¡Hola!, hace mucho tiempo que no me pasaba por aquí.

Realmente hacia años que le debía una historia a Bleach, esta es una historia puramente de consecuencias, de la guerra, de los encuentros y desencuentros, y mi forma de conmemorar el regreso de el anime de Bleach.

La idea surgió en un almuerzo platicando con mi esposa Maria.

Disclaimer: casi todos los personajes son de el señor Tite kubo.

La historia esta ubicada años después de la ultima saga del manga.

PARED

En una pared del distrito 78 del Rukongai, apareció una pinta escrita con letra tosca y apurada, si se miraba de reojo parecía una grieta de forma caprichosa, una cicatriz escarlata en la faz de piedra.

"Shunsui aliado de los hollows, amigo de los ryokas, la invasión quincy no se olvida" – se podía leer en aquella pared.

Una pareja de shinigamis patrullaba la zona en busca de respuestas, ese tipo de manifestaciones caían mal en los cuarteles del Gotei 13.

-¡Ahí apareció otra! – exclamo uno de los shinigami cargando un tarro de pintura blanca para cubrir el grafiti.

-Han estado apareciendo cada con mas frecuencia– respondió su acompañante, quien se encontraba un poco incomodo por realizar dichas labores, la gente del lugar los miraba con cierta sospecha.

Habían pasado ya algunos años desde la violenta batalla para repeler la invasión de los quincy, eran años complejos en la sociedad de almas, Shunsui Kyoraku había asumido su puesto de comandante de manera emergente y esto había transcurrido en un proceso poco ortodoxo, era normal que existieran dudas con respecto a su legitimidad.

La sociedad estaba polarizada y en disgusto, por un lado, la gente que toda la vida había padecido la crueldad del Rukongai, "del 70 para arriba, eso es el infierno" se podía escuchar de manera popular, otros dirían que a partir del distrito 50 la precariedad ya era notoria, el crimen, la muerte y el hambre no parecían tener fin.

Lo extraordinario en esta ocasión es que por primera vez los 80 distritos del Rukongai parecían estar de acuerdo, "hay algo podrido en el centro", el culpable tiene nombre y apellido.

A los históricos reclamos de los sectores violentos y empobrecidos del Rukongai, se le sumaban los distritos más pacíficos y prósperos, consideraban que su gestión en la guerra quincy había sido mediocre y costosa, la destrucción por la que paso el seireitei fue tan costosa que las mejores familias de la Sociedad de Almas, vieron lastimado su patrimonio; se le acusaba de ser demasiado cercano a los ryoka, a muchas familias importantes le incomodaba esa cercanía a personajes como Ichigo Kurosaki o Urahara Kisuke, el motivo que los movilizaba era otro, pero a fin de cuenta era el miedo, el miedo a perder sus privilegios.

Por otro lado, el comandante Kyoraku, con el apoyo diplomático de la teniente Nanao Ise, había logrado tener una suerte de "pax hollow" debido a el entendimiento con la reina de Hueco Mundo Tia Harribel, quien había logrado por su parte estabilizar las Noches, uno de esos acuerdos que se dan solo cada mil años, un acuerdo de paz, sin embargo, el hacer la paz sin antes sanar las heridas y reparar las grietas puede ser solo un espejismo, era demasiado el veneno que había dejado el señor oscuro que se había sentado en el blanco trono en las Noches.

Evidentemente para amplios sectores de la sociedad, desde el distrito 1 al distrito 80, estos argumentos ya eran suficientes para generar tensión, sin embargo, el tema que en verdad provocaría el estallido fue la participación en la batalla quincy del criminal de guerra Sousuke Aizen, así como su posterior fuga, el pecado imperdonable del capitán.

Un puñado de personas se acerco a la pareja shinigami, avanzando a pasos torpes con sus pies descalzos, veían maravillados los elegantes ropajes oscuros típicos de los shinigami, uno de ellos arrugo un poco la nariz en un gesto de desagrado, y los aldeanos los seguían con la mirada, en sus miradas quizás había curiosidad y una mezcla entre admiración y resentimiento.

De entre la multitud un joven se atrevió a romper el silencio, al igual que sus coterráneos vestía ropa vieja y deteriorada por el uso, sin embargo, se distinguía por la bufanda de color gris colgando de su cuello, su sonrisa amarillenta dejaba ver que le faltaban algunos dientes, sus palabras habían logrado despertar a la gente que se reunía en el lugar - ¿Lo pueden creer? Llevamos toda la vida esperando a que los shinigami se dignen a pisar estas tierras y aquí los tienen.

-Que tan débil debe sentirse el comandante que tienen que mandar a su gente a pintar paredes – le respondió otro joven que caminaba justo detrás de él, al igual que su compañero usaba bufanda gris y ambos llevaban la cabeza rapada, con apenas un poco de cabello coloreando su cabeza – parece que se ofende por una pared, el todo poderoso en su palacio.

-¡Calla insensato! Se considera traición el ir en contra de los designios del sereitei – respondió uno de los shinigami, amagando con sacar su espada.

-E-espera Kanagusico, nos llegó un mensaje, parece que hay novedades, con la gente del escuadrón 7 – exclamo su acompañante con una voz un tanto consternada.

-Nos tenemos que ir, ¡muchachos! – dijo Kamui Kanagusico de manera enérgica acercándose a los dos jóvenes de bufanda, que habían increpado al personal – sean inteligentes, no se metan en problemas – los miro fijamente y les dijo en un susurro amenazante – el rukongai es un lugar violento.

-¡Es por aquí!- se escucharon los gritos apurados de el tercer oficial del escuadrón 4, Hanataro Yamada quien para esas alturas ya había caído en la desesperación.

Unas semanas antes, había sido reportada la misteriosa desaparición de dos jóvenes funcionarias del escuadrón 7 en las inmediaciones del distrito 3, estaban recorriendo el lugar para labores de reconocimiento, previo a una expedición del escuadrón, sin embargo no se reportaron con su superior al finalizar su turno, lo cual al principio no encendió las alarmas, a veces era común que los trabajos se retrasaran o simplemente los soldados se tomaban algunos días fuera, ganándose alguna sanción menor por indisciplina, sin embargo en esta ocasión era como si se las hubiera tragado la tierra.

En la escena se había encontrado la ropa de las jóvenes shinigami, pareciera que habían sido consumidas desde las entrañas dejando solo aquel vestigio, los ropajes derruidos y olvidados en algún sendero oscuro, eran el recuerdo doloroso de los tiempos que se vivian.

-E-esto es muy extraño – declaro Hanataro tomando nota de los detalles de la escena.

No lejos de ahí se comenzó a escuchar una voz aguda y autoritaria, que exigía que se le abriera el paso, su haori blanco se alzaba con el viento, y una extraña mascara protegia su cara. Se trataba del capitán de duodécimo escuadrón, Mayuri Kurotsuchi.

-Akon, necesito una muestra de los restos encontrados– dijo Mayuri a su acompañante, atravesando la multitud del escuadrón cuatro, avanzando altivo y sin dignarse siquiera a mirar a los presentes.

-capitán Kurotsuchi, estamos en medio de un protocolo de rescate y...- dijo un tímido Hanataro que se vio reprendido por la mirada del polémico capitán.

-A partir de este momento, esta escena queda bajo el resguardo del escuadrón 12 – respondió Mayuri con la voz firme que le caracterizaba.

En el lugar del incidente no solo estaban los pacíficos miembros del cuarto escuadrón, debido a que las agentes desaparecidas pertenecían a el escuadrón siete, era normal que varios soldados del séptimo estuvieran presentes, ante la actitud del capitán Kurotsuchi procedieron a actuar reclamando la jurisdicción del caso.

-Un momento capitán, con todo respeto, es responsabilidad del escuadrón siete, el manejar esta situación – dijo apurado uno de los lideres de cuadrilla del séptimo escuadrón acercándose al frente, topando como una pared con la mirada fría del capitán.

-Señores, por favor – intervino Akon moviendo los brazos en señal de calma – esta claro que lo que paso aquí no es normal, tenemos que identificar el problema y evaluar el peligro.

-Yo no estoy del todo de acuerdo – dijo Mayuri interrumpiendo a su teniente y procediendo a tomar las muestras por su propia mano – esto es lo que pasa cuando un personaje de alta peligrosidad, con los conocimientos y recursos para causar estos daños, se encuentra prófugo del Gotei 13.

-C-capitan no creo que…– intercedió Akon previendo el terreno peligroso que su capitán estaba por cruzar, después de todo no era momento para levantar mas paranoia, no era el momento de cruzar el umbral al llamar a aquel que no debería ser nombrado.

-Es justo y es necesario que se revele la luz sobre el pantano – respondió con severidad el temible capitán, sabia que sus palabras causarían una reacción.

-¿Esta diciendo que esto es culpa de Aizen? – se escucho desde la multitud, de inmediato comenzaron los murmullos de indignación e incredulidad, pero también una sensación de terror, el tema de la fuga del criminal de guerra Aizen Sousuke era algo que lograba encender los ánimos en todos los rincones de la sociedad de almas, aquel que con su traicionera espada logro colapsar los cimientos mismos de la Sociedad de Almas.

-S-se lo tenemos que contar a el capitán Iba – dijo otro de los soldados del séptimo escuadrón presentes.

-Capitán es una acusación peligrosa, ¿está usted seguro? – pregunto Hanataro, temiendo que el pánico se pudiera desbordar en el lugar, incluso los aldeanos de alrededor comenzaban a susurrar entre sí.

-Habría que hacer algunas pruebas, pareciera que tiene la pinta de su modus operandi – respondió Akon realizando algunas anotaciones, y tratando de poner calma a la situación.

-¡Tonto! – resoplo Mayuri, con un gesto de fastidio – tarde o temprano las cosas caen por su propio peso, vámonos de aquí.

-Bueno, eso es todo de nuestra parte – dijo Akon despidiéndose de Hanataro y sus compañeros, como siempre siendo la cara diplomática del escuadrón 12.

Tras la salida del capitán, la gente en los alrededores se notaba visiblemente nerviosa, Hanataro sentía un clima denso en el ambiente, era frustrante como pasara lo que pasara la presencia de Aizen se sentía más pesada que nunca.

-Exijo ver al capitán comandante – se escucho un grito retumbando en los pasillos de la sede del primer escuadrón, el rechinido de la duela atravesaba de extremo a extremo el recinto.

-Nanao, ¿es mi imaginación o alguien esta buscando problemas? – dijo Shunsui Kyoraku sorbiendo su te, mientras la teniente Nanao revisaba algunos documentos.

-capitán disculpe la intromisión – apareció un guardia del escuadrón primero, hincado en el umbral de la puerta – el capitán de la séptima escuadra exige verlo, y viene acompañado de otros oficiales.

-Me parece que es inevitable – respondió el capitán Kyoraku poniéndose el sombrero que siempre lo acompañaba.

Tetzuzaemon Iba ya lo esperaba en el salón de reuniones, con el gesto duro que denotaba la furia de la situación, brazos cruzados y dedos inquietos, su mirada parecía traspasar las gafas oscuras que portaba, había algo nostálgico y sobrecogedor en el palacio, pareciera que el antiguo comandante Yamamoto aparecería erguido como como una estatua de mármol gigante, gigante como siempre fue.

-Hola, capitán ¿le ofrezco algo de beber?, nunca es muy temprano para un buen sake – dijo Shunsui entrando a la sala, los protocolos por supuesto no eran lo suyo, y de pronto el fantasma del comandante parecía ser un recuerdo de un antiguo sueño juvenil.

-Comandante, honestamente no he venido a beber – respondió Iba manteniendo su severidad – me he enterado que el genocida y traidor, Aizen Sousuke – remarco el nombre del excapitán apretando el puño y los dientes – el ha consumado uno mas de sus asesinatos en serie, las victimas han sido solo unas niñas, unas jovencitas inocentes de mi escuadrón.

-No podemos sacar conclusiones a la ligera capitán, no es responsable – respondió Shunsui con el típico gesto de calma que lo caracterizaba, pero era obvio que sentía incomodidad, "¿que hubiera hecho el?", pensó.

-Es que con todo respeto, comandante estoy cansado de esa displicencia – dijo Iba alzando nuevamente la voz, sacando a Shunsui de su pensamiento – por eso mismo, junto a otros capitanes, me he tomado la libertad de convocar a una reunión de emergencia.

De pronto las puertas del recinto abren paso a la llegada de tres capitanes que respaldaban la decisión del capitán de la séptima división.

Shunsui los miro de reojo, Nanao quien estaba presente hizo una reverencia con el rostro visiblemente desencajado, se froto el estómago, un leve malestar producto del estrés le acarreo una mueca de dolor disimulada.

Arrastrando los pies y con un desparpajo burlón en su cara, Mayuri encabezaba la tercia de reyes que plantaba cara ante el mandato del actual capitán comandante, a su derecha un furibundo Kensei, capitán de la novena división mostraba un gesto con ganas de comerse a el mundo, tendiendo a la derecha de Mayuri pero ligeramente atrás, el capitán del quinto escuadrón Hirako Shinji presente para respaldar a el capitán Iba, si se trataba de dar cacería a el terrible señor de las Noches estos tres capitanes no dudarían en dejar su vida en el intento.

-¿Cómo se supone que debo interpretar esto, capitán Iba? – cuestiono Shunsui contrariado, incluso para él, quien era enemigo de los protocolos y las formalidades, el que 4 capitanes aparecieran frente a el..era ¿demasiado? "¿Qué hubiera hecho el?, se volvió a cuestionar para si mismo.

-Capitán comandante, es momento de hablar del elefante en la habitación – exclamo Iba apretando el puño.

-Capitán, ahora no estoy de humor para las metáforas, vayan al grano, ¿Capitan Mayuri esta fue tu idea?- cuestiono Shunsui recuperando su compostura, su mascara de "a mi nada me afecta".

-Los capitanes de las divisiones 5, 9 y 12, me respaldan en la petición que venimos a solicitar – Iba deja caer su voluptuoso cuerpo sobre una rodilla en un gesto de subordinación – el elefante en la habitación, no es otro mas que el criminal Aizen Sousuke, debe ser detenido a la brevedad.

-Si el excapitán es un fugitivo y se le esta buscando por cielo, mar y tierra – respondió rápidamente Shunsui.

-Comandante, según los estudios del capitán Mayuri, el hijo de puta de Aizen es el que esta detrás de las desapariciones de shinigamis – interrumpió un siempre intenso Kensei, quien había estado esperando esta oportunidad para salir a cazar al profugo excapitan- ese bastardo esta detrás de todo lo malo que ha pasado en los ultimo 100 años, ya basta de contemplaciones.

-Cuide sus palabras capitán, van a pensar que he sido condescendiente – reviro Shunsui dando una bocanada a su pipa.

-Seamos concretos – intervino Mayuri quien había aguardado silencioso – no hay que ser un genio para saber en donde esta escondido Aizen, por eso venimos a pedir, no, mas bien venimos a exigir que se nos autorice una avanzada para cazar a Aizen y sus aliados en Hueco Mundo.

-De ninguna manera, no podemos perder lo que hemos logrado – exclamo con severidad Shunsui, sabia que el pacto de tregua entre los dos mundos era demasiado frágil el legado de las batallas sangrientas quedaría perdido con un acto tan intervencionista y unilateral.

-Si, sabíamos de antemano que dirías eso – hablo por fin desde la retaguardia el capitán Hirako quien había aguardado para dar su postura – hemos notado que tu pacto con la reina de las Noches es mas importante que la seguridad interior, y quizás ….¿que pacto tendrás con el verdadero rey de las Noches?

-No me gusta ese tono, capitán y no permitiré que se cuestione mi integridad ni mis decisiones – advirtió Shunsui, con un gesto pocas veces visto en el.

-Estas en tu derecho comandante, pero dentro de los protocolos del Gotei 13, existe un mecanismo para resolver este tipo de problemas – dijo Mayuri llevando la situación una vez mas a el terreno que deseaba.

-capitán comandante, le informamos que haremos una iniciativa de juicio en su contra -exclamo con una voz pesarosa el capitán Iba, entregando un pergamino a el comandante - debido a que la cámara de los 43 aun no esta del todo renovada, nos corresponde a los capitanes votar a favor o en contra de su mandato.

-Vaya que se lo sacaron de la manga – respondió Shunsui dejando caer su cuerpo en el cojín de su oficina.

-Esto no es nada personal, solamente queremos justicia – intervino nuevamente Hirako, haciendo una reverencia – el resto de los capitanes será informado esta misma tarde, a través de los medios oficiales.

¿Era esto un golpe de estado?, pensó Shunsui bebiendo té con una extraña calma, de alguna manera todo eso para el había sido una válvula de escape, ahora sabia a lo que se enfrentaba, y pronto sabría quien estaba con el y quien contra el, una situación que cada vez mas le quitaba el sueño, en ese aspecto esto podía ser algo ventajoso.

También pudo reflexionar que hay cicatrices que se niegan a cerrar, para el Seireitei la pesada sombra de Aizen aplastando cada rincón de la sociedad de almas, sembrando el miedo como una figura a veces real a veces mítica.

Para Shunsui por su parte, sobre sus hombros también pesaba la sombra de alguien que sin estar presente lo aplastaba todos los días, una vez mas la presencia del gigante inundo la habitación.

"¿Qué hubiera hecho el?"- pensó y susurro para si mismo.

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Y bien, espero que este primer capitulo les haya gustado, en lo personal me siento un poco oxidado, pero el escribir es como andar en bicicleta.

No estoy seguro cuantos capítulos tendrá esta historia, la dejare fluir.

Saludos y gracias por leer.