Capítulo 26 La nueva pareja del San Pablo.

La semana había terminado sin más contratiempos para los rebeldes del San Pablo.

Al fin el quinto domingo había llegado.

Erik se la pasó en su recámara desde qué había vuelto del hospital. Fingió ante Terry y los demás qué no le interesaba socializar por el dolor en su hombro.

El rebelde no le creyó pero tampoco quiso insistir. Conocía a su amigo, tarde o temprano se acercaría a él para contarle qué lo afligía.

Además Terry también tenía sus cosas, seguir entrenando para ganar y los preparativos para el salón de apuestas clandestino qué colocarían en la fraternidad para la competencia.

Donde no sólo podrían apostar los alumnos sino hasta los padres. No era nuevo, cada año era lo mismo y las hermanas no estaban enteradas.

Aunque este año tendría qué idear cómo mantener la clandestinidad pues con eso de qué ya les habían puesto una monja a dar su rondín cada hora, debían hacer todo lo posible para deshacerse de dicha monja durante la competencia.

Tempranito y terminando la misa dominical todos los miembros del comité se reunieron en la fraternidad para ultimar detalles. Por supuesto Terry cómo buen líder llevó la batuta y recapituló lo qué harían ese día.

-Bien gemelos, se encargará de convencer a su tía de ser la encargada de cuidar la fraternidad los días de la competencia y qué no nos eche de cabeza.

-Sí Terry. Seguro aceptará si le conseguimos el Rosario de plata bendecido por el Arzobispo de Cartenbury.

-Bien. Con las ganancias se lo compraremos. Anotalo Toby.

-Anotado.

-Las boletas ya terminé de hacer los borradores. Saliendo de la comida con mis tíos los llevó a la imprenta. Sólo necesito el dinero.- comentó Bastian.

-Toby, si ya tienes algo dale lo qué necesite Bastian.

-Terry, si gustas el tío abuelo,me cambió el giro de Michelle. ¿Se lo doy a Bastian ?

-No Stear. Por favor dáselo a Mr Maxwell para qué hoy compré un caja fuerte. No te ofendas, pero la tuya fallaba demasiado. Mientras tanto guardaremos el dinero en mi habitación.

-Excelente idea.

-Esta bien.

-Bien chicos, si no hay más. Me retiro. Buenos días. Disfruten su sacro quinto domingo.

-Hasta luego.

Los chicos se despidieron y cada uno tomó su camino. En el caso de los Cornwell se quedarían pues no tenían permiso de salir. De hecho Albert les ordenó cuidar a los caballos junto con Candy.

Erik tampoco podía salir y se quedó encerrado en su cuarto. Y Terry tampoco tenía permiso, pero ya saben se manda sólo.

-Terry ¿No desayunaras?

-No Toby. Quiero irme ya para regresar temprano, además no tengo ganas de soportar las idioteces de Neal.

-¿Saldrás? Pensé qué estabas castigado.

-Sí, pero debo hacer unos pendientes e ir a la mansión a recoger a mi hijo.

-¡¿Cómo?! ¿Tienes un hijo?

-Es un cuatí albino.

-Ah ya entendí.

-¿Tú también saldrás?

-Sí, mi mamá vendrá a pasar el domingo conmigo. Estoy muy emocionado por contarle lo bien qué he sido recibido y el gran puesto qué tengo.

-Me alegro por ti. Saludamela

-Claro qué si. Nos vemos en la cena Terry.

-Hasta luego.

Toby entró a su habitación y cerró con llave. Le daba terror qué Neal pudiera entrar a molestar.

Tomó su silla para colocarla junto a la pared. Después se subió en ella y miró por la pared a través de un orificio qué hizo para intentar ver y escuchar a Neal.

Apenas se veía. Pero lo suficiente para darse cuenta qué sólo estaba sentado leyendo un libro.

-Milagro hoy no está maldiciendo cómo otros días. Pero ya te atraparé en una Neal, estoy seguro qué algo tramas y nos se porque, lo harás en la competencia. Debo saber qué es.

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Establos

Los Conrwell y Candy obedeciendo La tío abuelo ya estaban terminando de alimentar a los caballos. Cuando de pronto escucharon la desagradable risa de su prima.

-Eliza ¿qué quieres?-reclamo Archie.

-Vine a buscar a mi tío Albert.

-Para su buena suerte ya se fue.

-¿Cómo? ¿A dónde? Se supone qué hoy comemos con la tía abuela.

-Pues parece qué tiene otros intereses.

-Mentira. Tú dama de establo. Tu debes saber a donde fue. -decía con enojo la pelirroja.

-Elisa, Candy es su hija no su secretaria.-Se burló Stear

-No me importa. Seguro sí iraa la comida qué preparó la tía abuela.

-¿La tía abuela está en Londres?.- preguntaba incrédula la pecosa

-Sí ¿Acaso no escuchaste?, y tú no estás invitada Candy. Te quedarás aquí donde perteneces. En un establo.

Eliza intentó aventar a Candy pero Teodora emitió un relinchido qué asustó y la hizo caer.

-Ahhh - gritó Eliza cayendo sobre los baldes de agua. Arruinando su hermoso vestido.

Stear y Archie comenzaron a burlarse. Mientras Candy alejaba a la yegua. Más qué nada para evitar qué Elisa buscará desquitarse.

-Tranquila Teodora. Regresa a tu lugar.

-¡Estupida yegua! ¡Mi vestido está arruinado! ¡Tu tienes la culpa dama de establo, las dos me las van a pagar!

-Elisa deberías calmarte, ella sólo relincho tú te caíste sola. Además es la yegua de Terry, y Candy es… cómo sea no creo qué le agrade qué las amenaces.- comentó Archie.

-¡Vayanse al diablo todos!.

La chica salió mojada y echó una furia.

-Sí qué está loca.

-Bastante.

-Con permiso estaré en el establo exclusivo de Teodora necesito espacio. Voy a armar un rompecabezas.

-Son todas las fotos.-preguntó Candy.

-Sí, Albert me pidió qué trate de encontrar al sospechoso basándome en el retrato fin estaré acá por si me quieren acompañar.

Sin más Stear se retiró dejando sólo la elegante y a la pecosa que empezó a peinar a Teodora.

-¿Te gustan mucho verdad?

-Sí me encanta cuidarlos y mimarlos. Le estoy haciendo un bonito peinado de trenzas a Teodora. Seguro a Terry le gustará. Se verá hermosa.

-Déjame ayudarte. Recuerdo el peinado qué le hicieron a uno de los caballos de la reina Madre, qué sería…

-La tía abuela de Terry.

-Cómo razón es tan engreído.

-Tiene su lado noble.

-Lo sé. Y también sé qué ya se casaron.

-Archie… yo.

-No me debes ningúna explicación. Sí estoy sentido porque mi gatita no me lo dijo, pero entiendo qué Terry te pidió no hacerlo.

-Es qué entre…

-Sí, entre menos personas lo sepan, menos cabezas rodarán cuando el Duque se entere.

-Gracias por entender.

-Prometeme qué te sabrás cuidar. Y no tendrán hijos todavía ¿Sabes a lo qué me refiero?

-¿Este…? ….. no tengo idea.

-Hum. ok mira … para cuidarte… a lo qué yo sé… diablos nos deberían dar una clase al respecto.

-Lo mismo digo.

-Muy fá dejes qué ese aristócrata arrogante vaya más allá de un beso.

-Ah eso. Claro lo prometo. Además te aseguro qué Terry ha sido un caballero conmigo.

-Te creo. Bien, sigamos con el nuevo look de Teodora.

-Teodora vas a quedar el último grito de la moda real.

-¿Qué le hacen a mi yegua?

-Peinarla ¿no es obvio?

-Terry, ¿Te quedarás?- preguntaba Candy corriendo para abrazar a su novio esposo.

-No puedo pecosa. Quiero ir a recoger tu fotografía y hablar con el Duque.

-Ojalá el próximo si podamos salir todos juntos.

-Ay Candy aun crees en los duendes.

-Seguro convenceré a Albert. Esta vez no tuve tiempo.

-Suerte con eso.

-Será mejor irme no quiero llegar tarde.

-Te acompaño a la puerta.

-No la entretengas tanto.

-Sí Cornwell.

Los rebeldes llegaron hasta la puerta secreta para despedirse. Al llegar ahí Terry le dio un abrazo y la besó.

-¿Quieres venir conmigo?

-Me encantaría, pero no quiero dejar sólo a Archie. Stear ya nos dejó con todo las tareas qué nos encomendó Albert.

-Ese tío abuelo sí qué resultó estricto.

-Esta presionado por la competencia.

-Sí, por eso quiero hablar con mi padre. Tal vez sepa algo.

-Cuidate.

-Trataré de volver pronto para qué cenemos juntos. Ya qué no puedo dormir contigo al menos quiero verte en la cena.

-Muy bien. Si a las ocho no llegas entenderé qué te entretuviste por el Duque.

-Gracias por entender. Hasta luego.

-Hasta luego.

Se despidieron con un beso. Después Terry salió dejando qué Candy cerrará la puerta desde adentro.

Al hacerlo noto qué algo brillaba en el suelo. Y decidió agacharse para ver qué era. Le llamó la atención una pequeña piedra roja de no más de un centímetro.

-Es un pendiente de rubí en forma de diamante. Es hermoso. Pero ¿de quién será?

La chica comenzó a buscar el par pero no encontró nada a su í qué lo guardó en su bolsa y regresó a los establos.

-Mira Archie lo qué encontré.

-Es lindo, es un pendiente. ¿Pero donde está el otro?

-No lo sé, lo encontré tirado junto a la puerta secreta.

-Hum qué raro. Ninguna chica puede salir por ahí. De hecho tú eres la única qué sabe dónde está.

-Entonces con mayor razón es muy raro qué estuviera ahí.

-Ademas… este pendiente se lo he visto a… ¿Lo recuerdas Candy?

-Es verdad es de Luisa.

-Mira préstamelo. Se dónde se verá muy bien.

Archie tomó el pendiente y lo colocó entre los cabellos de la trenza de Teodora

-Se ve hermosa. Teodora luces muy elegante.

-Se me ocurre qué el día de la competencia la peinemos igual pero adornándola con la pedrería de algún collar qué ya no te sirva. Además cuando la dueña lo vea Seguro reclamara y así sabremos quien anduvo deambulando por nuestra puerta secreta.

-Excelente idea Archie.

-Perfecto. Bueno ahora es tu turno Michigan.

Mientras Archie y Candy peinaban a Teodora y Michigan, Stear estaba en el establo contiguo. En el qué se supone debería estar Teodora pero por órdenes de Terry su yegua estaba con los demás para qué no se sintiera sola.

Así qué ese establo sólo lo usaban para bañar a los caballos.

Stear miraba y buscaba qué en una de las cientos de fotos apareciera la cara del sospechoso, pero la mayoría de las personas qué capturó eran conocidas y no coincidían con el tipo.

Empezaba a creer qué quien atacó al caballo de Antonella nunca pasó por los establos.

-Hola Stear. No sabía qué este establo ahora era museo de fotografía.

-Hola Michael. ¿No saldrás hoy?

-No. Mis padres dicen qué no tiene caso vernos hoy si vendrán la próxima semana para la competencia. Así qué decidieron irse a descansar unos días a Escocia.

-Vaya qué fríos. Perdón no quise ofenderte.

-No, para nada. Yo pensé lo mismo. Además para qué me sorprendo por algo nos tienen en un internado. No tienen tiempo para nosotros.

-¿Desde cuándo estás aquí?

-Desde los doce ¿Y tú? ¿Desde cuándo te han tenido en internados?

-Esta es la primera vez.

-¿En serio? ¡Vaya qué tienes suerte! Tus padres si qué te quieren. Porque supongo qué tus padres si han estado contigo todo este tiempo.

-Honestamente no. Mis padres nos dejaron a Archie y a mí en Chicago con mi tía abuela desde qué tengo 10 años y Archie 8. Ellos se fueron a vivir a Arabia Saudita por un negocio. Mis padres no lo consideraron un buen lugar para nosotros así qué se fueron sin nosotros.

-Lo lamento. Pero supongo qué al menos se ven en Navidad

-Pues te diré. El viaje desde medio oriente a América es muy cansado y largo. Así qué sólo es una llamada y muchos regalos. Haciendo cuentas sólo los he visto 5 veces.

-Lo siento.

-Los extraño, sobretodo a mamá, pero debo reconocer qué la tía abuela nos ha consentido mucho y sus cuidados ni se diga.

-Entonces¿por qué están aquí? Si dices qué es tan buena.

-Vivíamos con mi primo Anthony en la casa de descanso de los Ardley en Lakewood. Desafortunadamente murió en la fiesta de presentación de Candy. En otoño cumplirá un año de muerte. Y pues Albert consideró qué alejarnos de América por un tiempo nos ayudaría a sanar. Sobre todo a Candy. Ella fue la más afectada. Le tocó verlo caer del caballo. Fue muy traumático duró días en cama y hasta hace poco le temía a los caballos. Pero nos contó qué Terry la ayudó con ese problema y mírala ahora está la otro lado haciéndole trenzas a Teodora.

-Me alegra por ella y por ustedes.

-Gracias Michael.

-Y ahora dime ¿Qué tanto revisas?

-Estoy tratando de encontrar al sospechoso en estas fotos pero hasta ahora casi no hay nada.

-Déjame ver

-Claro toma.

-Es él.

-¿El qué está de espaldas viendo a Erik?

-Oh si. Lo seguí casi por media hora así qué jamás lo olvidaré.

-Excelente. Mira estas son en otros días. Por favor ayúdame a checar si aparece…

Steará le dio el manojo de fotos a Michael y este continuó examinando una por una.

-Aquí está otra vez, parece qué estuvo rondando en la madrugada y nosotros ni enterados.

-Mira al parecer quiso entrar a los establos pero se arrepintió. Seguro vio qué Albert y el señor Maxwell duermen aquí.

-Sí todo es por la noche.

-Espera, dime en esta foto ¿ crees qué sea él?. Está de espaldas.

-Creeme después de haberlo seguido casi por media hora lo tengo grabado de espaldas también. Y te aseguro. Si lo es.

-Ay Dios tenemos un problema.

-¿Por qué?

-Mira la secuencia.

Stear le mostró la secuencia de fotos, haciendo qué también Michael se preocupará

-...Está hablando con la hermana Gray.

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Mansión Grandchester

El Duque se encontraba en el jardín disfrutando de un maravilloso domingo. Veía cómo sus pequeños hijos jugaban con su niñera.

El pequeño Clin descansaba junto a los pies del Duque para protegerse de Nicholas qué en cuanto lo veía quería abrazarlo.

A Clin no le molestan los abrazos pero Nicholas es demasiado efusivo y sus abrazos son bastante asfixiantes.

Después de hacer un pago de diligencias, Terry pasó el resto del día con su familia y aprovechó para llamar a su madre.

Obviamente ella estaba muy emocionada de escucharlo pero la noticia qué le dio la molesto.

-Terry sabes qué soy muy feliz de qué Candy te ame tanto como tú a ella, pero ¿cómo pudiste hacerlo? ¡no debiste! Tu padre enfurecerá cuando se enteré.

-Pero no se va a enterar… Al menos no por ahora.

-¿Qué te hace pensar qué yo no se lo diré?

-¡Mamá!

-Debes hacerte responsable de tus actos. Terry la vida no es una novela con finales felices, todos nuestros actos tienen consecuencias. Y tú sabes perfectamente cómo es tu padre. Lo qué hiciste fue desafiarlo

-Mamá prometiste no decir nada.

-No sabía de qué se trataba. Pero por tu bien voy a hablar con tu padre.

-¿En serio lo harás? Creí qué podría confiar en ti.

-¿Se lo dices tú o se lo digo yo?.

-...

-Terry contéstame.

-...

-Lo sabía, orgulloso cómo tu padre.

-¿Y qué esperabas? Vas a echarme de cabeza.

-No te confundas. Lo qué quiero es qué te responsabilices. Quiero qué hables con tu padre. ¿Cuándo? Es tu decisión pero entre más tiempo pase será peor.

-...

-¡Terry!

-Esta bien se lo diré… pero después de Escocia. Por favor no quiero qué cancele nuestro verano en la villa.

-Prometemelo.

-Te lo prometo.

-Gracias amor. Sabía qué te harías responsable.

-Arderá el mismo Londres. Pero tú serás la culpable.

-Sí cómo digas.Y respecto a tu petición de hablar con Candy por supuesto qué haré. No quiero sorpresas de qué ya soy abuela.

-Mamá qué cosas dices

-La verdad.

-Te amo mamá.

-Y yo a ti. Recuerda qué te amo y quiero lo mejor para ti. Por eso no me gusta qué te metas en problemas y menos con tu padre.

-Lo sé.

-Al menos tienen fecha para la boda por la iglesia.

-Tal vez en Escocia. No lo sé. Necesito encontrar un cura qué esté dispuesto a casarnos sin importar lo qué diga el Duque de Grandchester.

-¿Quién lo diría? La historia se repite.

-¿A qué te refieres?

-Tu padre y yo también nos casamos en Escocia huyendo de tu abuelo. El entonces Duque de Grandchester. Tu padre buscó igual qué tú un cura dispuesto a casarnos. Fue difícil pero lo encontró. Tuvimos suerte pues se acaba de recibir cómo sacerdote y pensaba en ejercer la palabra de Dios y no la conveniencia de algunos poderosos.

-¿Y dónde fue? ¿En la Villa?

Terry parecía muy interesado en la información de su madre quien entusiasmada le daba todos los detalles.

-Oh no, fue en una capilla en un pequeño pueblo en las afueras de Edimburgo.

-Me imagino, en donde realmente están los qué tienen vocación. Dudo qué el padre Ricardo o la hermana Gray sobrevivan una semana en un pueblo.

-Terry, no debemos juzgar.

-Cómo digas. Y dime, ¿Pasaron más días en ese pueblito?

-Oh no era muy pequeño ni siquiera tenía hotel sólo una pequeña posada. De hecho ahí me vestí para la boda. Oh cómo olvidarlo, la dueña y sus amigas fueron muy lindas conmigo.

-Podrías ir a verlas este verano.

-Me encantaría pero, a penas recuerdo cómo llegar, está muy escondido por eso lo escogió tu padre. Pero lo qué sí recuerdo era una capilla llena de rosas rojas y todas las personas del pueblo asistieron a la misa. Ya sabes que las bodas no son muy comunes en pueblos pequeños. La capilla de nuestra Señora del Rosario.

-Mamá se está cortando la llamada.

-Qué coraje. ..

-Hasta luego.

-Hasta luego, besos.

Terry colgó el teléfono con una sonrisa triunfal y suspirando orgulloso mencionó.

-Eleonor acabas de darme la solución a mi problema.

Ahora sólo necesito saber en cuál pueblo junto a Edimburgo hay una capilla para Nuestra Señora del Rosario y se muy bien quien tiene esa respuesta.

Se puso de pie y regresó al jardín con su padre y hermanos.

Al llegar Clin se lanzó a sus brazos y este lo recibió con agrado.

-Justo lo qué necesito, acariciar tu pelaje para calmar mi ansiedad.

-¿Pudiste hablar con ella?.

-Sí, gracias.

-Entonces porque esa cara.

-Es por la competencia. Nada más.

-Ya veo.

-¿Has pensado lo qué le dije a Marcus?

-Sí, y no creo qué tenga qué ver con las sufragistas o progresistas. Creo qué sólo quieren boicotear la competencia.

-Entiendo.

-Terry, toma en cuenta qué en tu colegio casi la cuarta parte de la plantilla son hijos de miembros del parlamento. ¿Por qué dañar a los caballos?¿ O a la pobre Antonella? Ella ni siquiera es inglesa.

-Tienes razón.

-Ya pedí a la hermana Gray qué utilice parte de las ganancias por las cuotas de inscripción para contratar agentes de seguridad para los días de la competencia. Unos cuidarán las gradas, otros los establos y otros más estarán alrededor de las pistas. Tu tendrás a Marcus cómo guardaespaldas esos días.

-Gracias papá.

-Toma un poco de té. Estás demasiado cabizbajo. ¿Seguro qué todo va bien con tu mamá?

-Sí seguro.

Padre e hijo tomaban el té sin decir nada. El chico de vez en cuando miraba de reojo a su padre qué mantenía la mirada en sus hermanos y de vez en cuando reía por las ocurrencias de Nicholas.

-No cabe duda qué Eleonor le está hablando el corazón a mi padre. -pensó Terry.

Después se armó de valor para romper el hielo.

-Papá…¿ te acuerdas de los Evangelios de …nuestro tata Enrique León?

El Duque no respondió, sólo lo miró con extrañeza. Con una cara qué parecía estaba viendo a un ser de otro planeta.

-Papá, ¿Por qué me miras así? Sólo es curiosidad.

-¿Y tú desde cuándo eres tan creyente?

-Me gustaría hacer una donación… a la biblioteca…

El Duque soltó la carcajada molestando al chico

-No le veo la gracia.

-Terry, no nací ayer. Tengo bastante en el parlamento. Así qué déjate de tonterías y dime para qué los quieres.

-Esta bien. Necesito dárselos a la biblioteca a cambio de qué la hermana Monica nos libere varias horas de servicio social qué nos impuso la hermana Gray.

-Hum. Pues busca otra cosa, estos libros valen una fortuna.

-Papá los tienes olvidados en el Palacio qué mejor qué estén en el colegio y de paso salgo ganando. Horas y el respeto de mis compañeros.

-Terry ya te dije qué no.

-Padre ya di mi palabra.

-La próxima vez intercambia algo tuyo y no de la familia.

-Aunque sea un tomo.

-No.

El chico hizo una mueca de disgusto. A lo qué su padre le reprendió.

-Terruce, eres muy joven para entender la importancia de algunas cosas materiales, pero lo qué sí sabes, es qué todo esto algún día será tuyo y de tus hermanos así qué te pido no los mal baratas y menos por interés propio.

-Lo siento.

-Ve al estudió y busca algo qué también le pueda servir a tu colegio y vuelve a negociar con la Hermana Mónica.

-Sí papá.

-¡Tely ven a jugar! Juguemos contra Elizabeth y la nana.

-Esta bien. Pero deja al pobre de Clin. -decía Terry tratando de evitar qué su hermano tomara de nuevo a Clin.

-Es qué es muy esponjosito.

-No Nicholas, Clin es un animal y también siete y merece respeto. Ten cuidado de abrazarlo.-regaño el padre.

-Albert seguro estará de acuerdo contigo Duque.

-Está bien tendré cuidado. Vamos Tely.

El pequeño abrazo cuidadosamente al pobre de Clin qué temeroso se dejó tomar.

Al ver qué estaría bien, Terry comenzó a jugar con sus hermanos. Dejando sólo al Duque con su mayordomo Daniel.

-Sí Excelencia, dígame.

-¿Enviaste mi recado a Lord Hamilton?

-Sí, Su Excelencia.

-Bien. Iré a descansar a mi habitación, avísame cuando esté lista la cena.

-Por supuesto.

El Duque se puso de pie y se encaminó a su cuarto no sin antes darle una orden a su hijo.

-¡Terry te quedas a cenar, es una orden!

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Hotel Savoy.

La tía abuela había pasado la tarde con sus nietos los Leagan mimandolos y comprandoles todo lo qué le pidieron.

Y por supuesto escuchando quejas y mentiras contra Candy y los Cornwell.

-Sí tía abuela como lo oye. Candy es tan tonta qué no pudo retener al hijo del Duque de Grandchester.

-Qué se puede esperar de una pueblerina. Obvio qué Terry se harto de ella.-agrego Neal en tono de burla.

-Ahora Terry ha puesto sus ojos en Annie Britter.

-Pero tu eres mas linda y de una buena familia.

-Lastima qué el tío Albert no piense lo mismo. Está idiotizado con Candy. Todos los días va a visitarlo y él muy atento con ella hasta le convida su sándwich. Cualquiera pensaría qué quiere fugarse con ella.

-¡Eliza qué idea tan impúdica!

-Tia abuela.

-Candy es su hija adoptiva. Es ilegal e inmoral pretender ser … Dios pecaría en decirlo. Pero su matrimonio sería ilegítimo. Oh Dios qué pecado.

-Lo siento tía abuela.

-Llegando al colegio te confiesas por semejante idea.

-Sí tia abuela.

Y mientras la tía abuela recuperaba el aliento por semejante idea de Eliza , digo tiene razón, ¿ a quien se le ocurre pensar qué un Padre adoptivo se pueda casar con su hija legalmente adoptada ?

En fin, mientras la tía abuela se recuperaba, el guaperrimo tío abuelo entraba a la suite.

-William querido.

-Abuela perdón por llegar tarde pero ya tenia compromisos agendados.

-Eliza y Neal vayan al lobby esperen a su tío, él los llevará de regreso al colegio.

-¡Qué bien!

-Eliza comportate

-Nos vemos abajo tiito.-dijo Eliza dándole un beso en la mejilla.

-Dios librame de todo mal - pensó el pobre Albert.

-William me da gusto verte.

-A mi tambien tia. Me apena qué no irá a la competencia.

-De última hora cambiaron la audiencia del padre de Eliza y … perdoname pero …

-No se preocupe tía abuela. Entiendo qué le hizo una promesa a su difunto esposo y debe acompañar a la Madre de Neal y Eliza.

-Ha sido una vergüenza para la familia. Pero es su padre y hay qué hacer lo posible por sacarlo de la cárcel.

-Regresando todo lo qué se robo sería un buen comienzo.

-Lo se.

-Me despido.

-Espera William. Contestame algo por favor.

-Digame.

-¿Qué planes tienes para Candy?

-¿Planes?

-Se qué sólo la adoptaste por petición de Anthony, Stear y Archie. Pero ahora qué harás con Ella.

-Bueno, Candy no es una cosa como para qué yo decida qué hacer o no con ella. Si bien soy su tutor…

-Padre. Eres su padre legalmente. No se te olvide nunca. - dijo con tono muy determinante la mujer.

-Tia abuela, lo sé. ¿Por qué tanto interés de pronto?

-Nada sólo no me gustan Las habladurías y… bueno ya sabes Candy ya se está convirtiendo en señorita y ya es hora de buscarle un buen marido y es tu deber casarla con un buen hombre.

-En este caso el tío Brower ya lo hizo por mi.- dijo con una risa el rubio.

-¿De qué hablas?

-Nada bromeo. Pero respondiendo a tu pregunta. Candy y su novio Terry Grandchester se casarán cuando cumplan la mayoría de edad. Ese fue el acuerdo al qué llegamos El Duque de Grandchester y yo.

-Y… ¿no te ha dicho nada ese muchacho de cancelar el compromiso? Faltan 5 años para qué Candy cumpla 21.

-Ni se lo recuerdes a Terry.

-¿Cómo?

-Digo qué aunque falta mucho ese par se ama de la tierra a la Luna y de regreso. Así qué no te preocupes, tendrás una Duquesa en la familia.

-Eso sería maravilloso. El sueño de los Ardley. Ya sabes somos escoceses y ya es hora de entrar a la familia real.

Albert sólo sonrió alzo las cejas por las ideas de su tía Elroy. Dio El último trago a su té y se levantó para despedirse dándole un beso en la mejilla.

-Me voy abuela. Cuidate. Ya no viajes tanto, quédate en Escocia con Michelle.

-Esta bien. Bendiciones.

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Tal como pidió la tía Elroy. Albert llevó a los Leagan de regreso al colegio. Fue un largo camino para el patriarca.

Eliza no se calló nunca. Todo el tiempo le estuvo contando sus anécdotas en sus días en el colegio. Desde como elegía su uniforme (qué era el mismo todos los días) , como decidía peinarse. Y qué chica se casaría y con quien. Los títulos y a qué familia pertenecían. Y por supuesto cómo iría vestida para la competencia. Hasta Neal se enfadó de tal tema de conversación de su hermana.

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Al llegar la noche Terry se despidió de su hermanos y espero a qué se durmieran para poder llevarse a Clin y evitar qué hicieran alguna treta para evitar qué se lo llevará.

Pero para su sorpresa el Duque fue quien la hizo.

-¡No le veo sentido qué Candy crea qué Clin está mejor en la intemperie qué aquí con todas las comodidades!

-Papá son los jardines del colegio y duerme con Candy o a veces conmigo.

-Va…¡¿y por lo menos come a sus horas?! Porque aquí come hasta cinco veces

-Sí papá. Me queda claro que habrá qué ver esta pancita de verdad Clin. Y eso qué sólo te quedaste una semana.

-Terry hagamos un trato. Déjalo aquí y terminando la competencia yo mismo se lo llevó a Candy.

-¿Hablas en serio?

-Ya atentaron contra los caballos. ¿Qué te hace pensar qué no lo lastimaran a él?

Terry alzó los ojos porque su padre realmente estaba encariñado con Clin. Algo extraño en él pues nunca le han gustado las mascotas en casa.

-Sirve qué me da tiempo de hablar con la Hermana Gray para pedir qué le permita a Candy tener a Clin y así podrá cuidarlo y estar al pendiente de él.

-Tal vez tengas razón..

-¿De qué te ríes?

-Bien dicen qué los animales son capaces de romper cualquier caparazón y despertar la bondad de nuestros corazones.

-No sé de qué hablas. Sólo no quiero qué le pase algo y tus hermanos sufran.

-Sí claro.

-Anda ya dámelo.-dijo el Duque arrebatándole al pequeño Clin.

-Nos vemos después de la competencia Clin aquí estarás más seguro.

-Qué te vaya bien. Cuídate.

-Sí papá.

El rebelde subió al auto dónde ya lo esperaba Marcus para llevarlo de regreso al colegio.

Durante el camino conversaron de el sinfín de responsabilidades qué tenía su padre. Terry se quedó pensativo. No imaginaba cómo podría algún día tomar semejante responsabilidad.

Definitivamente no quería ser Duque. Él quería ser actor y serlo hasta su vejez, pero ya se lo había prometido a su padre. Una vez qué abdicara aceptaría tomar su lugar.

Ojalá eso fuera en muchos años, se dijo a sí mismo.

Llegaron al colegio cerca de las diez de la noche, Terry fue el último alumno en regresar de su día libre.

Los pasillos ya estaban completamente solos. Se dirigió directo a su habitación no sin antes mirar hacia el edificio de señoritas.

Sintió la tentación de llegar con Candy pero titubeo así qué siguió de largo. Entró a su habitación resignado a dormir sin su pecosa, pues después de lo ocurrido con Archie y Stear ya no se sentía cómodo. Así qué los rebeldes decidieron no volver a dormir juntos hasta casarse por la iglesia.

Otra cosa en qué pensar, encontrar al sacerdote qué casó a sus padres. Seguramente no se negaría a casarlos a ellos también aún sin el consentimiento del Duque.

Con esto en su mente sacó de la bolsa de su saco la foto de Candy.

La misma qué le tomó junto al palacio una semana antes y había recogido por la mañana.

Sonrió al verla, su pecosa se veía tan hermosa. Así qué la colocó en el buró junto a la foto de su madre.

Dio un largo suspiro de satisfacción y se fue a dormir. Tenía tantas ganas de recostarse, pero… ya lo estaba esperando su cuñado.

-¿Es en serio?. ¿Cuándo será el día en qué pueda entrar a mi habitación sin qué los Cornwell o tú estén dentro?

Erik no respondió a tal reclamo, de hecho no se movió estaba cabizbajo sin mirar a Terry. Por lo qué el rebelde se preocupó un poco.

-¿Estas bien?

-No sé. Me siento mal pero no le veo razón ¿para que esforzarme por algo qué ya está perdido?

-¿De qué hablas?

-Ya le encontraron un nuevo marido a Antonella. La casarán con un Duque del reino de España. En el verano regresará a París.

-Ya veo.

Erik seguía sin hacer contacto visual. Estaba sentado con la mirada fija en el suelo. Su voz demostraba lo desanimado qué estaba.

-Honestamente y hablando en serio. Erik dime la verdad¿Qué sientes por ella?

-La quiero pero… es una causa pérdida. Es obvio qué su padre preferíra al Duque de Salvatierra en lugar de un chiquillo de 15 años sin título nobiliario.

-¿Entonces no la amas?

Erik no contestó, por lo qué Terry hizo lo qué sabía hacer para hacer qué su amigo se sincerara.

-Es lamentable qué igual qué la mayoría de las chicas de este colegio terminará en un matrimonio a conveniencia. -dijo con desdén.

Pero la ver qué Erik seguía igual continuó.

-Y bueno ya qué no es asunto nuestro, cambiemos de tema. Los gemelos hoy fueron por las boletas para las apuestas de la competencia. Le recalque a Toby qué las fiestas sólo serán los fines de semana así que le pedí a Zach qué él se encargue de la administración. Toby es muy inocente y no quiero qué los demás se pasen de listos con él. Ah y por cierto, para el idiota de Neal y compañía Annie es mi prometida es una locura épica yo comprometido con Britter pero el fin justifica los medios. Por cierto me contestó el capitán Brower y si podrá venir a la competencia, voy a aprovechar para preguntarle sobre mi acta de matrimonio… ¿Quieres un whisky?

El rebelde busca su botella pero recordó qué la había perdido. - Archibald tú y tus arranques me costaron una botella de más de mil libras. Bueno cómo diría Candy El agua es mejor.

Su cuñado seguía sin decir nada, sólo movia los pies cómo si tuviera una temblorina, se apretaba las manos y evitaba el contacto visual.

Terry se colmó de paciencia y fue al grano. Y alzando los brazos grito.

-¡Erik por Dios ya dilo!

-Esta bien lo reconozco ¡La amo!

-Ya era hora de qué lo aunque sea agua.- dijo el rebelde dándole un vaso para beber.

-Entonces …¿El capitán Brower está en Londres?

-No, llega el jueves, un día antes de la competencia ¿Por que?

-Ven conmigo.

Terry lo siguió desconcertado. Erik iba a paso veloz qué rápidamente llegaron a su destino. El balcón de Candy.

-¿Qué hacemos aquí?

-No preguntes y ayúdame a subir. Soy un pésimo Romeo. No tengo idea cuál es la habitación de mi Julieta. Pero seguro Candy me dirá cual es.

-Ok. Qué conste qué yo entré a la habitación de Candy por ti.

Los chicos entraron sigilosamente a la habitación. La sala estaba oscura pero se escuchaban voces en la alcoba. Por lo qué asumieron qué no estaba sola.

Se acercaron a la puerta para tratar de adivinar quién era.

-Sí es Britter y nos ve aquí nos excomulga.

-Déjame escuchar….

Erik la escuchar quien era la persona qué estaba con Candy de inmediato abrió la puerta.

-Erik ¿Qué haces aquí?

-Antonella justo quería verte. Quisiera preguntarte algo.

-Terry tú también.

-Ven dejémoslo a solas.

Candy obedeció a Terry y se fue con él a la sala. Mientras Erik y Antonella se quedaron hablando solos en la recámara.

-Sólo tengo 15 años, bueno el 7 de abril cumplo 16. Cómo sabes yo nunca tendré un título nobiliario. Pienso vivir del teatro así qué tal vez no seré muy acaudalado. Pero te aseguro qué te voy amar por el resto de mis días.

-Erik…

-Conozco al capitán de un barco … bueno tú…

-Erik no entiendo.

-¿Aceptarías casarte conmigo y … si es necesario huir a América?

Continuará…

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Espero hayan disfrutado de este capítulo.

Nuevamente gracias por seguir la historia y sus comentarios y halagos Australia77, EveStru1213, Carmen Grandchester, Palasatenea2018, Patty de Sazo y todos los guest.

Y ahora respondiendo a sus preguntas y comentarios:

EveStru1213/: Por fin el cuñadito de Terry no sólo reconoció qué ama a Antonella sino que ya hasta le pidió matrimonio. ¿Será qué habrá boda doble en Escocia?

Palasatenea2018: ay Eliza, bien lo dice Terry está loca y tan loca qué puede salirse con la suya en la competencia.

Australia77: I am so glad that you are enjoying this story. Thank you so much, your words are really appreciated.

Patty de Sazo / Carmen Grandchester: Gracias por sus halagos. Ojalá pudiera actualizar más seguido.

Excelente Domingo mis queridas Canderrys.