¡Hola a todos!

Muchísimas gracias por sus votos, reviews y poner mi historia en sus favoritos. De verdad, estoy muy agradecida. Me gustaría que FF fuera como Wattpad y poder responder cada uno de sus comentarios de forma personal -que es lo que suelo hacer en mi cuenta en WP-, pero lamentablemente como no puedo lo haré por aquí de forma general.

Empecemos:

¡Sí! Es obvio que Ichigo es tan fuerte que un simple Hollow no debería hacerle ni cosquillas, ¿cierto? Pero así como es de fuerte, también es muy denso a veces. Así que va a tener algunos problemillas por ahí. ¡También veremos a una Orihime celosa! Probablemente sea en el próximo capítulo. Por favor, sigan dandome apoyo con sus reviews o sus sugerencias, eso me calienta el corazón. Seguiré mejorando en mi forma de escribir y en como llevo mis historias, pues en algunas cosas aún soy novata y no tengo un beta que me ayude, así que vamos a acompañarnos mutuamente en este viaje, ¿vale? Que tendrán historias IH de mi parte para rato~

ACLARACIÓN: Esta historia es corta y cliché (eso creo) probablemente tendrá unos ocho o diez capítulos. Si sienten que voy demasiado rápido, díganmelo para ver si realizo cambios o agrego cosas para mejorar la historia o si es tan cliché que aburre. Como es corta, siento que quizá puede que me apresure en algunas cosas, así que sus dudas o sugerencias siempre son bienvenidas para mí.

ACLARACIÓN II: No estoy acostumbrada a escribir escenas eróticas heterosexuales. Honestamente, mi fuerte es el BL, escribir espadas frotándose entre sí se me da bien. Así que díganme si les gusta la tensión que plasmo entre nuestros chicos a lo largo de la historia ¿vale?

Me disculpo si hay fallas de ortografía o de gramática —se inclina— ahora ¡a leer!


Inevitable

Capítulo dos


Con pasos ligeros y teniendo todo el cuidado del mundo, Ichigo bajo las escaleras hacia el cuarto de lavado. Karin y Yuzu no se levantarían hasta las cinco de la mañana, teniendo en cuenta que eran casi las cuatro, le sobraba el tiempo para poder realizar su tarea sin interrupciones. Por su padre tampoco se preocupaba, hoy tenía turno en la clínica así que estaría de guardia al menos hasta las seis y treinta de la mañana.

Al llegar a su destino, levanto la tapa de la lavadora y lanzó sus sabanas y su ropa interior sucia. Pulso el mecanismo del lavado, como Yuzu lo hacía, y simplemente dejo que hiciera su magia. Se negó a dirigir sus pensamientos hacia el motivo por el cual se encontraba lavando a las tres y cincuenta de la madrugada. No quería pensar en ello, de lo contrario, sabía que volvería a obtener lo mismo que lo metió en esa situación: una erección.

No era la primera vez que Ichigo manchaba su ropa interior. Pero tampoco era algo seguido, contrario a lo que fastidioso padre pensaba, él sabía lo que era el placer. La masturbación también pertenecía a su fuente de información, así que se había dado unos cuantos cariñitos en la transición de niño a adolescente. Por otra parte, odiaba aceptar que comparando a muchos de sus compañeros de clase o conocidos, Ichigo no tenía mucho interés en el tema. Bueno por supuesto, hasta que la Inoue Orihime comenzó a atormentarlo.

No sabría decir con exactitud cuándo comenzó. Pero sí podía decir cuando se dio cuenta. Aun recordaba las frases provocadoras de Grimmjow, esa insinuación insidiosa sobre cosas que le había hecho a Inoue. Por supuesto que él hubiera reaccionado de la misma forma si se tratara de alguno de sus amigos o seres queridos. Pero dudaba que lo hubiera hecho con la misma intensidad. Fue mucho peor con Ulquiorra. Realmente, él había querido matar al bastardo. Conscientemente no quiso aceptarlo, eso significaría que era la misma basura con Aizen o alguno de sus enemigos. Pero no podía engañar a su corazón. Esa clase de emociones lo asustó como a nada.

Desde ahí, todo vino en picada. Las más mínimas expresiones de Inoue llamaban su atención. Incluso pequeños detalles como la manera en la que se mordía el labio inferior cuando estaba concentrada o los graciosos mohines de su boca cuando algo la disgustaba. Empezó preguntándose si Orihime cuidaba de sus labios de alguna manera especial, pues siempre lucía suaves y tersos. Luego, se cuestionó su sabor. ¿Sería dulces? ¿Los labios podrían serlo? No tomo en cuenta la atención que su Hollow también le dirigía a Inoue, hasta que una madrugada despertó con una enorme erección y al parásito dentro de sí incitándolo a ir por la sanadora y devorarla.

Basta decir que su erección murió al escucharlo.

Él no quería devorarla, ella era su jodida amiga. Caramba, ¡la mujer arriesgaría su vida por él! ¿Cómo podría pagarle así? Deseándole tan intensamente que incluso en este momento, parado frente a su puta lavadora, tenía que hacer un esfuerzo sobre humano para evitar e ir a echarle un vistazo. Otro pensamiento le llegó. ¿Cómo serían las pijamas de Inoue? Ichigo podía imaginarla con algún tipo de estampado de alienígenas o de helados, quizás de algún animal tierno que la muchacha adorara…

«O desnuda rey. ¿Puedes imaginarte como luciría su piel desnuda? Apuesto que sería suave, tierna y radiante. ¿A qué sabe su piel, rey? ¿Puedes imaginarlo? Yo sí —balbuceó su Hollow, en su voz se escuchaba la admiración que sentía por Inoue—. Sería como en tu sueño de hace un momento. ¿Lo recuerdas? La tenías sujeta contra su mesa escolar, la falda y la camisa desarregladas por qué no podías esperar y ella tampoco, rey. Estaba mojada y olía delicioso. Querías tenerla en tu boca, pero también la deseabas rodeando tu polla. Difícil decisión, ¿eh? Rey, por qué no vas y …»

¡Pum! Ichigo estrelló su cabeza contra la pared, con tanta fuerza, que un hilo rojo se deslizaba por su frente, pero logró su cometido. Su Hollow cerró la boca.

—Maldición —masculló con rabia, mientras se bajaba los calzoncillos y su corazón latía con fuerza cuando sostuvo su nueva erección entre sus manos.

En otro momento Ichigo nunca, jamás, habría hecho esa locura. Karin podía bajar por un vaso de agua o Yuzu por uno de leche. Mierda, su padre podía acortar su turno y volver a casa. Pero las ansías podían más que su razón. Intento ignorar su sueño húmedo, pero su Hollow lo arruino. Se había sentido tan realista. El olor de Inoue, lo mojada que estaba, los gemidos y susurros que salía de esa preciosa boca.

Bombeó su erección con fuerza, mientras descansaba su cabeza contra la pared. Froto la punta y gimió cuando el pinchazo del placer le recorrió el cuerpo entero. Cerró los ojos y recreo su sueño sin poder evitarlo. Habían estado los dos en el salón de clases vacío, ni siquiera habían dicho una maldita palabra y en un segundo Ichigo había acorralado a Inoue contra la mesa y comiéndose su boca como si no hubiera un mañana. Los gemidos de la sanadora penetraron sus oídos haciéndolo sentir más desesperado, sin dejar de besarla estrujo sus pechos por encima de la camisa, desordenándola en el proceso.

—Por favor —había gemido ella contra su boca, desesperada se había frotado contra su entrepierna. La fricción contra su pantalón sólo lo hizo delirar más—. Por favor, Kurosaki-kun…

—Ichigo —le dijo—. Llámame Ichigo y te daré lo que quieras.

Ella había negado con la cabeza, con un sonrojo cubriendo sus mejillas. Se había enojado tanto, que dejo de jugar con sus pechos y bajo una de sus manos hasta situarlas entre sus piernas. La ropa interior de Inoue estaba mojada. Oh, dios mío ella lo deseaba. Frotando sobre la tela con suavidad pero con firmeza, Ichigo hizo que ella se derritiera en un mar de placer, empujando sus caderas contra su mano deseando más contacto.

—¡Ichigo-kun por favor!

Y sólo eso había bastado. En sus sueños, Ichigo había perdido el control. Ni siquiera le quito la ropa interior, sólo la había movido hacía un lado y la penetró hasta el fondo. En su sueño, había sido una bestia, mordiéndola y chupándole por doquier. Las marcas que dejaban sus uñas, dientes y manos le habían llenado de una forma tan gratificantemente oscura. Orihime, en sus sueños, gritaba por todos lados: suya. Y aunque sabía que ella era un ser humano, que era una mujer independiente, increíblemente fuerte a pesar de que ni ella misma lo creía y que estaba mal querer marcarla como si fuera un objeto, la satisfacción fue mayor a su cordura.

—Carajo, Orihime —jadeo con fuerza cuando su pene se sacudió mientras expulsaba semen. Apretó los dientes y gimió mientras disfrutaba las sensaciones placenteras que lo embargaban. Después de todo, cuando su consciencia regresara de la bruma del placer iba a sentirse como la mierda por masturbarse pensando en su amiga.

Oh… bueno, me lo esperaba —la voz de su padre a sus espaldas, lo hizo ponerse rígido. Ni siquiera respiró. No quería voltear, no quería mirar a su bufón padre. Estaba seguro que esto nunca lo dejaría pasar, lo iba a molestar hasta el día que se muera. Sin embargo, su padre lo sorprendió una vez más—. Deberías parar la lavadora y meter esos calzoncillos también hijo. Hazlo y descansa un poco, tienes clases dentro de unas horas.

Las palabras de su padre lo hicieron ser consciente del goteo de su semen manchando su bóxer limpio. Se sintió aún más humillado. Su padre se retiró y sólo entonces Ichigo pudo respirar de nuevo. Los pasos apresurados de regreso hicieron que se tensara otra vez.

—¡Salúdame a Orihime chan! ¡Recuerda lavarte las manos, hijo querido~!

—¡Maldita sea, cierra la boca!

Las carcajadas de su papa resonaron por la casa sin importarle si despertaba a las mellizas. Por segunda vez—o la centésima— Ichigo se contuvo de gritar.


—… entonces, de repente, con un estruendoso ¡pam! Kurosaki kun salió volando hacia el suelo. ¡Eso me sorprendió mucho! Él es muy fuerte, así que todos pensamos que un Hollow no le haría nada —como todas las mañanas, frente al altar de su hermano Orihime le contaba su día a día. Esa mañana antes de irse a clases, la sanadora decidió contarle lo ocurrido el día de ayer. Con un mohín, Inoue le dio otra mordida a su pan—. Creo que algo le preocupa, me pregunto que será… ¡Oh, mi dios! No voy a llegar a tiempo si no salgo ahora mismo hermano. ¡Nos vemos más tarde!

Con un par de tropiezos y chocando con alguna de sus casas, Orihime salió corriendo de su apartamento mientras rezaba para llegar a tiempo. A primera hora tenía clases con el profesor Okuma, quién le impartía química. Era bastante autoritario y muy apegado a las reglas, por lo que Inoue siempre se había asegurado estar a tiempo en sus clases, con su trabajo de medio tiempo ella no podía perder el tiempo en detención. Y aunque estar en detención los martes sería estar junto a Ichigo un rato más de lo normal, pues él nunca llegaba a tiempo a las clases de Okuma, no podía faltar a su trabajo. ¡Hoy menos que nunca!

Corrió como si su vida dependiera de ello, afortunadamente para ella estar en tantas situaciones peligrosas ha hecho mejoras en su estado físico, así que tenía buena fe en sí misma de que estaría a tiempo. Unos diez minutos después de salir de su casa, ya podía ver la escuela a lo lejos, así que ignorando los murmullos y silbidos de las personas que la veían correr, Orihime apresuro el paso. ¡Sólo un poco más y lograría su meta!

Una vez que cruzo las puertas de su escuela, fue todo más fácil. Se dirigió velozmente hacía su casillero y se cambió rápidamente sus zapatos y tomo lo necesario para su clase. Volvió a retomar el paso y corrió por los pasillos hasta distinguir las escaleras que la llevarían a su destino. Ya casi estaba ahí. Subió por los escalones de dos en dos, estaba tan concentrada que cuando piso el descanso de la escalera su cuerpo impacto con otro mucho más grande. Una maldición se escuchó y la persona con la que choco logro sostenerla con fuerza y girarla, sin embargo, no pudieron evitar caer al suelo. Orihime no quería abrir los ojos después del impacto, en realidad quería gritar, ella reconocería ese cuerpo donde sea, incluso el olor y sus maldiciones en voz baja eran muy conocidas para ella. Inoue sólo quería fantasear un segundo más y permitirse sentir el cuerpo de Ichigo contra el de ella por un periodo más prolongado.

—¿Estas bien, Inoue? —preguntó suavemente Ichigo por debajo de ella.

Ella antes estaba bien, pero ahora, ella estaba mucho mejor. Pero nunca le diría eso. Con nerviosismo y el corazón bombeando a todo lo que daba, levanto parte de su torso, permitiendo a Ichigo hacer lo mismo, y gimió con ansiedad cuando su mirada capto al chico. El uniforme de Ichigo estaba arrugado y la camisa probablemente estaba sucia. No solo eso ¡tenía una marca extraña en la frente! Sin pensarlo, estiro una de sus manos y la poso en la frente contraria.

—¡Lo siento, mucho, mucho, muchísimo Kurosaki kun! —Dijo con rapidez mientras sobaba su frente. El chico debajo de ella se tensó, pero no estaba prestando atención y siguió balbuceando cosas incitada por los nervios—. ¡Déjame curarte esa fea herida! Oh Dios, venía tan distraída corriendo porque no quería llegar tarde y ahora choque contigo y arruine tu uniforme. ¡Los marcianos deben estar en mí contra el día de hoy!

Orihime no podía ni verlo a los ojos. Si lo hacía, estaba cien mil por ciento segura, que el corazón le saldría por la boca.

—Inoue, tranquila no es tu culpa…

—¡Caracoles! —Gritó sorprendiendo al chico que aún seguía sosteniéndola por las caderas—. ¡Vamos a llegar tarde, Kurosaki kun! ¡A la clase del profesor Okuma! ¡Vamos a ser decapitados!

Ichigo sin poder evitarlo, mientras tomaba a su amiga por las manos y la ayudaba a levantarse, lanzó la cabeza hacia atrás y se echó a reír. Encantada con la vista, Inoue sólo pudo verlo con la boca ligeramente abierta. El Shinigami no sólo se estaba riendo ¡se estaba carcajeando! Contagiada por su risa y olvidándose de todo a su alrededor, especialmente de sus manos unidas, Orihime también se soltó a reír. Ichigo y ella conectaron miradas aun riéndose y algo se tensó en su estómago al verse reflejada en sus ojos. Ichigo ya no se reía, había cortado su risa de golpe, poniéndola más nerviosa. Ahora sólo la miraba con mucha intensidad.

Con tanta intensidad que la hizo cuestionarse algunas cosas, como por ejemplo ¿Se había limpiado correctamente las lagañas? Porque si no lo había hecho, ahora entendía porque Ichigo estaba acercando su rostro hacia ella. Su corazón latió mucho más rápido, una tensión desconocida para ella llenó a su alrededor. De forma inconsciente, se lamio los labios. La mirada de Ichigo siguió el camino de su lengua como si estuviera embelesado, haciéndola sonrojar y sentir un placer extraño recorriendo su cuerpo. Su respiración se aceleró ligeramente. ¡Estar tan cerca de Ichigo sólo había sucedido en sus sueños! Acaso ¿los marcianos no la odian sino que la quieren tanto que le están dando esta mega oportunidad de estar tan cerca de su amado?

—Yo entiendo lo que es ser joven, pero ustedes dos se están pasando —Misato Ochi, la maestra titular de ambos estaba parada con las manos en la cadera y mirándolos con desaprobación.

Orihime sintió como si un hechizo se rompiera al sentir a Ichigo tensarse como una cuerda. Un momento. ¿Por qué podía sentirlo? Parpadeando se dio cuenta lo cerca que estaban. Que El cuerpo de Ichigo se encontraba inclinado hacia ella y tenía una de sus manos casi rodeando su cadera, mientras que ella le sostenía la mano derecha. Acaso ¿Un Hollow se la comió y la escupió en el cielo~? Con el rubor llegándole hasta las nalgas, Orihime chilló mientras se alejaba rápidamente.

Misato continúo sin prestarle atención a las disculpas de Inoue en forma de chillidos y lamentos: —Esta osadía no me sorprende de Kurosaki, pero de ti Inoue si me asombra. Este no es el lugar para estar acaramelados, estamos en el colegio ¿comprenden eso?

—¡Usted está malinterpretando las cosas! ¡Sólo nos caímos y la estaba ayudando a levantarse! —Ichigo mascullo, también rojo como una remolacha, frunciendo el ceño molesto al ver que las palabras de su profesora hicieron avergonzar aún más a Orihime.

—¡Cállate, calenturiento! —Misato subió los escalones en sólo tres pasos y golpeo a Ichigo y a Inoue en la cabeza con las carpetas que llevaba en la mano, luego los señalo con una mirada aterradora—. Los quiero a ambos en mi oficina después del almuerzo.

Marchándose sin mirar atrás, la profesora dejo a ambos adolescentes avergonzados.

—¡Lo siento mucho! Por mi culpa la profesora malinterpretó todo —Orihime gimió mientras ponía cara de pena y retorcía sus manos. Ichigo quería decirle que no había sido su culpa, pero las siguientes palabras de su amiga lo congelaron en su sitio—. Hablaré con ella y le diré que nosotros no tenemos esa clase de relación. ¡Ella lo entenderá y tu honor será limpiado!

El buen ambiente que los rodeaba se congelo. Orihime sintió el cambio en el reiatsu de Ichigo, antes se mantenía apacible, como si fuera una caricia. Y de la nada, se sintió pesada. Como si estuviera enojado. Preocupada que hubiera dicho o hecho algo para lastimarlo o molestarlo, dio un paso hacia él pero Ichigo la esquivo.

—Tienes razón, no tenemos esa clase de relación —aceptó Ichigo haciendo énfasis en la palabra. Luego, con algo de distancia le dijo—. Vamos, Inoue. Okuma nos gritará si llegamos aún más tarde de lo que vamos.

Y sin mirarla, continúo subiendo las escaleras restantes. Apresurándose a seguirlo, Orihime sintió el corazón pesado y el buen humor que tenía se apagó. A Ichigo ¿tanto le incomoda que lo relacionaran de esa forma con ella? Sintió el ardor en sus ojos y la garganta cerrada por un momento. Sin embargo, espabilo. Dándose una gran palmada en el rostro Inoue se obligó a sonreír. No debía sacar conclusiones apresuradas, Ichigo era una buena persona y además detestaba los rumores. Él sólo quería cuidarla.

Durante toda la clase, tuvo que repetirse eso a sí misma para no llorar.


Ishida se subió de nuevo los lentes que se habían deslizado por su nariz y observó con detenimiento la situación que se desarrollaba durante su almuerzo. Al frente de él, se encontraba Ichigo masticando su comida como si hubiera asesinado a alguien. Y a un costado, Orihime luciendo una sonrisa que no llegaba a sus ojos, como si estuviera abatida. Ya podía saber que había pasado con sólo verlo.

Ichigo la había cagado.

Era lo más obvio. El tipo tenía la cabeza tan dura como el cemento y su capacidad para sacar conclusiones erróneas eran gigantesca si se lo preguntan. Sin embargo, estaba curioso sobre en qué la había cagado. Uryū frunció el ceño… ¿acaso el tarado había dado el primer paso? Echándole otro vistazo negó para sus adentros. Eso no podía ser. Tenía que haber sido otra cosa. Como si sintiera su mirada, Ichigo lo miro. Ishida arqueo una ceja y le hizo una seña para que lo siguiera. Esperaba que no fuera tan denso como para no entenderlo.

—Chicos, iré al baño.

Ichigo se levantó detrás de él rápidamente.

—Yo iré por una bebida.

Antes de que alguien empezara a pedir cosas, y ese alguien por supuesto que era Keigo, Ichigo se apresuró a seguirle el paso a Ishida. Una vez que la puerta de la azotea se cerró, el Quincy lo encaró con seriedad.

—¿Qué paso con Orihime san?

Ahí iba de nuevo. Llamándola por su nombre.

—Nada. ¿Para eso me llamaste? Voy a volver, cuatro ojos…

—Kurosaki —llamó Ishida. En los ojos del Quincy no había burla, ni nada por el estilo, sino una preocupación sincera—. Ella no luce bien, así que es obvio que me voy a preocupar. ¿Paso algo malo?

¿Malo? No. Para nada. Ichigo se había sentido como en una nube. Por supuesto que se cayó de esa maldita nube cuando ella lo regreso a la realidad. De hecho, ni siquiera el comentario de Orihime fue lo que lo molesto, era una realidad que ambos no estaban en ese tipo de relación, pero le enojó la burla y la voz venenosa de su Hollow burlándose de él.

—Escucha, sé que no es de mi incumbencia pero ella es mi amiga y tú…, bueno tú eres tú Kurosaki. Si sientes que hay algo que arreglar, hazlo. No seas cabeza hueca.

Sin decir nada más, Ishida abrió la puerta de la azotea y volvió a almorzar junto a sus amigos. Ichigo quería golpear algo. Preferiblemente su cabeza. Esa mañana había estado tan ensimismado por todo lo ocurrido en la madrugada que se fue al instituto con la cabeza confusa. Chocar con Orihime fue la cereza del pastel. ¡Él ni siquiera se dio cuenta que estaba a punto de besarla hasta que sintió su respiración en su rostro! Estaba seguro que si su profesora no los hubiera interrumpido, quizá habría cometido una locura. ¿En qué momento la sujeto por la cadera? Él no lo sabía, pero de alguna manera su cuerpo se movió. Lo peor, eran los pensamientos que llenaban su cabeza mientras estaban tan cerca, la voz de su Hollow martillando en su mente, susurrándole que devorara su boca, que lo deseaba. Que él, Ichigo, lo anhelaba. La voz del parásito se enredó en su cabeza y una vez más se asustó.

Se negó a aceptarlo. Es que maldita sea ¿por qué tenía que estar su jodido Hollow interesado en ella?

No quería pensar en nada más, así que se preparó para regresar a la azotea cuando la puerta se abrió y un cabello pelirrojo resplandeció ante sus ojos. Orihime lucía algo nerviosa cuando lo enfrentó.

—Debemos ir con la profesora Misato ¿recuerdas?

Ichigo quiso maldecir. Pero asintió. Así que ambos se fueron caminando lentamente hacia la oficina donde se encontraba su profesora. Había un tenso silencio que le estrujaba los nervios. ¿Se comportó como un bruto? ¿Ella se dio cuenta que intento besarla? ¿Se asqueo? ¿Lo detesta? ¿O se dio cuenta de sus libidinosos pensamientos? Mierda. Ichigo más que nunca deseaba que apareciera un Hollow para poder sacar algo de su frustración. Pensando en eso, recordó la patética escena de anoche. Era lo habitual, un par de Hollows molestando y querer alimentarse como degenerados, así que iban a encargase de eso. Iba a hacer una tarea rápida, para Ichigo, era como quitarle un dulce a un bebé. Pero, claro, cuando se mezcla a Orihime en la ecuación nada es fácil para él.

Se había distraído viendo cómo se tomaba su tarea con tanta seriedad. Le había parecido adorable. ¡Adorable por el amor de Dios! Se había quedado como estúpido observando sus rasgos, su ceño fruncido mientras rechazaba algún ataque. Ya la había visto en acción cuando pelearon contra Ywach, pero verla tan sincronizada y en armonía con sus poderes lo llenaba de un orgullo sin igual. Era malditamente increíble. Y preciosa. Bonita. Adorable.

«Y nuestra rey —susurró su Hollow con regodeo—. Agrega la palabra nuestra a la lista»

—¡Cierra la boca!

—¡Pero no he dicho nada, Kurosaki Kun!

El gimoteo disgustado de Orihime lo trajo a la realidad y quiso maldecir nuevamente.

—¡No, Inoue! No es contigo, mierda… Lo siento —se disculpó con sinceridad, mirando a su alrededor se dio cuenta que estaban sólo a unos cuantos pasos de la oficina de los profesores y quiso gritar. Quería disculparse con Inoue, pero ¿debía hacerlo ahora o esperar un poco más? Alzó la mirada y observo los lindos ojos de Orihime y tuvo que contener un gemido. ¿Por qué tenía que ser tan bonita?—. Es con él… ya sabes, mi Hollow.

—¿Hollow san? —preguntó Orihime mirándolo ahora con curiosidad—. ¿Está hablándote?

Ichigo suspiro con fastidio.

—Ese bastardo nunca se calla.

Orihime se río con gracia.

—Oh… dile a Hollow san que no moleste mientras estas en la escuela —Inoue de repente, cruzo un brazo debajo de su pecho atrayendo si querer su mirada en esa zona, provocándole un rubor en las orejas—. ¡Dile que necesitas concentrarte! Después pueden hablar con tranquilidad.

—No hay nada tranquilo cuando está involucrado —masculló con desgana haciéndola reír nuevamente. Se contentó. Orihime lucía aún más bonita cuando se reía. Y lo supo, ese era el momento para disculparse por ser un idiota—. Oye… lo que sucedió en la mañana, en realidad y-yo…

—¡No hay problema Kurosaki Kun! —La sanadora puso sus manos delante de ella y las movió graciosamente mientras negaba—. Entiendo, la profesora se precipitó al pensar que nosotros, ya sabes, teníamos ese tipo de relación. ¡Comprendo que te moleste eso! Pero como te dije, me asegurare de salvar tu honor contando la verdad.

—Inoue —interrumpió su disculpa mientras daba un paso hacia ella, puso su mano derecha en su hombro derecho y la miro. Realmente lo hizo, quería que ella viera la sinceridad reflejada en sus ojos—. A mí no me molesta que la profesora pensara eso, pensé que a ti te podía molestar. Además, se cómo los rumores vuelan en la escuela, no quiero que nada te perjudique. ¿Entiendes?

Inoue tartamudeo un poco y sus mejillas se colorean en un bonito rosa. ¿Bonito rosa? Ichigo se sentía patético. Sin embargo, su amiga asintió enérgicamente con la cabeza. El Shinigami podía percibir el aroma de Inoue llenar su nariz y le agrado. Su sentido se había desarrollado extraordinariamente bien, por lo que solía percibir el olor de sus amigos con facilidad. Orihime siempre olía bien. Y de repente quiso golpearse la cabeza. ¿Donde estaba la distancia que se dijo a sí mismo que iba a mantener? ¿Por qué quería inclinarse y olerla profundamente como si fuera un perro? Su fuerza de voluntad cuando se trataba de Inoue era una completa mierda. Escucho un murmullo lejano y giro la cabeza. Detrás de ello se encontraban dos estudiantes que se escondieron apenas lo vieron. ¿Qué demonios?

—¡Tórtolos! No se queden ahí parados y vengan aquí para poder regañarles como se debe —El grito de Misato los hizo respingar. Su profesora estaba esperándolos en la puerta con el ceño fruncido—. ¡Vengan o los buscare por las orejas!

—¡Vamos Kurosaki Kun! —Orihime lo jalo por el brazo llamando su atención y guiándolo hacia el salón de profesores.

Una vez dentro, tuvieron que soportar una charla de veinte minutos sobre las cosas que se pueden y no se pueden hacer dentro de la escuela. Ni siquiera los dejo hablar, finalizando su diatriba amenazándolos sobre si los volvía a encontrar en una situación parecida tendría que llamar a sus tutores. Fue ahí cuando Ichigo tragó grueso. Por nada del mundo querría a Isshin en la misma habitación que Orihime. No. Nunca.

—Hable con el profesor Okuma sobre su retraso y me dijo que los exentaría de la detención solo por el día de hoy pero no pueden volver a llegar tarde. ¿Entienden? —Misato los acompaño de regreso a su salón. Todo el camino estuvo hablando sobre sus días de juventud y lo loca que había estado por el jugador de fútbol de su año—. Consideren esto como una felicitación por su relación, y ya saben, cuídense ¿okay?

¿Estaba insinuando lo que él creía que era? Cuando la profesora les guiñó el ojo no quedo lugar a dudas. Bueno, que demonios.

—Pero, profesora…

—¡Nada, Inoue! Nos vemos. Entren a clase.

Ambos se sintieron agotados mentalmente, se miraron y simplemente suspiraron. Al entrar a su salón sintieron las miradas sobre ellos pero no prestaron atención. Desde su lugar, Ichigo podía ver la espalda de Inoue y se sintió tranquilo. De alguna manera, su buen humor había regresado.

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Tatsuki suspiro mientras se frotaba los hombros. Ese día la práctica había estado fuerte pero se sentía satisfecha porque cumplió con sus expectativas. No había podido estar todo el día con sus amigos porque estuvo ocupada con su club y con algunas tareas que tenía atrasadas. Pero mañana podría almorzar con ellos, lo que era algo bueno.

Saco su teléfono y busco entre sus contactos a Orihime. Ese día estaba tan contenta que tenía ganas de llamar a su amiga y comer chucherías hasta reventar. Camino hacia su casillero mientras escribía un mensaje para su mejor amiga, escucho a algunas chicas cuchicheando. No le prestó atención, realmente el chisme no era algo que a ella le gustara, sin embargo tuvo que detenerse cuando el nombre de Orihime e Ichigo fue mencionado en la misma oración. Se acercó lentamente hacia donde provenían las voces femeninas.

—¡Te lo juro! —Chilló una con entusiasmo—. ¡Ikumi los vio después del almuerzo! Además, Yamato sempai del salón B los vio también esta mañana. ¡El pobre estaba tan sorprendido!

—Ustedes —llamó. Cuando las tres chicas menores que ellas voltearon a mirarla, Tatsuki podía jurar que las escucho jadear de miedo—. ¿De qué coño están hablando?


¿Que les pareció? ¿Apresurado? ¿Corto o largo? Estaba un poco frustrada con mi escritura de hoy, pero realmente no tenía mucha inspiración. Pero espero que aunque sea un poquito les haya gustado el capítulo.

Recuerden, será una historia corte y cliché. Pero bonita 3.

¡Muchisimas gracias por leerme! -se inclina respetuosamente y les muestra el trasero- ah no, así no era la cosa.

Nos leemos pronto, con amor

Daezly