Saintober 2022 - Día 10

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Prompt: Perdón

Pareja: Shura x Aioria

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PERDÓN

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Shura iba despacio por el sendero pensando en muchas cosas luego de una larga plática con Saga. Su compañero no había olvidado lo ocurrido con Aioros trece años atrás, aunque el santo de capricornio había evitado pensar en eso últimamente, lo cierto era que él también lo tenía sepultado en algun sitio de su memoria; razón por la cual acudía al cementerio cada año a dejar flores.

No tenía otra forma de pedir perdón a su memoria más que visitarlo y dejar flores.

Su camino lo llevo desde aquella colina cercana al templo Corona hasta el Santuario divisando las doce casas frente a él, subió despacio recorriendo cada templo sin poder salir de sus meditaciones.

—¿Todo bien? —preguntó Aldebarán apenas cruzó la puerta del segundo templo— Te ves demasiado pensativo.

—Sí amigo —respondió Shura dibujando una sonrisa triste—. Recordaba el pasado, sabes que hay cosas que aún me pesan.

—Lo de Aioros, ¿verdad?

—Si, su fantasma aún me atormenta.

—Escucha, nadie te ha juzgado mal por eso. Fueron órdenes del patriarca, ¿recuerdas? Bueno, del Saga malvado y tú solo hacías tu trabajo. Eso es todo.

—Vaya, lo dices como si hubiese sido cualquier otra misión.

—Es la verdad amigo, eras muy joven para cuestionar y solo cumplías con la indicación.

Ojalá verlo de ese modo fuera tan sencillo, se decía Shura escaleras arriba llegando al quinto templo delante del cual se detuvo justo en la entrada sintiendo su corazón latir con rapidez. Atravesar leo siempre le agitaba el corazón principalmente por su carismático ocupante. Aunque, en otra época no fue así. Apenas Shura ejecutó la instrucción dada por el Pontífice fue que el pequeño Aioria lo confrontó cara a cara "Mataste a mi hermano, ¡te odio!", aquellas palabras le dolieron a Shura ya que, en aquel entonces, los dos niños eran buenos amigos y ambos idolatraban a Aioros.

—¿Qué haces de pie en la puerta? —Aioria salió de la habitación privada observando al recién llegado con sus grandes ojos— Bueno, ¿vas a entrar o no? —pregunto amable y sonriente.

—Claro.

Shura entró a la habitación privada como otras tantas veces lo hizo antes del incidente con el hermano mayor del ocupante. Aún estaban las camas gemelas, la de Aioros era que estaba frente a la puerta y estaba hecha y ordenada tal y como la había dejado.

—Supe que Saga quería hablar contigo —dijo el custodio del quinto templo de pronto acercando un par de bebidas frías a la mesita de la habitación— ¿qué necesitaba de ti?

—¿Por qué la pregunta? —Shura sonrió levemente tomando asiento delante de su interlocutor observandolo fijamente— Solo charlamos del pasado, del presente y eso fue todo.

—Escucha… He pensado mucho en esto desde hace un tiempo —Aioria recargo ambas manos en la mesa sin saber cómo continuar, cómo sacar lo que llevaba en su pecho—. La verdad es que no había pensando en esto hasta hace relativamente poco y… quería que habláramos de los sucesos de esa noche. Hay algo que quisiera saber.

—Por supuesto. Sé que lo ocurrido con tu hermano fue ejecutado por mi, yo fui quien acató la orden de matarlo y, aparentemente, lo hice sin mayor remordimiento…

—Lo sé y sé que te arrepentiste después pero siempre he querido saber que fue lo que te pasaba por la mente en ese momento.

—¿Lo que pensé cuando me lo ordenaron?

—Si, antes y después de eso —indicó con calma.

Shura sabía que en algún momento tendrían que hablar sobre eso, si pensaba iniciar alguna relación con el león dorado era mejor comenzar con las correspondientes pláticas y empezar desde cero.

—No podía creer lo que Saga me pedía —comenzó sin apartar la mirada de Aioria—, no podía creer lo que me decía. Mi cerebro no lo entendía solo sabía que tenía que ejecutar la orden sin cuestionar y eso hice. Yo creía que el Patriarca obraba con justa razón y que quizás tu hermano hubiera hecho algo malo, pero…

—¿Pero?

—Me rehusaba a creerlo, no podía aceptar que la persona que más admiraba en todo este lugar hubiese hecho algo tan terrible. Sin embargo, creo que la peor parte fue que no me detuve ni un momento a pensar en esto una segunda vez, en preguntarme si realmente era cierto. Solo seguí una orden… solo tenía diez años y me faltaba criterio.

Aioria lo observó con aprehensión poniéndose de pie al lado de Shura apenas este derramó una lágrima amarga.

—Cuando era un niño no podría haber discernido que era falso y verdadero, pero siendo mayor podría haber investigado. Le tuve fé ciega al patriarca y nunca lo cuestione.

—Escucha —fue así que Aioria lo estrechó fuertemente en sus brazos—, la edad lo justifica. Eras nuevo en esto, solo sabías lo que te decían, ¿cómo podrías saber qué Saga te mintió y abusó de tu inocencia?

—Eso mismo me dijo —respondió Shura recargando la cabeza en el pecho de su pareja—. De eso se trató la charla, él me confesó todo y me pidió perdón.

—¿De verdad? —Aioria acercó la silla tomando asiento a su lado sujetando su mano— Cuéntame de qué trató la charla.

Así Shura narro la charla que sostuvo con el custodio de géminis con lujo de detalles pues, no deseaba ocultar nada al respecto y menos al hombre que estaba a su lado sujetando su mano fuertemente.

—Jamás imaginé que se disculparía y decirme las cosas de frente —indicó en voz baja sonriendo tristemente.

—¿Y qué pensaste de todo eso, lo perdonaste?

—Si… —dijo al fin luego de una breve pausa— Combatimos juntos en la última guerra santa sin pensar en el pasado y no sé si eso ayudó a cerrar ciertas heridas.

—¿Entonces, por qué lloras? —pregunto sonriente retirando una lagrima delicadamente de sus ojos.

—Porque me pregunto si tú algún día podrás perdonarme por lo que ocurrió con tu hermano y, si algún día él podrá perdonarme.

—He visto lo que has hecho por su memoria, llevas flores cada que te es posible y dedicas una oración a su memoria —Shura no apartaba la mirada de él, sus ojos estaban puestos en el rostro del león dorado—. Creo que él sabe que fuiste persuadido y no hubieras hecho semejante cosa por voluntad propia. Solo seguías ordenes.

—¿Podrás perdonarme algún día?

—Porque dudas en que ya lo hice.

Aioria lo beso profundamente un buen rato antes de que Shura se pusiera de pie estrechándolo con fuerza. Tenía poco que el santo de capricornio le confesó sus sentimientos, el león escuchó con sorpresa la inesperada declaración. Así el décimo custodio le confesó que sus momentos más felices los vivió al lado de él y su hermano. Estar al lado de Aioria le daba paz y tranquilidad además de un profundo regocijo que quería recuperar a toda costa.

Fue así que se reconectó con su viejo amigo pasando de la amistad a una relación que recién comenzaba y pintaba para ir por buen puerto.

—La sensación de calma que siento en este templo no se compara con ninguna —dijo Shura apenas terminaron aquella primera tarde juntos.

—No siempre hay paz, ahora que estamos juntos espero que la sensación aqui sea de pasión y éxtasis exudados por un par de almas apasionadas.

—Wow… tienes alma de poeta.

Aioria no dijo más solo se giro sobre él para volverlo a poseer sin darle ni un minuto de descanso.

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FIN