Personajes Krum, Harry y Ron.

Aviso de alusión a relaciones sexuales entre hombres.


Mundial de quidditch, 2018

— La final de hoy vuelve a enfrentar a Inglaterra y Bulgaria. Es la tercera final entre estas dos selecciones en los últimos años, el desempate definitivo tras una victoria para cada país. Y la última vez que veremos en el mismo campo de juego a Potter y Krum, porque los dos buscadores se retiran este año. Señoras y señores, ¡este es el partido del siglo!

El estadio rugió. Ron lo sintió en el estómago, la tensión del público, la emoción, todo mezclado con sus propios sentimientos. Levantó un poco los ojos y lo miró, unos metros más arriba Harry observaba concentrado al árbitro a punto de soltar la snitch. Verlo así, sabiendo que era el último partido que jugarían juntos... le daba una pena infinita.

Se habían incorporado a los Chudley Cannons nada más acabar la escuela. Durante los dos primeros años, ambos habían sido suplentes, Harry sufriendo por estar siempre a la sombra del buscador titular, ese mismo al que ahora se enfrentaba en su último partido.

Buscó con la mirada a Viktor. Con 42 años, era el buscador con más años en activo en ese momento. Aparentemente, seguía físicamente a tope, pero él sabía que no, que el pago por ser el mejor buscador del mundo durante más de dos décadas era haber sido todo ese tiempo el objetivo de los golpeadores rivales. Había muchas lesiones y muchas cicatrices allí, aunque Harry no le iba a la zaga.

A pesar de ser más joven, el buscador inglés arrastraba también su buen número de lesiones, más un problema cardíaco a consecuencia de todo lo que había pasado en la guerra. Para los sanadores, debería haberse retirado mucho antes.

Y él... él seguiría jugando. Por ellos.

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Llegaron a casa de madrugada. Las celebraciones seguían, los más jóvenes del equipo no descansarían hasta ver salir el sol, el subidón de la victoria. Ellos lo habían disfrutado, por supuesto, pero la verdad era que la verdadera celebración estaba allí, entre las paredes de su pequeña casa en el campo.

Harry se abalanzó sobre él en cuanto se aparecieron en el salón, aupándose a sus caderas para pasarle los brazos tras la nuca y besarle de un modo abrasador. Era un beso concentrado, denso, intenso, para sustituir a todos los que no le había dado en el vestuario tras el partido o durante la celebración.

Lo sujetó fuerte contra él y, haciendo un alarde de forma física, lo acarreó hasta el dormitorio en el piso superior sin dejar de besarle. Tantos años juntos y aún seguía dejándose arrastrar por la energía inagotable de Harry cuando se trataba del sexo.

De los dos, la gente pensaba que él era el tío grande de carácter fuerte y pocas palabras. Harry era el animado, el de la conversación y las risas. Poca gente sabía que ellos vivían juntos, mucho menos que eran pareja, y que tras las paredes de su casa, Harry era el fogoso temperamental y él el paciente.

En ese momento no se trataba de sexo mimoso, sino que más bien era energía de polvo a lo bruto, así que Ron sacó la varita de su manga y los desnudó con un hechizo. Harry se lo agradeció susurrando "cama". Y cayeron en el amplio lecho con fuerza, él encima, con la mano morena agarrada a su más que interesado pene.

— Si sigues haciendo eso es posible que esto no dure mucho, Harry —jadeó, lamiendo su cuello.

— Soy fan de las segundas rondas, ya deberías saberlo —le contestó, dándole un apretón que Ron contestó con un mordisco que dejaría marca.

Con la confianza de los años, Harry cogió la varita olvidada sobre la cama e hizo los hechizos de estiramiento y lubricante. Ron sonrió y, sujetando sus tobillos sobre sus hombros, se empujó dentro de su pareja sin mucha ceremonia, pero con sus ojos conectados.

— ¿Crees que vendrá? —preguntó Harry entre jadeos.

Ron dio un empujón más fuerte y se agachó a besarlo.

— Tiene el flu abierto y aún puede aparecerse aquí.

— Enhorabuena —intervino una voz ronca—. ¿Os he dicho como me gusta vuestra manera de celebrar las victorias?

Los dos giraron el cuello para seguir a la voz hasta la figura menuda vestida con una túnica borgoña, sentada en una butaca a unos pasos de la cama.

A Harry le brillaron los ojos y Ron, en contra de lo que cualquiera podía esperar, no sintió ni una gota de celos. Lo mejor de los enfrentamientos eran los reencuentros. Por la mañana tendrían que hablar de cuál sería la excusa a partir de ahora, pero en ese momento disfrutaría de ver a Viktor desnudarse y subir a la cama con ellos. De las caricias suaves en su espalda mientras volvía a follar a Harry. De los besos que recibía y los que los otros dos se daban. Y de ser estirado lentamente para permitir a Viktor participar también en su particular celebración.


Krum queda bien como unicornio. Si no sabéis a qué me refiero, toca googlear.