Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es LyricalKris, yo solo traduzco con su permiso.


Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to LyricalKris. I'm only translating with her permission.


Capítulo 1

—¿Qué puedo ofrecerte hoy?

—Una maldita máquina del tiempo. —Bella apoyó un brazo sobre el mostrador, frotando una mano sobre sus ojos—. Voy a regresar en el tiempo y patear el trasero de Walt Disney.

El silencio descendió mientras la camarera observaba a Bella con una expresión vacía, parpadeando lentamente.

—Él puso a Disneyland en Orange County. ¿Quién va al medio de un naranjal y decide construir un parque temático? Y si iba a hacerlo, estoy segura que él podría haber encontrado un bosque aquí en San Diego en ese tiempo. ¿Quién no querría poner al lugar más feliz de la tierra junto al océano? ¿Eso no hubiera tenido más sentido?

—Eh. ¿Claro? —La camarera tenía sus ojos un poco demasiado abiertos, como si ella pensara que Bella posiblemente estuviera demente.

Bella suspiró.

—Tomaré un café venti con dos chorros de avellana.

La camarera mostró una sonrisa aliviada y brillante.

—Eso será dos treinta y ocho, por favor.

Un minuto después, Bella estaba parada junto al mostrador, ajustando el nivel de crema y azúcar de su dulce néctar de los dioses. Mientras revolvía un sobre más de azúcar, su piel comenzó a erizarse y una sensación de claustrofobia e inquietante la invadió. Giró y dio un paso al costado, lejos de la persona siniestra que había decidido que podía meterse en su espacio personal.

Dicha persona la miró de manera lasciva.

—No fue mi intención asustarte. La cosa es que, como dijiste que me amas, supuse que sería mejor que viniera a decir hola.

Bella entrecerró los ojos.

—¿Disculpa?

El extraño señaló su camiseta, la cual, en efecto, proclamaba «te amo».

—Oh, amigo. —Bella tuvo que contenerse para no poner los ojos en blanco—. Es demasiado temprano para esta mierda. —Ella señaló a la figura en su camiseta, una silueta de la Princesa Leia—. ¿No me digas que eres una de las tres personas que no ha visto La Guerra de las Galaxias? Leia dice «Te amo», Han dice, «Lo sé».

—Solo digo, puedo ser tu Han Solo, nena.

Carajo.

—¿Crees que me compraría una camiseta como esta sin tener a alguien con la otra mitad? Mi novio tiene la camiseta de Han. Mi novio con el cual estoy apunto de encontrarme en Disneyland. Así que, si me disculpas. —Con eso, Bella se dio la vuelta y salió de la cafetería.

Alrededor de dos horas más tarde, ella se encontraba en Anaheim, girando hacia la estructura del parque. Dio unos saltitos en su asiento, tarareando al ritmo de la música. Disneyland, su lugar favorito en el planeta, y su persona favorita. Hoy iba a ser un buen día; ella podía sentirlo.

Una vez que pasó por seguridad y se dirigió hacia los tranvías, Bella le envió un mensaje rápido a su novio.

Cariño, los malditos me dejaron pasar por seguridad. ¿Estás en el lugar de siempre? ;)

Mientras abordaba el tranvía, su teléfono sonó.

Sí, estoy aquí.

Bella frunció el ceño al ver esas tres palabras. Qué raro. Jasper no era una persona que enviara mensajes rápidos e impersonales. Eso y, en Disneyland, él era más juguetón de lo usual. Esa fue la razón por la que ella había comenzado a traerlo aquí. Él siempre tenía el peso del mundo sobre sus hombros en todos los demás lugares.

Como estaría frente a él en unos cinco minutos, Bella resistió la urgencia de enviarle otro mensaje preguntando qué pasaba. También tuvo que contenerse de rebotar su pierna. Una sensación rara y retorcida había comenzado a crecer en su interior.

Al fin, fue capaz de bajarse del tranvía. Moviéndose tan rápido como podía alrededor del cúmulo de personas que también estaban a punto de sumergirse en su aventura Disney, se apresuró hacia la plaza de la entrada. Se detuvo en seco cuando tuvo su primer vistazo de Jasper.

Ella tenía dieciocho años cuando lo conoció. Él estaba en una clase de Filosofía que ella tomó como parte de sus cursos de educación general. Desde ese día, nueve años atrás, él siempre, siempre, había tenido cabello largo y desaliñado. Ese primer día, estuvo suelto y libre. Ella lo había visto en una coleta, un rodete, peinado en una cresta horrible, y escondido detrás de un pañuelo. Pero nunca así.

Su cabello hermoso fue esquilado en un corte limpio y de estilo elegante. Era tan jodidamente corto, casi militar.

Él también lucía cansado. Cansado y derrotado. Se sentaba al borde de un macetero enorme, sus hombros caídos, y su cabeza agachada en sus manos.

Sí. El nudo en su estómago creció.

Ella bajó el ritmo hacia un paso de tortuga. Tenía la peor sensación de querer prolongar este momento tanto como fuera posible.

Pero Jasper levantó la mirada, y su tiempo se acabó. Él se puso de pie, su mirada ojerosa y triste. Bella tuvo que tragar un nudo en su garganta.

—¿Qué está pasando?

Él tomó sus manos, acercándola lo suficiente para poder descansar su frente contra la suya. Soltó un suspiro tembloroso.

—Sí. Tenemos que hablar.

Mierda.

—Sentémonos. —Él la llevó hacia el macetero y jugó con sus dedos mientras intentaba encontrar las palabras correctas.

—Estoy volviéndome un poco loca aquí, Jazz —dijo Bella.

—Lo sé. —Él levantó la cabeza, mirándola a los ojos—. Necesito que escuches todo lo que tengo que decir, ¿de acuerdo? Porque sé cómo va a sonar.

—Oh, está bien. ¿Sabes que estás haciendo esto mucho peor?

Él sonrió, agachando la cabeza.

—Sí. —Respiró profundo—. Mi mamá fue aceptada en un programa de tratamiento realmente experimental.

Bella parpadeó. Eso eran noticias incongruentemente buenas. Jasper se había mudado de San Diego a Orange County para ayudar a cuidar a su madre enferma hace cuatro años.

—Eso... Quiero decir, eso es algo bueno. ¿Cierto?

—Quizás. Obviamente, queremos que lo sea. —Volvió a respirar profundo—. Pero los doctores están en Texas.

El corazón de Bella se saltó un latido.

—Oh. —Jasper era de Texas. De hecho, fueron sus padres que lo habían seguido años atrás después que él volara de Texas a California.

—Eso no es todo —dijo Jasper.

—¿Oh?

—Dios, después de todo, realmente no sé cómo decir esto. —Otro bufido—. Sin importar lo que suceda con mi mamá, voy a estar en Texas por un tiempo. Un largo tiempo. Voy a... —Respiró profundo y fortalecedor—. Voy a hacerme cargo de la empresa.

Bella jadeó.

Jasper tenía veinte años cuando se conocieron. Él era un estudiante de primer año como ella, pero le había tomado unos años establecerse después que sus padres le cortaran el dinero por querer estudiar música.

Cuando sus padres se mudaron a California en parte para reconciliarse con Jasper, la empresa había seguido siendo una parte de la disputa. Su relación había mejorado mucho desde que su madre se había enfermado. Pero él había permanecido firme por cinco años. Él no quería estar en una oficina. Él no quería usar una corbata. No quería cortarse el cabello como sus padres creían que debería hacerlo.

—Sé que no es lo que planeamos —comenzó Jasper.

—¿No es lo que planeamos? —Bella odió la manera en que su voz se elevó—. Jasper, literalmente todos nuestros planes han sido sobre evitar la oficina a todo costo.

Él hizo una mueca.

—Lo sé. Es difícil de explicar. Todo en Texas es un desastre. No me di cuenta lo mal que estaban las cosas.

Bella se cruzó de brazos, observándolo.

—Cariño, sabes que no soy poco compasiva con todo esto del negocio de tu familia. Pero no puedes dejar que dicte tu vida. Sabes eso.

—Esa es la cuestión. Sé cómo suena. He pasado los últimos doce años luchando contra esto, pero... —Él intentó tomar sus manos, pero ella las apartó—. Necesito hacer esto. Necesito hacerlo.

Sus ojos le suplicaban. Cual fuera el infierno que había aquí, por tan loco que sonara, Bella conocía a su novio. Ella conocía la expresión en su rostro. Esto es lo que él quería. Se sentía correcto para él.

Bella se puso de pie y comenzó a caminar de un lado a otro, pasándose una mano por el cabello.

—Está bien. Puedo aceptar que te sientas de esa manera. Quiero decir... como sea. No lo entiendo, pero si es algo que necesitas hacer, está bien. Pero Jazz, tienes todo esto planeado, y me estás contando cómo va a ser. Esto es algo de lo que deberíamos haber hablado juntos.

—Tuve la conversación en mi cabeza. No es como si no supiera cómo iría.

Bella arqueó sus cejas.

—¿Bromeas? Así no es como funciona esto. Así no es como nada de esto funciona.

Él soltó un sonido exasperado. Ella podía ver que él se arrepentía de las palabras, pero él nunca fue alguien que pudiera ser disuadido cuando tenía un punto que dejar en claro.

—Mira, déjame contar la parte más complicada de esto.

Una ola de náuseas la invadió.

—¿No hemos llegado a la parte complicada de esto aún?

—Dios. —Él se pasó una mano por el rostro—. Nena, ven aquí. Por favor.

—No me llames así ahora, Jasper. —Bella se mantuvo firme.

Él fue hacia ella. Tomó sus manos. Ella las apartó, pero cuando él las volvió a tomar, se lo permitió.

—Bella, sabes que te amo, ¿de acuerdo? Por favor, comprende que esto no se trata de eso.

Bella se mordió la parte interior de su labio fuerte, tratando de aguantar el ardor en sus ojos. Ella no lo miró. Ya estaba volviéndose loca, y podía sentir que estaba a punto de empeorar.

Jasper apretó sus dedos.

—Sabes que tienes que quedarte aquí. Lo sabes. Tienes un año y medio aún en el posgrado, y sabes que quieres entrar en el programa doctoral de aquí. Tú perteneces aquí.

»—Creo que tenemos que ser realistas. Voy a estar demasiado ocupado en Texas entre la empresa y mi mamá. Nena... —Su voz se quebró, e inhaló profundo, enderezándose—. Creo que necesito terminarlo. Creo que es lo justo.

Y allí estaba. La garganta de Bella se cerró y su estómago cayó a sus pies. Ella se zafó violentamente de sus manos y se dio la vuelta. Presionó sus nudillos fuertemente contra su boca.

—Nena...

—¡No me llames así! —Bella giró hacia Jasper, lágrimas furiosas rodando por su rostro. Ella gruñó en frustración, echando un vistazo a las personas que miraban en su dirección. Le costó toda sus fuerzas bajar la voz—. No puedo creerte. ¿Conduje dos horas, hacia el maldito Lugar Más Feliz del Mundo para que hicieras esto? Hemos estado juntos por nueve años, ¿y lo terminas de la noche a la mañana? Estabas bien cuando hablamos anoche.

—Ne... —Jasper cerró los ojos y lo intentó de nuevo—. Nos dieron la noticia ayer por la mañana. Tenemos un vuelo para mañana temprano. Tenía que pensar en todo antes de hablar contigo.

—Porque no es nuestra vida. Nuestra vida que planeamos juntos. Puedes decidir terminarla por tu cuenta.

Él se sentó, pasándose una mano por los ojos.

—Bella —dijo tan suavemente que el corazón de ella se hubiera roto si no se encontraba ya partiéndose al medio—. Es solo que... Hablamos sobre esto todo el tiempo. El amor no es el problema. A veces, las personas están en diferentes lugares. Es sobre el tiempo indicado. Simplemente nos sucedió ahora en vez de al comienzo de nuestra relación. Vamos. Ha sido difícil estar a 150 kilómetros de distancia. ¿Crees que hubiéramos sobrevivido una separación más grande?

—¿Ni siquiera crees que vale la pena intentarlo? Carajo. ¿Quién eres ahora mismo?

—Te lo dije. Pensé mucho en esto.

—Desde ayer.

Él hizo una pausa, y los ojos de ella se agrandaron.

—Santo cielo. —De nuevo, sus ojos ardieron, pero estas no eran lágrimas de furia. Envolvió sus brazos alrededor de sí misma—. ¿Por cuánto tiempo te has estado sintiendo así? Porque, ya sabes, usar a tu madre enferma y la empresa familiar es una excusa para tu propio beneficio es un movimiento imbécil.

El dolor que pasó por su rostro no se sintió bien, pero ella no se disculpó. A pesar del creciente dolor en su pecho, ella estaba mayormente molesta.

—Me conoces mejor que eso —dijo él suavemente.

—Creía que te conocía.

—No es que no quiera estar contigo. Esto no es sobre la libertad o algo como eso. No soy infeliz contigo. Pero no es la primera vez que he pensado en el hecho de que éramos demasiado jóvenes cuando comenzamos a estar juntos.

Bella retrocedió.

—¿Estás a punto de decir esa mierda sobre que deberíamos ver a otras personas? ¿Porque no podemos elegirnos cuando no conocemos lo que nos estamos perdiendo?

Él bufó, frunciendo el ceño.

—Mierda. Esto es a lo que me refería de que saliera todo mal. Eso no es lo que estoy diciendo. Es... Quizás sea una ventaja, supongo. No lo sé. Intento encontrarle el lado positivo a esto, pero en cualquier caso, no es la razón principal. No es la razón por la que algo de esto esté sucediendo.

»—La cosa es que, no veía cómo podíamos ser un nosotros en esto, no cuando queremos cosas muy diferentes. Nuestro plan lleva nuestras vidas en una dirección completamente diferente a la que yo necesito estar. Y sí, podríamos haberlo discutido. ¿Pero entonces qué? Jamás ibas a ir a Texas, y yo no hubiera querido que lo hagas. No porque no te quisiera allí, sino porque quiero las cosas que planeamos para ti. Has trabajado tan duro para llegar donde estás. No quisiera que dejaras eso.

—Entonces, no solo estás tomando esa decisión por mí, sino que dices que todas las cosas que planeamos para ti, las cosas que quiero ver que hagas y el progreso que has hecho, ya no importan.

De nuevo, él habló irritantemente suave.

—Lo que quiero ha cambiado. Texas es lo que quiero, al menos por esa porción de mi vida.

—Y quieres la libertad de ver a otras personas.

—No. Yo... —Él sacudió la cabeza—. Bella, intento ser honesto aquí. Estoy tratando de no desperdiciar tu tiempo, o el mío ya que estamos, solo porque soy demasiado egoísta como para dejarte ir. No sé lo que pasará al final de este camino en el que me encuentro ahora. Es un camino lleno de cosas que no quiero para ti; cosas que tú no quieres para mí; cosas que definitivamente no quieres para nosotros. Así que, si te llevo por ese maldito camino, hay grandes posibilidades de que me odies cuando lleguemos al final, donde sea que es.

»—Pero si te dejo ir, hay una posibilidad de que nos encontremos de nuevo cuando los dos estemos en la misma página. Si alguna vez vamos a tener una oportunidad, no puedo dejar que llegue al punto donde me odies.

—¿Sí? Bueno, ¿adivina qué? Ya arruinaste esa posibilidad. —Bella tomó su cartera de donde se encontraba a sus pies y se fue pisando fuerte.

—Bella...

—No me toques, carajo —siseó bajo su aliento, zafándose antes que él pudiera agarrarla. Ella lo fulminó con la mirada llena de lágrimas y habló con dientes apretados—. No me sigas al parque. Ten la suficiente decencia de al menos no arruinarme eso.

Ella no se detuvo a escuchar alguna respuesta. Ella giró sobre sus talones y se fue.

Él no la siguió.


¡Sorpresa! Bueno, no tanto, hace unas semanas ya había subido un adelanto de esta historia y al fin me pude sentar a adelantar capítulos :)

Es una historia ligera, la parte del drama solo se encuentra en este y, quizás, el próximo capítulo; y posee 18 capítulos.

Espero seguir leyéndolas, ¡y gracias por acompañarme en otra traducción!

~Pali