Ranma ½ no me pertenece.
.
.
.
.
Fantasy Fiction Estudios
presenta
.
.
.
.
Distancia
.
.
.
.
Akane despertó del sueño de criogénesis poco a poco. Pestañeó con lentitud y se acostumbró a la luz blanca y suave de la nave en el exterior de la cápsula. Le tomó varios segundos recordar su propósito y su viaje, pero cuando recobró del todo el sentido, oprimió el panel invisible desde dentro de la cápsula y la compuerta se abrió con un silbido descompresor.
Akane se incorporó. Todavía estaba un poco mareada por la fuerte dosis de melatonina y químicos que había recibido su cuerpo. Movió la cabeza a un lado y al otro, las curvas suaves y la estructura minimalista de la nave permanecía exactamente igual. Ella, por otra parte, aún conservaba los resabios de haber viajado más tres mil años en el tiempo, y millones de años luz en el espacio.
—Computadora —llamó en un susurro.
Tenía la garganta seca y rasposa y el tono no concordaba con el archivado por la computadora de la nave, así que la inteligencia artificial no respondió. No había pensado en ese detalle al trazar su plan.
Salió con cuidado de la cápsula, moviendo lentamente los brazos y las piernas. Se aclaró la garganta un par de veces y se frotó el rostro con fuerza. Si sus cálculos habían sido exactos, había despertado justo después de que la nave cruzó la atmósfera. Estaría entrando al espacio aéreo japonés en veinte minutos.
—Computadora —probó de nuevo, intentando sonar clara.
El comando respondió y una lucecita clara brilló en la pared lateral.
—Computadora de la nave Nozomi CM2741X. Activa y esperando indicaciones.
—¿Dónde estamos, computadora? —preguntó Akane.
—Cuadrante K81, espacio delta 4 WTR del espacio conocido por la Federación Aeronáutica de la Nueva Humanidad. Año del universo conocido 4503 miles de millones. Galaxia de la Vía Láctea, Brazo de Orión, Cinturón de Gould, Planeta Tierra.
Akane juntó las manos, entrelazando los dedos para que no le temblaran.
—Computadora —ordenó—, indica el año actual según la medición terrestre occidental.
—Año actual según la medición terrestre occidental: 2040.
Se cubrió la boca con una mano y dobló el cuerpo, respirando con dificultad. Su ritmo cardíaco aumentó de golpe y la cabeza le dio vueltas. Intento serenarse repitiéndose palabras claras y cortas. «El plan», «Ranma Saotome». «La Tierra».
Lo había logrado.
Se alzó de nuevo, limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano y sorbiendo por la nariz para controlar la emoción.
—Computadora… Búsqueda en el archivo universal. Nombre Ranma Saotome.
—Buscando en el archivo universal de Tierra 2, Nueva Humanidad…
Akane esperó. Unos segundos después, un sonido breve indicó que la computadora iba a hablar.
—Ranma Saotome. Se requiere desambiguación. Puede tratarse de: 1 Ranma Saotome, estadounidense, hijo de inmigrantes japoneses, autor de novelas de misterio. 2 Ranma Saotome, personaje de ficción creado por la mangaka Takahashi Rumiko. 3 Ranma, alter ego creado por la comediante Ranko Saotome, véase Ranko Saotome. 4 Saotome Ranma, salvador de la humanidad. 5 Saotome Ranma, hijo de…
—Computadora, detente —ordenó Akane con la voz un tanto aguda. Había olvidado la anteposición del nombre familiar que todavía usaban sus ancestros en esa época—. Computadora, nueva búsqueda en el archivo universal. Saotome Ranma. Desambiguación, 4.
—Saotome Ranma, salvador de la humanidad. En el año 2045 Saotome Ranma puso en marcha un plan para salvar a la humanidad ante la inviabilidad de la vida en el planeta Tierra. Ayudado por los científicos Tendo Komuri, Shitaka Taro, Tomizawa Kaori, Udewame Kenji y lo que se denominó el grupo de Tokio, véase Universidad Todei, Instituto de Ciencias Físicas, elaboró un plan para explorar el espacio en busca de un planeta habitable. La evacuación comenzó en el año 2050 rumbo al planeta C23XTB56, denominado posteriormente Tierra 2. En el proceso se perdieron 20 millones de…
—Computadora, suficiente —la cortó Akane.
Nada había cambiado todavía, su plan conservaba una integridad que podría denominar del 99%. Se cubrió los ojos con una mano y respiró profundamente.
Como todo niño del planeta Tierra 2, había conocido la vida y las hazañas de Ranma Saotome, el salvador de la humanidad, el hombre que había liderado a un grupo de científicos, políticos y catedráticos que le habían dado a la humanidad una segunda oportunidad, y la posibilidad de sobrevivir. En ese entonces, su nombre era Komuri Ishikawa, una niña curiosa e inteligente, que se había creído importante porque sus padres le habían puesto el nombre de uno de aquellos científicos. Poco a poco, a medida que crecía, fue interesándose más y más en la vida de Ranma, en su extraordinaria existencia posterior al año 2045, pero también en su historia antes de ser el hombre más famoso del planeta.
De a poco, a medida que crecía y su interés por la ciencia igualaba a sus deseos de conocer a aquella figura legendaria, investigó cada detalle de la vida de Ranma Saotome. Leyó todo el material disponible, la copia de sus antiguos diarios que se habían conservado en el museo de la Gran Capital de la Humanidad; las recopilaciones de sus conocidos, familiares y allegados en forma de memorias; las notas de prensa de la época, o por lo menos, las pocas que se habían salvado luego del éxodo de la humanidad; todo, absolutamente todo. Reconstruyó cada trozo de su existencia, estudiándolo como personalidad y también como humano, como japonés en su contexto histórico. Y como hombre.
A los veinte años, cuando ya había comenzado sus estudios en física aeroespacial, pudo confesarse a sí misma que estaba obsesionada con Ranma Saotome. A los veintiocho, al terminar su carrera universitaria, aceptó que se había enamorado. De la misma forma en que otras chicas suspiraban por los personajes ficticios de una novela romántica, ella se había enamorado. Solo que, en su caso, el receptor de todos aquellos apasionados sentimientos era una figura de carne y hueso. No importaba que hubiera muerto hacía miles de años, para ella era tan real como las naves que surcaban el espacio, o las páginas de su diario que la habían mantenido despierta durante noches enteras en la biblioteca de la Gran Capital.
Se había enamorado, y como toda mujer enamorada, estaba segura de que no existía nadie para ella en todo el universo más que Ranma. También, al igual que toda mujer enamorada, solo anhelaba una cosa: estar con él. Y en su época y contexto, aquello era posible.
Cuando cumplió treinta años, sus padres murieron en un accidente en el espacio y ella decidió por fin poner en marcha el plan que había soñado durante mucho tiempo. Bautizó a su proyecto secreto como «Akane Tendo», se cambió el nombre a Akane, se cortó el cabello y adaptó sus rasgos físicos todo lo posible para parecerse a la esposa fallecida de Ranma. Era una locura, pero estaba desesperada, y no tenía nada que perder.
Compró una pequeña nave espacial con la herencia de sus padres y la adaptó para el largo viaje por el espacio y el tiempo. Hizo los cálculos y volvió a repasarlos, viajaría por un agujero de gusano desde el cuadrante gamma hasta el delta, siguiendo la ruta de sus antepasados cuando abandonar Tierra 1. Aceleraría hasta warp 10, para alcanzar la velocidad apropiada en que podría curvar el espacio a su alrededor para pasar de una época a la otra. Todo podía fallar, por supuesto, sus cálculos eran teoría y esperanza solamente, y podría perder la vida en el proceso. Pero no le importaba.
—Coordenadas 35000° de latitud norte, 1360000° de longitud este —avisó la computadora con voz monocorde, sin emoción—. Nozomi está acercándose al mar de Japón. Prepárense para el aterrizaje en cinco minutos.
Akane obedeció y se sentó en la silla del piloto, ajustando la barrera de protección alrededor de su cuerpo.
—Por favor, Ranma… Por favor, enamórate de mí —susurró con los ojos cerrados.
.
.
.
—Aterrizaje exitoso. Parque Akigase, prefectura de Saitama. País, Japón —anunció la computadora de la nave.
Y se quedó en espera de las siguientes instrucciones. Akane abrió los ojos, el corazón le latía con rapidez y sentía el cuerpo afiebrado.
—Com-Computadora —balbuceó—… Computadora, activa protección, camuflaje: invisibilidad.
—Invisibilidad, activada.
Se levantó lentamente.
—Computadora, hora y fecha local. Condiciones climáticas.
—28 de julio de 2040, 3 de la mañana con 25 minutos, hora local. 25 grados centígrados. Lluvias.
Akane se había preparado para la eventualidad. Había fabricado un paraguas de la época siguiendo las fotografías y dibujos arcaicos que había encontrado. También investigó la moda de la época para disponer de un conjunto, quería pasar desapercibida y no resaltar como un bicho raro. Se cambió de ropa lentamente y rogó porque el dinero que había fabricado pareciera auténtico.
Antes de salir de la nave dio una última orden a la computadora.
—Computadora, indica porcentaje de éxito del proyecto secreto Akane Tendo.
Esperó durante un par de segundos, que parecieron eternos.
—Porcentaje de éxito del proyecto secreto Akane Tendo: 21 %.
Akane no dijo nada y se aferró a ese poco de esperanza.
.
.
.
El aire era extrañamente límpido y el color del cielo le dio escalofríos. Akane alzó el rostro y se mojó con la lluvia antes de utilizar el paraguas. Anduvo con rapidez cruzando el puente Hanekura y tomó el metro aéreo hasta Nerima. Sus botas, la única cosa que no había cambiado de su atuendo, eran brillantes y pulidas, como la superficie de un espejo, y le atrajo miradas innecesarias. Acostumbrada a las maneras y costumbres de su época, no habló con nadie ni respondió los saludos o las sonrisas amables de la gente más anciana. Estuvo a punto de perderse en el entramado de callecitas angostas y abarrotadas de cosas que era el centro de Nerima. Ninguna casa tenía número en la puerta, pero se guio con la pantalla que se proyectaba en la palma de su mano para llegar a la intersección donde se encontraba el dojo de la familia Saotome. Frente a la antigua puerta de madera, su corazón golpeteó con mucha más fuerza contra sus costillas, cortándole la respiración.
—Por favor, Ranma, por favor… —susurró para sí en voz muy baja.
Abrió la puerta y entró, sin llamar, tal y como se acostumbraba a hacer en su tiempo. Hacía rato que el paraguas se le había desecho y lo había arrojado a un contenedor de basura, así que estaba completamente empapada, con el cabello corto pegado a la frente y aplastado contra sus orejas. Debía presentar un espectáculo lamentable cuando Ranma la vio.
La casa era antiquísima y él estaba sentado en el entarimado del jardín, con un vaso de lo que ella supuso que era sake, su bebida favorita, en una mano. Alzó el rostro y la miró, a ella, una especie de aparición en medio de la lluvia de un día de verano. Apenas comenzaba a amanecer, pero las nubes grises cubrían el firmamento y oscurecían la mañana.
Él era mucho más apuesto en persona, eso fue lo primero que Akane pensó. Usaba una camiseta blanca que dejaba al descubierto sus brazos musculosos y fuertes, y el cabello trenzado le caía por el hombro. Sin embargo, lo más llamativo era su rostro atractivo y muy masculino, y sus ojos azules, brillantes, inquisidores. Ni las fotografías o los cuadros, los hologramas o las enormes estatuas que adornaban el centro de la Gran Capital habían logrado captar verdaderamente su mirada, que cortaba la respiración.
Él la miró, pero no habló. Y Akane bajó los ojos, avergonzada por el torrente de emociones que le inundaban el pecho.
—Soy… Soy Akane Tendo —dijo—. He vuelto, Ranma…
Él siguió mirándola sin expresión. Despegó los labios.
—¿Qué mierda de pesadilla es esta? —dijo.
—Soy Akane…
—Tú no eres Akane —la interrumpió.
En eso tenía razón, no era su Akane, su esposa, que había muerto hacía poco tiempo. Pero podía ser otra Akane para él.
—Yo… he viajado en el tiempo. Vengo desde el futuro porque quería conocerte, Ranma Saotome. Yo te…
—No bebí tanto, ¿o sí? —la interrumpió Ranma hablando consigo mismo. Observó el vaso en silencio, sin prestarle ninguna atención.
Ella dio dos pasos, tres, hacia él. La lluvia menguaba de a poco.
—¡Ranma! Soy Akane.
Él la miró con un gesto osco.
—No sé quién mierda seas tú, pero no pronuncies el nombre de mi esposa —sentenció.
Se puso de pie y avanzó hacia ella con rapidez. La tomó por el cuello con una mano.
—¡Nunca!... ¡¿Me has entendido?!
Respiró agitado y después frunció el ceño al comprobar que ella era de carne y hueso y podía tocarla.
—Me estoy volviendo loco…
—No, Ranma. Por favor, escúchame.
—Tengo que despertar —dijo él con fuerza, alejándose—. Mi hija tiene que levantarse para ir a la escuela en unas horas, ¡tengo que despertar!
—Ranma…
—¡Vete! ¡Tú no eres Akane!... ¡Vete! ¡VETE!
Akane corrió hacia la puerta y salió. Se resbaló con los charcos en la entrada y cayó de rodillas al suelo. Lloró, con las lágrimas mezclándose con la llovizna y el corazón destrozado. Todo había salido mal y todo era su culpa. Nunca debió intentar reemplazar a Akane, ¿no sabía acaso que ese era el amor de la vida de Ranma? ¿No sabía que permaneció solo y recordándola por siempre, incluso después de convertirse en leyenda y ser el hombre más aplaudido y admirado de todo Tierra 2?
Su plan estaba destinado al fracaso.
Quizás, incluso, había echado a perder el futuro de la humanidad y su única esperanza de sobrevivir.
.
.
.
Entró a trompicones en la nave y habló con voz llorosa.
—Computadora, no desactives el camuflaje de invisibilidad.
—Camuflaje 100 %, invisibilidad 100% —fue la respuesta.
Akane se desplomó en el suelo de la nave hecha un ovillo, abrazándose las piernas muy juntas, con el cuerpo trémulo por las lágrimas y el dolor.
—Computadora… —dijo y sorbió por la nariz para controlar el llanto—. Búsqueda en el archivo universal. Saotome Ranma. Desambiguación, 4.
Pasaron tres segundos y la voz monocorde inundó la nave espacial.
—Saotome Ranma, salvador de la humanidad. En el año 2045 Saotome Ranma puso en marcha un plan…
Akane dejó caer el rostro en las manos, aliviada. Al menos no era la responsable de la extinción de la vida en el planeta. ¿Qué hubiera sucedido si cambiaba algo y todo su futuro se arruinaba por completo? Y junto con ella, el de millones de otras almas.
La computadora continuó.
—… Ayudado por los científicos Tendo Komuri, Shitaka Taro, Tomizawa Kaori…
—¡Computadora, detente!
Akane alzó el rostro y respiró agitada. Se puso de pie.
—Computadora, nueva búsqueda en el archivo universal. Tendo Komuri, científica.
—Tendo Komuri, doctora en Física y Física Aeronáutica. Doctora en Física de partículas, Universidad Todei, Japón. Se desconoce el año de egreso. Científica que ayudó al salvador de la humanidad, véase Saotome Ranma, en la evacuación del planeta Tierra durante la catástrofe…
—¡Computadora! —la interrumpió una vez más—. Nueva búsqueda en el archivo universal. Komuri Ishikawa, Tierra 2, Gran Capital de la Humanidad.
Tres segundos más tarde, la computadora respondía con la misma laxitud de siempre, sin darse cuenta de que lo que estaba a punto de decir cambiaría el curso de toda la historia.
—Komuri Ishikawa, hija de Masato Ishikawa y Anne Ishikawa. Nacida en 3124 D.E., después del éxodo. Doctora en Física Aeroespacial por la Universidad Saotome de la Gran Capital de la Humanidad en Mebo sur. Se doctoró en 3148. Desapareció en marzo de 3155, fue dada por muerta en 3156. No hay más datos para mostrar.
¿Desaparecida? Si la habían dado por muerta, eso significaba solamente que nunca había vuelto a su tiempo.
—Komuri Tendo… —murmuró.
La doctora Komuri Tendo, que había sido parte del grupo que lideró Ranma Saotome para salvar a la humanidad.
—Yo soy Komuri Tendo —sentenció.
Se dejó caer en el asiento del piloto de la nave. Se dio de palmadas en las mejillas. Todo ese tiempo había vivido como una adolescente enamoradiza y tonta. Era momento de dejar de pensar como mujer, y pensar como científica.
—Computadora —ordenó con fuerza—, necesito que me teletransportes a un edificio. Haz los cálculos, introduciré las coordenadas y te daré un mapa detallado.
.
.
.
Apareció en la entrada del dojo. Se había puesto la misma ropa que usó para criogenizarse, un overol que se ajustaba a su figura y se cerraba debajo de la barbilla. Sus movimientos eran seguros y medidos. Avanzó con fuerza y abrió la puerta corrediza. Entró en la cocina, donde Ranma estaba cortando los vegetales para la cena.
Él la miró con asombro, abrió la boca para hablar, pero ella lo interrumpió.
—Ranma Saotome, me disculpo por el error que hubo en la anterior aproximación. Lo que creímos más conveniente para proteger tu cordura no resultó. Mi nombre es Komuri Tendo, soy una descendiente tuya en el futuro.
Consideró que mentir era razonable, esa era la única manera de explicar que conociera tanto sobre él y su marcado parecido con su esposa. Siguió hablando, sin dejarle lugar a una interrupción.
—He viajado en el tiempo para ayudarte a salvar a la humanidad de una catástrofe terrible —anunció—. La muerte de tu esposa fue solo la primera de muchas. Un virus de dimensiones nunca antes vistas azolará a toda la población en pocos años, aunque las muertes ya se presentan en la actualidad. Tú serás el salvador que nos guie a todos a un nuevo planeta seguro, y yo seré la científica que te ayude a lograrlo.
Habló de corrido, casi sin tomar aire. Cuando terminó extendió la palma de la mano frente a ella y permitió que la computadora reprodujera los videos del archivo que se había salvado luego del gran éxodo. La hambruna, la guerra, la muerte, las enfermedades, todo estaba allí, en aquellos pocos segundos que habían sido rescatados y anexados al archivo universal.
A Ranma se le cayó el cuchillo con el que trozaba las verduras. Pestañeó varias veces y sacudió la cabeza.
—Debo estar soñando. Debo estar…
—¡No estás loco! —lo interrumpió Komuri—. Por favor, déjame explicarte todo… para que juntos podamos crear un futuro mejor para tu hija, y para todo el planeta.
Ahora lo entendía, por fin podía encajar las piezas. Por qué Ranma se había convertido en el portavoz del plan de evacuación si no era un científico. Ahora comprendía por qué Komuri Tendo y unos pocos amigos más habían sido sus confidentes y su única familia. Y comprendía por qué había sentido siempre que su papel en el universo estaba junto a Ranma Saotome, aunque de una manera muy diferente.
—Lo cierto es que… de joven viví cosas mucho más extrañas que esta —dijo por fin Ranma.
—¿Te refieres a tu maldición?
Él la miró perplejo y asustado. Komuri bajó los ojos, sonrojada.
—Lo siento —se disculpó—. La verdad es que lo sé todo sobre ti.
Ranma suspiró.
—Pero yo no sobre ti. ¿Te importaría sentarte y explicarme lentamente todo lo que dijiste antes? —le preguntó—. Por cierto, espero que te guste la sopa de miso.
.
.
.
.
FIN
.
.
.
.
Nota de autora: Hoy Noham me dio la palabra «espacio» y escribí esta pequeña historia. Debo decir que la inspiración principal para este capítulo fue la historia tan hermosa y única que escribió ayer Noham, Viaje a Tokio. También todo lo que me cuenta sobre los videos raros de física que siempre ve (aunque yo no entiendo mucho del tema, jeje) y los cuentos de Isaac Asimov, que tanto le gustag leer. En una palabra, mi inspiración fue Noham y esta historia es para él mucho más que todas las otras que escribí antes.
Muchas gracias a todos los que leen todos los días y los que me regala un comentario: Gatopicaro, Arianne, Rash24, Guest, Juany, Psicggg, Vero, Rowen y Noham.
Nos leemos.
