La sangre de un
mago
Un fanfic de
Cardcaptor Sakura escrito por La Fille de la Coke
***********************************************************************************************Hace
mucho tiempo existió un brujo que fue considerado el más poderoso que existió
jamás en el mundo. Él era hijo de un poderoso mago del Este y una igualmente
fuerte maga del Oeste, por lo cual podía combinar ambos tipos de magia con
resultados sorprendentes y sin dificultad alguna. No en vano se le consideraba
el hechicero más poderoso habido y por haber.
Su nombre era
Clow Reed.
Desde su más
tierna infancia tuvo un control asombroso sobre la magia, y pronto desarrolló
grandes habilidades, que habían de crecer con el tiempo. Por ser hijo de
hechiceros, él, como ellos, podría vivir largo tiempo sin envejecer en lo más
mínimo, y al paso de los años podría leer el futuro. Pero esto aún él lo
ignoraba.
Sin embargo Clow
Reed se sentía solo. Sus estudios de magia y las mismas prácticas de ésta le
robaban mucho tiempo que podía usar para convivir con otros; pero aunque lo
intentara no lograría hacer amigos, al igual que sus progenitores, porque la
gente de la ciudad donde ellos vivían no confiaba en los magos, por muy buen
corazón que tuviesen. Y esa gente también sabía que la familia de Clow Reed era
suficientemente poderosa para destruír la ciudad con sólo desearlo. Y Clow Reed
nunca pudo hacer amigos en su ciudad natal porque nadie confiaba en él, sino que
sentían miedo y rechazo hacia él, como si el mago fuese una plaga de la que
hubiese que alejarse lo más posible. Por si esto fuera poco, los magos de los
alrededores se consumían de ira por la fuerza de Clow Reed, que no podían
igualar con ningún hechizo, y deseaban perjudicarlo y superar sus
poderes.
Cuando Clow Reed
cumplió treinta años decidió crear seres que le acompañaran en su soledad y en
la de su familia. Pero, como era un capricho suyo, estos seres tendrían virtudes
mágicas. Cada uno de ellos tendría un solo poder, y cada uno tendría su propia
personalidad. Así fue como Clow Reed creó las Cartas de Clow; todas ellas con
sus particularidades, y que él podría controlar a su gusto. Pero como las cartas
eran demasiado peligrosas para andar sueltas por ahí, creó también una llave
para liberarlas o devolverlas a su forma original, y un libro, el Libro de Clow,
para guardarlas y llevarlas siempre consigo. Pero aún con todas estas
precauciones las cartas se mantenían rebeldes y además Clow Reed se había
quedado solo de nuevo.
Otra idea se le
vino a la mente.
Crear guardianes
para el Libro de Clow.
Entusiasmado,
Clow Reed inmediatamente puso manos a la obra. Primero pensó que sería
suficiente con un guardián. Pero luego pensó que lo mejor sería crear dos; uno
para la portada del libro y otro para la contraportada. Y dado que el poder de
Clow Reed era comparable con el de las estrellas, decidió que los guardianes
tendrían el poder del Sol y la Luna.
Revisando libros
de mitología de todos los países, el hechicero encontró la leyenda del Tártaro
griego, el reino de Hades, cuya entrada era custodiada por el temible
Cancerbero, un perro negro de tres cabezas. Y Clow decidió que el guardián del
Sol sería llamado Cerberus. Tendría alas y sería un animal entre tigre y león,
porque los colores dorados de estos animales le hacían pensar en el Sol. Podría
hablar y entender como una persona, y tendría poder sobre el fuego.
El segundo
guardián fue llamado Yue, que en
chino quiere decir Luna, por el festival de magia Shen Yue (Primer Luna de
Primavera), en el que Clow Reed tenía intención de participar. El lugar adecuado
para mostrar el poder de las Cartas de Clow. Él tendría aspecto humano y también
alas de ángel. Su cabello sería níveo como la luna y sus ojos serían de color
azul plateado. Él tendría poder sobre los elementos de la
noche.
Las dos nuevas
creaciones de Clow fueron todo un éxito. Podían razonar, eran seres poderosos,
le eran leales hasta la muerte, pero lo más importante: eran sus amigos.
Probablemente los únicos.
Y así llegó la
primavera, y con ella su primera luna llena, y esa noche se inauguró el festival
mágico Shen Yue, en las proximidades del actual Hong Kong. Hechiceros
profesionales de todo el Este y el Oeste se reunieron en aquel evento, y entre
ellos estaba Clow Reed, con Yue y Cerberus y el Libro de
Clow.
Clow Reed
conoció allí a una joven hechicera, muy poderosa también, llamada Ciliegia. Ella
no era tan fuerte como él, pero ambos se sentían solos y se hicieron amigos
rápidamente. A lo largo del festival Shen Yue esa amistad se fue transformando
-inconscientemente- en algo más. El torneo duraba casi toda la primavera.
Mientras tanto
un gran grupo de 42 magos, el más poderoso de ellos llamado Loong (Dragón),
planeaba vengarse de Clow Reed.
"Mientras él
esté descuidado" decía Loong, "participando en este concurso para ver quién es
el mejor mago de todo el mundo, nosotros nos uniremos y mataremos a su familia y
destruiremos todas sus creaciones, para que Clow Reed aprenda a no
subestimarnos, a nosotros los magos del Este y el Oeste. Será nuestra venganza
por las humillaciones que nos ha hecho pasar."
Todos los magos
reunidos estuvieron de acuerdo con el plan de Loong. Pero en el festival de Shen
Yue, Ciliegia le había enseñado a Clow Reed cómo desarrollar un don que él tenía
pero no sabía cómo utilizar: el don de las predicciones. Clow empezaba a
adquirir control sobre este método, todavía sin darse cuenta de lo que ver el
futuro podía ocasionarle, y Ciliegia tampoco tenía idea de lo terribles que las
predicciones pueden llegar a ser.
Una noche,
específicamente la de la clausura del Shen Yue, Clow Reed tuvo una premonición.
Vio su casa envuelta en llamas, sus padres defendiéndose con valor contra los
magos que atacaban la ciudad, pero finalmente los vio ser derrotados y morir
cruelmente asesinados por sus atacantes. Asimismo vio los rostros de los
responsables, entre ellos el del malvado Loong. Aterrado por esta visión, Clow
hizo resonar un gran estallido en el valle donde se reunían los magos para la
fiesta de la primavera y quiso irse.
"Fly!
Release!"
Todos voltearon
hacia Clow Reed, atónitos ante la gran exhbición de poder del mago, quien pocos
segundos después dejó el lugar. Ciliegia y los dos guardianes siguieron a Clow
Reed tan rápido como les fue posible, los tres también con un terrible
presentimiento.
Cuando Clow Reed
llegó era demasiado tarde. La premonición se había hecho realidad. Rescató de
entre las llamas los cuerpos calcinados de su padre inglés y su madre china, así
como algunos instrumentos de magia que no habían sufrido mayores daños. Los
magos que habían hecho esta atrocidad se estaban retirando, y Clow, al verlos
irse, juró venganza a toda costa, principalmente contra
Loong.
Ciliegia,
Cerberus y Yue llegaron momentos después, y encontraron a Clow Reed llorando su
desgracia. Lo consolaron hasta donde les fue posible. Pero no pudieron quitarle
la idea de vengarse de los magos que habían hecho semejante atrocidad. Él quiso
empezar de inmediato, y dijo que crearía cinco nuevas
cartas.
Haciendo todos
los sortilegios correspondientes Clow creó 5 cartas adicionales con poderes
temibles y destructivos: la Carta del Alma (The Soul Card), la del Mundo (The
World Card), la Carta del Portal (The Gate Card), la de la Maldición (The Curse
Card) y una quinta, que cuando la estaba formando se derritió.
En su
desesperación al ver que no salía la quinta carta, Clow Reed apretó los puños,
que tenía llenos de vidrio, y se cortó las manos. La sangre de Clow Reed cayó
sobre las cartas, y el odio del hechicero les dio vida propia. Esto provocó una
reacción espantosa, provocando que miríadas de luz salieran despedidas de las
cuatro nuevas Cartas de Clow, cegando y arrojando lejos a Clow y sus
acompañantes, que estaban más lejos.
Clow olvidó por
completo su rabia para tirar sus anteojos, ahora inservibles, y miró con
estupefacción a las cuatro creaciones de su rencor hacia Loong y los otros
magos: Mundo, Maldición, Portal y Alma.
La Carta del
Mundo era una mujer de piel color crema y cabello color tierra, con ojos azules
como el cielo, un vestido beige y una especie de cicatriz en su cuello, de
maligna apariencia, color verde brillante.
La Carta del
Alma era como un fantasma, sin extremidades; una sábana blanca lechosa con un
rostro que hacía imposible decir si era hombre o mujer, pero con unos ojos rojo
sangre que parecían brillar aún más por la extraordinaria palidez de este
ser.
La Carta del
Portal era como otro fantasma, también sin extremidades, pero de color negro.
Este ser, sin embargo, tenía rostro color crema y de mujer, y los cabellos de la
misma tonalidad que la cara, recogidos en una larga trenza. Poseía asimismo ojos
verdes fulgurantes y labios negros como el resto de su
cuerpo.
Y la Carta de la
Maldición tenía figura de hombre y de bestia; tenía ojos pequeños y ambarinos
como de tigre, cejas muy pobladas y cabello alborotado de color café claro y
piel blanca. Las facciones de este hombre recordaban en algo al jaguar y en algo
al lobo. Sus colmillos eran afilados y vestía una especie de túnica azul rey con
morado.
Y entonces,
aquellas cartas…
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-
Clow- sama…
¿Daijôbu desu ka?
-
¿NANI? Ah… sí,
Yue, estoy… bien. No pasa nada. De veras- contestó dificultosamente el
hechicero, sintiéndose algo culpable por la expresión de preocupación del
guardián de forma humana.
-
¿Está seguro? Se
ve algo pálido… y está sudando…
-
S… sí, estoy
bien, Yue. Sólo que un poco cansado.
-
Necesita
descansar más, Clow- sama. Cerberus y yo no queremos que le pase nada
malo.
-
No te preocupes,
Yue… pronto… descansaré…- dijo Clow, sintiendo frío en las entrañas. La luna
llena brillaba en el firmamento despejado y obscuro. El hechicero quiso
contemplar el cielo con detenimiento, porque sabía que al día siguiente,
él…
-
¿Clow-
sama?
-
Estoy bien, Yue.
Quiero que Cerberus y tú descansen muy bien hoy, porque hay algo muy importante
que quiero decirles… pero lo haré mañana.
-
Está bien, Clow-
sama. Oyasumi- se despidió el guardián.
-
Buenas noches-
respondió el hechicero.
Clow tomó una
taza de té y la bebió, haciendo una mueca de disgusto porque la infusión ya
estaba muy fría. Dejó la taza medio vacía y se puso a recordar su
vida…
"Desde que creé
aquellas cartas me convertí en un desgraciado", se dijo el
mago a sí mismo, con infinita amargura. "Sí, esas cinco cartas mataron a
Loong y sus secuaces, pero… después… se dedicaron a asolar la China entera con
sus poderes. Recuerdo que Ciliegia, Cerberus, Yue y yo pudimos acorralar a las
cuatro cartas y las derrotamos, pero… Ciliegia…" Clow se llevó las manos a
su largo cabello, con desesperación y dolor. "Ciliegia… nunca me perdonaré
haber creado esas malditas cuatro cartas. Recuerdo… lo horrible que fue… cuando
The Curse atacó a Ciliegia… cómo le destrozó el pecho con sus garras… y cuando
The Gate Card… se tragó su cuerpo… lo absorbió… cuando The Curse la mataba, ella
volteó… a verme… fue espantoso… y además las cuatro malditas cartas tuvieron el
cinismo de reírse…"
El mago
interrumpió el curso de sus propios pensamientos para controlar sus sollozos. Si
sus guardianes y amigos lo escuchaban…
"Pero las sellé.
Me costó mucho trabajo y mucha magia, pero las sellé. Las tiré a un barranco muy
profundo, encerradas en una caja especial, para que no pudieran liberarse otra
vez… habría sido muy peligroso que yo las juntase con el resto de mis cartas, en
el Libro de Clow."
-
Clow-
sama.
-
Cerberus…
-
Por favor,
retírese a descansar. ¿Acaso no tiene sueño?
-
Tengo algunas
cosas que arreglar antes de dormir, Cerberus. Pero en poco tiempo me iré a la
cama.
Cerberus observó
a su amo con curiosidad, pero al ver que no le decía nada más, le deseó buenas
noches y dejó sólo al mago.
"Buenas noches…
Si tan sólo supieran que ésta es la última… "
Apagando la luz
de su biblioteca, Clow se retiró a su habitación. Mientras, pensaba en las
cartas que se le habían salido de control y en el peligro más grave al que se
había enfrentado… uno que casi le costó la vida. Un hechicero completamente
desconocido para él, y al mismo tiempo, uno que conocía casi a la perfección…
los recuerdos de su batalla contra aquel hombre le desconcertaban completamente.
¿De dónde era?¿Quién era?¿Por qué Clow nunca había escuchado nada acerca de ese
formidable adversario, si era tan poderoso?
Clow recordó que
ese hombre había herido gravemente a los dos guardianes, y que casi aniquilaba a
las Cartas de Clow. El mago había tenido que desplegar todos sus recursos, que
no eran pocos, y sin embargo ese adversario usaba otros tantos, los cuales eran
casi iguales. Clow estuvo a punto de perder su vida en aquella batalla; ambos
enemigos se infligieron heridas mortales.
Finalmente, Clow
usó una técnica prohibida para los magos del Este y el Oeste, y poniendo todo su
poder en ella, logró matar a su adversario… o al menos le hizo tanto daño, que
aquel hechicero no podría hacer nada nunca jamás. Esta técnica, sin embargo, le
provocó dos cosas: una, acortó su vida en 300 años; y otra, desató su poder de
premoniciones. Las visiones proféticas que tuvo nunca fueron agradables. Con el
poder que le había quedado, el mago logró hacer olvidar a los guardianes la
batalla contra las cartas rebeldes y la pelea contra el hechicero desconocido.
Algún tiempo después, el mago decidió ir a Inglaterra, y más tarde decidió
trasladarse a Japón; específicamente a Tomoeda, donde construyó una casa al
estilo inglés y donde viviría hasta el último momento de su
vida…
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-
¿Qué significa
esto?- preguntó el ángel de la Luna.
-
Ya te dije lo
que significa, Yue. Hoy voy a morir.- dijo el mago Clow Reed, ahora
completamente sereno.
-
Esto no es
gracioso- dijo Cerberus, enojado por la calma absoluta de su
amo.
Clow lo
miró.
-
Lo siento, pero
no es una broma, Cerberus.
-
¿¿QUÉ??-
preguntó Yue, atónito. Pero si su maestro tenía tanta magia… ¿cómo era posible
que muriera?
Yue y Cerberus
se negaban a creer lo que oían. Clow no podía morir nada más
así…
-
Ya transcurrió
mi lapso de vida- contestó Clow Reed
-
Pero si tú eres
Clow Reed… tú eres el mago más poderoso del mundo, y puedes dominar la
Naturaleza a tu gusto. Tú nos creaste, y por eso nosotros somos quienes mejor te
conocemos…- dijo Cerberus, y añadió: - Has vivido por cientos de años, y en todo
este tiempo tu poder no se ha debilitado ni una sola vez. ¿Por qué nos haces
esto?
-
Tienes razón…
pero eso no significa que yo sea inmortal. Sin embargo, sabiendo que esto
sucedería, he hecho unos cuantos arreglos.
¿Arreglos? Eso
significaba que Clow Reed sí hablaba en serio. Cerberus le preguntó a qué se
refería con los arreglos, y Clow Reed les explicó:
-
Después de que
yo me haya ido, ustedes tendrán otro amo.
-
¡YO NO NECESITO
OTRO AMO!- gritó Yue con fuerza. Yue sentía su corazón romperse en mil pedazos y
sangrar profusamente… porque él amaba a Clow Reed…
Los guardianes
de las Cartas Clow y el mago discutieron unos momentos más. Finalmente, Cerberus
pareció aceptar lo inevitable y estaba dispuesto a resignarse. Dormiría en el
Libro de Clow hasta que apareciera aquel nuevo amo. Yue, al contrario, se negaba
a que Clow Reed muriera, y sin importar lo que el mago dijese, el Guardián de la
Luna no lo escucharía. Era demasiado dolor para él.
Clow Reed dejó
que Cerberus escogiera al nuevo amo de las Cartas, porque Yue en verdad parecía
dispuesto a no tener ningún amo, nunca más. Les suplicó a los guardianes y a las
cartas que fueran felices y obedecieran a su siguiente amo.
-
Para mí, usted
fue un buen amo- se despidió el Guardián del Sol, quien era más razonable y
menos apegado al hechicero, que Yue. Sin embargo, Cerberus sintió una gran
tristeza.
-
Gracias,
Cerberus. Y ahora… mi último hechizo.
La luz invadió
la habitación en la que los tres seres y el Libro se encontraban. El hechizo de
Clow selló a ambos guardianes y los puso a dormir, en un extraño sueño, en las
tapas del Libro: Cerberus en la portada, y Yue en la contraportada. Adentro
estarían las Cartas de Clow.
Clow se recargó
en su asiento. A última hora, decidió cambiar los planes.
"Tal vez no me
vaya después de todo… al menos no completamente. Tal vez la nueva ama de las
Cartas me necesite para cumplir su misión…"
La luz se fue
haciendo cada vez más intensa, y el cuerpo de Clow se desvanecía
progresivamente. En su última noche, Clow había decidido que su magia debía
permanecer en este mundo, al menos hasta que ya no fuese necesaria… habiendo
tenido vsiones de una niña con cabello castaño dorado, corto, y ojos verde
esmeralda, con una gran sonrisa y muchas ganas de vivir…
"Ciliegia… en
italiano significa cereza… Es un bonito nombre… Y ya que la Ama de las Cartas
tendrá alguna relación conmigo, quiero que se llame…"
"…
SAKURA…"
FIN.
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¡Konyanyanchiwaaa!
Después de no me acuerdo cuántos días, estoy de regreso con esta nueva historia.
A decir verdad no es tan nueva, pero no había tenido tiempo (ni inspiración)
para terminarla sino hasta ahora. En fin… si obtengo suficientes buenos
comentarios (y galletas de animalitos :D), me animaré a publicar la secuela
(aunque más bien esto es un prólogo), que se llama "El Botón de Cerezo". ¡No
crean que he dejado abandonada "El fantasma de una niña honesta"! Lo que pasa es
que en mi escuela, los crueles y despiadados profesores nos han estado dejando
mucha tarea y por si fuera poco tenemos hasta tres exámenes diarios T_T… pero
continuaré con la historia. ¡Mándenme "emilios" porque a mi correo le están
saliendo telarañas y polillas!¡Ja ne!
Naoko
Tachido.