Saludos queridos lectores n.n

La temática de esta historia está lejana a los temas del SasuKarin Month, sin embargo, en octubre, por motivo de Halloween, se organizó un concurso que no pudo celebrarse. Hice una pausa con el calendario del SK M esperando poder participar en el concurso de Oneshots, pero excedí, como me suele pasar, el número de palabras permitido y no pude meter la historia al concurso. Sin embargo, hoy día vengo a compartírselas, esperando que sea de su agrado, pues soy consciente de la poca, si no es que nula, experiencia que tengo para el terror y suspenso, así que probablemente la clasificación debería estar mayoritariamente en el drama y humor. Me gustaría ver sus comentarios al respecto mientras siguen la historia.

Debo confesar que intentando participar en el concurso, surgieron tres ideas de historias que empecé, pero que extendí, motivo por el que al final no participé en el concurso, empero, las ideas me gustaron lo suficiente para traerlas en su versión longfic. He aquí la primera y próximamente traeré las demás.

Algo importante a decir de esta historia en particular, es que me inspiré, si no es que hasta podría sentirse como una especie de plagio, del fic "La conjura de los INcrédulos" de Kusubana Yoru, la cual les recomiendo ampliamente y que pueden encontrar en esta plataforma. Debido a que sentí ese parecido mientras escribía la historia, hablé con la autora y me ha permitido seguir con la historia, pues ambas tenemos estilos diferentes, así que aunque se parezcan, no serán iguales.

Sin más, los dejo con esta historia que espero que sea de su agrado n.n


—Aún nos estamos recuperando de lo ocurrido —Suigetsu decía a la cámara para luego mirar a Juugo que, sentado sobre una banqueta, se mantenía con los ojos cerrados y Karin, quien, sentada a lado de él, miraba hacia una ventana de una casona vieja y abandonada— Creo que a mis compañeros les pegó más, pero seguiremos trayendo más exploraciones para ustedes, así que suscríbanse para recibir notificaciones y denle like al vídeo —sonreía— Y recuerden, cuidado cuando apaguen las luces.

Hozuki cortó la transmisión y miró algunos comentarios de los espectadores que, como siempre, debatían si todo había sido una farsa o era real.

—Vámonos —llegó Sasuke manejando un bocho, pues aunque él no aparecía en los vídeos, ayudaba tras bambalinas.

—¡Espera un momento! —detuvo el albino para mirar a Juugo que se dirigía al carro con el equipo que usaban en cámara y a Karin que no despegaba la mirada de la ventana— ¿Acaso esas fueron sus mejores caras de miedo?

—Estamos cansados, es temporada de exámenes —contestó Juugo.

—¡Yo también! ¡Y aún así he hecho un mejor trabajo que ustedes! —replicó Suigetsu— ¡Perderemos seguidores así! ¡¿Saben lo que eso significa?!

—Hablemos de eso en casa, sube al auto —ordenó Sasuke, quien ya le había dicho de los riesgos de hablar del programa fuera de cámara si llegaban fans.

—¡Perderemos mucho dinero si seguimos así! —exclamó el albino subiendo al coche de mala gana.

—¿Karin? —llamó Sasuke al notar que ella ni siquiera se movía. Su mirada seguía fija en la ventana.

—¿Qué? —lo volteó a ver confundida al no haber prestado atención a lo que pasaba.

—Sube —pidió sin los tonos de exigencia que había usado con los otros dos y la chica asintió, echó un último vistazo a la ventana y subió al auto.

La curiosidad hizo a Sasuke mirar a la ventana que parecía tener toda la atención de la pelirroja, pero no vio nada en especial y arrancó el vehículo.

Aquella no era la primera vez que notaba que la pelirroja se quedaba viendo fijamente a un sitio donde no había nada, incluso recordaba veces en que, durante el trabajo, ella se rehusaba a caminar por ciertos lugares o entrar a otros tratando de ocultar un sentimiento que desbordaba por los ojos: miedo. Sin embargo, ella nunca daba explicaciones al respecto y él tampoco indagaba en ello, pero de un tiempo para acá, el chico sentía curiosidad aunque no lo admitiera.

—Les recuerdo que después de los exámenes tenemos Halloween encima y aún no tenemos un lugar que amerite el día para grabar —Suigetsu comenzó a parlotear en el coche— Esta es la época del año donde tenemos más vistas y no tendremos más si ustedes cooperan.

—Tendríamos más seguidores si les diéramos material real —sugirió Juugo mirando a Karin de reojo.

—¿Acaso aún no lo has entendido? A la gente le aburre lo real porque no es emocionante ni vistoso. El público quiere ver cosas impactantes y creer que son reales y eso sólo lo vamos a lograr si ustedes dos actúan mejor.

—Podríamos grabar algo real en compañía de algunos fans de vez en cuando. Si ellos viven la experiencia, será más sencillo que nos crean —Juugo insistió— También ayudará a que corran la voz de que lo que vivieron es real y habrá más gente curiosa por ver los videos.

—¿Y qué haremos si no pasa nada real mientras llevamos fans con nosotros? Esas cosas pasan sin avisar —replicó Suigetsu— Nos saldrá el tiro por la culata y en lugar de mejorar nuestros números perderemos rating.

—Sólo hay que planearlo bien, no sería siempre.

—¿Y qué haremos si los fans comienzan a exigirnos que lo hagamos seguido? No podremos cubrir la demanda —insistió el albino para mirar a Sasuke— Tú estás de acuerdo conmigo ¿verdad? ¡Apóyame!

—Traer gente a los videos es muy riesgoso. No todos son cobardes y podrían descubrir la farsa.

—No hablaba de trucos, me refería a…

—Podemos buscar algún cerro donde hayan visto brujas, especialmente fogatas a media noche —interrumpió Karin bastante apurada— Las brujas son personas normales que creen tener magia, así que sin duda habrá reuniones en Halloween.

—Si nos atacan, al menos no será necesario que actúen —comentó Suigetsu pensando que era una buena idea, pues tendrían seguro algo qué mostrar.

—No podemos fiarnos en que encontraremos un aquelarre, debemos montar trucos en caso de no tener suerte —comentó Sasuke— Es más difícil usar trucos en un cerro porque es un terreno muy amplio, nos llevaría días preparar todo.

—Tienes buena puntería ¿no? Mientras nos sigues de lejos, podrías tirar algunas piedras para que parezca que alguien nos acecha mientras exploramos.

—En los cerros hay mucha vegetación, necesitaré estar bastante lejos para que los micrófonos no capten el ruido de mis pasos y eso dificultará que arroje las piedras sin pegarles.

—¿Crees poder conseguir un dron?

La charla continuó entre Suigetsu y Sasuke planeando los trucos para la transmisión que harían en Halloween, algo que confortó a Karin, pues pudo desviar el tema para evitar que Juugo la acorralara. De un tiempo para acá, el chico parecía estar empeñado en revelarle su secreto al Uchiha, algo que ella no entendía y de no ser que el azabache era un completo escéptico de lo sobrenatural, ella misma se lo habría dicho. Ella temía que la acusara de loca como lo hizo su padre cuando niña y aunque aprendió a no darle importancia a la gente que se burlaba de ella, la chica no podría soportar de nuevo el rechazo de alguien que le importaba tanto.

—Al menos no es tan idiota como Suigetsu —pensó Karin, porque si fuera cosa del Hozuki el querer decirle la verdad a Sasuke, se lo habría soltado con o sin ella presente.

—¿Piensas quedarte en el carro? —oyó la molesta voz del albino y Karin se dió cuenta que ya estaban en el estacionamiento de su edificio.

—No saldré en la siguiente transmisión ¿Recuerdas? —soltó Karin de repente al bajar del carro y llamando la atención de los varones.

—¿Estás loca? ¡Tu actuación fue pésima hoy, pero te necesitamos! —exclamó Suigetsu que parecía olvidar que ella siempre se rehusaba a aparecer en octubre.

—¿Recuerdas qué fecha es la de la siguiente transmisión? —señaló Karin y el rostro del albino mostró que no tenía ni idea— Será primero de octubre. No trabajaré en todo el mes.

—¿Tienes algo importante qué hacer? —preguntó Sasuke muy serio, no sólo porque sabía que ella no dejaba tirado el trabajo por nada, sino porque se dió cuenta que él era el único que no sabía el motivo, pues al menos el albino habría preguntado incesantemente la razón hasta saberla y en su lugar, pareció decepcionado.

—Podría decirse que sí.

—¿Podrías intentarlo? Ahora que Sasuke está en el equipo tal vez no sea tan malo.

—Sabes que no es lo mismo que con cualquier otro día. ¡Es Octubre! —señaló Karin— Pueden arreglárselas sin mí, pero puedo ayudarles en las planeaciones.

Karin dió por terminada la discusión y ni Suigetsu, ni Juugo intentaron esforzarse por insistir, lo que hizo más extraño para Sasuke aquello que evitaba que la chica siguiera con ese absurdo, pero lucrativo proyecto.

Uchiha no quiso darle importancia, pero había una espina de curiosidad que no podía quitarse y ésta, aumentó gradualmente conforme el mes iba pasando, pues aparentemente Karin no hacía nada diferente, no veía a nadie, ni iba a ningún lado. Por el contrario, la pelirroja pasaba la mayor cantidad de tiempo encerrada en su habitación y si salía, llevaba unas ramitas de quién sabe qué hierba adornando su cabello, algo que jamás le había visto.

La curiosidad de Sasuke fue tal, que decidió preguntarle a los otros dos, a sabiendas que ella ya le habría dicho algo si quisiera que él supiera, pero tampoco tuvo respuestas satisfactorias de ellos, aún incluso de Suigetsu, quien a su parecer, era un boca floja y aunque puso excusas inútiles para fingir que no sabía nada, al final el albino sólo dijo que era algo que venía de la familia de la chica.

Por otro lado, aunque Juugo de verdad esperaba que Sasuke estuviera al tanto de la situación de Karin, él no era el tipo de personas que decía las cosas a espaldas de los involucrados, así que lo único que el chico pudo conseguir del pelinaranja, era que debía abrir su mente para que la chica se animara a decirle la verdad.

Con tan malos resultados, Sasuke decidió preguntarle a la chica directamente, pero justo cuando la vio salir de su habitación hacia la cocina y quiso detenerla, Suigetsu llegó al departamento soltando carcajadas que lo hacían parecer que había perdido la cabeza.

—¿Al fin se te aflojaron todos los tornillos? —preguntó Karin.

—Y a ustedes también se les aflojarán cuando oigan lo que tengo que decir —decía extasiado— Pero primero ¿Dónde está Juugo?

—En clase —contestó Sasuke.

—Ni modo, se lo diremos después —decía riendo mientras agitaba algunos papeles— Lo que tengo aquí es algo que jamás imaginaron.

—Debo volver a mi habitación, así que o lo escupes o me largo —pidió Karin ansiosa y de reojo miraba alrededor.

—Pues resulta que tenemos un fan asquerosamente millonario y quiere que hagamos algo muy especial en una casa que acaba de comprar —volvió a carcajearse— Nos dará un millón de ryō por sólo ir a hacer una transmisión en su mansión nueva en Halloween y nos dará otro millón si grabamos algo sobrenatural —seguía agitando los papeles como loco— Este es el contrato y no tenemos nada qué perder. Ganaremos el millón incluso si sólo se oye un ruido raro.

—¡Idiota! Sabes que a algunas personas les gusta hacer bromas por Halloween ¿Verdad? —le tiró un golpe en la nuca al albino para que dejara de reír como loco y Sasuke sólo bufó.

—¡Es real! ¡Ya lo leí diez veces y si estamos de acuerdo, lo firmaremos frente a un notario mañana!

Sasuke le arrebató los papeles y comenzó a leerlos pensando que quizá había algo en ellos que el ambicioso de su amigo había pasado por alto.

—No lo entiendo —dijo cuando no vio nada turbio en las condiciones y Karin, pegándose a Sasuke, tomó los papeles y los leyó.

—No hay nada que entender, sólo es un viejo multimillonario que está aburrido y es capaz de gastar una gran cantidad por algo absurdo —contestó Suigetsu aún más contento de saber que el más precavido de sus compañeros se había dado cuenta de que el contrato era bueno— Y para nuestra fortuna, nosotros somos ese absurdo. ¿Se imaginan? Aún si sólo ganáramos la mitad, sería suficiente para que los cuatro termináramos la carrera sin preocupaciones.

—¿Qué ganará este tipo con esto? —insistió Karin cuando leyó el contrato— No creo que sea sólo entretenimiento.

—Los dos son tan desconfiados… pero bien, les diré para que estén más tranquilos, aunque tampoco es la gran cosa —sonrió de lado— La mansión que recién compró la usará para ganar dinero, si no hay fantasmas, será un museo o algo así y si hay fantasmas será una atracción paranormal —comenzó a buscar algo en su celular— De cualquier forma, nosotros le daremos publicidad al lugar y nos pagaran mucho por eso.

—¡Ah! —gritó Karin asustada de repente y se aferró a Sasuke escondiendo su cara en el pecho de él.

—Si no lo supiera, diría que te aprovechaste —comentó Suigetsu al ver que la chica temblaba y empezó a mirar a todas partes inquieto.

—¿Qué ocurre? —preguntó Sasuke bastante confundido y a pesar de no entender, había abrazado a la chica. Ella estaba verdaderamente asustada.

—Te lo diría, pero esa bruja me tiene amenazado —confesó Suigetsu casi pegándose a Sasuke sin dejar de mirar alrededor con temor— Que te lo diga ella si quiere.

—Llévame a mi cuarto —suplicó la pelirroja casi llorando.

—Si, vamos a llevarla —sugirió Hozuki caminando a la habitación de la chica.

Sasuke objetó queriendo tener una respuesta, pero supo que no la obtendría cuando Karin no dejaba de repetir suplicante, como si no quisiera oír nada más, que la llevara a su habitación.

Inconforme, Uchiha cedió a la petición y una vez que estuvieron dentro, Suigetsu, que se había adelantado a entrar, cerró la puerta.

—Jamás te había visto así —comentó el albino, algo que hizo que Sasuke se sorprendiera aún más, pues si Hozuki sabía lo que pasaba y aún así le era extraño, no debía ser cualquier cosa.

—Este año es diferente —contestó nerviosa separándose de Sasuke para dirigirse a abrir un cajón de su cama— Lo puedo sentir en el aire.

—¿Crees que sea culpa de Sasuke? —propuso Suigetsu y cuando la pelirroja oyó aquél nombre, se rehusó a sacar aquello que estaba buscando entre sus cosas.

—No. Gracias por traerme a mi habitación, así que ya pueden irse.

—¿No prefieres tener compañía?

—En todo caso, no la tuya —contestó Karin.

—¿Qué está pasando? —exigió Sasuke.

—Nada, un ataque de estrés —mintió la pelirroja y enseguida supo que el azabache no lo creería.

—¿Qué pasa? —repitió el azabache marcando cada palabra.

—Aunque aceptara decirte, tendrás algo importante que atender.

—Yo no tengo clase hasta mañana —comentó Suigetsu que intentaba quedarse en la habitación de la chica y ella lo miró con enfado.

—No me iré de aquí hasta que no…

Y el celular de Sasuke sonó. La llamada era de su hermano y dudó en contestar, pero Itachi sólo enviaba mensajes, así que si llamaba debía ser una emergencia.

Al contestar, se vio obligado a salir no sólo de la habitación, sino también de la casa, dejando a Suigetsu y Karin solos.

—Quizá debas decirle, porque le digas o no, te pensará loca si sigues actuando así.

—Prefiero que piense que tengo costumbres extrañas —contestó Karin sacando un collar con el sello de Salomón y lo guardó dentro de su brasier— Ahora, largo de mi habitación.

—¿Sacaste un amuleto contra demonios y esperas que abandone la habitación más segura de la casa? ¡Ni lo sueñes! —se cruzó de brazos sentándose en la cama.

—Tú no los ves. Si no te vas y alguno me persigue, no dudaré en ofrecer tu alma a cambio de la mía.

—¡Eres una maldita! —exclamó Suigetsu levantándose de la cama— ¡Ojalá que un día te lleven!

Suigetsu salió de la habitación con renuencia, pero temía que Karin cumpliera su palabra, así que simplemente salió. En cuanto a Sasuke, estuvo ocupado todo el día y ya que la chica se la pasaba encerrada en su cuarto, no pudo sacar más información a pesar de que intentó retenerla después de que los cuatro, una vez informado Juugo, aceptaran firmar el contrato.

Llegada la hora de reunirse con el excéntrico millonario, los únicos en presentarse fueron Suigetsu y Juugo, pues Sasuke jamás salía en cámara al ser él quien ponía los trucos y Karin a causa de su peculiaridad.

—¿Y su compañera? —preguntó el hombre de una piel inusualmente pálida.

—¿Karin? ¡Oh! Ella no pudo venir y no podrá acompañarnos en la transmisión, tiene algunos pendientes, por eso no ha estado en los últimos videos —contestó Suigetsu.

—Vaya, lamento oír eso —contestó el hombre.

—No es preocupante, sólo está ocupada —mintió Hozuki.

—Mi cliente lo dice porque el contrato es bastante claro, deben estar presentes los tres integrantes del equipo —señaló un joven de lentes los nombres completos escritos en el papel— Si no están los tres, entonces se suspenderá el contrato aún sí hacen la transmisión.

—Nuestra compañera no puede asistir. ¿Sería posible redactar otro contrato? —comentó Juugo.

—¿Y perderme las observaciones que Karin-chan hace? No, me temo que no sería lo mismo —contestó el hombre— Quiero que todos estén presentes o cancelaré el contrato. Además, aunque sea flexible al respecto, su rating ha bajado por falta de Karin-chan. Una cara bonita siempre atrae gente —insistió— Si prometen que ella estará en la transmisión de Halloween, estoy seguro que el rating subirá y ambas partes se beneficiarán.

—No creo que…

—¡Bien! Hablaré con Karin para convencerla de aceptar, aunque no puedo prometer nada. El motivo de su falta en las trasmisiones es su trabajo, pero quizá la convenzamos con su generosa oferta —Suigetsu interrumpió a Juugo, pues el albino esperaba sacar un mayor beneficio— ¿Nos daría un día más para tratar de convencerla? Mañana sin falta resolveremos este asunto. O si lo prefiere, en un par de horas para no hacerlo esperar demasiado.

—No estoy seguro…

—¿Por qué no les da una oportunidad, Orochimaru-sama? —propuso el abogado arreglándose los lentes— Si la chica acepta, tendrá un mayor beneficio.

El hombre de cabello negro quedó pensativo unos instantes, se veía muy poco convencido y Suigetsu estaba a punto de ir por Karin y llevarla arrastrando si era necesario para que firmara el contrato.

—Esperaré por una respuesta hasta mañana, pero quiero agregar dos cosas más al contrato.

—¿Qué cosas? —preguntó Suigetsu desesperado.

—Primero, quiero que haya una cuarta persona en el equipo.

—¿Una cuarta persona? —preguntó Juugo.

—¿Usted quiere acompañarnos? ¡No hay problema! —aseguró Hozuki a pesar de saber que no era una buena idea— ¿Cuál es la segunda?

—No, no me refiero a mi. En realidad estaba pensando en alguien más. Es decir, sé que Karin-chan es la chica escéptica del grupo, pero entre más transmisiones hacen que terminan con ella mostrando miedo, se hace menos convincente —explicaba Orochimaru— Quiero que metan a alguien que de verdad no se asuste fácilmente y que realmente piense que lo sobrenatural son puras patrañas, pero no quiero que metan a algún fan, ellos por lo regular creen en sus videos y pueden asustarse fácilmente por los nervios de conocerlos a ustedes.

—Si tiene a alguien en mente, nómbrelo —pidió Suigetsu.

—No, no tengo a nadie y sinceramente no tengo tiempo para buscarlo. Dejaré ese trabajo a ustedes. Traigan mañana a Karin-chan y a esa cuarta persona. Yo lo evaluaré y haremos un nuevo contrato — afirmó el hombre— Por supuesto, ya que habrá un cuarto integrante, aumentaré la oferta y si me convencen de que la persona que traerán es completamente escéptica, estoy dispuesto a duplicar el pago si logran cambiar su pensamiento con la experiencia en la mansión.

—Conseguiremos a alguien digno —aseguró Suigetsu— No lo decepcionaremos.

—Una cosa más. Este cuarto integrante, sugiero que sea de buen ver. Así como con Karin-chan, una cara atractiva atraerá más público aunque no sean creyentes.

—¡Tengo a la persona perfecta!

—Suigetsu, no creo que Karin ni…

—¡Los convenceremos, se lo prometo! —aseguró Hozuki callando a su compañero— Ahora mismo voy a buscarlos —tomó a Juugo de la ropa halándolo a la salida— Nos vemos mañana.

—Sabes que Karin no aceptará estar en una casa embrujada en Halloween y Sasuke no saldrá en cámara —Juugo le recordó a su amigo cuando iban de regreso al apartamento— Además, tampoco nos dijo del segundo agregado. Quizá debamos volver a...

—¡Cuatro millones de Ryo! —exclamó Suigetsu— Serían tontos si no aceptaran.

—¿Crees que Karin aceptaría ser molestada por todo tipo de seres en Halloween frente a una cámara en vivo por dinero? —insistió Juugo— Y Sasuke, cuando aceptó ayudarnos con esto, dijo que se saldría si alguien se enteraba que nos ayudaba.

—Sasuke y Karin están en el mismo barco que nosotros en cuanto a la necesidad del dinero, si no, se habrían salido de esto hace tiempo. Es más, hasta podría apostar que los dos están más desesperados por dinero que nosotros. Karin porque aún tiene la deuda de su préstamo y Sasuke porque es tan orgulloso que no ha querido ir a pedirle dinero a su hermano aunque se quedó sin comer tres días.

—No creo…

—Sólo déjamelo a mí. Ellos aceptarán, Orochimaru aprobará a Sasuke y haremos el mejor plan de todos que nos hará ganar cuatro millones de Ryo. ¿Te imaginas?

Suigetsu se frotaba las manos pensando en el dinero, pero la fantasía se esfumó cuando ambos aludidos se negaron tajantemente a participar.

Por horas, Hozuki se la pasó suplicando, intentando chantajear y amenazando para que participaran, pero Karin estaba segura que pronto terminaría su deuda y que bastaba con las trasmisiones normales para saldarla. Lo último que quería era lidiar con seres sobrenaturales en Halloween. Y Sasuke, si que era demasiado orgulloso para pedirle dinero a su hermano, pero ese mismo orgullo era el que le impedía exponerse como el miembro de algo tan absurdo como un canal de Youtube que busca fantasmas.

Suigetsu prácticamente lloraba pensando en cómo se le escapaba tanto dinero de las manos, pero para antes de la hora acordada, tanto Sasuke como Karin habían terminado por aceptar participar.

—Orochimaru-sama no pudo asistir hoy, entenderán que es un hombre muy ocupado, pero me ha concedido la autoridad para celebrar el contrato en su nombre —explicaba el abogado frente al notario y entregó el nuevo contrato recién redactado a los chicos— Léanlo con calma y fírmenlo si están de acuerdo, sólo se informa que ninguna de las condiciones habladas ayer, son negociables.

No hubo problemas con el contrato nuevo y todas las partes firmaron, aún cuando Sasuke y Karin querían arrepentirse, y es que ninguno de los dos habría aceptado, de no ser que se vieron obligados. Es decir, a Karin le llegó una notificación de su préstamo sobre una fecha límite que era a mediados de noviembre o los intereses se duplicarían y aunque peleó y alegó al respecto, todo indicaba que ella había equivocado la fecha para liquidar.

En cuanto a Sasuke, su hermano le había hablado previamente sobre una deuda de sus padres. Supuestamente, Itachi había conseguido mantener todo bajo control, pero poco antes de que llegara la hora de reunión con Orochimaru, se enteró de que debían saldar la cuenta para el cinco de noviembre o expondrían la situación a los medios. Si, Sasuke era orgulloso, pero prefería sacrificar su imagen que la de sus fallecidos padres.

—¡Listo! —exclamó Suigetsu con una sonrisa de oreja a oreja.

—Les entrego las llaves de la mansión y la dirección. Pueden ir al lugar a hacer un sondeo o instalar equipo si lo necesitan —el abogado entregó algunas llaves y una tarjeta al albino— También pueden hacer transmisiones antes de Halloween para promocionar la exploración.

—¿En serio? —preguntó Suigetsu incrédulo, pues eso les daba ventaja para poner los trucos por la casa y poder ganar los cuatro millones.

—Si, lo único que se les pide es que no saquen ningún objeto de la casa y deben regresar todas las llaves cuando cobren la recompensa.

—Las cuidaré con mi vida —sonrió Suigetsu dando vueltas al llavero en su dedo, lo que provocó que saliera volando y corrió tras de él para recogerlo— ¡Aquí están!

—Siento como si le hubiera vendido mi alma al diablo —murmuró Karin cuando salieron de la oficina y los otros dos chicos asintieron como si estuvieran condenados.

El equipo salió del edificio donde firmaron el contrato en silencio y el único que empezó a canturrear al subir al auto fue el albino.

—¿Y si vamos ahora a la mansión? ¡Necesitamos verla para trazar nuestro plan! —decía animado— ¡Tenemos que darle a nuestro cliente un gran espectáculo para ganarnos esos tres millones!

—Yo voy a la casa —sentenció Karin, recibiendo una mirada de reojo de parte de Sasuke que manejaba.

—Aceptaste hacer esto, si quieres tu parte del dinero, tienes que ayudarnos —señaló Hozuki y Juugo no entendía por qué el albino se ponía así si le tenía pavor a la amenaza de la chica.

—Yo iré a la casa y desde ahí les ayudaré a planear las cosas. Sólo pisaré la mansión cuando se haga la transmisión. Ese fue el trato.

—No recibirás el dinero en partes iguales, o superas tus miedos y nos ayudas o sólo tendrás una parte de la paga —declaró Suigetsu.

—Usaré un disfraz sexy para la transmisión.

—Dejémosla en la casa y vayamos a la mansión —aceptó Suigetsu entusiasmado, pues una cosa era el pago que recibirían del millonario y otra de las donaciones que hicieran los fans y la publicidad. Aunque él no lo aceptara, la pelirroja tenía muchos fans masculinos que sin duda les gustaría verla en un disfraz ligero y ofrecerían un montón de dinero para que ella les coqueteara en cámara.

Nadie objetó la propuesta de Karin, aunque había que decir que nadie pasó desapercibido un gruñido de Sasuke, quien seguramente estaba molesto de tener un par de manos menos para montar el equipo.

—Te recuerdo que si en esa casa de verdad hay un demonio, yo no entraré sin importar nada —advirtió Karin murmurándole al albino— Así que sea lo que sea que planeen, debo poder hacer una transmisión desde afuera sin que se vean los trucos para cumplir con el contrato.

—En el contrato se especificó que debemos estar todo el equipo durante cinco horas transmitiendo sin salir de la propiedad ¿Recuerdas? —contestó Hozuki.

—¡¿Qué?! ¡Eso no venía en el contrato! —replicó Karin.

—Se agregó ese requisito también —sonrió Hozuki.

—¡Eres un…!

—No es mi culpa que no leyeras detenidamente el contrato nuevo —interrumpió el albino— Tampoco puedes retractarte o tendremos que pagar una indemnización si no cumplimos.

Karin estaba segura que eso no estaba en el contrato, había leído cada párrafo con detenimiento, pero el resto de sus compañeros le aseguraron que la cláusula siempre estuvo allí y aunque ella estaba segura de sí misma, no pudo seguir objetando cuando releyó el documento y, en efecto, la condición estaba junto al resto de los puntos que leyó antes de firmar.

Ella no conocía la mansión, sólo las leyendas de esta y eran horribles y si eran ciertas, entrar allí en Halloween sería peor que cualquier pesadilla, por eso ella esperaba poder retractarse sin consecuencias. Sin embargo, esa estúpida cláusula que apareció de la nada después de que firmara, ahora la tenía sujeta a cumplir, pues teniendo aún una deuda encima, no podía pagar la indemnización de 50 mil ryō que le exigirían, así que decidió continuar con los planes deseando que las leyendas fueran sólo un invento, aunque estaba segura que algo pasaría, después de todo era Halloween y siempre había seres sobrenaturales en las calles en esa fecha.


A diferencia de "Vestidos de encaje", aún no tengo completada esta historia, pero si tengo capítulos adelantados, así que podrán ver una temporada los capítulos sin falta los fines de semana. Cuando alcancen los capítulos que llevo tardarán más las actualizaciones, pero espero poder terminar de escribir la historia antes de que eso suceda n.n