️ADVERTENCIA ️
Sangre, asesinato gráfico, disociación, problemas psicológicos, mutilación degollación, drogadicción, ninguno consensuado y muchas más cosas desagradables y explícitas...
NO APTO PARA PERSONAS SENSIBLES.
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Historia originalmente corta, pero viendo el tamaño que necesitaría para que tenga una trama decente los capítulos serán entre 6000 a 10000 palabras, según vea necesario detenerlo.
Si estás de acuerdo con todo esto, puedes proseguir a leer.
Inspirado en la canción: High Enough de .
Capítulo 1
Una pérdida insignificante
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Ichimatsu respiró hondo un par de veces para aliviar sus nervios apunto de estallar, volvió a intentar no golpear al hermano estúpido que tenía a unos metros suyo, eran las primeras horas de la mañana y estaban en el desayuno. Extrañamente, despertó con buen humor y si no fuese por ello Shittymatsu estaría pagando las mierdas que provocaba con su narcisismo en el desayuno.
_ ¿Ichimatsu-niisan? _llamó una voz preocupada, el nombrado giro la cabeza un poco para encontrarse al más alegre de los sextillizos mirándolo bajo esa expresión en blanco y las mangas a la altura de sus labios, al recibir un tarareo en respuesta, añadió_. ¿Te encuentras bien?
Ichimatsu chistó los labios, desviando la mirada al cuenco con sopa de soja que le quedaba, la comida se volvió amarga debido a sus constante irritación que hizo un nudo en su estómago, sintiendo que en cualquier momento podría vomitar la bilis emergente.
Apenas notó cuando el silencio volvió a reinar en la mesa.
_ ¿Ichimatsu?, ¿te encuentras bien, herma-?
Un golpe lo suficientemente fuerte para que los platos truenen al chocar y la madera cruja bajo el puño detuvieron los pobres intentos del causante de la molestia del hermano sombrío.
_ . . _habló con esa aura asesina reflejada en sus ojos detenidos en los azules paralizados al otro lado de la mesa, escupiendo con veneno_. Nadie pidió tu estúpida opinión, Mierdamatsu.
Los hermanos que no se involucraban en la conversación prefirieron quedar al margen, como siempre, sin desear estar en la mira de furia de Ichimatsu.
Quedando Karamatsu, todavía pálido por esa reacción y esas palabras hirientes, tragó saliva y bajó la mirada, en silencio, sometiéndose como siempre, esperando que la ira del menor se calmara para poder terminar esa tensión en el desayuno, consideró levemente reemplazar algunos platos rajados y dar una explicación de la rajadura de la mesa a su madre luego, no deseaba que Ichimatsu se meta en problemas por su culpa. Aunque, realmente no supo qué lo provocó esta vez -como muchas, en realidad-, trató de no hablarle al verle con buen humor para que no sucediera esto.
¿Qué tan mal hermano era?
_ Yo... l-lo sient-
Fue intervenido cuando un cuenco de sopa de soja chocó con su rostro a media oración, sobresaltando a los demás hermanos. El cuenco de madera cayó sobre la mesa igual de quebrado por el golpe, con el contenido vertido por el rostro y cabello del hermano de sudadera azul.
El silencio que siguió fue casi mortal.
Sin embargo, fue Ichimatsu quien lo rompió.
_ Muérete, Mierdamatsu.
_ ¡Ichi- ! _Osomatsu no terminó cuando el menor salió corriendo azotando el shoji del cuarto, saliendo de casa poco después.
Osomatsu volvió lentamente al resto de los hermanos, todavía callados en conmoción por lo que acaba de suceder. Suspiró resignado.
_ Todos, vayan arriba a prepararse. Karamatsu, quédate un momento.
Los hermanos hicieron caso, en el mismo silencio y en piloto automático, sin el menor deseo de intervenir con sus propias opiniones.
Una vez que el shoji se deslizó, cerrando el cuarto con delicadeza, y los pasos se alejaron subiendo las escaleras. Osomatsu giró sus ojos escarlatas a su hermano menor directo.
Su mirada solemne cambió drásticamente a preocupación al ver que Karamatsu no se había movido ni un centímetro desde que Ichimatsu sobrepasó los límites.
Con la cabeza baja y la sopa ensuciando sus cabellos y rostro todavía goteando de los mechones y su mentón. Parecía un desastre, el ego disfrazado estaba destrozado en ese momento. Como hermano mayor y más cercano a la verdadera personalidad de Karamatsu, supo, que no se derrumbaba a llorar de inmediato por la presencia de los demás en la habitación.
_ Karamatsu _llamó, o lo intentó, pero el menor no respondió. Con cuidado, Osomatsu se acercó al lado de su hermano, tocando codos por la cercanía y lo intentó de nuevo, más suavemente y con la dulzura de hermano mayor que Karamatsu necesitaba_. Karamatsu, todos se fueron.
Y, en ese preciso momento, los temblores comenzaron a tomar fuertemente el cuerpo del segundo, soltando su propio cuenco de su desayuno se abrazó a sí mismo, encogiéndose lo mejor que podía con los hombros subidos para hundir su cabeza. Una imagen lamentable pero inconfundible del hermano menor más cariñoso, bastante dolido.
Osomatsu controló la creciente ira por el causante de esa imagen, supo que hacer algo o intervenir que no fuese el mismo Karamatsu, solo lo empeoraría.
Además, Karamatsu no tenía corazón de conocer más del odio de Ichimatsu por "poner", a todos en su contra. O, incluso poner un alto a Ichimatsu.
Pero esto debía acabar.
_ Lo siento, l-lo siento mucho...
_ Karamatsu... _se mordió el labio inferior para evitar soltar un regaño por no obtener otra reacción del menor más que pensar que era culpa suya y no de Ichimatsu por no controlar su temperamento. Suspiró hondo, tener hermanos menores era bastante complicado.
Osomatsu abrió los brazos y envolvió el cuerpo encogido en temblores y llorosos forzados a ser silenciosos para no llamar a los demás hermanos.
Karamatsu pareció acercarse lo mejor que pudo al calor de su único hermano mayor, relajándose aunque sea un poco.
_ Debes detener esto, y lo sabes, Karamatsu _de repente, los temblores del menor cesaron casi inmediatamente, un momento más en silencio, Karamatsu se apartó del abrazo que muy pocas veces le dejaban acceder por voluntad propia, pero ignoró su deseo para encarar al hermano mayor_. Esto sobrepasó la línea, Kara.
_ Y-yo… f-fue mi culpa, Osomatsu _habló por fin, controlando su quebrada voz, pese a salir demasiado baja que si no fuese por el silencio presente, Osomatsu no lo habría oído.
El mayor bufó_. ¡Eso es con lo que siempre lo excusas! Y no es así. Karamatsu, no debió hacer eso, cuando vuelva tendré que-
_ No lo regañes.
_ ¡Escucha! _estalló tomándolo de los hombros en un intento de tallar la razón en su cabeza dura_. ¡Esto nadie lo debe soportar! ¿Lo entiendes? ¡Nadie! Ni aunque le haya caído un puto rayo o hayan lastimado a sus gatos o cualquier mierda que le haya pasado antes, ¡No tuvo, nunca, por qué desahogarse contigo! ¡No hay excusa suficiente para herirte así!
Karamatsu lo observó con atención, confundido y algo sorprendido por referirse de esa manera al hermano más tenebroso y sus queridos amigos felinos, incluso en casa y fuera del oído de Ichimatsu, normalmente nadie se atrevería a referirse así de ellos si no querían despertar con un Ichimatsu y su intento de homicidio.
Dejó de pensar en ese detalle al enfocarse en el problema en cuestión, esperando su respuesta, Osomatsu comenzó a apretar inconscientemente sus hombros.
Karamatsu frunció el ceño, no era una buena señal para Osomatsu.
_ Yo debería soportarlo, debió despertar de mal humor y si necesita desahogarse conmigo yo tengo que-
_ ¡No! ¡No tienes por qué hacerlo! ¿Entendiste algo de lo que te dije? _la desesperación caló la superficie de su voz, inseguridad en lo profundo de sus ojos como si rogara que este sea el límite de su hermano cabeza hueca, y no lo decía por el significado de su nombre, al que, por cierto, le hacía un gran honor.
Pero temía por lo que Karamatsu consideraba correcto.
_ Aniki, por favor, deberías de comprender a Ichimatsu también, no solo consolarme a mi _las manos soltaron su hombros, comenzando a alejarse, Osomatsu se veía derrotado mirando el suelo_. Yo… bueno, todos sabemos que el corazón de Ichimatsu es muy delicado, mantener todos esos sentimientos que lo lastiman en el fondo podría destruirlo. Es mejor que lo exprese y si yo soy quien tiene que sufr- soportarlo, entonces, lo haré. Lo haré para que odie a alguien más que no sea a sí mismo. No soportaría que Ichimatsu llegue a su límite y se lastime al pensar que a nadie le importa, al menos, cuando hablo con él o lo molesto puedo asegurarme que no tiene heridas, que todo está bien como el día anterior. Por favor, Aniki.
Karamatsu elevó la mirada al mayor cuando no recibió respuesta inmediata, sin esperar lo que observó.
Osomatsu lo veía en silencio, y con un sentimiento extraño en sus ojos, una mezcla de dolor, ira y… ¿decepción?
¿Por qué? Esto no debería ser visto nunca en los ojos del más carismático del grupo, ni mucho menos en alquien en quien confiaba plenamente desde niños por ser su único mayor.
Un miedo paralizante subió por la garganta de Karamatsu, volviendo a sus inseguridades.
_ ¿A-Ani-?
_ Ya veo _pronunció como un suspiro, pero fue suficiente para callar a Karamatsu como si fuese un golpe en el rostro, el tono era uno suave, pero quizá expresó más la derrota amarga que cualquier otra emoción, la mirada de Osomatsu volteó al suelo a un lado, sumido en una reflexión y madurez nunca antes mostrada. No duró mucho, sus labios se fruncieron en un ceño fruncido, arrugó el entrecejo con una nueva emoción predominante y sentenciosa.
Volvió con él de pronto, viendolo con esos carmín enfurecidos pero debidamente contenidos.
_ Esta es tu última oportunidad, Karamatsu, no seguiré buscando alguna reflexión de tu parte por siempre, no cuando tengo más hermanos que saben como mantenerse fuertes y no varados por tanto tiempo _el rostro del menor entre ambos cayó en miseria, conteniendo los ojos vidriosos, pero esta vez, Osomatsu no se detuvo_. O detienes a Ichimatsu, o simplemente nunca más te ayudaré, ¿Lo entiendes? Sé que Ichimatsu estará bien, no se herirá porque sabe que lo amamos. Pero, el único quien no confía en él, eres tú.
Karamatsu quedó helado, con los ojos abiertos casi como si salieran de sus cuencas.
_ Y-yo no-
_ Nadie se quedará atrás solo para consolarte cuando eres miserable, Karamatsu.
_ ¿D-de qué..?
_ Ichimatsu pedirá nuestra ayuda cuando lo necesite, aunque no escuchará a nadie cuando se trata de su temperamento. Solo a ti, pero hasta donde se lo permitas, también dañas a Ichimatsu _con eso dicho, se levantó caminando a la puerta, o lo hubiera hecho sino fuese por la mano que sujetó el extremo de su sudadera, no le dirigió la mirada_. Depende de ti, Karamatsu.
_ ¡No puedes solo decirme que todos me ignoraran por esto! ¡Son mis hermanos!
_ Y yo soy el mayor, así que consideraré lo apropiado para todos ellos. Somos conscientes que no hay tiempo para seguir quedándonos juntos desde el accidente de papá _giró su mirada al par de perlas azules en súplica, desconcierto y horror_. Y no permitiré que nadie progrese debido a la lástima por ti _De una manotazo, se soltó.
_ ¡E-ESPERA!
La puerta volvió a cerrarse con fuerza frente su rostro.
Las lágrimas cristalinas cayeron poco a poco hasta convertirse en cascadas. Lo sabía, sabía muy bien que era lo mejor para los demás, suficiente sufrió cuando una temporada todos le ignoraban y nunca deseó que vuelva a suceder.
Siempre supo, que si no fuese por Osomatsu, quien de alguna manera forzó a los demás a hablarle. Todos seguirían haciéndolo, costó un poco, pero al menos escuchaban parte de lo que les decía.
Aún así, era consciente que ellos lo hacían forzosamente, todavía no acostumbrados y continuando con el ritmo social que tenía cada uno, por lo que no los molestaba mucho.
Esos últimos meses fueron particularmente difíciles, muchos picaban algunos trabajos, para capacitarse o conseguir amigos que no fuesen sus hermanos. Todo debido al último accidente que sufrió su padre, eso marcó el límite.
Osomatsu se interpuso como hermano mayor en algunos momentos, y todos comenzaban a darle un poco más de respeto. Pero aunque todos los demás comenzaban a mejorar, la relación entre Ichimatsu y él no fue el caso, por el contrario, empeoró.
Karamatsu nunca quiso ser un estorbo en la vida de sus hermanos, pero saber que Osomatsu seguía imponiéndoles seguir un poco más en casa por la estabilidad de los dos hermanos en conflicto no estaba funcionando.
Karamatsu se odió a sí mismo, y con lo que acaba de pasar, no dudaría en que ese desprecio seguiría en aumento como en sus años de escuela secundaria.
Dolía bastante, pero supo que Osomatsu tenía razón, si él estaba muy seguro que enfrentarse a Ichimatsu no le haría daño, y que en ese caso, acudiría a sus hermanos, entonces debía hacerlo. Tal vez ese odio que le tenía pueda tener unas razones, las cuales Karamatsu estaba dispuesto a escuchar y cambiar de sí mismo, si tan solo Ichimatsu no respondiera con insultos o golpes esto sería más fácil.
Suspiró pesado, en cuyo caso, Osomatsu tenía razón, estaba en medio del progreso de los demás debido a la preocupación por Ichimatsu.
Karamatsu se limpió el rostro, sin molestarse en cubrir esta vez sus ojos rojizos debido a que sus lentes de sol estaba en la habitación junto a sus hermanos, tal vez conversando sobre los nuevos planes de Osomatsu porque no escuchó a nadie salir de casa.
Se puso sus zapatos en la entrada y con una última mirada a las escaleras de arriba, salió de la casa. Un poco de aire fresco podría ayudarle a calmar sus nervios para cuando regrese Ichimatsu.
~•..•~
Ichimatsu corrió por las calles angostas, resonando sus pasos por vías sin gente todavía. Deteniéndose en algún lugar alejado de casa, dio unas bocanadas de aire encorvado, sus músculos menos ejercitados mostraron su molestia por estirarlos más de lo acostumbrado.
Giró la cabeza tras suyo, seguro que nadie lo siguió.
Chistó los labios nuevamente con la molestia a flor de piel, con una buena patada tiró se los contenedores de basura fuera de un callejón, sin importar tirar un poco de su contenido.
Ocultó sus manos en sus bolsillos de su pantalón y siguió su caminata.
¿Quién se cree como para disculparse? ¿No entendió que su irritación fue por su voz, en realidad? ¿Le complace tanto hacerlo estallar?
No deseaba darle el lujo de eso mismo, pero era imposible si se trataba del segundo hijo. Últimamente estuvo muy pegajoso esta semana, y tener a Osomatsu gritándole era, por supuesto, la jugada que Karamatsu debió estar esperando. ¡Pon a todos en su contra como si fuese el causante de todo! Haciéndose la víctima dolida luego. Estaba harto.
Los demás tampoco desearon hablarle desde hacia un tiempo, siempre al margen y dando lugar a los abusos de Mierdamatsu sobre su persona, debido a sus ocupaciones más importantes. Comenzaba a odiarlos porque de seguro buscaban una forma de restregarle en la cara esos insultos por no ser de utilidad como ellos lo eran.
No notó el momento en que pasó junto a una casa con forma de rostro, giró la cabeza y se enfocó en el laboratorio de Dekapan, hace mucho que no hablaron con amigos, incluso con Totoko, debido a sus visitas constantes a sus padres. Pero pronto, una sonrisa de dientes como de tiburón se asomaron en sus labios.
Ingresó al lugar.
Lo que encontró no fue tan sorprendente como la última vez, solo que más frascos con contenidos extraños y diferentes vitrinas con más envases dispersos.
Todo el lugar parecería una biblioteca, mucho más lleno que antes pero conservaba ese espacio para plantas iluminadas con luces artificiales.
_ Oe oe, un Matsuno volvió a mi morada-desu. ¿Cuánto tiempo, Ichimatsu-kun? _una voz muy bien conocida llamó tras suyo.
Los ojos cansados habituales de Ichimatsu giraron en su dirección.
_ Dekapan-san.
_ Pensé que tardarían más en dar una visita debido a su ocupada agenda _respondió amablemente, con otro embudo en su mano dirigiéndose a una mesa llena de papeles que Ichimatsu no notó antes_. ¿Necesitas algo que pueda dar o crear, Ichimatsu-kun?
_ Hm… si, hay algo que quiero preguntar _murmuró entre dientes, volviendo a sus planes originales pero sin saber cómo interpretarlo adecuadamente, venir aquí sin pensarlo con detenimiento no fue una de sus más grandes ideas pero por ahora, deseaba una solución inmediata. No soportaría volver a ese infierno_. Me preguntaba si… había algo que pueda cambiar el comportamiento de una persona.
Dekapan se detuvo, no fue común e Ichimatsu calló por eso, con extrañez. Sin embargo, poco después Dekapan siguió escribiendo en un cuaderno de notas.
_ Continúa, Ichimatsu-kun. ¿A qué te refieres específicamente?
_ Oh, si, bueno… _tratando de ignorar ese comportamiento del anciano volvió a imaginar lo que quería, pronto, volvió a esa meta que se había propuesto hace mucho tiempo_. ¿Sacar a relucir el comportamiento de alguien que trata de ocultar?
Dekapan giró a verlo, con esa mirada en blanco habitual. Frunció el entrecejo bajando sus lentes para leer sus notas, las guardó en uno de sus bolsillos de su bata y se acercó.
_ ¿Te refieres a que diga un secreto?
_ Más bien, una personalidad diferente, una que debería de tener cualquier persona en determinada situación _se encogió de hombros ante lo poco específico que eso sonaba_. Lo que sea, ¿Tienes algo similar?
_ Hm… recientemente he creado algo referente a la personalidad, aunque no estoy seguro de cómo resultaría _con una ademán de su cabeza instigó a seguirlo a una de las grandes vitrinas, tomó una escalera ajustada a la altura más alta y escaló buscando entre varios frascos del mismo color_. Al principio, deseaba que esto fuese suficiente para dar lugar a la personalidad contraria de las personas, aunque en realidad funcione mejor con el sentimiento en sí.
_ ¿Sentimiento?
_ Así es, no solo hablo de emoción sino del sentimiento que puede permanecer mucho más tiempo y está muy enraizada con sus acciones _habló al caer nuevamente en suelo firme con un frasco blanco del tamaño de su palma, Dekapan giró y lo abrió mostrándole a Ichimatsu el contenido, puras pastillas recondas pequeñas de color azulino_. Si, creo que también interviene con la personalidad, al menos, en parte, si lo que quieres es que esa persona demuestre lo que oculta, ese sentimiento repulsivo se convertirá en su constrario. No es exactamente lo que deseas, pero-
Se detuvo cuando Ichimatsu le arrebató el frasco, encendiendo sus alarmas cuando vio esa mirada dientuda del Matsuno.
_ ¡E-espera un momento! Ni siquiera sé cómo funciona exactamente, además, fue solo un juego de aburrimiento que deseé experimentar sobre las emociones, luego de la poción de amor, creí que aumentar un sentimiento sin poder prevenir a la misma persona no sería justo _trató en vano de alcanzar el frasco pero Ichimatsu retrocedió, con una mirada divertida_. Escucha, te lo mostraba porque es la base que tengo, desde ahí, luego de probar sus efectos y alcances, previniendo efectos secundarios, podría empezar con lo que deseas-desu.
_ ¿Realmente lo crees? De hecho, es perfecto para lo que quiero.
_ ¿Eh? ¿En verdad?
_ Así es, una persona mentirosa o farsante, comenzaría a relatar todo. ¿No? Incluso esas falsedades, mostraría la cara que no tuvo valor para expresar _la sonrisa comenzó a ensancharse del Matsuno, hablando más para sí mismo.
_ No, bueno, tal vez. Maneja los sentimientos-desu, o, al menos, ese fue el objetivo. A lo que me refiero es que no está probado, lo hice bastante descuidado por lo que necesita pruebas y estudios _trató inútilmente de persuadir su decisión.
No obstante, la mirada de Ichimatsu se ensombreció causando un escalofrío al anciano.
_ Funciona, ¿No? Causa el efecto contrario, relata su verdadera naturaleza.
_ Ichimatsu-kun, es peligroso manejarlo, un mafioso puede convertirse en una persona amable. Y aunque logre que un mentiroso acostumbrado, posiblemente diga la verdad. Puede provocar daño, probablemente irreparable. Ni siquiera puedo saber cuánto duraría cada pastilla.
_ De todas formas, gano _murmuró sin que Dekapan llegara a oír al continuar relatando palabrería que ignoró descaradamente, enceguecido por la curiosidad y furia para vengarse del hermano manipulador de los demás.
Porque sí, ¿Cómo de pronto todos están tratando de hablarle? Era mejor cuando todos lo ignoraban, esa estúpida reunión de Osomatsu para que se lleven bien con el segundo lo encabronó.
Nunca imaginó que Karamatsu manipularia al mayor con sus lloriqueos estúpidos para un adulto una vez que se cansó de ser ignorado.
Con lo ocurrido recientemente, no quedaba duda que Osomatsu lo regañaria frente a todos, ¡quizá obligarle a disculparse! Ni con todos los "ruegos" por perdón que lanzaba falsamente Mierdamatsu serían suficientes para arreglar a sus hermanos.
Cerró los puños, con la mirada clavada en el frasco, les demostraría la verdadera cara de Karamatsu.
Con un empujón al hombro del doctor/científico salió del laboratorio con la mandíbula apretada, guardando celosamente el frasco y meditando una manera de hacerle tomar las pastillas.
~ • .. • ~
Karamatsu perdió su mirada al río metros bajo suyo, el puente siempre fue una fuente de calma y pensamientos que no se atrevería a mostrar frente a sus hermanos, fueron contadas las veces que sólo Osomatsu lo sorprendió en este estado, normalmente cambiaría a hacer alguna estupidez para que nadie le dé una segunda mirada.
La corriente de ese día era anormalmente calmada, pasando la brisa del viento jugando con sus mechones de cabello.
El revuelto de su estómago fue un poco molesto, no había razón de sentirse así, sólo se saltó la hora del almuerzo por no tener más hambre que el aroma de la sopa todavía ensuciando sus cabellos como un recordatorio de lo que sucedió hace unas horas.
Aunque era una excusa, consciente de su cobardía por no estar listo de enfrentarse a Ichimatsu u Osomatsu… o sus demás hermanos. Después de todo, ¿Que haría? ¿Volverse fuerte en unas horas y lograr lo que no pudo en años? ¿Era siquiera posible? Pero supo que debía tragarse el miedo y hacer un milagro, o no podría enfrentarse a la nueva indiferencia de los demás, él sabía que lo verían, pero las órdenes de Osomatsu suelen ser una sentencia en un acuerdo sin voz entre los sextillizos. Además, sería la mejor manera de obligarlo a hablar con Ichimatsu. No obstante, no quitaba el hecho que no le gustaba en lo más mínimo que Osomatsu le impusiera eso después de relatarle lo doloroso que era estar así una noche, sabiendo cuánto daño le hacía, aún así, lo hizo.
Cerró los puños en un desenfreno de impotencia, no era justo, pero no podía enfadarse con él, ni con nadie, todos tenían razón y él quiera o no debía aceptarlo.
Eso no lo hacía más fácil.
Bajó la mirada, pensando que era hora de regresar, no estaba listo, pero el olor y su cabello incómodamente seco y pegado por la sopa tenía un límite para ser ignorado. También detestaba verse así de miserable por mucho tiempo, aunque no estaba mal verse así un poco más.
Suspirando pesado, se encorvó y escondió las manos en los bolsillos, si no fuese por la sudadera azul, sería identificable con Ichimatsu.
Bajó la mirada al suelo, sin ánimos de fingir la vida perfecta con todo lo sucedido. En especial, esa mirada que le dio Osomatsu en un último momento, trató de ignorarlo la mayor parte del día pero siempre estaba allí, subyacente y dolorosa.
Decepción.
Nunca creyó conocer algo así, ninguno de sus padres lo hizo, y viniendo de Osomatsu, dolió como dagas apuñalandolo, como lo hicieron sus palabras.
Entrecerró los ojos, con convicción de no soltar más lágrimas, sus ojos enrojecian bastante rápido y se hinchaban un tiempo, una excusa más para desaparecer hasta que vuelvan a la normalidad.
Un destello de color morado disuadió sus recuerdos y emociones, elevó la mirada encontrando esa forma encorvada caminando a unos metros suyo, aparentemente desconociendo su presencia.
De inmediato se enderezó, mezclado en miedo, nervios y un poco de preocupación. Inseguro, antes de dar sus primeros pasos motivados por el último sentir, quedó estático cuando observó un frasco blanco que sacó su hermano del bolsillo de su sudadera, abriéndolo y sacando unas pastillas de su contenido observandolas a la altura de su rostro, con una sonrisa diferente que no se molestó en identificar; no pensó el momento en que comenzó a correr en su dirección, alarmado por el primer pensamiento que le llegó a la cabeza.
Él nunca lo haría, ¿Verdad?
Osomatsu le dijo que antes de cualquier cosa iría con ellos, cualquier cosa les comunicaría aunque no fuese con el mismo Karamatsu.
Era… era mentira.
_ ¡Ichimatsu!
El nombrado giró rápidamente, desconcertado cuando un empujón lo llevó dentro del callejón del que salió, en medio de registrar el dolor en su espalda no notó cuando le arrebataron el frasco, tirando en el intento algunas pastillas por el suelo.
Sobresaltado y erizado como un gato, abrió los ojos sin recordar el momento de cerrarlos, encontrado la mirada azulina del causante del lío de su vida. Antes de soltar un insulto de rabia por tal sorpresa mucho menos esperada de esta persona en específico y jurando buenos golpes bien merecidos por esa brusquedad se dio cuenta de lo que sostenía en una de sus manos.
Sin importale la mirada horrorizada del mayor al comprobar el contenido de tal cantidad de pastillas y la creciente preocupación en sus orbes. Habló amenazadoramente antes de que empiece con sus tonterías.
_ Devuelmelo, Shittymatsu _demandó con la voz más sombría y que condenaba mucho dolor al idiota.
Karamatsu volvió al presente en ese momento, mirándolo a los ojos con la misma falsa preocupación y dolor incomprensible para Ichimatsu.
_ ¿Por qué..? ¿Q-qué pensabas hacer con estas pastillas? No estás enfermo Ichimatsu, n-no necesitas ninguna-
_ Son para poder dormir por las noches, nadie puede hacerlo cuando está a tu lado, tu presencia es una mierda incluso dormido _mintió lo mejor que pudo, con esos ojos desdeñosos en ira. ¿Qué le importaba lo que hacía? Le encantaba fingir ser un hermano responsable y preocupado, pero sabía que solo era parte de su bravuconeria egoísta, no podría manipularlo con eso, no a él.
_ No necesitas pastillas para dormir, y yo conozco cómo son, estas son diferentes, Ichimatsu, además, son demasiadas. Dime, por favor, que tú no-
_ ¡Cierra la boca! Te lo dije esta mañana. ¡A nadie le importa un carajo tu opinión! ¡Devuelmelas de una puta vez! _trató de arrancarle el frasco pero Karamatsu retrocedió con buenos reflejos, determinado a apartarlo lo mejor que pueda del menor.
Sin embargo, en lugar de esperar que siga con esas palabrerías de súplica, escuchó algo completamente diferente.
_ No lo haré.
_ … ¿Qué? _lo miró por un momento sorprendido al ser negado, aún más al enfrentarse con una mirada seria del mayor, sin pizca de ese hermano sumiso a sus órdenes.
_ Dije, que no lo haré. ¡No dejaré que te lastimes!
_ ¿De qué mierda hablas? No tengo la intención de eso, ahora, idiota, devuelmelas _rechinó los dientes, la paciencia desde el principio inexistente no soportaría una negativa y menos del que tenía en frente. Como última nota que diría, extendió la mano, esperando persuadirlo con esas palabras, la mirada que mandaba ya era suficiente advertencia de no hacerlo.
Karamatsu tembló levemente, mordiéndose el labio inferior en nerviosismo que no ocultó mirando entre el frasco en sus manos, la mano tendida y el rostro que helaba a cualquiera de Ichimatsu, una y otra vez.
El tiempo se agotaba cuando las respiraciones de Ichimatsu se hacían cada vez más profundas, hirviendo en su enojo.
Karamatsu tragó duro casi sin moverse, cuando respiró hondo y se enderezó mejor, dando otra sorpresa a Ichimatsu cuando volvió a abrir los ojos en una mirada desafiante y habló con una voz firme.
_ No, Ichimatsu.
Fue suficiente para que el menor se lance a golpes, iniciando la pelea.
Karamatsu lo esperó y contuvo lo mejor que pudo los golpes de furia del menor, alejando el frasco lo mejor que pudo, desperdiciando unas cuantas pastillas más siendo destrozadas por sus pasos, empujado a una de las paredes por la fuerza del contrario, se cubrió el rostro, no resultando del todo cuando una mano se ocupaba del frasco.
Ichimatsu arañó y con puños trató de encajarle más golpes de los que daría en un día común, pero por primera vez, como Karamatsu se cubría y lo desafiaba solo le provocó impotencia al ver que no resultaba en disuadirlo ni quebrantarlo como disfrutaba en un día común, su hermano se mantenía firme y se negaba a caer con sus empujones y patadas, como si estuviese en una lucha callejera. Sabía perfectamente que Karamatsu estaba en mejor forma junto a Jyushimatsu, así que buscó otra medida, confiado en que, pese a su firmeza demostrada por primera vez contra él, no iba a devolver golpes. Sus ojos encontraron de pronto entre los depósitos de basura a su alrededor una barra de hierro, sin pensarlo lo suficiente, en un rápido movimiento lo tomó y lo lanzó a la cabeza de su hermano con todas sus fuerzas antes que el contrario lo vea venir.
Por desgracia o no, Karamatsu lo hizo, sorprendido, reaccionó instintivamente apartándose aunque no fue lo suficientemente rápido. El metal logró su objetivo, golpeando parte de su cabeza que su brazo no logró cubrir, fue capaz de lanzarlo al suelo con un aullido de dolor que no pudo evitar soltar.
Ichimatsu giró al cuerpo de su hermano tendido, con la respiración agitada por el esfuerzo, tiró el metal y se acercó al mayor que no logró levantarse y sólo se enrolló en sí mismo, milagrosamente, todavía sujetando el frasco protectoramente. Ichimatsu bufó irritado por esa persistencia, notó que sería inútil, teniendo nota mental de amenazar a Dekapan a que haga otro, sin embargo, de seguro se negaría o modificaría los efectos, imaginó que debería robar algo similiar, entonces, pese a que pueda no encontrar algo igual de nuevo.
Como siempre, arruinando todo.
Ignoró los temblores el mayor y salió del callejón. Al menos, supo que esa golpiza fue bien merecida por desafiarlo.
Karamatsu quedó solo luego de unos minutos, comenzaría a anochecer en cualquier momento pero lo único en lo que pensaba era alejar el frasco de su hermano pequeño, su cerebro no registró ningún ruido fuera del callejón, o del soplo del aire frío, tampoco que sus músculos estaban tan tensos por su objetivo en mente que perdió el conocimiento poco después.
Cuando despertó, en algún momento de la media noche, la punzada palpitante en su cabeza lo hizo gemir de dolor, su cuerpo dejó de tensarse y el dolor muscular de permanecer así tanto tiempo comenzó a emerger. Bajó la mirada, apenas visualizando el frasco todavía en sus manos, suspiró de alivio. Ignorando el frío que calaba sus huesos y el duro suelo en medio de la peste del basurero, o la sangre seca pegada en su frente hasta su mentón. Pensó que lo único que quería era dormir.
~ • .. • ~
Fue el medio día del día siguiente cuando la puerta del shoji se abrió, con un murmullo como un indicador de estar en casa, los pasos lentos le siguieron al subir los escalones con dirección al dormitorio y abrir la puerta, Karamatsu se encontró con los ojos levemente levantados de todos los hermanos, antes de volver a sus cosas. Los ignoraria sino fuese que chocó miradas frente a frente con un Osomatsu a punto de salir.
Ambos mantuvieron la mirada, la de Osomatsu estaba en blanco, bastante difícil de leer, observando la sangre seca naciente en su frente del lado izquierdo cruzando sus mejillas pálidas.
Por un momento, Karamatsu pensó que Osomatsu borraría esa advertencia para bombardear preguntas sobre la herida desastroza y su desaparición. Antes de abrir la boca para preguntar sobre la ausencia de Ichimatsu y posiblemente comunicarle lo que evitó.
Osomatsu lo rodeó y bajó los escalones.
Tuvo que tener unos minutos para procesarlo, minutos en los que los demás hermanos siguieron con sus ojos pegados en cosas de su interés en lugar de su imagen miserable. Como si nadie hubiese abierto la puerta en primer lugar, menor un hermano con quien hace unos días le gritaban por pedir favores que no le importó en complacer.
Ahora no existía.
No existía.
No existía.
No existía. No existía. No existía, no existía. Noexistíanoexistíanoexistíanoexistíanoexistíanoexistíanoexistíanoexistíanoexistíanoexistía.
Sus rodillas se doblaron, cayendo en un ruido estrepitoso sonando en eco por toda la habitación o dentro de sus propios oídos, no importaba. El mensaje era claro.
Esperó, mínimamente, que ese tiempo que pasaron juntos sin ignorar su existencia haya dado lugar a un poco de reconocimiento. Un poco, ¿Tan fácil les fue volver a esos días horribles de un día para otro?
No lo entendía, no quería pero esa era su realidad. Todos le mintieron, no dejaron de verlo como alguien molesto, bastó una orden de Osomatsu para olvidar todo ese tiempo que compartieron.
Juraba que quería romperse en ese mismo momento, no importaba estar frente a ellos, quería gritar y patalear porque al fin y al cabo no existía en esa casa. ¿A quién le importaría? Volvería a cuestionarse su existencia, mirándose al espejo durante horas para comprobar que se ve a sí mismo y no a un hermano detrás suyo.
Imposible, no se atrevería a volver a esos días.
Pero era incapaz de odiarlos. No, no lo haría. Los amaba demasiado.
Se enfrentó a Ichimatsu, lo hizo, le puso un alto y de alguna manera tenía las pastillas en su bolsillo como prueba de haber ganado. Lo había hecho, sólo debía decirle a Osomatsu y todo se resolverá, ¿Verdad?
¿Verdad?
Pero ahora sabía, que aunque volviera todo era mentira, Osomatsu incluso, le fue fácil ignorar sus heridas, no le importó.
En realidad a nadie le importaba.
Podría agradecer a Ichimatsu por abrirle los ojos.
Eso es. Ichimatsu. No podía dejarlo solo, debía evitar a que se dañe a sí mismo, podía gritar al aire de ese problema, suplicaria que alguien lo escuche y ayuden a Ichi-
"Ichimatsu pedirá nuestra ayuda cuando lo necesite"
No era cierto. Mintió, ¡Osomatsu mintió! ¡No era cierto! Por supuesto, estaba equivocado ¡Ichimatsu casi se suicida con pastillas! Lo iba a hacer si no lo hubiese detenido.
Él no acudirá a ellos, no lo hará. Así que no funcionará.
Por lo que debe buscar la fuente, la fuente de ese desprecio y arreglarlo.
"También dañas a Ichimatsu"
E-eso debía ser cierto, Osomatsu tenía razón en eso. ¡Si! Solo lo lastima porque lo detesta, no lo soporta y es el deseo que siempre Ichimatsu repitió e ignoró. ¡Quizás con eso sea feliz! De alguna manera, ese odio que le tenía podría provocar odio a sí mismo. ¡No importa la razón! Ichimatsu era miserable debido a su infelicidad que continuó gritando y nadie lo escuchó.
Él, él lo quería muerto. Ichimatsu siempre se lo dijo y era tan egoísta y descarado que nunca escuchó.
"Depende de ti, Karamatsu"
Otra verdad, Ichimatsu no lo haría, no podía ya que nunca fue tan lejos.
Pero Karamatsu podía.
Movió los ojos perdidos en esa esperanza ensombrecida al bolsillo que tenía las pastillas. Con una nueva sonrisa y explosión de adrenalina por el último pensamiento, se levantó yendo en dirección al baño.
Con mucho placer lo haría sin dudar si así podía hacer feliz a Ichimatsu, por primera vez, Ichimatsu no rechazaría esto, lo aceptaría con gusto y una sonrisa. Lástima que no pueda estar presente para verlo, pero su corazón latía de felicidad al solo pensarlo.
Cerrando la puerta desde el interior, sacó el frasco apresuradamente, abriendo la tapa y descubriendo que poco más de la mitad de las pastillas todavía quedaban en pleno estado.
Consideró tragarlo desde el frasco pero al elevarlo lo suficiente, un atisbo de la realidad llegó a él en el momento en que su mirada chocó con el reflejo del espejo frente suyo. Las pupilas casi inexistentes y las iris azules igual de pequeñas, la palidez en su rostro casi semejante al papel, y una sonrisa que no creería que le perteneciera. Esa persona frente suyo lo dejó perplejo de un horror inmerso que explotó cuando lo miró.
Retrocedió, asustado, aterrado. No reconoció a esa persona que lo miraba con igual temor.
Y esos pensamientos que apenas reconoció que eran suyos y no escuchados, todavía lo dejaron en trance.
_ ¿Q-qué? _murmuró en un susurro sin aliento ni voz.
¿Acaso… pensó en morir?
Se tocó el rostro, viendo que el hombre en ese reflejo lo imitaba. Su cuerpo comenzó a temblar terriblemente y sus respiraciones inestables sin llegar a llenar sus pulmones con el necesitado aire fueron cada vez más fuertes. Un ataque de pánico.
Luego, sintió algo diferente en su paladar, abrió la boca con lentitud descubriendo algunas pastillas desintegrándose rápidamente, no supo el momento en que se las metió en la boca, pero el sabor amargo fue suficiente para vomitarlo apenas alcanzando el inodoro, sin pensar y con suficiente miedo de no haberlo consumido todo.
Con el sudor en su piel por el esfuerzo y escalosfrios llenando su cuerpo en un frío que no sentía, se limpió la boca después de lo que le parecieron horas. Jadeando por aire, miró el frasco que todavía tenía sujeto fuertemente, sus venas resaltaban como si empuñara toda su fuerza en el mismo pero el envase no estaba resquebrajado, habían pastillas que sobraban, bastantes aún lo que le dio esperanza de no haber puesto muchas en su boca pero considerando tirarlo por la ventana y olvidarse del mismo y de lo que acaba de suceder.
No le dio tiempo para pensar más cuando unos golpes sonaron espantosamente en la puerta del baño, casi sacando su alma del cuerpo.
_ ¡Mierdamatsu! ¡Te lo diré una última vez, sal del puto baño! ¿¡Qué mierda haces allí adentro!? ¡No estoy de humor para tus ridiculeces!
La voz seca de Ichimatsu le provocó un brinco, inconscientemente guardando el frasco en su pecho, recordando la pelea hace unas horas. Ser devuelto a la realidad, protegiendo el frasco del destino de Ichimatsu le dieron un impulso suficiente para salir de su ataque y la falta de aire que comenzó a marearlo. En algún momento pensó en agradecerle por salvarlo.
_ ¡Y-ya salgo, b-brother! _trató de sonar normal, se levantó tambaleante, jaló la cadena y se lavó la cara para arreglar algo de su desastre pálido que era, limpiando la sangre y la sopa de ayer, guardó desdeñosamente el frasco en su bolsillo, haciendo planes de tirarlo en un lugar que Ichimatsu no encuentre, ¿De qué eran, después de todo? Nunca había visto esa forma antes ni el descomponerse tan rápido, supuso, esperando que su disociación en el tiempo haya sido corto o Ichimatsu estaría tirando de la puerta para sacarlo él mismo.
Escuchó un chasquido de "tsk" afuera, no le habría importado sino hubiese habido un: "si no deseas suicidarte allí adentro, podría darte más tiempo" sintió la sonrisa de burla del menor sin verlo, sus manos todavía temblaban debajo del grifo de agua al detenerse un momento, pero ese pensamiento de estar tan cerca y sentir esa emoción abrumadora, era estúpida, apreciaba la vida y todavía no quería pensar que casi lo hace. Abstuvo cualquier comentario, sabiendo que ese "susurro" debía llegar a sus oídos en búsqueda de una reacción.
En otro momento, no lo consideraría en serio. Pero ahora, no deseaba compartir nada, puede que su lengua se suelte y lo único que conseguirá sean más burlas y provocaciones, no podía derrumbarse, ya no en esta casa.
Cerró los puños, sin importar la neblina en sus ojos un poco cristalizados.
Abrió la puerta, y salió directo al cuarto esperando que los demás hermanos no hayan visto la pequeña pérdida de cordura del inicio. Pero si lo hubiesen hecho, no hubo nadie esperando afuera para saber qué había pasado, solo un Ichimatsu con el ceño fruncido que cerró la puerta tras suyo.
Deslizó la puerta shoji, por desgracia o no, estaban todos sus hermanos, incluido Osomatsu, con sus revistas o cosas personales alrededor de la habitación tirados en sus respectivas secciones junto a ellos, disfrutando de un día soleado que el sol calentaba desde su ventana abierta. Era un hermoso día.
Pasando de largo tal y como ellos ignoraron su presencia al entrar. Se dirigió a una de sus paredes que fungía como armario, lo abrió descubriendo la ropa de su color allí, comenzó a cambiarse el desastre de ayer, sabiendo que los demás no le hecharon una segunda mirada, con cuidado de no hacer sonar el frasco por cualquier duda mística si ellos les importara un poco de lo que puede hacer con el mismo.
Buscó debajo de mucha ropa doblada en secciones, encontrando una parte donde la madera podía sacarse, lo hizo, encontrando sus ahorros, sonrió levemente al ver que podía ser suficiente. Sacó una mochila que alguna vez su madre les regaló en un impulso nervioso, era hondo y de gran espacio. Lo abrió y depositó en el piso, tomando varias ropas de toda clase que consideró necesarias guardandolos en orden dentro, se las arregló para que muchas entraran, con tal de no olvidar ninguna que no sea necesaria, por esta vez, la necesidad de ser su yo narcisista y despreocupado de la vida como un impulso de alegrar y hacer reír a sus hermanos ya no era necesaria, lo supo, nunca lo fue y nunca pudo deslumbrar a sus hermanos.
Dejando solo en el armario la ropa que representaba ese lado suyo, se cargó la mochila sobre sus hombros, guardando el dinero en su bolsillo, no estaba seguro de dónde ir, pero se las arreglaría. Estar en una casa en la que no existía era peor que una tortura, y el único que lo sabía, estaba parado a unos metros lastimandolo de esa manera.
Considerándolo durante un largo minuto, tomó las prendas que todavía quedaban en el armario, cargandolas en su brazo, había un depósito para reciclaje a unas cuadras pero no estaba de humor para repartir y clasificar, un basurero estaba más cerca. Porque tal y como no existía allí, no dejaría que nada de él se quedara.
En medio de sus pensamientos, creyó escuchar su nombre como si fuese llamado bajo el agua en las profundidades, pero lo pasó de largo, todavía tenía deseos de que esto no sucediera, quizá rogándole nuevamente a Osomatsu para que le dé otro castigo pueda cambiar o no ese hecho, pero con lo que acababa de pasar… sabía que recordar su casi-suicidio pensando que Ichimatsu estaría feliz con ello no era saludable, no podría complacer a Ichimatsu de esa manera, pero estar a su lado cada amanecer no era una opción.
Lo mejor para todos, era irse.
Así lo hizo, después de todo, ya no sentiría que estaba abandonando a sus hermanos, ellos ya lo hicieron.
Llegó a la puerta de la habitación, dando una última mirada a los presentes en esa habitación, incómodamente, todos lo veían. Osomatsu pareció querer decir algo, pero la puerta se cerró con suficiente fuerza para que el silencio gobierne la habitación.
