Capítulo 4
Adiós Australia
Una mañana de otoño llegó el mayordomo de los Legan a adoptar a la señorita Annie como acompañante de juegos de los niños Legan, así que Annie al mirar el coche en el que habían ido por ella se quedó muy contenta sin saber el futuro que le esperaba en esa mansión.
Al entrar a la mansión de los Ligan Annie sonrió, esa enorme residencia sería su hogar, esperaba que la señora de la casa la recibiera y se presentará como su mamá y a su nueva familia, sin embargo, solo estaba la señora Laura la ama de llaves.
-Tú eres Annie!, -fue la expresión de la ama de llaves.
- Sí
-El señor Legan te espera en el despacho.
La robusta mujer guío a la niña hasta el lugar, Annie se sentía muy nerviosa, pensaba si su familia estaría del otro lado de esa enorme puerta, en cámara lenta miro como la mujer giraba el picaporte a la expectativa de que iba a suceder.
Por fin cruzó el umbral de la puerta, frente de ella y tras ese enorme escritorio de roble estaba un hombre maduro, de rostro serio cabello cano con rastros de que alguna vez hubo una cabellera rojiza.
-Toma asiento Annie, mi nombre es Raymond Legan y seré tu tutor legal, estarás en esta mansión como compañera de juegos de mis hijos, recibirás, vestido, recreo y la protección de la familia Legan.
La carita de Annie se quedó sin expresión alguna.
-Quedó todo claro pequeña.
-Sí señor
En ese momento entró la elegante dama de la casa y sus vástagos, un par de mellizos pelirrojos con cara de pocos amigos, quienes la miraron con superioridad.
-Annie esta es mi familia, mi esposa Sara, la señora Legan para ti, mi hijo Neal y mí princesa Eliza, ellos están la mayor parte del tiempo en la mansión, recibirás la misma educación que mis hijos todos juntos te damos la bienvenida.
La niña asintió con la cabeza haciendo una pequeña reverencia.
Sara intervino.
-Annie espero que seas obediente mi esposo está siendo muy generoso en brindarte una oportunidad de estar en esta mansión y te conduzcas con respeto a mis hijos.
-Sí señora. -Pensando para sí que la niña, la princesa veía con ojos de desprecio y que los padres dulces de los que hablaba Candy serían una utopía para ella.
Neal y Eliza sonrieron con sorna, sus padres le habían dejado claro que solo era la obra de caridad de la familia y debía ser agradecida y obediente, tendrían una compañera de juego o un juguete nuevo que se sometería a sus caprichos.
Sin cruzar más palabras instalaron a Annie en una habitación de huéspedes en el segundo piso no era la mejor, pero si contaba con muchos lujos a los que la niña no estaba a acostumbrada, al estar sola se echó a llorar en la cama, pensando, esto no es lo que yo quería, no es lo que Candy cuenta que ella tiene, por qué no me adoptaron a mí los Brighton.
Beatriz adoraba a su hija quien se había convertido en una hermosa niña, a sus 11 años lucía como una muñequita, con largos cabellos dorados, grandes y expresivos ojos verdes, era su orgullo. Cada vez que salía alguna tertulia Candy se mostraba como toda una señorita educada.
Todas las horas invertidas en ella habían valido la pena, pero la verdadera prueba estaría cuando regresarán a la sociedad Londinense o en América, ya que en esas tierras salvajes dónde la fauna era bastante exótica, gigante y peligrosa le habían permitido ser ella misma y eso muchas veces no era un comportamiento que la sociedad aprobará.
-Y la Princesita de esta casa donde está.
Era la madera del señor Brighton, de buscar a su pequeña para iniciar con su clase de equitación.
-Papito, mi mamá y yo te esperamos para tomar el té.
-El té
-Si esposo, la señorita quiere mostrarte como ha ordenado que se dispusiera el té, los pastelillos y eligió la vajilla ella misma.
-Mi princesita está creciendo muy rápido, sabes es una gran amazona también.
-Me encantan los caballos papá y titán es hermoso, además de ser muy dócil.
-Es el caballo que escogimos para ti, teníamos que asegurarnos que fuera dócil ya que lleva sobre su lomo a nuestro tesoro.
Esa tarde habían iniciarían un circuito para que Candy entrenara el salto ecuestre, Otto era amante de los caballos gustaba mucho de la crianza de caballos pura sangre y de exhibición, ama que Candy no fuera una niña temerosa a esas preciosas criaturas, siempre la presumía con sus socios y amigos lo buena que era, titán era un caballo de raza Morgan, negro azabache con una hermosa crin.
-Querido, esta actividad no es propia de una señorita, estoy de acuerdo que Candy y tú compartan la pasión por los caballos, pero de eso a que mi niña salte montada en lomo del caballo por unas cercas y arbustos no estoy de acuerdo.
-Cariño, crees que pondría en riesgo a nuestra princesa, ella es capaz de realizar estos saltos.
-Si mamá, yo puedo hacerlo, te prometo que hemos creado una relación muy buena titán y yo y él está listo para hacerlo junto conmigo.
Contra todos los argumentos que Beatriz interpuso a ese par, no pudo lograr convencerlos de desistir de esa locura que ella consideraba. Con el corazón en la mano miraba en la pista que el señor Brighton, mandó construir en su propiedad para los saltos de Candy, era cierto que su hija lucía regia montada sobre ese ejemplar, pero el amor de madre la hacía desconfiar de su destreza y temer por su seguridad de una mala caída.
La idea de que Candy tuviera muchas actividades para que gastará su energía nunca le había parecido tan mala hasta que la miro saltando por aquellas cercas. Así como en el pasado tendría que buscar nuevos intereses para Candy, para que se distrajera de los caballos. Sabía que su hija tenía un gran corazón así que por ahí estaba la respuesta.
-Lean, necesito que me ayudes a robustecer la enfermería y que busquemos una profesional para que enseñe a Candy primeros auxilios y le explique qué hacer en caso de una emergencia.
-Claro señora, puedo preguntar cuando requiere que esté aquí.
-Lo más pronto posible.
-De acuerdo señora
-Otra cosa procura que este curso se imparta en las horas del entrenamiento hípico y que sea lo más largo posible, también hay que ver que se ponga en práctica en las aldeas vecinas.
Durante la cena en la villa primavera de los Brighton.
-Cariño hay una parte que me gustaría que Candy aprenda ahora que tiene edad, es importante conocer de primeros auxilios, casi no tenemos tiempo para socializar y considero importante que aprenda algo más que saltar a caballo esas cercas.
-Qué piensas pequeña te gustaría aprender primeros auxilios para que sepas que hacer en caso de una emergencia o como atender pequeñas heridas.
-Si papá, me gusta la idea de aprender cosas nuevas, pero no quiero dejar de montar y practicar con titán.
Beatriz intervino, -no solo tienes a titán, también tienes a Clin, este felino consentido demanda tu atención y lo tienes muy olvidado desde que tu padre ordenó instalar la pista de salto.
-Mamá Clin es muy mimado y claro que no los descuido.
Lean cumplió las órdenes de Beatriz y en una semana ya estaba la enfermera Yolanda trabajando en la Villa, sin saber la señora Brighton que su decisión de distraer a Candy de los saltos ecuestres marcaría su vida en un futuro creando un amor por la medicina.
Londres 4 años atrás ….
George como fiel guardián y guía del heredero de los Ardlay, había cumplido su promesa de brindarle la oportunidad de aprender las artes amatorias, no sin antes cuidar con quien haría tales proezas. Aun cuando el francés era todo un caballero y su deber era convertir a William en un honorable hombre de familia y negocios, este busco a una joven doncella que fue instruida y prácticamente comprada para la satisfacción exclusiva del joven magnate.
Albert, sabía que George había contratado a una profesional para que lo enseñara a descubrir su cuerpo, le había preguntado qué tipo de mujeres le gustaban a lo que William no supo responder algo en específico, por lo que el hombre mayor busco a Madame Emma una comadrona que tenía un burdel muy exclusivo para la satisfacción de hombres de la alta sociedad.
-Buenas noches Madame Emma
-Querido caballero, tanto tiempo sin visitarnos, que es lo que le apetece esta noche
-Mi señora sé que su negocio está en la discreción y requiero que se instruya un hombre casto de buena cuna.
-Requieres a una doncella que sepa qué hacer.
-Sí y quiero que solo lo atienda a él y ya sabes no queremos sorpresas.
-Claro que no, sabemos nuestro trabajo.
-Prefieres algo en particular.
-Solo una joven sana, que sepa cómo complacerlo.
George se sentía mal consigo mismo, cómo era posible que alcahueteará la vida sexual de su muchacho, pero era eso o dejar que él solo buscará descubrir los placeres amatorios, y si le sucedía algo al heredero del imperio Ardlay, su cabeza estaba de por medio, además, a esa joven no le faltaría nada.
Así fue como un día llegó el guapo William al departamento que George había preparado para atender la situación y conoció a Jessy, una linda joven castaña clara, ojos color miel, sin muchas curvas, pero tenía una linda silueta muy femenina. Ambos estaban nerviosos, él no sabía que era la primera vez de ella, el francés no le quiso proporcionar ese dato ya que eso lo pondría aún más nervioso.
Por otro lado, la chica fue instruida para despertar los instintos del joven y atender sus deseos, ella estaba muy nerviosa qué clase de hombre le tocaría, necesitaba el dinero no tenía familia era una huérfana que al cumplir la mayoría de edad había sido echada a la calle, había tenido suerte de toparse con Madame Emma y que ella requiriera a una joven doncella y sana para atender a un niño rico, fue revisada por un médico y una vez ilustrada fue enviada a hacer su trabajo.
Pero no sabía qué se iba a encontrar con aquel hombre que parecía un Dios nórdico, su voz era profunda pero muy dulce.
-Hola, cómo te llamas le dijo esa aparición.
-Jessy
-Muy bien Jessy, eres muy linda, gustas tomar una copa
-Sí. –Contesto ella titubeante
El rubio pensaba, que George iba enviar una mujer experimentada pero esta chica se veía más nerviosa que él, es decir no aparentaba tener experiencia y él quería que le enseñaran, en fin, tendría que aprender en la práctica, así que sería profesor y alumno, con sus compañeros en la universidad blofean y llevaban bastante material masculino para leer e ilustrar el arte amatorio.
No pensaba revelar su identidad, no le interesaba tener un vínculo con la joven, George había sido bastante claro con su posición en la vida y había accedido a que la conociera. Así que trató de relajar el ambiente un poco al ofrecerle algo de beber a la joven.
Después de poner la copa en sus manos le dijo – qué te parece el lugar es de tu agrado.
-Sí
Vaya creo que no tendrían tema de conversación si ella solo respondía en monosílabos, por lo que decidió ir a la acción.
-Jessy, siéntate a mi lado.
Sin más ella obedeció y él tomó sus labios, no tenía mucha experiencia solo había besado a Charlotte, así que ahora explorará más.
Beso a la joven y empezó acariciar su cuerpo, poco a poco su virilidad fue despertando así que la tomó en brazos y fue directo a la habitación.
El rubio la desnudo y se despojó de su ropa, ella recordó las indicaciones de Madame Emma y empezó a tomar el papel en el juego de seducción, hasta que él se posó sobre sus piernas y la penetro escapando un pequeño sollozó de dolor, ahí fue con él se dio cuento que era una virgen sin experiencia como él y su corazón se contrajo.
Al terminar el encuentro sexual él se quedó dormido mientras la chica tomaba su ropa se vistió y salió del departamento, con un buen sabor de boca era un trabajo que gozaría mucho mientras durara.
Al día siguiente William se había quedado con una buena experiencia en su cuerpo, pero en su corazón había un vació, algún día lo lograría llenar…
Sus estudios universitarios iban viento en pompa, era un excelente estudiante, su tiempo lo ocupaba en las diversas disciplinas que tenía que dominar y aislado de la sociedad, lo tenía un amigo Damián Spencer, un joven inglés de una familia de clase media por lo que no tenía conocimiento de quien eran los Ardlay además que el rubio se presentaba como William Mackenzie.
-William, cómo es posible que tengas tantas asignaturas
-yo solo tengo la carrera de economía y me vuelvo loco
-Está en mi sangre, mi padre era un hombre que trabajaba muy duro y me heredó ese ímpetu para el trabajo
-Vaya entonces concluyendo la universidad ya tienes trabajo
-Creo que sí hay unos negocios que manejar, pero no hablemos de eso.
-Qué harás el domingo
-nada tengo que estudiar
-Después de estudiar habrá una exhibición de caballos en el hipódromo, me gustan mucho los animales y podemos ir a verlos, los caballos son mis favoritos.
-claro verlos por que debe costar una pequeña fortuna tener un animal de esos
-tengo que cuidar una hermosa yegua pura sangre de un pariente lejano está en las caballerizas de la universidad su nombre es dána, por lo que se es maravilloso tener contacto con esos ejemplares.
- Es gálico
-Sí significa traviesa, la saco a ejercitar además que son los momentos que despejo mi mente.
-De acuerdo iremos pues a la exhibición tú sabes montar.
-Sí cuando me invitan al club me agrada utilizar alguno de los caballos y montar, solo se lo básico no como tú que veo eres un experto.
-No tanto, pero hay buenos libros de cuidado de equinos.
Tomo uno y se lo presto a Damián,-toma léelo y cuando gustes puedes montar a dána.
Entre estudios, su trato y contacto era solo con George por parte de los Ardlay, con su compañero Damián, dána y las escapadas sin conocimiento por parte de su guardián, habían pasado los años y William Albert pronto concluiría sus estudios universitarios, por lo que estaría de nuevo un tiempo en América.
Mansión Legan…
Annie tenía que aprender a defenderse, pero ser sumisa y manipular ciertas situaciones que la habían favorecido, pasaba alabando a la señora Legan, con su vestido, sus modales, peinado, la excelente elección del menú, siempre daba las gracias y endulzaba el ego de la dama.
Logrando así que Sara la presumiera como la gran obra de beneficencia que por su buen corazón hacía, en cuanto a los hermanos Legan, no paraban de hacerle pasar malos momentos y esta no podía hacer mucho ya que de enfadar a ese para de caprichosos la regresaran al hogar de Pony y eso no, estaba en una hermosa mansión con vestidos bonitos no tanto como los de Eliza pero no tan feos como los que usaba antes.
Un día Sara organizó una tertulia para la gran Madame Elroy Ardlay y sus sobrinos, Anthony Brown y los hermanos Alistair y Archibald Corwell, con el pretexto de que los jóvenes convivan más con su hijo Neal, pero la verdadera intención de la mujer era que meter por los ojos del joven Brown su hija Eliza, era el heredero más directo de los Ardlay y ella quería un buen futuro para Eliza.
-Es verdad la huérfana nos acompañará a tomar el té con la tía abuela madre
-Sí, Madame Elroy tiene que ver nuestra buena obra de caridad, la empatía que brindamos a los menos desfavorecidos, para cuando seas la esposa de Anthony te hagas cargo de las fundaciones del Clan Ardlay.
- Madre los chicos no me agradan son muy presuntuosos.
-Neal no digas tonterías en un futuro tendrás que trabajar en las empresas y ellos también así que tienes que crear lazos con los herederos Corwell y con tu futuro cuñado.
Llegó la hora del té y Annie lucía un vestido rosa con listones color azul, su larga cabellera negra lucía un lazo azul, se mostraba un poco nerviosa pero estaba muy entusiasmada era la primera vez que participará en una tertulia que no más personas y por lo que había escuchado no eran cualquier personas eran los herederos del clan Ardlay una de las familias más poderosas de América y la matriarca quien tenía a cargo la tutoría de los jóvenes, vendría a tomar el té en compañía de ellos para fortalecer los lazos de los vástagos de los Legan.
Cuando de pronto entraron en el salón de té, una mujer recia y elegante, acompañada de tres apuestos jóvenes, el mayor tenía 13 años y los otros dos 12 años eran mayor que ellos, pero el que destacó de los tres para la bella Annie fue Archivald Cornwell, el menor de los hermanos, ese porte y esos lindos ojos miel, la habían cautivado a su corta edad.
Durante la reunión Annie y Archi, cruzaban sus miradas y sonrisas discretas, las cuales no pasaron desapercibidas por el mayor de los hermanos.
Al concluir la tertulia madame Elroy felicitó a Sara ya que todo estaba muy bien presentado tal cómo lo marcaba el protocolo y por su obra de caridad con la niña del hogar de Pony.
En la mansión Ardlay, los primos compartían las impresiones de la tertulia.
-Miren que lindos ojos azules los de esa niña.
-Archi, miramos que te agrado bastante la pequeña Annie, decía su primo Tony
-Oye no molestes a mi hermanito, que ya está creciendo y le están agradando las chicas.
-Para que a mí me llame la atención una chica debe ser espectacular y con una personalidad encantadora donde encontraras tal lechado de virtudes.
Rieron los chicos dejando el tema con zancado, a los días siguientes tanto Annie como Archi buscaban caminar en los límites de las propiedades en el bosque con la esperanza de encontrarse.
Al otro lado del globo terráqueo en Australia…
Los esposos Brighton estaban en el despacho platicando que ya tenían 5 años en ese país y era hora de regresar a América.
-Querida los negocios están estables, la Villa quedará en buenas manos, requiero regresar atender los negocios en Chicago y Londres, consideró pertinente que vayamos preparando nuestro regreso.
-De verdad señor Brighton
-Cuando me llamas así lo haces con un tono de ironía muy poco usual en ti querida.
-Lo que pasa es que sabíamos que sería una larga temporada en este lugar, pero un quinquenio, pensé que decidirías radicar en estas tierras.
-El Ministro Fischer, tiene buenas ideas para atraer más inversión y prosperidad a esta zona, te aseguro que pronto será una zona muy atractiva para los negocios.
-No me dejarás mentir que la fauna de estas tierras no son nada atractivas, si nuestra pequeña hubiera sido una niña delicada no habría podido sobrevivir.
-Gracias a Dios nuestra niña además de hermosa, inteligente y graciosa, tiene un espíritu de aventura que no se deja amedrentar por nada.
-Esta noche le contaremos que un mes regresamos a América.
Esa noche en la cena los padres de Candy le compartieron la grandiosa noticia de su retorno a América, una vez en la sobremesa el señor Brighton, tomó la palabra.
-Princesita tenemos una sorpresa para ti.
-Si papito, volteaba a ver a Candy con su bello rostro.
- hemos trabajado muy duro en la Villa, así mismo hemos creado un equipo de trabajo con el que podemos confiar el legado de tus abuelos y partir de nuevo a Chicago, para retomar los negocios de allá.
-Es verdad, regresamos América y podremos visitar el hogar de Pony y a Annie.
-Sí, mi amor.
Sin más prepararon todos los negocios y todas sus pertenencias, llevando consigo a Clin el gato que Candy adoptó, los hermosos caballos quedarían en la Villa, para tranquilidad de Beatriz, ya que no gustaba de ese pasatiempo de su hija.
No sin antes dar una hermosa fiesta de despedida, Felipe, Margaret y la señorita Lean quien había decidido quedarse a vivir en ese país.
Una vez en el trasatlántico Candy se sentía llena de ilusiones de regresar a su primer hogar…
CONTINUARÁ ….
