Ser estudiante de medicina

Estudiar medicina no era nada fácil. Pero a ella le gustaba, a ella le animaba y emocionaba la idea de poder curar a otras personas, de ayudarlas. Eso era principalmente, ayudarlas, siempre se había interesado por los demás por encima de ella misma, a veces sus amigas la regañaban, otras veces sus padres pero ella se sentía en paz con sus decisiones, puede que no haya tomado las mejores pero así y todo se encontraba en paz.

Entró al mismo café de siempre, que estaba enfrente del gran hospital residencial de Tokio, había ingresado a su último año como residente, el último año de internado rotativo. Lo cual era mucho más agobiante que ejercer como médico tal. Pero ella se animaba, necesitaba animarse. Después de todo estaba teniendo constantes rotaciones y ahora se encontraba en el área de terapia intensiva. Por lo menos aun, no había caído en emergencia.

Estudiar medicina era complicado, necesitabas mucha vocación. Necesitabas sacrificios y literalmente familiares que te apoyen no solo emocional, sino que económicamente. Su familia no era la gran cosa, ni siquiera tenía tíos o hermanos, apenas tenía madre y padre pero aun estaba satisfecha, sus padres la habían apoyado en todo y estaba super agradecida. En especial porque cuando decidió estudiar medicina sus padres automáticamente la apoyaron y su madre buscó un trabajo para ayudarla con los gastos. En ese momento lloró pero estaba feliz.

Vivía lejos. Obvio que iba a vivir lejos, lo que te cuesta un poco siempre te va a costar mas, ella pertenecía a un barrio al sur de Tokio, llamado Konoha. Era un barrio lindo y tranquilo, no había clase ni muy alta ni muy baja, era una clase media, estable y con buenos vecinos. Su facultad quedaba a 45 minutos de su casa, siempre se levantaba temprano y tomaba el tren junto con su padre. Pero con el hospital las cosas se habían complicado bastante, ella había pensando en elegir el residencial de su barrio pero sus profesores la anotaron en el gran hospital de Tokio. ¿Por qué? muy simple. Tenía 24. Era increíblemente un cerebro andante en medicina, estaba a un año de recibirse como médico clínico con tan solo 25 años. Sus profesores vieron sus dotes y eligieron lo que según ellos pensaban, el mejor hospital, el cual era actualmente dirigido por Tsunade Senju, una de las mejores médicos y cirujanas del país, prácticamente la mejor.

Le emocionaba la idea de estar en ese hospital, le emocionaba la idea de que todo su esfuerzo estaba valiendo la pena, le emocionaba aprender cosas al lado de la grandiosa Tsunade y por suerte, a Tsunade le agradaba enseñarle. Pero era agotador, el hospital le quedaba a casi una hora y media de casa. Ella aún no tenía recursos para irse a vivir sola y sus padres ya habían hecho mucho esfuerzo por ella. La residencia le brindaba pequeños pagos pero eran mínimos.

Lo peor es que no tenía tiempo siquiera para tener un trabajo de medio tiempo.

Eligió la mesa más lejos que daba al ventanal de la calle, él cafè era transcurrido por varios médicos, enfermeras y estudiantes o profesores de la facultad de Derecho, la cual quedaba casi una cuadra del gran hospital. La zona era super demandante, VIP como dirían sus amigas y había una gran competitividad entre los estudiantes de derecho y los estudiantes de medicina, pero ella no quería involucrarse en nada de eso. Extrañaba un poco a sus amigas, sus pocas amigas, pero era difícil verlas cuando tenía una carga horaria tan grande de residencia y cuando tenía tiempo quería descansar, tal vez por su ausencia sus amigas habían decidido darle su espacio, claro, tal vez era eso o tal vez cada quien siguió con su vida.

Necesitaba concentrarse. Tenía un descanso de 30 minutos y quería distraerse un poco, tenía en sus manos un libro sobre las enfermedades neurológicas. Si. Esa era su forma de distraerse, entendiendo enfermedades del cerebro. El cerebro humano, le fascinaba.

Muy bien, lo dedujeron. Ella aspiraba a neurocirugía. Y lo iba a lograr

— Hola ¿cómo estás? ¿Lo mismo de siempre? — sonrió la mesera, se llamaba Tenten y siempre era muy amable con ella.

— Hola, si por favor, lo mismo de siempre

— Enseguida lo traigo, Sakura.

Tenten se marchó y ella se dispuso a leer su libro. Había algunos factores que no había podido entender y necesitaba comprenderlos.

— Oi, eres tan amargado a veces. ¿No piensas hacer nada con tu vida amorosa?

No quiso prestar atención, pero le fue inevitable, ese hombre gritaba mucho. Giró su cabeza y visualizo a su costado derecho a dos hombres sentados tomando café, el que gritaba era rubio y de ojos azules, su apariencia era muy llamativa como su voz y enfrente había un hombre más serio de ojos y de cabello oscuro. Ambos vestían muy formales, parecían mayores, no supo porque pero se quedó mirando hasta que el hombre de ojos ónix la miro.

El rubio se dio vuelta y la observo.

— Oh, ¿gritó mucho? - se señaló casi avergonzado.

Se sonrojo.

— Amm, lo siento mucho, no quise mirar de esa forma.

Si él se sentía avergonzado, ella quería morir. Hizo un gesto de disculpas y volvió a su libro, pudo ver como el rubio sonreía de una manera deslumbrante mientras que su acompañante continuaba mirándola en silencio.

Tenten trajo su café y continuó leyendo, pero aun podía escuchar la charla que mantenían esos dos hombres. Tal vez le hubiera dicho que sí, que su voz tan alta la había distraído, pero no quería volver a girarse. Miró su reloj, le quedaban quince minutos.

Demonios, suspiro. Había agotado el tiempo y ni siquiera lo había disfrutado. Suspiro frustrada.

Su carga horaria del día había finalizado, eran casi las diez de la noche, se acomodo su campera y aun con el ambo debajo, ya que no quería perder tiempo cambiandose, camino hasta la parada de autobús. Necesitaba tomar un bus hasta la estación de trenes y luego el tren a casa para luego caminar unas ocho cuadras, por suerte en esa distancia era muy conocida por ella y sus vecinos por lo cual se sentía segura.

Estaba agotada, mientras caminaba visualizo la cafetería de enfrente e increíblemente en la mesa en la que hoy ella se encontraba estaba ese pelinegro mirando por la ventana, cruzaron miradas y ella la desvió rápidamente, no quería verse ni sentirse como una acosadora.


El día siguiente había sido ultra agotador, tenía aparte de su carga horaria, una guardia de doce horas. La cual le había destrozado el alma y hasta el cuerpo. Entró a la cafetería con demasiadas ojeras para sus ojos, parecía un alma muerta vagando entre los vivos, pero así era la vida de las residencias y en sí del estudiante de medicina.

Se sentó nuevamente en la misma mesa. Tenten se acercó y pidió lo mismo de siempre, una agradable mocha con crema. Miro por el ventanal y vio los copos de nieve caer, el invierno le agradaba pero el aire acondicionado del hospital mas el frio de afuera, a veces no era buena convinacion mas cuando en el hospital te dejaban usar solo el ambo y en muy pocas ocasiones ponerte un saquito por encima.

— Vamos Teme, será una pequeña fiesta, conocerás gente

Pudo escuchar nuevamente como ese hombre rubio le semi gritaba a su amigo o compañero o lo que fuera. No se giró, simplemente se quedó mirando la ventana. No pasaría la misma suerte que antes, menos cuando se había topado con la mirada de ese hombre que le daba entre escalofríos y suspiros. Se rió para sí misma, ¿en qué rayos pensaba? Ese hombre le parecía atractivo pero ella no estaba para eso, ni siquiera lo conocía y sus relaciones no habían sido lo mejor del mundo.

Es complicado estudiar medicina y aún más tener novio. Màs para ella que se la pasaba en la facultad, pero bueno, su vida íntima no era la mejor pero por lo menos estaba cumpliendo su sueño mucho antes que otros compañeros de ella.

Sonrió feliz. El sacrificio lo vale, ella se sentía orgullosa.

— Ya te dije que no.

Miro de reojo, esa voz era muy linda. Volvió a la ventana, Tenten trajo su café, sonrió amable. Comenzó a degustar y se repitió que no debía seguir escuchando conversaciones ajenas aunque ese hombre de increíbles ojos azules, gritara como niño de cinco años.

— Ay dios, ¿sabes que te falta? te falta coger.

Y Sakura escupió el café.

— Oi ¿estás bien?

El desgraciado se reía en su cara. Comenzó a toser y se calmó, asintiendo con la cabeza, con una servilleta empezó a limpiar su desastre.

— Am, estoy bien. El café estaba muy caliente

No pensaba mencionar siquiera que había escuchado terrible confesión

— ¿El cafe estaba muy caliente o escuchaste lo que este idiota decia?

Miro al susodicho y no supo qué decir. Dios como mentirle a esos ojos. El rubio estalló en carcajada libre, el azabache solo lo fulminó con la mirada.

— Que divertida escena, por cierto, mi nombre es Naruto Uzumaki. — se levantó de su asiento y extendió su mano — ¿Cómo te llamas? bella mujer de pelo rosa.

Así detalles, Sakura tenía ojos verdes y un corto cabello, natural, rosa. Si, rosa.

— Mi nombre es Sakura Haruno.

Naruto sonrió más.

— El idiota sin sexo es mi mejor amigo Sasuke Uchiha.

El mencionado lo miró aún peor pero solo atinó a levantarse y extenderle la mano. El encuentro de piel fue cálido, corto pero cálido.

Asintió con la cabeza y volvió a sentarse.

— Nee Sakura-chan ¿te importa si compartimos mesa contigo?

Miro a Naruto y negó con la cabeza, le impresionó la confianza con la que él interactuaba. Sasuke lo miró y pudo leer un gesto de ¿en serio? Pero nuevamente no dijo nada, solo tomó su café y se sentó enfrente de ella, Naruto lo siguió.

— Y dinos ¿eres médico?

La curiosidad de Naruto también era grande pero agradable.

— No, aún no, soy residente de último año. Pasaría a ser médico clínico y continuaría con neurocirugía.

Una voz en su interior le reprochó que había brindado tal vez demasiada información. Pudo observar como Sasuke levantaba una de sus cejas medio sorprendido mientras que Naruto gesticulaba toda la sorpresa

— Wow, eso es un montón. Te ves tan pequeña, tienes una piel divina, ¿cuantos años tienes? ¿cómo ocultan las mujeres las arrugas tan bien?

Ese no había sido un buen comentario y estaba a nada de asesinarlo.

— No uso nada, ni siquiera puedo usar maquillaje y tengo veinticuatro. — La cara de los dos era un poema.

— Eres una especie de genio.

No era una pregunta, era una confirmación por parte de Sasuke y sonrió semi sonrojada con el pecho inflado en orgullo.

— Me recuerda a tu hermano. — Naruto comentó pero en un tono increíblemente bajo viniendo de él, Sasuke asintió.

Sakura no entendía bien pero miró su reloj y ya era hora de marcharse. Tenía que terminar su carga horaria.

— Disculpen debo irme, fue muy agradable conocerlos. — comento de manera muy sincera, realmente había sido muy lindo conocerlos y esperaba hablar más con ellos en algún momento.

— Oh, bueno, éxitos y esperamos verte pronto. — Naruto sonrió con mucha amabilidad, Sasuke solo se limitó a verla, les agradeció y se retiró. Se sentía muy bien, usualmente era un muerto viviente entre idas y vueltas constantes al hospital, donde el ambiente no era demasiado bueno, lamentablemente en los hospitales había mucho rumores y chismes que no tenían nada que ver con la realidad, pero se sentía bien conocer a unas personas fuera de ese ambiente y que aparte, una de ellas, sea tan amable.


Las dos últimas semanas de febrero habían pasado volando y Sakura se había encontrado con Naruto y Sasuke varias veces, en esos pequeños encuentro habían comentado acerca de sus carreras, Naruto era abogado de derecho penal y era director de un estudio jurídico muy exitoso e importante que tenía entre su familia Uzumaki y la familia de Sasuke, los Uchihas. Era papá de una bebé que él solía decir, bebé hermoso y tenía una esposa, la cual aún no había conocido, aunque de recordarlo se reía, apenas tenía tres semanas de conocerlos. Sasuke había sido más reservado y contó detalles como que también era abogado de derecho penal pero actualmente ejercía como profesor de la facultad de derecho en las cátedras de Derecho Penal y Ética y deontología. Más allá de eso usualmente comentaba poco o no nada, Naruto dirigía las reuniones y en conjunto con ella eran lo que más hablaban.

Ese día se dirigió a la cafetería más animada, su día no había empezado tan mal así que estaba bastante contenta, ingreso y no vio a Sasuke ni Naruto, tal vez hoy no se verían, a veces pasaba que se veían o no, dependiendo de sus horarios, sus encuentros eran sumamente casuales. Se dirigió a su mesa, por suerte en su horario de descanso siempre acechaba poca gente.

Había traído un anotador con algunos apuntes de sus clases, tenía unos casos de infecciones pulmonares, lo cual era habitual en invierno y necesitaba integrarse un poco más, aprovecharía que hoy no se iba a distraer con sus compañeros de café. Le sonrió a Tenten cuando trajo su mocha y comenzó a leer.

— Naruto no vendrá hoy.

La voz grave de Sasuke la despabiló. Lo miró y vio como se sentaba con su café amargo en mano. Si, aprendió por Naruto que Sasuke odiaba los dulces.

— Ah hola, pensé que tampoco ibas a venir. — Que Sasuke estuviera ahí sin Naruto la descolocó un poco, en especial porque su mirada era tan intensa que te hacía poner nerviosa.

— Pensé que ya sabías que Naruto y yo teníamos distintos trabajos, de todas formas acaba de iniciar el ciclo lectivo y da la casualidad que esta es la hora libre antes de mi siguiente clase.

Se quedó muda. Era la primera vez que Sasuke hablaba tanto y peor, que le hablaba a ella, siempre le hablaba a Naruto, nunca respondía cuando ella decía algo o le consultaba y Naruto saltaba a decir que era un teme.

— ¿Te pasa algo? — La mirada curiosa de Sasuke la sacó de sus pensamientos, negó con la cabeza, no sabía qué decir o cómo mantener una conversación con él, pensaba que ella le super molestaba o algo así.

Sasuke sacó un par de documentos de su portfolio, todo lo que él usaba era bastante elegante, seguramente era una persona con muchas oportunidades. Observó sus documentos, parecían diferentes fotocopias de los temas que brindaba en su cátedra. Le sorprendió ser amiga de un profesor, ella como estudiante nunca se imaginó estar de este lado donde veía el esfuerzo de los que ejercían la educación.

— Hoy estás bastante curiosa.

Miro a Sasuke algo avergonzada y extraña ¿desde cuando Sasuke hablaba tanto?

— Lo siento. Realmente nunca aprecie el trabajo que tienen los docentes, siempre estuve del lado del estudiante y te veo a ti preparando todo el material y realmente es un esfuerzo.

Sasuke asintió y continuó viendo sus documentos, Sakura lo observó muy concentrado en organizar lo que parecía ser exámenes y diferentes trabajos. Aparte de preparar su siguiente clase.

Lo admiro por unos instantes, tal vez demasiado porque cuando vio su reloj ya habían pasado más de treinta minutos.

— ¡Ay no! se me hizo tarde. Nos vemos luego Sasuke-kun

Sasuke volvió a asentir y continuó con su tarea, su descanso era más largo.

— Sakura.

El rugido de Tsunade había sonado un poco fuerte. Demasiado. Ya se preparaba para el próximo regaño, parece que no había sido suficiente el regaño por parte del clínico que estaba a cargo de ella.

— Espero que te haya quedado claro lo de no volver a llegar tarde. — Asintió. Si, le había quedado muy claro. — A partir de la semana próxima, comenzarán tus recorridos en el área de emergencia, ve a buscar a Shizune ella te dará tus nuevos horarios y las nuevas guardias disponibles.

— De acuerdo Tsunade-sama. — La susodicha le indico antes de retirarse que se preparara pues emergencias era un área complicada. Suspiro. La hora de la verdad había llegado.

Le quedaban dos días para que la semana terminará y comenzará su nueva rutina, Shizune le había dado sus horarios y se lamentó por no poder ayudarla con mejores horarios pero eran los que habían. Ella y sus tres compañeros debían esmerarse y turnarse. Cuando miro los horarios, lo primero que pensó fue, ¿en cómo carajos iba a hacer para dormir? sus horarios eran de ocho de la mañana a dos de la tarde donde tenía un descanso de dos horas, que internamente le alegraba el alma, pero a las cuatro de la tarde tenía que volver y estar hasta las doce de la noche, eso sin contar las guardias. Lo difícil era que no había trenes luego de las doce de la noche, lo cual la dejaba en manos de un autobús que tardaba horas en llegar y era más lento que el tren. Por ende llegaría alrededor de las tres de la mañana a casa o tal vez más tarde, lo cual le daba un margen de horas de sueño muy limitado. A pesar de que tenía dos horas libres, quería usarlas de vez en cuando para ver a los chicos.

Entró al baño, se lavó la cara y se mojó el cuello. El estrés le estaba pesando. Se miró al espejo, siempre se consideró linda, tal vez no hermosa pero le gustaba su apariencia, aunque lo que le devolvía el espejo ahora no le gustara mucho, su piel, sus ojos, su pelo se veían sin brillo, totalmente opacos. Tenía unas ojeras notables y realmente se podía ver a través de ella el cansancio de su cuerpo.

Se le venía encima un nuevo desafío. Se recordó que este era su último año y que había muchas posibilidades que sus horarios como médico clínico sean un poco menos extenuantes. Aunque pensándolo había médicos que tenían las mismas ojeras que ella o peor, entre las horas de clínica, las horas de emergencia y las guardias. Quiso llorar.

La medicina era complicada pero era realmente hermoso ver la mejoría en tus pacientes, sonrió, no era tan malo. Aparte ganaría dinero, al fin ganaría más dinero y podría mudarse más cerca y su vida mejoraría.

Ese día salió un poco tarde, había recuperado los minutos que se había olvidado mirando a Sasuke, miró la cafetería mientras pasaba, Sasuke no estaba pero ella lo recordaba. No sabía por qué pero él le atraía, tal vez debería atraerle Naruto, él era mucho más sociable y amable con ella pero no le pasaba aparte el rubio tenía familia y ella no sería nunca la manzana de la discordia de alguien. Aun si, Sasuke le llamaba la atención y últimamente había soñado cosas no muy sanas con él, lo cual la asustaba, le atraía sexualmente y aunque entendía que hace tiempo no estaba sexualmente con alguien, nunca le había pasado de soñar que se cogía a un hombre. Lo más interesante, era profesor y era siete años mayor que ella.

Aunque ni ella pudo creer cuando Naruto dijo que tenía treinta y uno. Ni siquiera lo aparentaba, se veía tan joven, con ese cabello corto, esos ojos tan intensos, esa camisa blanca que se le pegaba al cuerpo tan bien, suspiro deseosa.

Vio pasar su autobús y despertó de sus sueños, corrió hasta alcanzarlo. Agradeció al chofer que haya parado y se sentó en las butacas, por babosa casi perdía treinta minutos de sueño.

Tenía que dejar de pensar en Sasuke y estar sola cerca de él, aunque eso último solo pasó una vez. Debía parar porque cuando pensaba en él, el tiempo pasaba más rápido y ella fantaseaba en una burbuja donde sucumbía ante él.

¿Sucumbiría Sasuke ante ella?

Sonrió. Jamás pasaría eso.


Era viernes, el día anterior no había podido tener un descanso y este día, lo necesitaba así que le suplico a su clínico su descanso de treinta minutos. El cual accedió, por suerte.

Entro a la cafeteria y se diriguio al mostrador, pidio un cafe negro, necesita despertar lo antes posible, habia estado haciendo las cosas un poco mal entre el estres de su nuevo horario y que le habia solicitado que el sabado iniciara una guardia de veintecuatro horas que podria durar mas ya que habia poco personal.

— Neee, Sakura-chan ven a sentarte aquí. — Se giró y vio a Naruto moviendo la mano en saludo y atrayendo la mirada de todos, Sasuke estaba junto con él mirando algunos documentos.

Tomó su café y se acercó a ellos, los saludó y se sentó al lado de Naruto, no podría estar tan cerca de Sasuke.

— Te ves cansada — Afirmó Naruto demasiado preocupado.

— Si, bueno, tengo una carga horaria extenuante, el sábado debo hacer guardia de veinticuatro horas y se puede extender y a partir de la semana que viene tengo otros horarios así que no creo que pueda verlos nuevamente.

Se había desahogado y una parte de ella se sintió triste con la realidad de no ver más a Naruto o Sasuke.

— ¿Qué carga horaria te dieron? — Era la primera vez que Sasuke preguntaba sobre sus horarios, sobre ella, ni siquiera la miraba pero había sonado realmente interesado.

— Si cuenta, tal vez podamos vernos en otro horario— Naruto sonrió esperanzado y ella también.

— La semana que viene comienzo de ocho de la mañana a catorce horas y luego ingresó a las cuatro de la tarde hasta las doce de la madrugada. Los sábados y domingos seguramente tenga guardia nocturna.

Comentó bajo la atenta mirada de los dos hombres.

— Vaya, que difícil. Yo podría almorzar o tomar algo contigo los martes y jueves que son los días que menos reuniones tengo. Los demás días se me complica ¿que hay de ti teme?

— Tengo clases así que sería imposible.

La respuesta de Sasuke la dejó insatisfecha e incómoda, sintió que realmente no le importaba verla o no, admiro y estuvo agradecida con Naruto. Al final sus sueños con Sasuke serían solo eso, sueños.


El dichoso lunes había llegado, la dichosa semana había llegado. Entró a emergencias y se preparó para todo lo que podría imaginar y aún peor. Eran emergencias después de todo, llegaban personas con objetos extraños en el recto como pequeños resfriados o gente que mentía para no ir a trabajar.

Hoy no vería a Naruto tampoco a Sasuke, se sentía aún decepcionada de que Sasuke simplemente indicará que no tenía horarios para compartir con ella, aunque dios, ¿en que pensaba? Sasuke tenía horarios que cumplir y si no podía verla estaba más allá de su decisión pues tenía un trabajo y necesitaba cumplir con este.

Necesitaba dejar de pensar de forma tan subjetiva. Sasuke tenía un trabajo y no podía dejarlo por ella que apenas la conocía.

Las horas habían pasado rápido, tuvo casos extremos, heridos de tiroteo, lo más común aunque era muy nuevo para ella, heridos de accidente en construcciones y así, pero aún no podía seguir el ritmo de todos. Eran otros tiempos, siempre estabas haciendo algo, entraban nuevos casos constantemente, el tiempo volaba y no te dabas cuenta, cuando parabas sentías un tormento en las piernas de estar tan tiempo parado, era como caminar mucho tiempo y luego parar, ese shock te asesinaba. Las piernas de Sakura no daban más pero cuando vio la hora solo faltaban dos horas para irse.

— ¿Siempre es así de intenso? — le había consultado a una enfermera rubia que le parecía muy simpática.

— ¿Mmm? A veces sí y otras no,es muy variable. Por cierto, soy Ino.

— Un gusto, soy Sakura, residente de último año.

Ino le sonrió y se mantuvieron charlando de algunas cosas, Sakura se alegró de tener con quien conversar sin que la miraran mal o hablaran mal de ella luego en el hospital, Ino parecía en cierta forma a Naruto con lo sociable y confianzuda que parecía, tenía minutos de conocerla y ya estaba comenzando a relatarle su vida, lo que le generó más confianza y se le hizo más agradable.

— Sakura, hasta luego, cuídate.

— Gracias, adios Ino

Ino entraba mucho después que ella por lo cual su turno no terminaba, se dirigió al vestidor, tomó sus cosas, su campera y se retiró, entre mas rapido llegara a la parada, más posibilidades de dormir tenía.

Bajo apurada las grandes escaleras de ingreso al hospital, visualizo la noche, la soledad de esas horas, el cafe cerrado y un auto muy bonito de color negro, afortunada la persona que tuviera tan lindo auto. Algún día ella tendría un auto así, por supuesto que sí. Y aparte se iría de vacaciones a las Bahamas, dios, hace mucho tiempo no tenía vacaciones.

Camino en dirección de la parada que se encontraba a cinco cuadras desde el hospital pero comenzó a escuchar la bocina del auto, se giró un poco y se extrañó, ¿acaso le estaba sonando la bocina a ella? le parecía super vulgar y no podía creer que tuviera tanta mala suerte para que en su primer día saliendo tarde, ya fuera acosada. Quien sea que fuera, era un idiota.

Camino más rápido y las bocinas cesaron pero escucho como la puerta era cerrada de forma abrupta, por lo que entendía que el dueño había bajado del auto, camino aún con más deprisa. Hasta que sintió que la tomaban del codo. Antes de poder reaccionar y matar a ese estupido hombre, se congeló al escucharlo.

— Sakura, espera.

Se giró y el asombro fue el doble. ¿Qué hacía Sasuke ahí y a estas horas tocándole bocina?

— ¿Qué haces aquí?

Se sentia super incrédula.

— Vine a buscarte, ¿no es obvio?

No, en absoluto era obvio. Sasuke apenas le hablaba, podía contar con una mano las veces que se dirigió a ella y hasta le sobraban dedos. De pronto la preocupación llegó a ella, ¿necesitaría ayuda?

— ¿Pasó algo Sasuke? ¿Necesitas ayuda? ¿Atención médica?

Si Sasuke estuviera enfermo, ella lo ayudaría, por supuesto que sí. Haría todo lo que estuviera en sus manos.

— No. Solo vine a buscarte. Te importaría si entramos al auto.

Su respuesta no le brinda la información necesaria para entender la ecuación, la equis de la ecuación era ¿por qué Sasuke la había ido a buscar? Lo observo solo con su camisa negra, hacía frío, ya entendía porque quería ir al auto pero lo más importante no lo entendía.

— Solo si me dices porque viniste.

— Te llevaré a tu casa. Ahora ven al auto — Comenzó a caminar hacia su auto y Sakura seguía sin entender nada, ahora se sentía perturbada. Pero de qué servía analizarlo en la calle, cuando lo podía analizar en su auto, así que lo siguió y se sentó en el lado del copiloto. Su auto por dentro era bellísimo y lo mejor, era calentito.

— Podría pedirte si me explicas un poco más la situación Sasuke-kun.

— Primero ponte el cinturón y dime la dirección de tu casa — Suspiró e hizo lo que le pidió, el ingreso la dirección de su casa a su gps y comenzaron la marcha, el camino era en silencio y no le molestaba pero seguía sin tener respuestas y la ponía ansiosa.

— Y… ¿entonces?

Su ansiedad no podía más. Sasuke suspiró agotado y eso la hizo sentir como si fuera una molestia.

— Hace un tiempo dijiste que vivías a casi una hora y media del hospital, que tomabas el tren, a la hora que sales en estos momentos el último tren ya pasó, por lo cual dependes de autobuses seguramente — su lógica era aceptable pero ¿Sasuke le prestaba atención?

— Deduje que es bastante peligroso aparte de que dormirías menos. En auto llegaremos en quince minutos o menos. Podrías descansar más

Eso era preocupación con la suma de esfuerzo de gastos de tiempo por parte de Sasuke para ella. Y era algo que no podía creer.

— ¿Tienes algún problema? — Cuestiono mirándola. Su mirada tenía tantas cosas pero ella no podía descifrarlo, ni siquiera había notado que él realmente le prestara atención.

— Nop

¿Que si tenía problemas? Acaso existe algún problema cuando se trata de el hombre con el que venías pensando te pase a buscar porque se preocupa por ti, no, claro que no. No había ningún maldito problema.

Llegaron en veinte minutos, tal vez si ella hubiera atendido en el primer bocinazo hubieran llegado antes pero bueno no podían culparla, Sasuke no le había avisado.

— Muchas gracias por traerme, no hace falta que te molestes. — Aunque la idea le encantaba, Sasuke tenía su vida y no tenía por qué estar pendiente de ella. Aparte sabía que él tenía clases a las siete de la mañana y a esta hora era mejor que descansara.

— ¿Te incomoda? — Inquirio. Nuevamente no podía entender sus facciones y que trataba de decirle.

— No, claro que no.

— Entonces pasaré mañana, cuando veas el auto, no huyas.

Sonrío demasiado feliz, si sus dientes pudieran salir, ya hubieran salido. Le agradeció, se despidió y entró a casa, èl se mantuvo ahí hasta que ella entró y eso hizo que su corazón saltara despavorido. Y si antes sentía algunas cosas por Sasuke, ahora sentía demasiado y estaba feliz porque gracias a él, tenía más horas de sueño y vería a Sasuke al día siguiente.


Habían pasado tres semanas desde que su turno había cambiado y Sasuke pasaba a buscarla todos los dias, los martes y jueves se juntaba con Naruto y almorzaban juntos, se contaban sus días y Naruto hablaba de lo lindo que era su bebè todo el tiempo lo cual alegraba mucho a Sakura. Increíblemente Sasuke le había dicho a Naruto que pasaba por ella todas las noches y el rubio le comentó que él no había hecho nada similar con ninguna otra persona. Lo cual lo tenía sorprendido y otras cosas más pero que no se las comentaba a Sakura, solo se reía, algo que la ponía muy nerviosa.

Su vida había cambiado bastante, los horarios del hospital a pesar de ser complicados la mantenían despierta y activa, se sentía muy bien porque aparte podía mantener charlas con Ino por las tardes. Conocer a Naruto y Sasuke fue algo increíble, conocer a Sasuke e ir descubriendo cosas de él cada vez que la pasaba a buscar le encantaba, sentía que Sasuke se abría con ella en aspectos demasiados íntimos.

Inclusive le había comentado que él había sido y era el director legítimo del estudio jurídico en donde trabajaba Naruto y actualmente dirige. Luego de graduarse Sasuke y Naruto comenzaron a trabajar juntos en el estudio el cual era dirigido en ese momento por el hermano mayor de Sasuke, Itachi. A Sasuke le iba muy bien y le entretenía en demasía su trabajo, le gustaba. Pero Itachi tuvo un accidente y falleció, Sasuke se sintió demasiado abrumado con su muerte y no podía ni siquiera entrar al estudio. Sakura aún recordaba la tristeza que salía de los labios de Sasuke. En ese momento relevó todo a Naruto y se dispuso a tomar un tiempo, cuando decidió que debía continuar como hubiera preferido su hermano, habló con su antiguo rector y tomó el trabajo de docente de cátedra. Sasuke tenía excelentes notas y mucha experiencia, por lo que fue aceptado fácilmente aparte de sus contactos obviamente.

Con esa historia Sakura había entendido como Sasuke llegó a ser docente de Derecho y que a pesar de que no se conocen hace mucho Sasuke parecía a gusto hablando con ella. Lo que le brindaba mucha paz. Ella también sentía mucha comodidad con él.

El viernes por la tarde Tsunade le comunicó que necesitaba guardia de doce horas y que si se quedaba podía tomarse el sábado completo y el domingo por la tarde volvería a la guardia hasta el lunes. La oferta era muy tentativa así que la tomó.

Agarró su celular y le escribió a Sasuke.

Hola, lamento molestar. Hoy tengo guardia así que no saldré del hospital hasta mañana. Te aviso para que puedas descansar tranquilo en casa.

Listo. No le gustaba la idea de no ver a Sasuke pero su salud estaba primero y dormir todo el sábado era algo que no podía perderse por nada del mundo.

¿A qué hora sales el sábado?

Le sorprendió que la respuesta haya sido tan rápida y más su contenido ¿acaso pensaba ir a buscarla? Tal vez a Sasuke también le desagrada la idea de no verla un día.

A las doce del mediodía.

Dos minutos y su corazón palpitó con fuerza.

Pasaré por ti.


La guardia había sido intensa pero por suerte su horario pasó rápido, había podido echarse unas siestas en la noche lo que le restauró un poco el cuerpo. Visualizo el auto de Sasuke y se alegraba de su puntualidad, salir y que ya te están esperando era una sensación hermosa.

— Hola Sasuke-kun, ¿cómo estás?

— Bien. ¿Tienes algo que hacer hoy? — Sasuke nunca le había hecho esa pregunta y aunque era raro, le generó una sensación agradable.

— No. ¿Algún plan?

— Iremos a mi casa.

Okay. Si Sasuke quería ser directo, estaba siendo muy directo. Pero ¿por qué analizarlo tanto?

— Deacuerdo.

La casa de Sasuke, o mejor dicho su departamento, no quedaba muy lejos de la facultad de derecho ni del hospital, el estudio jurídico estaba relativamente muy cerca de la facultad de derecho, eso explicaba porque Naruto podía ir muy fácilmente a la cafetería. En el camino Sakura había visualizado como el tiempo se nublaba, parecía que iba a llover pero no sé preocupo seguramente Sasuke la llevaría a casa.

Sasuke estacionó el auto y Sakura lo siguió hasta un ascensor que había desde el estacionamiento, apretó el botón número diez. Estaba algo ansiosa, nerviosa y entusiasmada. Las sensaciones la confundieron un poco pero estaba lista para lo sea, pues podían pasar muchas cosas.

O sea, Sasuke la había llevado a su departamento. ¿Qué cosas podían pasar?

Llegaron al departamento número A del décimo piso. Respiro.

—¡Feliz cumpleaños Sakura-chan!

El grito de sorpresa la tenso. ¿Cumpleaños? ¿Era su cumpleaños? ¿Era veintiocho de marzo?

—¿Es mi cumpleaños? — se dirigió a Sasuke. El susodicho sonrió y asintió.

Naruto estaba cargando a un bebé muy bonito idéntico a él y a su lado había una mujer de pelo largo y oscuro, seguramente sería su famosa esposa la cual aún no sabía el nombre, también estaba Ino y un hombre delgado similar a Sasuke que era extremadamente blanco. Todos se acercaron a saludarla, la esposa de Naruto, se presentó como Hinata y le pareció muy linda como agradable, increíblemente amable.

—¿Cómo es que estás aquí? — No lograba entender como Ino estaba en ese lugar, ¿cómo conocía a Sasuke y Naruto?

—Bueno resulta ser que Sai, mi pareja, es amigo de Naruto y entre charla va, charla viene, resulta ser que te conocíamos, Naruto y Sasuke planearon la fiesta y al invitar al Sai, guala, aquí estoy. — Realmente el mundo era muy pequeño.

La fiesta había sido tranquila, era una pequeña reunión con los platillos favoritos de Sakura, hasta se sorprendió que hubiera una torta de frutillas con crema, era algo que había comentado con Sasuke y se sentía muy especial de que lo recordara. También estaba súper agradecida de que Naruto y Sasuke hayan recordado su cumpleaños. Demonios cómo se le habían olvidado los días. Había jurado que ya estaban en abril. Agarró su celular y pudo encontrar varios mensajes de sus padres y llamadas perdidas, les contestó con un pequeño mensaje de agradecimiento y prometió que luego los llamaría.

—Bien es hora de irnos, Boruto bebé necesita su cuna y Hinata y yo, unos momentos de pasión.

Hinata enrojeció y fue suficiente para que todos se estallaran en risas, Naruto era muy ocurrente con sus palabras, Ino decidió que también era hora de retirarse. Claro todos se iban y dejaban todo el desastre.

—¿Sasuke te molesta si me quedo a limpiar?

—¿Pensabas que no te ibas a quedar a limpiar? — lo fulmino con la mirada, así que ese era su plan al fin y al cabo.

Todos se retiraron y Sasuke los acompañó hasta la salida, Sakura se quedó levantando la mesa y lavando los platos, el departamento de Sasuke le pareció muy bonito, le gustaba la sintonía del ambiente, el comedor con la cocina estilo abierto. Era muy linda, ya quería ser neurocirujana y tener su propio departamento.

Sasuke volvió y la ayudó con la limpieza de la mesa, se sentía bastante bien y no un estudiante consumido por su carrera.

De pronto comenzó a llover demasiado fuerte y la luz se cortó.

—Genial. — Sasuke se acercó al balcón y cerró la puerta corrediza. —Sino te importa, cuando termine de caerse el cielo, te llevaré a casa.

Sakura asintió conforme. Estaba lloviendo demasiado, el cielo estaba muy negro y no había luz. Sasuke se acercó hasta las alacenas de la cocina y sacó unas velas. Y dejo una encendida en la cocina, por suerte aunque el cielo estaba negro, entraba algo de claridad.

Sakura se acercó al sillón y se sentó, aunque la fiesta fue genial y no se lo esperaba una parte de ella esperaba otra cosa.

—¿Te pasa algo?

—¿Eh? No. No. No es nada.

—Hmp.

No iba a contarle a Sasuke que ella esperaba otra cosa, otra cosa que lo involucraba a él. Claro que no, tenía que estar super contenta, Carajo, le habían hecho una fiesta muy linda con gente hermosa.

—Sakura. —se giró a verlo, ¿en qué momento se había sentado tan cerca? —¿Me dirás que tienes en mente?

¿Decírselo? ¿Existía una manera sutil?

—Me gustaría agradecerte por todo lo que has hecho por mí hasta ahora.

Sasuke la miró expectante. Ella se acercó más y lo beso, fue simplemente un roce. Era una prueba, Sakura necesitaba saber si podía continuar o se estaba haciendo ideas.

Se alejó un microespacio y Sasuke acercó su cabeza para unir sus labios con más profundidad, Sakura gimió cuando sintió la mano de Sasuke en su cadera subiendo hasta su nuca.

El aire pesaba, la lluvia intensificó su caída y sus cuerpos se unieron mientras la tempestad le reclamaba al ser humano todos los daños que habían causado.

Sus respiraciones aumentaban con cada movimiento intenso, sus piernas apretaban su cintura y sus uñas exigen que no se detenga, pero no era solo unirse, era disfrutar algo que ambos querían desde el momento en que se habían conocido, con cada beso, con cada caricia Sasuke intentaba demostrarle todo lo que sus palabras no podía, intento devolverle la valentía que ella tuvo para lograr estar así con él, por haber cumplido, por estar agradecido de que a pesar de que le sacaba siete años, a ella solo le importaba apretarse más a él, entregarse más a él.

Sakura se sacudió con fuerza, ya sabía que su momento estaba llegando y sonrío porque aunque todo indicara que no.

Sasuke sucumbió ante ella. Porque la quería.

Sasuke no se lo decía pero con cada acción suya, a su manera, le había dado mucho en tan poco tiempo.

La intensidad aumentó y ambos sintieron la electricidad en sus sexos.


Estaban volviendo al hospital, hoy era su guardia del domingo.

— Me pone de mal humor que tengas guardias los fines de semana — Sakura festejó internamente esa confesión, Sasuke quería que ella se quedara.

— Solo me queda este año. ¿Podrías tolerarlo? — ¿Podría él estar dispuesto a soportar sus horarios, sus poco descanso, ir a buscarla siempre?

— Hmp. — Le sonrió. Una sonrisa que Sakura había descubierto que solo era para ella. Para sus momentos, para sus charlas, para sus encuentros íntimos, para cuando él cocinaba y ella paseaba a su lado con su camisa blanca. Solo, exclusivamente, para ella. — Por supuesto.

Era su último año, estaba a nada de ser médico clínico, estaba a nada de comenzar a estudiar neurocirugía, se había pasado todo el tiempo de universidad pegada a libros, apenas viviendo, mientras otros derrochan alcohol, ella se derrochaba en libros, pensando siempre en terminar su carrera, su sueño. Se priorizo por encima de todo y lo estaba logrando, porque ella no necesitaba acomodarse a nadie, sus relaciones anteriores no funcionaban porque nunca se adaptaban a ella, porque no apreciaban su esfuerzo. Pero aunque tardó lo valió, porque Sasuke apareció con un rubio hiperactivo que la hacía estallar en risas, para adaptarse a ella, a sus horarios, para comprender su sueño, para apoyarla y acompañarla en su travesía. Él entendió que ella era eso y no iba a cambiar por nadie ni tampoco se lo pidió.

Aún estaba descubriendo todo lo que sentía por Sasuke pero se sentía tan feliz, porque a él no le importaba sus guardias aunque se quejara, que duraban horas, èl iría a buscarla a finalizar su jornada.

— Desde ahora me gustaría que vengas a dormir a casa.

No era una pregunta pero ella tampoco tenía intenciones de negarse. Asintió radiante, por supuesto que iría a dormir a su casa. Eso sería dormir con él y le encantaba la idea.

Ser estudiante de medicina ya no parecía tan complicado.


Buenas ¿cómo va? Hay alguien vivo? Jaja, escribí esta historia el año pasado y no me animé a subirla pero la realidad es que me gusto tanto que hasta la releí muchas veces y dije bueno, la voy a subir, ¿qué puede pasar?

Siempre quise mostrar todo el sacrificio que fue para Saku ser médico porque en la realidad es una carrera heavy o en mi país por lo menos lo es y también que se apreciará el hecho de ella priorizándose, quería poder mostrar eso en un punto "casi real" y digo casi real porque Sakura es un personaje ficticio pero lo demás me ocupé de que sea lo más real.

En fin, amo mucho este fic, ojalá les guste y activen motores que se viene el Retsuden (lo pienso y me emocionó)

Adiosito!