Gente, sigo viva. Y aquí os traigo otro crossover que nadie pidió y uno de los fandom es pequeñísimo. Aún así quería escribirla porque bueno, igual cambiar un poco de setting me ayuda a despejar el writer block que ha tenido mis historias atascadas desde antes del terrible 2020.
Sobre de dónde salio la idea, pues básicamete vi un meme de "the last two games you played merge into one".
Los personajes de este fic pertenecen a Cygames y Nintendo.
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El universo está lleno de historias. Algunas hablan de horrores cósmicos mas allá de la comprensión humana. Otras prefieren contar hazañas épicas de héroes legendarios. Algunas se conforman con simplemente llegar al corazón de aquel que las desee escuchar.
Esta es otra de esas historias que vuela por el universo, esperando ser descubierta. Es la historia de un encuentro fortuito entre el héroe de Dreamland y la Singularidad del Reino Celestial, pero también de aquellos quienes les rodean.
Flotando en la inmensidad del espacio, escondido entre dimensiones, existe un mundo único formando por islas flotando bajo un cielo azul. Este lugar es conocido como el "Reino Celestial. Un lugar de aventura y peligro, de dragones y bestias con poderes divinos, de magia y maravillas, donde los barcos navegan entre las nubes más que por el agua.
Aquellos que se atreven a vivir las aventuras que ofrece este mundo y a desentrañar sus misterios y leyendas son llamados "Skyfarers". Y en los últimos tiempos, los nombres en los que más se pensaba cuando alguien mencionaba aquella palabra eran Gran y Djeeta.
Gran y Djeeta eran gemelos y los capitanes del Grandcypher. Gobernantes, guerreros, mercenarios, eruditos, mercaderes, magos... todo tipo de personas había viajado junto a ellos. Habían salvado a mucha gente, visitados muchos lugares y habían derrotado una larga lista de enemigos, algunos de ellos con la capacidad de destruir el mundo fácilmente. Y su viaje aún estaba lejos de terminar. ¿Quién sabe dónde les llevaría el viento después o que criatura acudiría buscando su ayuda?
Muchos seres decían que su existencia era una anomalía, que sólo uno de ellos debería existir al mismo tiempo. Y es que pese a sus personalidades algo dispares, muchas veces parecía que tenían un único espíritu. En su mundo interno, los gemelos compartían todo. Esperanzas, alegrías, penas, el recíproco aprecio hacia todos y cada uno de los miembros de su siempre creciente tripulación,el amor de Vyrn ( el pequeño dragón que los había criado desde bebes), su vínculo vital con Lyria (la chica que cambió sus vidas), sus sueños...
...sus pesadillas.
La hidra era una pesadilla recurrente. Un recordatorio del primer error que habían cometido en su aventura.
Una misteriosa chica de pelo azul como el cielo y figura delicada como una nube aparecería en medio del bosque de la pequeña isla que habitaban. La chica, Lyria, les pediría auxilio para huir de la guardia imperial que la había tenido prisionera desde que tenía uso de memoria. Lucharían contra la hidra que el capitán del Imperio enviaría tras ellos tras derrotar a los guardias. Morirían. Lyria los traería de vuelta la vida, vinculando para siempre sus destinos y dando el comienzo al viaje a Estalucia, la isla de los Astrales, con el que siempre habían soñado.
Así era en sus recuerdos, aunque en sus pesadillas esta realidad se retorcía.
A veces Gran no lograba volver. A veces ese era el destino de Djeeta. A veces ninguno de los dos sobrevivía y, con su último aliento, veían como el Imperio se llevaba a la bautizada como "chica celeste", mientras Vyrn sollozaba al ver que la vida de los gemelos se apagaba lentamente.
Y una noche más, la primera en mucho tiempo, volvían al momento en el que todo había empezado, con la hidra alzándose ante ellos amenazante.
Los gemelos alzaron sus espadas. Lucharían de nuevo contra aquel monstruo protegiendo siempre a Lyria con sus cuerpos. Pero esa vez, tenían el presentimiento de que algo era diferente con aquella visión del pasado.
En vez del desgarrador ataque que había abierto heridas profundas, mortales, en su cuerpo la hidra lanzó una gran bola de fuego. Los gemelos no tuvieron tiempo ni si quiera de procesar el súbito cambio y se prepararon para el impacto. Pero este no se produciría. En su lugar, el peor escenario que jamas se habían atrevido a imaginar se dibujó ante sus ojos.
Para sorpresa su sorpresa y dolor, Lyria y Vyrn se habían puesto entre ellos y la llamarada.
–¡NO! ¡APARTAD!– gritaron los dos a la vez, desesperanzados.
No sirvió de nada. La bola de fuego engulló a Lyria y a Vyrn, sus gritos de dolor sobrecogiendo a los gemelos hasta tal punto que podían sentir su corazón romperse. Aquello no podía ser real. Claro que no, era sólo un sueño, ¿verdad?
Era un sueño, pero podían sentir el calor del fuego que consumía el cuerpo de sus amigos
Era un sueño, pero sentían que el humo inundaba sus pulmones.
Era un sueño, pero no podían apartar la mirada de la grotesca escena.
Era un sueño y aunque lo intentaban no podían despertar.
¿Era un sueño?
Los gemelos lanzaron un grito desgarrador al sentir que su corazón se partía en mil pesados.
Grito que no llegó a oídos sordos en la realidad.
–¿Gran?¿Djeeta? Es solo un sueño, ¡despertad!–les pedía Lyria angustiada, mientras sacudía a Gran. A su lado, Vyrn hacia lo mismo con Djeeta.
–¿Qué les pasa? ¿Por que no se despiertan?– preguntaba Vyrn, confundido y temeroso ante la falta de reacción de los gemelos.–¡Gran! ¡Djeeta!¿Podéis oírnos? No es real– les llamó.
Gran y Djeeta se revolvían en sueños con expresiones de sufrimiento reflejas en su rostro. Lyria y Vyrn no podían evitar preguntarse que horrible visión estarían teniendo. De pronto, se quedaron totalmente quietos, pero seguían sin despertar. Lyria sentía un enorme dolor en su pecho. Era como si el alma de los gemelos se estuviera marchitando.
– Por favor, despertad– rogó Lyria, sintiendo el dolor de los gemelos y rompiendo a llorar, las lágrimas cayendo sobre la mejilla de ambos.
–GRAN, DJEETA– gritó Vyrn, desesperado.
Una gota de agua cayó en la mejilla de Gran. Apenas un momento después, una segunda cayó sobre Djeeta. Ambos miraron al cielo. ¿Lluvia? No, no era lluvia. Era Lyria que estaba llorando mientras Vyrn gritaba sus nombres.
Pero Lyria y Vyrn están muertos, dijo su consciencia
Las lágrimas se sentían más reales que el humo y el fuego.
No hemos podido protegerles, oyeron de nuevo en su mente
Entonces, ¿por qué podían sentir su conexión con Lyria?¿Por que podían oír la voz de Vyrn?
Habéis fallado. Aquella voz que resonaba en su cabeza no pertenecía a ninguno de los dos.
Lyria y ellos tenían un vínculo vital. Si ellos estaban vivos, Lyria lo estaba. Y eso significaba que aquello no era real.
Gran y Djeeta se sintieron como si despertaran de un trance. Respiraron hondo, el miedo y el estrés provocados por la horrible pesadilla abandonaron su cuerpo poco a poco. Pues claro que era todo un sueño. ¿Cómo habían podido dejarse llevar tanto?
–Nos la han vuelto a jugar– dijeron los dos a la vez.
–Copión. Me debes un pastel– se rió Djeeta. Gran puso los ojos en blanco. ¿De verdad le parecía buen momento para bromas?
Los gemelos miraron a su alrededor. Estaban sobre lo que parecía ser la superficie de la Luna, pero el cielo era diferente, como si otras estrellas hubieran usurpado el lugar de las que conocían. A parte, no se veía su preciado planeta azul por ningún lado.
Pero no estaban solos. Podían sentir una siniestra presencia en el aire.
–¿Quien anda ahí?– preguntó Gran en tono amenazante, mientras sacaba su arma y se ponía espalda contra espalda de su gemela.
– ¿Eres tú, Belial? No sé que estás planeado, pero esta vez te has pasado tres islas– acusó Djeeta al sospechoso habitual, apuntando su espada al aire.
No hubo respuesta, pero sintieron aquella presencia desaparecer. Los gemelos se miraron confundidos. No podía ser Belial, pues este habría dado la cara para no perder la oportunidad de burlarse de ellos.
La superficie lunar comenzó a desaparecer, así como el extraño cielo. Los gemelos entendieron que era el momento de despertar.
Lo primero que les recibió en suregreso a la realidad fueron los ojos empañados en lágrimas de Lyria y Vyrn.
–Menos mal– dijo Lyria, aliviada al verles abrir los ojos mientras los abrazaba con fuerza.
–Nos teníais muy preocupados– añadió Vyrn, uniéndose al abrazo.
–Tranquilos, fue solo, una pesadilla– calmó Gran a sus amigos.– Pero se sentía muy real.
–Demasiado real– completó Djeeta.– Y había algo ahí.
–¿Cómo que había algo ahí?– quiso saber Vyrn.
–Creo que trataba de atraparnos o algo.
–Creo que deberíais hablar con Phoebe– sugirió Lyria tras pensarlo unos instantes, preocupada ante aquellas declaraciones.– Ahora mismo debería estar ayudando a Ladiva en el Raduga.
Gran y Djeeta asintieron. Phoebe era una bestia primigenia con el poder de controlar los sueños. Si alguien podía descubrir la naturaleza de aquella extraña y horripilante pesadilla, era ella. Y quizás, incluso averiguar que era esa cosa que acechaba en el sueño.
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En un lugar entre la existencia y la no existencia, la última frontera entre la realidad y los sueños, una consciencia meditaba sobre el sueño que acababa de invadir.
La Singularidad era algo con lo que no había contado en su plan inicial. Pero sus pesadillas le había revelado suficiente información sobre cómo debía lidiar con ella. Si jugaba bien sus piezas, la presencia de esta en el Reino Celestial definitivamente sería algo a favor.
Sobre el otro obstáculo... si sus cálculos eran correctos, aquella varita no supondría ningún problema. Y sin la varita, no importaba lo fuerte y valiente que era aquel que la había portado en el pasado para destruir su cuerpo, no podría hacerle nada. Ah, la venganza iba a ser tan dulce. Sólo unos momentos más y sería libre.
Y entonces el cielo y las estrellas temblarían miedo.
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Al mismo tiempo, en un mundo lejano, una bolita rosada era despertada por una mariposa que había entrado por su ventana y se había posado en su cabeza. El pequeño ser bostezó, se incorporó (haciendo que la mariposa saliese volando) y abrió sus ojos azules, llenos de alegría y esperanza. Miró por la ventana y sonrió al ver que hacia una hermosa mañana.
Empezaba un nuevo día en Dreamland y, con él, una nueva aventura.
