Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.
Palabras: 1430.
11.- Cena romántica
El paseo matutino con Jagged transcurrió entre monosílabos gruñidos y alabanzas hacia Julien N'Guyen, para finalizar con un «a Penny no le interesa ese idiota» a las puertas del hotel. No habían logrado hacerle admitir que la quería, pero creían haber hurgado lo suficiente en aquel punto débil de su seguridad en sí mismo como para hacerle ver que podría perderla.
Penny, que les esperaba en el vestíbulo, se vio arrastrada hasta un rincón por un Jagged malhumorado. La vieron asentir sorprendida y observarle mientras se metía en el ascensor pisando con fuerza, cuando se les acercó parecía haberse recompuesto.
—¿No ha ido bien el paseo? —les preguntó con suavidad.
—Hemos estado hablando de música.
Frunció el ceño confundida la música siempre le ponía de buen humor, a no ser que surgiera XY en la conversación, pero dudaba que a aquellos dos muchachos les gustase aquel idiota.
—Bueno... ¿qué os gustaría hacer durante el resto del día?
Si alguna vez le hubieran dicho que iba a acabar haciendo de canguro de los hijos de Jagged no se lo habría creído, eso estaba totalmente fuera de sus competencias, pero como tantas otras cosas lo haría sin rechistar.
—¿Nos podemos quedar aquí? Nos gustaría que nos hablases de él.
Subieron los tres a la suite doble que originalmente debería de estar ocupando ella. Tantearon con cuidado el campo de la vida amorosa de su padre y, aunque parecía incómoda con el tema, les respondió de un modo bastante sincero. Hablar con ella era muy sencillo.
Pidieron algo para cenar para ambos porque Penny dijo que prefería esperar a Jagged y que ya cenarían en la suite a su regreso. Luka, con habilidad, sacó el tema de Alec y sus llamadas que provocaban que su padre se enfadase, Penny sacudió la cabeza y les contestó con un sencillo «es complicado». Admitieron que le habían estado hablando de Julien N'Guyen y ella suspiró cuando las piezas encajaron. A Juleka y Luka les habría gustado hurgar un poco en el tema, pero su móvil interrumpió la amena conversación. Era Jagged que había regresado y la reclamaba en la cafetería para hablar sobre algún tema aburrido de trabajo, ella se disculpó al dejarlos a solas.
Juleka propuso encargarles una cena romántica en la suite, incluso llamó al servicio de habitaciones, pero tuvo que ser rescatada por su hermano al ponerse a murmurar palabras incompletas. Luka pidió que, a parte de la cena, llevasen velas y flores, porque no sería una cena romántica sin ese par de detalles especiales. Con todo listo desearon que llegase la mañana para descubrir el resultado de su plan.
A Penny le sorprendió ver a Jagged de tan mal humor, no se atrevió ni a preguntarle qué le pasaba. Las conversaciones sobre trabajo siempre se alargaban, sin embargo, aquella apenas duró media hora. Jagged farfulló que era mejor volver a la suite y ella deseó que eso implicase poder cenar al fin, porque estaba muerta de hambre.
Jagged abrió la puerta, se quedó congelado bloqueando su campo de visión. Penny había preparado aquello y él de un humor de mil demonios, merecía que le mandase a la mierda. Se giró y le sonrió.
—Cámbiate de ropa y cenemos —murmuró el músico de un humor un poco mejor.
Penny se sorprendió ¿Jagged había encargado la cena para dos? Si incluso había velas y flores. Se metió en la suite y sacó el único vestido elegante que había llegado pensando en a saber qué.
Al regresar al salón se lo encontró bien vestido encendiendo las velas con el mechero que iba siempre con él. Se frotó el brazo nerviosa, se estaba haciendo ilusiones como una idiota.
Con la cena delante parecía estar más abierto a hablar, también se le veía mucho más tranquilo.
—No tengo ningún interés en él. —Jagged la miró con el ceño fruncido—. Me refiero a Julien. Los chicos me han dicho que habéis estado hablando de él, por eso estás de tan mal humor, ¿verdad?
—No.
—No quiero trabajar para él, ni hoy, ni mañana ni nunca. Ya te lo dije una vez.
—Vamos, Penny —refunfuñó soltando el tenedor—. Seamos realistas, trabajando para él tendrías una vida infinitamente más tranquila y perderías de vista a Bob. ¿Cómo no ibas a querer algo así? Hasta yo lo querría.
—La tranquilidad y perder de vista a Bob no son tan importantes para mí como piensas —rebatió ella mirándole a los ojos—. Trabajando contigo me divierto, puedo hacer muchas cosas diferentes cada día, me da seguridad saber que si necesito un día libre no me montarás una escena y... me siento cómoda.
»¿Que sería más relajado pasarme el día en un despacho repantingada en una silla de ejecutivo y con un horario de ocho horas? Sí, eso no te lo voy a discutir. Pero me moriría del aburrimiento.
»¿Por qué parece que quieras que me vaya? ¿Es que ha cambiado algo? ¿Ya no quieres que trabaje para ti? Porque si es así me lo puedes decir abiertamente —soltó intentando contener sus propios temores—. Somos adultos, ¿no? Pues háblame claro, aunque sólo sea por una vez, Jagged.
Se había puesto a la defensiva y no podía decir que no la comprendiera. Estaba de un humor de perros con su ansiedad plantando un montón de escenarios desastrosos en su mente, era casi como si quisiera empujarla a irse.
—Eres una mujer inteligente —declaró pausado—, creía que serías capaz de captar el mensaje.
—¿Qué mensaje? Me paso las horas tratando de descifrarte y no es fácil hacerlo. ¿Quieres que me vaya?
—Déjalo ya, Penny.
Ella dejó escapar un suspiro exasperado, soltó la servilleta sobre la mesa y se levantó de manera brusca. Jagged la miró sorprendido mientras recuperaba el móvil que había dejado boca abajo y en silencio para cenar.
—No tengo hambre —murmuró molesta—. Que te aproveche la cena.
El portazo que dio al salir retumbó en su pecho, pero fue incapaz de levantarse e ir tras ella para aclararlo antes de que la situación se enquistara.
Penny llamó a la puerta de Pierre, que le abrió casi al instante, y saltó al interior de la suite sin esperar a que le diera permiso para entrar.
—¿Te has puesto así de guapa para mí?
La broma la hizo sollozar, Pierre alarmado, rodeó su cintura y la llevó hasta el sofá del centro de la suite. Tomaron asiento y la refugió entre sus brazos como si fuera una niña.
—Cariño, ¿qué ha pasado?
—Es un idiota y le odio.
Pierre rió ganándose un manotazo en el muslo.
—Es un idiota, pero no le odias. ¿Qué ha hecho? O ¿qué no ha hecho?
—Yo sólo quería que fuese claro.
—Vale, cariño, desde el principio.
Penny inspiró hondo y abrió espacio entre ellos, tenía los ojos llorosos, pero su expresión era de una tozuda dignidad que le hacía admirarla.
—Cuando hemos subido a la suite la cena estaba sobre la mesa, incluso había velas y flores. Me he cambiado de ropa para cenar, él ha encendido las velas.
»Soy idiota —murmuró frunciendo el ceño—. Aunque estaba de mal humor creía que... ¡no lo sé! Pensaba que a lo mejor...
Suspiró. Pierre sabía cuales eran las palabras que no se atrevía a decir y comprendía que se hubiera hecho ilusiones al ver aquella puesta en escena.
—Pero entonces ha empezado a hablar de las ventajas de trabajar para Julien N'Guyen, le he dicho que no quería trabajar para él. Le he pedido que fuera claro conmigo y...
—Y no lo ha sido.
—¡No! Y me he ido, Pierre, le he dejado allí plantado con la cena y las velas.
—Sobrevivirá. Eres una persona maravillosa Penny, si no es capaz de verlo le regalaré unas gafas graduadas con la Torre Eiffel en las patillas.
Dejó escapar una risita algo más tranquila.
—¿Puedo dormir contigo esta noche? No tengo ganas encontrarme con él.
—Claro que sí, saca lo que quieras de mi armario, no puedes dormir así.
—Gracias, eres el mejor.
En la suite doble de enfrente Jagged seguía mirando la puerta por la que Penny había salido sin acabar de comprender qué había ocurrido. Su móvil tintineó sobre la mesa, lo revisó y abrió el mensaje de Pierre que acababa de recibir:
Penny está bien, está en mi suite. Va a dormir aquí, dale el espacio que necesita ahora mismo ya hablaréis por la mañana.
Jagged se sintió aliviado, si estaba con Pierre estaría bien. Así él también podría pensar en lo que había ocurrido con tranquilidad y, con suerte, alcanzar a comprenderlo.
Continuará
Notas de la autora:
¡Hola! Hoy es el día de cuando planeas algo con esmero y todo sale al revés.
Nos leemos mañana.
