admiraba al ya difunto profesor Breakstone. Y eso era todo lo que podía asegurar sin temor a equivocarse.

Un golpe de pena y vergüenza hizo que Nagisa se sintiera culpable de repente. ¿Qué tipo de personas le gustaban a Honoka? ¿Alguien como Kiriya? Ese fue su primer pensamiento, pero repasando todo lo vivido hasta el momento, era fácil adivinar que la respuesta era no. Honoka definitivamente quiso a Kiriya pero no en el sentido romántico de la palabra, más bien de un modo fraternal. Por otro lado, sabía que tampoco era alguien como Fujipi. De ser ese caso, entonces Honoka ya sería novia del futbolista.

Nagisa balbuceó un poco y lanzó un gracioso gruñido de frustración.

"Lo siento, no lo sé. Seguramente debería saberlo, pero no lo sé", dijo Nagisa rendida, derrotada. Bastante apenada, ahora se sentía como una mala amiga.

Honoka sonrió con suavidad y fue ella la que se movió un poco para hacer que Nagisa quedara sobre su regazo. Y lo hizo sin aviso, porque su mejor amiga en serio se sorprendió con la nueva posición. Miró a Nagisa, seguía ruborizada la pobre.

"No lo sabes porque nunca te lo he dicho", dijo Honoka con voz tranquilizadora. "En todo caso, tampoco podrías saberlo porque nunca he mostrado interés en algún chico", completó, notando el gesto de confusión de Nagisa.

"Eso… Bueno… Tienes razón", musitó Nagisa, aliviada. Enseguida pareció curiosa. "Oye, es cierto, ¿nunca te ha llamado la atención algún chico?"

"No. Así que lo último que debes temer es que me fugue con alguien", respondió Honoka, divertida.

"¿Y si llega alguien que en serio llame tu atención?" Preguntó una angustiada Nagisa.

"Para que alguien llame mi atención, entonces debe superar por mucho a la persona que ya tiene toda mi atención", fue la firme respuesta de Honoka.

Nagisa tuvo que sentarse nuevamente para mirar a su amiga con sorpresa, casi con horror. En su cabeza comenzó a repetirse la última parte de su sueño: Honoka yéndose de la mano con alguien más. No supo qué decir, sus manos se movían torpemente, su boca no terminaba de sacar ninguna palabra y su gesto era de angustia pura.

"¿Quién es esa persona?" Casi lo gritó.

"Verás", juguetona, Honoka tomó las dos manos de Nagisa entre las suyas. Al menos logró que su mejor amiga dejara de poner cara de tragedia. "Es una persona activa y amigable, bastante guapa y glotona, con una sonrisa enorme", a cada palabra que decía notaba que Nagisa se ponía más roja. Sonrió. "Es la persona que ha peleado a mi lado, la persona que siempre ha estado para mí cuando más la necesito", pegó su frente a la de Nagisa. "Mi valiente compañera de batallas, mi querida amiga que conoce todos mis puntos buenos y también los malos, y los abraza todos porque me acepta como soy".

Nagisa se sintió temblar toda, no tenía la fuerza para moverse, tampoco que quisiera. Se aferró a las manos de Honoka. Sus pensamientos parecieron apagarse, como si sus neuronas se hubieran desconectado de repente.

"Pero…" La pobre Nagisa tragó saliva de nuevo. "Esa persona… La persona de la que hablas… Yo… Es… Es una chica", balbuceó.

"Sí, y es la chica a la que amo como loca, aunque sueñe cosas raras y no se dé cuenta que la amo más que a nada en éste mundo", dijo con dulzura, con su gesto lleno de amor.

Nagisa no pudo más, toda ella hizo corto circuito y quedó fulminada en el regazo de Honoka. Incapaz de hablar, de su boca salían débiles balbuceos, lo único que se podía entender a medias era un no puedo creerlo repetido una y otra vez.

Honoka rió.

"Ahora ya no sé cómo voy a sorprenderte mañana, se supone que mi declaración de eterno amor y devoción por ti iba a ser parte de tu regalo de cumpleaños", dijo Honoka con gracioso reproche. "Ya no va a ser lo mismo cuando te dé el resto del regalo".

Esas palabras fueron suficientes para que Nagisa reaccionara y se sentara de nuevo. Parecía una niña pequeña a punto de llorar porque le habían negado un dulce. Honoka supo leer sus gestos y de inmediato tomó sus manos con cariño.

"Lo arruiné todo", se lamentó Nagisa.

"No digas eso, seguro que te sorprendo con lo demás, ¿quieres saber qué es?" Propuso Honoka, buscando consolarla de alguna manera.

"Sí, dime", lloriqueó Nagisa.

"Tu regalo consiste en tres partes", explicó Honoka con mucha propiedad. "La primera parte es una caja de Mont Blanc de edición especial, los postres que vimos en esa revista el otro día junto con Takashimizu y Kubota".

"¡Ah, los de esa pastelería francesa que recién abrió! ¡Los que dicen que se acaban en menos de una hora!" Exclamó Nagisa con emoción. Además, dichos postres se vendían cuando estaban en horario de escuela, por lo que era imposible para ellas comprarlos.

"Sí, pude conseguir una caja", anunció Honoka con emoción. "En realidad mi abuela la consiguió por mí, ella fue a la pastelería ayer", aclaró y enseguida continuó hablando con toda la propiedad posible. "Se dice que uno puede llegar al corazón de una persona por su estómago, así que primero quiero endulzarte antes de confesar todo el amor que siento por ti", eso lo agregó con un gesto pícaro, logró que Nagisa se sonrojara más. "Todo".

"Ah", Nagisa se aclaró la garganta. "¿Y cuál es la tercera parte?"

"Besarte", respondió Honoka con una sonrisa amplia. "En los labios".

Nagisa casi caía fulminada de nuevo. Sólo atinó a escapar de las cálidas manos de su compañera para poder taparse la cara.

"¡Honoka!"

"Sé que ya no será una sorpresa, pero… ¿Puedo hacerlo como lo tengo planeado?" Consultó una divertida Honoka.

Nagisa tragó saliva y miró a su compañera por entre sus dedos.

"Sí, por favor. Hazlo", respondió la pobre como mejor pudo.

"Gracias, Nagisa".

La aludida sonrió y ya no supo qué decir. Fueron demasiadas cosas en poco tiempo, pero eso no evitó que ésta vez fuera ella la que buscara la mano de Honoka. Necesitaba sentirla. Ese calor y ese suave tacto siempre tenían un efecto analgésico en su sistema. Suspiró hondo para recuperar la calma. Lo logró a medias.

Honoka le miró de reojo sin dejar de sonreír.

"¿Ya te sientes más tranquila? Ahora ya sabes que no me iría con alguien más".

"A decir verdad ahora estoy nerviosa por lo que me espera mañana".

"Ahora me alegra mucho haberte puesto sobre aviso. Tenía calculado que quizá te desmayaras por la sorpresa. Ahora que lo sabes, quizá lleguemos a la parte del beso", dijo Honoka entre pequeñas risas. "¿Y yo puedo saber la respuesta que me espera?"

Fue el turno de una sonrojada Nagisa de sonreír, con nervios, pero lo logró.

"Al menos deja que yo haga esa parte como lo tenías planeado, ¿sí?"

"De acuerdo", Honoka suspiró hondo, contenta. "¿Vamos al Tako Café? Tengo un poco de hambre".

"¡Vamos!"

Fue Nagisa la que se levantó primero e hizo que Honoka se pusiera de pie para ir a su siguiente destino. Ambas esperaban con más emoción el cumpleaños de Nagisa, sin duda sería uno muy especial.

FIN