Día 3: Anillos
Aclaraciones: Universo canon || Ha pasado casi un año desde el inicio de la misión || Rated K+ || Romance-drama-comedia || El anillo te inhibe la capacidad de mentir y te hace actuar más honestamente.
Inhibidor de mentiras
Se llevó el auricular a la oreja para escuchar, deteniendo hasta su respiración, todo estaba en silencio pero pronto una voz volvió a resonar al otro lado y una sonrisa conspirativa brotó de sus labios al seguir escuchando con total interés.
―Si...¿a las 8 de la noche?... ahí estaré...las joyas...
Y la comunicación al otro lado se cortó, sonando un sonido de estática. Yuri Briar sonrió, al fin lo había descubierto, al fin tenía a Loid Forger entre sus manos. Desde que lo había conocido tiempo atrás algo en él no le generaba confianza y en gran parte era porque le había arrebatado a su hermosa y encantadora hermana. Yor merecía mucho más, a pesar de que Loid era apuesto, hogareño y un buen psiquiatra..
¡Y ahora lo había escuchado todo!
Loid estaba engañando a su dulce y bella hermana, estaba saliendo con otra mujer. Con el auricular en la mano lo presionó por la ira eclipsante que lo gobernaba por tan deplorable acto hasta que estalló entre sus manos. Ahora que lo tenía entre sus manos, lo haría pagar. Lenta y dolorosamente hasta hacerlo desaparecer. Soltó una risa siniestra mientras salía de la base secreta.
Nunca había confiado en él, ni un momento, ni cuando había probado su comida ni cuando solía verlo cuando iba a visitar a su hermana. Sabía que estaba escondiendo algo. Al inicio había pensado que sería una especie de espía o informante de Westalis y solo estaba usando a su hermana como cubierta para pasar desapercibido. O que posiblemente solo se habían casado para guardar apariencias, pero eso era algo que estaba por completo seguro que Yor no permitiría. Era demasiado correcta para prestarse a eso. De seguro el responsable de todo eso era el maldito de Lottie, que estaba jugando con su hermana.
Saltó mientras movía los brazos, dirigiéndose hacia el hospital donde sabía que él trabajaba. Hasta que súbitamente se detuvo, cuando una idea vino a su cabeza con fuerza.
Su plan inicial era llevarlo a la base y torturarlo hasta que confesara cada uno de sus crímenes. Con un poco de suerte, además de engañar a su hermana, podría descubrir algunas otras infracciones. Y con eso podría tener la suficiente autorización para deshacerse de él, su jefe lo aprobaría y lo apoyaría. Pero... si Lottie desaparecía de la nada, Yor intentaría buscarlo, pensando que algo malo le había pasado y moriría de tristeza a pesar de que él era una cucaracha. No podía contarle que él se había encargado de su esposo al estar siendo engañada. Pero algo mejor se le ocurrió.
Desesmascararlo ante Yor, hacerlo confesar ante ella y que su hermana se diera cuenta de la clase de basura que era.
Imaginó a Loid en el suelo,derrotado mientras Yor le decía que lo odiaba, que quería el divorcio y que se quedaría con él, porque era él único que realmente la quería. Y el encargándose de correrlo de la casa junto a su pequeña hija chihuahua. Tal imagen lo hizo sonreír de manera perversa. Ese era el mejor plan que pudo haber imaginado. Por lo que regresó sobre sus pasos, hacia la base secreta que estaba bajo el suelo y se dirigió al área de objetos y archivos, tomando prestado uno en especial.
Un par de anillos, que habían confiscado a uno de los bastardos que en alguna ocasión interrogó.
Eran únicos en su tipo, extraños y un tesoro que la agencia mantenía bajo las cuatro paredes, y en la caja fuerte. Pero él necesitaba esos anillos en ese momento para que su plan funcionara perfectamente. Bueno, realmente solo necesitaba uno.
Un aro de oro era suficiente para hundir a Loid Forger y deshacerse de él de una vez por todas.
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Yuri se llevó la taza de té a los labios mientras veía a su hermana peinando a la niña de Forger. Contempló la casa hasta el último rincón, percatándose que todo estaba ordenado, sin ningún descuido o mota de polvo que arruinara la decoración.
Como odiaba a Loid ante esa máscara de perfección, una que esa noche se encargaría de borrar.
Había ido directo a la residencia de los Forger, sabiendo que solo encontraría a su hermana. El escuchar a Loid hablando sobre la cita con la otra mujer se lo confirmaba. Esa noche llegaría tarde o tal vez no llegaría a dormir. Aunque contaba más que nada con la primera opción. Quería ver la cara de Loid al ser descubierto.
―Ya está Anya, puedes ir a dormir.
La niña se quedó viendo a Yuri un instante, había estado escuchando sus pensamientos ruidosos aunque no les buscaba sentido ¿como desemascarÍa a su pa? Su tío Yuri era torpe, por lo que contaba con que su padre no tuviera problemas. Por lo que salió corriendo hasta su habitación.
―Lo siento Yuri, tu visita me ha tomado por sorpresa al no avisarme. ―Ella se llevó un mechón de cabello detrás de la oreja. ―¿De qué es lo que querías hablar?
―Es que quería verte y darte esto. ―Le extendió una pequeña caja.
Yor la tomó un poco extrañada por el presente repentino de su hermano, no era su cumpleaños ¿o tal vez sí y lo había olvidado? Abrió la caja, encontrando un anillo en el interior, era de oro, tenía un par de figuras grabadas, se veía que era un anillo para hombre.
―Esto... ―Estaba confundida.
―Lo he visto en una tienda y pensé que sería adecuado para que se lo regalaras a Lottie, una esposa siempre debe regalarle algo a su esposo.
Yor lo observó curiosa ¿tenía que regalarle cosas a Loid-san? No lo había escuchado de sus compañeras del trabajo, pero el que su hermano se lo estuviera diciendo era porque era cierto. Era tan inexperta aún con todo esto del matrimonio y Loid siempre parecía de tan buen humor que no sabía que debería darle un presente. Aunque no esperaba que Loid se lo dijera, se suponía que era algo que ella debería hacer por su propia iniciativa, para ser la esposa ejemplar que esperaba el Forger. Sonrió mientras se llevaba la caja al pecho, en un gesto de agradecimiento.
―Muchas gracias Yuri, de seguro le encantara.
―Solo asegúrate de dárselo apenas llegue, quiero ver su reacción. ―Indicó a lo que su hermana sonrió en respuesta.
Yuri simplemente sonrió mientras degustaba un café junto con su hermana y se ponían al día con un par de cosas, sobre el trabajo, donde tuvo que mentir. Su hermana no sabía de su trabajo real, pero tenía respuestas establecidas para simular su trabajo gubernamental. Ella le habló de un viaje que tuvieron en crucero y maldijo a Loid por haberse llevado a su hermana tan lejos.
De pronto la puerta de la entrada sonó indicando que el bastardo que se atrevía a engañar con otra mujer insulsa, había llegado. El rubio pareció sorprenderse al verlo ahí, pero sonrió mientras se quitaba sus guantes y su sombrero.
―Yuri, es sorpresivo tenerte aquí tan tarde.
―Lottie, simplemente estaba por el área y quería ver a Yor.
Yuri le hizo un gesto a Yor, que dejaba en claro que debía darle el anillo. Ella pareció pensarlo un rato, siempre era tímida. Loid se fue a la cocina y Yor lo siguió con la caja en manos.
―Loid-san... ―Yor habló tan avergonzada que no encontraba las palabras que decir.
―Yor, lamento dejarte encargada de la cena, el trabajo se me complicó. ―Él siempre se encargaba de cocinar al llegar pero una misión de último segundo lo había entretenido.
―No te preocupes, he comprado comida. ―Miró al suelo con timidez mientras escuchaba los latidos de su corazón, era algo que una esposa debía hacer, si no lo hacía Loid podría dejarla por Fiona o alguien que fuera consciente de estas cosas. ―He visto esto y pensé que te quedaría bien.
Estiró la caja, sin poder mirarlo y sintiendo el rostro caliente.
Loid se sorprendió ante ese gesto ¿le había comprado algo? ¿acaso era su aniversario y lo había olvidado? No, lo tenía perfectamente señalado en el calendario de su cuarto, faltaban un par de meses y había estado pensando en que regalarle, pero ese gesto lo tomaba desprevenido. Tomó la caja entre sus manos y la abrió encontrando un anillo de oro.
―Vaya, es precioso Yor, muchas gracias.
Lo sacó de la caja, colocándolo en la mano opuesta a donde tenía su sortija de matrimonio, falsa. Se veía bastante bien. Por un momento se sintió culpable de no haber pensado en traerle algo. Ahora que lo pensaba... había dedicado gran parte de su esfuerzo en Anya y que formara parte de los alumnos imperiales. Pero no le dedicaba el tiempo pertinente a Yor, y ese regalo lo hacía aún peor. Tendría que compensarlo pronto.
La miró encontrándose con esa mirada carmesí tan encantadora que iban a juego con el color en sus pómulos. Y unas ganas impensables de besarla lo atacaron.
―Hey, Lottie, quiero más café.
Loid regresó a la realidad, donde su cuñado que era un dolor de cabeza estaba ahí, en su casa, cuando él lo único que quería luego de una larga misión era descansar. Colocó la tetera para calentar agua, mientras regresaba a la sala junto a su esposa. Se desaflojó un poco la corbata, a fin de cuentas sus planes al llegar habían sido estar un rato con Yor y darse un baño.
Yuri recibió el café que le ofrecían y justo cuando tomó la taza vio el anillo puesto en el dedo de Loid, sonriendo interiormente. Todo estaba marchando como se proponía. Aquel anillo era un objeto especial y sumamente extraño que habían adquirido este año. Un anillo con la capacidad de ser imposible que mintieras. Cualquier pregunta que te hicieran, será imposible resistirse, te obligaba a ser honesto. No sabía cómo funcionaba, porque su departamento aún lo estaba investigando, pero esa noche le sacaría todos los secretos que Loid Forger ocultaba.
―Y dinos Lottie ¿donde estabas esta noche?
―Yuri, él estaba...―Fue interrumpida.
―Deja que responda, Yor. ―Lo miró fijamente con esa postura tan relajada, si supiera lo que le esperaba. ―Dinos dónde estabas.
―Yo...estaba trabajando.
Yuri torció la boca, ¿acaso el anillo demoraba un tiempo en hacer efecto? No daría su brazo a torcer, iba a hacer que el admitiera que estaba engañando a su hermana.
―¿Entonces me negaras que estabas con otra mujer?
―No sé de qué estás hablando, estaba trabajando.
Yuri lo fulminó con la mirada ¿el anillo estaba defectuoso? ¿funcionaba cada determinado tiempo? No podía creer que estuviera diciendo la verdad, cuando él había escuchado perfectamente que...
―¿Entonces no estás engañando a Yor? ¿No estás viendo a otra mujer?
―¡Yuri, pero qué es lo que dices! ―Yor estaba asombrada por el comportamiento de su hermano, ¿de donde estaba sacando esas suposiciones?
―Yo... solo tengo ojos para Yor. ―La miró y tomó su mano, gesto que hizo que la fémina se sonrojara.
Yuri abrió la boca estrepitosamente, sin creerse lo que estaba viendo ¡No se suponía que eso iba a suceder! Había ido para que su hermana terminara con ese bastardo, no para generar ese momento entre ellos.
―¡Agh, estas mintiendo Forger! ―Lo señaló con el dedo, enfermo de que estuviera sujetando la mano de su hermana. ―¡No se que has hecho, pero yo se que estas mintiendo!
Y sin más, salió corriendo del departamento, completamente dominado por su enojo y frustración. Esos anillos servían para decir la verdad y ser honesto con tus acciones, pero él no había logrado desenmascarar a Forger, de alguna manera había logrado evadir el efecto de las sortijas o...a menos que estaba siendo honesto y que no estuviera engañando a su hermana y hubiera malinterpretado sus palabras. Negó con la cabeza mientras corría hasta la estación de tren, no, eso sería reconocer que Lottie era una buena persona y se negaba a hacerlo. Tenía que estar ocultando algo. Y se encargaría de sacarlo a la luz.
Yuri se detuvo cuando ingresaba la llave en su departamento al recordar algo ¿como diablos recuperaría ese anillo? Esperaba que Lottle no siguiera endulzando la oreja a su hermana o vomitaría de solo pensarlo. Volvería esa semana por el anillo y dejaría de interferir el teléfono de Loid.
―Yo... lo siento mucho Loid-san, por el comportamiento extraño de Yuri. ―Yor miraba hacia abajo avergonzada por aquella actitud de su hermano menor.
―No te preocupes, es impulsivo pero solo quiere lo mejor para ti. ―Loid podía olerse que había algo más aparte de sus celos de hermano pero lo dejaría pasar.
Ahora por fin estaba a solas con Yor, con lo que había estado fantaseando todo el día.
―Iré a calentar la cena. ―Yor intentó levantarse pero fue detenida.
Loid la sujetaba de la muñeca y tiró ligeramente de ella, con suficiente fuerza para que Yor cayera en su regazo, sin creerse lo que estaba pasando y enrojeciendo al momento.
―Hoy me hiciste mucha falta... ―Hundió su nariz en el cuello de la mujer, sintiéndola estremecer.
En varias veces del día había pensando en qué estaría haciendo Yor en ese momento y que quería terminar lo antes posible para verla. A pesar de que su relación se ha mantenido como una cubierta ante el gobierno y la sociedad para que ambos puedan seguir con sus trabajos, era cada vez más difícil el contenerse. El ignorar el calor que lo embriagaba cuando la veía o esos pequeños momentos donde habían tenido que fingir más físicamente que eran pareja. Las citas a las cuales habían salido por disposición social, pero Loid sentía su cama vacía cada noche, pensando que Yor estaba tan cerca pero tan lejos.
Estaba cansado de esa farsa, él realmente disfrutaba de esa familia, de su hija y por supuesto quería estar con Yor, no sólo fingir tomarla de la mano o que durmieran juntos. Realmente quería sentirla.
Podía ver su rostro por completo rojo y como cerraba sus ojos con fuerza, temblando ante su atrevimiento, pero eso solo la hacía ver más encantadora. Por lo que presa de esa valentía naciente por sus deseos ocultos, que habían brotado de la nada, su mano acarició el cabello femenino, apartándolo de su rostro y atrapó aquellos labios que tantas veces habían llamado su atención.
Su corazón agitado estremeciendo su pecho y propagando la calidez abrumante resultante de ese pequeño contacto. Motivado por ese deseo cumplido, movió los labios, en búsqueda de una correspondencia, de que aquello que sentía no solo era cuestión suya. Y como si Yor hubiera leído su mente, correspondió el beso con torpeza y emanando aquel aroma embriagador del que Loid era bastante consciente, entregándose a ese sentimiento que había ocultado y que ese día había sido honesto.
Dejando salir sus deseos más ocultos, el único que lo había estado atormentado todo ese tiempo, Yor Briar y el sabor de sus labios.
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Como me he divertido al imaginar las caras de Yuri al pensar que iba a sacar a Loid de su vida, además que el apodo que siempre le decía me mata, por lo que si lo ven más de lo normal es por eso. Es una idea que me han sugerido y no podía quedarme con las ganas de mostrar esta genialidad.
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