Saintober 2022- Día 2

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Prompt: Latidos

Pareja: Milo x Hyoga

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LATIDOS

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Milo se recomodó en su posición al lado del rubio en la amplia cama que ambos compartían. La habitación apenas era iluminada por la incipiente luz del amanecer que se filtraba discretamente a través de un espacio entre las cortinas. El escorpión dorado se giro sobre su lado izquierdo observando a Hyoga por unos instantes con sus ojos azules y profundos.

El joven aún dormía plácidamente boca abajo sobre la almohada, lo sabía gracias a su respiración acompasada. Milo aprovechó para recorrer suavemente la espalda del chico pasando las yemas de sus dedos con delicadeza sintiendo la piel aterciopelada cerrando los ojos por unos instantes. La dermis del chico despertaba en él toda clase de sensaciones sedosas a pesar de que este dormía profundamente, el joven del cabello azul continuó el camino en su espalda desde el cuello hasta la espalda baja en medio de un éxtasis.

Un segundo más tarde se aproximó con cuidado aspirando el suave aroma que esta despedía, la zona justo detrás de la nuca era la que más le gustaba del rubio, era la que más placer le causaba besar cuando ambos estaban en medio de una sesión ardiente como la que acababan de compartir solo un par de horas atrás.

—Hyoga… —susurró en voz baja sin lograr que el chico rubio se inmutara siquiera ya que aun dormía perdidamente.

Deslizándose con cuidado posó su oreja sobre la espalda del chico deseoso por escuchar algo más, algo que durante la noche anterior hizo que su propio corazón diera más de un respingo: los furiosos latidos del corazón del cisne.

Milo prestó atención a su corazón, por primera vez, desde que compartían la misma cama, esa noche. Estaba detrás de él embistiendolo con pasión sintiendo su cuerpo estrecho y cálido cuando, al finalizar, se dejó caer lentamente sobre la espalda del fatigado jovencito escuchando los acelerados latidos de su corazón. Por unos instantes, Milo no supo qué pensar o qué decir ya que no solía prestar atención a esa clase de detalles en sus amantes, no obstante Hyoga era un caso especial pues no se trataba solo de un amante común y corriente.

La noche anterior le hizo una proposición cuya respuesta hizo que el corazón de Milo se acelerara con locura apenas recibió la afirmativa que lo llenó de felicidad.

—Creí que jamás me lo pedirías —respondió Hyoga sonriendo discretamente mientras el corazón del escorpión dorado estaba por estallar.

—Me gusta tomarme mi tiempo y hacer las cosas en el momento preciso —respondió dedicándole una mirada tierna mientras el mesero abría una botella de vino espumoso sirviendolo en dos copas.

Esa misma noche fue que Milo prestó mucha atención al acelerado palpitar del corazón de su joven pareja llenándolo de un regocijo que difícilmente podía explicarse sonriendo ampliamente sin que este lo notara.

—Te amo —le susurró al oído con el tono de voz más delicado que podía luego de esa intensa noche de pasión.

—Yo también te amo Milo —respondió Hyoga tomando un poco de aire mientras el joven del cabello azul lo rodeaba con sus brazos sin dejar de escuchar con atención el corazón del cisne.

Hyoga despertó un momento después tras sentir el peso de su amante sobre su espalda.

—¿Qué haces? —pregunto con timidez sin cambiar de posición ya que el sentir el cuerpo de Milo sobre el suyo a primera hora de la mañana le parecía una gran forma de iniciar el día— ¿Sucede algo extraño sobre mi espalda?

—No, solo escuchaba los latidos de tu corazón.

—Me pareció que hiciste lo mismo anoche —el rubio se giro apenas Milo se separó un poco, ambos intercambiaron una mirada amorosa de complicidad— ¿por qué mi corazón te causa tal inquietud si sabes que te pertenece?

—Lo sé, pero, aún así, me agrada escuchar sus fuertes latidos cada vez que te toco.

Ambos se dedicaron una sonrisa amorosa antes de unirse nuevamente en una larga entrega antes de iniciar el día.

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FIN