Día 4.
Prompt: DP/Doble penetración.
Trigger Warning: Sexo explícito, sexo oral (cunnilingus), rimming, anal fingering, sexo anal, sexo vaginal, doble penetración, creampie.
Creampie: Se refiere a cuando el semen "escurre" del ano o vagina.
Rimming/Beso negro: Sexo oral en el ano.
ANIVERSARIO
Llevan bailando toda la noche. Viktor, que cuando no está sobre una escoba se siente torpe y poco hábil, no ha estado nunca cómodo con la idea de bailar, pero Hermione ha insistido y Ron y él todavía no han encontrado nada que desee negarle a su novia. Al fin y al cabo, un baile fue la razón de que se conocieran y empezasen su relación, y era su aniversario, así que tras cenar los tres juntos en un modesto restaurante del barrio de Londres donde residen, han caminado hasta el Soho en busca de un club muggle donde moverse al ritmo de la música.
Tiene que reconocer que ha sido buena idea. Ver a Hermione bailando y saltando, desatándose la melena, dejándose llevar por el ritmo eléctrico de la música moderna al mover el culo delante de las caderas de Ron, es algo que quita el aliento. Ha estado toda la noche en un estado de excitación permanente, con la polla a medio camino de una erección. Excepto cuando Hermione ha perreado con él, después de eso ha tenido que reacomodársela lo más disimuladamente que ha podido para que nadie más se diera cuenta. La falta corta que viste la chica, la lencería de encaje que ha podido avistar en un momento dado, su culo frotándose contra su polla, ha sido demasiado como para no ponerse duro. Aunque le consuela no ser el único, el bulto en el pantalón vaquero oscuro que lleva Ron también delata su propia excitación.
Tratando de relajarse un poco, sudoroso por el movimiento y la cantidad de gente, Viktor se ofrece a ir hasta la barra para pedir otra ronda de bebidas. Él no ha bebido alcohol, no acostumbra a hacerlo. Hermione y Ron sí han tomado un par de copas de vino en el restaurante y otro par de cervezas muggles, pero ahora rechazan seguir bebiendo más. Desde la barra, esperando a que le sirvan un refresco, contempla con una sonrisa cómo Ron y Hermione se olvidan de la música y de la multitud que les rodea. Hermione ha pasado los brazos por detrás de la nuca de Ron, enterrando una mano en su pelirrojo cabello despeinado y lo besa con ímpetu. No necesita ponerse de puntillas, los tacones que ha elegido son suficientemente altos como para salvar la distancia que separa sus labios de los del chico espigado.
Y realzan sus piernas, según puede constatar con la boca seca. Tanto como el pantalón de Ron acentúa su culo redondo y respingón.
Al final, cuando regresa junto a ellos, no ha conseguido su propósito de relajarse lo suficiente como para mantener la excitación a raya. Como siguen besándose, sin percatarse de que ha vuelto, Viktor se sitúa detrás de Ron, apoya su frente en la nuca del chico y lo abraza por la cintura. Tiene la una estatura similar a la de Hermione, pero como no lleva tacones, Ron le saca media cabeza. A cambio, él es más ancho de hombros. Y más fuerte, algo que, como ha podido constatar Ron en un par de ocasiones, cuando Viktor lo ha alzado en vilo para poder hundirse más profundamente en él, los sitúa a ambos momentáneamente en el mismo nivel.
Ron y Hermione dejan de besarse e intercambian una sonrisa feliz. Vuelven a mecerse al ritmo de la música, dejándose llevar. Viktor suelta el abrazo en el que envolvía a Ron, pensando que este quiere seguir bailando con Hermione, pero Ron mueve el culo hacia atrás y empieza a hacer los mismos movimientos que ha hecho Hermione con ellos dos, frotándose descaradamente contra las caderas de Viktor y dando al traste con sus últimos intentos de contener su erección. Tras unos segundos en los que apenas ve y oye nada que no sea el rostro alegre de Hermione y su carcajada, y no siente nada que no sea Ron bailando contra él, este se da media vuelta y se inclina hacia adelante, sujetándole las mejillas con las manos para darle un beso que Viktor se bebe con ansia.
—Eh, ¿estás bien? —pregunta Ron con el ceño fruncido al terminar el beso. Tiene la frente brillante de sudor y las mejillas sonrojadas por el calor. Están tan cerca que Viktor puede notar la erección de su novio contra su cadera y está seguro de que este puede hacer lo mismo con la suya.
—Sólo un poco cachondo —confiesa VIktor, haciendo que Ron se ría con otra carcajada. A Viktor le encanta verlos reírse—. También hace mucho calor aquí dentro.
—Sí, sí lo hace —asiente Ron, separándose de él. Ambos se unen de nuevo a Hermione, que durante el minuto escaso que ha durado su beso y su pequeña charla, ha vuelto a bailar al trepidante ritmo de la música. Viktor bebe un trago de su refresco, agradeciendo lo frío que está, y se desabrocha un botón de la camisa. Ron lo observa de reojo, sonriente, antes de inclinarse hacia él y gritarle al oído—: Estás guapísimo hoy.
Viktor no sabe bien qué contestar. Se ha vestido pensando en estar lo más elegante posible, pero no se siente tan cómodo con las ropas muggles como Hermione y Ron. Él no las había utilizado casi nunca hasta que empezó a vivir con ellos y se relacionó más a menudo con el mundo no mágico y, aunque le agradan, muchas veces las siente como un disfraz. Así que, al contrario que Hermione y Ron, él lleva una camisa blanca de corte mágico con patrones en dorado y unos pantalones ajustados de piel de dragón que combina con unas botas altas. Ha renunciado a la casaca que llevaba encima de la camisa, dejándola en el guardarropa con las prendas de abrigo de los otros dos, ya que es cierto que tiene mucho calor. En el restaurante, donde cenan una o dos veces al año, ya están acostumbrados a verle vestir así y en la discoteca hay tanta gente variopinta, que Viktor no está seguro de que todo el mundo sea estrictamente muggle.
—¿Nos vamos a casa? —Es Hermione la que se ha acercado a él, pegando su boca al oído de Viktor para hacerse oír por encima de la música. Viktor la mira unos segundos antes de responder. La chica se lo está pasando bien y el ofrecimiento, probablemente, viene de la misma preocupación que le ha llevado a Ron a preocuparse. Además, él también está disfrutando, así que niega con la cabeza y sonríe. Hermione asiente y le corresponde a la sonrisa con otra, pletórica, y antes de seguir bailando lo besa también, haciendo que el corazón de Viktor lata dos veces en un solo segundo.
Al final, tardan más de dos horas en marcharse. El aire frío de diciembre les azota la cara al salir, pero Viktor lo agradece. Más acostumbrado al frío que los otros dos, su ropa de abrigo es menos gruesa. Ron mete las manos en los bolsillos de su cazadora, bufando para quejarse del frío, y Hermione se aferra al brazo de Viktor, que pasa el brazo por su cintura para que se pueda arrimar mejor, en busca de algo de calor corporal.
—¿Puedes aparecernos? No me apetece caminar hasta casa, los tacones me están matando —dice Hermione con un mohín. Viktor asiente.
Los tres caminan por la calle, alejándose del local y bromeando y riendo con carcajadas demasiado altas para la hora que es, hasta encontrar un pequeño callejón sin salida, sólo un espacio para que los comercios tengan un lugar de carga y descarga durante el día. Aunque es de madrugada, la noche es joven, y varios grupos de personas más caminan por la calle principal, así que esperan a que llegue un momento adecuado. Viktor se apoya de espaldas contra la pared y Ron y Hermione lo rodean inmediatamente. VIktor besa primero a Hermione, mientras Ron hace lo mismo con el cuello de esta. Luego besa a Ron al mismo tiempo que siente la lengua de Hermione revolotear por la piel de su barbilla antes de unirse al beso de ellos dos.
La primera vez que lo intentaron, tuvieron que parar para reírse, porque les pareció complicado. Ahora, en cambio, les hace perder la noción del tiempo durante varios minutos.
Viktor utiliza la aparición para trasladarlos hasta el salón comedor de la casa que comparten. Con un quejido a medio camino entre el dolor y la satisfacción, Hermione se apresura a quitarse los zapatos, suspirando aliviada cuando sus pies descalzos se hunden en la cómoda moqueta del suelo. Luego los mira, con los ojos cargados del mismo deseo que se refleja en los de Viktor y Ron y, olvidando los zapatos en el suelo, los coge de la mano para llevarlos hasta el dormitorio.
—¿Dos minutos para entrar al baño? —pide una vez están dentro. Ambos chicos asienten, conformes—. Ni se os ocurra empezar sin mí.
—Eres un poco marimandona, ¿sabes? —bromea Ron.
—Eso ya lo sabías, ahora es tarde para quejarse —dice Hermione, desapareciendo por la puerta de cuarto de baño.
Hermione no tarda en regresar. Mientras tanto, Ron se ha quitado el abrigo y Viktor, que todavía está un poco agobiado por el calor, además de quitarse la casaca, se desabotona también la camisa. Ambos intercambian una mirada cargada de deseo y anticipación, y Ron se sonroja. Siempre lo hace, a pesar de todo el tiempo que llevan juntos, volviéndose dulcemente tímido en los momentos previos al sexo, algo que a Viktor le encanta.
—¿Lo habéis pasado bien? —Ambos asienten, tragando saliva excitados cuando Hermione, descalza, se acerca a ellos con una sonrisa sugerente. Con un movimiento reflejo, los dos chicos la rodean inmediatamente, Ron por el frente, descansando las manos en las caderas de la chica, y Viktor desde atrás, abrazándole la cintura.
—De miedo —contesta Ron en un susurro, inclinándose hacia ella para besarla suavemente en los labios.
No hay lugar a más palabras. Al sonido de los besos húmedos de Ron y Hermione se suman el de los que Viktor está depositando en la oreja de su novia, lamiendo suavemente la parte en la que se redondea y jugando con la punta de la lengua con los pendientes que Hermione tiene en esa parte antes de mordisquearla el lóbulo con cuidado. Apretándose más contra el cuerpo de Hermione, Viktor traza con la lengua un camino de saliva por el cuello de la chica. Después, lo repasa con una hilera de besos. Para cuando vuelve a comenzar desde arriba, con leves succiones esta vez, Hermione suspira e inclina la cabeza hacia atrás, apoyándola en el hombro de Viktor. Ron aprovecha el movimiento para imitar a Viktor, lamiendo la línea de la garganta de Hermione hasta encontrarse con la boca de su novio e intercambiar un beso breve y húmedo con él.
Las manos de Ron se deslizan por las caderas de Hermione, entre la tela de su falda y el pantalón de Viktor, hasta acunar sus nalgas. El movimiento, que roza la dura erección de Viktor, hace que este mueva las caderas para frotarse más contra el dorso de sus manos. Impaciente él también, Viktor rebusca el borde de la ajustada camiseta que lleva Hermione para introducir sus manos por debajo, subiendo una en busca del sostén y bajando la otra por debajo de la cintura de su falda, acariciando la tela de su ropa interior.
Sin dejar de recorrer el cuelo de Hermione con besos y lametones, Ron le alza la falda para acceder a sus bragas también. Viktor se separa unos centímetros para permitírselo y, con la habilidad de haberlo hecho cientos de veces, Ron aprovecha el movimiento para desabrocharle los botones del pantalón. Con su pene empujando con fuerza el calzoncillo por la abertura creada, Viktor vuelve a frotarse contra el culo de Hermione y las manos de Ron al mismo tiempo que tira del escote de la camiseta de esta para descubrirle el hombro y, con más fuerza que cualquiera de los besos que han compartido hasta ahora, clavarle los dientes y succionar, satisfecho al comprobar la sutil marca y el enrojecimiento que deja cuando se separa.
Cuando los besos de Ron, que se inclina hacia adelante cuando su lengua llega al escote, también se ven estorbados por la camiseta ajustada de Hermione, Viktor tira de ella hacia arriba para sacársela. Hermione levanta los brazos para facilitárselo y luego entierra las manos en la roja cabellera de Ron cuando este se agacha para lamerle los senos por encima de la tela del sujetador. Viktor también se agacha, besando con adoración la espalda de Hermione, sin perder la línea de la columna vertebral.
—Chicos… —susurra en tono demandante, pero Ron ataja su súplica mordiéndole suavemente un pezón a través de la tela de encaje.
Viktor llega al broche del sostén y, sin dejar de besarla, lo suelta. Ron tira de los tirantes de los hombros, haciéndolo caer al suelo antes de volver a centrarse en besar y lamer los pechos de Hermione, con un gemido de placer ahora que ya no hay tela que se interponga entre sus labios y la piel de ella. Viktor llega hasta su cintura, donde su boca topa también con el borde arrugado de la corta falda. Apoya una rodilla en el suelo, admirando el encaje de las bragas. Lo roza con los dedos. Es semitransparente, la piel de las nalgas de Hermione, difuminada, se ve a través de la tela. Se ajusta perfectamente a la forma redondeada de sus caderas, realzándolas. El borde inferior recorre la línea en la que el glúteo se redondea en dirección al muslo.
Extasiado por la visión, Viktor recorre con los dedos, ásperos, la suave piel de las piernas de Hermione, percibiendo bajo las yemas el vello dorado e invisible que le da un tacto aterciopelado. Sintiéndose observado, levanta los ojos. Hermione lo mira por encima del hombro, mordiéndose el labio. Frente a ella, Ron también se está arrodillando. Ahora explora el ombligo de la chica con la lengua, besando el trozo de piel que lo separa del pubis.
—Hazlo —ordena Hermione. Viktor oye la risa queda de Ron cuando Hermione habla. Fingiendo indignación, hace un mohín con los labios.
—Ron tiene razón. Eres una marimandona. —Cuando está tan excitado, su acento se vuelve más cerrado. No sólo arrastra las erres más sonoras, sino aquellas que deberían sonar suaves. Eso provoca otra risita en Ron, que lo conoce lo suficientemente bien como para saber qué ocurre. Hermione lo mira desde arriba, pero su sonrisa es menos burlona, más enturbiada por el deseo salvaje.
Entre Ron y Viktor tiran de la minifalda, que cae alrededor de los tobillos de Hermione. Esta vuelve a hundir una de sus manos en el pelo de Ron, pero voltea el cuerpo para poder hacer lo mismo con la otra en el cabello de Viktor, presionando suavemente sus caras contra la tela de encaje de sus bragas, demandante. Los dos obedecen con gusto, empapándolas con su saliva antes de tironear, impacientes, de ellas hacia abajo.
Viktor se queda sin aliento y, para controlar su excitación, roza con la punta de la nariz, en una leve caricia, el punto más respingón del culo de Hermione, exhalando su aliento cálido sobre la piel y haciendo que esta se erice por la sensación. Al otro lado, Ron ha hundido la cara entre las piernas de Hermione, lamiéndole la vulva y succionándole el clítoris con ansia. Viktor se arrodilla del todo en el suelo para ponerse más cómodo y, con ambas manos, separa las nalgas de Hermione e imita a Ron. Con la lengua, bordea la piel fruncida de su culo en una espiral que termina justo en el centro. Permanece ahí unos segundos, notando cómo se aprieta y relaja al mismo ritmo que Ron chupa. Después, presiona con la lengua, tratando de forzarlo a abrirse. La fuerza con la que Hermione le está sujetando del pelo se incrementa, y sus jadeos se vuelven más sonoros a medida que su orgasmo se acerca.
Hermione abre un poco más las piernas, todo lo que la falda y las bragas enganchadas en sus tobillos le permiten, para facilitarles aún más el acceso. Las lenguas de Ron y Viktor se encuentran puntualmente cuando ambos acarician a la vez el perineo de la chica, incrementando la fogosidad de ambos. Los jadeos de Hermione se vuelven suspiros y los suspiros sollozos. Para cuando estos se han transformados en gemidos que deleitan los oídos de los chicos, Viktor ha conseguido que el pequeño agujero del culo de Hermione haya dilatado lo suficiente como para permitir que su lengua entre y salga con cierta facilidad. Y, al notar varios minutos después que este se presiona con fuerza alrededor de la lengua y que los gemidos han pasado a ser grititos de placer, la empuja con fuerza, aguantando las contracciones del ano de Hermione cuando esta por fin alcanza su orgasmo. Ron sigue lamiendo hasta que la propia Hermione es quien tira de su cabello hacia atrás, apartándolo con un último suspiro de placer.
—Ahora vosotros —dice con voz perentoria. Ayuda a Ron a levantarse primero, y luego se vuelve hacia Viktor para hacer lo mismo.
Viktor mira a Ron, que tiene el rostro enrojecido por el calor y la excitación, los labios y la barbilla húmedos por la saliva y la lubricación natural de Hermione. Cachondo por la visión, Viktor lo sujeta por la nuca y lo atrae hacia sí, obligándolo a estamparse contra sus labios. Ron reacciona rápido, entreabriendo la boca para permitir que la lengua de Viktor lo invada y lama la suya. Sabe a Hermione, algo que lo vuelve loco. Impulsivamente, rompe el beso para lamerle las comisuras de los labios y la barbilla, ansioso.
—Joder… —susurran ambos a la vez, Viktor arrastrando un poco más la erre que Ron.
Mientras se besan, Hermione ha empezado a despojarlos de sus ropas, tirando de sus pantalones hacia el suelo. Ron y Viktor la ayudan, desabotonándose las camisas y quitándoselas con brusquedad, dejándolas caer por doquier. Cuando Hermione le quita el calzoncillo a Ron, liberando su erección, esta rebota un par de veces. Está tan duro como Viktor. Ansioso, este los incita a tumbarse encima de la cama al mismo tiempo que termina de desnudarse.
Ron se deja caer de espaldas encima de las sábanas. Después, se apoya en las manos y los talones para trepar hacia arriba y acomodarse antes de tender los brazos hacia Hermione, que se acuesta sobre él, y estrecharla en un abrazo cariñoso y agradecido. La chica disfruta muchísimo más de lo que acaban de terminar de hacer que de lo que van a hacer ahora. Y, aunque esto también le resulte agradable y tanto Ron como Viktor sepan que le encanta tenerlos así con ella, recrearse de la intimidad compartida y que sí le resulta placentero, también saben que no es algo tan arrollador como el orgasmo que acaba de experimentar.
Hermione apoya las rodillas a cada lado de las caderas de Ron, pero no lo monta todavía. Esconden la cara en el hueco del hombro de este, que le susurra cosas en voz baja. Viktor no las oye, pero sabe que son similares a las que él mismo le dice a la chica cuando intercambian la posición, palabras de amor y dulzura, recordatorios de lo mucho que ambos la quieren y de que se sienten amados también. Entre susurro y susurro, Ron intercala besos allí donde alcanza, y acaricia la espalda de Hermione con las yemas de los dedos en un movimiento relajante.
La postura es ideal para que Viktor, tras buscar su varita y hacer un hechizo lubricante en sus dedos, pueda arrodillarse entre las piernas de Ron e introducir el dedo índice dentro de culo de Hermione. Gracias a la humedad de su saliva y a los movimientos que ha hecho con la lengua durante los minutos anteriores, el culo de la chica está lo suficientemente distendido como para que aceptar que meta también el dedo corazón. Sin apresurarse, Viktor mueve los dedos de dentro hacia afuera, los abre como una tijera, los rota… Al contrario que Ron, que está mucho más habituado al proceso por la frecuencia con la que follan, Hermione no está tan acostumbrada al sexo anal, así que tiene paciencia.
De vez en cuando, con la otra mano, también empapada en lubricante, no se olvida de masturbar despacio la polla de Ron, que se aprieta contra el sexo y el perineo de Hermione, para ayudarle a mantener la erección. Considera que la dilatación es suficiente cuando ha conseguido que el dedo anular entre también. Hermione se ha encogido un poco sobre sí misma cuando lo ha hecho, así que le ha tenido que dejar unos segundos para acostumbrarse, que Ron ha aprovechado para seguir acariciándola y besándola. Aun le da un poco más de tiempo, rotando los tres dedos dentro de ella, aprovechando que va a centrarse durante unos segundos en Ron.
Este está durísimo. Su polla es apenas un poco más grande que la del propio Viktor, pero una pizca más delgada. Puede comprobarlo por la forma en la que las puntas de su dedo corazón roza con la del dedo pulgar se rozan mientras hace que su prepucio baje del todo, terminando de descubrir el glande. Es un movimiento que siempre fascina a Viktor, que está circuncidado desde antes de entrar en la pubertad, le encanta ver cómo la fina piel cubre el glande, humedeciéndolo con las gotas de líquido preseminal, para luego retraerse hacia atrás, dejándolo al descubierto. Ron gime cuando Viktor se inclina y tira de la polla de este para poder meterse la punta en la boca. Lame el glande en círculos y luego presiona con la lengua en la punta, tratando de introducirla en el delgado hueco. Ron gime al notarlo. Y vuelve a gemir más fuerte cuando Viktor aprieta las mejillas para succionar con fuerza.
Aprovechando la humedad de la saliva, Viktor desliza la punta del pene de Ron arriba y abajo por la vulva de Hermione, que exhala un suspiro satisfecho por la caricia, hasta que la coloca justo en la entrada de su vagina. Ayudándose con los talones, levantando el cuerpo de Hermione en vilo, Ron se acomoda en la cama para permitir que toda su erección entre lentamente dentro del cuerpo de la chica. Hermione suspira de nuevo, haciendo un ruidito complacido para indicarles a ambos que le está gustando, y Ron se queda quieto dentro de ella, limitándose a empujar con los talones para mantener la posición. Es parte de la tarea de Viktor moverse y generar la fricción que el chico va a necesitar para alcanzar su orgasmo. Es algo que le gusta, le resulta excitante sentirse responsable del placer de sus dos parejas.
Despacio, saca los dedos que aún tenía dentro del culo de Hermione. Este se contrae durante un segundo, antes de que la chica lo relaje. Se sigue viendo pequeño, pero ahora está más distendido, lo suficiente para no hacerla daño. Repite el hechizo lubricante y se acaricia el pene, extendiéndoselo a sí mismo también. Luego se encarama sobre la cama, por encima de Hermione, casi en cuclillas. Con la mano, guía la punta de su polla hasta encontrar el culo de ella y luego presiona, despacio, atento a las reacciones de su novia. Debajo de él, Hermione se estremece cada vez que avanza un poco, pero no emite sonidos de dolor. Ron sigue susurrando, besando y acariciando su piel. Cuando el culo de Hermione se aprieta con fuerza contra su polla, Viktor se detiene, dejándola unos segundos para que se acostumbre. Cuando las rodillas le tiemblan, sabe que es placer, uno distinto al del orgasmo, pero igualmente agradable, y continúa penetrándola.
No tarda en llegar hasta el fondo. Ron ya jadea por la sensación. La primera vez que probaron esa postura, les costó pillarle el truco. No sabían cómo moverse para no perder la profundidad de la penetración. Tampoco cómo situarse para estar cómodos. Pero todo había merecido la pena cuando los tres se habían percatado de que, a pesar de que cada uno estaba penetrando un lugar diferente de Hermione, los dos podían sentir perfectamente al otro. Los chicos no habían esperado que esa sensación se uniese a la de cálida y suave presión del interior de Hermione y les resultó tan excitante, que la primera vez habían sido incapaces de contener el orgasmo durante más de un minuto. Hermione, en cambio, dice que tenerlos a ambos dentro de sí al mismo tiempo la hace sentirse llena, algo que la abruma, porque es como si, por unos minutos, los tres fuesen uno.
Viktor comienza a moverse. Hermione ya se ha acostumbrado y respira tranquila debajo de él, cobijada por el fuerte y protector abrazo de Ron. Al principio lo hace despacio, retirándose todo lo que puede sin salir del interior de Hermione y luego empujándose de nuevo hacia su interior, presionando contra la polla de Ron. Pero pronto la urgencia de la excitación, de la impaciencia, del haber estado toda la noche deseándolos a ambos, de bailar pegados, de las caricias y los besos compartidos, se imponen a su voluntad y cada vez se empuja más rápido, lo más adentro que puede. Ron impulsa las caderas hacia arriba, ayudándose con los talones, para mantenerse dentro de Hermione, jadeando cada vez que la polla de Viktor se desliza dentro de ella y presiona todo el largo de la de él.
En los siguientes minutos, se mezclan los gemidos, suspiros y jadeos de los tres con el sonido de las caderas de Viktor impactando contra el culo de Hermione. Tratando de no perder el ritmo constante, consciente de que es algo que a Ron le encanta, Viktor se inclina hacia adelante para depositar un beso en la parte alta de la espalda de Hermione, que ella le agradece con un estremecimiento. Además, hace presión con su culo y la vagina, a imitación de las que se producen cuando llega al orgasmo, y ambos chicos gimen más ruidosamente. Los movimientos de Viktor se vuelven más caóticos cuando el orgasmo que lleva conteniendo desde que ha penetrado a Hermione se desata sin previo aviso. Con fuerza, empuja las caderas hacia adelante, lo más profundo que puede, media docena de veces más, descargándose dentro de ella. La última vez que lo hace, justo cuando se queda quieto, presionándose hacia adelante, Ron toma el relevo, levantando las caderas para entrar y salir de Hermione. Le basta medio minuto más para terminar, con un gemido largo y desesperado.
El primero en moverse es Viktor, deslizándose con cuidado fuera del culo de Hermione y comprobando que no le ha hecho daño. Con el dedo, limpia el chorro de semen que escapa por su ano distendido. Ron se queda dentro de ella unos segundos más, todavía abrazando a Hermione, así que Viktor aprovecha para acariciarle los testículos con un gesto suave antes de tumbarse al lado de ellos. Cuando Hermione se incorpora, dejándose caer en medio de los dos chicos, ambos la abrazan por la cintura y le besan la mejilla.
—¿Ha ido bien? —pregunta Ron, preocupado.
—Claro que sí —dice Hermione con una sonrisa beatífica.
—Muchas gracias —murmura Viktor. Ron asiente. En sus ojos se refleja el mismo agradecimiento que en la voz de él.
—No seáis idiotas —responde Hermione—. A mí también me gusta.
—Sí —musita Viktor, apartando un mechón rebelde del rostro de Hermione. Ron se inclina para darle otro beso. No sabe bien qué significa ese sí. Quizá que sabe que le gusta. O que son idiotas. O que ha sido una buena celebración de aniversario. O que tiene dos novios jodidamente guapos y sexis que lo vuelven loco.
Todo a la vez, a lo mejor.
—Feliz aniversario —dice en voz baja, cerrando los ojos y riéndose, porque Ron ha dicho justo lo mismo, al mismo tiempo.
