23. El cuarto guardián
Shaina se despertó indispuesta, apresurada corrió hasta el baño donde vomitó todo lo que se encontraba en su estómago, maldiciendo se aseó para salir a la sala donde se encontró de frente con sus compañeras, Marín las acompañaba.
—Está muy fuerte, ¿no? —preguntó la japonesa. Shaina observó a las otras dos pidiendo una explicación.
—No nos odies —se apresuró a decir Naomi—. Me pareció correcto que Marín lo supiera, igual, si sigues adelante es cuestión de tiempo para que todos lo sepan.
—¿Vas a seguir adelante? —interrogó Águila en tono maternal.
—Sí —contestó con calma Shaina tomando asiento en el sillón—. La verdad no hay nada que pensar, quiero tener a mi bebé.
—Que buena decisión —comentó Marín sentándose junto a su amiga para abrazarla—. ¿Cuánto tienes ya? —Shaina se alzó de hombros—. Mas o menos, ¿cuándo fue la última fecha de tu periodo?
—No lo sé —dijo rascándose la cabeza—. Me tenía que haber llegado la semana pasada. Pero no le había prestado atención.
—Entonces debes de tener unas… siete semanas a lo mucho.
Shaina suspiró derrotada.
—No esperaba esto, chicas —acotó.
—¿Quién es el padre? —quiso saber Geist.
—¿Es Aiacos? —interrogó Naomi—. Porque hasta donde me acuerdo, cuando saliste con él no llegaste sino hasta el otro día.
Shaina guardó silencio y se ruborizó un poco, Geist tomó la palabra:
—¡¿Es Shaka?! —exclamó con gran sorpresa.
—¿En serio? —preguntó la Cobra mirando a su compañera con algo de tristeza.
—Niña, por Athena —soltó Águila—. Lo que pasó entre Shaka y Shaina fue hace mucho, antes de que naciera mi hija. Despistada.
—A menos que Shaina haya repetido a ese bombón. —Naomi le guiñó un ojo a la italiana.
—No me acercaría a él ni porque me pagaran —explicó la peliverde—. Primero por la loca que tiene de prometida y segundo, porque tuve suficiente de él en Italia. En serio.
—¿ Entonces sí es Aiacos? —volvió a preguntar Geist.
—Ustedes son unas brujas —manifestó Shaina divertida—. Les contaré…— La cobra no pudo continuar, fue interrumpida por un golpe en la puerta.
—Yo abro —ofreció Geist encontrándose en el umbral con Kiki—. ¿Qué quieres, niño?
—Disculpe molestarla, señorita —expuso el joven—. Pero el señor Shion quiere ver a la señorita Shaina en este momento.
—¿A mí? —inquirió la peliverde al escuchar al más joven.
—Sí, señorita.
—De acuerdo. Chicas hablamos luego, iré a ver que necesita el Patriarca.
Las otras se despidieron aburridas en lo que se sentaban a sacar sus propias suposiciones.
Alrededores del Santuario
—Ana María, buenos días —saludó Camus alcanzando a la pediatra por el camino—. ¿A dónde vas tan temprano?
—Por un café a Blizz —contestó ella—. Y luego tengo que ir a recoger unas cosas al hospital de Grecia.
—Estás bastante ocupada.
—Algo. ¿Y Dean?
—Está con Mu, yo debo hacer algunas compras en la ciudad también y él está en esa edad en la que quiere salir corriendo y agarrar todo.
—Así son los niños —sonrió ella.
—¿Y cómo van las cosas con tu novio? —preguntó esperando una respuesta positiva para él.
—No van —contestó, Camus quiso celebrar, pero se contuvo—. No sé qué es lo que quiere, es un hombre adulto, pero se comporta como un adolescente, primero no quería nada serio, después si, y después dijo que yo era mucho para él. Así que preferí frenar las cosas y pedirle no seguir adelante con esta relación. ¿Te parece exagerado?
—Para nada, es lo más correcto —respondió mirando a la chica de reojo—. Ana María. Te parece si vamos juntos hasta la ciudad. Claro, después del café.
—Oh, me encantaría —contestó ella bastante apresurada, pero con toda la actitud agregó—: Y si no te molesta, podemos ir luego a almorzar, claro, si tienes tiempo.
—Desde luego que sí. Encantado de estar con tu grata compañía.
Ambos sonrieron y bastante animados continuaron con su camino.
Templo Principal
Saori deambulaba por los pasillos del gran templo tratando de despejar su cabeza, llevaba tanto tiempo pensando en Shun y su posible deserción que había tenido una horrible pesadilla donde Andrómeda era ejecutado. Sentía que no había nada que pudiera hacer, que no existían palabras ni actos que pudieran ayudar a su dilema.
Maybe you deserve it
This Little thing called karma, karma, karma...
—Karma —susurró por inercia y aquella melodía proveniente de la cocina principal le trajo un sinfín de buenos recuerdos—. Que se vayan a la mierda todos —acotó decidida caminando con la cabeza en alto. No le tomó mucho tiempo llegar hasta el trono patriarcal donde un sonriente Shion la recibió gustoso.
—Señorita, buenos días, acabo de hablar con Shaina y…
—¿Sabes que no me importa lo que tu pienses, ni lo que piense nadie más? —interrumpió, el Patriarca aguardó tranquilo—. Estoy harta de estar aparentando que todo está bien, porque nada está bien. No sé si el cuarto guardián llegue pronto o no, pero eso no impedirá de ninguna manera de que yo esté con quien se me dé la gana. Puedes discutir e incluso el mundo entero me puede juzgar, no me importa. Amo a Shun y me quedaré a su lado y no me importa nada.
—Bueno, señorita… —Shion no pudo terminar de hablar, la heredera Kido se giró sobre sus talones y con bastante velocidad salió del salón—. Creo que no hay nada que pueda hacer. Bueno —dijo resignado.
Templo de Escorpio
—Buenos días Shaina —saludó Milo con gesto divertido caminando hasta la Cobra quien pasaba por ahí—. ¿Te sientes bien? Te ves un poco pálida.
—Sí, he estado un poco delicada. ¿Hasta ahora llegas de tu guardia? Son las diez de la mañana.
—Esta mañana tenía tanta hambre, que lo primero que hice al terminar mi guardia fue buscar algo suculento para desayunar. Ayer tuve tantas nauseas que no pude comer nada en todo el día.
—Me alegra mucho que tú también estés sufriendo —atajó cruzando los brazos, Milo la miró sin comprender—. Te diré —suspiró para luego rascarse la nariz—. Estoy embarazada. —Escorpio quiso hablar, pero prefirió esperar—. Es tuyo, por si te quedaba duda.
—No, no… no es eso… me toma por sorpresa, nosotros nos cuidamos ese día.
—Lo sé, a veces esas cosas fallan.
—¿Lo tendrás? —Milo no quiso parecer ansioso.
—Desde luego que sí. Sé que no hay nada entre nosotros, pero eres el padre, por lo tanto, puedes participar en su vida cuanto lo desees.
—No podría hacerme a un lado, aunque lo pidieras. Es mi hijo. No sé cómo reaccionar realmente —expresó, Shaina sonrió enternecida—. Esto es…
—Raro —completó ella.
—Sí —contestó Milo y ambos santos se quedaron en silencio al ver a su joven diosa avanzar con tanto afán—. ¿A dónde irá? —Shaina se alzó de hombros—. ¿Cuánto tienes ya?
—No lo sé. Debo empezar mis controles.
—Desde luego… ¿Puedo acompañarte en todo esto?
—Claro —contestó firme—. Es tu deber estar conmigo. Sin embargo —aclaró—. No es que pretenda volver contigo. Esto no estaba planeado y no creo buena idea que un bebé nos obligue a estar juntos. Aún te amo, lo sabes. Pero solo el tiempo dirá si debemos estar juntos. Por ahora debemos encargarnos de que este bebé nazca sano y en lo posible que tenga una crianza feliz.
—Claro, tienes razón.
—Sé que estás cansado y yo debo hacer varias cosas. ¿Hablamos más tarde?
—Sí, sí.
Campos de entrenamiento
Como era costumbre varios santos dorados estaban en el campo con sus respectivos sucesores, en ese momento Shun se encontraba en medio de la arena recibiendo algunos consejos de Shaka en lo que los demás se encontraban dispersos en los alrededores. Mientras Virgo le daba algunas indicaciones al joven Andrómeda, todos detuvieron sus tareas al sentir el cosmos y la presencia de la reencarnación de Athena entrando con demasiada ímpetu al campo, nadie dijo nada, los presentes la vieron caminar decidida hasta donde Shun y Shaka se encontraban, ambos igual de atentos a los demás. Saori no miró a su alrededor, tenía la vista fija en el chico de cabellos verdes que solo se limitó a observarla. Nadie, ni siquiera él esperaban la acción de la diosa quien sin pensarlo dos veces se abrazó al cuello del japonés para besarlo con fervor.
En la arena hubo un largo y pausado silencio.
—¿Qué haces? —preguntó Shun separándose levemente de ella.
—Ya no importa nada. Tú y yo merecemos ser felices. Y el mundo se puede ir al diablo, pero no pienso alejarme de ti.
Shun sonrió socarronamente ante las palabras de la chica.
—¿Y el cuarto guardián? —quiso saber él.
—Nos hemos enfrentado a situaciones peores. Nosotros podemos defender el mundo de cualquier adversidad —aceptó.
—Saori.
—Silencio —pidió ella colocando un dedo sobre los labios del muchacho—. No importa. Quiero estar contigo, ¿y tú?
Andrómeda no contestó con palabras e igual que lo hiciera ella hace un momento la rodeó de la cintura atrayéndola para darle un fuerte y apasionado beso.
—Vámonos de aquí —comentó ella en un suspiro. Shun sonrió, la tomó de la mano y ambos emprendieron la huida ante varias miradas atónitas.
—¿Deberíamos permitir eso? —preguntó Camus a Dohko quien estaba entre preocupado y feliz—. Están huyendo.
—Primero deberíamos llegar a la misma conclusión —dijo Aioria relajado—. ¿Están huyendo, tienen algo importante que hacer o… Shun acaba de secuestrar a nuestra señora?
—Buena deducción —continuó Dohko—. No deberíamos precipitarnos hasta no analizar bien la situación.
—Todos sabemos cuál es la situación —indicó Camus—. Ustedes solo quieren hacer tiempo para que ellos huyan.
—Pienso igual que los demás —interrumpió Shaka—. Primero analizamos la situación y luego tomamos medidas.
Acuario rodó los ojos, ninguno quería ir tras la feliz pareja, y si lo reconocía objetivamente, él tampoco pretendía hacerlo.
—Tal vez tenían algo que hacer —expuso el francés.
Cabañas Femeninas
Shaina llegó con una gran sonrisa, por el camino había escuchado una historia muy curiosa.
—Adivinen chicas —comentó llegando junto con sus compañeras que la continuaban esperando en la sala—. La señorita Saori y Shun se acaban de fugar después de darse un acalorado beso en los campos de entrenamiento.
—¿Qué? Pero… —Marín estaba asombrada al igual que Geist. Naomi sonrió triunfante.
—Ya era hora —dijo la escocesa.
—¿Tú estabas enterada? —Quiso saber Shaina.
—Algo. Bueno, pero ahora lo importante. Las otras tres esperaban saber quién era el padre del niño, pero Shaina no soltó la lengua tan rápido.
—El Patriarca me llamó para pedirme liderar las pruebas de los nuevos portadores a las armaduras disponibles. Como ustedes saben, se requiere de un gran esfuerzo físico por lo que me vi en la obligación de negarme, así que tal vez te lo pida a ti Naomi.
—¿Le contaste sobre tu embarazo?
—En efecto, Marín —contestó la italiana—. La verdad no creo que lo pueda ocultar por mucho tiempo y tampoco tengo la intensión de ocultar nada.
—Entonces dinos: ¿Quién es el papá de ese bebé? ¿Acaso es Aiacos? —interrogó Geist.
—¿Aiacos? —recalcó la Cobra—. ¿Qué les hace pensar que es Aiacos?
—Hicimos cuentas. Te viste con él hace un poco más de un mes —anotó Naomi. Shaina suspiró derrotada, quería tener a sus amigas en la duda por unos minutos más, pero ya era hora de decir la verdad.
—Les contaré como fue mi cita con Aiacos —contó la peliverde observando a sus compañeras—. El juez del inframundo, muy amable me invitó a una bella velada en un restaurante gourmet donde vendían hamburguesas.
—¿Hamburguesas gourmet? —preguntó Marín.
—Sí —contestó Shaina—. Muy refinado, por lo tanto, me dieron cubiertos para comer la hamburguesa, lo cual a mí me pareció gracioso. En fin, en lo que llegaba la cena estuvimos hablando un poco. Nada rescatable realmente y cuando llegó la comida, por una fracción de segundo olvidé los cubiertos e intenté tomar la hamburguesa (la cual era muy grande), con la mano. Él completamente asqueado me dijo y cito sus palabras exactas: 'No te comas la hamburguesa con la mano, si vas a hacer eso, te pido por favor cambiarte de mesa'.
—¡Que imbécil! —expresó Geist asombrada—. ¿Qué hiciste?
—No me iba a quedar ahí a escuchar a ese cretino. Pero la comida no tiene la culpa, así que tomé mi plato y me senté en la barra a terminar mi hamburguesa y luego pedí la opción más cara del menú para que se la cargaran a su cuenta y me marché de ahí. Claro, él no estaba muy feliz por eso.
—De acuerdo —comentó Naomi—. El tipo fue un completo patán en todo el sentido de la palabra. Yo hubiera hecho eso y más —sonrió—. ¿Pero por qué llegaste hasta el otro día?
—Bueno. —Shaina se acomodó mejor en su puesto—. La persona con la que me encontré esa noche después de esa mala experiencia es el padre de mi hijo. —sonrió socarronamente en lo que todas aguardaban la continuación de la historia—. Milo.
—¡¿Milo?! —Marín habló tan fuerte que las demás se taparon los oídos—. ¿Milo?
—Sí, Milo —corroboró Ofiucos—. Estaba tan molesta que ni me di cuenta de que él estaba esperando el ferri al igual que yo. Cuando él me vio se acercó para saludar y al verme tan de mal humor me invitó un trago y bueno… he aquí el resultado de todo. —Finalizó señalando su vientre.
—No puedo creerlo —tomó la palabra Geist—. ¿Cómo es que terminaron juntos? Que pregunta tan boba, ustedes dos siempre fueron muy sexuales juntos. Más bien… ¿están juntos ahora?
—No, eso fue... no sé. Una despedida. Sí, ganas de tener sexo, pero en medio de la charla acordamos darnos una última vez.
—Y ahora estás embarazada —indicó Águila.
—Sí, que mal —dijo Shaina bajando la cabeza—. Lo importante es que él ya lo sabe. Y no, no vamos a volver si es lo que están pensando.
—¿Por qué no? —interrogó Marín—. Ustedes dos se aman y ahora tendrán un hijo.
—¿Amas a Milo aún? —quiso saber Naomi.
—Sí —contestó Shaina—. Mucho, pero no quiero que esta criatura nos obligue a tomar decisiones apresuradas sobre nuestra relación. Lo amo, y es el padre de mi hijo, pero por ahora no necesito drama en mi vida, y Milo es un fuerte dolor de ovarios.
—Si se presenta el caso, ¿lo considerarías?
—Sí —contestó sin titubeos la Cobra a Geist—. Por ahora, chicas, si no les molesta quisiera dormir un poco. Anoche estuve pensando mucho en todo esto y me siento agotada.
—Dale tranquila —expuso Naomi—. Te cubriré en tu guardia esta tarde.
—Gracias. Son muy lindas.
Templo Principal — Gran Biblioteca
—Por fin te encuentro, Shion —dijo Dohko, el lemuriano estaba concentrado viendo un enorme libro—. ¿Qué haces?
—Estoy revisando la información sobre las reglas del Santuario —explicó pasando las hojas—. Ya sabes, algo que justifique un buen escarmiento para Shun.
—¿Para Shun?
—Sí —contestó tranquilamente—. Pero solo encuentro castigos para aquellos que de alguna u otra forma le han faltado al respeto a la diosa y viendo que la señorita no se siente agredida de ninguna manera por parte de él, me parece que no debería reprenderlo. Qué curioso, ¿no?
Libra sonrió aliviado al notar que su viejo amigo no tenía intenciones de perseguir a la pareja.
—Ellos se fueron apresurados hace un par de horas.
—¿Y hasta ahora me lo dices, Dohko? —El chino se alzó de hombros—. No importa. Tal vez, tenían algún asunto importante que atender.
—Exacto.
—Por otro lado —continuó el Patriarca cerrando el libro y sonriendo con gran felicidad—. Shaina y Milo esperan un hijo.
—¿Shaina y Milo? Pero ellos dos… —Dohko se sentía bastante confundido—. ¿Qué? —Shion volvió a sonreír—. No importa. ¿Crees que se trate del cuarto guardián?
—Tengo el presentimiento de que sí —contestó solemne—. No hay nada en las estrellas, es igual que cuando se concibieron los otros tres guardianes. Aunque no hay que celebrar tan rápido, puede ser el heredero de alguna otra constelación.
—Las únicas constelaciones doradas disponibles en este momento son Cáncer y piscis, ¿no? —Shion afirmó—. El niño nacerá a finales de año. Si no me equivoco.
—No te equivocas —indicó levantando una mano—. Pero no necesariamente tiene que ser un santo dorado, puede ser el heredero de otra armadura.
—Pero es el hijo de un santo dorado. Siempre…
—No siempre, y lo sabes. Algunos descendientes no tienen la misma fuerza que sus padres y en algunos casos…
—Han sido aliados de otro dios —completó el chino abrumado—. Tenemos que esperar lo mejor.
—Exacto. Por ahora debo esperar a la noche para poder ver las estrellas con claridad. Si no hay ningún indicio es deber de nuestra señora ir al Olimpo a confirmar con las Moiras.
—Esperemos que nuestra señora vuelva pronto —comentó divertido.
—Más le vale, o tendré que ir a buscarla —dijo entre dientes.
Grecia
Después de todo lo sucedido Mu y Shaka caminaban por la ciudad donde se perdieron en un pequeño café.
—¿No sé supone que deberíamos estar buscando a nuestra señora?
Mu levantó una ceja ante el cuestionamiento de su amigo.
—¿En serio? ¿De verdad quieres buscarlos?
—En realidad no —contestó el rubio, ahora ambos hombres hacían fila para comprar algo—. Sé que si buscáramos a consciencia los encontraríamos en segundos. Pero no quiero ser inoportuno.
—¿Tú sabías de esto? —preguntó, Virgo lo miró sin entender—. De lo que ocurría entre Shun y nuestra señora.
—Algo, y fue hace mucho tiempo atrás. Noté que Shun estaba interesado en la señorita, por lo que tuve una larga charla con él indicándole lo indebido que era todo eso. Con el paso del tiempo me percaté que nuestra señora también estaba interesada en él, pero ambos supieron mantener la distancia y luego ella empezó a salir con Julián y pensé que ya lo habían olvidado. Finalmente, eran muy jóvenes los dos en aquel entonces, era natural pensar que estaban confundidos.
—Aquí entre nos, estoy muy contento con todo esto. Shun es el hombre perfecto para nuestra señora, si alguien es el indicado es Shun.
—Concuerdo contigo.
—¿Y cómo van las cosas de tu boda? —preguntó con algo de malicia mirando con disimulo a su compañero quien desvió la mirada—. ¿Tan mal va todo?
—Es agotador planear una boda. Nicol parece conocer a muchas personas, la lista es impresionante.
—Y queda tan poco tiempo. —Mu fingió pena. Shaka cruzó los brazos por el gesto.
—En realidad decidimos dejar todo para agosto.
—¿Por qué?
—Pese a que ella quiere casarse en Bélgica la compañía para la que ella trabaja no le da el permiso suficiente para poder ir hasta allá a organizar todo. Apenas le darán una licencia de una semana después del matrimonio, por lo tanto. Nos casaremos aquí.
—Eso es bueno.
—Sí, pero sus padres no pueden venir antes, así que será en agosto. En realidad, quisiera salir de esto cuanto antes. Estoy abrumado. Nicol está un poco más intensa desde que volvió Alejandra.
—¿Por qué?
—Dice que a mí no me interesa la boda porque quisiera volver con Alejandra.
—¿Y quieres?
—No quiero dañar a Nicol —dijo llevándose las manos a la cara—. ¡Cielos! Parece que la persona que escribe mi vida me odia.
—Yo no diría eso —comentó una mujer de cabellera negra mirando por encima de sus lentes al rubio—. Todo lo contrario.
—¿Y tú quien eres? —quiso saber Shaka.
—Pyxis, no hay café —acotó un hombre acercándose a la morena.
—¡¿Cómo que no hay café en una cafetería, Nefasto?! —interrogó molesta para luego fijar su vista donde antes estaban Mu y Shaka—. ¿Qué se hicieron?
—Los espantaste con tus gritos, porque eres una histérica —apuntó Nefasto mirando con triunfo.
—¿Sabes? Escribiré una nueva historia y no te gustará lo que haré con tu personaje —amenazó—. Arruinaste mi oportunidad de acercarme a Shaka.
—Eso jamás iba a pasar, Pyxis. Entiéndelo.
—¡Uy! Te odio. ¡Vámonos, Francisco!
—¡Mi nombre es Nefasto! ¿Qué no recuerdas el nombre que le das a tus personajes, mujer?
—Le hablo a Francisco, el del sonido.
—¿Qué ese no se murió en la temporada pasada?
—Pues no —contestó Francisco caminando tras la chica en lo que bebía una gran taza de café.
—¿Por qué sigue él acá? —preguntó Nefasto.
—Pues, hace más que tú es obvio.
…..
—Naisha vendrá la próxima semana —contó Shaka caminando junto a su compañero—. Vendrá por un asunto de negocios y a su vez, traerá el anillo de compromiso para Nicol.
—¿Pusiste a la amiga de tu infancia a comprar el anillo de compromiso de tu prometida? —Mu lo miró con seriedad.
—No. El único recuerdo que me queda de mi madre es el anillo de compromiso de mi abuela. Algo así es la historia.
—¿Se lo darás a Nicol?
—Sí.
Mu suspiró largo y profundamente.
—¿Shaka por qué te quieres casar con Nicol? ¿De verdad la amas?
—Amarla, amarla. —Shaka meditó sus palabras antes de contestar—. No la amo como amé a Alejandra.
—¿Ya no amas a Alejandra?
—No —contestó sin inmutarse—. Ahora estoy con Nicol. Y… no quiero herirla.
—No puedes cargar con sus heridas del pasado, ¿qué le pasó a ella para que este tan mal?
—Verás —empezó a contar Shaka en un tono sereno—. Cuando Nicol tenía 16 años, empezó a salir con alguien. Estuvieron juntos por dos años, hasta que ella descubrió que él le era infiel con su mejor amiga, lamentablemente coincidió con el hecho de que Nicol estaba embarazada. La noticia del engaño la afectó tanto y hubo una fuerte discusión que provocó que perdiera al bebé. Sin embargo, tiempo después, ella volvió a encontrarse con él, pensó que ambos habían superado sus problemas por lo que decidieron intentarlo una vez más y todo fue un caos. Por ello, ella aceptó un trabajo aquí en Atenas. Está escapando de muchas cosas. Y siento que por eso mismo es tan desconfiada.
—¡Oh! Si está más dañada de lo que pensé. Pero no puede pensar que todos los hombres se comportaran igual que ese cretino.
—¿Mu? No seas insensible.
—No me digas que estás con ella por lástima.
—No, claro que no —se detuvo para mirar a su compañero—. Pese a sus muchos defectos, ella es una persona extraordinaria y muy fuerte.
—Debe ser muy buena en la cama para que estés tan decidido por todo esto.
Shaka hizo un gesto.
—Es… diferente.
—Ay, Shaka —Finalizó dándole una palmada en la espalda.
Olimpo
Para tranquilidad de Shion, Saori regresó el mismo día que escapó con Andrómeda y luego que el Patriarca los reprendiera un poco por sus actos, finalmente, aceptó la relación de ambos chicos, donde absolutamente nadie se negó a que estuvieran juntos. Athena ahora sonreía por las travesuras hechas por su recipiente un par de días atrás, por el momento, la heredera Kido se sentía tranquila y estable, solo esperaban que el hijo de Shaina y Milo fuera el cuarto guardián, pues en las estrellas no había nada sobre el infante.
—Athena, espero que vengas con buenas noticias. —Zeus se paró frente al tablero con porte triunfante. La de los ojos de lechuza no pudo evitar sonreír, la apuesta de su padre seguía siendo la misma.
—Aún no sé si el bebé de Shaina es el cuarto guardián. Por eso necesito ver a las Moiras.
—Desde luego, hay que ir con ellas —expuso Hades con cínica sonrisa. Athena revisó el tablero sorprendida por la apuesta el dios del inframundo.
—Entonces vamos con ellas —ordenó Zeus caminando emocionado.
—¿Por qué tan entusiasta, querido? —quiso saber Hera.
—Yo tengo el presentimiento de que ese niño es el cuarto guardián —explicó con gran sonrisa caminando a grandes pasos y siendo seguido por algunas otras deidades—. No es uno de los sucesores, porque ninguna estrella a brillado, la única explicación que queda es…
—Puede ser un espectro —refutó Hades con malicia.
—O una marina —dijo Poseidón en el mismo tono. Zeus resopló.
—Eso se podría ver en las estrellas también, ¿no? —quiso saber Hera.
—En ocasiones no —contestó Athena—. El destino de algunos guerreros es incierto.
—Es el cuarto guardián. Debe serlo.
—Lo curioso es que estés tan seguro de que el hijo de un espectro y un santo tenga dicho destino. —Hades caminó cerca a su hermano—. Qué tal si es la reencarnación de un dios debido a su linaje. Claro, si es que tú tienes razón con los padres.
—Fuimos los únicos que apostamos por tu juez —aseveró Hera—. Tú pareces estar convencido de que él no tiene nada que ver, lo cual me parece imprudente, ¿no sabes que hacen tus espectros en su tiempo libre?
—Tú misma lo dijiste, es su tiempo libre. Por lo tanto, no me interesa lo que hagan con él.
—Por favor hagan silencio —ordenó Athena llegando al monte donde las tres brujas de piel arrugada miraban con sus cuencas vacías a los dioses—. No quiero que estas señoras se desvíen del tema.
—Athena —dijo una tomando el único ojo que tenían para ponerlo delante de su cara, las otras dos hicieron eco a sus palabras—. Te ves bastante seria.
—Queremos saber —se adelantó Hera—: ¿El hijo de Ofiucos y Garuda es el cuarto guardián?
Las parcas se echaron a reír, sus carcajadas eran ensordecedoras y molestas.
—La estrella celeste de la valentía no tiene nada que ver con la concepción de ese niño —explicó otra tomando con delicadeza el ojo.
—El cuarto guardián —dijo la tercera, su voz era incluso más tétrica—. Nacerá bajo dos constelaciones doradas. Será el líder de los reyes celestiales y el más poderoso de todos, su destino es inamovible.
—¡Ofiucos y Escorpio se unirán para perpetrar el nacimiento del más grande de todos los guardianes! —cantaron en unísono las Moiras.
—Estoy confundida —expuso Afrodita—. Constelaciones doradas. Ofiucos y Escorpio. ¿De qué hablan?
—El hijo de Shaina y Milo, sí es el cuarto guardián —apuntó Athena observando a las brujas, nunca las había mirado con tanto agrado.
—¿Shaina y Milo? —Zeus observó a Hermes quién se alzó de hombros—. ¿Qué pasó?
—No lo sé.
—Sí —contestó una de las Moiras.
—Sí —prosiguió la otra.
—Sí. —Finalizó la tercera—. Los cuatro guardianes ya están en el mundo mortal.
—Por fin —Athena dejó caer sus brazos aliviada.
—¡Malditas brujas no vuelvo a contar con ustedes para nada! —sostuvo Zeus saliendo del lugar.
—¿A qué se refiere? —quiso saber la diosa de la guerra ante la actitud de su padre.
—Supongo que gané la apuesta. Otra vez. —Hades sonrió triunfante y en compañía de su esposa se marchó dejando a Athena, Hera, Afrodita y Deméter solas, los demás se habían ido también.
—¿El destino del cuarto guardián estuvo en riesgo alguna vez? —Hera observó a las parcas quienes sisearon antes de hablar.
—Sí. Cuando la diosa Kerr hizo de las suyas en el Santuario —contestó una ellas.
—El lémur —continuó la otra—. Ese parásito hizo que los hombres destinados a ser los padres de los cuatro guardianes murieran.
—Por eso Athena —prosiguió la tercera—. Debía traer a su ejército de nuevo para procurar la existencia de los cuatro reyes.
—¡De los cuatro reyes! —expresaron las Parcas al mismo tiempo.
—Un momento —la de los ojos de lechuza observó amenazante—. Mi padre dijo que por haber revivido a mis santos caídos había causado una catástrofe en el tiempo, por ello el destino del cuarto guardián era incierto.
—El destino de los cuatro guardianes es inalterable, Athena —sisearon las Moiras en unisonó—. Los primeros guardianes nacerán del más bello de los santos y del dulce vientre de una mortal —cantaron las brujas—. El tercer guardián, será acobijado por las alas del Águila y abrazado por las patas firmes del león dorado. Y el cuarto —se detuvieron por un momento—. Llegará bajo dos constelaciones doradas, Ofiucos y Escorpio se unirán para perpetrar la existencia del más fuerte de todos los guardianes.
—Se lo dijimos a Zeus…
—Pero él no quiso escuchar la última parte…
—Y antes de concluir nuestra profecía él se esfumó con gran sonrisa.
—¡Ay! —expresó Athena furiosa apretando las manos—. Ahora si se lo buscó.
—Espera querida no vayas a cometer una locura —pidió Hera marchando tras Athena.
—¿Por qué Zeus hizo eso? —preguntó Deméter a Afrodita.
—Creo que se emocionó tanto con la apuesta del hijo de Acuario que perdió los estribos. Todo esto de la apuesta lo tenía muy emocionado.
—Pues ahora, Athena lo asesinará.
Hades observó a la diosa de la guerra pasar completamente molesta por su lado, sonrió con cinismo y sin darle importancia continuó con su propio recorrido.
—Dime querido —llamó Perséfone a su lado—. ¿Cómo sabias que esos dos chicos eran los padres del pequeño?
—Fue una apuesta arriesgada querida. No sabía que el niño fuera el cuarto guardián —indicó con voz dulce hacia su esposa—. Pero sabía del encuentro de esos dos, y cuando Hermes le contó a Zeus que Ofiucos esperaba un hijo, yo simplemente até cabos.
—¿Pero como sabías eso?
—Verás. Hermes le contó a Zeus sobre esa chica y Aiacos. Desde luego yo hice mis propias investigaciones, donde Garuda me confesó que la amazona lo había dejado tirado a mitad de la cena y que después la vio pasearse por la ciudad en compañía de Escorpio. Luego la chica resultó embarazada y… saque mis propias conclusiones. Fue, pura deducción.
….
—¿Qué pasó Hermes? —preguntó Zeus furioso—. Dijiste que ellos eran los padres.
—Eso dijeron. Esa guerrera se hizo varias pruebas, yo estaba ahí —se explicó el dios mensajero confundido—. Y luego ella se fue a dormir, y las otras hablaron de Aiacos, y sí. El tiempo coincidía.
—Pero no te quedaste a verificar el resto de la información.
—No lo vi necesario. Ella estaba embarazada y según mis cálculos…
—¡Ay, eres un inepto, debería asesinarte!
—No si te mato yo a ti primero —amenazó Athena con ojos de fuego.
—Hijita, no es para tanto.
—Ah, ¿no?
Zeus emprendió la huida siendo seguido por su propia hija que a su vez era perseguida por Hera y unos cuantos dioses más que intentaron impedir una tragedia, por su parte Hermes aprovechó la situación para ponerse a salvo.
Templo Principal
En el enorme jardín del templo de la diosa, Tessa sopló las velas que estaban sobre un pequeño pastel, la mujer sonrió agradecida dándole un suave beso a Dean que estaba sentado sobre las piernas de su padre, el pequeño hizo un gesto de desagrado y con gran entusiasmo pidió un poco de la torta que se veía tan apetitosa.
—Espera un momento —pidió Ana María poniéndose de pie para repartir el postre entre los cinco presentes.
—Muchas gracias por esto mi niña —dijo la anciana a Violet, quien había preparado todo para la mujer.
—Lamento no haber hecho algo mejor —se disculpó Cetus.
—Así está bien —tranquilizó Camus—. Aquí no somos de celebrar cumpleaños. Pero Tessa se merecía esto.
—Gracias mi querido niño.
—¿Por qué no le dijeron al Patriarca que viniera? —quiso saber Ana María, Camus observó a Violet quien hizo un gesto de molestia—. ¿Pasa algo malo?
—¿Ustedes desde hace cuanto están saliendo? —Tanto el santo como la pediatra miraron con disimulo a Tessa después de la pregunta imprudente de Violet.
—¡Están saliendo! —expresó la anciana—. Qué bueno. Hacen una pareja hermosísima.
Los aludidos suspiraron aliviados.
—Apenas hemos tenido un par de citas —explicó la morena—. Nada extraordinario.
—¿Te parece? —preguntó algo acongojado Camus—. Yo…
—¡Oh! —comentó con rapidez la pediatra—. Nos estamos conociendo. Pero… vamos bien, ¿no?
—Ay, ustedes dos son muy aburridos. Que pereza.
Camus observó a su amiga con molestia.
—¿Me perdí el pastel? —preguntó Milo llegando al último—. Perdón por el retraso.
—¿Cómo les fue? —quiso saber Ana María—. ¿Por qué no vino Shaina?
—Fue a mostrarle la ecografía a las chicas. Ya tiene… —Milo intentó recordar—. Ocho semanas. Mi bebé apenas es una pasa —continuó divertido—. Si no es porque el doctor me dijo donde estaba yo jamás lo habría visto. Para mí era solo estática.
—No puedo creer que vayas a ser papá —suspiró Camus compadeciéndose de su compañero, o más bien, del pequeño que venía en camino.
—¿Qué están celebrando? —preguntó Shion llegando con el grupo.
—Señor —exclamó Ana María poniéndose de pie—. ¿Quiere un poco de pastel?
—Oh, claro que sí, mi niña. ¿Y que celebran?
—El cumpleaños de Tessa, es obvio —contestó Violet con amargura. Shion respiró profundo ignorando el tono de la chica la cual le hizo un gesto a Camus cuando este la reprendió con la mirada.
—Tessa no lo sabía —dijo el Patriarca abrazando a la mujer.
—No importa señor. Si no fuera por Violet, lo habría olvidado hace mucho. Yo le llevaré un trozo de torta a Elvira. Está muy ocupada en la cocina. —La anciana se levantó de la mesa dejando a todos confundidos.
—Yo también me tengo que ir —anunció Ana María poniéndose de pie—. Gracias por invitarme —continuó marchándose del lugar.
—Milo —llamó Camus aprovechando la situación antes de que Violet pudiera hacer algo—. Vamos y me pasas eso.
—¿Qué? —preguntó el griego confundido.
—Pues eso que me dijiste que me ibas a pasar —prosiguió el acuariano sacando a empujones a su compañero.
—Eso fue raro —indicó Shion viendo la escena.
—Yo también me voy —comentó Violet poniéndose de pie.
—Creo que debemos hablar. No. Tenemos que hablar.
—¿De qué, señor Shion? —dijo ella agotada.
—Por favor no me llames así, tu displicencia me lastima. —Violet guardó silencio, no era su intención ser indiferente con Shion, pero estaba muy molesta con este—. No soy muy bueno con el sexo opuesto, ni siquiera sé cómo dirigirme a las niñas del lugar. Las veo como mis hijas y en ocasiones temo ser imprudente y echarlas a perder. Lo último que quiero es herirte. Eres… fascinante y asombrosa… ¿sabes Violet? Pensé que no volverías. Ahora que ya se sabe quién es el cuarto guardián, creí que tú… pero no es así…yo…
—¿Quieres dejar de divagar? No sé qué es lo que tratas de decir.
—Yo tampoco —continuó dejándose caer en una de las sillas—. Violet, yo no soy el hombre indicado para ti.
—¿Por qué no, Shion? —interrogó ella acercándose a él—. Dame una sola razón para no querer estar a tu lado y me iré —continuó inclinándose frente a él—. Dame una buena razón que nos impida estar juntos y no volverás a saber de mí.
—Yo no quiero que te marches. Solo quiero que entiendas —expuso mirándola con ternura.
—¿Qué Shion? ¿Qué necesitas que entienda?
En realidad, Shion no sabía qué era eso que necesitaban entender. Por más que reflexionaba no había nada, absolutamente nada que justificara su indiferencia hacia ella. Suspiró, bajó la cabeza frunciendo el ceño, por su parte Violet sonrió de medio lado, resopló molesta y se dispuso a marcharse, ahí no había nada que hacer, pero antes de poder levantarse Shion la tomó por el brazo.
—No quiero que te vayas.
—Seguiré viniendo de vez en cuando a ver a Tessa y a Dean. Ahora con tu permiso. —El agarré continuó firme—. Si que te gusta hacer esto, ¿no?
—No estoy seguro de lo que siento por ti. No sé si llamarlo amor, pero… te quiero en mi vida. Te quiero en ella… pero yo…
—¿Qué es lo que te preocupa? —la voz de Violet sonó tranquila y Shion suspiró cuando la dulce mano de ella acarició su mejilla—. ¿Qué es Shion?
—¿Y si no estoy a tu altura?
Violet lo meditó un momento.
—¿Piensas que no estás en la onda? —preguntó ella.
—¿Qué es eso de la onda? —inquirió angustiado—. Yo no sé nada de lo que los muchachos hoy en día saben. No tengo ni idea que música o qué tipo de programas se ven hoy en día. Me siento como un anciano y tú…
—Yo te enseño —comentó ella acercándose al hombre—. Yo te explico todo lo que tengas que saber —continuó y al verse incómoda le pareció adecuado sentarse en las piernas de Shion—. Lo único que necesitas es salir de aquí. —Enredó sus brazos alrededor del cuello del Patriarca—. Simplemente tienes que salir de aquí. Y puedes salir de aquí conmigo. —Finalizó acercando su boca, el lemuriano tragó saliva—. Tú decides.
—Sí, es esto lo que quiero —aceptó abrazando a la chica para besarla.
Templo de Escorpio
Camus y Milo llegaron hasta la octava casa donde el segundo seguía sin comprender porque su amigo lo sacó a la fuerza del templo principal.
—¿Qué es eso que te tengo que pasar? —preguntó el griego. Camus elevó una ceja sin entender—. Me dijiste que tenía que pasarte algo.
—Que tonto eres —dijo el otro caminando hasta el interior del templo—. Era una excusa —Milo siguió sin comprender—. Para dejar a Violet y a Shion solos.
—¿Luego ellos qué?
—¿No lo has notado?
—¿Qué?
—Se gustan. Se gustan mucho. Pero son tan torpes como tú para aceptarlo.
—Nuestro Patriarca y ese espectro. En algún lugar eso debe ser inmoral —analizó—. A mí me da igual, si nuestra pequeña diosa se puede involucrar con un santo de bronce, Shion puede hacer lo que quiera. Aunque pensándolo bien. Creo que todo se está saliendo de control.
—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Camus al ver varias cajas en la sala.
—Estoy organizando el cuarto para el bebé.
—¿Tan pronto?
—¿Cuál bebé, tío? —quiso saber Dean quien hasta el momento andaba muy entretenido con una paleta.
—El bebé que tendré con tu tía Shaina —contestó Escorpio inclinándose para ver al nene—. Creo que ya es hora de organizar todo para él. ¿No te parece, Camus?
—Estás muy feliz con todo esto, ¿cierto?
—Camus, es mi hijo, y su madre será la mujer que yo más amo en el mundo. ¿Qué más puedo pedir?
—¿Shaina vivirá contigo?
Milo dejó caer los hombros abrumado, su amigo siempre tenía que arruinar su felicidad.
—No —contestó con un rastro de tristeza—. La amo y sé que ella me ama a mí. Pero aceptémoslo. Somos un caos. Siempre peleamos y eso no sería bueno para el bebé.
—Milo…
—Eso no importa ya —expresó entusiasmado—. Ahora que sales con Ana María necesitaras esto —continuó corriendo por el lugar para regresar con algunas cosas—. Toma.
—Oh, me regalas tus preservativos. Que amable.
—Sí —contestó tomando asiento en el sofá—. Yo ya no los necesito. De hecho, hace tiempo que deje de preocuparme por eso.
—Claro, se nota —acotó sentándose frente a su amigo el cual levantó una ceja—. Están vencidos —continuó levantando uno de los empaques—. Hace seis meses.
—No inventes, ¿de verdad? Los compré cuando andaba con Shaina. Luego, ella empezó a planificar con pastillas y los dejé, desde entonces no había vuelto a usarlos… ¡mierda!
—Esa es una mala palabra —interrumpió el pequeño.
—Por fin lo aprendiste —apuntó Camus a su hijo.
—Mi tío Mu me dijo.
—Claro a él si le haces caso. ¿Qué hace Mu que todos los niños le obedecen? Hasta Saga le hace más caso a él que a cualquiera. ¿Qué pasa Milo? —El otro no respondió solo miró a su amigo con el ceño fruncido—. No me digas —entendió Camus—. Usaste estos preservativos con Shaina. Por eso ahora serán padres. Eres un idiota.
—Diablos, a Shaina no le gustará saber esto.
—¿Se lo dirás?
—Sí —respondió mirando los empaques con desprecio—. Acordamos no volver a mentirnos. Pero creo que después de esto me asesinará. Algo me decía que tenía que comprar condones nuevos. La culpa es de Alejandra.
—¿Por qué la culpa es de Alejandra? —Camus observó con detenimiento a su amigo quien se percató que había hablado de más.
—Porque… porque… ay, dormí con ella. ¿Bueno?
—¡Dormiste con Alejandra! ¿Y eso cuando pasó?
—Hace rato, mucho rato atrás. El hecho es que ese día, no es que ella o yo hubiéramos tenido condones a la mano. Así que me pareció (después de eso), buena idea volver a mis actos de responsabilidad, por lo que volví a cargar preservativos en mi bolsillo.
—Preservativos vencidos —recalcó con maldad.
—¡No sabía que estaban vencidos! —gritó. Dean levantó una ceja incómodo por el bullicio—. Tu hijo es tan insoportable como tú.
—Entonces por hacer mas, hiciste menos.
—Soy un hombre responsable.
—Que no lee la fecha de caducidad de los condones. No sé, pero tu responsabilidad es muy cuestionable.
—¡Cierra la boca!
—Y lo de Alejandra, ¿hizo parte de los secretos que le confesaste a Shaina?
Milo sonrió divertido, Camus era un chismoso.
Tiempo después – Grecia
Naisha salió al encuentro de Shaka con bastante entusiasmo, apenas vio al rubio lo abrazó con fuerza y sonrió al ver nuevamente a su amigo de antaño.
—En serio pensé que no nos volveríamos a ver —dijo ella con tono melodioso—. Tan así que tuve que venir yo hasta acá.
—Es lo mínimo, ¿no? Siempre debo ser yo el que vaya a verte. Por favor —comentó él fingiendo indignación—. De vez en cuando que te toque a ti está bien. ¿Con quién dejaste a los niños?
—Con el papá desde luego. Muero de hambre, vamos a comer algo.
—¿Cuánto tiempo te quedarás? —preguntó Shaka levantando el equipaje de su amiga, acto seguido estiró el brazo para que Naisha lo tomara y así emprendieron el camino.
—No mucho, creo que no podré ir a ese paseo que prometiste.
—¿El de conocer la ciudad?
—Sí, ese mismo. Tengo que cerrar este negocio y volver cuanto antes. Mi querido esposo confía en mí. Pero yo no confío mucho en él, se volverá loco estando solo con los niños.
—Es increíble que te haya confiado esto a ti, y que tú le hayas confiado a los niños —bromeó.
—Soy muy buena en muchas cosas. Tu sabes —dijo con picardía, Shaka sonrió divertido—. Y él estará bien, pero no debo dejarlo mucho tiempo solo. No puedo creer que te vayas a casar, además, ¿qué pasó con Alejandra? No me volviste a hablar de ella.
—¿Por qué todo el mundo insiste en hablar de Alejandra? Ella hace parte de mi pasado —apuntó molesto. Naisha sonrió con inocencia.
—Está bien. ¿Qué paso con esa chica Shaina? Recuerdo que me dijiste alguna vez que te sentías confundido con esa muchacha.
—Sí, pero ya me quité esa confusión de encima.
—Dormiste con ella —aclaró, Shaka rio nervioso.
—No.
—Dormiste con ella. Eres tan mal mentiroso.
—Sí, debo mejorar en eso.
—¿Tu celular está sonando? —avisó ella al escuchar un leve sonido—. Tu celular —volvió a decir al ver que Shaka no entendía del todo.
—Oh, sí. Olvido que traigo esto —dijo tomando el aparato—. Es Nicol —expuso, su ceño se frunció un poco por lo que Naisha lo observó confundida—. Hola —contestó a su novia—. Acabó de llegar —continuó, por lo que pudo entender Naisha, hablaba de ella—. Sí, claro, si quieres. Estamos cerca de tu apartamento. Exacto. De acuerdo. Aquí te espero. —Shaka cortó la llamada y miró a su amiga—. Nicol viene para acá, quiere conocerte.
—¿No podría esperar a más tarde o a mañana? No me voy a ir aún y tú y yo tenemos mucho de que hablar en privado.
—No lo sé, quiere conocerte ya.
—¿Se tardará? Me muero de hambre.
—No creo que tarde mucho, está a media cuadra —levantó los ojos mirando hacia un punto fijo—. No puede ser.
—¿Qué?
—Pasando el semáforo vienen Ale y Shaina.
La morena observó hacia el lugar que le indicó Shaka y con gesto divertido le dijo al rubio:
—Ay, mi amor, se te juntó el ganado.
—¡Oye! No digas eso.
—¡Hola! —saludó sonriente Nicol llegando para darle un gran beso al rubio, quien se sonrojó al ver a Alejandra y Shaina tan cerca—. Ahí vienen tus amigas.
—Buenos días —saludó Ale con gran sonrisa.
—Hola pyar, Shaina. ¿Cómo están? —preguntó el santo.
—Bien, comprando algunas cosas —contestó Shaina—. Ahora con el bebé necesito ropa amplia. Siento que subí como 10 kilos en tres semanas.
—Estás hermosa —hizo ver Alejandra.
—¿De qué bebé hablan? —quiso saber la belga al sentirse ligeramente excluida de la conversación.
—Milo y Shaina esperan un bebé —explicó Shaka.
—No sabía que estaban juntos —anotó Nicol mirando a su novio.
—Y no lo estamos —contestó Shaina sin darle importancia.
—Tendrán un hijo y no están juntos —recalcó la castaña, la Cobra afirmó—. ¿Te parece eso correcto?
—No hay nada correcto ni incorrecto en estas cosas —se adelantó a decir la latina para luego fijar su vista en la amiga del dorado—. Tú debes ser Naisha, ¿no? Shaka me habló mucho de ti. Mucho gusto.
—El gusto es todo mío —dijo la india para luego presentarse con Shaina y al final con Nicol.
—Parece que tienen muchas cosas que conversar —resaltó Ale mirando con cierto gesto delicado a Shaka—. Que tengan un lindo día.
La colombiana tomó a Shaina del brazo y ambas continuaron su camino, en lo que los otros se organizaban para buscar algo de comer.
—Creo que no me simpatiza Nicol —dijo finalmente Shaina tratando de romper el mutismo de Alejandra luego de ese encuentro—. Pensé que era porque casi no la conozco, pero en realidad no me simpatiza.
—Shaka se casará —murmuró la morena.
—¿Qué?
—Quieres tomar o un café —señaló una cafetería—. Yo invito.
—Sí, ahora que lo dices, tengo mucha hambre —aceptó, ambas se sentaron en una mesa cerca a la ventana. La otra seguía distante—. ¿Qué pasa, Ale? Ya sabias que Shaka se iba a casar.
—Te voy a contar un secreto —expuso con voz muy suave. Shaina esperó paciente—. La verdadera razón por la que decidí terminar mis estudios cuanto antes fue para volver con Shaka.
—Oh, pero… —Ofiucos empezaba a comprender—. Pero desapareciste.
—Lo sé, lo sé y no sabes cómo me arrepiento de eso —reconoció bajando la cabeza—. Tenía un plan, ese era no volver. Pero Shaka, él… en resumen, lo amo, y no me di cuenta hasta muy tarde. No soy buena con estas cosas del amor. Así que quise volver cuanto antes… y… me saturé tanto tratando de cumplir con todo, que perdí la noción del tiempo, perdí parte de mi estabilidad mental y emocional, arruiné mi vida social y mi relación con Shaka.
—Bueno, linda… eh…
—Cuando ya tenía listo todo. Escucha —se acomodó mejor en su puesto—: Estaba escribiéndole un mensaje a Shaka cuando Saori me contactó. Como mi plan era volver, escuché con calma lo que me pedía ella y acepté sin reflexionar nada. Al último, Saori me tiró la bomba del matrimonio de Shaka. Por un nanosegundo quise rechazar la oferta, pero las cosas con él no tienen porque intervenir en mi carrera, ¿no?
—No. Claro que no.
—Sin embargo, al regresar. Mi parte egoísta pensó que él la dejaría a ella para estar conmigo. Fue un pensamiento muy esporádico. Pero estuvo presente.
Shaina estiró su mano para tomar la de ella, Ale se veía afligida.
—Tal vez aún puedas.
—Mi parte ilusa —continuó la morena—. Pensó que él me esperaría. Me pasé de ingenua.
—Pero Ale…
—No Shaina —dijo cortante—. ¿Sabes quién es Naisha?
—No. Nunca había oído hablar de ella.
—Bueno. Naisha es una gran amiga de Shaka y una persona muy importante en su vida. Shaka me dijo una vez, que él le prometió a ella, llevarle a la chica indicada para que la conociera y luego me propuso un viaje a la India. Fue ahí cuando empecé a revaluar mi relación porque él iba muy en serio y parece que yo no… yo no estaba segura de amarlo igual.
Ale guardó un largo y tortuoso silencio. La amazona no sabía que decir exactamente.
—¿Crees que ella vino a conocer a Nicol? —Alejandra hizo un gesto dándole la razón a la Cobra—. Por eso ahora si estás segura de que Shaka se casará, ¿por qué Naisha está aquí?
—Es la prueba de que Shaka ama a Nicol y está decidido de seguir adelante con el matrimonio —aseveró Ale.
—Si me lo preguntas. Pienso que Shaka es un imbécil. Creo que se metió en algo del que no sabe como escapar. Es muy inteligente para algunas cosas y un idiota para otras. Tú y Shaka…
—¿A quién le importa, Shaina? De todas formas, yo me iré. No hay razón para quedarme acá. La tenía, pero se casará, así que…
—Lo sé, lo sé… pero… en realidad no sé qué decirte.
—Gracias, por intentarlo. Eres una buena amiga. —Alejandra reflexionó sus palabras y sonrió avergonzada—. Hay algo que te tengo que contar.
—Que dormiste con Milo. Ya lo sabía.
—¿Qué? Pero…
—Milo me lo contó —explicó relajada—. Antes de llegar a esto —continuó señalando su vientre—. Milo y yo nos tomamos un trago y conversamos por largo rato, y nos prometimos no volvernos a mentir. Por lo que confesamos muchos secretos. Creo que ambos teníamos muchos secretos. Así que tu nombre y el de Shaka fueron mencionados.
—Oye, solo fue una vez y no significó nada. Fue solo… sexo.
—Lo sé. Él me contó cómo fue todo. Bueno, no a detalle. Simplemente como llegaron a eso. Imposible resistirse, ¿no? —Ale afirmó—. Espero que te haya dado una buena revolcada.
—La verdad es que sí. No había estado con nadie después de Shaka, así que esa sacudida me sirvió bastante. Comprendí porque estabas tan amañada con Milo.
—Milo sabe muchas cosas —guiñó el ojo.
—Bastantes —sonrió—. Qué bueno que no te molestó eso. Porque no te molestó, ¿o sí?
—No —contestó con tranquilidad—. Milo estaba más que libre y tú también. La verdad cuando empezamos con las confesiones estaba preparada para que me dijera algo de Jolene por lo que tu revelación, aunque no la esperaba, fue un golpe blando.
—Estabas preparada para recibir cualquier confesión sobre Jolene, solo te importaba ella.
—Sí. Algo así.
—¿Y sí pasó algo entre ellos?
—No. Y… esta vez, sí le creo. Siento que me quité un peso de encima cuando fuimos sinceros.
—¿Volverás con él? —Alejandra observó con detenimiento a la otra quien solo torció la boca ligeramente.
—No. Ahora estamos enfocados en Sofía.
—¿Sofía?
—Sí. —Shaina se acarició el vientre—. Él dice que será niña y que se llamará Sofía. Seguro es el nombre de alguna de sus amiguitas.
—¿Segura?
—Bueno, nunca me habló de una tal Sofía ahora que lo pienso.
Alejandra se echó a reír, pero nuevamente la tristeza se reflejó en su rostro.
—Será una niña muy feliz —comentó la morena.
—Ale, tienes que volver con Shaka. Vamos, nena, haz algo.
—¿Quieres que interfiera en la relación de Shaka y Nicol? —La otra se alzó de hombros—. No voy a hacer eso. Soy feliz si él es feliz. De eso se trata el amor. Como dijo Enrique Bunbury: 'Por tu felicidad acosta de la mía'.
—¡Ale!
—Ya cambiemos de tema. No hablemos más de hombres, ni de niños. Mejor… ¿de qué hablamos?
—Qué tal de tu trabajo.
—Buena idea.
Templo de Aries
Shaka y Nicol llegaron a la primera casa luego de pasar el rato con Naisha a quien dejaron en el hotel. El rubio no había tenido mucho tiempo de charlar con su amiga, ya que la belga lo retraía de cierta manera. Por lo general no se sentía tranquilo de su conversación con otras personas cuando su novia estaba cerca, y es que Nicol a veces podía ser algo, aburrida. Ella tampoco estaba muy contenta, Shaka lo había notado horas antes y aunque la chica intentó ser cordial y atenta con Naisha había algo que le molestaba desde hace tiempo, y el rubio podía jurar que no era porque su amiga de infancia hubiera llegado de visita. No, había algo más en la seriedad de su pareja.
—¿Han visto a Yue? —preguntó Mu preocupado apenas los vio—. Llevo buscándolo hace una hora.
—Debe estar por ahí —contestó escuetamente Shaka ganándose una fuerte mirada por parte de su colega—. ¿Quieres que te lo ayude a buscar?
—Gracias.
—Yo también te ayudo. ¿Dónde lo viste por última vez? —preguntó Nicol.
—Estaba durmiendo en la sala —contestó el lemuriano—. Pero ya busqué ahí. En serio.
—¿Se habrá salido? —inquirió la chica.
—No. Es un cobarde —expuso Shaka—. Le da miedo irse más lejos.
—Sí, tengo un gato cobarde —sonrió—. Pero no se queden ahí. ¡Búsquenlo!
Ante la orden la pareja hizo como se le pidió, después de unos minutos Nicol se adentró al cuarto de Mu donde observó con curiosidad el armario.
—Tal vez se escondió en el closet —dijo al ver al lemuriano llegar con ella.
—No, él no se mete ahí. Siempre está cerrado. —Sin embargo, se aventuró abrir el armario donde unos brillantes ojos verdes le miraron desde la oscuridad—. Con que aquí estabas, llevo mucho tiempo buscándote.
—Te lo dije —comento ella mirando sobre su hombro.
—No suele meterse en el armario —explicó, el gato continuó dormitando en su lugar—. Y por lo que veo, no le interesa que llevara más de una hora sufriendo por él.
—Ingratos —expuso la chica—. Mu, ¿tú sabes lo que significa Pyar?
—Sí —contestó el lemuriano—. Es amor en hindi. ¿Por qué?
—Por nada —respondió con amargura.
—¿Lo encontraron? —interrogó Shaka llegando a la habitación.
—Sí, está durmiendo en el armario —contestó Mu.
—Que bueno. ¿Vamos a descansar? —le pidió el rubio a Nicol quien sonrió agotada avanzando hacia el otro lado—. ¿Me permites un minuto? Ya te alcanzo —agregó, la chica asintió y continuó su camino—. ¿Qué le pasó? —Mu se sintió confundido—. Venia triste de hace rato, pero ahora se le nota más. ¿Le dijiste algo?
—Ella me preguntó por el significaba de Pyar, yo solo le contesté.
—¿Por qué te preguntó eso? —Mu se alzó de hombros—. No recuerdo haberla llamado así antes. En fin.
—¿Naisha te trajo la sortija?
—Sí. ¿La quieres ver?
—¿Vas en serio? —comentó más para sí, Shaka le observó con paciencia—. Sí, déjamela ver. —El rubio sacó de su bolsillo un pequeño estuche de terciopelo—. Que linda sortija —continuó mirando el contenido—. Amigo, esto se ve costoso.
—No sé si lo sea —explicó—. No conozco estás cosas.
—Esto parece un Taaffeite. Es una piedra muy rara en el mundo. Pero no estoy seguro si lo es. Esa piedra apenas la he visto en fotos, pero su precio es elevado.
—No recuerdo mucho de cuando vivía mi madre. Pero me acuerdo de que ella me dejó este anillo para que yo lo pudiera vender, o eso fue lo que me dijo, tengo un vago recuerdo de esos tiempos. En realidad, nunca pude hacerlo, es el único recuerdo de mi mamá.
—¿Y se lo darás a Nicol? —pronunció con voz irritada y dramática.
—Sí. ¿Otra vez con eso? —expuso molesto—. Naisha lo cuido muy bien. Está intacto.
—¿Cuándo se lo darás a tu prometida?
—En su cumpleaños. Nicol hizo una reservación en un restaurante muy lujoso. Pienso entregárselo ahí. ¿Bueno?
—Bueno —aceptó derrotado.
—Hablamos luego. Descansa.
—Igual.
Continuará
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Hola, hola… espero no se hayan molestado tanto como Athena con Zeus, tranquilos, no lo mató. En un inicio mi plan si era que todo el tema del cuarto guardián fuera un misterio y todo eso, pero alguien en los primeros capítulos me comentó que seguro todo era una broma de Zeus, por lo que me pareció conveniente para el fic teniendo en cuenta que total, los primeros guardianes sí nacieron de la generación dorada principal, y, el que Hades ganara la apuesta otra vez, fue un obsequio para Ivonne. Tal como querías mi niña.
Nota importante: Los padres del cuarto guardián siempre fueron Milo y Shaina desde el primer borrador, nunca los cambié, llegué a pensar que en algún momento iba a cambiar de opinión como me pasó con el papá de Dean, pero no, al final llegué firme con mi decisión, lo cual es un reto para mí que suelo cambiar tanto de parecer jejeje… bueno solo quería que supieran eso, algunas ya entenderán porque no les di mucha información sobre el futuro de la Cobra, cuando les conteste los reviwes.
Monse y 8D, me obligaron a hacer esto público. Les cuento: Voy a escribir una serie de One Shot como regalo a mis lectores más constantes, por lo tanto, por su motivación, apoyo y como un agradecimiento por su compañía; quiero que me digan sobre que pareja de Saint Seiya quieren leer para poderles regalar un capítulo al respecto. No se me vayan a volver locos con la petición jajajaja
8D: Mil gracias por tu comentario. Sí, tienes razón, el Santuario ahora parece una guardería, caos por acá, sabrosura por allá y, ¡pum! embarazos por todos lados, ya casi se acaba esto, por ahora, ya más de uno pudo arreglar sus cositas.
Mil gracias como siempre. Nos estamos leyendo.
