Choripanes Uchiha
Por Lila Negra
Sinopsis: Sasuke es heredero del más famoso puesto de choripanes de la costanera y necesita contratar un empelado. Sin embargo, el dudoso criterio que utilizará para seleccionar un postulante le traerá más de un problema en el futuro. ONE-SHOT / SASUNARU / COMEDIA / VOSEO / ARGENTINISMOS / ESCRITO EN VIVO
Advertencias: one-shot AU Moderno, SasuNaru, comedia, voseo, argentinismos (no tantos, los explico todos al final en orden de aparición). Este fic fue escrito durante un video en vivo en mi página de Facebook el 29 de marzo de 2022 a partir de los pedidos que hacían lxs espectadores en el momento, por eso puede dar algunos giros inesperados y terminar abruptamente (cuando terminó el tiempo del vivo). Agradezco mucho a todas las personas que participaron, ¡esta historia es suya! Yo me divertí mucho siguiendo sus ideas. Para quienes no estuvieron presentes, sepan que aún pueden ver el video en mi página de Facebook. También pueden participar de las próximas sesiones de escritura, aunque de momento están pausadas ya que acabo de tener un bebé. Si desean leer otros fics escritos en vivo, tengo una serie dedicada a ello en Ao3. La portada fue realizada por la gran artista NeblinaLlameante, por favor, visiten sus redes y encontrarán más de su arte.
Tener un puesto de choripanes no era el mayor sueño que Sasuke hubiera tenido, pero cuando su hermano decidió mudarse de ciudad y abandonar el histórico puesto "Choripanes Uchiha" en la costanera, por una cuestión de honor familiar se vio obligado a asumir esa gran responsabilidad.
Pronto descubrió que Itachi tenía algún tipo de habilidad superior para operar el puesto él solo, pues la cantidad de clientela que le había dejado lo volvía, a sus ojos, una cosa totalmente inmanejable. Corría de un lado para otro y más de una vez le dio un agua a quien pidió una cerveza o un choripán sin chimichurri a una persona que había aclarado que quería chimichurri extra. Para evitar que esta situación de extremo estrés acabara con su vida, Sasuke decidió que tomaría un ayudante y puso un cartel anunciándolo junto a las latas de gaseosa.
A los pocos días, empezaron a aparecer los postulantes. Tras entrevistar a unos cuantos, optó por decidirse entre los mejores tres. Por un lado, un joven de cabello largo llamado Neji que parecía extremadamente capaz y obediente. En segundo lugar, estaba un tal Shikamaru que, si bien tenía pinta de vago, era bastante listo y podría encargarse de la caja. El último era un rubio llamado Naruto al cual había elegido porque… bueno, no precisamente por su talento culinario, había que admitirlo. Lo que tenía Naruto por completo a su favor era que estaba más bueno que el mejor de los choripanes y tan solo de entrevistarlo ya Sasuke se quedó chupándose los dedos.
Después de pensárselo bastante, Sasuke decidió que preparar choripanes no podía requerir tanta ciencia y que si él se esforzaba en transmitir las milenarias técnicas Uchiha para ofrecer los mejores choripanes de la región cualquiera tendría que poder aprenderlas. Por lo tanto, llamó al teléfono del rubio y le propuso empezar al día siguiente. De ese modo, tendría ayudante y de paso probablemente se ganaría un buen ligue. ¿Qué podría salir mal?
Bueno. Muchas cosas podían salir mal.
Y lo primero que evidentemente salió mal fue su fantasía ridícula de que por ser él buen profesor lograría derrotar la natural torpeza de Naruto. En principio, porque no era nada cierto que Sasuke fuera buen profesor. Se enojaba todo el tiempo y sus explicaciones eran del tipo "bueno, esto se hace así" y Naruto lo miraba con cara de sorpresa y preguntaba "¿así cómo?", a lo que Sasuke solo respondía "Así, idiota, así" y eso no esclarecía nada. Pero además Naruto tenía un don especial para el desastre. No solo no entendía nada de choripanes, no sabía hacer el chimichurri y no reconocía el nombre de las gaseosas que vendían, sino que además apoyaba la mano en la plancha en la que se cocinaban los chorizos (tuvo una quemadura bastante importante en su primera semana de trabajo), se olvidaba de enjuagar los vasos antes de guardarlos, se tropezaba dentro del puesto (a pesar de que apenas cabían ambos allí) y otras cosas por el estilo que Sasuke nunca hubiera imaginado que alguien podría hacer en su impecable negocio.
Lo segundo que salió mal fue que Naruto era increíblemente despistado no solo para trabajar sino también para cualquier otro aspecto de su vida. Sasuke lo invitaba a tomar algo, le llevaba algún detalle o le tiraba algún piropo (al estilo de Sasuke, que tampoco era lo más romántico que había, pero bueno), y Naruto no se daba por aludido en lo más mínimo. En general, esquivaba todas sus propuestas con respuestas estúpidas como "no tengo dinero para pagar los tragos" o "muchas gracias, pero no sabría en qué situación usar una tanga de mujer" y otras cosas así que ponían en evidencia que ni de casualidad registraba que estos ofrecimientos eran indirectas de algo más.
Al mes, Sasuke estaba totalmente arrepentido de su decisión. Ver al chico todos los días en el trabajo lo había alterado por completo, tenía las hormonas revueltas y día por medio soñaba con poseer ese cuerpo que lo rozaba una y otra vez sin querer dentro del diminuto puesto, por lo que las repetidas pruebas de que aquello nunca se concretaría lo estaban haciendo sufrir a niveles insospechados. Por otro lado, Naruto seguía sin incorporar ninguna de sus enseñanzas, por lo que cada vez limitaba más las actividades que le delegaba, o de lo contrario en cualquier momento se incendiaría el negocio completo.
En la medida en que la desesperación de Sasuke crecía, recurría también a métodos más exagerados. Le ponía horas extra a Naruto solo para que se quedara cerca suyo (le asignaba tareas banales como barrer la costanera, siempre llena de hojas porque estaba rodeada de árboles), le pedía que viniera también en su día franco, cuando lo regañaba por lo que hacía mal (nunca faltaba algo que hiciera mal) le imponía castigos absurdos como acompañarlo hasta la parada de colectivo y prenderle el cigarrillo mientras esperaban que el transporte apareciera en la esquina, y lo peor de todo fue cuando le anunció que debería usar un uniforme.
—¿Por qué tu uniforme tiene pantalón como podría esperarse mientras que el mío tiene una pollera? —preguntó Naruto, sin entender —Vos sabés que soy hombre, ¿no?
—Es una cuestión de estética, Naruto.
—¿Qué cuestión de estética?
—No quedaría bien que ambos tengamos exactamente el mismo uniforme. Los clientes quieren variedad. Así que deben ser dos uniformes que combinen pero que tengan una diferencia importante. Por ese motivo, el tuyo lleva falda.
—¿Y por qué no podemos hacer al revés?
—Porque a vos la falda te queda mejor. Y punto, soy el jefe y yo decido quién lleva qué uniforme.
Esto del uniforme tuvo su punto más álgido el día que Naruto, mientras bajaban la persiana del puesto, volcó el chimichurri entero sobre su regazo. Sasuke, sin poder contenerse, lo alzó por la cintura para sentarlo en la mesada y tomó las servilletas de papel para limpiar sus piernas. Después de un rato de tener en frente a Naruto con las rodillas separadas, la falda algo levantada y el chimichurri chorreando por sus pantorrillas, Sasuke estuvo seguro de que estaba al borde de perder su cordura.
Si bien Sasuke comprendía que se estaba pasando bastante de la raya, estos abusos de su parte le permitieron comprobar que Naruto antes no lo había esquivado a propósito sino que sinceramente no captaba nada de nada, porque de lo contrario a esas alturas ya le habría clavado tremenda demanda por acoso laboral. Si no reaccionaba a esto, era razonable que tampoco reaccionara cuando lo invitaba a una cita común y corriente.
De este modo, la vida cotidiana de Sasuke continuó desordenándose y pervirtiéndose sin llegar a ningún punto realmente beneficioso. La verdad era que ver a Naruto con aquel uniforme casi pornográfico solo aumentaba su sufrimiento y por otro lado empezaba a sentirse culpable de aprovecharse de ese modo de la inocencia de la persona que le gustaba. Finalmente, pero no menos importante, el puesto iba a destruirse si continuaba manteniendo un empleado tan malo.
Por todos estos motivos, llegó a la conclusión de que debía pegar un volantazo a sus acciones y buscar otro camino. Tal es así que, en cierta ocasión, esperó a Naruto a su horario habitual de trabajo pero con el puesto cerrado y un cartel que decía vacaciones. En cuanto llegó, el chico ofreció su enorme sonrisa por la palabra vacaciones. Pero al ver lo serio que estaba Sasuke, cambió su actitud de inmediato.
—Mmm… ¿de verdad me das vacaciones o esto es solo una estrategia para echarme?
—¿Cómo…?
—Sí… ya me pasó otras veces. En un local incluso cambiaron la cerradura sin avisarme para que ya no pudiera entrar. Sé que no soy bueno para este trabajo, Sasuke, pero, por favor, necesito otra oportunidad.
Sasuke no pudo evitar sentir compasión, y otras cosas, al ver esos grandes ojos azules lloriqueando por la posibilidad de ser despedido. Tuvo que carraspear para recordar su plan original y poner sus pensamientos en orden.
—No es eso… pero sí necesito hablar con vos. Quiero que nos tomemos el día libre para conversar, pero no te preocupes que te pagaré el día de hoy y toda la semana, aunque no tengas que venir a trabajar.
—¡Yey!
A Naruto le volvió el alma al cuerpo y dio un salto de alegría. En ese estado, Sasuke consiguió llevarlo hasta la cafetería más cercana y sentarlo para decirle las cuatro verdades que se venía guardando.
—Mirá, Naruto, traté de ser lo más directo posible con vos pero nada funciona. Así que voy a serlo aún más y espero no te lo tomes a mal. Lo cierto es que sos un empleado pésimo, nunca imaginé que alguien podría trabajar tan mal. Sin embargo, la razón por la que te contraté no fue tu talento para cocinar choripanes.
—¿Ah… no? —preguntó el rubio, que al parecer ni siquiera terminaba de reconocer sus propias incapacidades.
—No, Naruto, evidentemente nadie te va a contratar nunca por tu habilidad con la cocina. Quizás tengas otras, no lo sé, pero este no es tu rubro, en serio.
—¿Entonces…? Si ya lo sabías, ¿por qué me contrataste? ¿Querías burlarte de mí?
—¡No, idiota! Te contraté porque me gustaste. Sos alegre y divertido, sos muy amable y considerado, y sobre todo sos realmente muy atractivo. Pensé que, si trabajábamos juntos, podría invitarte a salir y luego nos olvidaríamos del puesto de choripanes. No obstante, no importa cuántas veces te sugiera tomar algo o te haga regalos, nunca me decís si estás interesado o no. Así que quisiera que me lo digas y resolvamos esto de una vez.
Durante el monólogo de Sasuke, Naruto pasó por todos los colores. Abrió grande la boca en señal de sorpresa y respondió tartamudeando del impacto.
—¿V-vos considerás que… vos decís que yo… o sea… yo te parezco atractivo?
—Sí, vos, ¿ves a alguien más en esta mesa, salame?
—Es que… es que…
—Si lo que te preocupa es si te voy a echar porque me rechaces, quiero decirte que aunque no me rechaces igual te voy a echar porque si volvés al puesto lo vas a tirar abajo. Realmente no sos bueno para esto, qué le vamos a hacer. Pero en cualquier caso me comprometo a pagarte el sueldo de un mes y ayudarte a buscar otro empleo, sin importar qué me respondas. Así que podés ser sincero que en el sentido laboral el resultado será el mismo.
Naruto, sonrojado, volvió a pasar por diversos estados. Por un lado, le enfadó que lo fuera a echar; por otro lado, se sintió agradecido de que fuera a pagarle un mes entero sin trabajar (nunca jamás le habían ofrecido semejante cosa); y, finalmente, estaba el asunto de la declaración amorosa, que le había sido totalmente inesperada. Como todo esto lo confundía, tardó en responder y Sasuke se puso impaciente.
—Ya te dije que te voy a pagar el mes pase lo que pase, así que, si no te gusto, por favor rechazame de una vez y acabamos con esto, porque ya no lo soporto.
—N-no es que quiera rechazarte, es que…
—¿Qué?
—Es que… Sasuke… es decir… ¿no sabés que sos el chico más codiciado de toda la costanera?
—¿Qué…?
—Sí… antes de que pusieras el cartel, yo solía pasear por acá con mis amigos y eras el tema de conversación constante, todas las chicas estaban atrás tuyo e incluso yo debo confesar que no podía evitar mirarte un poco. Sos muy apuesto y trabajás muy bien en lo tuyo, eso es innegable. Cuando vi que necesitabas empleados me emocioné tanto que se lo conté a todas mis amigas y algunas me ayudaron a practicar cómo preparar el chimichurri en casa para poder pasar la entrevista.
—Esas amigas te engañaron, Naruto, tu chimichurri es el peor que haya probado.
—Oh… ¿creés que me enseñaron mal a propósito de envidia nada más?
—Seguramente.
—Ya veo… pero… volviendo al punto… no puede ser que alguien tan genial como vos se haya fijado en mí. Al final esto va a ser una burla, ¿cierto?
Frente a eso, Sasuke se dejó llevar por sus emociones y tomó ambas manos de Naruto entre las suyas, tras lo cual apoyó los codos en la mesa para acercarse más a él.
—Escuchame, Naruto, porque esto que voy a decir va muy en serio. No solo nada de esto es una broma, sino que me gustás tanto que estoy dispuesto a proponerte algo más que salir un par de veces. Estoy pensando en contratar dos empleados para el puesto y de ese modo tener tiempo libre para dedicarme a vos. Los Uchiha trabajamos mucho porque nos gusta hacerlo, pero el puesto rinde lo suficiente como para pagar esos sueldos y además permitirnos a nosotros una buena vida. Puedo mantenerte y no necesitarás aceptar ningún trabajo que no te guste o en el que no te traten bien.
—¿De verdad…? ¿De verdad me estás ofreciendo esto?
—Así es, Naruto. En todos estos años, nunca me había enamorado como ahora. Así que estoy dispuesto a lo que sea necesario para que ahora seas vos el que me dé una oportunidad, así como yo te la di en el ámbito laboral.
—Guau… no lo puedo creer… o sea… esto es un sueño hecho realidad, Sasuke.
—Si aceptás, puede ser un sueño hecho realidad para ambos, Naruto.
—¡Claro que acepto, -ttebayo! ¿Quién podría negarse a algo así?
—Fantástico. Entonces, quedás liberado del trabajo pero espero que puedas decirme qué día de la semana estás libre para una cita conmigo, ¿qué te parece?
—Bueno… pues el viernes por la noche suena bien.
—Excelente.
—Una última pregunta… ¿debería…?
—¿Qué…?
—¿Debería llevar el uniforme con falda?
—ABSOLUTAMENTE —respondió Sasuke sin dudarlo ni un segundo.
Y así empieza el feliz idilio entre el rey de los choripanes de la costanera de Buenos Aires y el peor empleado de la historia de los puestos de comida.
* * * FIN * * *
Aviso: no creo que nadie nunca se haya enriquecido teniendo un solo puesto de choripanes, lamento si pincho la esperanza de alguien (?
Glosario
Choripanes: comida al paso que consiste en un chorizo asado entre dos panes (lo llamamos pan francés o pan flauta, no es cualquier pan). Es muuuy popular en Argentina y como se imaginarán no es una comida muy elegante que digamos. Pero sí es algo tradicional y en ese sentido pega con los Uchiha (?). Dato de color: es un alimento bastante fálico (?).
Chimichurri: salsa que habitualmente le ponemos al choripán. Sin embargo, no es la misma receta de chimichurri que se usa en otros países, según pude descubrir.
Chorizos: embutido con forma cilíndrica (ejem) que se come cocinado, preferentemente a la parrilla o a la plancha.
Piropo: elogio con intención de conquista.
Colectivo: bus.
Pollera: falda.
Volantazo: cambio brusco que se da en el medio de la ejecución de un plan o una decisión (es una metáfora relacionada con el manejo del coche).
Salame: es una comida parecida al chorizo, pero además esta palabra se usa como sinónimo de "tonto"
