-Cómo me veo?-mi mejor amiga sonríe frente al espejo usando su hermoso vestido de novia.

-Te ves muy linda-le respondo ayudándola a ponerse el velo

-Estoy muy nerviosa-me dice tomándome de las manos y puedo sentir que es así en el frío contacto de sus dedos.

-No tienes razón para estar nerviosa, sabes bien que él está loco por ti desde preparatoria.

-No puedo evitarlo, siempre tengo tantas dudas.

-sobre qué cosas?-pregunto mientras le doy un último vistazo a la novia antes de salir

-Ya sabes, él es muy coqueto con todas las mujeres que conoce.-me responde tomando ambos lados del vestido blanco para sentarse sin arrugar la tela.

La miro y sé que sus dudas no están muy justificadas, pues desde que los conozco él la ha amado de la misma forma que ella, aunque para Sango admitirlo le ha tomado un tiempo. Y es que, realmente, Miroku si es un poco coqueto, pero yo sé que solo tiene ojos para mi amiga.

Me he perdido buena parte de su relación como novios, pues al marcharme al extranjero a estudiar aun estaban en el tira y afloja de ser y no ser pareja. Pero no me queda duda de que son el uno para el otro.

-Aún va pidiendo tener hijos a las mujeres que conoce?-pregunté recordando la forma en que ambas lo conocimos, hace más de diez años ya.

-No, ya no. Pero aún es demasiado amable con las mujeres.

-Pero es sólo eso, Sango, solo amabilidad. Seguro que si se lo comentas arreglan todo este malentendido.

Ella suspira asintiendo a mis palabras y sonríe.

-En realidad, también sé que es solo amabilidad, pero son mis nervios por la boda-dice poniéndose de pie, lista para salir y caminar al altar junto a Miroku

-Sí tienes que hablarlo con él, solo hazlo-le respondí dándole un abrazo para adelantarme a salir, después de todo soy la madrina y dama de honor en su boda.-Te veo en un rato-me despido apresurándome al altar.

Antes de entrar le indico a Kohaku, el hermano menor de Sango que vaya por ella y le hago señas al pianista para que empiece con la marcha nupcial dentro de tres minutos.

Todos los invitados están reunidos, en el altar se encuentra ya un nervioso Miroku y junto a él está...un momento, ¿Quién demonios es él? Qué acaso se metió sin permiso? Cómo puede venir a una boda usando jeans rotos y zapatillas?

Me apresuro para intervenir ante aquel despropósito.

-Kagome, que bueno que alcanzaste a llegar-me saluda Miroku dándome un beso en la mejilla.

Casi me olvido de responder pues mi atención está con aquel sujeto al que no conozco.

-Te presento a InuYasha, mi amigo y padrino de bodas-añade sonriendo el prometido de mi amiga.

Una gota de sudor se resbala por mi frente.

-Eres el padrino?-pregunto a modo de saludo con cierta incredulidad.

-Sí, y qué? No me mires así niña, estoy usando saco y corbata-me responde con molestia aflojando el nudo azul en su garganta

-Zapatillas y jeans-añado cruzándome de brazos

-Y, acaso es tu boda?-responde con una estúpida sonrisa en el rostro.

-Oh, santo cielos, me alegro tanto saber que se llevan bien, pero podrían comportarse?-interviene Miroku-Solo hasta que terminemos con el rito-añade sonriendo y palpemeando nuestros hombros.

- Sígueme-le pido antes de dar la vuelta sobre mis tacones.

InuYasha hace un gesto de molestia pero finalmente decide seguirme hasta cruzar más allá del confesionario.

-Qué quieres?-gruñó él en la entrada de la oficina del sacerdote

-Entra-ordené tomándolo por la corbata

-Oye!-se quejó alterado

-Silencio-demandé en respuesta- Quítate el pantalón-añadí finalmente soltando su fea corbata y me alejé para buscar en mueble de la derecha algo decente con lo cual ese tonto pudiera cambiarse.

Bueno, sería ropa de sacerdote, pero seguía siendo mejor que lo que estaba usando.

-QUÉ DEMONIOS?!-gritó escandalizado haciéndome girar para verlo a los ojos-Si pensabas abusar de mí, debiste decírmelo antes. No soy un hombre fácil!-dice cubriéndose el pecho con las manos.

Qué?

-Estás loco?.- alcancé a decir con el rubor en las mejillas- Solo cámbiate de una vez y deja ya de decir tonterías-le respondí lanzándole un pantalón de tela negra.

Idiota! Si no estuviera en una iglesia ya me las pagaría.

Afortunadamente, regresamos a tiempo para la boda. Sango y Miroku lucen muy felices cuándo dan el sí y durante el resto de la fiesta.

-Chicas solteras-anunció el animador del evento que estaba por terminar pasada la medianoche-Ahora la novia lanzará el ramo!

Todas nos reunimos y tras varios amagues de Sango, el ramo finalmente vuela hacia donde estamos, casi directamente a mis manos.

-Oye Sango, ten más cuidado!-lo escucho decir con incredulidad-Un poco más y lastimas a mi Kagome!

InuYasha está tan ebrio que apenas puede mantenerse en pie. Y apenas probó el licor.

No hay duda de que es un tipo problemático. Sexy y problemático.

A pesar de su aparente estado etílico ha atrapado el ramo y sonriendo me lo ofrece.

-Oye, puedo casarme contigo?-dice él entre hipos poniéndome el ramo en las manos- Realmente quiero oírte decir que me quite los pantalones de nuevo.

InuYasha eres un idiota!!!